Los mellizos se encontraban en el estudio, la joven de anteojos se veía un tanto pensativa. Viperón se acomodó el cabello de lado con los pensamientos revueltos. Estaban ansiosos por saber cómo respondería la federación ante los furtivos. Alguien llamó a la puerta y los hermanos trataron de guardar apariencias, Nadine fue a recibir a la visita, llevándose una impresión fuerte en la mente.
— Hola, Nadine — Viperón dirigió su mirada a Scarlett. La de anteojos miró a su hermano por un instante.
— Hola, Scarlett. ¿Cómo has estado? — saludó y se movió de la entrada — adelante.
En el taller, Heavy observaba la labor de Katmind, quien seguía trabajando con la mezcla de las esencias. Pronto tendrían que solicitar más de ella debido al abastecimiento de armas y municiones.
— Sobrevivir a Bloodfield será cada vez más peligroso. — mencionó la pelirroja.
— Después de este enfrentamiento, no será fácil moverse por Mawords. — dijo el pelo negro — tendrán que cambiar sus estrategias si quieren permanecer.
Los últimos descendientes de Lowercraft habían puesto sobre la mesa aquello que les había causado estragos. Scarlett por un momento se sintió acorralada por los mellizos.
— Si no les dije nada, es porque temía por su integridad. Agradezco su apoyo en esta lucha, pero no me voy a quedar tranquila así de fácil. Por muchas influencias que tengas, Viperón — le miró — nada les garantiza inmunidad. Y debes tener mucho cuidado de Kreine y Favela, su lealtad está con Magne.
— ¿Ah sí? — afinó la mirada — ¿entonces por qué estás con él?
Nadine le miró a los ojos — Porque es mejor estar cerca del enemigo que en su camino. La información que recabe me servirá para ayudar a los míos. — dijo a ambos.
— Supongo que podemos hacer una tregua, al menos por el interés en común — recalcó el albino. Scarlett comprendió lo que dijo. Nadine analizó sus gestos.
— Estoy de acuerdo — respondió la mayor.
Adore y Scarlord pronto se acercaron a la entrada. Scarlett les dio entrada, un tanto sorprendida de ver al pelo negro.
— Katmind — Heavy miró a los hermanos y estos solo hicieron un gesto con la mirada.
El pelo negro devolvió el saludo.
Los dos transportes blindados se colocaron en puntos estratégicos de Bloodfield. Los enmascarados cargaron armas. Blonder, Lazarus y Francis dieron señal a sus hombres para avanzar. Blonder tomó franco derecho y Francis el izquierdo, Sveinn guió a los suyos por los edificios seguros. Haciendo uso de la mira, Lazarus ubicó a su objetivo en el carro militar de la federación. El golpe de la Scan salió proyectado de inmediato volando el transporte y causando bajas y heridos. El brillo de las armas tecnomágicas comenzó a salir en diferentes direcciones. Blonder y los suyos se emparejaron con los oficiales de su lado, Francis por el otro. Pronto, los mercenarios también se unieron a la guerrilla, oficiales comenzaron a matar al azar pues vieron a los caza recompensas como un estorbo y estos de igual modo. Furtival hizo lo mismo y pronto se dispersaron en todas las direcciones, la lluvia de sangre y fuego de las explosiones desató el holocausto de los más despiadados.
— «Maldición» — Rummage se vio encerrado entre los autos de las avenidas, un poderoso brillo amenazó su vida, escabulléndose por el suelo se dirigió a uno de los autos.
Blonder descargaba una metralleta «Lower X» contra los oficiales a su alcance, moviéndose entre los autos y cuerpos. Sveinn desde las alturas arrasaba contra los que podía, pronto uno de los mercenarios atacó por la espalda usando la fuerza.
— ¡Cuánto me darán por tu cabeza, maldito buscapleitos! — intentó quitarle la máscara. Lazarus usando su brazo y codo, sometió a su opresor. Con la ira fluyendo en su cuerpo, recogió su arma. El desastre le salpicó por todo el cuerpo, dejando rastro sobre el edificio.
— ¡Maldito miserable! — el oficial persiguió al rubio en compañía de otro. — Cuando te pongan las manos encima, ¡vas a suplicar por tu vida!
— ¡Ustedes van a suplicar por la suya! ¡Asesinos inmundos! — Blonder se deslizó sobre un auto para usarlo de escudo, disparando sin contemplación. De un momento a otro, la cabeza de los oficiales explotó ante el ataque sorpresivo de un matón. Blonder apuntó certero y le llenó el cuerpo de esencia tóxica.
A la distancia, Rummage en compañía de otro miembro activó la torreta con el auto en movimiento, dirigiendo el objetivo. Pronto otro auto les hizo frente a su lado, de la escotilla y apenas por segundos, Rummage divisó a la mujer de cabellera oscura y verde, fueron tan solo segundos los que le salvaron la vida del ataque de la Steam. Su auto giró hacia el lado opuesto, Francis volvió a levantarse para acribillar a su atacante.
— ¡Vuelve aquí, cobarde! — gritó la desquiciada mujer. Su acompañante sacó su arma y se preparó para atacar.
Francis tomó control de la torreta y la lluvia de esencia comenzó. Un pitido llamó la atención de ambos contrincantes frente a ellos. En su dirección, el LC Cannon en el auto militar les daba la bienvenida. Un poderoso ataque salió proyectado hacia ellos.
— ¡Salte del camino! — gritó Rummage a su conductor. La mujer de cabello verde dio la misma indicación a su compañero. La poderosa esfera estalló con potencia, ambos transportes terminaron volcados y en la gran nube de color verde mezclada con polvo. Gracias a sus máscaras, los furtivos no se verían intoxicados. Los mercenarios de aquel carro se dieron a la tarea de correr antes de inhalar mientras se cubrían con sus ropas. Rummage abrió los ojos, adolorido por el impacto, miró a su compañero e intentó moverlo, pero su máscara estaba rota y su cuello también. Pronto se escabulló antes de ser atrapado.
Cuando el lucero nocturno apareció en el cielo, todo Mawords tuvo conocimiento del enfrentamiento de sangre. Los heridos y muertos fueron un número mayor al de la vez anterior. Los forajidos en uno de los puntos seguros atendían sus heridas y tomaban un respiro. Entre los miembros, repartieron una bebida estimulante bautizada como BOL (Breath Of Life) en la que Scarlord había trabajado, especialmente para consumo de ellos. Pero no para llegar a los excesos. Una de las mujeres atendía heridas de Rummage, el rubio y Sveinn se quedaron a su lado.
— No podemos escabullirnos tan fácil como la vez anterior. — mencionó Sveinn.
— Descuida. Saldré yo solo a la base para no levantar sospechas. Necesitamos recursos. — dijo el rubio.
— Iré contigo — el pelo negro se quejó un poco por la herida en su espalda.
— No, Francis. Debes quedarte a descansar, volveremos y traeremos más suministros. — Lazarus miró al mayor. Blonder aceptó su compañía.
Las noticias golpearon a los habitantes de los distritos que pronto corrieron la voz con rumores de todo tipo. En la isla callejón todos tenían temor de ser sorprendidos por los forasteros, muchos no salieron a atender sus negocios. En el albergue de Alba, Wonder con aflicción y coraje en el pecho, rogaba por qué Rummage siguiera con vida. Su mente le hacía tropezar, aún si sabía que era un riesgo enorme, su admiración estaba por encima.
El joven Oxyuranus, tomando conciencia de lo que se venía sobre ellos, recurrió nuevamente a Silvermist. La casa de juegos a pesar de los hechos, seguía como si nada. Valiant recibió al albino, extrañado.
— ¿Qué te trae por aquí, Viperón? No deberías estar en la seguridad de tu casa. Eres el sucesor de Kreine y no deberías exponerte. — encendió un puro.
Se acomodó el cuello de la camisa. — Precisamente por eso estoy aquí. — el contrario levantó una ceja. — Los tiempos se pondrán difíciles. Es un hecho que la seguridad será fugaz. Pero a quién engañamos, los más fuertes siempre vamos a sobrevivir, ¿no es así? — se relajó en el sillón y cruzó los dedos. Valiant sirvió un trago para él y para su invitado. — Seré directo. Quiero protección para mi hermana y para mí.
El hombre se sorprendió ante su petición. — ¿Y qué hay de tu padre?
Sonrió. — Él puede cuidarse solo. Me interesa la integridad de mi hermana y la mía.
Valiant leyó sus intenciones al instante y dejó escapar su gracia. — Alguien como tú, no necesita ese nivel de protección. A menos que estuvieras involucrado en asuntos… Delicados. — se enderezó en su asiento y miró fijo. — Cuéntame, Viperón. Nuestro trato se quedará en esta sala y no llegará a oídos ajenos. ¿Tú mismo pediste esa discreción, recuerdas? Yo cumplo con mi parte, siempre y cuando tenga la mía.
El albino dudó por un momento, pero sabiendo que tendría beneficio, optó por contarle la verdad, sin revelar identidades. De todos modos ya estaba dentro del infierno, descender un escaño, ya no era nada. Silvermist no se sorprendió al escuchar que era parte de la anarquía, lo que sí le causó inquietud, fue la verdadera razón de su alianza. Valiant había hecho cosas terribles a lo largo de su vida y jamás se arrepintió o sintió algo por sus víctimas. Pero en esa ocasión, Viperón le transmitió su desesperación por salvar a su hermana. Silvermist comprendió que no estaba tomando en serio su propia seguridad, porque el hecho de ponerse dos veces seguidas en la entrada del infierno, no le garantizaba a él, nada.
— A cambio de este favor. Me comprometo a darte el doble de municiones y armas de las que Magne estableció. Y la exclusividad de poseer piezas únicas, como fue con la Potion Steam.
Valiant sostuvo la mirada, profundizando en la suya. Extendió su mano y el otro la tomó de inmediato, sellando su alianza. — Cuenta con mi gente, Viperón. — El de traje oscuro movió la cabeza y ambos se pusieron de pie, Oxyuranus en dirección a la salida. — Buena suerte. — dijo en voz baja, Viperón asintió con un movimiento.
Blonder y Sveinn lograron moverse sin riesgo hacia el distrito pilar. Después de un par de días de elocuencia en los medios, Mawords comenzó a tomar sus precauciones, el torbellino de terror provocado por los autores de las riñas desató estragos. Lazarus se reportó en el estudio de Oxyuranus, poniendo al tanto de las pérdidas y suministros requeridos. Blonder por su lado, se reunió con los otros dos cabecillas en la casa de la colina, poniendo sobre la mesa su próximo movimiento.
— Debemos desviar la atención de los oficiales, no podemos quedarnos en un solo sitio si queremos avanzar — mencionó el rubio.
— Yo me encargaré de eso — habló la mujer.
— ¿Qué piensas hacer? — dijo con ligera preocupación. — No debes exponerte, Damasco.
— No puedo quedarme de brazos cruzados, Blonder. Agradezco tu preocupación, pero estamos juntos en esto. — miró a los hombres. Scarlord observó al rubio y este cruzó la mirada un tanto en desacuerdo, pero aceptando la decisión de Apricot.
— Debemos confundir a la federación y de igual modo a los asesinos de Bloodfield. Vamos a atacar en diferentes direcciones esta vez para persuadirlos.
Viperón frunció la boca. — Hablaré con Wagen. Los mercenarios son lo de menos, tendrán un respaldo. — Sveinn se quedó pensativo. El albino evitó cruzar la mirada.
Nadine, Heavy y Katmind se unieron al par. La mujer de anteojos se acercó de inmediato a Sveinn y le saludó con un abrazo.
— Lazarus — dijo con anhelo. — Me da tanto gusto verte bien. ¿Cómo están los demás?
— Más o menos. — sonrió leve.
— Deben tener cuidado, la federación duplicó sus filas. Magne no se quedará cruzado de brazos.
— Lo sabemos, Nadine. Por eso vamos a cambiar de estrategia.
Viperón ¿es posible aumentar el daño de las municiones? — se volvió al joven, él centró su vista en Scarlord.
— Lo es, pero podría volverse en su contra. — dijo a ambos. — El ambiente podría o no favorecerlos. Pues al explotar se mezclarán con los gases de las demás armas tecnomágicas y podrían detonar en algo más fuerte.
— Vamos a correr el riesgo, pero necesitamos al menos que las torretas nos respalden. — Katmind dudó, pero asintió con la mirada.
— Lo más seguro es que tengan comunicadores que les favorezcan a distancia, pero que no se puedan rastrear fácilmente. — mencionó la joven de anteojos.
— Blonder descartó esa idea para no exponernos de más, la federación podría usarlos en nuestra contra. Pero viéndolo así, podría resultar ahora que vamos a dispersarnos.
En el castillo arcaico, Kreine y el dictador habían recibido la información directa del general de la federación, quien no solo solicitó la mejora de su equipo sino también, puso al tanto del peligro rival.
— Uno de los traidores está trabajando frente a nosotros y se confió demasiado. — Kreine se puso de pie, Magus se dio la vuelta. — Pero cometieron un grave error.
— Vamos a equilibrar la balanza. — tomó un respiro. — Favela y tú se encargarán de eso.
La mirada de Kreine se llenó de ira. Magus le despidió y en su soledad se reunió en la oscuridad de aquella habitación. Miró de reojo adonde el libro, este se abrió nuevamente. Con la tenue luz de las piedras, pudo verse la silueta de una entidad emergiendo, el aire de calamidad impregnó el ambiente. Una risilla grave que pronto se hizo aguda murmuró algunas palabras apenas entendibles.
Magus arrugó el entrecejo ligeramente. — ¿Cuál es la gracia? Tengo problemas mayores y no estás ayudando. — dijo con un hilo de reclamo.
Las extremidades ásperas y oscuras se extendieron desde las sombras hasta rodear al trajeado, que no se inmutó. — Las reglas del juego ya fueron establecidas. No trates de usar tus artimañas conmigo. — habló con diferentes voces.
Magne suspiró con fastidio mirando hacia la oscuridad donde se escondía la entidad. Volcó su dirección hacia las piedras mirando la esencia fluir. Planeando su venganza.
Apricot se reunió con los mellizos y los otros dos participantes informando de lo acordado el día anterior.
— ¿Vas a enfrentar a la federación? — preguntó Nadine anonadada y temerosa.
— No puedo quedarme en las sombras, mientras los demás se juegan la vida.
Viperón le miró en desacuerdo. — No puedes hacer eso, te matarán. — dijo pensando en las consecuencias tras su muerte. — De ninguna manera. Eso no estaba contemplado.
— Siempre lo estuvo, desde el día que Furtival se levantó. — dijo determinada.
— ¿Señora Apricot, podemos ayudarle en algo? — ofertó Katmind.
Ella le miró. — Sí. — miró a su sobrina. — Nadine, tú tienes conocimiento sobre los Legencraft. — Viperón miró a los tres atento.
— Solo una vez probé un prototipo, pero me faltó pulirlo. No era tan resistente.
— No te preocupes, nosotros hemos trabajado en eso. Lo que necesito es que ustedes dos mejoren el armamento integrado. — los jóvenes mencionados cruzaron miradas de acuerdo.
— Señora Apricot — le llamó la pelirroja. — Iba a hacerle la propuesta a Lazarus, pero ya que usted está aquí. Me gustaría ofrecer mi ayuda. Antes de llegar a Twilight Tower, mi vida no fue muy diferente. — Apricot le sostuvo la mirada. — Permítame ayudarla. — Viperón cruzó mirada con ella un segundo, incrédulo. Nadine y Scarlord se limitaron a opinar.
— Si es lo que deseas, eres bienvenida. — sonrió para darle confianza. — No estarás sola. La pelirroja le miró firme en su palabra.
Anak bajo el camuflaje de Kimera, envió los suministros al refugio y los demás puntos seguros.
— Nosotros nos quedaremos en Glommyland, Lazarus irá a Furtwin y Francis se quedará en Bloodfield. — informó el rubio al de barba.
— Perfecto. Nosotros estamos en la producción de los inmovilizadores, se los haremos llegar lo más antes posible, una ampolleta será suficiente para neutralizar, así que podrán tener ventaja sobre los contrarios.
La empleada irrumpió la charla. Scarlord atendió de inmediato y salió, Sveinn y Auschbely le siguieron. Anak miró a la joven de espaldas.
— ¿Qué tal, Alonder? — saludó.
Lazarus miró sonsacado al rubio. Ella devolvió el saludo. — ¿Qué necesitas?
— ¿Podría hablar con Lazarus? — dijo reflejando inquietud en sus palabras. Los mayores entendieron y dieron su espacio.
— ¿Qué sucede? — se acercó el pelo claro.
— ¿Francis está bien? — preguntó apenada. — Supongo que ya sabes lo que pasó.
— Algo. — desvió la mirada. — Francis está bien. — volvió a mirarle a los ojos. — ¿Cómo está el albergue?
— Muy bien. — tomó aire. — Lazarus, me preocupa el bienestar de Francis. Es mi amigo, y él te considera su hermano. Deberías entender cómo me siento. Eres parte de esta locura, y aunque en el fondo me pesa, creo que es gratificante. — escondió sus emociones.
— Lo es. Y no será fácil, tampoco estamos seguros de que llegaremos hasta el final. Pero haremos todo lo que esté a nuestro alcance y un poco más.
Movió la cabeza. — No quiero dejarlo solo. — Sveinn leyó su mirada. Temiendo lo que venía, pero consciente del porqué. — ¿Podrías llevarme con él?
Sveinn suspiró. — Francis está en Bloodfield. — el rostro de la joven palideció. — Yo me dirijo hacia otro sitio. Alonder, las visitas no existen aquí.
— Voy a quedarme. Pero con él. — dijo con la frente en alto.
Sveinn tragó con un nudo. — Alonder, agradecemos tu apoyo. Pero no tienes idea del peligro que corres. Han muerto varios y en parte es un alivio para ellos. Si te atrapan. — desvió la mirada.
— Lo sé, Lazarus. Estoy consciente de las consecuencias.
— ¿Y qué hay del albergue?
La mujer sintió un golpe en seco. — Están con los míos. Pero no voy a dejarlos solos tampoco. Aunque no me uniera, no estarían a salvo. Pero de este modo, estaré al tanto de las personas que me importan.
Sveinn aceptó su decisión. — Hablaré con los otros.
Temprano en el taller, la pelirroja mantenía su mirada fija en la Lower X. Nadine con ayuda de Katmind preparaban en el jardín algunos blancos para ayudarle.
El albino con su mirada fija en ella, se colocó a su lado.
— ¿En tu vida has usado un arma?
Ella le miró de reojo. — No de estas. Usé alguna pistola o revólver. Y recuerdo varios duelos de espada con bandidos de la costa.
— Las armas cuerpo a cuerpo dejaron de ser relevantes hace mucho. — rió. Heavy se cruzó de brazos.
— Pues dudo que tú sepas usar una. Rummage te desarmó de un golpe. — devolvió la burla.
El cenizo hizo una mueca. — Ha tenido suerte el miserable. Pero hay algo de verdad, no tengo la necesidad de usar armas.
— Pues es ridículo cuando vives de eso. — levantó los hombros con gracia en la boca.
— No siempre deben relacionarse. — le miró fijo. — Más allá de lo impuesto, existen deseos propios. — la pelirroja dejó escapar un suspiro. Viperón apartó su mirada.
— Entonces por qué conformarte.
El cenizo dirigió su vista a la mano de la mujer por segundos. Los pasos y la voz de Nadine aproximándose, hicieron que él reaccionara sorpresivamente, tomó la mano de la pelirroja y la puso sobre el arma en la mesa. Nadine dio un sobresalto, Heavy agrandó la vista y tras aclarar su garganta, dejó a ambas.
La presencia de Scarlord hizo ruido en las instalaciones de Favinger. El pelo negro accedió al sitio privado de Favela, quien en compañía de Oxyuranus le sentenciaron con la mirada. Anak pudo intuir lo que vendría a continuación, pero ya se había anticipado en el camino.
— ¿Qué tal, Sharon? — saludó como siempre.
La mujer caminó dominante. — ¿Cómo vas con el proyecto Nova? — Kreine le examinó de pies a cabeza.
— Bien. Llevamos un gran avance y seguramente el próximo año veremos resultados.
— Grandioso. Me gustaría verificar el avance, claro si estás de acuerdo. — sonrió tras una máscara siniestra. — Kreine tiene tanto interés como yo. Supongo que no hay problema con eso. Podríamos ir ahora mismo.
— Claro. — se relajó internamente.
— Deberías tener cuidado, Scarlord — Oxyuranus se puso de pie. — Esos rebeldes al parecer están saqueando a las industrias que manejan esencia. Deberías vigilar a los trabajadores de Kimera. Podrían estar haciendo tratos ilegales a tus espaldas. — Anak se mantuvo indiferente. Sharon apoyó las palabras malintencionadas de Kreine con su expresión.
— Claro, gracias.
— Magne nos pidió que habláramos con nuestros socios, ya sabes para descartar calamidades que pudieran afectarnos. — mencionó la mujer. — Irán a supervisar el laboratorio. Te aviso de antemano para que tomes medidas antes de que alguien ajeno te cause problemas. — sostuvo la mirada fría.
— Gracias, Sharon. Hoy mismo tendrás el primer lote de prueba. — se mostró ajeno. La mirada de Kreine lo decía todo, Anak ya había tomado una decisión.
Anak sin hacer comentario alguno, pidió a los Furtival abandonar la zona. Estos se marcharon a sus destinos para el siguiente levantamiento. Apricot volvió a reunirse con Kreine y Sharon para su siguiente trabajo. La primera notó durante los siguientes días, la mirada acosadora de Oxyuranus que parecía tener algo entre manos. Scarlord envió a Favela lo prometido, y también se deshizo de la evidencia de Kimera. Enviando sus últimos suministros a la base.
Aquella noche antes del amanecer sangriento, dos autos de la federación invadieron la propiedad de Scarlord donde operaba Kimera. Entraron por la fuerza, rompiendo y saqueando el lugar, con el objetivo de encontrar evidencia que condenara al especialista. Las luces se encendieron de pronto, los uniformados se vieron sorprendidos por la presencia del culpable en compañía de otros seis colegas que le habían ayudado.
— Anak Scarlord. Será mejor que se entregue por las buenas. — habló el líder del escuadrón. — Si colabora con nosotros, podrían perdonarle la vida.
— Colaborar con un asesino, nunca. — se mantuvo firme.
El líder miró a su alrededor con gracia. — Tiene suerte de que no tengamos orden de matarlo a usted. — dijo amenazante, los otros apuntaron a los otros seis trabajadores. — Tendrá que responder ante su máxima autoridad.
— Magus Magne no es nadie para mí, yo no soy un títere como todos ustedes. Tengo criterio propio. — metió su mano a su gabardina. — Van a torturarme para que hable y van a matarme.
El líder enfadado miró a su séquito, para ordenar el fusilamiento de los colegas del hombre. Pero no contaron con la trampa de Anak, tras activar un botón, el lugar se fue llenando de gas activo que al encontrarse con el ambiente pre contaminado, estalló.
Después de recibir el rosicler del nuevo día, la torre crepuscular se vio azotada por la noticia de aquella noche. Sharon y Kreine al enterarse se vieron perturbados, sintiendo una profunda molestia. Magne por su lado, lo vio como una oportunidad. Apricot se enteró de la noticia a minutos de reunirse con Kreine y Favela, la noticia le pegó como un golpe en el estómago, sus ojos no pudieron evitar derramar algunas lágrimas por Anak, pues habían sido amigos y él le había apoyado desde que Blonder fue puesto en prisión. La mezcla de furia y tristeza se apoderó de la mujer, maldiciendo a Magne y todos los involucrados en tanta desgracia.
En el espacio seguro de los otros involucrados, Nadine y Scarlord ordenaban sus opiniones con Viperón respecto al trabajo que estaban haciendo, Heavy detuvo su mirada en la pantalla que estaba muda, pero que tenían en espera de noticias sobre los furtivos. Nadine la primera en voltear hacia la pantalla palideció, Viperón le siguió permitiendo a la pantalla escucharse. La mirada del pelo negro ya expresaba desasosiego, pero al escuchar el nombre de su padre entre las víctimas fatales, se desmoronó. La pelirroja volvió a ser invadida por esa sensación que le dio esa noche en Furtwin. Viperón se paralizó inexpresivo, pero golpeado. El único sobreviviente del linaje Scarlord, abandonó el sitio, Nadine sintiendo su pena no quiso dejarlo solo. Scarlord se detuvo antes de bajar al taller con sus emociones en el punto más bajo, su temor inicial era una realidad. Se recostó de lado sobre la pared permitiendo a sus sentimientos salir como cualquier ser humano en su situación. Nadine le observó compartiendo su dolor, se acercó cuidadosa y colocó su mano en su hombro.
— Estamos contigo, Katmind. — El pelo negro se volteó hacia ella dejando que su mirada hablara. Sin decir más, lo abrazó.
Heavy miró a Viperón, él seguía en su sitio, procesando lo que había escuchado y visto. Siendo removido en lo más profundo, sintiendo temor de que pudiera verse en tal situación.
Los tres guías de los grupos en los distritos eran ajenos a la noticia, pues estaban en los refugios. Sin embargo, Blonder había recibido una carta con indicaciones sobre el material en la base, desde ahí el rubio supo que algo no andaba bien, pero tendría que averiguarlo cuando volviera. En el refugio de Bloodfield, junto a una carga de suministros; Wonder había llegado. Los otros integrantes se sorprendieron al verla. El mensajero del grupo, notificó a Rummage de su nuevo recluta. Él apareció para darle la bienvenida, contrario a sentirse feliz de ver a la mujer, experimentó una punzada de dolor en el pecho.
— Francis — la de matices rosa se acercó pronto y le abrazó. Los demás decidieron continuar en sus asuntos, Rummage un tanto incómodo se separó.
— ¿Qué haces aquí, Alonder? — dijo un poco alterado.
— Vine a ayudarte. Pensé que te daría gusto verme, ya que te dices mi amigo y según tú, soy importante para ti.
El pelo negro tomó un respiro. — Así es. Pero… ¿En qué estabas pensando? — reflejó molestia.
— Lo mismo que tú. — dijo seria. — Estaba preocupada por ti. — desvió la mirada. — Es verdad que me molesté al principio, pero lo cierto es que… Tenía miedo. No quería perderte.
Rummage le tomó de los hombros. — Eso no pasará. Pero, no estoy contento. ¿No pensaste en los chicos de Alba?
Alonder estás corriendo un riesgo muy grande.
— Lo sé. Pero sería peor si me quedaba sin hacer nada, esto lo hago por ellos también, Francis. Quiero devolverles lo que esos malditos les quitaron. Necesito sacar lo que he guardado por tanto tiempo, y por eso estoy aquí, por ti y por ellos. No te dejaré solo. — le miró fijo.
El pelo negro extendió su mano y ella la tomó. — Bienvenida a Furtival. — la mujer esbozó una sonrisa de alivio.
Mientras trabajaban, Sharon había estado al pendiente de su contraria a quien no le tenía mínima confianza. Apricot se mantuvo callada durante ese tiempo, pues en el fondo estaba sufriendo la pérdida de su amigo, mientras su mente la torturaba con recuerdos. Haciendo un esfuerzo inmenso por mantenerse ajena. Favela se retiró más tarde, en silencio, Apricot fue a entregar a Kreine el avance para su aprobación. El hombre la miró, reconociendo al instante su expresión. La mujer sin decir nada, se dio la vuelta. Kreine se quitó el sombrero y le dio alcance tomándola por el hombro para voltearla hacia él.
— ¿Te afectó la muerte de ese traidor, cierto? — arrugó la frente. Apricot se limitó a decir algo. — Por suerte, ya se encontró con el maldito de Blonder en el infierno. — su frialdad y gusto se reflejó.
La sangre de la mujer se calentó haciendo inevitable su pérdida de estribos, Kreine recibió un revés. Lleno de furia se volteó hacia ella y le tomó de la mandíbula con fuerza. Las lágrimas de dolor por su pérdida se ablandaron. — ¿¡Cómo te atreves a tocarme!? — la mujer agarró su mano para quitársela del rostro con desprecio. — He sido muy tolerante contigo, Scarlett. Pero no siempre será así.
— ¡Entonces qué esperas! — dijo llena de furia. — Maldito.
Kreine se tragó su coraje. — Sabes que no lo haré del modo fácil. — sonrió malicioso.
— Si te atreves a lastimarlos, Kreine. Te mataré. — dijo destilando cólera y con determinación.
— Ya lo hice una vez. — Scarlett apartó la mirada para evitar su instinto asesino. — Dime una cosa. ¿Qué haces en tu tiempo libre? — se cruzó de brazos. — Y no me digas que con tus sobrinos. Porque ya no tienen edad para juegos. — Scarlett le miró frunciendo la boca. — No será que tienes algo de participación con esos terroristas. Por eso te dolió tanto la pérdida de Scarlord. ¿Él los ayudaba cierto? ¡Dime! — endureció su expresión.
— Anak era mi amigo y lo sabes. Y no tenía conocimiento de eso. — sostuvo la mirada.
Kreine se acercó a escasos centímetros, intimidante. — Si me dices quiénes son esos bandidos, no diré nada sobre ti.
— Ojalá lo supiera, y con gusto te lo diría para que pudiera descansar de tu asquerosa presencia. — mostró su desprecio.
— Como quieras. Pero que sepas que mi oferta ya no estará disponible para cuando todo salga a la luz.
En los distritos elegidos, las banderas Furtival se levantaron como grito de oposición. Los miembros de la federación e integrantes del movimiento se batieron una vez más. El rubio guió a sus compatriotas por los bosquejos de la tierra de cristales activos, en la corrida contra los oficiales, dejando cuerpos de inocentes por el camino, víctimas de la federación. En la ubicación de los marinos, Lazarus dispersó a su gente para atacar a marinos y oficiales. Los primeros uniformados, atacaban solo si los segundos estaban cerca, su principal objetivo era proteger a los habitantes de su zona de la aniquilación de la federación, pues estos no tenían consideración ni por ellos; si se atravesaban en su camino, los matarían por igual.
En el campo de sangre, Rummage dirigió a los suyos de igual forma, ahora en compañía de Wonder, de quien se sintió responsable. De este lado, la federación y los matones darían caza. En especial los hombres de Snaked, una mafiosa decidida a ganarse el favor de Magne.
El enfrentamiento dio lugar hasta el anochecer, cuando ya no podían más, se entregaban o simplemente se retiraban, pero los que aún podían seguir se quedaban a dar guerra a sus contrarios. Francis por su lado, comenzó a ayudarse con el BOL. En Twilight Tower, un grupo pequeño se preparó, dirigido por Apricot y acompañada de Heavy. Tendrían la oportunidad de dar el golpe que pondría a Mawords de cabeza. Con la participación de dos Legencraft, las enmascaradas se escabulleron. Aprovechando la concentración de la federación en los otros distritos y el miedo de la gente.
Viperón por su lado, había hecho su jugada, respaldando la seguridad de las mujeres con los hombres de Valiant en caso de ser necesario.
Las huellas de los colosos llamaron la atención de las filas de patrullaje cerca de la zona. Los uniformados al ser detectados por estos, levantaron sus brazos atacando con energía a partir de la esencia disparada por medio de un propulsor. Aquellos que se encontraron en su camino no tuvieron oportunidad de correr y cayeron al recibir la descarga directa. Los demás al presenciar, fueron en búsqueda de las armas que les harían frente a los gigantes. En cuanto los carros llegaron, Apricot dio la señal para atacar y evitar mayor daño a los titánicos. Armados de tecnomagia, hicieron frente. Los poderosos ataques de la Scan se dirigieron a la líder bajo la máscara cerca de la parada, causando daño a la estructura. Esta se asomó por la pared de uno de los edificios y apuntó con la Potion Steam, la munición elegida envenenó el cuerpo de su víctima en cuestión de segundos. Heavy por su lado se mantuvo como apoyo mientras les seguía el ritmo a los más experimentados. Los cañones se dirigieron a los grandes sombríos. Tras soltar el primer proyectil, levantaron la mira y usaron su energía contra estos, resistiendo a la explosión, la federación no se dio por vencida y siguió lanzando ataques. Mientras los furtivos atacaban a espaldas, la mujer de cabello anaranjado logró derribar a uno de los hombres a cargo del cañón, con ayuda de otro colega volaron el carro militar. Los uniformados llamaron refuerzos, viéndose el grupo menor rodeado. Sin embargo, los primeros se sorprendieron al ver la intervención de habitantes de Bloodfield con pasamontañas. Scarlett se extrañó ante la presencia de estos, pero al ver que estaban de su lado ordenó a los suyos protegerse.