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Chapter 14 - Capítulo 14

Al haber abandonado la habitación de mi madre, me di a la tarea de empezar a movilizar mis fichas. No podía seguir jugando a fingir ser el hijo que buscaba el reconocimiento de su padre "Dasarha", ni tampoco ser el as de su madre "Moira". No podía simplemente tomar ese orbe y romperlo, ni tampoco acabar con los dones de todos aquí, las cosas as no funcionan así y menos en mi estado.

Entre a mis aposentos y observé a mi fiel lacayo, quien aún se encontraba molesto por mis acciones y actitudes.

—Tranquilo, ya reporté mi según tú, estupidez. —Sonreí como el joven amo que soy, a lo que enseguida pregunté— ¿Conseguiste la información que te pedí?

—Su padre ya ha elegido el lugar que visitaran para entrenar. —De inmediato extendí un mapa de los territorios en mi mesa de labor y le invité a que se acerara conmigo y me lo indicara.

—Dime, ¿cuál es el distrito que atacaremos y el clan que disminuiremos?

—Se reportó que iremos a Borghild —Contesto sin mirarme fijo— Tiene que ser consciente de que solo hay un clan por distrito y no puede disminuir tanto a su población.

Es una estupidez pensar que se quedarían con un clan por distrito; si el clan quiere sobrevivir lo primero que harían sería dividir fuerzas o, por lo menos, empezar a intercambiar gente entre clanes para una mejor defensa con diversos dones.

—Mientes. —Lo miré y empecé a señalar con piedras preciosas el mapa territorial de Mukanda.

Cada piedra grande que colocaba en cada uno de los distritos, estaban acompañadas de tres piedras chicas que señalaban cada clan. Sabía que en este mundo no tendría aliados, pero mi madre inyectó esperanza en mi crianza y tontamente creí que no estaba solo en esto. Lamento decirme que me equivoque.

—Verte, —Ordene— Si vuelves aquí juro que te aniquilare.

Su nerviosismo lo delato, su desconfianza lo alejo y finalmente comprendí que Merlán no me era fiel a mí, quien ae supone que debe ser fiel a Dasarha, sin embargo, su bando cambio y ahora es de ella, mi querida madre. Me felicitaba a mí mismo al enterarme de que no erre, claramente ya había confirmado, pues conocía mucho de estos clanes debido a la gente comerciante; A aquel semi-hombre al que le pedí este collar, me conto algo peculiar ese día:

—Divisiones y movimientos surgen sutilmente entre distritos, además se susurra que su amenaza ya llegó y está muy cerca.

Cuando lo escuche no pare de reírme. La hostilidad hacia Blackwell empezó a crecer y cuando eso inició, comencé con lo mismo; dividí Blackwell tal como ellos lo hicieron. En "Nox" envié a las fuerzas artilleras, en "Brangwen" a la mitad de mi gente con las suficientes fuerzas defensivas y por último "Jemisha" donde me encuentro con el poder absoluto; a diferencia de aquellos hostiles, decidí no dividir el liderazgo.

Moira, sabe que estratégicamente envié a personas de distintas habilidades por sectores, más no que Blackwell se encuentra dividido y mucho menos que es debido a las acciones de los distritos. Mi madre piensa que no atacaré a esa gente, aunque ya me encuentro planificando una disminución; ¿qué tipo de disminución?, todo dependerá de ellos.

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El día del entrenamiento con mi padre llegó. Me levanté de mi cama y me dirigí hacia la semi-humana que se encontraba a mi espera, es la sirvienta que se me otorgo tras haber hecho que Merlán se fuera de mi vista. Es una joven que por lo menos podría llevarme doce años. Esta me guío hacia el baño que me tenía preparado y mientras me aseaba, ella seleccionaba mi vestimenta. Sus cabellos eran verdes y sus ojos ciruela, su complexión delgada y pequeña y esa silueta merodeaba por toda la habitación y no paraba de vigilarme, parecía que mi padre la mando hacía mí intencionalmente.

—¿Eres hermana de Merlán o su hija?

Esta se detuvo de su quehacer y se acercó son suma suavidad.

—Soy su hermana, me llamo Yul. —Sus manos temblaban tanto, como si ser hermana de Merlán tuviera repercusión de castigo— Merlán no es una persona casada por lo tanto no tiene hijos.

—Ya veo, ¿y bien Yul?, ¿te ofreciste o te enviaron?, se honesta.

—Me envió su madre, joven amo. —Soltó y enseguida explico— Mi hermano me pidió que lo cuide y su madre me ordeno que reporte lo que hace, sin embargo, no quiero hacer lo de reportar. A diferencia de mi hermano, conozco la significancia de la palabra fidelidad al verdadero amo que rige con justicia, honor y poder.

Su respuesta fue una gran sorpresa, parecía algo absurdo, no obstante, no era una falacia lo que salía de sus labios. Esta de inmediato toma de mi ropa y la coloca cerca de mí.

—Retírate. —Ordene— Hablaremos de esto más tarde.

Salí del agua y tomé de inmediato las prendas, estas eran completamente de cacería, una caza humana. En cuanto salí del pasillo me encontré con mi padre y sus dos bastardos: el deprimido y mi mascota. Arha me miraba con odio y Harad con temor, en cambio tras de ellos estaban dos fuertes personalidades; la concubina favorita de mi padre y su primera esposa, mi mayor enemiga y madre.

—¿Y esta reunion de despedida? —Cuestioné y añadí— Oh, no me digan, ¿iremos todos?

—No Aza, tu madre te vino a despedir al igual que Kephmen a Harad.

Este hombre jamás deja de sorprenderme, la idea de que únicamente iría solo con él quedo fuera, me molestaba tanto, que simplemente quería dejar esta salida a un lado y regresar, por lo contrario, tenía planes que concretar.

Camine directo, sin despedirme de mi madre y sin mirar a esos asquerosos críos y puta. Mi padre grito enseguida. algo de lo cual no preste atención; al ver a mi yegua decidí montarla y salir antes que ellos, sin dejar que los guardias pudieran escoltarme hasta Borghild.

El distrito de las sombras es sin duda extenso y abrumador, en cuanto se da un paso dentro todo se torna absurdamente silencioso y sin sentido, no hay caminos trazados sobre su suelo, ni indicio de que gente viva cerca de estos bosques. Una sensación extraña brota dentro de mí, sé que no es miedo, sino más bien fascinación, fascinado por ver el potencial de lo que traman los Borghildianos.

Escucho las herraduras de los caballos de los bastardos y mi padre con sus semi-monstruos aproximándose, en cuanto estos pisan suelo detrás de mí empieza a distinguirse el sonido de un disturbio susurrante en lo que era un lugar sin sonido. La mano de mi padre toca mi ante brazo y ejerce su fuerza en un apretón.

—¿Quién te dijo que te adelantaras? —Frunció su ceño y empezó a regañar— Si ibas a comportarte así, lo mejor era no dejarte salir.

—Shhh —Silencie y mencione— Escucha.

Todos guardaron silencio en cuanto dije aquello y agudizaron su sentido auditivo, las miradas se dividieron a diferentes zonas y ángulos. Se empezaron a escuchar murmullos y pisadas sutiles detrás de los árboles y sobre ellos.

—Da la orden, padre.

Dasarha no menciono nada y se limitó a observar por algunos minutos, por consiguiente, entre la maleza un hombre de complexión corpulenta y cabello semi largo y oscuro salió, traía consigo dos dagas y un colgante muy interesante en su cuello.

Había escuchado de ello gracias al comerciante, un comerciante que no elige bando sobre comunes y nosotros, a pesar de que es un semi-humano, he de admitir que es un buen negociador de joyas e información.

Aquellos que portan esos collares son los consejeros que tienen voz y voto en las futuras decisiones de los líderes del clan, por no decir que son el rol de la razón que se ve afectada en sus líderes cuando estos se ven nublados por el peso del poder que cargan en sí. Usualmente son los hijos quienes toman ese papel o el pariente más cercano a su sangre, sin embargo, puede no ser así.

—Prometiste algo hace años, Dasarha. —Alzo la voz y apunto su daga hacia el grandote— A cambio de que te curaran, no molestarías más.

—Tal vez no lo recuerdes bien, —Sonrío y después me miro con un gusto enorme a lo que me indico en un susurro— Recuérdale el trato que hice con el hermano de tu madre, sé que te lo conto al pie de la letra.

Me acerque un poco tratando de acortar la distancia que nos separaba, sin embargo, este hacía imposible que sucediera. Lo analice y agudice mis sentidos lo más que podía, tenía que aprovecharse este breve silencio para detectar cuantas personas escondidas se encontraban sobre y detrás de los árboles.

«Lo tengo».

—Un joven de la tribu Destiny vendió a su hermana a cambio de la liberación de tres jóvenes y la gente que pensaba ser de nuestro dominio. —Comente sin apartarle la mirada de encima— Ese joven negocio un trato que ya expiró.

—¿Expiró?

—Sí. —Apunte hacia mi progenitor— Obsérvalo, él ya sanó.

El trato consistía en que Dasarha regresaría a esa gente, por ende este no tocaría ni eliminaría a los distritos debido a su estado, si lo hacía el empeoraría su condición y su pronta recuperación, es por eso que el hermano vendió el secreto de sanación a través de su hermana, por lo tanto, la paz que se acordó fue hasta que Dasarha pudiera sanar por completo, nunca se estipulo que después de recuperarse debía seguir manteniendo ese pacto en el futuro.

—Ya que esto se ha aclarado.

Saque de mi vestimenta un artefacto en el que trabaje mucho, era esférico y cristalino, este contenía un humo que al ser liberado me permitía propagar mi putrefacción a kilómetros de distancia.

Aquel que se viera envuelto por completo moriría rápidamente sin la oportunidad de intentar sobrevivir, también el que lo respirara o se impregnara el humo tan siquiera un poco y escapara, moriría, pero con un efecto más lento; además añadí algo que le da un toque perverso y a su vez impredecible. Una cadena de muerte infinita.

—Que empiece la cacería.