La subasta continuaba con una intensidad que mantenía a todos al borde de sus asientos. Los Pokémon de potencial morado ya habían demostrado su capacidad de alcanzar cifras exorbitantes, pero ahora llegaba el verdadero clímax de la noche: los Pokémon más codiciados y raros, aquellos que incluso los entrenadores más experimentados y las fortunas más grandes encontrarían difíciles de ignorar.
El subastador regresó al escenario con una sonrisa electrizante.
—¡Damas y caballeros, es momento de lo que todos han estado esperando! Los últimos lotes, las joyas de la corona, lo más exclusivo de esta subasta. Comenzamos con... Riolu.
El público reaccionó con entusiasmo. Riolu, con su conexión evolutiva a Lucario, era un Pokémon adorado tanto por su poder como por su nobleza. No pasó mucho tiempo antes de que la cifra inicial de 500 mil millones se disparara. Las pujas llegaron rápidamente a 900 mil millones, dejando claro que los grandes apostadores estaban en la sala.
—¡Y vendido por 1.2 billones de monedas Pokémon! —anunció el subastador mientras el ganador se levantaba triunfante para recibir su premio.
Sin perder tiempo, el subastador pasó al siguiente Pokémon.
—El siguiente lote es algo verdaderamente especial. Un Pokémon que no pertenece a este mundo: ¡un Nihilego!
Un ultraente. La sala estalló en murmullos y exclamaciones. Nihilego, con su tipología de roca/veneno y su origen de otro universo, era un Pokémon que no solo era raro, sino que también simbolizaba poder y misterio.
—Este Nihilego, aún en estado de huevo, tiene un potencial incalculable. Comenzaremos la puja en 500 mil millones de monedas Pokémon.
Las manos se alzaron rápidamente, y la cifra ascendió sin pausa. 700 mil millones... 800 mil millones... 900 mil millones...
Me recosté en mi asiento, evaluando la situación. Este era uno de los Pokémon que había planeado conseguir. Nihilego no solo complementaría mi equipo estratégicamente, sino que también sería una pieza crucial en mis futuros planes. Decidí que era momento de intervenir, ademas con ese potencial tambien morado, no me esperaba menos de un ultranete incluso si la tecnologia actual no puede medirlo, yo si puedo hacerlo y mas sorprendente de que se subaste un ultraente, muy curiosos en si.
—Un billón. —declaré con tranquilidad, levantando mi paleta.
El impacto de mi puja fue inmediato. La sala quedó en silencio, y todos los ojos se volvieron hacia mí. El subastador, claramente impresionado, sonrió con satisfacción.
—¡Señoras y señores, tenemos la primera puja que alcanza los 1,000 millones de esta noche!
Sin embargo, justo cuando parecía que tenía la ventaja, una voz familiar rompió el silencio.
—Dos billones.
Era el Maestro Pokémon otra vez. Sus ojos reflejaban determinación, pero también diversión. Estaba claro que no solo le interesaba Nihilego, sino también enfrentarse directamente conmigo.
—Tres billones. —respondí sin titubear.
El subastador casi perdió el aliento, mientras la cifra seguía escalando. El público no podía creer lo que veía. El Maestro Pokémon, sin embargo, parecía estar evaluando sus límites.
—Tres billones y medio.
—Cuatro billones.
Mi declaración fue como un martillo cayendo, y esta vez, el Maestro Pokémon no levantó la mano de inmediato. Su sonrisa se ensanchó, pero no dijo nada más. Había alcanzado su límite, al menos por ahora.
Con un gesto decidido, el subastador asintió.
—¡Vendido al participante número 12 por cuatro billones de monedas Pokémon!
El público estalló en aplausos y murmullos de admiración. Mientras tanto, el Maestro Pokémon me dirigió una mirada cargada de curiosidad y aprobación. Había logrado lo que parecía imposible: asegurar un ultraente y, al mismo tiempo, establecerme como alguien a quien no podían subestimar.
Mientras sostenia en mi regaso el huevo de Nihilego, mi mente ya trabajaba en los próximos pasos. Este Pokémon sería crucial, no solo por su poder, sino también por lo que representaba en mi estrategia general. Y aunque la subasta continuaba, yo sabía que esta noche ya había ganado más de lo que muchos podrían imaginar.
Pero esto era todo lo que nesecitaba, ya no habia nada que me interesara mas en la subasta.
Mientras me alejaba del bullicioso ambiente de la subasta, sentí una presencia detrás de mí. El sonido de los pasos indicaba que no estaba solo. Giré ligeramente, solo para ver al dueño de la subasta acercándose con una expresión intrigada, pero también respetuosa.
—Veo que has hecho algunas adquisiciones interesantes —dijo, con una sonrisa que denotaba admiración. Aunque su tono era suave, no podía evitar notar un destello de curiosidad en sus ojos.
Me quedé en silencio por un momento, dejando que la multitud se disipara un poco antes de responder. El dinero ahora era lo de menos; lo que me interesaba era lo que vendría después.
—Sí, esos tres Pokémon son suficientes para lo que tengo planeado —respondí con calma. No iba a decir demasiado, pero su presencia me indicaba que tal vez había algo más detrás de su interés.
El dueño de la subasta asintió, como si algo hubiera quedado claro para él.
—Te felicito, has hecho una excelente inversión. No cualquiera puede adquirir Pokémon con ese potencial. —Hizo una pausa, y su mirada se suavizó un poco más.
—Arden, por que no conversamos en otro lado. — dije mientras el tomo la delantera y me guio a una sala apartada de la subasta.