Arden se acomodó en su asiento, su expresión ahora más seria, como si estuviera dispuesto a escuchar algo que, sabía, cambiaría el rumbo de las cosas. El ambiente del cuarto se había vuelto aún más privado, una burbuja aislada del bullicio de la subasta, donde cada palabra podía tener un impacto significativo. Vi cómo sus ojos se fijaron en los míos, como si estuviera preparando su mente para lo que iba a decir a continuación.
—Entiendo. Aquí, todo lo que se diga debe mantenerse entre nosotros. —Dijo, con un tono más bajo, como si la seriedad de la conversación requeriera una atmósfera más confidencial. Su mirada reflejaba la misma profesionalidad que había mostrado hasta ahora, pero también una leve curiosidad sobre lo que tenía en mente.
Me incliné ligeramente hacia adelante, el aire de la conversación se hacía más denso con cada palabra que se decía, y sabía que lo que estaba a punto de proponer podría cambiar mucho.
—Quiero que hagas un trabajo para mí, y debe mantenerse en absoluto secreto. —Dije con calma, sin apartar la mirada de él. Quería que sintiera el peso de la seriedad en mis palabras.
Arden frunció el ceño, como si intentara descifrar la magnitud de lo que acababa de escuchar.
—No entiendo a qué te refieres exactamente, ¿estás hablando de algún tipo de... encargo especial? —Su tono estaba cauteloso, pero también mostraba un interés genuino. Estaba claro que quería entender qué tipo de trabajo implicaba.
Decidí no responder de inmediato. En lugar de eso, mi mirada se desvió hacia una esquina del cuarto. Algo me llamó la atención, un leve susurro en el aire que hizo que mis sentidos se agudizaran. En ese momento, sonreí ligeramente. Algo estaba ahí, una presencia, quizás algo que no debía estar, pero no dejé que mi rostro mostrara preocupación, ya que al momento de interambiar miradas, este se escapo.
—Disculpa, creí ver algo, pero fue solo una distracción. —Dije, volviendo mi mirada hacia Arden, quien me observaba con una mezcla de curiosidad y ligera sospecha. Sabía que mi reacción podría haber sido extraña, pero ya no había nada más que preocuparme.
—Como te decía, el trabajo implica la construcción de una casa, pero no cualquier casa. —Comencé a explicar de nuevo, volviendo al tema central. —Será una instalación única, con características especiales. Y todo lo relacionado con su construcción debe mantenerse en el más absoluto secreto.
Arden parecía pensativo, procesando lo que le estaba diciendo.
—Ya veo... —Su tono fue más tranquilo ahora, como si comenzara a comprender la magnitud de lo que estaba pidiendo.
—Acudo a ti porque, como alguien que conoce este mundo, estoy seguro de que tienes contactos con personas importantes que podrán mantener todo esto bajo control. No tienes de qué preocuparte. Estoy dispuesto a hacer una oferta generosa a cambio. —Dije, mientras mi mano se movió lentamente hacia mi bolsillo, fingiendo sacar algo. Sabía que este sería el punto de inflexión.
Al sacar la gema, observé cómo la expresión de Arden cambiaba al instante. Su mirada se clavó en ella, y por un momento, vi cómo tragaba saliva, claramente impresionado por lo que tenía en mis manos.
—Una piedra megaevolutiva... —Murmuó, con una mezcla de asombro y deseo. —Esto... esto podría ser justo lo que mi hijo necesita.
—Lo escuché que tu hijo tienes un Absol. Esta mega piedra sería un gran impulso para su carrera, ¿no lo crees? —Dije con calma, sonriendo ligeramente, sabiendo que mi propuesta tocaba justo el punto sensible para él.
Arden parecía no encontrar una razón para negarse, al menos no una razonable. Si hacia un buen trabajo incluso podia entregarle un piedra clave, pero eso se vera más tarde, pero por ahora, era una oferta que no podía rechazar.
—Estaré a tu completo servicio en este intercambio, y me aseguraré de que todo quede conforme a tus expectativas. —Dijo con determinación, ya mostrando una mayor disposición. Su tono había cambiado, y parecía dispuesto a seguir adelante con lo que le había propuesto.
Esto era justo lo que quería escuchar. El segundo paso de mi plan estaba comenzando a tomar forma, y no podía evitar una leve sonrisa interior. Sabía que el camino que había comenzado a trazar con esta alianza me llevaría a lo que realmente deseaba.
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Pov: Arden Lauren
A medida que observaba a Renee, no pude evitar reflexionar sobre lo que estaba sucediendo. Este joven, que apenas había cumplido 12 años, parecía estar mucho más allá de su edad en términos de confianza y poder. A pesar de la falta de información sobre su vida personal, sabía que había algo que no encajaba con la imagen que se presentaba. No era solo un niño, era alguien que, por sus palabras y actitud, mostraba una madurez que solo se logra con años de experiencia o una fuerza innata que otros no poseían.
Había algo en él, una presencia que imponía respeto, incluso a personas mucho mayores. Tal vez todo esto tenía que ver con la familia en la que había crecido, o las influencias a las que estaba expuesto, pero fuera lo que fuera, Renee estaba destinado a algo grande. Cada palabra que decía mostraba una autoridad tranquila, como si cada decisión ya estuviera tomada con antelación y nada podía desviar su curso.
Pensé en mi hijo. Si alguna vez alcanzaba un nivel tan alto como el que este chico parecía estar alcanzando, todo cambiaría. Un elite 4, un campeón... la idea era más que un sueño. Era una oportunidad rara, algo que no podría dejar pasar por nada del mundo. Sabía que estas piedras megaevolutivas eran recursos tan escasos y valiosos que, al tener una, no solo ayudaría a que mi hijo alcanzara el siguiente nivel, sino que, posiblemente, marcaría la diferencia para su futuro. La conexión entre estos elementos y el crecimiento de un entrenador era innegable.
El intercambio ya no solo era una simple transacción de una piedra megaevolutiva. Era una puerta a un futuro más grande, algo que incluso podía ayudar a mi hijo a alcanzar niveles que jamás imaginamos. No podía dejar pasar esta oportunidad.