La noche cae sobre el castillo, y Alex se aventura a investigar los movimientos sospechosos de los nobles. Después de horas sin éxito, descubre a un grupo de ellos reuniéndose en secreto. Intrigado, sigue sus pasos y, al entrar en una estancia aparentemente vacía, nota un libro resaltado en una estantería.
Al mover el libro, se revela un pasadizo secreto con escaleras que descienden hacia lo desconocido. A medida que baja, el ambiente se torna ominoso: candelabros en llamas iluminan paredes cubiertas de sangre y símbolos demoníacos. Encuentra el cadáver de un demonio gigante, amarrado y sangrando en un cáliz.
Nobles encapuchados realizan un ritual macabro. Thalrion, el anciano hechicero, dirige la ceremonia: "El poder que buscamos está al alcance. Esta noche será nuestro triunfo". Este revela su participación en la corte real y el plan para fortalecer a los nobles, además del secuestro de Lyria para sembrar odio hacia los humanos.
Thalrion, detectando su presencia, envía a sus seguidores para capturarlo. Guardias encapuchados se acercan a Alex: "¡Detente! No permitiremos que arruines nuestros planes". Aunque es atrapado, gracias al vínculo con su pantera, Alex se libera y enfrenta a sus captores. El vínculo con la pantera brinda a Alex fuerza: "¡No me detendrán tan fácilmente!"
Thalrion aparece, utilizando magia para transportar a Alex a una celda en su culto. "Tu resistencia es inútil. Pronto verás el éxito de nuestra causa". Mientras lo aprisiona, revela sus malévolos planes y advierte que Lyria está siendo secuestrada esa misma noche. "Lyria será nuestra llave hacia la victoria. Y tú, un prisionero sin esperanza". En la desesperación, el vínculo con su pantera se intensifica, comunicándole a Alex fuerza y valentía: "Juntos, superaremos cualquier adversidad. No estás solo, Alex".
Mientras Lyria y Elren buscan a Alex, el castillo es repentinamente sumido en el caos. Un grupo de encapuchados irrumpen, sembrando confusión y desorden. Thalrion, ocultando su verdadera identidad, se acerca a Lyria: "¡Princesa, rápido! ¡Sígame! Le llevaré a un lugar seguro". Lyria, confiando momentáneamente en la figura encapuchada, le sigue. Sin embargo, Thalrion aprovecha la oportunidad para lanzarle un hechizo de sueño, sumiéndola en un profundo descanso.
Simultáneamente, Elren, creyendo que los encapuchados son bandidos que amenazan el castillo, lucha contra ellos para proteger a la princesa. Después de la confrontación, Thalrion regresa y se encuentra con Elren: "¡Elren, algo terrible ha sucedido! Secuestraron a la princesa. ¡Debemos encontrarla!".
Mientras Thalrion y Elren, junto a la guardia real, buscan frenéticamente a la princesa, la ciudad entera es sumida en un caos creciente. Pruebas falsas, cuidadosamente plantadas por el culto, indican que Lyria está en una choza en la costa junto a un navío humano.
Thalrion, con voz persuasiva, apunta con determinación hacia Alex: "Es él quien ha desatado este caos. Atrajo a los bandidos a nuestro castillo. ¡Esa es la verdad!". Presenta pruebas manipuladas, incluyendo el navío humano inconsciente, para respaldar sus afirmaciones.
Elren, sin embargo, muestra dudas ante la acusación. "No estoy seguro de que Alex sea el responsable de esto. Algo no cuadra", murmura mientras observa las evidencias.
Thalrion, insistente, ordena a la guardia real capturar a Alex y llevarlo al calabozo para enfrentar juicio. "¡Debemos asegurarnos de que pague por sus crímenes!", declara Thalrion, ocultando su verdadero papel en la trama.
En la oscuridad del calabozo, Alex, liberándose de las cadenas que lo aprisionaban, se enfrenta a la difícil tarea de probar su inocencia. La trama se enreda aún más, tejiendo una red de engaños y confusiones, mientras el destino de Lyria pende en un delicado equilibrio.