- ¡Ahhhhhhhhhhh!
- ¡Adelante!
- ¡Acaben con todos estos bastardos!
- ¡Grwaw!
En un gran domo, al que se llegaba por los túneles a los pies de una montaña nevada, una gran masacre se estaba llevando a cabo.
Decenas de hombres armados con armaduras pesadas y espadas cortas, además de arqueros con equipo de cuero y dos magos con túnicas plateadas con adornos y acabados de azul, todos ellos se encontraban arremetiendo y acabando con criaturas verdes, eran pequeñas y a pesar de que estaban armados hasta los codos con equipo robado o saqueado, no fueron rivales para tal fuerza.
Entre todos ellos había un hombre que destacaba, a comparación del resto él no llevaba casco, además su espada era más delgada y liviana que las demás, pero el escudo grabado en su pecho, dos lobos enfrentándose y una corona de espinas sobre ellos, dejaba en claro que pertenecía a ellos, no, que los comandaba.
Los dos magos avanzaron mientras el hombre lideraba el camino, pero entonces una de estas criaturas saltó hacía ellos por la espalda, aunque nadie volteó no parecían resignados a morir, más bien parecían confiados y, respondiendo a esta confianza, una flecha se incrusto en su espalda, aunque no atravesó, y por la fuerza que llevaba estampó a la criatura en el suelo.
- ¡Buen tiro!
El hombre a la cabeza gritó sin voltear, como si lo hubiera visto, y luego de derribar a dos de esta criaturas, se detuvo.
- ¡Kila!
El hombre gritó, parecía llamar a alguien, aunque todos los soldados permanecieron imperturbables y no respondieron ni voltearon. Entonces, con gran agilidad, un hombre saltó corrió y saltó mientras disparaba un par de flechas, cobrando así vidas de más criaturas. Cuando cayó frente al hombre, se arrodilló, esperando instrucciones.
- Este lugar ya esta asegurado, pero aún no veo a la Segunda Princesa, lo más seguro es que este...
- Detrás de ese bastardo desagradable.
- Si... pero hay algo que me inquieta.
El hombre habló mirando por sobre todas las criaturas y sus propios hombres, más allá del choque entre ambos había una criatura varias veces más grande, midiendo tres o cuatro metros, un abdomen abultado y gruesos brazos como troncos. A diferencia de las demás criaturas su piel era celeste como el hielo que lo rodeaba y, además de la piel que colgaba en su cintura no portaba ninguna otra armadura. Observando la batalla, el hombre continuó hablando.
- Desde hace unos minutos que esa criatura no les ordena a los demás pero... por esos caminos a los costados algunos se están retirando... quizás no sea nada pero prefiero asegurarme.
- Entonces ¿Debo seguirlos?
- No, elimina a todo el que te encuentres, ya sabes lo rencorosos que son, pero investiga que hay más allá. Nosotros estaremos bien, nos encargaremos de su Rey rápidamente, para entonces espero un informe tuyo.
- ¡Como ordene, sub Comandante!
La mirada en el Sub Comandante era fría, aunque muy distinta a todas, no era cortante, no era cruel, solo demostraba un juicio tranquilo y exacto. El Arquero arrodillado lo sabía, por eso no esperó más y con la misma agilidad que llegó, se fue.
- Bueno, No se alejen de mi y estén alertas.
El Sub Comandante sacudió la sangre en su espada y los magos asintieron, entonces partió.
Por otro lado el arquero, Kila, llegó al camino que se abría a la derecha.
- ¡Growa!
Uno de las criaturas que trataba de escapar por ese camino lo observó y sin esperar arremetió contra él, aunque una flecha lo recibió y lo envió al más allá.
- Malditos Goblins bastardos...
Las criaturas, Goblins, que escucharon el grito de su camarada, voltearon y sin pensarlo arremetieron con la misma intensidad que el anterior, aunque ninguno pudo alcanzar a Kila.
- Fuuuu
Suspirando, Kila recuperó sus flechas de los cuerpos de los Goblins y avanzó rápidamente por el camino, pero pronto se detuvo, no fue porque encontró más de ellos, de echo hacía unos minutos que no encontró ni uno... o al menos ni uno con vida, ya que algunos Goblins estaban empalados por los picos de hielo sujetos en el techo, otros solamente estaban inertes a los lados o cubriendo el mismo camino, siguió adelante con cautela pero una vez más se detuvo cuando el pasillo se abrió en un domo lleno de objetos apilados y jaulas, en él se pudo oler y ver la carne quemada de los Goblins en el suelo, y unos cuantos gritos se oían desde el camino que continuaba al otro lado.
- ...
Kila solo pudo avanzar con su arco listo para disparar, ya que él fue el único encargado de reconocer lo que había en este lugar, lo que sea que estuviera matando a los Goblins debía ser descubierto y reportado, fuera amigo... o enemigo.
**********POV Abel***********
- ¡Gra-!
Una de estas criaturas me atacó, pero no tuvo éxito al igual que sus compañeros. Al comienzo estaba receloso sobre hacerlo o mejor dicho sobre si me acostumbraría, ya que era la primera vez que tomaba una vida, pero el temblor en mis piernas y cuerpo empezó a desaparecer cada que acababa con uno de ellos. Ya que ellos buscaban mi vida, no había nada malo en tomar la suya, después de todo si alguien tiene que morir... ese no seré yo.
Continué peleando, por alguna razón del camino por donde había venido, ahora aparecían más y más de estas criaturas. No eran un problema lidiar con ellas uno a uno o incluso con dos o tres siempre que sean de cerca, pero aquellos que usaban arco o lanzas eran molestos, aunque sin duda el que más odie fue aquel criatura que luego de hablar en su idioma sin sentido un pico de hielo fue lanzado hacía mi.
Por suerte para mí el lugar era angosto y gracias al poco tiempo que entrene con mis padres fui capaz de defenderme, esquivando y usando a otras criaturas como escudo. Además, luego de haber acabado con al menos una decena mi cuerpo empezó a calentarse, ¿Emoción? ¿Excitación? No lo sabía, pero una electricidad comenzo a recorrer mi cuerpo, como si gritara que la deje salir, y aunque no logro controlarla, de ves en cuando alguno de mis golpes produce esta fuga de electricidad, lo que se vuelve algo divertido al pensar en ello como una probabilidad de critico tipo los video juegos.
El arco de la ultima criatura que vino cayó al suelo luego de que lo golpeara con todas mis fuerzas en el pecho, mi cuerpo es pequeño, por el que verlos salir volando o rompiéndoles algo fácilmente solo me hace pensar en lo extraño y maravilloso que es el mana.
- ¿Hum?
Observé mis manos, estaban cubiertas de sangre al igual que mi ropa, debí de pelear y vencer mucho más de lo que había contado ¿Cómo es que son tantos? ¿Qué tan grande este lugar?, la verdad tenía muchas más preguntas y observaciones pero *Romperse* el "Solido" muro de roca y hielo comenzó a rajarse y un parte de el cayó al suelo, dejando ver el otro lado.
- ...
Me acerqué, todo este tiempo pensé en esto como una mina o túneles dentro de la tierra o una montaña, ¿pero y si todo el tiempo estuve en un camino serpenteante? entonces ya que no hubo derrumbes incluso con tantos temblores debería estar bien para mi atravesar todos los muros en línea recta, siempre y cuando no toque los soportes o vigas de madera... pero me lleve una sorpresa, al observar por el pequeño hueco en la pared lo que encontré no fue un camino sino jaulas de metal, y lo peor es que no estaban vacías … no lo discernía bien por el poco espacio para ver, pero esa era la figura humana.
- Mmmm, ¿Me escuchan?
- ¿...?
- ¿eh?
- ¿Quién es?
Ante mis palabras las figuras humanas se movieron y respondieron en el idioma de este mundo, parecían asustadas pero algo esperanzadas, aunque el temblor en su voz dejaba claro que, además del frio, algunas pensaron que se trataba de una ilusión.
- No se preocupen, pero por favor cubran sus cabezas y pecho.
- ¿Qué, quién esta ahí?
Las respuestas fueron muchas, parecía que por fin se dieron cuenta que no era una alucinación, aunque no siguieron mis indicaciones... pero siendo sinceros no creo que sea necesario.
Dejé de observar y me preparé, golpear el muro debe ser doloroso, por lo que apoyé el cuerpo de una de las criaturas y tomé mi postura, entonces golpeé. *Romperse*
Me tomó tres golpes y el cuerpo de la criatura quedó en un estado que prefería no mostrar, entonces lo lancé a un costado y entré. El interior estaba más oscuro de lo que pensé, pero mis ojos se adaptaron rápidamente y lo que pude ver no me gustó...
- ¡Qué fue eso...!
- ¿Quién eres tu?
- ¡Llévame a mi, no la lastimes!
Era una jaula mucho más grande que las que vi anteriormente, en su interior habían cuatro mujeres, sus cuerpos eran delgados y sus piernas estaban llenas de heridas, parecía que el metal frío se había pegado a ellas y por liberarse se lastimaron, era brutal, la vista me hizo arrugar la frente y me hizo creer que dejé ir muy fácilmente a esas criaturas ...
Las mujeres gritaron, pero pude ver como se reunían y rodeaban un solo lugar, como si escondieran algo o a alguien, además pude ver como miraban a varios lugares, como si no pudieran verme o como si solo mi silueta fuera algo visible y se confundía con las sombras del lugar... quería preguntar, pero no quería hacerlas preocupar más.
- Tranquilas... ¿No me entienden?
- ¿Huh?
- ¿U-Un niño?
Había olvidado que mi voz era la de un niño, quizás debería cuidar mi forma de hablar al menos un poco... aunque al final, gracias a mi voz, logré calmarlas por el momento.
- Las sacaré de aquí, no se asusten por el sonido.
- ¡No, tienes que irte de aquí!
- ¡Si! Los temblores se llevaron a los guardias, pero pronto volverán y...
- Estará bien, tranquilas.
Sus gritos y preocupación eran genuinos, me sorprendió escucharlas ya que se notaba que su situación no era buena, pero aún así primero se preocuparon por mi. Claro, la verdad es que parecían reacias a pedirle ayuda a un desconocido que no veían y sonaba a un niño. Aunque ese no era problema mío.
Los barrotes de las jaulas se veían decentes, eran gruesos y por poco no podía agarrarlos por completo, estaban fríos y mi piel empezaba a pegarse, aunque eso solo me incitó a seguir. Consumí Factores de Mejora, planeaba empezar de a pocos e ir incrementando hasta lograr doblarlos, pero un escalofrío se apoderó de mi cuerpo y no solo todos los factores posibles, sino aquella electricidad recorrió mi cuerpo y me alejé de la jaula. Entonces una flecha pasó por donde antes estaba mi cabeza.
- ¡Aléjate, maldita bestia!
- ¿Eh?
Creo que hay un mal entendido, pero no pude aclararlo, ya que un par de flechas volaban hacía mi en el momento que me detuve. Podía verlas claramente, cabeza y corazón, esos eran sus destinos, pero distinto a las flechas de las criaturas estas se notaban sumamente peligrosas, pesadas y filosas, entonces doblé mi cuerpo y aunque rozó mi pecho, pude esquivarlas.
- ¡Adiós!
Cuando recuperé mi postura una daga se dirigía hacia mi cuello. Una sensación pegajosa se apodero de mi por un instante, pero ya me había acostumbrado a ella y gracias a eso no se interpuso en mis movimientos.
Bajé mi cadera y puse firme las piernas, detuve el brazo de la daga con mi pequeña mano, aunque sentí como la punto logró alcanzarme y como la sangre brotaba de mi cuello, y sin detenerme golpeé al pecho de mi atacante.
Los ojos de mi atacante se abrieron, sorprendido por no haber logrado acabar con m vida. Examiné su rostro y limité mi fuerza, aunque quizás no haya sido necesario ya que parecía alguien capaz. Mi puño lo hizo retroceder y una pequeña corriente salió del lugar de impacto
Sus ojos estaban abiertos al máximo, portaba un peto de cuero plomo, además de ropa de invierno y botas de cuero, por ultimo llevaba un traje con capucha que de cerrarlo lo cubriría todo y luego de observarme un poco más, su boca se movió con duda.
- ¿Un niño?