Chereads / Insomnio / Chapter 3 - capítulo 3: Rompecabezas.

Chapter 3 - capítulo 3: Rompecabezas.

Pasaron días desde aquella mañana. Nadine estuvo apoyando a Lazarus y explicándole el funcionamiento de la fábrica y el taller. También le habló de las actividades que llevaban a cabo y del proyecto que tenían en marcha y que ya era un hecho. No pasaron muchos días cuando tomaron los encabezados de Mawords, anunciando la llegada del Steam. Bloodfield aguardaba como lobos hambrientos la llegada del primer lote. Lazarus tenía que adaptarse al estilo de vida en ese distrito. Con el paso de los días, su identidad corría menos peligro. Pero lo que nunca cambió fueron esos pensamientos a la distancia. Las noches dejaron de ser pacíficas, su mente revivía una y otra vez la escena de aquella noche en Furtwin. Por otro lado, la culpa y la angustia de saber qué había sido de su amigo y la amiga de su hermana. Su mente creaba escenarios, uno peor que el otro. Acercarse a prisión sería imposible, pues sería un suicidio que también perjudicaría a otros.

BLOODFIELD.

En la prisión infernal, Rummage también había visto pasar los días, pero con escenarios diferentes. Desde riñas que terminaban en muerte, hasta actos violentos que eran comunes en la prisión. Hasta ahora se habían mantenido de pie en compañía de Blonder. Si bien el rubio no tenía el respeto de los criminales, tampoco se metía en problemas. Llevaba mucho tiempo ahí y debido a su comportamiento lo creían loco.

Durante la comida, Francis miró de reojo a la mesa de al lado, donde parecían conversar sobre un tema en específico que él aún ignoraba.

— Finalmente —dijo el rubio en voz baja. El pelo negro le miró, sobre la mesa había hecho una figura con granos de maíz. Esta parecía un hombre de hombros anchos y gran altura.

Francis le dio otra mordida a su pan y le miró fijo —. Se parece al guardia del patio —rió discreto.

— Parece —le miró—. Esto, mi amigo, es un Legencraft.

— ¿Un qué? —levantó una ceja.

— Un Legencraft. Es un gigante de titanio, obtiene vida a través del núcleo, conocido como la membrana de la vida. Estos pueden trabajar con tecnomagia, debido al cristal activo del núcleo.

— Suena increíble. Había escuchado sobre las armas de tecnomagia y tengo entendido que son más dañinas que una común. Mi padre cultivaba cristales activos en Gloomyland.

— ¿Ahí naciste?

— Sí. Pero la verdad nunca me interesé en seguir sus pasos. Cuando él murió, decidí dedicarme a surcar los cielos en el Venger —dibujó una leve sonrisa, recordando su dirigible y preguntándose qué había sido de él—. Usted parece uno de esos inventores de Twilight tower. ¿Vivió ahí?

Sonrió y dispersó los granos de maíz —. Sí, viví un tiempo cuando me dediqué a trabajar en la estación de invenciones. Pero nací en Gloomyland al igual que tú, ahí fue donde empezó mi amor por aquellos gigantes. Quería crear algo para ayudar a mis padres y facilitar su trabajo en la recolección de cristales activos. Como ya sabrás, la recolección de estos es peligrosa debido a su toxicidad, estar mucho tiempo expuestos es la muerte segura.

— Entiendo. Mi padre murió por esa razón —admitió el joven.

— Los míos también. El beneficio arrastra los recuerdos de aquellos que se sacrificaron para hacerlo posible. —Blonder se quedó en sus pensamientos.

— ¿Y logró construir alguno?

— En ese entonces, no. Apenas teníamos para subsistir. Pero cuando pude trabajar, lo hice. Yo tenía la idea, pero aún le faltaba algo más, en la estación conocí a una amiga muy especial —recordó con alegría—. Compartíamos cosas en común y le comenté sobre los gigantes. Ella me ayudó a desarrollar lo que se volvió tiempo después. Y sí, vimos el nacimiento de nuestro primer Legencraft. Teníamos tantas ideas y muchas surgieron a partir de ahí. Pero… Bloodfield sepultó todo.

Francis sintió mucha pena por Blonder. En comparación con él, que llevaba unas semanas ahí, su compañero se había resignado de por vida —. ¿Y alguna vez intentaste escapar?

— Lo pensé, pero preferí no arriesgarme a ser mutilado.

— Señor Blonder, esto es una injusticia. Debió alzar la voz hace mucho. ¿Piensa terminar sus días aquí?

Posó su vista en él —. ¿Tú lo harás?

— Yo… Bueno, yo sí cometí un crimen. Pero usted no, ni siquiera supo la razón de su encierro —mostró indignación.

— No somos tan diferentes, Francis. Mataste en defensa de lo que tú creíste correcto. ¿Te arrepientes de haberlo hecho?

Movió los ojos —. No. Lo que hacen no es correcto. ¿Matar con qué fin? Le destrozaron la vida a mi amigo, y sabes… —sus ojos se humedecieron—. No he dejado de pensar en él. Quiero creer que ya está descansando en paz y de cierto modo me parece que es lo mejor. Pero también pienso que podría estar viviendo horrores.

Blonder le tomó con fuerza del hombro —. Entonces ninguno es un criminal. No existe justicia sin sangre. Pero tampoco podemos ser imprudentes. No te quedarás aquí, Francis —el pelo negro se secó las lágrimas con su antebrazo.

TWILIGHT TOWER.

Kreine llegó a la mansión del joven, su rostro se llenó de júbilo después de tanto tiempo. Pronto salió del taller y se acercó compartiendo su alegría.

— Felicidades. Sabía que no ibas a defraudarme, Viperón. Después de todo, eres un Oxyuranus —le tomó de los hombros.

— Gracias, padre —mantuvo su emoción para sí mismo.

— Entonces, vamos a celebrarlo.

— De hecho, estaba hablando con Nadine sobre eso.

— Pues no hagan planes para esta noche. Les quiero sin falta en mi recinto, Magus Magne estará presente.

Viperón sintió un fastidio interno —. Padre, yo prefiero algo más reservado. Además, no quiero toparme con Favela o su hija.

— Es tu prometida, Viperón. No lo olvides, aunque su madre sea aborrecible, debes mantener la compostura —le tocó el hombro—. Los sacrificios son necesarios, ya deberías haberlo entendido. No podemos tener todo en esta vida —dijo con frialdad. El joven desvió la mirada con perturbación.

Nadine en compañía de Lazarus aparecieron, la joven se extrañó ante la presencia de Kreine. El patriarca volteó su mirada, Viperón se puso más pálido de lo normal.

— ¿Y él quién es? —Nadine y el albino intercambiaron miradas.

— Soy Lazarus Sveinn —respondió el de cabello claro—. Soy un obrero.

— ¿No deberías estar en la fábrica? —dijo Kreine con desprecio.

— Sí, pero vine a entregar un mensaje importante —se mantuvo sereno.

Kreine miró de reojo a Viperón —. Bueno, yo solo venía a invitarlos a la celebración que preparé para ustedes —se dirigió a Nadine—. Magus Magne estará ahí, y tiene interés en hablar contigo, Nadine. Tal vez hasta dejes de trabajar para Viperón y lideres tu propio imperio rodeada de socios poderosos —su mirada viperina se quedó fija en la suya. El albino desvió la mirada un tanto descontento. Lazarus les miró simultáneamente, decifrando el mensaje de Kreine.

— Gracias, pero la verdad ya tenía otros planes.

— Viperón irá a la celebración, ¿no es así? —presionó con la mirada. Él afirmó con la mirada.

Ella apartó la mirada —. Entonces les deseo una agradable celebración —Nadine se acomodó su bolso de piel.

— Permiso —Lazarus miró a Kreine con una pizca de desagrado y esperó a que la joven se alejara primero.

El altivo joven se aflojó la corbata para tomar un respiro, siguió al par con desaprobación. Kreine notó su descontento, mostrándose molesto de cierto modo.

Nadine en compañía de Lazarus fueron a celebrar a su casa. Ahí acomodaron los bocadillos y ella colocó tres copas en la mesa. Lazarus se quedó confundido.

— Mi tía vendrá a celebrar con nosotros. Supongo que ella y Viperón se conocerán en otra ocasión.

— ¿Ese hombre es su padre?

— Sí. Kreine Oxyuranus. Aunque es extraño verlo ahí, supongo que al verse beneficiado decidió compartir con los suyos.

— Y supongo que él lo complace en todo.

Suspiró —. Lamentablemente. Pero ya vendrán más oportunidades, la brecha ya está hecha —Lazarus compartió su sonrisa.

La alarma de su apartamento le notificó de la llegada de su visita. Nadine fue de inmediato, él se acomodó la camisa y se acercó. Frente a la puerta, la mujer de cabello corto y gabardina deslumbró con el encanto de la expresión en su rostro, usando un vestido a juego con su color de cabello.

Su sobrina le recibió con un abrazo, ella le correspondió.

— Bienvenida —le tomó de las manos.

— No has cambiado mucho físicamente, Nadi. Sigues siendo la misma jovencita soñadora y ahora, diste ese paso por el que luchaste tanto tiempo.

— Así es —la mujer dirigió su vista a Lazarus y sonrió ligeramente. Su sobrina y ella se adentraron —. Él es Lazarus Sveinn, un amigo.

— Un gusto, Lazarus —la mujer se acercó y tomó su mano—. Scarlett Apricot.

— Lo mismo digo, señora Apricot. Nadine y usted se parecen demasiado.

— Verdad que sí —Scarlett se acercó a su sobrina y tomó su brazo con delicadeza. La mujer ya era alta, pero sus botas le habían añadido unos centímetros más. Los tres rieron cómplices.

En la residencia de Kreine, también celebraban a su modo. Pandora, orgullosa de Viperón, no se despegó de él en ningún momento.

— Felicidades, Viperón —Grace se acercó con una expresión gentil y brindó con él.

— Gracias —Pandora dibujó una sonrisa mientras se aferraba a su brazo. Viperón guardó su incomodidad.

— Pensé que vendría la joven inventora. Después de todo, ella se esforzó para hacer esto posible.

Viperón sintió un dejo de vacío. Pandora miró a su madre con una ceja levantada —. Su presencia no es importante, mamá. Después de todo, ella solo es una empleada —se acomodó su oscura bufanda.

La mujer de mirada similar a la suya discernió en el fondo —. Todos son importantes en este mundo, hija. La acción de una pequeña hormiga podría beneficiar o perjudicar al más fuerte en la cadena.

La joven de piel tersa suspiró en desacuerdo —. Tal vez Nadine nos acompañe en otro momento —se dirigió a la de cabello oscuro.

— Entiendo.

Lazarus compartió con las Apricot ese momento tan importante, también hablaron un poco sobre ellos. Scarlett estaba muy contenta por Nadine y su amistad con alguien ajeno a Viperón.

— Así que eres de Furtwin —la mujer tomó su copa. Lazarus reafirmó con la mirada —. También nací ahí. Supongo que hubo cambios con la llegada de los Marinos. Recuerdo ese lugar con barcos pirata en el muelle.

— En realidad eso no fue impedimento para ellos. Pero sí afectó la actividad de estos —el rostro de la pelirroja pasó por sus pensamientos.

— El concepto de Lowercraft necesitaba un impulso —se dirigió a su sobrina.

Nadine se pasó el bocado y esbozó una sonrisa —. También lo pensé. Pero de hecho no es el producto final. La Potion Steam, por otro lado, la superará. Pero de esta solo se fabricarán para uso exclusivo.

— Supongo que Uranus tendrá ventaja sobre esta —mencionó su tía.

— Sí, es un acuerdo entre Viperón y yo.

La mujer se limitó a decir lo que pensaba y le apoyó con un gesto. Lazarus, de cierto modo, estaba de acuerdo con su tía aunque no lo dijera.

ALLEY ISLAND.

Heavy había permanecido en el albergue durante esos días, pronto empatizó con los pequeños y adolescentes que vivían ahí. Ayudaba como los demás voluntarios ahí y le causaba cierta curiosidad lo que Alonder hacía para ayudar a los pequeños con capacidades diferentes. El recuerdo de Ronniel nunca abandonó sus pensamientos, pues le parecía verla en los pequeños de esa edad. También pensaba en su hermano Lazarus, tratando de darle consuelo a su conciencia. Esa tarde, la pelirroja se acercó al manglar cerca de la zona. Ahí, colocó algunas flores en el agua, en memoria de la pequeña.

— Lo siento —dijo con la voz hecha nudo y colocó otra flor—. Lazarus, probablemente ya estés con tu hermana y tal vez eso sea mejor. Ahora podrán permanecer en la eternidad, sin dolor —observó las flores alejarse con el viento.

Unos pasos lentos, pero fiables se acercaron por la espalda —. Ronniel era una niña encantadora —Alonder se colocó sobre sus piernas a un lado de la pelirroja.

— Sí —respondió con un gesto de grato recuerdo.

— Conocí a Lazarus y su hermanita por Francis. La traté un par de veces y era imposible no contagiarse de su chispa.

— Así es. Fue lo primero que noté cuando la vi por primera vez en el muelle, al principio estaba triste porque su hermano había sido reclutado y ya no estaba con ella. Pero creo que nunca había experimentado una conexión tan inocente y dulce. —Ambas intercambiaron una sonrisa. La pelirroja miró por un momento el dispositivo en la oreja de su compañera —. No te había preguntado porque no quería incomodarte. Pero me di cuenta de que un par de niños usan lo mismo… —se tocó la oreja—. Bueno, ese pequeño aparato.

Alonder sonrió —. Son conocidos como «Listener», son aparatos que sirven como apoyo para las personas sordas —le mostró uno, este era flexible y se adaptaba al tamaño de la oreja—. Antes se fabricaban constantemente, pero al ser minoría, dejaron de hacerlos. Dijeron que era un desperdicio de material, al igual que las prótesis. Y para ellos fue más fácil depurar. Por eso viajamos cada tanto a Twilight Tower, solo ahí se pueden conseguir las piezas que necesitamos para el albergue.

— Es grandioso lo que haces por ellos. Y me he dado cuenta del potencial en ellos, a pesar de tener un limitante.

— Ellos tienen la misma capacidad, o incluso más. Su voluntad con apoyo, se vuelve una fortaleza —Alonder le ayudó a levantarse—. Viajaremos al distrito de la torre. Y voy a aprovechar para conseguir información sobre mi amigo y Lazarus, con suerte, aún podría seguir vivo.

La pelirroja se quedó en sus pensamientos, miró de reojo hacia el manglar —. Iré contigo.

— ¿Estás segura? —Heavy confirmó con la mirada.

Esa mañana, la joven de anteojos circulares revisaba los últimos detalles de su lista, eliminando los que ya estaban hechos. Lazarus entró al taller aprovechando la ausencia del albino.

—Hola —saludó a sus espaldas. Nadine, con una expresión fresca, le devolvió el saludo—. Espero no interrumpir.

—Para nada —se acercó para mostrarle—. Tenemos todo listo para dar luz verde a la Potion Steam.

Lazarus compartió su alegría. Pronto se acercó a mirar sobre la mesa el prototipo final.

—Van a necesitar el doble de esencia, ¿cierto?

—Así es —se acercó. Sveinn miró uno de los frascos con esencia rosa.

—Siempre me pregunté cómo es que el tipo obtuvo la esencia mágica —se quedó pensando.

—Bueno, Lowercraft mencionó cinco piedras mágicas a las que nombró Stonecraft. Pero nunca explicó cómo las obtuvo o algún procedimiento para su creación. Hasta ahora solo sabemos que la posible fórmula podría estar en manos de Magne, él debe conocerla, ya que es el único que puede proporcionarnos la esencia. Gracias a su amistad con Kreine, podemos trabajar sin mucho problema. Pues a nosotros se nos otorga cinco barriles más de lo establecido.

—Y ahora necesitarán cinco adicionales —Sveinn acarició con la yema de los dedos la pistola de pociones—. ¿Puedo?

—Adelante —Lazarus tomó el arma y la examinó a detalle—. En la marina no está permitido el uso de tecnomagia. Solo los malditos de la federación pueden usarlas.

—Eso es porque la federación es el escuadrón seleccionado por Magne. Y además ya tenemos el tráfico ilegal en Bloodfield —Sveinn colocó el arma en su lugar.

—Supongo que Magne tendrá una de estas en su poder.

—Así es. Pero más que nada, es para su colección propia. ¿Te gustaría involucrarte más con la tecnomagia?

—Claro —sonrió.

La puerta se abrió de golpe, el joven de traje les miró con sorpresa y la expresión en su rostro, que ya era de disgusto, se ensombreció más.

—¿Qué estás haciendo aquí, Sveinn? —con el ceño fruncido, arrojó el periódico que tenía en la mano.

—Vine a ver a Nadine. ¿Algún problema? —se acercó.

El joven apretó las manos con una mueca.

—No olvides tu lugar, Sveinn. Gracias a mí estás libre.

—Por favor, no es momento de pelear por cosas insignificantes —añadió Nadine metiéndose en medio. Pronto recogió el periódico y se acomodó las gafas.

Viperón se aflojó la corbata sin quitarle la vista a Lazarus, quien se arrugó las mangas, cruzándose de brazos.

Nadine reflejó asombro al leer la nota y ver el logo de la corporación Favinger.

—Interesante —dijo sin levantar la vista. Viperón le arrebató el periódico.

—¿Interesante, Nadine? —abrió el periódico en otra sección mostrando el encabezado con la imagen de un arma de doble propulsor, del tamaño de un lanzagranadas—. B-Bang. Al parecer la bruja tomó nuestro triunfo como una amenaza.

Lazarus le arrebató el periódico y observó — ¿Cuál es tu preocupación? No parece competencia para la Steam.

— Cierra la boca, Sveinn. No tienes idea de lo que dices — intentó quitarle el periódico. Nadine se los arrebató.

— Ya fue suficiente. Viperón, Lazarus tiene razón, no debemos preocuparnos por eso. Favela puede lanzar miles de armas al mercado, pero no son garantía de nada. Date cuenta — miró el periódico — la B-Bang solo sirve para enfrentamientos terroristas. Bloodfield aún no llega a esos extremos.

— Bueno, ya tienes listo nuestro as bajo la manga — le tomó del hombro.

— Sí. Y mejor deberíamos concentrarnos en eso, en lugar de perder el tiempo con provocaciones infantiles — la joven tomó el maletín y salió del taller.

Ambos le miraron alejarse. Sveinn y Viperón pronto se lanzaron una mirada asesina.

— Aléjate de Nadine — dijo engreído.

— Nadine es una persona, no otro objeto más en este lugar.

— Criminal malagradecido. ¿Así es como pagas mi hospitalidad? — empuñó la mano.

— ¿Hospitalidad? — rió — si hospitalidad es igual a explotación. Déjame decirte que estás lejos de ser un santo.

— Mal…

— Escucha bien, Oxyuranus. Yo me largo esta misma noche de aquí y no te preocupes. Si vas a correrme adelante, no tengo inconveniente — metió sus manos a las bolsas y se alejó.

Frente a su escritorio en un lujoso sillón, el magnate de sombrero y cabello rebelde, esperaba moviendo los dedos de una mano y girando un bolígrafo en la otra. Las puertas de su santuario personal fueron abiertas, el empleado le mencionó que su tan esperada visita había llegado y le indicó hacerle pasar. Los pasos lentos avanzaron por el pasillo, Kreine se levantó de su asiento y se acomodó el traje y cabello. La mujer de larga gabardina y gafas de metal se detuvo, cerrando la puerta a sus espaldas.

— ¿Qué quieres ahora, Kreine? — Scarlett se cruzó de brazos.

— No vas a saludarme primero, querida cuñada — se aproximó con un aire de elegancia.

La mujer denotó cierto fastidio. —Habla de una vez, no tengo tiempo para desperdiciar contigo—. Tomó una posición firme.

El trajeado se acomodó el sombrero y dibujó una sonrisa malintencionada. —Quiero a Nadine de vuelta.

La mujer mostró desagrado. —¿Te volviste loco? —dijo consternada—. Estás hablando de un ser humano, no de Mawons. —Arrugó la frente—. Cuando salí de aquí con Nadine, te dejé claro que no habría forma de que pudieras retractarte y tú aceptaste. Y de pronto quieres que Nadine te mire como el padre que nunca fuiste.

—Eso no te incumbe —reflejó molestia—. Nadine es mi hija después de todo. Y necesito que me ayudes con eso.

—¿Para qué? No cuentes conmigo, Kreine. Eres un maldito y de eso no tengo duda. Despreciaste a tu hija desde que nació, y ahora estoy segura de que la quieres cerca de ti para tu conveniencia. —Contuvo su coraje.

—A ti no se te escapa nada, mi querida Scarlett —dijo con escarnio—. Pero más que nada, lo hago por el bien de ambos. La idea de mantener a Nadine y Viperón cerca era buena al principio, pero quiero evitar una desagradable desilusión para él. Creo que no hace falta más detalles. —Se envolvió de brazos, mirándola a los ojos.

—Nadine lo ve como un amigo y dudo que pase algo más. Por lo que sé, sigue tus pasos y, para mi fortuna, yo sí le enseñé valores a Nadine. —Le miró con desprecio.

—Me importa poco tus supuestos valores. Si no lo haces tú... Lo haré yo. ¿Y no querrás eso, o sí? Yo no tengo problema en contar ciertas cosas. Pero Nadine se va a sentir muy traicionada. No tengo tiempo para consolar sus debilidades, así que te dejo eso en tus manos. Pero no juegues con mi paciencia, porque ya sabes que no tendré piedad.

La mujer descargó su odio en una mirada. Kreine respondió con burla y pronto abandonó el sitio. El hombre endureció su expresión.

Más tarde, Lazarus y la joven comían algunos bocadillos mientras ella le explicaba un poco más sobre las armas tecnomágicas, ilustrando al joven con muestras a escala de las armas y señalando algunos puntos en el libro de Lowercraft.

El joven pronto detuvo su mirada en la Scan X, el arma que había usado aquella noche en Furtwin.

—Esa es de larga y corta proximidad. La Scan X fue la primera arma tecnomágica que Lowercraft inventó. En un principio solo funcionaba con esencia tóxica. Pero después se le incorporó el propulsor y agregaron la esencia de daño mortal. La federación porta esta arma como símbolo de poder y dominio honrando a su creador. —Lazarus se quedó perdido en sus pensamientos—. Por cierto, ¿es verdad que vas a dejar de trabajar con nosotros? —se quitó las gafas.

El joven se dirigió a ella escrutando en su mirada. Pensando si tanto tiempo al lado de Viperón ya le había dejado huella. Pero aún si estaban lejos de él, seguía presente de cierto modo. —Le dije que iba a buscar mi propio espacio y si piensa despedirme, no lo pienso discutir.

—Bueno, podría sugerirte este edificio. Es muy tranquilo y nos veríamos seguido. —Sonrió.

—Pensé lo mismo.

Temprano aquella mañana, un bote de Alley Island arribó a la orilla. Wonder dejó el bote encargado con un conocido de confianza, pagando un par de Mawons. En compañía de la pelirroja y un par de voluntarios más caminaron hasta quedar al pie de la entrada a la metrópolis.

El joven de mirada sombría revisaba algunos documentos en compañía de su prometida.

—Mi madre me aconsejó establecer la fecha de la boda para finales de este año. —Cruzó las piernas mientras hojeaba un catálogo con diseños para novia.

—¿No me digas… Favela? —Continuó en lo suyo.

—Podrías fingir un poco de interés al menos. —Cerró la revista.

—Por favor, Pandora. —Levantó la vista—. Creo que el desinterés es mutuo, ¿no crees?

Frunció el entrecejo. —No voy a caer en tu juego. —Alguien llamó a la puerta.

—Adelante.

Ambos abandonaron sus asientos. Kreine se acomodó el saco. —Qué tal, Pandora. No imaginé encontrarte aquí.

—Solo vine a discutir con Viperón asuntos de la boda. —Tomó su revista.

—Entiendo.

—Bueno, me retiro. —Se despidió del hombre y dirigió su vista a su prometido antes de salir.

El joven respiró aliviado y se acomodó su vestimenta. —¿En qué puedo ayudarte? —Se dirigió a su padre.

— Supongo que ya te enteraste de las buenas nuevas en Favinger — se quedó de pie detrás del sillón.

— Sí, pero no hay de qué preocuparse. Nosotros llevamos la ventaja. — sacó un maletín oscuro — Por cierto, aprovechando que estás aquí — colocó este en la mesa y lo abrió. Revelando la Potion Steam — aquí la tienes. — Kreine tomó el arma con una sonrisa ambiciosa.

Las visitantes de la isla se abrieron camino por la vistosa ciudad, Alonder como guía de su compañera. Pronto abordaron el metro, durante el recorrido, los colores de aquel gigante y pulcro distrito, reflejaron novedad en la mirada de Heavy, pasando cerca de la torre-reloj. Al bajar en la última parada cerca de la zona industrial, desviaron sus pasos al barrio.

Con la visión en constante movimiento, la pelirroja descubría algo nuevo — ¿En dónde estamos?

— En el callejón penumbra. El único lugar que dispone lo que necesitamos — mencionó uno de los voluntarios.

— La mayoría de personas aquí son ex prófugos de Bloodfield o gente que se dedica a negociar con artefactos ilegales — la pelirroja observó los establecimientos coloridos, ofreciendo servicios que usaban como cortina de humo.

Nadine se encontraba en compañía de Lazarus supervisando la llegada de los barriles de esencia. Estos fueron puestos en la bodega, separados por una etiqueta según el contenido.

— Llevaremos cinco de estos al taller y estos permanecerán aquí — indicó la joven.

Lazarus observó los barriles oscuros con el sello de una calavera y la letra M. Tratando de imaginar el origen de esta, sin embargo sus pensamientos se vieron nublados por sus propios asuntos, reflejando preocupación.

— ¿Todo bien? — se acomodó las gafas.

— Sí — continuó su trabajo. La mirada de Sveinn no la convenció.

En Brahms, las rejas se cerraron antes de las diez. Los prisioneros se acomodaron para descansar. Blonder, sentado en la orilla de su cama, miraba la luz roja intermitente, justo en la entrada de la celda. Escuchando el mismo sonido nocturno, miró de un lado a otro para asegurarse de estar a salvo. Metió su mano debajo de la espuma delgada que cubría la base de hierro y sacó una delgada libreta bastante vieja. El hombre la abrió justo a la mitad, mantuvo su vista fija y cada segundo que pasaba, sus ojos reflejaban lo que su silencio de años le había reclamado.

A dos espacios de él, tras otros barrotes, Francis descansaba hasta que se vio abruptamente despierto, miró de un lado a otro temeroso de sus compañeros. En la fría sombra de la celda, detuvo su propio tiempo analizando cada decisión de su vida hasta hace unas semanas. De mirar enormes campos en las alturas a soñar con torturas peores de las que se veían a diario.

Otra mañana más en las garras de la maldad, se prepararon para salir al patio en fila. Una vara de hierro con protuberancias afiladas los esperaba. El de pelo negro buscó a su compañero con la mirada entre las filas, pronto aquel prisionero de gran altura y corpulencia volvió a mirarlo.

— ¿Qué me ves? — preguntó cruzado de brazos y se acercó lentamente, pendiente de los guardias. Francis no le miró en ningún momento — Oye, conozco una forma de alivianar el castigo — murmuró y le movió del brazo.

— No, gracias — mencionó serio y mantuvo su mirada al frente.

— Vas a necesitar esto si quieres aguantar. De lo contrario, vas a terminar colgado en los baños. — El joven le miró de reojo con molestia. El hombre acercó su mano discretamente y mostró un sobre con un contenido semitransparente — Tómalo. El cristal activo es más interesante de lo que parece — dijo malicioso.

— No — desvió la mirada con desprecio y firme.

— Te vas a arrepentir de no haber escuchado — mencionó resentido, al levantar la vista se topó con el rubio de cabello largo y marcó su distancia.

Minutos después, el rubio secaba las heridas del joven con una toalla ensangrentada. Al igual que él, ahora tendría cicatrices sobre la marca.

— Hiciste bien en no aceptar.

El adolorido joven le miró de reojo — ¿Cómo meten eso aquí?

— Bueno, los más fuertes de esta prisión tienen ciertos privilegios. Muchos pertenecen a agrupaciones de mafiosos y, aún en prisión, siguen con sus actos delictivos.

— ¿Y el dinero de dónde sale?

— De "pequeños favores" como les llaman, o por otras cosas que prefiero no mencionar. Por esa razón te ofrecen, así ellos mantienen su posición en la pirámide.

— ¿También te ofrecieron?

— Sí, pero después de negarme varias veces me dejaron en paz. Cuando entré a prisión estuve por cuenta propia, protegiendo mi integridad y dignidad hasta de mi propia sombra. Tuve que adaptarme a este ambiente, eligiendo el camino más fiable, ni blanco ni negro. — El joven suspiró.

Después de la comida, Francis caminó con dolencia hacia su respectiva celda, el ardor en su espalda le imploraba descanso. El condenado se sentó con cuidado y tocó su espalda, percatándose de sus heridas sangrantes de nuevo. Al frente de la reja, se acomodó el robusto con una expresión burlona.

— Te lo advertí. — Francis le miró furioso — Me das lástima — se mofó — pero… — mostró el sobrecito — tú decides.

— No, gracias — se agarró el hombro con dolor.

El hombre se acercó un poco más llevando una sonrisa insoportable — No podrás engañarte por mucho tiempo — sacudió la bolsita.

— ¿No entiendes? — dijo con cólera en la sangre — Llévate tu porquería y déjame en paz. ¡Tengo suficiente por hoy! — mostrándose firme y molesto, perturbó la estabilidad del otro, quien no se contuvo al darle un golpe. Francis le dirigió la mirada agarrándose la nariz sangrante — Desgraciado…

— ¿¡Cómo me llamaste!? — el más alto le tomó de la camisa y le empujó contra la pared, Francis se quejó por la herida en su espalda. Pronto el más agresivo le hizo doblarse de un golpe en el estómago. Rummage, abrumado por sus heridas, apenas pudo moverse. Blonder miró la escena desde una distancia y retrocedió, escuchó los quejidos del chico recostado en la pared. Pronto aparecieron los guardias alertados por la cámara y sometieron al peleonero con una pistola de choques.

Minutos después, la víctima del prisionero despertó en la enfermería, casi de inmediato entró el rubio. El joven intentó moverse pero su dolorido cuerpo se lo impidió — Maldición — se agarró la cabeza.

— No te muevas — el hombre le tomó del hombro y le recostó con delicadeza, mirándole apenado. El chico cerró los ojos y se tocó el rostro con moretones.

Nadine se encontraba leyendo el periódico en la tranquilidad de la noche, se quitó las gafas por un momento y se llevó la mano a la frente. Salió de su departamento y subió al siguiente piso en búsqueda de Sveinn, se detuvo frente a su puerta, esperando a que la alarma le alertara y abriera. Miró el reloj en su mano y nadie se acercaba. Un tanto pensativa, volvió a bajar a su piso, mientras se acercaba divisó a la figura de una mujer. Cuando estuvo más cerca, su expresión mostró alegría y sorpresa.

— Tía — se acomodó las gafas.

La mujer le abrazó, con un dejo de nostalgia.

— ¿Cómo estás, Nadi? — le tomó de las manos.

— Bien. ¿Y tú? — le miró con inquietud.

— Lamento haber llegado sin avisar. Pero después de darle algunas vueltas a esto, creo que lo mejor será que hable contigo.

Nadine se veía confundida e intrigada — Vamos adentro. — ambas se pusieron cómodas en la privacidad del departamento. Su sobrina le ofreció una taza de café y se sentó a un lado de ella — ¿De qué se trata? ¿Pasó algo malo?

— No. — dejó su taza a un lado — Nadine, lo que quiero decir no es nada fácil para mí y sé que, de cierto modo, para ti tampoco lo será.

La preocupación se apoderó de la joven — ¿Qué ocurre? — dijo con sensación de temor.

— Nadine. Hay algo que debes saber, y tiene que ver con tus padres.

Y si no te lo digo ahora, temo que puedas saberlo por una fuente que no es fiable. — dijo seria.

— ¿Mis padres? — volteó la mirada un momento — ¿Qué pasa con ellos?

— Bueno. Bailey, tu madre, se casó con un hombre que era muy influyente en aquel entonces. Pero, no era una buena persona. Cuando tú naciste, él te rechazó de inmediato y… Solo se quedó con tu hermano. — Nadine estaba totalmente fuera de su realidad, procesando la información. — Sé que es confuso y tal vez debí decirlo antes. Pero no lo dije porque no quería hacerte sentir mal — sostuvo la mirada — tu padre no es tal y como se muestra. Yo me quedé contigo para protegerte, acordamos que tú y tu hermano tuvieran cercanía, pero tú no sabrías nada, a menos que se presentara un problema mayor.

La expresión de Nadine cambiaba constantemente, trataba de entender lo que Scarlett decía — ¿Pero… Cómo? — dijo incrédula.

— Si no te lo decía, él lo iba a hacer. Perdóname, Nadine. Sé que actué mal, pero fue lo mejor. Pero de todo esto, lo único bueno es que tu hermano y tú lograron formar un vínculo a pesar de la situación.

La joven se quedó congelada por un momento, viendo su vida ante sus ojos — Quieres decir que…Viperón.

La mujer confirmó con su expresión — Sí.

— ¿Pero por qué? — se puso de pie aún con incredulidad y la mente hecha un lío. — Simplemente no puedo entender. Te guardaste esto durante años.

— Por su bien, era hora de que lo supieras. Pensaba decírtelo un día de todos modos, aunque Viperón no lo supiera — se acercó — Nadine. Kreine me pidió que te dijera esto, porque él actúa según su conveniencia.

— Necesito pensar. Es que todo esto… — sus ojos se volvieron vidriosos y se quitó las gafas. Nadine aturdida decidió irse a su habitación, Scarlett con un pesar en el pecho le miró alejarse.

Por la mañana, la alarma alertó de la presencia de Sveinn. La mujer abrió la puerta con un aire de culpa en su mirada.

— Señora, Apricot. Buen día — dijo sorprendido y con una leve sonrisa.

— Hola, Lazarus.

— ¿Está, Nadine?

— Sí, pero… — se acomodó el cabello con pesar.

— ¿Qué pasa? ¿Ella está bien?

— Sí, es solo que se siente un poco mal. No es por ser descortés, pero quizá deberías regresar más tarde. — su voz se volvió temblorosa.

— Entiendo, gracias. Regresaré más tarde por si necesitan algo. — dijo un tanto inconforme. El sentimiento era palpable.

— Te lo agradezco.

Lazarus fue a la fábrica como cualquier otro día. Se encontraba en el área de ensamblado cuando miró en el suelo una de las cápsulas con esencia verde. Se agachó mirando a los lados y la tomó. La examinó entre sus manos y observó la esencia pura en su interior.

Scarlett tocó la puerta de la habitación y al poco tiempo, su sobrina le recibió. Nadine se veía más tranquila, pero de cierto confundida. Ella colocó en las manos de la joven una taza de té. Se sentó a su lado para darle un conforte.

— ¿Todo este tiempo has mantenido comunicación con Kreine? — le miró a los ojos.

— Sí — suspiró — desde que me hice cargo de ti. Él se hizo cargo de Viperón cuando su madre murió, pero contigo fue diferente. Es doloroso y cruel, porque es tu padre. Pero con el paso del tiempo me di cuenta de que estabas mejor lejos de su influencia y siempre me sentí orgullosa por ello. No todo estaba perdido, eres mi sangre Nadine — le tomó de las manos — aunque hubieras elegido un camino diferente al que ahora tienes, te habría amado de todas formas. Prometí cuidarte cuando te tuve en mis manos. — un hoyuelo apareció en el rostro de la joven — Kreine sobraba en todo esto y por eso decidí que no iba a decirte nada. Al menos hasta que hicieras tu vida lejos de los Oxyuranus — parpadeó para quitarse la humedad de los ojos — Asumí que Viperón sería

Igual a Kreine y que ahí estaría el motivo para que se alejaran. También es mi sobrino… Pero, Kreine cierne su sombra en él.

Nadine se retiró las gafas y sonrió con algunas lágrimas — Viperón puede ser un caos a veces, pero… Estoy segura de que la sensibilidad tiene lugar en él.

— Esto cambia las cosas en muchos aspectos, tía. Pero… — le tomó de las manos — mi cariño, no. Podría preguntarte más detalles del porqué y tú me responderías, pero tengo el presentimiento de que no será agradable.

Scarlett se acercó a su sobrina y le abrazó — No permitas que nadie mancille tu espíritu. Tu valor va más allá de tu potencial, no permitas que Kreine ni nadie, se adueñe de lo que hay en ti.

Después del trabajo, Lazarus se movía con ayuda de un mapa que la imaginativa joven le había proporcionado. Bajó del metro en la parada de la plaza y se encaminó a los comercios. Con un objetivo algo arriesgado en mente, pero no pensaba detenerse si ya había dado el primer paso. Pasando por el parque, observó a las familias, la risa de una pequeña le hizo voltear de repente para darse un golpe de realidad. Observó los comercios buscando alguno que pudiera ayudarle en lo que necesitaba.

La gente se movía con mayor frecuencia en la semana. El metro volvió a abrir sus puertas, la gente salió de inmediato y entre ellos, se distinguieron las visitantes de Alley Island. La pelirroja volvió a esclarecer su vista con la interesante vibra del sitio.

— Llegamos al área de entretenimiento. Esta plaza tiene tiendas de todo tipo, todo aquí es legal, pero caro — añadió la de ojos rosa de coletas — Si tenemos suerte, podremos encontrar aquellas rarezas que aseguran un trueque justo.

— Es como buscar un tesoro — dijo con una sonrisa — pero con mayor probabilidad. — Nadie podría darnos información aquí sobre Lazarus o tu amigo.

— No — le miró — Pero tal vez en el callejón penumbra. Por eso estamos aquí.

— Entiendo. ¿Y son fiables?

— Eso no lo sé con certeza. Será la primera vez que haga algo así, suelo hacer cambio por piezas no por información. Pero si están en Bloodfield, lo sabremos.

Lazarus entró al negocio de rarezas y curiosidades «Tin». Comenzó a mirar algunos productos en los estantes, haciendo tiempo para que las personas salieran. En cuanto tuvo la oportunidad, se acercó al cajero.

— ¿En qué puedo ayudarle? — preguntó el hombre.

Sveinn se acercó con discreción — Disculpe, ¿conoce a alguien que pueda ayudarme con información "especial"? — dijo en voz baja.

El cajero, que era un hombre mayor, entendió su referencia — Si la información es muy "especial", solo podría recomendarle el callejón penumbra.

— ¿Y dónde está?

— Es un barrio furtivo cerca de la zona industrial. Debe atravesar el túnel abandonado.

— Entiendo. Gracias por la información.

Sveinn caminó hacia la salida. El par de féminas avanzaba en dirección al mismo sitio. Lazarus dio un par de pasos fuera y se volteó en dirección contraria, la de cabello matizado arrugó la mirada, Heavy se quedó inmóvil, dudando de lo que veía.

— Lazarus — musitó con su mente incapaz de creerlo. — No — negó con la cabeza. Su compañera le tomó del brazo y agilizó el paso, la pelirroja le seguía con una mezcla de emociones que quería hacerle caer.

Alonder le reconoció a espaldas — Lazarus.

Los ojos claros del joven se engrandecieron, deteniendo su mundo, giró lentamente encontrándose con los rostros próximos de aquellas.

— «Heavy»

— «Lazarus» — el corazón de la pelirroja se estrujó.

El sonido de los pasos se frenó, los tres intercambiaron miradas.

— Estás vivo — dijo Alonder con asombro.

— Sí — dirigió su vista a Heavy y sin decir ninguna palabra se acercó para darle un abrazo protector. Su compañera vio la escena con sentimientos encontrados y alegría compartida.

— Lazarus, pensé que habías muerto — dijo con ojos cristalinos.

— Yo pensé lo mismo de ti, estuve dando vueltas todo este tiempo a la misma incógnita. Lo siento, Heavy. No debí arrastrarte, ni a ti… ni a Francis — miró a Alonder con pena.

La joven reflejó un vacío — ¿Entonces, Francis no está contigo? — Lazarus negó con la cabeza, denotando culpa. La expresión en Wonder lo dijo todo y Sveinn sentía lo mismo.

— Seguro está en alguna prisión, tal vez en Bloodfield.

La mujer se agarró la cintura con preocupación — Eso no es garantía de nada. Y se vuelve peor si imaginamos que está ahí.

— Lo sé — dijo con culpa — Pero voy a averiguar sobre él. Sé dónde conseguir más información.

— Si te refieres al barrio, déjame decirte que estás apostando a la suerte. Heavy y yo teníamos planeado buscar ahí, pero no es garantía de nada. No si no ofreces lo suficiente.

— Tratemos de ser positivos — sugirió la pelirroja — debemos pensar en lo que haremos a continuación, de lo contrario podríamos empeorar la situación.

— Heavy tiene razón, Alonder. — le miró — no descansaremos hasta saber noticias de Francis, pero debemos proceder con cautela.

— De acuerdo — trató de disipar sus pensamientos.

Más tarde, Lazarus regresó al departamento. Se detuvo frente a la puerta de Nadine y esta vez fue ella quien le recibió.

— Lazarus — esbozó una ligera sonrisa.

— ¿Cómo estás? — la joven le permitió la entrada y se acomodaron en el sofá.

— Bien. Mi tía me dijo que viniste a buscarme.

— Sí, pero decidí volver más tarde porque dijo que no estabas bien. Ignoro la razón, pero espero que todo esté en orden.

La joven tomó aire con una expresión de conflicto interno — Eso quisiera.

— ¿Por qué lo dices? Si puedo ayudarte, lo haré con gusto — la joven respondió con su mirada.

— Es que ni yo misma sé cómo manejarlo. Lazarus, acabo de enterarme de algo que cambiará las cosas por completo — se quitó las gafas.

El joven desvió la mirada pensante — Y… ¿Es malo?

— Pues, no creo que todo sea malo. Todo dependerá de cómo se den las cosas. Y de cómo lo tome Viperón.

— ¿Viperón? — levantó una ceja con sorpresa. — ¿Pasó algo con su mina de Mawons?

— No, no. Es algo… Familiar. — Lazarus movió los ojos — Lazarus. Supe que comparto lazos sanguíneos con él. — dijo sin mirarle. Sveinn reflejó estupefacción.

La mujer de cabello anaranjado se abrió paso a la oficina de Kreine, ignorando a la secretaria. El hombre levantó la vista de su escritorio con sorpresa.

— No te esperaba, Scarlett. — se puso de pie y se acomodó el saco con una sonrisa siniestra. Leyó en su mirada lo que ya suponía — sabía que lo harías. — se acercó.

La mujer retrocedió con desdén — Lo hice porque era lo mejor. Después de todo, ellos son hermanos — se mantuvo firme.

— Claro. — se acomodó el sombrero — ahora solo necesitamos organizar una reunión familiar — rió — para romper la tensión.

— ¿Viperón ya lo sabe?

— No. Pero no te preocupes, que pronto. Ayúdame con eso, ¿quieres? Necesito que lleves a Nadine a la residencia.

— Yo no puedo obligarla. En todo caso, tú deberías acercarte primero. — le señaló — deja de ser un cobarde. — mencionó con dureza. Kreine arrugó la frente.

Los jóvenes en el departamento guardaron un momento de silencio mientras cada uno dividía sus pensamientos.

— Nadine — ella volteó — puede que Viperón no sea tan… Es tu hermano después de todo. Y creo que eso es lo que importa, él te estima a su manera y creo que cuando lo sepa, no lo tomará para mal.

— Espero que sí. No sé cómo decirle… Tal vez ya lo sepa. Y por otro lado, está ese hombre que se dice mi padre. La verdad me quedo con dudas, pero no quería perturbar a mi tía. Todo esto que aparenta ser comprensible y en realidad es un rompecabezas.

— Será más fácil si se resuelve entre dos. ¿No crees? — la joven se detuvo en su mirada.

Otro día más en el taller. Lazarus colocó su mano en el hombro de la joven tratando de hacerle sentir un apoyo. Nadine se veía nerviosa y con una tormenta de emociones.

— Tal vez debería actuar como si nada, pero nada me asegura que él no lo sepa.

— Si es así, será mejor. Podrán hablar y dar sus opiniones. Pero si no, creo que el silencio no ayudará, tú no podrás verlo igual. — Sveinn se puso frente a ella tomando sus hombros con delicadeza — si tú quisieras, podría ayudarte.

— Gracias, Lazarus. — sonrió.

La puerta se abrió de golpe — ¡Sveinn! — cerró la puerta con disgusto — ¿qué diablos haces aquí?

Nadine se acercó a él — Viperón.

— ¿Y tú, dónde estabas?, ayer no viniste y no te reportaste. — le miró con el ceño fruncido.

— Nos vemos después, Nadine. Estaré aquí si necesitas algo — el joven de cabello claro se alejó manteniendo una mirada hostil contra su hermano que le siguió con la vista.

La puerta se cerró de nuevo y el albino volvió a mirar a la joven que apartó su mirada algo nerviosa — ¿Estás bien? — suavizó su voz. Nadine le miró con calidez en su rostro.

— Viperón, la razón de mi ausencia es algo… complicado.

Volteó los ojos con un suspiro — ¿No habrás ido a la cúpula tú sola o sí? — se acomodó el saco.

— No desde la última vez. Pero esto es muy ajeno a eso y al trabajo. Es un tema delicado, que no sé cómo explicarte. — se dio la vuelta y caminó con la mano en la frente. El joven mostró preocupación y le siguió tomándole del hombro.

— Nadine. Eres importante para mí y no hay nada que no haría por tu bienestar. — le volteó hacia él mostrando su sinceridad con algo de nervios.

Sus ojos se iluminaron — Viperón — le tomó de las manos. El joven se mostró aún más nervioso.

— Puedes… Decirme lo que sea, Nadine. — entrelazó sus manos con delicadeza.

Ese gesto, removió a Nadine desde el corazón — Viperón, supe la identidad de mi padre hace poco, y aunque no me enorgullece del todo, creo que no todo es malo, porque tengo un hermano. — él trataba de digerir la información en su mente.

— A ver — le soltó de las manos — Ahora estoy más confundido que antes — se envolvió de brazos. — Podrías ser más clara.

— Viperón, Kreine también es mi padre y somos hermanos. — el golpe le causó sorpresa y gracia instantánea — no te rías, Viperón. — dijo seria mientras el joven trataba de ordenar su mente — Mi tía me lo dijo. Ella y Kreine tomaron esa decisión después de nuestro nacimiento.

La risa del más alto se apagó lentamente — Nadine. — le miró a los ojos — ¿estás escuchando lo que dices? ¿Dónde están las pruebas de esa falacia? — extendió la mano.

— Pues no me dio pruebas físicas, pero mi tía no miente. En todo caso, pregúntale a Kreine. — recalcó. — El joven con la sangre caliente mostró su descontento — me negué a creer algo así al principio. Pero, tiene sentido. Esa fue la razón por la que me recibieron de inmediato en la fábrica.

El joven se retorció de coraje en el fondo, se acercó a Nadine y le tomó del brazo — Pues si eso es cierto, tiene mucho que explicar — dijo disgustado — Y ahora mismo vamos a ir para aclarar esta estupidez. — le jaló en dirección a la salida.

— ¿Qué te pasa? — intentó soltarse de su agarre.

De nuevo salieron azotando la puerta, Nadine a rastras de su hermano. Lazarus les vio salir desde la reja principal y se acercó de inmediato al ver a Nadine incómoda.

— ¿Qué haces? Suéltala.

— ¡Tú no te metas! — soltó a Nadine — Entra al auto.

— Lazarus, no te preocupes. — dijo con un hilo de preocupación antes de meterse al auto.

Lazarus frunció la boca — ¿Cómo te atreves a tratarla así? Desgraciado.

— Eso no te incumbe — dijo con nervios y angustia sobre él. Pronto entró a su auto y aceleró.

Lazarus se quedó observando incrédulo la escena.

Kreine en la fortaleza de Uranus, dedicaba su tiempo a ordenar sus propias ideas, poniendo atención a la que era relativa a sus hijos. Sin previo aviso, irrumpieron en su santuario laboral y se abandonó su asiento con sorpresa. Sostuvo la mirada a su hijo, quien no parecía de buen humor, y detrás de él siguió Nadine, con una expresión inefable.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué entras así, Viperón? — se quitó el sombrero con molestia.

— A eso vine — dijo con una pizca de dolor — Es cierto lo que dice Nadine — señaló a la joven con la mirada. — ¿Es verdad que somos hermanos? — mencionó con dolencia e indignación.

— Sí — miró a la joven que se mantenía con las manos juntas. — Es verdad. Y pensaba decírtelo ayer, pero como sabrás soy un hombre ocupado.

La expresión del albino se deformó por completo — ¿Y lo dices así? — elevó un poco la voz — Como si fuera un simple trato.

— Ya basta, Viperón — levantó la voz con firmeza — no olvides que soy tu padre, no tienes por qué quejarte. Mis decisiones no tienen por qué cuestionarse. — se mantuvo erguido y sin expresión. — Y no estoy para dramas, así que vete. El albino contuvo el mar de emociones que le envolvían en ese instante y salió sin preámbulo. Kreine pronto se acercó a Nadine — Déjalo, ya se le pasará la rabieta. — dijo con frialdad — Nadine, hija — apenas mostró una débil mueca — me da tanto gusto verte, eres una digna Oxyuranus. Si te esfuerzas, quizá reconsidere al candidato para la presidencia de Uranus.

La joven arrugó la mirada con un ligero dolor en el estómago — ¿Cómo puedes hablar así? — mostró su descontento — si vine aquí es porque Viperón estaba incrédulo. Yo también me sentí así, no puedo creer lo que fuiste capaz de hacer.

Escondió su molestia y cerró el puño detrás de su espalda — Las decisiones que tomé en su momento, fueron por el bien de ambos. Algún día me lo van a agradecer. — se alejó a su sillón — agradezcan que están con vida y tienen la suerte de llevar mi sangre. Esperaba que fueras más comprensiva, no como el infantil de tu hermano.

— ¿No te sientes mal por tus acciones? — dijo con irritación — no es fácil para él procesar esto.

— Mira, Nadine. Toma asiento y olvídate de tu hermano, que se tome el tiempo que quiera, pero ya basta de tonterías. — su voz se escuchó perturbada. Nadine negó con la cabeza y sin decir más se alejó. Kreine golpeó el escritorio y se dejó caer en su sillón.

Después de varios minutos, Lazarus se dirigía a la parada cuando se cruzó con la joven. — ¿Nadine, estás bien? — le puso una mano en el hombro, la joven se retiró las gafas decaída.

— No, necesito hablar con mi hermano. Me necesita en estos momentos.

— Es reconfortante saber eso. Pero creo que deberías darle su espacio, mira cómo reaccionó en la mañana. De ninguna manera puedo permitir que te arriesgues, no solitaria. — cruzó sus brazos.

— Entiéndelo, Lazarus. Estaba dolido y la noticia le cayó de sorpresa. Comprendió su posición, es mi hermano. Y no pienso dejarlo solo. — Sveinn suspiró nostálgico.

— Ten cuidado, Nadine. — dijo mostrando genuina preocupación.

— Lo tendré. — le tocó el hombro — gracias por todo. Te veo después. — luego de intercambiar una sonrisa, Sveinn le miró alejarse y él continuó su camino con sus pensamientos no distantes de ella.

En la escalofriante soledad, Viperón dejaba salir su decepción mezclada con sus varios sentimientos. Apoyado del escritorio y reafirmando ese abismo entre él y su padre. Por primera vez, Nadine abrió la puerta sin preguntar, pero él no le dio importancia. Su hermana con el corazón estrujado se acercó y puso sus gafas a un lado. Sus temblorosas manos, acariciaron los hombros del más alto, mientras su oscura mirada se llenaba con el peso de todo lo ocurrido.

— Estoy aquí, Viperón — sus lágrimas cayeron — no tienes por qué lidiar con esto solo. Siempre estaré aquí para ti. Eres mi hermano.

Él escaló hacia sus manos con las suyas y pronto la envolvió en un abrazo. Nadine le rodeó con los suyos, ese fraternal momento le dio a ambos una reconfortante sensación en el pecho. Habiendo compartido momentos en donde crearon un vínculo y ahora escalaba más allá de la amistad.

— Siempre nos tuvimos el uno al otro — mencionó Nadine — ahora tenemos suficientes razones para mantenernos unidos.

Él le tomó de las manos con delicadeza. — Perdóname, Nadine. Me desquité contigo cuando aquí el único culpable es Kreine.

Ella envolvió sus manos con ternura — no te preocupes. Yo me sentí igual.

— Entonces… — desvió la mirada — nuestra madre tiene una hermana y tengo una tía.

— Así es — sonrió leve — Scarlett es su nombre. Ella ha sido como una madre para mí.

Él se quedó en sus pensamientos — la verdad no tengo interés de involucrarme con Kreine. Se atrevió a dejarme cuando más lo necesitaba y ahora ya no es necesario. Lo único positivo de todo esto, es que descubrí que no estaba sola.

El albino le acomodó el cabello detrás de la oreja — Y nunca lo estarás, Nadine. — le abrazó protector y prometiéndose a sí mismo cuidarla.

Lazarus se reunió con las chicas en su departamento. Él les había dado la dirección, pues se iban a reunir para tratar sus asuntos.

— Hicimos el intercambio con el sujeto que recomendaron. Según la mayoría, el tipo es de fiar. Me dijo que tiene conexión con un grupo mafioso que trabaja desde prisión. Si Francis está ahí, pronto lo sabremos. — mencionó Alonder con un dejo de preocupación.

— Y de ser así, ¿qué podríamos hacer? — los otros dos miraron a la pelirroja.

— Sacarlo de ahí. — dijo Lazarus firme.

Abrió los ojos con sorpresa — ¿Pero cómo? Nosotros no somos rivales para ellos, nos hundirán a todos.

— Heavy tiene razón, Lazarus. Sacarlo de ahí no es posible. Ni siquiera permiten las visitas a ese lugar.

— Será mejor que esperemos la información. Pero lo voy a sacar de ahí, así me cueste la vida. — se mantuvo firme.