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Chapter 8 - Capítulo 4: El diamante de la fuerza (Partes 1-2)

Capítulo 4 parte 1

Retrospectiva de Hiroki sobre lo que ha hecho hasta ahora, este mismo empieza a narrar.

Me encontraba en el patio de mi casa a altas horas de la noche, mi hogar forma parte de la decoración del resto de residencias de la zona, el patio es de tamaño medio.

Al estar entrenando tanto tiempo, no me percaté de la hora que era.

Cuando estaba a punto de entrar a casa, vi pasar en el cielo una clase de estrella fugaz.

Cayó tras las montañas, no causó ruido alguno y no brilló tanto como para ser percibida con facilidad.

Por eso pensé que me lo había imaginado por estar tanto tiempo despierto, así que mejor dejé de pensar en eso y decido entrar a casa de una vez.

Estaba en ello, cuando de repente, un objeto con una fuerza descomunal me golpea en el brazo izquierdo.

Empezó a absorber tanta energía que caí inconsciente.

Cuando desperté, la encontré a ella, golpeándome para que despertara.

— ¡Despierta, idiota!

Era un teru teru bozu. No tardo en despertar furioso.

— ¡Eh! ¡deja de golpearme maldito trapo mal hecho…! ¿Eh…?

— ¿Qué?

— ¡¿Qué diablos eres tú?!

Quedo sorprendido por lo que estaba viendo, era un teru teru bozu que habla y se mueve. ¡Y también pega fuerte!

— ¿Qué que soy?

El teru teru bozu se eleva para decírmelo.

— Soy Chikara, el espíritu del diamante de la fuerza, te he escogido a ti como el portador de ese diamante, estoy dispuesta a luchar a tu lado en todas tus batallas.

Chikara… al parecer ella es una chica, pero en cuanto a lo demás solo me dejó con dudas.

— ¡¿E-espíritu?! ¡¿diamante?! ¡¿de qué batallas hablas?!

— No sabría decirte, pero de seguro alguno de mis hermanos saben algo.

— ¡¿Hermanos?!

— Sí, los espíritus de los otros diamantes.

— ¡¿Hay más diamantes?!

Chikara se molesta y me golpea en la cabeza.

— ¡Deja de repetir todo lo que te digo!

Yo le regreso el golpe.

— ¡Entonces deja de asumir que yo lo sé todo, no sé qué diablos está pasando!

Chikara de un momento se vuelve más grande y yo me empequeñecí.

— ¡Cállate, mejor busca una manera para encontrar a mis hermanos para saber más!

Luego de eso yo me vuelvo gigante y Chikara se hace más pequeña, ¿es normal que nos volvamos "chibi" de la nada?

— ¡¿Y cómo los voy a encontrar?! ¡mejor piensa tú en algo!

— ¡No soy buena para pensar, solo para golpear!

Chikara y yo seguíamos peleándonos, no me fijé en el ruido que hacíamos, tanto así que despertamos a mi mamá.

— ¡Hiroki!

Grita mi mamá desde lejos, Chikara y yo volteamos a ver la ventana de su habitación que tenía la luz encendida.

— ¡Si sigues gritando tú solo, saldré de mi cama y te daré una verdadera razón para gritar!

… Supongo que esa era la única opción para que nos tranquilicemos…

Chikara y yo nos asustamos.

— Ya, dejemos de gritar, Chikara. Ya veremos qué hacer.

Al día siguiente en el instituto, me choco con Rasec por la mañana.

— ¡Oye, fíjate por donde vas!

Luego de eso me dirijo a mi asiento, Chikara empieza a hablar conmigo por la mente, más o menos empezaba a entender cómo usar el diamante.

— Hiroki, ¿Qué es este lugar?

— Es el instituto en donde estudio.

— ¿Acaso tú estudias…?

— Calla.

Paso un momento en silencio, cuando de repente desde el pupitre de Rasec sale un gran resplandor verde, Chikara y yo sentimos algo.

— Chikara…

— Si, lo sentí, ese poder y esa fuerza… definitivamente él tiene un diamante.

— No me digas que ese idiota tiene un diamante…

— Definitivamente lo tiene, de seguro él sabe algo así que deberíamos pedirle ayuda.

Lo que faltaba, pero no podía dejar mi orgullo a un lado.

— ¿Pedirle ayuda? ¿al tipo que viene del país con nombre gracioso?

— No sé de países, hablo del tipo con cabello de mujer.

Ja, es verdad que tiene el cabello de una mujer, pero no pienso pedirle ayuda a ese tonto.

— Tch, no me agrada la idea…

— Bueno, si no quieres hablar con él al menos habrá que seguirlo para ver que averiguamos.

Empezamos a seguirlo casi a todos lados, no le quitaba el ojo de encima, lo veía con el espíritu de su diamante.

Pero no parecía hacer nada importante, no obteníamos respuestas así que un día dejé mi orgullo a un lado y pensé que sería mejor hablar con él por privado.

Pero esa misma tarde, Chikara y yo vimos que él y Miru definitivamente saben algo.

La retrospectiva finaliza, Chikara y Hiroki caminan juntos por la noche hacia la pupusería, pero Hiroki parece inseguro de si realmente ir o no.

— ¡Vamos, Hiroki-kun, ya sabemos dónde están mis hermanos!

— Cállate, realmente no quiero ver a ese tonto… aunque, ahora que lo pienso ahí está Miru-chan…

Hiroki se ha sonrojado.

— ¿Ese tipo se llama Miru-chan? Al parecer tu cabeza no es lo único que está torcido…

— ¡Oye! ¡¿qué insinúas pedazo de…?! Ugh.

Hiroki suelta un gran suspiro.

— Ya que, vamos de una vez.

Capítulo 4 parte 2

De regreso en la pupusería desde el punto de la parte final del capítulo 3.

Rasec vuelve a ser el narrador.

En ese momento, alguien abre la puerta de la pupusería muy fuertemente.

— Así que tú posees un diam... ¡aaah!

¡Esto no puede ser, es Hiroki!

Muy seriamente nos dice en voz alta:

— ¡Ustedes! Tenemos que hablar sobre ellos. — dijo Hiroki.

— Hola hermanos... — exclamó el espíritu que lo acompañaba.

Todos los demás espíritus de los diamantes se lanzan hacia Chikara.

— ¡¿Y bien?! — exclama Hiroki.

Le doy la espalda a Hiroki y empiezo a hablar en mi mente.

¡Maldición, así que él tiene un diamante! ¡ahora sí que voy a valer! ¡estaré perdido si no hago algo!

En eso, Miru-chan interviene y empieza a hablar con Hiroki.

— ¿Hiroki-kun? Qué bueno que tú eres el portador de un diamante. ¡pasa por favor, te diremos todo lo que necesites saber!

— Bien.

Hiroki va a sentarse en un puesto vacío, los espíritus de los diamantes van a sentarse en la misma mesa que él.

Chie empieza a hablar con Hiroki.

— Bien, les explicaré todo de nuevo.

Seji-sensei entra en la conversación.

— Para una historia tan larga nada viene mejor que unas ricas y saludables pupusas.

¿Saludable?

— ¿P-pupusas? — dice Hiroki confundido.

— Si, ¡Rasec, ve a hacerlas!

— ¡Entendido, Seji-sensei!

Esta es una buena oportunidad para demostrarle mis habilidades culinarias a Hiroki para que me tenga más respeto.

El tiempo pasa, Chie le cuenta todo lo que sabemos hasta el momento y por mientras yo preparo las pupusas, decido hacerlas de chicharrón.

Luego de eso, empiezo a poner las pupusas en el plato y el chocolate en una taza.

Hiroki con sus dudas medio aclaradas exclama:

— Ya veo… así que eso es todo lo que saben hasta ahora.

Miru-chan agrega a la conversación.

— Si, pero aún nos falta saber mucho más, pero al menos ya logramos reunir y localizar a todos los portadores de un diamante.

Una vez acabada la conversación, decido que era un buen momento para servir la comida.

Al yo estar muy influenciado por el anime y el manga, decido servirle la comida de una forma muy típica de un anime.

Sirvo el plato de una forma épica, hasta parecía el personaje de algún anime "shonen".

— Buen provecho… y a comer… — exclamo con una voz profunda, digna de un personaje de anime…

Todos se me quedan viendo raro, empiezo a sentir vergüenza…

Afortunadamente el espíritu del diamante de Hiroki, Chikara, rompe el silencio incomodo y se alegra de ver la comida.

— ¡Wooow! ¡huele delicioso!

Hiroki le pregunta a Seji-sensei:

— ¿Tengo que comerlo con las manos?

Seji-sensei le responde muy seriamente.

— Este platillo típico de mi país de origen se come con las manos, ni se te ocurra utilizar cubiertos ni comértelo como si fuera un taco...

— ¡Buen provecho! — exclama Chikara muy emocionada.

— Oh, si, buen provecho.

Hiroki y Chikara muerden la pupusa al mismo tiempo, por su expresión en el rostro asumo que les ha encantado.

— ¡Esto está delicioso! — dice Chikara, pero Hiroki se mantiene en silencio.

Hiroki en su mente exclama: — ¡Deliciosooooooooooooooo! Pero, no debo decirle que su comida esta buena, ¡no al tipo callado y solitario del salón!

Finalmente, Hiroki decide decir algo, pero su respuesta me molesta.

— Está asqueroso.

— ¡¿Qué dices?!, ¡¿cómo puedes decir eso de la receta de Reina-dono-sensei?!

Seji-sensei se empieza a reír.

— ¡Jajaja! No insultó la receta de ella, ¡insultó la tuya!

— ¿Reina-dono-sensei? ¿usas dos sufijos para referirte a ella? ¿si sabes que eso es incorrecto?

Chikara aparece a salvarme de nuevo, muy alegremente me recalca que mi comida es deliciosa.

— ¡Es la mejor comida que he probado en mí vida! Si Hiroki no quiere entonces… con permiso.

Chikara le arrebata el plato a Hiroki, este último se enfada, puedo confirmar que le han encantado las pupusas.

Miru-chan recoge sus cosas y se despide de todos.

— Miren la hora que es, tengo que irme a casa.

Ella toma a Ai, agradece y nos da las buenas noches, Ai también se despide.

Todos nos despedimos igualmente de ella.

Seji-sensei refiriéndose a Hiroki le dice:

— Será mejor que tú también vayas a casa, tenemos que cerrar el local.

— Ah, entendido, gracias por la comida.

Ja, eso ultimo dibujó una sonrisa en mi rostro…

— De nada… — Le digo a Hiroki.

Hiroki muy desconcertado dice:

— Eh… ¡eh, no, no quise decir eso!

Él se altera e intenta decir que no me quiso dar las gracias.

Hiroki muy molesto y yo con un rostro de confianza cruzamos miradas por un largo momento, luego de eso decido romper el hielo.

— Si quieres algún otro día te vuelvo a cocinar.

— ¡Si quieres algún otro día te doy una golpiza!

Seji-sensei se mete en la conversación y nos dice:

— Veo que tienen mucho de lo que hablar, Rasec, ¿Por qué no acompañas a tu novio a su casa?

— ¡¿Quéééééééé?! — gritamos Hiroki y yo al mismo tiempo hacia Seji-sensei muy molestos por lo que nos había dicho.

— ¡¿Qué insinúa anciano decrépito?!

Le grita Hiroki a Seji-sensei.

— Oye, maldito niño grosero, respeta.

Kibō estaba riéndose muy fuertemente de fondo, Chikara también se entromete.

— Hiroki, que el cabello no te confunda, él no es una chica.

— ¡Cállate, Chikara! ¡Vámonos de una vez! — dice Hiroki y se marcha con Chikara.

¿Otra vez con mi cabello?

— ¿Ca-cabello de mujer?

Kibō aun retorciéndose de la risa me dice:

— ¡Jajaja, córtate ese cabello!

— Se lo digo siempre. — dice Seji-sensei.

— Basta de bromas, vámonos a casa. — dice Chie con cara de sueño.

Ya afuera, Seji-sensei está cerrando la pupusería, tomo aire y con gran fuerza exclamo:

— ¡¡¡Yo no tengo cabello de mujer!!!

— ¡Cállate!

Vaya forma de acabar el día, ha pasado de todo…