Capítulo 3 parte 3
Un rayo de luz entra en mi habitación, me anuncia que ya ha llegado un nuevo día.
Por algún motivo, me siento algo lleno de energía, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina, ahí estaba Seji-sensei.
Kibō y Chie ya estaban desayunando, es muy temprano para irme, así que decido quedarme un rato a desayunar.
— Buenos días.
— Hoy te has levantado muy temprano, ¿tan emocionado estas?
Tomo asiento, Seji-sensei me sirve dos pupusas como de costumbre.
— No es que esté emocionado, hemos encontrado a la portadora de un diamante y tengo que hacerme cargo de que vaya por el camino del bien.
— Bah, tremenda excusa...
… Para ser sincero, no sé porque lo hago, nunca fui empático, ¿será que el diamante me ha cambiado en ese aspecto?
— Escucha, Rasec, este tema de los diamantes es muy complejo, sugiero que mejor nos reunamos todos y hablemos de esto más profundamente.
— Entiendo su punto, Seji-sensei, pero me siento responsable por lo que le sucedió a esa niña, si la hubiera entendido y si hubiera estado con ella cuando necesitaba de alguien no habría sufrido todo este dolor, podemos reunirnos todos cuando queramos, pero esto es más personal.
Esas palabras realmente me salieron del corazón.
— … Entiendo, pues ya que.
Parece que Seji-sensei ha entendido lo que quise decir, voltea a seguir preparando la masa de las pupusas.
Kibō y Chie se han mantenido muy callados durante el desayuno, pero han escuchado nuestra conversación.
Cuando estaba a punto de irme, Kibō me dice:
— ¿Quieres que te acompañe?
Muy seriamente le respondo:
— Estaré bien.
Justo al salir por la puerta, Seji-sensei me dice:
— Si tienes problemas con la policía por estar con una niña no me busques.
— ¡Ya, que tengo dieciséis años!
Después de eso, finalmente salgo de casa.
Seji-sensei y Kibō empiezan a hablar entre ellos.
— Desde que tiene ese diamante actúa distinto, casi como un líder, ¿le habrá pasado algo?
— No sabría decirte, lo conozco solo unos pocos días.
Con mi buena memoria pude guiarme perfectamente bien a la casa de la niña, ya con los chocolates en mano y frente a la puerta de su casa toco el timbre de esta.
Espera, ¿si uno de sus padres ve un chico con chocolates en las manos podrían mal pensar?
Empiezo a preocuparme.
¡Maldición, no me había percatado de eso! ¡ya es muy tarde para darse la vuelta!
Empiezo a sudar de los nervios, espero que nadie piense mal sobre esto.
Mientras intento esconder la caja de chocolates, alguien abre la puerta.
— ¡Bienve...! ¡Ah!
¡Era Yasuragi! Me abalanzo sobre él y cierro la puerta.
— ¡¿Por qué abriste la puerta?! ¡alguien pudo verte!
Yasuragi me dice muy aterrado:
— E-es que, su papá está de compras y su mamá está trabajando, además...
Yasuragi se levanta y gritándome muy dulcemente me dice:
— ... ¡Ya todo el mundo nos conoce, ya no es necesario que me oculte!
— Ah, es verdad... lo lamento.
Me levanto del piso, nuevamente entré sin permiso a la casa de alguien...
— ¡Nya!
Se acerca un pequeño gato negro y maúlla.
— ¿E-esa era la pantera?
— Se llama Nyakoshi, ¡al parecer le agradas!
… Esa cosa tan pequeña casi me mata...
Pasa su cuerpo por mi pierna mientras maúlla tranquilamente.
— Si, bueno, ¿puedo pasar a ver a la niña?
— Está subiendo las escaleras, su habitación tiene una puerta negra, pero aún sigue sin despertar.
— Entiendo, bueno, ninguno de sus padres está en casa, supongo que vendré luego.
Yasuragi se pone frente mío y me dice:
— ¡Venga, no seas tímido, pasa a verla si quieres!
No creo que esté bien, pero ya que estoy aquí debería al menos esperar a sus padres por si vienen y contarles lo sucedido.
— Bueno, con permiso...
Casi a pequeños empujones, Yasuragi me lleva a la habitación de la niña.
— ¡Bien, pasa adelante!
— Espero que no me pase nada por entrar a la habitación de una niña sin su permiso...
Abro la puerta y veo una habitación de lo más peculiar.
Su habitación es de los más interesante, hay posters de grupos de rock, de metal y demás, tiene una estantería llena de peluches, otra llena de juegos y otra más pequeña con unos cuantos mangas, en la cama encuentro a la niña durmiendo.
— Vigílala un momento, Uraseku, creo que me iré a tomar un descanso.
Yasuragi se retira.
Hay muchos instrumentos musicales, los que más abundan son las guitarras eléctricas.
— Bueno, supongo que podría quedarme un rato...
Al ver todos esos instrumentos musicales despierto mi curiosidad por ella.
Mientras tanto en la pupusería.
Miru-chan llega muy feliz junto con Ai.
— ¡Buenos días, Seji-sama!
— Oh, ¡Bienvenida, Miru-chan!
— ¿Se encuentra Uraseku-senpai?
— Lo lamento, pero ha salido a hacer algo.
— Ya veo...
Miru-chan se entristece.
Entra Kibō y le dice:
— Vaya, te entristeciste de repente.
Miru-chan recobra su sonrisa.
— Bueno, mientras espero a que vuelva, ¿podría ayudarle en algo?
— ¿Eh? Pues, me vendría bien un poco de ayuda, pero ¿estás segura de querer trabajar en un lugar como este? Además, no sé a qué horas volvería Rasec.
— ¡Si, me esforzaré!
Entra Chie.
— ¡Déjala Se... *hip* ji!
— Bueno, ¡Y tú deja ese sake?
Miru-chan y Ai sonríen alegremente.
De vuelta en la habitación de la niña.
[Ilustración]
Tomo una de sus guitarras acústicas, afino y suavemente toco una canción.
Es una canción de amor llamada "hacer nuestro el universo" de un grupo musical de El Salvador, fue de las primeras canciones que aprendí a tocar.
El dulce sonido de las cuerdas de metal de la guitarra hace que la canción suene más hermosa que nunca.
Inevitablemente empiezo a cantar suavemente.
Cuando voy casi finalizando la canción escucho un pequeño sonido, volteo a ver a la niña y observo que poco a poco está despertando, sus ojos se abren suavemente y me mira tocando la melodía en la guitarra.
— ¿Tocas la guitarra? — Me pregunta la niña con los ojos adormitados.
— ¡Oh, ya despertaste! ¿cómo te sientes?
Pongo la guitarra en un pedestal mientras dirijo toda mi atención hacia ella.
— Muy tranquila...
— Me alegra saber eso.
Ella sonríe tímidamente, al parecer no le ha molestado que haya entrado en su habitación.
Realmente puedo notar que la niña está bastante tranquila, supongo que realmente esta fue una misión cumplida.
— Soy Rasec Zaid. — le digo a la niña.
— ¿Tu nombre es Zaid?
Recordé que en Japón el tema de los nombres es distinto.
— Eh, no, del país del que vengo los nombres van antes de los apellidos y prácticamente tengo dos nombres y dos apellidos.
— ¿De qué país eres?
— Soy de El Salvador.
— ¿Eh?
La niña parece haberse confundido un poco, pero con el tiempo creo que se acostumbrará, también parece estar un poco tímida, supongo que es porque estoy en su habitación sin permiso.
— Soy Rasec Nerfe Zaid Sador, es un placer, eh...
— Nekoyashiki, soy Nekoyashiki Sumire, es un placer.
Me dijo aun con los ojos adormitados.
¿Nekoyashiki? ¿Su apellido significa "mansión de gatos" en español?
Un silencio incomodo cubre todo el lugar... busco con que iniciar una conversación y en caso de que no funcione creo que me retiraré.
Veo a mi alrededor y recuerdo el tema de la música, al parecer le atrae el rock y el metal y puedo observar que le gustan algunos juegos, novelas y mangas.
— ¡Eh, bueno...! Veo que te gusta este tipo de música, ¿sabes tocar alguna canción de esos grupos?
— ¡Ah, sí, se tocar todas sus canciones en mi guitarra! — responde alegremente, parece que se ha llenado de energía de repente.
Puedo verla muy feliz después de lo sucedido, quizás sea verdad eso de que a los niños hay que reprenderlos por la fuerza.... ¿¡pero que estoy diciendo!?
— ¡Mi maestra me ha enseñado todas estas canciones en el bar donde trabajan mis padres! Tu tocas muy bien, ¡deberíamos tocar juntos algún día!
— B-bueno, cuando tenga tiempo pasaré a visitarte para que toquemos juntos.
— ¿En qué idioma estabas cantando? Eso no era japones, chino ni inglés.
— Eh bueno, es español, del país de dónde vengo se habla ese idioma, jajaja.
Ahora yo soy el que se puso un poco tímido...
— Por cierto... — dice Nekoyashiki muy seriamente. — Gracias por salvarme la vida, y lamento haber puesto en riesgo la tuya.
Muy tristemente baja la mirada.
Muy alegremente yo le respondo:
— No te preocupes por eso, ¡me alegra saber que estes bien! Supongo que ahora estaremos más unidos por el tema de los diamantes y la música.
— ¡Si, eres muy amable sabes!
Nuevamente levanta la mirada y reboza una sonrisa alegre.
Ahora que lo recuerdo, le traje unos chocolates, debería dárselos.
— No estoy seguro de si te gustarán... — le digo mientras saco los chocolates. — Pero te traje unos chocolates, Neko-chan.
Ella se sonroja y en lugar de extender la mano para recibir los chocolates se lanza hacia mí y me da un abrazo, termino quedando sorprendido por eso.
Ella muy sonrojada y con una voz suave me dice:
— Eres muy dulce, hasta ahora nadie se había preocupado tanto por mí, muchas gracias, Urasek-kun.
— ¡Oh!
De igual forma me sonrojo, no podía hacer nada más que sentir su cálido y sincero abrazo.
Siento como ella está al borde de las lágrimas.
No duró mucho el abrazo ya que se escucha que alguien llama a la puerta de abajo.
— Estoy en casa, Yasuragi. — dijo alguien abajo con una voz grave y de hombre.
— ¡Bienvenido a casa, Nekoyashiki-san!
— Oh, es papá... — dice Sumire.
Nuevamente me preocupo.
¡Diablos, es su padre! ¡¿Qué hago?!
A la mente se me viene algo para salir de esto, pero es muy arriesgado y.… ya que, lo voy a hacer.
— ¡Bueno Neko-chan, si me pasa algo recuerda que de todos modos ya me iba a morir!
Dicho esto, abro la ventana, tomo impulso y me lanzo fuera. Me voy corriendo lo más rápido que puedo y sin mirar atrás.
— ¡Urasek-kun! — grita Sumire a lo lejos.
En eso y al oír el grito entra el padre de Sumire a su habitación.
— ¡Sumire! ¡¿Sucede algo, estas bien?!
— Eh, bueno...
Antes de que ella pueda decir algo, su padre la abraza.
— ¡Buah! ¡Me alegra que estes bien! — dijo su padre mientras llora de forma graciosa.
Nekoyashiki suelta una lágrima y abraza fuertemente a su padre.
Mientras tanto yo sigo corriendo y voy directamente a la pupusería, me pregunto cómo después de ese salto de un segundo piso sigo medio ileso.
— ¡Ya casi llego a la pupusería! — exclamo con voz cansada.
Atravieso casi medio pueblo, pero finalmente llego a mi destino.
Capítulo 3 parte 4
Aun corriendo logro ver la pupusería, no lo dudo ni dos veces para entrar muy agitadamente.
— ¡Ah, eso estuvo cerca! Eh...
El establecimiento está hecho un desastre, hay muchas botellas de alcohol rotas y el piso está muy mojado, veo a Seji-sensei persiguiendo a Chie y a Miru-chan limpiando y a Ai mientras esta arroja agua al piso.
Los pocos clientes que hay se quedan espantados por lo que están viendo.
— ¡Dame ese sake! — grita Seji-sensei mientras persigue a Chie.
— ¡No! — grita Chie mientras se empina la botella.
— Seji-sama, ¡cuidado por favor, no se vaya a resbalar! — dice Miru-chan a Seji-sensei que corre a través del piso mojado.
Ai está corriendo alegremente con un balde de agua arrojándola por todo el piso.
— Oigan, ya vino el Racasec. — dice Kibō que sale del baño del local.
Todo el mundo deja de hacer lo que sea que estaban haciendo y me voltean a ver.
Estoy atónito, tengo una cara de confusión y enojo al mismo tiempo. ¡No sé qué decir en este momento!
— ¡Bienvenido, senpai!
— ¡¿Qué es todo este relajo?!
Exclamo fuertemente.
— ¡Amo el agua! — dice Ai mientras sigue arrojando agua.
— Y yo el *hip* sake. — dice Chie mientras se tira al piso.
Seji-sensei con su rostro de cansancio me dice:
— Estos dos son los que tienen su "deschongue".
A pesar de estar un poco cansado de la gran corrida que di desde la casa de la niña, decido ayudarles a limpiar todo el desastre.
— Feww, arreglemos todo este desorden, les ayudaré.
El tiempo pasa, gasto todo el resto del día limpiando el lugar, pasan alrededor de ocho horas, se hacen las cinco de la tarde, pero finalmente hemos terminado de limpiar.
En este momento estamos abrillantando la plancha y las mesas.
— ¡Quiero un baño! — grita Ai mientras esperaba en una silla.
— Espera hasta que lleguemos a la casa. — le responde Miru-chan.
Finalmente hemos terminado de sacarle brillo a todas las mesas, nuevamente puedo ver el reflejo de mi cara en esa plancha que no era limpiada en mucho tiempo, las mesas están impecables nuevamente.
Seji-sensei ha acabado de limpiar las paredes, se le acerca a Miru-chan y le dice:
— Bien, muchas gracias por tu ayuda, Miru-chan. — Seji-sensei le ofrece dinero y le dice: — Aquí tienes una pequeña muestra de mi agradecimiento.
¿Por qué le ofrece una paga?
— ¡Eh, a mí nunca me ha pagado! — le digo a Seji-sensei.
Miru-chan le responde a Seji-sensei:
— ¡Está bien, no necesito una paga! Yo solamente quería ayudar.
— ¡He trabajado aquí desde hace tiempo y nunca me ha pagado!
Seji-sensei dirigiéndose a mí me dice:
— ¡Vives conmigo, tu no necesitas una paga ya que te doy casa y comida!
Mientras Seji-sensei murmura groserías, Kibō interrumpe nuestra discusión para realizarme una pregunta.
— Oye, ¿qué pasó con la niña?
— Ah, es cierto, ya despertó. — todos se sorprenden. — Ella se encuentra bastante alegre, enérgica y fuerte, su diamante ha regresado a la normalidad y por el momento no creo que corramos el peligro de que se voltee nuevamente.
— Es bueno saber eso, supongo que sería un buen momento para hablar acerca de los diamantes con todos los que ya tenemos identificados. — dice Kibō muy seriamente.
— No hay que tomar decisiones precipitadas, por el momento sería mejor que la dejemos descansar. Su nombre es Nekoyashiki Sumire a propósito.
Kibō muy pensativo dice:
— Si Sumire era así de poderosa imagínense como serán los demás.
Kibō nos deja pensando, en el caso de que exista alguien con un diamante que lo obligue a hacer cosas malvadas y es el mejor en eso nos podría traer muchos problemas.
Chie se levanta del suelo, parece que estaba escuchando nuestra conversación.
— Antes de reunirnos para hablar de este tema, debemos encontrar a nuestro otro hermano o hermana.
Creo que aún nos quedan cosas por hacer, todavía tenemos que encontrar al último portador de un diamante.
Capítulo 3 parte final
— Por algún motivo... siento que está cerca...
Ai parece sentir que alguien se acerca, ¿será el portador de otro diamante? Es lo único que detectan así que no creo que sea otra cosa.
— Yo también lo siento. — dice Kibō.
— Y yo... — dice Chie.
Los espíritus de los diamantes se ponen serios.
Unos segundos después de eso, alguien abre la puerta de la pupusería muy fuertemente.
En un intento de hacerme el fuerte le respondo justo cuando entra:
— Así que tú posees un diam... ¡aaah!
¡Esto no puede ser, es Hiroki!
Muy seriamente nos dice en voz alta:
— ¡Ustedes! Tenemos que hablar sobre ellos. — dijo Hiroki.
— Hola hermanos... — exclamó el espíritu que lo acompañaba con una voz grave.
De todas las personas en el mundo, ¿por qué tuvo que ser él?