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Chapter 7 - Capitulo-7

Todo está saliendo según lo planeado. Haora estoy recogiendo mi identificación oficial. Nadie sospechó ni por un momento que yo era el niño sucio y descuidado de hace unos días. Durante mi tiempo en las sombras, me aseguré de mantener mi rostro oculto bajo el cabello largo y una capa de mugre que dificultaba reconocerme. Ahora, con una apariencia limpia y ordenada, soy irreconocible.

—Felicidades por alcanzar la mayoría de edad. Espero que tenga un futuro brillante —dijo la recepcionista mientras me entregaba la identificación.

—Gracias.

—Y aquí tiene su certificado de entrenador Pokémon y sus seis Pokébolas básicas.

Antes la Alianza cobraba una suma de dinero por tener la carrera de entrenador pokémon, pero ahora lo cambiaron todo persona al cumplir los 12 años, tienes la oportunidad de elegir una carrera relacionada con los Pokémon, y yo escogi de entrenador pokémon. Además de eso te otorgan un cinturón con seis Pokébolas, herramientas esenciales para cualquier entrenador, aunque tambien puedes sacar de sorteo un pokemon, no es algo que nesecite ahora.

Tomé los objetos con una sonrisa ligera.

—Gracias.

Salí del lugar con calma, dejando atrás la oficina gubernamental de la Alianza pokemon de esta ciudad. Mi siguiente destino estaba claro: Ciudad Puntera, el corazón de la Alianza Pokémon, donde se encuentra la sede principal. 

La ciudad está a un par de días de camino pero no voya a ir a pie, sino me dirijo hacia la estación de tren que me llevará más cerca de la ciudad Puntera, no puedo evitar sonreír. El plan está en marcha, y las piezas comienzan a encajar.

Manos a la obra. Ciudad Puntera, allá voy.

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Al salir del metro, lo primero que vi fue un enorme letrero que decía "¡Bienvenidos a Ciudad Puntera!" adornado con luces y colores festivos. Era imposible no notarlo. Claro, no era el único; había decoraciones por todos lados. Este era un día especial, y la ciudad lo sabía.

Las calles estaban abarrotadas de vendedores ambulantes, cada uno ofreciendo desde comida típica hasta objetos únicos. Incluso algunos ofrecían huevos Pokémon, un lujo raro de encontrar en mercados abiertos. Todo esto formaba parte del espíritu del festival, aunque sabía que la verdadera razón por la que estaba aquí se encontraba en otro lugar: el Museo del Atardecer, sede de la gran subasta que se celebraría al día siguiente, el último día de las festividades.

El museo era impresionante, una obra maestra arquitectónica con ventanales que reflejaban la luz del sol como si fuera un espectáculo propio. Me acerqué a la entrada, donde una secretaria con un aire profesional me detuvo.

—Bienvenido al Museo del Atardecer. ¿Tiene un boleto para la subasta de mañana? Si no es así, me temo que debo pedirle que se retire.

—No tengo un boleto —respondí con calma—. Pero no vine como comprador. Tengo un objeto de valor que quisiera subastar.

La mujer me miró con escepticismo.

—Disculpe, pero ya cerramos las inscripciones para nuevos artículos. ¿Es usted algún cliente importante o conocido?

Sonreí ligeramente y, sin decir una palabra más, saqué de mi bolsillo el Diamante Corazón. Era una joya de un brillo único, de esas que no puedes ignorar ni olvidar. La secretaria quedó boquiabierta.

—No puedo creerlo… ¿Es esto un Diamante Corazón? —dijo casi susurrando, mientras sus ojos brillaban como los de una niña viendo un juguete nuevo.

—Exacto. Creo que sería un grave error dejarlo fuera de la subasta.

A pesar de su sorpresa, mantuvo la compostura y asintió.

—Necesitamos hacer algunos análisis para confirmar su autenticidad, pero si resulta ser lo que creo… estoy segura de que mi jefe querrá verlo de inmediato.

—Tómense el tiempo que necesiten —respondí con confianza.

Me guiaron a una sala donde había un sofisticado analizador de gemas. El encargado, un hombre de aspecto serio, tomó la gema con cuidado y la colocó en la máquina. A medida que los resultados se procesaban, un brillo deslumbrante llenó la pantalla. Incluso el técnico no pudo ocultar su asombro.

—¿Dónde encontraste algo así? —preguntó sin poder contenerse.

—Es un secreto —respondí con una sonrisa tranquila.

Sabía lo que tenía entre manos. Este Diamante Corazón, además de ser una joya de pureza perfecta, era un tesoro único que cualquier Pokémon tipo roca o hada podría absorber para obtener habilidades increíbles. Una gema creada por un Diancie, algo más allá de la imaginación de muchos.

No pasó mucho tiempo antes de que llegara un hombre mayor, acompañado de la secretaria. Su porte denotaba autoridad, y no había duda de que era el jefe.

—Mucho gusto —dijo extendiéndome la mano—. Soy el encargado de organizar las subastas aquí.

Le devolví el apretón con firmeza.

—El gusto es mío. Entonces, ¿qué opina de la gema? ¿Es de su interés?

Mantuve una sonrisa amable, pero con un toque estratégico. Sabía que estaba en una posición fuerte, y lo mejor era jugar mis cartas con inteligencia.

El hombre no respondió de inmediato. En lugar de eso, tomó un momento para admirar la gema en silencio, mientras su rostro intentaba no delatar la emoción que sentía. Esto iba a ser interesante.