Mientras Elren se dirigía a la habitación donde Alex estaba retenido, el caos se intensificaba en la ciudad. Las explosiones resonaban en el aire y el sonido de la batalla llenaba las calles. En ese momento, Alex, sintiendo una oleada de ira al ver al comandante Ignis, el asesino de su mentor, se abrió paso entre la multitud y exigió un enfrentamiento mano a mano para vengar la muerte de su maestro.
Alex: ¡Ignis! ¡Ha llegado el momento de saldar cuentas por lo que hiciste a Eldor!
Ignis, sosteniendo su hacha en llamas, se enfrentó a Alex con una sonrisa siniestra.
Ignis: ¿Vienes a vengar a tu maestro, muchacho? Será un placer destruirte, al igual que hice con él.
Mientras tanto, Lyria, aún recuperándose de su letargo, se despertó en una habitación cercana. Con un esfuerzo supremo, desbloqueó la puerta y salió al pasillo, decidida a ayudar en la lucha contra Thalrion y los demonios que asolaban la ciudad.
Lyria: No puedo permitir que Thalrion tenga éxito. Debo unirme a mi hermano y detenerlo, cueste lo que cueste.
En la plaza central, Thalrion se regocijaba en medio del caos, abriendo portales con un poder oscuro y retorcido. Elren, transformado en su forma de lobo plateado, se enfrenta a Thalrion.
Thalrion: ¿Crees que puedes detenerme? ¡No son más que insectos frente a mi poder!
Elren: No subestimes el poder de nuestra unión, Thalrion. Juntos, te detendremos.
En la plaza central, donde Thalrion y Elren se enfrentan, la batalla se desencadena con los fuegos abrazadores de Thalrion dirigiéndose hacia Elren. Con destreza, Elren esquiva los ataques con facilidad. En ese momento crítico, Lyria se une a él, ofreciendo su apoyo para enfrentar la amenaza de Thalrion.
Thalrion: ¿Creen que pueden detenerme, débiles mortales? Mi poder es infinito.
Elren: No subestimes la fuerza de nuestra unión, Thalrion. Juntos, te detendremos.
Lyria: Estamos aquí para proteger a nuestra ciudad y a nuestra gente. Tu tiranía llega a su fin, Thalrion.
Lyria, en un gesto de determinación, convoca a su vínculo, el majestuoso búho de las nieves, que desciende con gracia para unirse a la batalla, rodeando a Lyria con su presencia protectora.
Mientras tanto, Alex y el comandante Ignis se enfrentaban en un duelo épico, cada golpe y parada llevando consigo la carga de años de resentimiento y dolor. Con cada movimiento, Alex luchaba con la determinación de vengar la muerte de su mentor, mientras Ignis se defendía con ferocidad.
Alex: ¡Por Eldor! ¡Tu traición no quedará impune!
Ignis: ¡Tu maestro fue débil y merecía su destino! ¡Te aplastaré como lo hice con él!
En un movimiento rápido y letal, Alex arrancó la espada de Eldor que Ignis llevaba como colgante y lo atravesó por la boca con ella, desatando una ventisca dentro de su ser. Con un grito desgarrador, Ignis estalló en un estallido de energía, su cuerpo consumido por la espada de vientos de Eldor.
Mientras tanto, Thalrion, presenciando la derrota de su aliado, decidió marcharse, creando un portal para escapar de la ciudad en ruinas.
Con el amanecer, la ciudad estaba en ruinas, pero la amenaza había sido detenida. Los héroes, unidos en su victoria, contemplaron el futuro incierto que les esperaba.