Más tarde, Lazarus llegó a la casa de Anak. Lleno de inquietud por conocer al hijo de Anak, quien tenía relación con Nadine de igual modo. Para su suerte, fue a él a quien notificaron de su presencia. Nuevamente el joven se sorprendió ante la mención de otro desconocido para él, pero seguro buen amigo de su padre. Lazarus echó un vistazo a la casa por dentro, el pelo negro se acercó mirándole con atención.
— Bienvenido — Sveinn se volteó de pronto, clavando su visión. — Mi padre aún no ha llegado, pero puedes ponerte cómodo. — dijo amable. — Soy Katmind Scarlord — se acercó a saludar.
— Lazarus Sveinn — tomó su mano y se sorprendió ante el saludo del hombre de pañoleta.
— ¿Puedo ofrecerte algo de tomar o prefieres cenar?
Sonrió — estoy bien, gracias.
No pasó mucho cuando Anak entró por la puerta. Los tres compartieron un saludo y el anfitrión le invitó a pasar al comedor. Los tres se sentaron a la mesa, a la espera de sus alimentos. Sveinn miró a Anak a sabiendas de lo que estaba ocurriendo en ese preciso momento.
— ¿No prefiere esperar a su esposa? — mencionó para aligerar el momento.
Anak aclaró la garganta,
Katmind sonrió. — No era mi intención, me disculpo si les hice sentir incómodos.
— No, no te preocupes, Lazarus. No soy casado. — sonrió el hombre. — Sveinn intercambió mirada con Katmind.
— No tengo una madre como tal. Soy un Nova humano. — dijo el joven. Sveinn se pasmó con la mirada grande.
— Entiendo — rompió el silencio con una sonrisa — había escuchado el término, pero no había tenido la oportunidad de conocer a alguien así. De no ser porque me lo dijiste, no habría notado diferencia.
— Eso es porque somos humanos también, con la única diferencia de que nuestro periodo de vida es más corto. Y fuimos creados con ayuda de la esencia de regeneración.
— Increíble. — expresó admiración.
En la base marítima, los encargados de vigilancia estaban casi durmiendo sobre sus posiciones. Pronto el grupo acechando en las sombras, estuvieron listos. Tras levantar sus metralletas, ambos líderes salieron a toda marcha y la dispersión al salir a la luz dio pie. Disparos hacia la bandera de Furtwin sobre la base y estallidos de faros exteriores dieron inicio a un contraataque instantáneo. Los marinos tomados por sorpresa, reaccionaron sin saber lo que ocurría con exactitud, al divisar a sus enemigos entre las sombras sus rostros se confundieron, pues no eran oficiales de la federación. Unos más osados salieron tras ellos, pero fueron neutralizados por balas en las piernas o bombas de gas. Del lado de los furtivos, trataban de proteger su integridad a todo pronóstico, pero también recibieron roces y disparos no letales. En la población, el caos pronto se desató al ser intimidados por los enmascarados que no los dañaron, pero sí les obligaron a dispersarse por disparos al aire.
La pacífica tierra del distrito tres, había sido perturbada.
Esa mañana diferente en la imponente Mawords, se levantó con rumores y pánico entre los habitantes. Los marinos reportaron el ataque "terrorista" a la federación y pronto Magne lo supo. Los medios de comunicación en los cinco distritos hicieron bulla con las preguntas y dudas respecto al atentado. Muchos vieron el acto como vandalismo, otros no le dieron importancia, muchos se rieron de aquellos que seguramente serían puestos a pena de muerte muy pronto y solo la minoría, el verdadero significado.
El hombre de mirada perturbadora e insensible, levantó la vista por sobre su escritorio. Donde Kreine se encontraba escuchando atento el informe de lo ocurrido en la pantalla. Pronto apagó el aparato y volvió su vista a Magne.
— Son solo un grupo de impertinentes que buscan atención. — dijo sin interés el hombre de traje oscuro y mirada penetrante. — pronto se encargarán de ellos.
Kreine se puso de pie — Que bueno que lo mencionas porque Sharon no opina lo mismo. Iré a verla — se acomodó el saco.
El hombre se quedó en solitario, mirando por la ventana junto a sus pensamientos.
En el estudio de Viperón, Nadine y Heavy también se habían puesto al tanto de lo que había ocurrido. Pronto el joven enmudeció la pantalla. Soltando una risita de burla e impresión.
Nadine y Heavy intercambiaron miradas con preocupación.
— No lo puedo creer — el cenizo les miró con gracia — hay que ser estúpidos… No, suicidas. — aclaró su garganta.
— Al menos mostraron su descontento y lo intentaron — mencionó su hermana.
— A costa de sus vidas. — respondió su hermano — esa bola de tontos será ejecutada en vivo y frente a todo Mawords seguramente. Vaya que dejarán huella.
— Tal vez sean más inteligentes de lo que piensas — mencionó Heavy a favor — si atacaron la base marítima, no creo que sean tontos.
— Los marinos no son peligrosos. Pero hubiera sido épico que atacaran a los oficiales de élite, eso sí hubiera sido una hazaña. — el hombre volvió a reír.
En la residencia Favela. Las mujeres también se vieron sorprendidas por el asunto.
— Qué miserables — Pandora se cruzó de brazos y rió — morir por una estupidez de tal magnitud.
Grace miró a su hija con inquietud. Sharon rió sutil — Mañana estarán de nuevo en las noticias. Les darán un castigo a la altura de su imprudencia. Desperdicios como ellos, no merecen oportunidad. — Pandora y ella compartieron el mismo gusto. Grace desvió la mirada.
Scarlett pronto se había enterado de lo ocurrido, sintió una mezcla de orgullo y preocupación, pues temía por Blonder. En la morada de Scarlord, también habían escuchado con atención. Anak celebró internamente, deseando su pronto regreso, Lazarus de igual forma, pero con preocupación de lo que se vendría a continuación. Katmind, ajeno a lo que ocurría, se mantuvo impresionado y reflexivo. Su padre evaluó su reacción, al igual que Sveinn.
Más temprano que tarde, la federación de Mawords alistó sus filas para salir de cacería. Con solo la descripción de sus vestimentas y sin detalles sobre sus rostros, tendrían que hacer una ardua búsqueda. Incluso en sitios como Alley Island y Glommyland. Sin tiempo a perder, pronto los afectados, pero no moribundos miembros de Furtival, fueron atendidos por Scarlord en el taller de Apricot.
Ahí se volvieron a reunir los participantes. Scarlett recibió con un fuerte abrazo al rubio y este se dio la oportunidad de sentir su aroma. Lazarus se acercó a Rummage e intercambiaron palmadas.
— Me da gusto verte, ileso. — dijo el de mirada azul.
— Por ahora. No podemos asegurar inmunidad por siempre.
— La federación los está buscando ahora. Moverse podría resultar un poco más complicado. Debemos planear el siguiente movimiento con cautela.
Francis sonrió — Estoy de acuerdo.
— Pero la próxima vez, no estarás solo. — le dio una palmada en el hombro. Rummage se la devolvió.
Tras algunos días de búsqueda, pronto el patrullaje bajó la guardia. Alertas de algún movimiento, pero sin tomarle más atención ya que no habían vuelto a escuchar o verlos. Los rumores por la paranoia solo se quedaron en eso. Nuevamente, en el subterráneo, colocaron la piedra sobre su nuevo objetivo, tomando en cuenta ventajas y desventajas. Pues no sería sencillo con la federación jugando entre ellos.
Wonder había regresado nuevamente a la torre para sus propios asuntos, a sabiendas del evento raro que les sacudió.
Lazarus y Nadine se encontraban en compañía de Katmind. Él les enseñaba más sobre lo que trabajaba en su taller de experimentos. También les habló del avance que habían logrado respecto a la calidad de vida de los Nova humanos.
— Supongo que a principios de este año lo harán público — mencionó Nadine.
— Así es. — sonrió.
Sveinn se quedó en sus pensamientos. Fuera de la conversación que mantenían ellos. Pronto la empleada llamó a la puerta y notificó al joven de la llegada de Wonder. Sveinn perplejo se giró al joven.
— ¿Conoces a Alonder?
— Sí. Mi padre le está ayudando con el albergue. Enviamos medicamentos y ayudamos con el instrumento para sus problemas.
Nadine le miró cálida — por qué no me comentaste, Katmind. Nosotros estamos dispuestos a apoyar de igual modo, Viperón y yo estaremos encantados de ayudar. — Sveinn dejó salir una risita. Nadine y el otro le miraron y aclaró la garganta.
Katmind tomó la delantera y dio la bienvenida a Wonder. Nadine y Lazarus le siguieron y la sorpresa de la mujer fue instantánea.
— ¿Lazarus, qué haces aquí?
— Qué gusto verte de nuevo, Alonder — dijo la de anteojos con una sonrisa.
— Claro — miró de nuevo a Lazarus. Nadine desvió la mirada, Katmind solo observó extrañado — creo haber entendido que el infeliz Oxyuranus te prohibió acercarte a su hermana.
Nadine abrió los ojos con pena, Katmind miró a los presentes por un instante bastante ajeno, pero impactado por lo que escuchó. Sveinn aclaró la garganta con nervios.
— Eso ya quedó atrás. Katmind nos dijo que su padre te está ayudando con el albergue, eso es grandioso. — sonrió.
— Así es.
— Nadine ofreció su ayuda también — habló Scarlord. Wonder le miró — ella y su hermano podrían ayudarnos con las piezas y dispositivos.
Wonder miró a Nadine a los ojos — Gracias. Voy a tenerlo en cuenta.
Se acomodó las gafas — Claro, cuando estés segura puedes hacérmelo saber. Eres bienvenida en mi casa y en el taller.
Más tarde, la reunión Furtival se llevó a cabo en el subterráneo, al menos los cinco estaban presentes, tomando decisiones antes de informar al grupo. Con la información y movimientos de los elite ubicados, señalaron su siguiente ruta.
— Esta vez las cosas no se quedarán en un simple susto. — habló el rubio — la federación va a intervenir y tendremos que atacar, matar o morir.
— Deberíamos considerar hacer una distracción con los Legencraft — dijo la mujer preocupada por su integridad.
— No, Scar. Todavía no es momento, pero no es mala idea. Quizá podríamos usarlo la siguiente vez.
— ¿Y por qué tomar riesgos esta vez? — dijo a Blonder.
— La señora Apricot tiene razón — mencionó Lazarus. — Creo que podríamos usar uno de esos como carnada.
— Dejaríamos en evidencia la existencia de estos — mencionó Scarlord — los Legencraft son nuestro escudo más poderoso.
— Podemos seguir así, pero será arriesgado — afirmó Francis — las bajas podrían ser mayores considerando que la federación nos gana en número y armamento.
— Así es — Sveinn miró el mapa — aún si podemos librarnos en Glommyland. Nos atascaremos en distritos como Bloodfield y Twilight. Aquí el número será importante y la gama de armas también. No podemos combatir un ejército de cientos con unos cuantos, necesitaremos aliados. — deslizó su dedo sobre el mapa — ojos en todas direcciones, refuerzos. — todos se miraron contando la casi nula ayuda que podían conseguir, pues se pondrían en evidencia. El marino sin embargo, tuvo una idea, pero la presencia de Scarlett le impidió hablar.
Al finalizar aquella reunión. Francis y Lazarus tuvieron una conversación donde el segundo le puso al tanto de la llegada de Wonder. Sin pensarlo dos veces, iría para arreglar las cosas con ella. Sveinn por otro lado, montó en su cabeza, la segunda idea más arriesgada que podría tomar. Esa mañana, a punto de salir de la habitación de hospedaje, la joven de cabellera colorida se vio sorprendida por Rummage.
— Francis — revivió el momento de aquella vez, haciéndolo notar en su voz.
— Alonder — tragó con dificultad — Lazarus me dijo que estabas aquí. Me da tanto gusto verte.
Desvió la mirada — Supongo que aún no conseguiste el dirigible. — hizo énfasis en la última palabra.
Rummage no entendía por qué se veía enfadada — ¿Alonder, pasó algo? ¿Dije algo malo? — buscó su mirada evasiva. — no sé qué pasó la última vez.
La chica enrojeció de disgusto — Nada, Francis. Mejor deberías concentrarte en tus nuevos amigos o amigas — frunció las cejas — para darle tantas largas a algo sencillo, supongo que tienes algo mejor que hacer. No deberías hacer esperar a tu nueva amiguita o amiguito. — se acomodó su mochila de lado.
— Entiendo que desconfíes de Blonder, Lazarus tampoco confía mucho en él, pero es una buena persona.
Wonder volvió la vista con fastidio ante su poca comprensión — Debo atender asuntos importantes, así que nos vemos en otro momento. — le hizo a un lado.
— Alonder. Por favor. — le detuvo — eres mi amiga, me preocupa saber que algo te sucede y no sé de qué se trata porque no me dices nada. — la chica quitó su mano con molestia.
— Nos vemos. — siguió su camino.
Más temprano de lo habitual, Viperón recibió la solicitud de Sveinn, quien había pedido verlo con urgencia. Un tanto desganado, pero curioso de lo que quería decirle, admitió su entrada. Al abrir la puerta del estudio, el de chaqueta verde buscó su mirada. El cenizo se puso de pie y poniendo el botón de su saco, dirigió una sonrisa airada.
— Estaba tan seguro de que no tardarías en venir a rogarme por algo. — caminó frente al escritorio — eres más astuto de lo que pensaba, Sveinn. Te tomaste el tiempo suficiente antes de venir a sacarle provecho a tu amistad con mi hermana — se recostó sobre la orilla.
Lazarus tras dejar salir un aire de fastidio, mantuvo su postura — No se trata de eso, Viperón. Pero ahora que mencionas a Nadine, creo que te importará saber esto.
— Te escucho. — cruzó sus manos por delante.
— Mira, Viperón. Yo no habría venido a buscarte de no ser por dos razones, eres el único que podría ayudarnos sin levantar sospechas y la otra, y mucho más importante, es que se trata de la vida de Nadine. — La mirada del cenizo borró toda expresión y se enderezó — No fue fácil para mí procesar lo que estoy por decirte, pero debes creerlo. Y no solo porque yo lo diga, sino porque hay pruebas de esto.
— Habla de una vez — elevó su tono con firmeza.
— Sé sobre la marca de Nadine y también sé que si no hacemos algo pronto, podría morir — el contrario sintió un bajón que le devolvió con molestia.
— ¿Qué sabes tú sobre lo que le pasa a mi hermana? — se acercó con los puños cerrados — ¿qué clase de truco es este?
Lo notaste por error y decidiste usarlo a tu conveniencia, ¿cierto? ¿Qué buscas obtener de esto?
— Nada, Viperón. Solo quiero salvar la vida de Nadine. Ella y su tía serán consumidas por algo más allá de todo lo que creemos y hemos visto hasta ahora. — el otro abrió los ojos aumentando su irritación — Magus Magne ha estado actuando a favor de algo que es difícil de explicar, pero que gracias a ello, mantiene su poder en Mawords a flote. Es una maldición que utiliza su linaje para favorecer la esencia y mantenerla viva, pero a costa de las vidas de inocentes.
Viperón soltó una risita nerviosa e incrédula — Debemos detener este acto, ponerle fin a la crueldad de Magne. Toda esta derrama de sangre inocente es por su culpa.
— Magne… Claro — movió la cabeza en señal de negación — ¡vaya historia te armaste, Sveinn! — dijo lleno de ira — no te atrevas a acercarte a Nadine de nuevo o me encargaré de que desaparezcan para siempre. — dijo amenazante.
— Adelante. Aquí me tienes — dijo sin titubeos — pero ten por seguro que no seré el único que se arrepienta. — sus ojos se humedecieron. La respiración agitada del cenizo perdió ritmo — sé lo que es perder a un ser querido, a una hermana. Y si hubiera tenido la oportunidad de salvarla, lo habría hecho. Sin importar qué… — dijo con la mirada fija. El cenizo trató de mantener sus emociones a raya, pero el hecho de pensar en Nadine y en su ausencia total, lo dejó helado. — Te aseguro que podrás comprobarlo. Pero, puedes evitarlo. No quiero perder a Nadine, Viperón. Por eso vine a buscarte, porque tu ayuda será simbólica y nos llevará hasta esa meta.
— ¿Nos? — se tragó sus sentimientos — ¿Tú y quiénes?
— Muchos otros que ya estábamos hartos de esto — dijo exhausto — gente que seguramente ha sufrido por culpa de estas redes de sufrimiento. Scarlett Apricot es una de ellas. Ella fue quien me contó sobre lo que pasaba con tu hermana. Porque su vida, también se consume. Si Scarlett desaparece, será el turno de Nadine.
Negó con la cabeza, mostrando ese dolor que trataba de contener — ¿¡Y por qué no dijo nada!?
— Porque no quería mortificarla. ¿Cómo crees que se sentiría sabiendo que podría morir de un momento a otro? Y tampoco te dijo nada a ti, es porque no desea involucrar a su familia más en esto.
El cenizo se acercó a su escritorio y golpeó con rabia e impotencia, dejando que algunas lágrimas se escaparan de sus ojos. Sveinn mortificado empatizó con él en ese momento. Viperón comenzó a trabajar en su mente todo lo que tenía, sufriendo por cada evento tan desafortunado. Pidiendo que fuera una pesadilla, pero la realidad lo golpeó tan fuerte que hizo crujir su corazón. Tras un breve silencio, sus ojos llenos de dolor se apaciguaron con la idea de saber que tenía una oportunidad. Lazarus tenía clavada la vista en el suelo, cuando el cenizo le miró.
— Responde una cosa, Sveinn — dijo más calmado, pero con inquietud. El otro le miró — ¿ustedes fueron los rebeldes que atacaron Furtwin?
Movió la cabeza con suavidad, afirmando — Sí. Pero como te habrás dado cuenta, las consecuencias van más allá de la prisión. Apenas somos un grupo pequeño contra los cientos de soldados de la federación, armados con tecnomagia. — Viperón bajó la vista pensativo — ¿podemos contar con tu ayuda?
El cenizo elevó la mirada y caminó hasta él — si acepto unirme a su infierno, es por Nadine. — Sveinn extendió su mano — no me importa quiénes mueran en el intento. La mantendrás a salvo incluso si debes sacrificar la tuya.
— Lo haré, Viperón. Y no solo porque tú lo pides, sino porque así lo deseo.
Viperón tomó su mano con un apretón mutuo, sellando su alianza. Oxyuranus tomó distancia acomodando su corbata — Tenemos un trato.
Nuevamente, bajo la tela nocturna, el escuadrón de la federación salió a la vigilancia de las calles en Twilight Tower, su principal fuerte. De igual modo, los furtivos se movilizaron bajo el camuflaje de Kimera. También, desde la cautelosa supervisión de Viperón, el primer envío de armas tecnomágicas fue distribuido. Los cuatro contendientes en la base, esperaban la llegada del quinto. Algunos minutos después, Sveinn entró acompañado de dos miembros de la causa que mostraron a los otros el armamento. A diferencia de los tres mayores, Francis se mostró ansioso, se acercó de inmediato y tomó el arma que se le hizo familiar, pues era idéntica a la que robaron una vez.
— Scan X. — Blonder se aproximó y tomó una observando la pieza.
— Son iguales a las que porta la federación, de modo que causaremos confusión. — añadió Sveinn.
— Dos de ellas son suficientes para volar tres autos militares — Scarlett tomó una.
— Bien hecho, muchacho — Scarlord se acercó y le dio una palmada — pero deben tener cuidado, las quemaduras que puede provocar la Scan pueden dejar secuelas graves. Así que procuren tomar distancia. — Los más jóvenes sacudieron la cabeza.
— ¿Y a quién debemos agradecer? — mencionó el rubio.
La mujer dejó el arma a un lado — Puedo responder eso, Blonder — le miró y centró su vista en Sveinn — ¿Viperón?
— Sí — suspiró — Nadine no sabe nada y él tampoco hablará. Si le pedí ayuda fue porque era nuestro recurso más fiable, no podrán sospechar de él. Seremos cuidadosos.
La mujer se peinó el cabello con ligera preocupación. El rubio y Scarlord guardaron silencio. Francis le miró — Entiendo su preocupación señora Apricot, pero véalo de este modo. Salvaremos a su sobrina. No será en vano el riesgo. Y en caso de que algo suceda, vamos a respaldarlos.
Negó con la mirada — Ojalá fuera así de fácil. Pero por esa razón no fui a pedirle ayuda a él, lo que menos quiero es meterlos en más problemas. Si Kreine descubre el engaño, no le perdonará la vida.
— Seamos positivos, Scarlett. — el rubio se acercó a ella y le tomó de los hombros — no tenemos muchas opciones y cada segundo cuenta para ti y tu sobrina. — la mirada de la mujer se suavizó ante las palabras del hombre.
Al rayar el sol, el segundo alzamiento iba camino a su posición. El cenizo en su sillón con bolígrafo en mano y la mirada perdida en compañía de sus pensamientos, se cuestionó sobre su decisión. Viendo el camino peligroso tan claro, que si bien era para bien de la persona que más amaba, podría volcarse en su contra. La joven de labios rojos, irrumpió. Él se puso de pie y formó una sonrisa para disimular su preocupación.
— Quería hablar contigo sobre un tema — él la invitó a tomar asiento — Quiero ayudar a una chica que tiene un albergue para personas con discapacidades en Alley Island. Katmind y su padre le están ayudando con suministros de salud, pero consideré la idea de apoyarles con la fabricación de equipo para su beneficio. ¿Qué opinas? — sonrió.
El cenizo se quedó en sus pensamientos un momento — Cuenta con ello.
En la amplia tierra de los cristales activos, los habitantes trabajaban como cualquier día normal. Ajenos a lo que estaba por suceder, fueron solo segundos los que avanzaron y algunos ni siquiera llegaron a sus hogares. La ráfaga de plomo llegó como advertencia para despejar la zona con tiros al aire, la dispersión fue de segundos. Siendo este el distrito con menos seguridad, solo superado por la isla, no pudieron pedir ayuda como en el caso de Furtwin. Los oficiales antes colocados ahí habían abandonado su puesto. Los únicos en salir a responder fueron otros civiles armados de la zona, pero solo llevaban rifles.
Por otro lado, los otros veinticinco miembros entre hombres y mujeres, liderados por Rummage, atacaron Furtwin nuevamente. A diferencia de la vez anterior, no solo los marinos respondieron, sino también un grupo de oficiales de élite que aguardaba en la bahía. Aquí, las armas comunes no fueron suficientes e hicieron frente con las Scan, recibiendo respuesta de otras del equipo contrario. Uno de los uniformados se acercó sobre el carro militar, haciendo uso de una B-Bang, el arma cargada de granadas letales y tóxicas que esparció sin contemplación a los demás habitantes. Rummage ordenó retirada con una señal, pero si bien él y algunos pudieron escapar a tiempo, cinco se quedaron sobre el suelo.
El ataque a plena luz causó revuelo en todo el mapa. Los furtivos del lado de Francis corrieron para perderse antes de ser alcanzados, contraatacando de camino a aquellos que los siguieron. La primera estela de sangre había dado lugar a un antes y un después, con bajas de furtivos, oficiales y habitantes; estos últimos agravados por la federación que no midió su fuerza con tal de atrapar a los forajidos.
Nuevamente en cuestión de horas, los medios enloquecieron, muchos lo anunciaron como holocausto.
Oxyuranus y Favela se reunieron en el antiguo castillo.
Magne ya estaba al tanto de lo ocurrido y mantuvo su vista hostil.
— No se trata de simples delincuentes. Estos tipos estaban armados con tecnomagia — mencionó la mujer llena de molestia — malditos terroristas.
— Alguien tuvo que venderles las armas. — Magne dirigió su mirada rígida a Kreine, el hombre se enderezó en su asiento.
— Pudieron ser miembros de la misma federación o marinos. — respondió ante su mirada hostil.
— Quizá alguien más lo hizo. — miró a ambos.
— Yo superviso la venta y tengo una lista de adquisidores impecable. — la mujer se mostró libre de culpa y determinada.
Magne siguió señalando al de sombrero — Yo también. — se acomodó el saco — y Viperón no puede hacer ningún movimiento sin consultarme.
— ¿Estás seguro? — clavó su vista afilada fijamente.
— Lo estoy. — se mostró sin nervios.
— Podría ser alguien de Bloodfield. Podrán venderle al más santo de todo Mawords, ¿pero qué tal ellos? — Magne se puso de pie, acorralando a ambos con su pregunta. Sonrió siniestro — no tendremos más opción que modificar ciertas cláusulas por ahora. Vamos a hacerlo más interesante para nuestros héroes. ¿No creen?
— Kreine y Sharon exhalaron con un ligero temor de la próxima orden.
El cenizo en la soledad de su espacio, puso atención en lo que había pasado. Asombrado de lo que habían hecho sin haber sido atrapados nuevamente. Alguien de seguridad llamó a su puerta, enmudeció la pantalla de inmediato y se acercó guardando apariencias. Después de permitir la entrada de su visita, esperó con ansias sabiendo su identidad.
— Hola, Viperón — dijo Apricot frente a la puerta y con una expresión algo vacía.
El cenizo le invitó a pasar haciendo un gesto con la mano, de inmediato cerró la puerta a sus espaldas. La mujer le miró, sintiendo un aire familiar en él — Creo saber el motivo de tu visita. — cruzó sus manos por delante. Pero sabes, Scarlett. Te creí por un momento, más sensible. Y descubrí que Kreine y tú, no son tan diferentes. — se cruzó de brazos. La mujer apretó los labios guardando las emociones — pensé que Nadine te importaba. Y lo más impresionante de todo esto, es que tuve que enterarme de ciertas cosas por medios ajenos.
— No iba a decirle a Nadine que estaba al borde la muerte. Sería como condenarla a un sufrimiento peor. Y si tampoco te dije, es porque no quería involucrarte en algo peor. Temí lo que harías al saberlo.
— Pues no te entiendo, Scarlett. — alzó los hombros — al unirte a un grupo de "guerreros de la paz" nos condenaste automáticamente. — metió las manos a sus bolsillos — ¿qué esperabas?
— Gracias por la ayuda. Pero si ustedes no lo sabían, no se verían afectados.
— ¿Eso crees? — le sostuvo la mirada. — pero eso ya no importa, déjame felicitarlos de antemano porque libraron una buena, pero… Lo peor viene todavía. Y desde este punto sabes que necesitarán el doble o el triple de lo que tienen.
— Lo sabemos, pero créeme que erradicar a todos los oficiales no es el objetivo.
— Lo sé, Magne y el castillo.
— Sí, debemos destruir el origen de esto, Viperón. Porque esto solo es un cáncer que se extenderá por generaciones. Incluida la tuya. — desvió la mirada — pero eso está a cuestas de la vida de tu hermana y no quieres eso. — Viperón trató de disimular sus sentimientos delante de ella.
— Dime una cosa, Scarlett. Sveinn mencionó una maldición que tú también tienes, cómo es posible que tú y Nadine se vean afectadas. — Scarlett mostró a Viperón la marca compartida. Él se estremeció al verla.
— Es una maldición de sangre. En el pasado, uno de nuestros ancestros se dejó engañar a cambio de satisfacer sus propias ambiciones, pero condenó a nuestro linaje. Por cada dos descendientes, la vida de uno sería tomada, aquel que fuera más fuerte. De este modo, las Stonecraft seguirán produciendo esencia mágica.
Viperón se quedó en sus pensamientos, procesando la información. Cambió su vista de dirección y volvió a mirarla de nuevo poniendo atención en ella — Lowercraft fue el inventor de las armas tecnomágicas. ¿Cierto? — Apricot afirmó con la mirada — quieres decir que… — suspiró y se tocó la barbilla.
— Tenemos conexión con Lowercraft. Y gracias a él, los descendientes de esta familia se han visto afectados por la maldición.
— ¿Y qué relación tiene Magne?
— Magne tiene en su poder las piedras mágicas porque las usa a beneficio propio.
— ¿Entonces la muerte de nuestra madre fue a causa de eso? — dijo intrigado.
— No, Viperón. El sacrificio soy yo, tu madre murió… Por causas diferentes. — Viperón parecía interrogar con la mirada. Scarlett sintiendo un frío congelar su cuerpo, trató de pronunciar palabras que se quedaron encerradas por el dolor.
La puerta del estudio se abrió de golpe, Kreine les miró sorprendido. Scarlett y Viperón se paralizaron.
En su despacho, Anak celebró internamente el golpe de los Furtival, pero también sintió una punzada de pena por sus bajas y aquellas que seguramente vendrían a partir de ahí. El sonido en la puerta le devolvió a su realidad y se acercó.
— ¿Qué pasa, hijo?
Katmind saludó, pero parecía perturbado. — Padre, ¿descubriste lo que pasó con los suministros? — afirmó con la mirada — Pues creo que algo se te pasó por alto, porque la situación se volvió a presentar. Alguien está extrayendo nuestro material, en el inventario faltan muchas cosas — dijo preocupado. Pero sospechando algo más.
— Cálmate Katmind — le tomó de los hombros — yo soy el responsable. — el pelo negro se mostró algo aliviado, pero esperando una respuesta.
Apricot había abandonado la mansión. Kreine examinó a su hijo en búsqueda de algo que pudiera delatar un error o algo sospechoso.
— Te pido por favor que toques la puerta antes de entrar. — se mostró sereno. Manteniendo su actitud de siempre.
— Dime una cosa, Viperón. ¿A quién han estado abasteciendo de armas? Y no me digas que se trata de Valiant porque yo me he encargado de él.
El cenizo mostró su lista de clientes — A los mismos criminales de Bloodfield. Puedes comprobarlo tú mismo, lo que ellos hagan más allá de nuestro intercambio, no es problema mío. — mantuvo su vista en él.
Kreine echó un vistazo a la lista desde su posición — ¿A qué vino tu tía? Dudo que sea para felicitarte por tu compromiso.
— De hecho sí, pero también vino a ver a Nadine. Solo que ella está con una amiga. Y por cierto, debo ir por ella. — Kreine afinó la mirada, el más joven no se dejó intimidar. — ¿Te puedo ayudar en algo más?
— No, por ahora. Pero quiero que sepas, Viperón. Que cuando se trata de interés propios, mi paciencia tiene un límite corto. Y no estoy dispuesto a tolerar ingratitud. — un suspiro de fatiga escapó del joven.
Anak había contado a su hijo lo que había ocultado por un largo tiempo, temeroso de su reacción. Katmind había escuchado a su padre atentamente, evaluando cada detalle. Todo le había parecido tal y como era de esperarse, aunque no lo expresara, le aterrorizó lo que escuchaba. Preocupado por la integridad de su padre y los demás involucrados. La desaprobación del joven se ocultaba en su interior, pero se vio de cierto modo cuestionada al ponerse claras las razones de su levantamiento, incluyendo la que más le causó conmoción, pues afectaba a las Apricot.
— Estaba esperando el momento indicado para decírtelo. No quería asustarte porque sé, en base a cómo actúas. Y yo fui el que inculcó esos cimientos. Cómo podría ser posible que alguien que tenía un pensamiento opuesto, estuviera involucrado en esto. Esa era la cuestión. — Anak miró a su hijo a los ojos, este no mostró decepción pero sí profunda confusión de sus creencias. Poniendo en tela de juicio mucho de lo que sabía.
— Gracias por decirme. — dijo calmado — no voy a juzgarte, porque eres responsable por tus acciones y tu vida, padre. Pero no voy a negar, que me da que pensar el hecho de saber las consecuencias de todo esto, y que tu vida, está en juego. — El hombre sonrió ligeramente con alivio y le tomó de los hombros.
— Lo sé, hijo. Pero el riesgo es tolerable cuando se trata de proteger lo correcto. La victoria no se consigue sin sacrificios, pero no serán en vano y nunca serán vacíos cuando la meta se alcanza. La vida es una prioridad para nosotros, recuerdo haberlo repetido muchas veces. Pero la misma no existe si se ve sometida al yugo del sufrimiento. — El pelo negro hizo un vacío en su mente.
— Entiendo. — desvió la mirada. — gracias por tu sinceridad y confianza. — retrocedió hacia la puerta. Anak asintió con una mirada de alivio y comprensión.
El joven salió del despacho, dejando a su padre con sus propios pensamientos. Katmind se dirigió al círculo pacífico donde era él mismo. Aterrizando en su mente todas esas palabras, volvían en círculos que siempre le daban el mismo resultado cruel. Sostuvo en su mano un frasco de esencia, con el conocimiento de su origen. Una sensación de náuseas e inquietud se apoderó de él, cuestionando sus propias acciones, sintiendo culpa de saber que había lucrado con la vida de otros. Creyendo hacer el bien durante años.
Wonder fue en búsqueda de Lazarus esperando encontrarlo con los Scarlord, pero no fue así, ni él ni Francis. Tras tener conocimiento de lo que estaba ocurriendo, comenzó a sacar sus propias conclusiones.
Nuevamente con los renegados, en el refugio secreto de Auschbely, estos tomaban un respiro mientras curaban las heridas de aquellos bien librados.
— Debemos permanecer en el refugio hasta que el pánico disminuya, y la federación frene su búsqueda. — Sveinn se quitó la gabardina.
Rummage, recordando lo que había pasado en el distrito tres, mantuvo la mirada perdida. Blonder se sentó a su lado y colocó su mano en su espalda — ¿Estás bien?
— Sabíamos que algo así podría pasar, no será la primera vez y el número tampoco será el mismo. Personas inocentes también morirán. — Sveinn desvió la mirada.
— Pero no por nuestra mano, sino por esos malditos asesinos — Rummage se puso de pie mostrando un semblante diferente. — vamos a volarlos en pedazos la próxima vez.
Lazarus se acercó y le miró a los ojos — Necesitas descansar, Fran. El rubio miró a los demás miembros.
Blonder salió de la cabaña y Sveinn le alcanzó momentos después. El hombre se quedó fijo en su mente, mientras el más joven echó un vistazo fuera.
Examinando el exterior de la cabaña.
— ¿Usted construyó este refugio?
El rubio le miró. — Sí. Cuando era más joven, en este sitio solía venir a trabajar en mis ideas, lejos de Magus. — el hombre trajo a su memoria recuerdos del pasado no tan agradables.
— Es increíble que su propio hermano se haya atrevido a encerrarlo. Y todo a cambio de nada.
— Para él, el poder lo es todo. Magus nunca estuvo contento con lo que tenía, él siempre quiso más. Admiraba su constancia y perseverancia. Como hermano mayor, se volvió mi ejemplo a seguir, claro que mis metas eran otras. Siempre lo apoyé — su rostro entristeció — lo seguí y estuve orgulloso de él y sus logros. Hasta que me vio como una amenaza a sus intereses. Magus nunca fue muy expresivo y empático, pero no era nada de lo que es ahora. Llegué a pensar que de cierto modo, esa entidad detrás de esta pesadilla lo tenía controlado, pero con los años me di cuenta de que no. Magus tuvo la opción de negarse y no ser parte de esto, pero decidió ceder y sumar más sufrimiento.
— Magus ya no es el hermano que solía conocer, señor Auschbely. Y de usted y nosotros depende ponerle fin a esto. Evitar la derrama de sangre de inocentes. De romper esa maldición que no solo afecta a Nadine y la señora Scarlett. Sino a Mawords, porque esta maldición rompió límites y seguirá consumiendo esta tierra.
El rubio le agarró del brazo — Así será, Lazarus. Ni Magus, ni esa maldita entidad volverán a causar estragos.
En el taller, las órbitas inquietas de Apricot se movían de un lado a otro examinando las páginas del viejo diario. Justo a la mitad, su vista se centró en la palabra «Insoma.». Su mente se paralizó, sintiendo un nudo enorme que parecía querer dejarle sin aire. Tan pronto cerró el diario, se puso de pie, llevándose una mano al pecho, arrugando la frente al sentir cómo una pizca de su vida era drenada.
En el antiguo santuario que había pertenecido a Lowercraft, las piedras de brillo tenue aumentaron su luz al recibir el aliento de vida. Magne, desde la sombra, observó sin mostrar expresión. El libro a sus espaldas se abrió liberando un aire de muerte. Apenas la tenue luz de las piedras reflejó una silueta de gran tamaño que había emergido del libro. Magne ni siquiera se inmutó ante el susurro escabroso de la presencia.
Esa mañana, Apricot fue recibida en el sitio privado de Kreine en las oficinas. La mujer, manteniendo una plática consigo misma, se adentró al nido de la serpiente. Él le esperaba de pie frente a su escritorio, de inmediato buscó su mirada.
— Si vas a decirme algo sobre lo que viste, déjame adelantarte que fui a saber de Nadine y también a saludar a Viperón. ¿No me pediste acaso que te ayudara con ellos?
Kreine se acercó un poco más — ¿De pronto te interesa colaborar conmigo, Da-mas-co?
— A diferencia de cuando Blonder lo decía, Scarlett sintió profundo odio y repudio al escucharlo de él — Si el imbécil de Blonder estuviera con vida, no habría dudado ni un segundo en relacionarlo con todo esto. — dijo con desprecio. Apricot mantuvo indiferencia ante sus palabras — ¿Vas a olvidarlo alguna vez? — buscó su mirada con urgencia.
— ¿A dónde quieres llegar? — hizo una mueca.
— A nada. Olvídate de los ingratos de mis hijos y concéntrate en lo que voy a decirte. — le miró atenta — Era evidente que tu querida sobrina no iba a querer colaborar. Pero pensé no solo como segunda opción, sino porque no dudo en que harás un gran trabajo.
— ¿Trabajo? — levantó una ceja.
— Magne nos pidió un trabajo especial. Y sí pensé en ti, es porque tienes un enorme potencial. Necesito que te unas a nosotros para la creación del encargo de Magne. No quiero que Favela se lleve todo el crédito, y la recompensa será cuantiosa. Además de que tendrás mi favor.
La mujer se quedó pensativa y poniendo esa oportunidad a su favor. Extendió su mano — Cuenta conmigo. — Kreine estrechó su mano y casi de inmediato, ella se apartó.
La puerta se abrió de pronto. Ambos voltearon hacia la líder de Favinger. Sharon clavó su vista sobre Apricot, escudriñando.
— Qué bueno que llegas, Sharon — Kreine fingió comodidad — ella es Scarlett Apricot, mi cuñada. La persona de la que te hablé. Ella hará un gran aporte, su trabajo es impecable.
— ¿Y sus referencias? — dijo con arrogancia y miró a la mujer con desdén.
— Las mías bastan. — dijo serio y firme.
— Sharon Favela — dijo la mujer con ligero disgusto.
— Ya había escuchado de usted. Su hija se va a casar con mi sobrino. Felicidades por tan agradable decisión, se veían tan enamorados cuando anunciaron su compromiso — Apricot mostró una sonrisa irónica.
Sharon frunció la boca con desprecio. Kreine, de algún modo, disfrutó ese momento.
El Scapin de Oxyuranus se detuvo frente a la casa de la colina. Katmind, extrañado por su visita, le recibió de todos modos.
— Qué sorpresa, Viperón. — el de traje dibujó una sonrisa interesada. Scarlord se sintió algo incómodo. — ¿Cómo está Nadine?
— Bien. Ella y Heavy fueron al albergue de la isla. Ya imaginarás cómo es ella.
Scarlord se quedó en sus pensamientos, recordando lo que su padre le había dicho. Creyendo que Viperón era ajeno a la revelación. El cenizo se acercó, mostrándose interesado y de cierto modo fascinado por las cosas que tenía en mente.
Katmind le miró con cautela.
— ¿Puedo ayudarte en algo?
— Sí. Por eso vine aquí — se mostró decidido. — el otro esperó su respuesta — recuerdas que te pedí que no ayudaras a Nadine con aquella locura. — Katmind confirmó con la mirada — pues olvida lo que te dije. Necesito tu ayuda, Scarlord. La vida de mi hermana depende de tu colaboración. — el rostro del pelo negro se mostró estupefacto.
— ¿Tú… Lo sabes? — Viperón también expresó sorpresa y confusión de que él supiera.
— ¿Tú lo sabes, Scarlord? — le acorraló con la mirada.
— Me enteré ayer.
Viperón se quedó en sus pensamientos por un instante, mostrando cierto disgusto — Entonces supongo que tienes conocimiento de lo demás. — el otro confirmó de nuevo — pues será más fácil para ti entender. — Katmind levantó una ceja — necesito que me ayudes a mejorar las armas. Podrás trabajar con Nadine.
— ¿Ella ya lo sabe?
Viperón frunció el ceño y afinó la mirada — No y por nada del mundo vayas a mencionarlo — amenazó con la mirada. — tú solo harás lo que te diga y como yo lo diga. Nadine se encargará de su parte y tú harás la tuya con la esencia. ¿Quedó claro? — le tomó del hombro con fuerza.
— Pero…
— ¿Pero qué, Scarlord? Si te dices amigo de mi hermana y le tienes algo de "cariño", deberías apoyarme. No se trata de un simple dolor de cabeza… La vida de mi hermana está en juego. ¿Esa no es tu "misión" en la vida? — los sentimientos de Katmind se removieron nuevamente. Viperón presionó con su mirada. La brecha en Scarlord le generó un cosquilleo.
— Está bien.
Viperón le dio otro apretón en el hombro como muestra de agradecimiento.
Al pasar la ola de pánico entre los habitantes y ante la ausencia del grupo anárquico, las medidas fueron establecidas nuevamente. Esta vez, la federación se distribuyó por los cuatro primeros distritos, dejando a Alley Island en manos de la marina hasta nuevo aviso.
Con las pocas referencias sobre ellos, fueron expuestos por todo Mawords ofreciendo una generosa recompensa a quienes entregaran a los miembros de la causa, aumentando la cantidad de Mawons con los líderes de esta. De igual modo, el número de distribución de armas en venta se redujo y la posesión de estas también, tomando en cuenta su poder de daño. Este último ajuste causó molestia en el distrito dos. Quienes no estaban de acuerdo con el nuevo límite.
Los furtivos estaban a salvo en la base principal de nuevo, manteniendo un perfil bajo mientras planeaban su siguiente ataque que ya estaba en marcha. La mira, sobre Bloodfield.
Nadine trabajaba en la nueva arma que Viperón le había pedido, preguntándose de algún modo a sí misma lo que se traía entre manos. Esa mañana, fue sorprendida con la llegada de Scarlord al taller.
Del lado de Kreine, Apricot también trabajaba en la elaboración del «LC Cannon», en colaboración con Favela. Un cañón rotativo de largo alcance que funcionaría con esencia letal. Eso le mantenía en una gran posición, porque estaba al tanto de los enemigos, pero manteniendo apariencias.
Lazarus y Viperón, por otro lado, llegaron a un acuerdo sobre la adquisición de dos transportes todoterreno y de resistencia. Oxyuranus se encargó de hacer el trato discreto con Chrismesley Wagen, quien había fabricado el «Scapin», una pieza única a petición de Kreine.
Rummage había llegado al hospedaje donde se quedaba Wonder. La joven de matices abrió la puerta sin esperar verlo, le miró de pies a cabeza escarbando sutilmente.
— Alonder, ¿podemos hablar? — la mujer, algo disgustada, le permitió la entrada. Rummage tenía cara de no haber dormido bien y algo en él le hizo ruido a Wonder. — Eres mi única amiga, Alonder. He compartido contigo profundos temores y sueños.
Se acercó mostrando su molestia. — ¿Estás seguro, Francis? — afinó la mirada. — Has estado actuando extraño desde la última vez, dices querer arreglar las cosas, te desapareces y vuelves peor que antes. Seguramente estás al tanto de lo que está pasando y déjame decirte que mientras tú estabas en compañía de alguien más, yo estaba preocupada por ti. — Rummage estuvo a punto de hablar. — Y no me digas que estabas con el viejo loco, porque no voy a creerte. ¿Dime qué pasa, Francis? ¿O es que acaso se trata de algo malo?
La mirada nerviosa de Rummage buscó la suya. — Te estoy diciendo la verdad, Alonder. Pero quizá me falta mencionar algo más. — Wonder se cruzó de brazos esperando su respuesta.
En el estudio del albino, su rostro reflejaba cada vez más fastidio al escuchar a la heredera de Favela. Esta le hablaba sobre la recepción para la boda y demás detalles.
Pandora notó su reacción y se cruzó de brazos. — ¿Estás escuchando, Oxyuranus? — arrugó la frente.
— Sí — trató de mantener la calma. — Pandora, ¿no crees que te estás precipitando? Podemos ver esto el año próximo, pero no ahora. Hay cosas más importantes en estos momentos, date cuenta del rumbo que está tomando Mawords.
— Me importa poco lo que pase con Mawords, así estemos en ruinas yo me casaré contigo. — dijo amenazante.
— Pandora, tú no quieres eso. Entre nosotros no hay ni el más mínimo afecto. Deja de fingir.
La mujer se acomodó la bufanda con elegancia y adoptó una postura dominante. — Tal vez, Viperón. Pero eso no te incumbe, tengo tantas ganas de hacerte la vida miserable a ti y al espécimen que tienes por hermana.
Viperón, reuniendo su coraje, se puso de pie y golpeó el escritorio. — No me hagas decir cosas que no quiero, Pandora. Mejor vete, porque no estoy de humor para berrinches.
Se puso de pie y le dio una bofetada instintiva. — Lo vas a lamentar cada segundo de tu vida y de eso me encargo. — El cenizo le miró con fastidio.
Nadine entró ignorando la visita de Favela. — Lo siento. — se dio la vuelta.
— ¿A dónde vas, Nadine? — habló la mujer de cabello corto — quédate a consolar a tu hermanito. Que falta le hace. — caminó hacia la puerta y rozó con la de anteojos casi empujándola.
— No le hagas caso — se acercó a ella.
— Necesito hablar contigo seriamente, Viperón — se acomodó las gafas. — Creí que estabas en contra de fabricar armas tecnomágicas "ilegales" — cruzó las manos por delante. — ¿Podrías explicarme el interés repentino? Katmind me dijo que podría preguntarte a ti. — Viperón frunció la boca — ¿Kreine te lo pidió acaso? Te negaste a ayudar a una buena causa pero piensas ayudar a Magne. — interrogó anonadada.
— No, Nadine no es así. Kreine no tiene nada que ver con esto y no vayas a mencionar nada al respecto. — la de anteojos adoptó una posición cómoda — tiene que ver con lo que está pasando en Mawords, pero no estoy con Magne. — los ojos de la mujer se ensancharon — creo que tenías razón. Y necesitamos un cambio. — Nadine se quitó las gafas procesando sus palabras. Viperón desvió la mirada un tanto nervioso.
Rummage había contado a su amiga de confianza lo que estaba haciendo, revelando los eventos de los últimos días. Wonder pasó de molesta a estupefacta, pero conforme su amigo le contaba su rostro iba cambiando. Sintiendo un nudo que estallaría pronto, cerró las manos conteniendo su enojo, pero sus mejillas se enrojecieron revelando su emoción.
— Perdóname, Alonder. Debí contarte, pero no era sencillo para mí.
— ¿¡Estás loco, Francis!? — estalló exaltada — ¡cómo pudiste acceder a semejante locura! — sus ojos destilaban una mezcla de furia y preocupación — el viejo loco ya no tiene mucho tiempo de vida y por eso hace lo que hace. ¿Vas a arriesgarte a morir por deseos ajenos?
— No es así — trató de calmarla — no son deseos ajenos, son deseos comunes. Date cuenta, Alonder. Hacemos esto por aquellos que no pueden y temen. No podemos permitir que Magne haga daño a las personas. Gente inocente morirá por su culpa, como la hermanita de Lazarus por ejemplo, si algo así le ocurriera a la gente del albergue, ¿cómo te sentirías?
La chica dio media vuelta agarrándose el cabello — Pero es una locura. No podrán hacer mucho después de esto. Tuvieron suerte de no ser atrapados, pero estás hablando de un ejército poderoso que tiene a gente de Bloodfield de su lado, y demás gente de Mawords. ¡Sus cabezas ya tienen precio! Los matarán de la forma más desgraciada. Por favor, Francis… Debes parar. — con los ojos aguados se acercó para abrazarlo. Suavizando sus emociones. Rummage le rodeó con un brazo, sus miradas se encontraron.
— Perdóname, Alonder. Pero no lo haré, no si aún sigo con vida, voy a permanecer hasta el final. — la mujer le apartó de un empujón.
— Si pensabas hacer eso, no debiste decirme nada — sus lágrimas rodaron. Wonder tomó sus cosas de inmediato, decidida a regresar a la isla. Rummage sintió un nudo en el pecho, pero no estaba dispuesto a renunciar. — Buena suerte, Francis. Espero no saber de ti el día que ya no estés. — le apartó con un fuerte roce. El ojo verde sintió ligero pesar.
Viperón había contado a Nadine sobre su participación con los furtivos. Ella se sorprendió, pero no lo vio como algo malo. Sin embargo, teniendo conocimiento de lo que pasaría con los participantes en caso de ser descubiertos, la preocupación comenzó a pesarle. Limpió sus gafas y se las acomodó.
— Viperón, estoy orgullosa de saber esto — sonrió leve. — El hecho de que apoyes a ese grupo me parece un gran acto de bondad de tu parte. — el cenizo enalteció su ego. — Pero me preocupa que puedan sospechar con el tiempo.
— No te preocupes por eso, mi querida Nadine — le tomó de las manos. — He pensado en todo. Y para ese inconveniente tengo un as bajo la manga. — Nadine sonrió aún con preocupación.
— Bueno, de todos modos. Debemos mantenernos alerta. Y… ¿eso quiere decir que Katmind y su padre están relacionados con la rebelión? — su hermano afirmó con la mirada. — Entonces conoces a todos los involucrados. — dijo curiosa.
— Sí. — le miró a los ojos. — Supongo que es mejor que lo sepas por mí. — Nadine le sostuvo la mirada. — Lazarus y su amigo también están en esto. — la mujer abrió los ojos con sorpresa. — Entre otras personas, hombres y mujeres. Tengo entendido que el hermano de Magne está con ellos.
— ¿Hermano de Magne? — se mostró perpleja.
— Sí. Sus motivos tendrá — dijo sin revelar más. — Pero también… Scarlett. — El rostro de la más baja perdió color. — Seguramente por la misma razón que la mayoría.
Los ojos de Apricot volvieron a reflejar decepción. — Creí conocerla. — con la voz apagada. El cenizo se acercó a ella y la tomó de los hombros.
— Nunca terminamos de conocer a las personas. Pero en fin, no podemos señalarla del todo. No sabemos las razones detrás de su silencio, tan solo podemos esperar a que ella se anime a contarnos.
Desde los dos extremos de la balanza el peso trataba de mantenerse más arriba del otro o al menos equilibrarse. Los días cayeron sobre ellos como gotas de agua. La federación pronto tuvo en su poder su nuevo equipo de caza, por otro lado. La «Stealth Turret», una torreta montable de doble cabeza y funcional con esencia el doble de letal, vio la luz. Nadine y Katmind mostraron su trabajo con orgullo, armando los transportes con una torreta, estuvieron listos para dar luz verde al asalto en Bloodfield. Sitio donde no solo la federación sería su enemiga, sino también los caza recompensas que querrían su cabeza.