Mawords había cambiado durante los últimos meses. Los habitantes de los distritos más afectados habían tenido que buscar refugio en zonas alejadas a los enfrentamientos, la federación y la mafia se habían esparcido por el mapa de los distritos vecinos. Con la guerra en su máximo apogeo, las cantidades de esencia se habían triplicado, los Furtival tuvieron que recurrir a las armas de fuego comunes para guardar suministros, incluyendo sus mejores armas. Viperón había tenido que deshacerse de la evidencia y resguardar su cargamento en las bases. El morbo de los medios, había exagerado las razones del levantamiento a petición de Magne, así la población estaría en contra de los furtivos, pero los enmascarados encontraron una forma de burlar su ataque, arremetiendo a sangre fría. De entre los líderes de la causa, Rummage había sobresalido debido a sus métodos, ganando pronto el título del «destripador de Bloodfield».
El grupo de furtivos en Twilight Tower, entró a la mansión de Viperón por la madrugada, con el fin de abastecer sus municiones.
— Hay soldados de la federación cerca de la fábrica y muy pronto estarán por los alrededores — mencionó la chica de vestimenta oscura.
— Ya recibimos la visita de la gente de Magne, pero como somos proveedores de armas para su ejército, nos fue fácil justificar la cantidad — Nadine se acomodó sus gafas. — ¿Por cierto, cómo está Scarlett? — dijo con un hilo de preocupación.
— Bien, solo hemos perdido a unos cuantos.
— ¿Saben algo de Lazarus? — se quitó las gafas.
— Está en Glommyland. Pero al parecer con vida.
— Eso ya es ganancia — interrumpió el albino. Ambas le miraron, él se acercó con una caja alargada entre las manos.
Nadine se acomodó las gafas. — Nos vemos, Heavy. Salúdame a Scarlett por favor. — la pelirroja asintió.
Viperón extendió la caja hacia la mujer, ella levantó una ceja y la tomó. — ¿Y esto? — Viperón rodó la vista con misterio. Heavy abrió la caja y sus ojos se iluminaron debido al brillo dentro de esta, ella tomó la espada de hoja reluciente como el cristal que reflejaba colores rosa, verde y amarillo y un interesante inyector en la punta. Después de admirarla, dirigió su vista al hombre.
— Tienes en tus manos, una Sword H. La idea fue de Nadine. Pero yo le pedí que hiciera algo que se adaptara a ti. Puedes considerarte afortunada de tener una pieza única. Espero que le des el valor que merece. — se acomodó el saco y dibujó una sonrisa orgullosa.
— Gracias. — dibujó una mueca de alegría.
— Me da gusto verte de nuevo. — dijo sincero y aclaró la garganta. — Si sigues viva, significa que tenemos oportunidad de ganar. — la pelirroja desvió la mirada con una sonrisa.
La joven de anteojos se acercó a Scarlord, quien tenía la mirada perdida, divagando en su mente.
— ¿Estás bien?
El chico se alivió y le miró.
— Sí. Es solo que me quedé pensando en un pequeño inconveniente. — Nadine le miró intrigada. — Se trata de la esencia.
Apricot trabajaba con su doble vida entre ambos bandos, gracias al apoyo de Heavy, había estado librando sospechas. La mujer se estaba debilitando y se reflejaba en su rostro. La mujer de cabello recogido le miró con atención, ella pudo sentirla y levantó la vista.
— Concéntrate en tu trabajo, Apricot. Debemos erradicar el problema de una vez por todas. No voy a permitir que Kreine intente huir de sus compromisos. Nuestros intereses estarán en juego si este absurdo juego no termina.
La mujer mostró ligera molestia. — Eso a mí, no me importa. — dijo seca. — Si de verdad le importara, dejaría de pensar por un momento en ustedes. Esto no se va a terminar de la noche a la mañana, no hasta que uno de los dos ceda.
— Y esos serán esos bandidos.
La tensión se profundizó hasta que Kreine entró por la puerta en compañía de Magne. Ambas se pusieron de pie, Apricot y el hombre cruzaron miradas de inmediato. La fulminante sensación que le transmitió Magne a la mujer, le hizo un nudo en el pecho y por un momento sintió que su vida terminaría ahí.
— Como ves, Magne. Mi cuñada nos ha estado apoyando todo este tiempo, ha hecho un grandioso trabajo. — mencionó Kreine y dirigió su vista a la mujer, con una falsa sonrisa. — ¿No es así, Scarlett?
La mujer se tragó sus emociones y afirmó con un movimiento. Magne le miró mostrando desdén. — Felicidades, señora Apricot. Le aseguro que su lealtad será recompensada. — sus intenciones fueron evidentes. Magus se alegró por dentro. — Estoy conforme con lo que han hecho hasta ahora, pero de una vez les aviso que preparen provisiones y hagan un buen uso de su esencia. — anunció sin quitarle la mirada a la mujer. Sharon y Kreine le miraron de reojo sabiendo que no les gustaría lo que iban a escuchar. — Los barriles de esencia dejarán de ser distribuidos hasta nuevo aviso, o hasta que nuestros amigos revoltosos se queden sin refuerzos. — Scarlett
se limitó a mostrar expresión alguna. Magus endureció su expresión.
Auschbely junto a algunos de sus hombres, aguardaban en el albergue de Alba. Ahí habían permanecido durante algún tiempo sin problemas, pues Alley Island no había sido tocada por la muerte y debido a sus callejones estrechos muy difícil podrían esconderse.
— Viajaremos a Twilight Tower para abastecernos con el material de la base.
— Pero no cree que la federación ya habrá encontrado la base o al menos la tendrán bajo custodia.
— Aún si catean la casa, difícilmente encontrarán el pasadizo y si lo hacen, el lugar se volará. Pero tendremos que ir, si hay soldados cerca, tendremos que atacar. Y por eso, unos harán la búsqueda y otros serán distracción. — se miraron entre sí de acuerdo.
Sveinn en Glommyland, salía de su posición acompañado de sus hombres. Habían tenido que asaltar los campos de cultivo para conseguir cristal activo que les servía como combustible para los vehículos robados. El equipo de búsqueda de la federación a la distancia, observó a Sveinn y sus hombres moverse a los cultivos. Con la mira fija en sus víctimas, el líder dio la señal para atacar. Los disparos letales de las Lower X, alcanzaron a algunos, uno de los más osados atacó con una Scan, los Furtival apenas libraron el poderoso ataque, pero fueron alcanzados por los rayos, sufriendo quemaduras.
— Malditos — Sveinn con coraje, expresó entre dientes y se colocó en posición para atacar, usando una B-Bang que había robado de los mismos.
Los más listos esquivaron el ataque, pero otros se quedaron bajo la nube tóxica que los haría agonizar. — ¡Por qué corren, cobardes! — Lazarus se levantó y corrió tras los otros en compañía de un par de furtivos.
En movimiento, alzó el arma mientras uno de sus enemigos hizo lo mismo, el segundo lanzó su ataque primero, Lazarus se tiró pecho tierra y rodó hacia un lado, tras la explosión a sus espaldas, se puso de pie nuevamente y lanzó su ataque hacia la copa de los árboles. Tras dos proyectiles seguidos, estas ardieron y cayeron abajo apenas dándole tiempo a los uniformados, quienes no corrieron con suerte sufrirían en la trampa.
En la tierra de sangre, los carros militares y vehículos de la mafia buscaban destruirse entre sí, los furtivos también se movían con vehículos robados y con el respaldo de los hombres de Valiant, pero estos estaban ocupados con los de Snaked.
La líder del grupo de mercenarios daba caza a la mujer de cabello matizado bajo la máscara, en uno de los edificios vacíos. Detrás de las columnas, armadas y con la sangre caliente, buscaban la oportunidad.
Wonder se asomó al igual que su rival, escondiéndose nuevamente. La mujer de matices verde, corrió hacia la siguiente columna, Wonder se alistó y soltó dos tiros que impactaron en la pared.
La otra al llegar a su sitio, se asomó y lanzó un ataque en dirección. Alonder divisó una salida y examinó el área. Metió su mano a la bolsa de su gabardina y lanzó una bomba de humo corriendo de inmediato, la otra salió tras ella disparando entre la humareda. Wonder llegó de milagro hacia la salida del muro en pedazos.
— ¡Vuelve aquí, perra! — Snaked le persiguió hasta las escaleras de emergencia y ahí la otra se escondió entre los arbustos. A punto de usar una ampolleta contra la mujer, el ataque de ambas se detuvo por la entrada violenta de dos autos que habían caído.
Por otro lado, los compañeros de Rummage siguiendo sus órdenes, tomaron el edificio de comunicación. Tras un discurso de odio e insultos hacia Magne y sus seguidores dicho por Francis, acribillaron a los presentes antes de cortar la transmisión. Uniéndose de nuevo a los demás en la lucha y bajo los efectos del cristal activo, producto del abuso de BOL.
Desde los edificios, las ráfagas brillantes cayeron como lluvia hacia los objetivos, Rummage con un aire de inmunidad bajó a hacerles frente. Los vehículos que buscaban desviar a sus contrarios derrapaban en el asfalto, descargando la torre en dos miras diferentes, el pelo negro y su conductor, evitaban la caída en la persecución.
Nadine, Viperón y Katmind se encontraban en el estudio, Scarlord les había mencionado la debilidad de la esencia y las medidas que tomarían para no verse afectados. La conversación se vio interrumpida tras la llegada de Apricot, los tres se quedaron en silencio y Scarlord se escondió detrás de la puerta. Viperón se acercó, al ver que estaban seguros le permitió la entrada. Apricot miró al especialista.
— Deberían reunirse en otro sitio, si descubren que Katmind está con ustedes, estarán en problemas.
— Ya han venido otras veces. — mencionó el albino.
— No te confíes, Viperón. — le miró seria.
La mujer con aspecto débil, miró a su sobrina. La joven se acercó. — ¿Estás bien? — Viperón expresó inquietud.
— Sí. ¿Puedo hablar contigo, Nadine?
— Claro. Viperón, ¿por qué no ayudas a Katmind con el problema? — el albino miró a Scarlett preocupado por lo que diría. La mujer mantuvo su postura.
— Vamos, Scarlord. — le dio una palmada en el hombro.
Las mujeres quedaron en solitario. Apricot se relajó y le miró fijo. Nadine indagó con una pregunta. Ella respiró profundo.
Viperón y Katmind caminaron hacia el taller, el primero se veía nervioso y el segundo lo notó.
— La esencia volverá a tomar fuerza cuando reclame lo suyo.
El albino tomó con fuerza a Katmind del hombro descargando su frustración.
— No te atrevas a decirlo, Scarlord.
— Viperón, si te digo esto es porque debes estar consciente del peligro. Si podemos hacer algo por Nadine, lo haremos. Y sabiendo esto, deberíamos considerar un plan de emergencia. — dijo mostrando su desvelo. El de mirada oscura, aligeró sus emociones.
— Nadine. Es necesario que sepas algo, sé que me pediste que no volviera a mencionar nada al respecto, pero es necesario. — la mujer parpadeó.
La joven se quedó en sus pensamientos. — ¿De qué se trata?
— Es sobre la marca de Insoma. — la mujer mostró extrañeza al escuchar ese nombre. — Es normal que no te suene. Esta entidad era desconocida incluso para mí cuando descubrí la verdad hace muchos años. Mucho antes de que Kreine y tu madre se conocieran.
La chica reflejó desasosiego e incertidumbre. Apricot metió su mano a su gabardina y puso a su disposición el viejo diario. Nadine tras mirarle más sorprendida y confundida que antes, lo tomó. Hojeando las páginas de inmediato y breve. Observó las iniciales en la portada de cuero y al abrirlo, leyó el nombre de su autor «Chrisye Lowercraft». Se acomodó las gafas y quitó el nudo de su garganta.
El grupo de Alley Island arribó al distrito del descubrimiento con cautela. La pelirroja había levantado su espada para dar inicio al motín, contando con los hombres de Valiant como refuerzo.
La joven mujer, con la cabeza desordenada, acercó su mano devolviendo el diario hacia su tía. — Consérvalo, Nadine. — insistió, la otra expresó su desasosiego. — Nadine, perdóname. — suspiró. — No tuve el valor de decírtelo porque sé lo que es vivir con la muerte siguiendo tus pasos… No quería que dejaras a un lado ese impulso que te hizo llegar a donde estás y ser quien eres. — parpadeó dejando fluir sus sentimientos. — Pero tampoco quiero que tu destino sea impuesto por alguien egoísta.
— ¿Podrías ser más clara? — buscó en su mirada.
— El creador de las armas tecnomágicas, Lowercraft. Hizo un trato con una entidad llamada Insoma, sabemos que llegó a eso por medio de otro medio que desconocemos, pero existe. Insoma otorgó a Lowercraft las cinco piedras de donde se origina la esencia mágica, las cuales nombró Stonecraft, sin embargo la esencia no sería inagotable, tendría que ser alimentada por los descendientes de Lowercraft, por cada dos en la línea, uno de ellos sería sacrificado para mantener la esencia viva. — Nadine miró su marca de nuevo. Apricot se acercó a ella y le tomó de los hombros. — No me queda mucho tiempo, Nadine. Tal vez yo no lo logré, pero tú sí. Y si me atrevo a contarte esto es porque no quiero irme sin decirte la verdad. — la joven de rizos desvió la mirada, consciente de su destino.
— Gracias por decirme. — dijo sin expresión alguna y miró el diario en sus manos. Deseando un momento a solas, la joven se retiró dejando a Scarlett llena de remordimiento.
Oxyuranus y Favela se encontraban sentados frente al dictador un tanto descontentos por las medidas que habían tomado últimamente, pero no podían quejarse. El hombre de mirada ámbar y distante, maquinaba en su mente su próximo movimiento.
— Hay rumores de que Valiant podría estar colaborando con los rebeldes. — mencionó la mujer de traje oscuro. Kreine giró la vista. Magus entrelazó sus dedos sobre el escritorio y se centró en Kreine.
— ¿Has estado vendiendo armas a Valiant? — el hombre de sombrero movió la vista. — No te estoy acusando de nada, Kreine. Pero aún así… — se puso de pie. — No serían suficientes para mantenerse por mucho tiempo.
Favela cruzó las piernas y miró al hombre, incriminadora. — ¿Estás seguro de que estás haciendo bien tu trabajo, Kreine? — el hombre miró a la mujer guardando su odio.
Por la noche, en el taller del callejón penumbra, Blonder y sus hombres lograron filtrarse aprovechando el revuelo de afuera. El líder entró a la base, topándose con la mujer en solitario quien observaba el lugar despidiéndose internamente. El rubio al escuchar sus sollozos se acercó a sus espaldas y le tomó del hombro, ella volteó y sin decir palabra, le abrazó, él le devolvió el abrazo con fervor.
— Scarlett — el rubio le tomó del rostro y le miró a los ojos.
— Lo perdí todo… — dijo entre sollozos.
— No es así — le tomó de las manos — estoy aquí y jamás te abandonaré, Scarlett.
— Date cuenta Blonder — dijo con profunda tristeza — el tiempo se acabó para mí.
Él negó con la cabeza — No digas eso, Scar. Tienes una vida por delante, tenemos mucho por hacer aún. El tiempo que la vida nos robó, nos será devuelto. Y vas a ser testigo, porque yo no te dejaré ir. Esta lucha no la hemos ganado, pero lo haremos.
Ella le miró confiada — Y así será.
Los ojos del rubio se ablandaron — Pero aún no es el final. — sostuvo sus manos — no pienses en eso, damasco. Por favor — sonrió tratando de parecer tranquilo. Ella asintió con la mirada y él le abrazó de nuevo.
En el taller de la Apricot más joven, Nadine se había reunido con su hermano y Katmind, hablándoles sobre lo poco que Scarlett le había dicho y lo que ella había leído en ese diario, mientras procesaba toda la información leída hasta ese momento, tratando de entender ella misma todo aquello que no era fácil de concebir. Viperón y Katmind se miraron por un momento con culpa, el albino no pudo verse sorprendido porque ya sabía la verdad, al igual que Scarlord. Pero aún si Nadine no lo expresaba en ese momento, su tono de voz dejaba claro lo mucho que le aterraba saber que su destino ya estaba escrito.
— Nadine — el pelo negro con un hilo de tristeza se acercó. Viperón le siguió con la misma expresión en la mirada — tal vez te decepciones de mí cuando te diga esto, y estás en tu derecho. No fui un buen amigo al ocultarte esto. — miró a Viperón.
Ella miró a su hermano y después se fijó en Scarlord con incertidumbre.
— Nosotros lo sabíamos, Nadine — dijo el cenizo sin más, sosteniendo la mirada — y le pedí a Scarlord que no te dijera nada. — Ella miró a ambos cayendo en cuenta de esa revelación. — Cometí un error, como muchos otros — el cenizo dejó notar su sinceridad.
— No queríamos que vivieras con el pensamiento gris — mencionó Scarlord apenado.
— ¿Scarlett te lo dijo?
Viperón negó con la cabeza — Ella me lo confirmó, pero fue Sveinn quien me confesó eso.
El apellido de Lazarus le cayó como balde de agua helada. Con sus pensamientos cruzados, decidió dejar a los hombres solos. Viperón desvió la mirada intentando contener su dolor, Katmind se sintió igual de miserable, ambos terminaron encontrándose con la mirada.
— No debí callar — dijo arrepentido Scarlord. El cenizo volteó hacia la mesa de trabajo fijando su vista en el diario.
La mañana despertó masacrando las vidas de los involucrados en Mawords. El sonido de las alarmas estaba por todos lados, ordenando a los habitantes permanecer escondidos si querían conservar sus vidas. Sobre los cielos, el emblema de Mawords, rodeado de los estandartes de los cinco distritos se hizo visible en los dirigibles tripulados por la federación. Armados de los LC Cannon, abrieron fuego a los enemigos del reinado de Magne.
Por tierra, Twilight Tower continuó dando guerra, la persecución comenzó entre el auto de la federación conducido por miembros de la rebelión y los uniformados.
La pelirroja corrió arrojando una de las armas que llevaba consigo al quedarse sin munición, del otro lado de uno de los condominios, fue sorprendida por un miembro de la federación, con un rápido movimiento jaló la espada de su cinturón y atacó al hombre inyectando esencia letal en él, otro más apareció con un arma tecnomágica cargada, el disparo fue desviado por el ataque de uno de sus aliados, a espaldas del enemigo.
— ¡Cuidado! — dijo el hombre delante de ella, pero fue tarde, una de las cápsulas se incrustó en la pierna de la joven, dejando salir un alarido. Su compañero privó de la vida al atacante y se acercó a ella de inmediato tomándola en brazos.
Del otro lado de la metrópolis, un auto sospechoso siguió los pasos de Apricot hasta las oficinas de Uranus y se detuvo a la distancia. El rubio, en compañía de dos de sus hombres se habían percatado del sujeto a distancia. Hizo una señal con la mano y colocaron sus máscaras; pronto se escabulleron y se colocaron en posición. Scarlett llegó a la sala de reuniones y al entrar se percató de la ausencia de Kreine y Sharon, de inmediato fue a buscarlo a su oficina y le informaron que ninguno de los dos se encontraba ahí. Los disparos fuera del edificio causaron pánico en los trabajadores y los gritos no se hicieron esperar. Apricot se asomó observando el enfrentamiento entre los furtivos y hombres que no eran de la federación.
— ¡Vayan a la salida de emergencia! — gritó y sacó un arma de su chaqueta. Los demás al verla, obedecieron temerosos. — «Blonder.»
Apricot esperó a que todos salieran y se escabulló. Los atacantes del auto, quienes tenían pasamontañas se escondían tras el auto, mientras los disparos se intercambiaban entre ellos. La mujer de cabello anaranjado se asomó por uno de los autos estacionados y fijó la vista en uno de los adversarios, tirando de esta. La cápsula explosiva se incrustó en la cabeza y esparció los restos.
Blonder observó la escena temeroso de lo que vendría a continuación, como era de esperarse, la carrera por sus vidas comenzó, Apricot corrió siendo perseguida por otro de los hombres, el rubio dejó a los suyos a cargo y fue en auxilio de la mujer. Apricot se escondió tras un bote de desechos, su cazador se detuvo soltando una ráfaga de plomo, la mujer a duras penas logró salvarse, pero sin embargo no pudo salvarse de un rozón en el brazo. Se arrastró y corrió nuevamente, lanzando un ataque a ciegas que el otro esquivó.
En la isla de Furtwin, Sveinn y los suyos iban cubriendo sus espaldas, esquivando la muerte con contraataques. Los miembros de la federación dieron carrera en uno de los carros, pero los furtivos usaron sus propias armas contra ellos. Lazarus apuntó con el cañón hacia el auto a sus espaldas, mientras estos levantaban los Scan. El ex marino, preparando su ataque, dio la señal de abandonar el carro. El choque de esencias voló los autos, el poderoso estallido no solo les libró de algunos enemigos, sino les dio tiempo para reponerse y llegar al muelle, con la ayuda de sus compañeros cubriendo sus espaldas.
— ¡Abandonen el barco, ahora! — ordenó Sveinn a los marineros sobre la nave.
Estos obedecieron y se despojaron de sus armas. Estas las tomaron como último recurso y subieron al barco. Lazarus tomó el timón y pronto comenzaron a alejarse. Los miembros de la federación tomaron otro barco, lanzando a los marineros al agua.
— ¡Alisten los cañones! — Lazarus jaló a uno de los suyos dejándolo frente al timón y fue a ayudar a los otros, colocando las balas. — A mi señal, van a lanzarlos consecutivamente.
En el suelo de las pesadillas, Rummage guió a los suyos para hacerle frente a los proyectiles sobre el cielo, aunque era una pésima idea. El pelo negro sobre el auto, descargó la torreta a sus objetivos alrededor, librándose de algunos. Por el flanco derecho, un carro militar se aproximó con Snaked sobre él, con una Steam en mano, lo marcó como objetivo. Rummage extendió la mano y uno de los suyos le entregó una Lower.
— ¡Dispara, maldita perra! — la mujer atacó con la Steam, Francis esquivando su tiro, lanzó un tiro desarmándola.
Celebrando su tiro con insultos y descontrol de sí mismo. Pronto se vio interrumpido por uno de los proyectiles que volaron el edificio donde se encontraban sus hombres.
— ¡Da la vuelta, estúpido! — ordenó a su compañero.
Snaked ordenó detener el auto, una ráfaga de fuego alcanzó al furtivo que acompañaba a Rummage. El auto sin control, se desvió estampándose contra las puertas de cristal de un edificio. Snaked ordenó ir tras Rummage para rematarlo si es que aún estaba vivo, el pelo negro, con heridas y algo aturdido se arrastró fuera del auto. Encima del edificio, algunos furtivos habían hecho fuego, donde arrojaron cadáveres de los miembros de la federación mientras hacían bullicio. Wonder con apoyo de un par de furtivas dio alcance a la ubicación del pelo negro. El ataque de la desquiciada mercenaria les sorprendió, pero no se quedaron atrás. Ayudándose de las armas de los otros cadáveres a su alrededor, atacaron el carro, Snaked sacó a su compañero del auto y tomó el volante, con la mirada fría, pisó el acelerador a fondo con el objetivo de arrollar a cualquiera. El carro militar no pudo ir demasiado rápido y esto dio tiempo a las furtivas de moverse y disparar, aún con los cristales protectores Snaked tuvo que moverse para evitar un tiro.
A rayas de Furtwin y Alley Island, los cañones que habían lanzado habían estallado entre sí y otros tantos, golpearon las naves. Sveinn y los suyos habían logrado hundir a uno, pero otro venía en su apoyo. Sin más cañones de los que ya tenían en puerta.
— ¡Ahora! — dio la orden el hombre de mirada clara y fue hacia el timón para desviar curso.
Los cañonazos enemigos fueron proyectados también, recibiendo apenas los primeros golpes en el barco. A corta distancia, divisaron tierra, pero no se trataba de la isla callejón, sino de una zona rocosa deshabitada. Sin muchas opciones a su alrededor, tuvieron que arribar. La federación con el mismo objetivo prepararon armas.
— Quítenles las armas y aseguren el bote. — Sveinn cargó la suya.
En cuanto tocaron tierra, los uniformados bajaron con sed de sangre, disparando a las rocas que se desmoronaron ante los poderosos ataques. Sveinn se levantó la máscara por un momento, inhalando aire fresco. De inmediato se movió esquivando el ataque, sacó una granada de su bolsillo y la arrojó contra el grupo de uniformados.
Las balas se abrieron paso entre la nube de explosión, disparando al azar. Los contrarios hicieron lo mismo, pero causando daño mayor con ayuda de la esencia. Siguiendo su modus operandi, se alistaron para el robo de armas.
Los proyectiles desde el cielo, impactaron el edificio en Bloodfield haciéndolo colapsar con una explosión. Los escombros volaron a su alrededor, Wonder levantó la mirada levantándose la máscara.
— ¡Francis!
Viperón en compañía de Scarlord, viajaban en el Scapin tomando la ruta industrial, lejos de los enfrentamientos.
— ¿A dónde vamos? — preguntó el pelo negro.
— Con Kreine, Scarlett debe encontrarse ahí.
— No crees que será algo sospechoso ir a buscarla. Si está Favela con ellos, no podremos pedirle que nos siga. — se colocó el cinturón.
— No te preocupes por eso, ya pensé en todo. — el cenizo miró de reojo por el espejo retrovisor y se asomó a mirar de su lado. Scarlord giró la mirada para ver qué lo había dejado mudo. — Alguien nos sigue. — el cenizo miró a Katmind confundido, el pelo negro arrugó las cejas con preocupación. El cenizo afinó la mirada con la vista al frente y aceleró.
— ¿Quiénes son? — Katmind giró a ver de nuevo.
— Espías de Magne seguramente. — Katmind abrió los ojos con sorpresa.
Viperón aumentó la velocidad y dio un giro tomando una desviación. El auto espía pronto descubrió el juego del joven y le siguió.
— Viperón, es una mala idea. — Katmind se agarró de la banda de seguridad. — Será mejor detenernos.
— No. — el cenizo condujo el auto dando vueltas sin sentido que pronto colmaron la paciencia de sus espías. Estos aumentaron la velocidad. Katmind le colocó el cinturón al albino mientras expresaba algo de temor por lo que podía ocurrir.
El auto oscuro todo terreno pronto burló los baches del camino que Viperón con dificultad esquivó, el auto espía aceleró sin problema y golpeó la parte trasera del Scapin, sacudiendo a los jóvenes. Katmind insistió a Viperón detenerse, pero este estaba por su furia y emociones; continuando con el juego peligroso. El cenizo volvió a tomar camino y para su espía fue más fácil, Viperón observó la fábrica cerca y se desvió hacia ella, ambas carrocerías a tope, pero con la ventaja del más fuerte, el auto de defensa más ruda dio un golpe violento seguido de otro que terminó por sacarlos del camino e impactando con la entrada de la fábrica. El auto espía, pronto dio reversa alejándose de inmediato. El supervisor dentro del inmueble se acercó al barandal y observó el Scapin dentro de la fábrica con asombro y confusión.
Auschbely y Apricot se reunieron en la base donde se encontraba Heavy descansado debido al ataque. La pelirroja se encontraba inconsciente sobre la cama, desintoxicando su cuerpo de la esencia.
— No puedes volver a donde Kreine. — el rubio le miró con preocupación, la mujer tenía el brazo vendado.
— No, Blonder. Estaría admitiendo lo que él cree.
— Pero de todos modos ya lo sabe. No te va a creer. — dijo con preocupación. — ¿Por qué crees que mandó a sus hombres? Porque ya lo sospecha.
— Pero no sospecha de ti, él y Magne piensan que estás muerto. — se puso de pie. — No puedo alejarme, mis sobrinos están a merced de ese maldito. No puedo permitir que Kreine destruya el único recuerdo de Bailey. — dijo con un nudo en la garganta.
El rubio se acercó y le tomó de los hombros con cuidado — Scarlett, entiendo cuánto quisiste a tu hermana, y sé que Kreine merece pagar por cada uno de sus crímenes. Pero ese no es el modo, entregándote no harás nada, eso no va a asegurar la vida de tus sobrinos y menos la venganza para Bailey.
— Así tenga que matarlo con mis propias manos, te aseguro que lo haré pagar. Kreine es un maldito asesino que merece un destino peor que el que tuvo mi hermana. — dijo llena de rabia y dolor.
El rubio le tomó de las manos — No te arriesgues, Scarlett. Kreine pagará, pero debes entender que no podemos arriesgarnos — miró a la pelirroja herida. Los ojos claros de la mujer se centraron en los ámbar del hombre. Sintiendo su profunda preocupación.
El pequeño bote custodiado por los furtivos arribó en Alley Island, Sveinn bajó primero y examinó la zona, dando la señal a sus compañeros para avanzar.
Con el permiso de Alba, los rebeldes se refugiaron en el albergue, ahí atendieron a los heridos y ofrecieron alimento.
— ¿Quieres que prepare todo para salir esta noche, Sveinn? — dijo una mujer a sus espaldas.
— No — dijo algo apagado — necesitamos descansar. Tal vez mañana.
En el refugio bajo tierra en Bloodfield, Wonder atendía las heridas del pelo negro que se había salvado, bastante herido.
Sus sobrevivientes se encontraban reunidos junto a los demás compartiendo sustancias y algo de cristal activo. La mayoría de ellos, ya eran parte de ese círculo vicioso, muchos por orden de su líder. La joven de matices miró al pelo negro sintiéndose culpable de algún modo.
— ¿Hay forma de enviarle un mensaje a Lazarus? — mencionó la mujer.
— Los radios no funcionan.
— Debemos llevarlo a un distrito seguro. Consigan un auto y que otros nos escolten por si acaso. — ordenó Alonder.
En el taller, Viperón y Katmind habían recibido atención médica para sus heridas. Apenas, librando algo peor.
— ¿En qué estaban pensando? — dijo con ligera molestia. — ¿A dónde iban? ¿Van a decirme?
— Sí — dijeron ambos — Íbamos a buscar a tu tía. — mencionó Scarlord — queríamos hablar con ella sobre el diario de Lowercraft.
— Pretendía ir a buscarla, le pedí a Scarlord que me acompañara. Pero alguien nos siguió, seguramente algún espía.
— ¿Espía?
— No estoy seguro de quién, pero tenían un objetivo. — el cenizo se quejó por el golpe en la frente. — Nadine, no estamos seguros.
— ¿En serio? — frunció las cejas con obviedad.
Un alboroto fuera del taller dejó mudos a los tres que atentos a la voz afuera, se mostraron pálidos.
— Quédense aquí — Viperón salió.
— Nadine — Scarlord tomó a la joven que iba tras él.
Ella le miró — Por la seguridad tuya y de nosotros, no salgas Katmind. Por favor — el pelo negro le soltó.
Viperón se acercó a donde Kreine quien ordenó a todo el mundo ahí salir. Dirigió una mirada hostil a su hijo de inmediato.
— ¡Tú! — se acercó lleno de ira.
— La respiración del cenizo se detuvo, Kreine se acercó y le volteó la cara de una fuerte cachetada — ¡Escoria malagradecida!
— ¡Déjalo en paz! — Nadine se acercó mirándolo con desprecio.
— Nadine, no — el cenizo le detuvo del brazo.
Kreine se mostró frío — ¡Insolente malcriada! No cabe duda de que son iguales a todos los perdedores Apricot. Ninguno de los dos pudo enorgullecer mi apellido lo suficiente — hizo énfasis con crudeza — maldigo la hora en que me involucré con la inútil de su madre.
— ¡Ya basta, Kreine! — Viperón levantó la voz molesto — nosotros no tenemos la culpa de que tu vida haya sido miserable. En todo caso, párate frente a un espejo y repróchate a ti mismo.
— ¿Prefieres estar del lado de un ser sin escrúpulos que tarde o temprano va a traicionarte? — cuestionó la de anteojos — ¿por qué no puedes ver más allá de tu ambición, Kreine?
— ¡Cállate, maldita testaruda!
— ¡El que se tiene que callar eres tú! — Viperón se mantuvo firme — no voy a tolerar más insultos hacia nosotros. Lárgate — dijo con desprecio.
La mirada de Kreine se desvió hacia sus espaldas, Scarlord apareció de pronto encontrándose con el furioso hombre.
— Era de esperarse — los mellizos voltearon por un instante a donde Katmind, Kreine sacó un arma y apuntó al pelo negro. Viperón se abalanzó sobre él de inmediato y comenzaron a forcejear.
Scarlord se acercó tomando al de sombrero por los brazos, intentando desarmarlo, un tiro se escapó del arma de fuego, pero sin agravios. El arma cayó a los pies de Nadine, quien recogió el arma de inmediato, temblorosa pero decidida a proteger a los suyos, amenazó a Kreine.
— Adelante. — Kreine empujó a Katmind y Viperón se hizo a un lado. Nadine le miró con los ojos temblorosos, pero con el dedo en el gatillo. — Hazlo, ingrata.
— Lárgate. — dijo a secas.
Kreine tomó distancia mirando a los tres, amenazante. — Ustedes ya escogieron. Tengan por seguro que no habrá piedad para ninguno. — dijo recalcando a sus hijos.
— No podemos permanecer aquí. — Scarlord se puso frente a ellos. Los mellizos se miraron.
Por la mañana, Oxyuranus entró a la oficina principal de Magne, lleno de ira por dentro y con deseos de venganza. El hombre notó las intenciones que trataba de ocultar.
— ¿Qué sucedió, Kreine? — dijo a sabiendas de lo que iba a decir.
— Esos traidores ya no son mis hijos, desde hoy están tan muertos como su estúpida madre. — golpeó el escritorio con violencia.
— ¿Y sabes por qué sucedió todo esto? — se acercó a su lado, este levantó la mirada — fuiste débil desde el principio. — dijo con molestia — te lo advertí muchas veces, Kreine. Pero te encaprichaste con algo estúpido ¿y todo para qué? — le miró con lástima.
— ¿Quieres juzgarme? — se enderezó — tú no estás muy lejos del abismo.
Magne tomó aire y se acomodó el traje formando una sonrisa siniestra. Tomó una carpeta del escritorio y se la arrojó, Kreine la atrapó y pronto miró el contenido — ¿Quién está más cerca del abismo ahora? — la mirada de Kreine se endureció por completo, arrugando la carpeta y tirándola al suelo. Salió de la oficina lleno de veneno.
Scarlett en compañía de Blonder se habían reunido con los tres jóvenes en el jardín de la mansión, ahí armados con lo único que podían llevarse a la tumba, tomaron la decisión de seguir a los líderes.
Kreine llegó a la residencia de Sharon, donde Grace le recibió algo incómoda con su presencia.
— Sharon no se encuentra. — dijo mostrándose seria.
— No vine a hablar con Sharon, sino con Pandora. — dijo el hombre ocultando su irritación.
— ¿De qué quieres hablar con mi hija? Kreine no voy a permitir que envenenes más a mi hija. Lo que sea que tú y ese círculo ruin hagan, que sea sin involucrar a mi hija. O haré que lo lamenten. — dijo protectora.
— Crees que podrás hacer algo contra nosotros, te conviene quedarte de nuestro lado Grace. Porque cuando limpiemos Mawords de esas escorias, no habrá lugar para traidores. — amenazó.
— Señor Oxyuranus. — Pandora bajó las escaleras y se acercó con ese aire de arrogancia.
— Pandora. Qué gusto verte, tengo que hablar contigo de algo muy importante.
— Pandora. — su madre le miró fijo.
La joven mujer se acomodó la bufanda. — Según tengo entendido, el cobarde de Viperón no se casará conmigo. Porque está del lado de los rebeldes. — dijo con desprecio.
Ginger se mostró sorprendida y miró a Kreine.
— Es cierto, no lo niego. Pero por eso estoy aquí.
Pandora levantó la mirada con interés y se acercó — ¿De qué se trata?
— Pandora, no. — su madre le tomó del brazo.
— Soy lo suficientemente mayor para tomar mis decisiones, Grace. Así que quédate fuera de esto, por favor. Haz algo bien como madre por primera vez. Adelante. — Pandora invitó a Kreine a pasar al despacho de su madre. Grace se quedó anonadada.
El grupo logró llegar a la base en el callejón penumbra, siendo cautelosos aunque iban preparados por cualquier evento inesperado.
— Kreine tenía cierto conocimiento sobre este lugar. Por eso no dudó en investigarlo. — los jóvenes observaron el barrio deshabitado. — Por suerte, el taller sobrevivió. Aun si lograban encontrarlo, toda evidencia sería destruida. — añadió la mujer.
— Podrán permanecer aquí cierto tiempo, pero tendrán que moverse constantemente para evitar la captura. — dijo el rubio.
— ¿Tendremos que matar? — preguntó Scarlord con preocupación. El rubio miró a la mujer dudando de lo que dirían. Viperón y Nadine también deseaban escuchar una respuesta.
— Si es necesario, sí. Pero tendrán protección, no estarán solos. El grupo que opera en Twilight Tower les seguirá en todo momento.
— También tenemos a los hombres de Valiant. — mencionó Viperón.
— Valiant dejará de luchar por nuestra causa y comenzará a defender sus intereses conforme avance esta guerra. — mencionó la mujer.
— Viéndolo así, no tendremos opción. — Nadine miró a su hermano y amigo.
— Cuando llegue el momento, tendremos que reunirnos nuevamente para dar nuestro último golpe. Por ahora, el objetivo es debilitar a la federación, necesitaremos toda la ayuda posible, conseguir más apoyo, incluso de los civiles. Aunque seguramente eso nos redoblará esfuerzos, Magne nos pondrá contra la pared en cada oportunidad. — advirtió Auschbely.
El grupo llegó a la guarida, pasando por la casa que había sido cateada, descendieron al subterráneo. Los nuevos compañeros miraron a los demás y saludaron. Uno de ellos se acercó y susurró a Apricot sobre el estado de la pelirroja.
— ¿Qué pasa? — preguntó Nadine.
Apricot les miró a los tres y se dirigió a Scarlord. — Necesitamos tu ayuda, Katmind.
Debido al peligro inminente de la zona de muerte en el distrito dos, Francis no pudo salir del refugio, pero lograron encontrar a un voluntario que se ofreció a curar sus heridas. La estudiante de medicina usó sus conocimientos y ayudó al pelo negro.
— Gracias por ayudarnos. — Alonder agradeció a la joven.
— No se preocupe. — sonrió la rubia. El pelo negro movió los dedos ligeramente.
En el albergue de Alba, Lazurus y los suyos se prepararon para salir con destino al distrito pilar.
— Vamos a reunirnos con Blonder y continuaremos a Bloodfield. Así que tomarán las municiones y armas posibles. — mencionó Sveinn.
— Señor Lazurus. — uno de los chicos del albergue entró a toda prisa. — Hay miembros de la federación en la isla, pronto llegarán aquí. Deben irse.
Lazarus miró a sus compañeros. — No podemos irnos todavía, salgan y distribúyanse, ya saben qué hacer.
En el taller de Apricot, Scarlord había colocado un suero purificador a Heavy, usando la esencia de regeneración que llevaba en el Salvatore.
— ¿Se pondrá bien? — el cenizo preguntó con un hilo de preocupación.
Katmind le dio una palmada en el hombro. — Sí. Solo necesita descansar y dejar que el suero haga efecto. — Viperón se sorprendió por el gesto de Katmind, tomándolo como una buena señal.
Nadine dibujó una leve sonrisa y prefirió alejarse. Pronto se acercó al rubio y su tía.
— Dígame una cosa, señor Auschbely. — sacó el diario de su pequeña mochila. — ¿Usted y su hermano tienen diferencias por culpa de Insoma?
El rubio aclaró su garganta. — Magne me vio como una amenaza a sus intereses. Descubrí lo que planeaba hacer y también supe de su relación con la entidad. Magus tiene en su poder un libro de invocación antiguo.
— El mismo que Lowercraft mencionó. — la joven abrió el diario. Blonder asintió con la mirada. — Al parecer el libro de lo oculto ya estaba en posesión de los Lowercraft. ¿Cómo lo consiguió Magus? — Viperón y Scarlord se acercaron por detrás de la joven mujer.
— La esencia estuvo a cargo de un hombre desconocido después de la muerte de Lowercraft. Mi hermano y yo vivíamos en Glommyland, ya sabrán cómo es la vida en ese distrito, nosotros no teníamos recursos y Magus siempre ambicionó algo más. Trabajamos muy duro para viajar a Twilight Tower, aquí conseguimos empleo. Yo tuve la oportunidad de encontrarme con un hombre que era profesor en el taller de estudio público. Mi hermano se hizo mensajero de los Oxyuranus y ahí se relacionó con Kreine. — Scarlett desvió la mirada. — Tu padre y mi hermano se hicieron buenos amigos. Desconozco lo que haya pasado desde ahí, pero Magus me comentó sobre aquel castillo y sobre un anciano que le invitó a cenar. Después de aquella cena, Magus no volvió a ser el mismo, supe tiempo después, que fue el mismo Insoma con quien había hablado. Él le ofreció un trato, poder y riqueza a cambio de sangre. No sé mucho de la entidad, pero no debe ser algo bueno si a cambio quiere destrucción.
— Lowercraft solo lo describió como un ser espectral, misterioso y cruel. Y sobre el aura de muerte que traía consigo. — añadió Scarlett.
— Maldito. — musitó Viperón tragando su rabia. Todos le miraron de acuerdo.
— Entonces, debemos entrar al castillo. Es ahí donde oculta las Stonecraft. — opinó Scarlord.
— Así es. — dijo Blonder.
— Lowercraft mencionó a un hombre llamado Jefferson Scarlord y otra de nombre Evana Auschbely, eran sus amigos y al parecer también participaron y estuvieron cerca de Insoma. Él mencionó que vio morir a Scarlord a manos de Insoma, supongo que Evana tuvo el mismo destino aunque no lo supiera. ¿Ellos tienen algún tipo de relación con Katmind y de ser así, Insoma podría hacerle daño? — cuestionó con interés la de anteojos.
— Katmind es un descendiente de Jefferson, pero no se verá afectado porque él no hizo trato alguno con Insoma. — añadió Scarlett.
— ¿Siempre tuviste ese diario, Scarlett? — preguntó Viperón.
Ella afirmó con la mirada. — Lo encontré entre un baúl lleno de cosas viejas y recuerdos familiares. — Scarlett revivió la imagen de su padre. — Lo leía cuando era muy pequeña, pero no lo entendí hasta tiempo después. Nunca se lo dije a su madre, porque sabía que no iba a creerme.
Viperón y Nadine se miraron de nuevo, mientras por su mente pasaban mil dudas.
Los uniformados entraron a las casas de los habitantes del distrito cinco con lujo de violencia, saqueando y amenazando mientras obligaban a las personas a dar información de los furtivos. Un grupo de uniformados sacó a una familia y los llevó frente a un pequeño kiosco, donde apuntaron con sus armas a pesar de las súplicas. Desde las rendijas estrechas, la mira de los furtivos acechaba, antes de que los asesinos de uniforme masacraran, la ola de disparos les sorprendió de todos los ángulos, sin saber muy bien a dónde dirigirse, acribillaron sin contemplación.
— ¡Vengan por mí, bastardos! — Sveinn atacó con su arma y se escabulló entre las casas. Un grupo le siguió.
Los demás soldados se dispersaron a la zona boscosa, los compañeros de Lazarus se asomaron desde las palmeras y árboles y dispararon. Lazarus se movió entre las estructuras acompañado de sus compañeros, los uniformados estaban más que lentos entre tanto cruce que en ocasiones no tenía salida, Lazarus tratando de mantenerse rápido se movió, topando con un muro.
— ¡Te tengo desgraciado! — el oficial le apuntó. Lazarus le disparó en ambas piernas dejándolo de rodillas, se acercó de inmediato y le robó el arma.
— Tú eres el desgraciado.
Los oficiales haciendo uso de las armas tecnomágicas, devastaron la zona enseguida dejando rastro de sangre a su paso, sus hombres también cayeron pero en menor cantidad. Pronto avanzaron al albergue, ahí el grupo del inmueble con armas cargadas de esencia ordenaron evacuar a los pequeños, de una patada se abrió la puerta y fueron recibidos con esencia letal. Los habitantes de Alley Island entraron en pánico y algunos salieron con la intención de huir fuera de la isla, pero los oficiales les privaron de la vida, otros tantos se quedaron encerrados en sus casas mientras la riña se daba fuera.
Lazarus con los latidos a tope, corrió deseando llegar al albergue mientras su mente rogaba por ponerle fin a esa masacre.
Los oficiales abrieron fuego contra los rebeldes dentro del albergue sin importar los daños innecesarios. Los pequeños y jóvenes en compañía de los voluntarios y un par de furtivos corrieron por la vegetación. Los miembros de la federación no se detuvieron a pesar de los gritos de pánico, los menos afortunados pronto cayeron al suelo, aunque intentaron ayudarlos, no podrían salvarlos a todos. Lazarus siguió corriendo mientras preparaba la Scan, observando la grotesca escena, solo pocos pudieron subir a las balsas de emergencia, pero los ataques los alcanzarían. El grito se quedó a mitad de su garganta, tan solo pudiendo atacar, los pasos de otro furtivo se aproximaron y le apoyó. La federación volcó su objetivo hacia ellos dando la oportunidad a algunos de escapar.
La fría y oscura noche abrazó las calles bañadas en sangre.
Siguiendo la ruta del desagüe, Sveinn, los furtivos y los pequeños que sobrevivieron fueron guiados hasta la base.
Cuidándose las espaldas y atentos a los movimientos, pasaron a los cinco pequeños por delante.
En la guarida, el rubio y los otros miembros trazaban su siguiente movimiento. Viperón se acomodó junto a su hermana junto al sofá y Scarlord a un lado.
— Estaremos bien. — el cenizo le miró esperanzador. Nadine asintió.
Alguien llamó a la puerta y aquellos del sofá se miraron unos a otros, el rubio abrió de pronto. Los compañeros de Lazarus entraron con los pequeños, Nadine se acercó de inmediato. Sveinn hizo acto de presencia después de todos. La de anteojos levantó su mirada y él también se sorprendió al verla.
— ¿Qué pasó? — El cenizo interrogó al cabello claro con preocupación.
Blonder miró a Sveinn, diciendo todo con la mirada, entonces comprendieron lo que había ocurrido. Los miembros tomaron un descanso y contaron al rubio lo que había pasado, Viperón escuchó atento al igual que Katmind. Nadine se encontraba con los pequeños y su tía atendiendo a los pequeños, pronto Katmind se unió.
— Iremos a Bloodfield, ahí alcanzaremos a Francis y purgaremos el lugar. — mencionó Sveinn.
— No he tenido noticias de Francis hace mucho tiempo. — mencionó Blonder. — Solo he escuchado rumores que me cuesta creer. — Sveinn le miró ajeno a lo que decía.
— Deberías descansar, Sveinn. — mencionó Viperón.
— ¿Por qué Nadine está aquí?
— Nos descubrieron y no podíamos quedarnos.
— La muerte acecha por todos lados. — dijo apagado el de mirada clara. — Pronto nos quedaremos a la vista de los halcones. Nuestra gente se reduce, los suministros, los refugios. Pronto nos quedaremos sin recursos y Magus tendrá ventaja.
— No, Lazarus. — dijo el rubio. — Aún tenemos piezas. No dejaremos que Magne nos encierre. — le colocó una mano con firmeza en el hombro.
— Aún debemos jugar nuestra revancha. Magne no está cerca de vencer. — mencionó el cenizo. Lazarus le colocó la mano en el hombro.
Rummage apenas abrió los ojos, pidió a uno de sus hombres darle «aliento de vida», o así le llamaba en su código. La joven de matices se acercó al verlo de pie y no dudó en abrazarlo.
— Francis. — sonrió.
El pelo negro le tomó del rostro e intentó darle de su «medicina». La joven dio un manotazo y le tiró el sobre pequeño al suelo, después lo aplastó.
— ¿Qué te pasa, Francis? — arrugó la frente.
— ¿Qué te pasa a ti? — mencionó el pelo negro y recogió el sobre limpiándolo.
— Blonder y Lazarus vendrán al refugio, ¿crees que les dará gusto verte así? Francis, ese no eres tú.
Rummage le miró con sorpresa. — Qué bien, pronto se unirán a la fiesta. — sonrió.
Wonder le miró con decepción. — ¿Por qué, Francis? — dijo con un hilo de tristeza. — Me duele verte así. Estuviste a punto de morir por culpa de esta maldita cosa. — le arrebató el sobre y lo vertió sobre el suelo.
Francis levantó la mirada hostil. — Ya basta, Rummage. No voy a permitir que te destruyas, así me odies. — sostuvo la mirada.
El hombre de mirada verdosa, se aproximó a ella y le puso contra la pared, apretando sus muñecas. Wonder no se mostró perturbada y confrontó con la mirada.
— Francis, por favor. — fijó su mirada, observó los labios del pelo negro, acercándose lentamente. El roce de sus labios fue suficiente para estremecer sus cuerpos, Alonder le tomó del cuello y besó con añoranza. Francis resbaló sus manos hasta su cintura.
— No. — Rummage la alejó de él y tomó distancia. — Eres mi amiga, Alonder. Podrás hacerme enfadar tanto como quieras, pero… — los ojos de la mujer se humedecieron y tragándose su llanto se esfumó de su presencia.
Rummage se recostó sobre la pared sacando un sobre de su chaqueta para relajarse a su modo. La mujer buscó un espacio solitario, dejando salir el dolor del rechazo llena de arrepentimiento por todo.
En el taller por fin algunos tomaron un descanso antes de continuar. Sveinn con sus miedos internos, salió fuera del taller mirando a la selene que le susurraba en llanto desde su punto de perspectiva.
— Lazarus. — aquella voz mansa, le hizo ponerse de pie.
— Nadine. — la mujer de rizos oscuros abrazó su doliente y ajetreado ser. Él buscó algo de calma entre la áspera línea del destino. — los ojos de ambos se encontraron en un pesar compartido.
El rubio se detuvo frente al umbral de la mujer, con el corazón agitado, abrió la puerta temeroso y le buscó con la mirada, encontrando su débil brillo sentada de espaldas en la cama y sosteniendo algo entre manos. Auschbely se aproximó lento y observó una fotografía de ella y su hermana entre sus manos, marcada por algunas lágrimas.
— Scarlett. — se sentó a su lado buscando su mirada.
— Debí insistir más. — suspiró levantando la mirada de frente a la nada.
El rubio tomó su mano. — No puedes culparte por las decisiones de tu hermana, ella escogió su camino después de todo. — la mujer le miró. — Scarlett. — bajó la vista un momento. — Aún si Kreine logró separarnos físicamente, mis pensamientos siempre estuvieron contigo. — mostró una sonrisa.
Ella entrelazó sus manos con las suyas. — Tú también, Blonder. — parpadeó dejando caer sus lágrimas y se acomodó entre sus brazos con su cabeza en su pecho. Apricot observó la marca en su muñeca y miró al hombre de nuevo, regalando una sonrisa. — Gracias por volver.
El rubio acarició su mejilla con suavidad. — Scarlett… — Apricot juntó sus labios, dejando que las palabras se sellaran en ese gesto seguido de un abrazo. La marca reafirmó la maldición, y Blonder lo supo cuando los ojos de Scarlett se cerraron y sus brazos cayeron por su espalda.
— Scarlett. — le cobijó entre brazos mientras sus ojos se abrían al dolor.
Viperón abrió los ojos de pronto, saliendo rápidamente en búsqueda de su hermana.
— ¡Nadine! — dijo con desesperación.
Los jóvenes que se encontraban fuera, escucharon la voz del cenizo y fueron de prisa. Al cruzar la puerta, Viperón tomó a su hermana en un abrazo.
— Nadine. — le miró a los ojos.
— ¿Qué sucede? — Sveinn le miró con preocupación.
Blonder pronto apareció con pesadumbre en el rostro. Lazarus le alcanzó de inmediato y le tomó del hombro. Nadine y Viperón le miraron. La joven bajó la mirada, Viperón le sostuvo con una mano. Nadine tomó asiento quitando sus gafas, Viperón la abrazó con miedo.
— Lo siento. — dijo Lazarus en voz baja al rubio. Katmind se asomó a un lado y pronto se acercó al hombre compartiendo su pena.
Las manecillas del reloj anunciaron la llegada de un nuevo descendiente a las piedras recipientes. Estas tomaron vitalidad, el lugar comenzaba a llenarse de barriles de esencia que no habían sido distribuidos. Magne pronto miró con satisfacción, Insoma a sus espaldas tomó una bocanada del aire de muerte a su alrededor.
— Necesito tu ayuda. — exclamó el rubio.
— ¿Y qué voy a obtener? — dijo con voz pacifista.
— Destrucción. Tendrás un manjar para ti solo si accedes a ayudarme. Esto solo es un aperitivo comparado con lo que puedes obtener. — sus maquiavélicos ojos se encendieron. La entidad extendió sus largas extremidades ásperas rodeándolo.
Blonder se despidió de su amada. Siguiendo la huella de la muerte y desolación, se separaron nuevamente. Nadine
despidió a Lazarus con un abrazo, entregándole una Potion Steam. El recuerdo de su tía, se mezcló al verlo partir, pidiendo por su regreso a salvo. Viperón miró a Scarlord con pesadez y él dio su palabra de ayudarlo.
La mañana siguiente, Heavy por fin abrió los ojos, algo débil pero íntegra. El cenizo se acercó a la pelirroja sosteniendo una bandeja con alimentos, ella algo sorprendida y extrañada de verlo ahí, le examinó.
— ¿Cómo estás? — acomodó la bandeja a un lado y tomó asiento.
— Bien, gracias. ¿Me perdí de algo?
Viperón no supo bien qué responder. — ¿Seguirás con esto?
— Les di mi palabra. Tu tía confía en mí. — él giró la mirada. Heavy trató de leerle la suya.
Los dos cabecillas que habían llegado a Bloodfield, se sorprendieron al llegar al refugio. Observando restos de ropa ensangrentada y evidencia del consumo nocivo. Wonder pronto se acercó a ellos con la mirada seria.
— ¿Dónde está Francis? — preguntó Sveinn.
— Fue de cacería.
Blonder y Lazarus se miraron con preocupación.
— No podemos dejarlo solo, vamos.
En el área de muerte, pronto la ola de oficiales y criminales se concentraron conforme fueron apareciendo. Durante los siguientes días, los furtivos y los contrarios marcaron récord con una lluvia de sangre y destrucción que pronto terminaría por arruinar el distrito. Magne con una nueva pieza por mover, pasó por alto el desastre. En la torre crepuscular, pronto se levantó la pancarta de un retrato hablado de Blonder Auschbely, que también fue colocado en los otros cuatro distritos.