Al día siguiente las gemelas estaban más irritables que nunca, mamá se quedó dormida, como Jerck que era, eso era importante, dormía de vez en cuando sin darse cuenta, pero solo por un rato, creo que así descansaba cuando predecía muchas cosas o veía a través de los ojos de muchas personas, y vaya que últimamente había estado ocupada, a cada rato venía alguien diferente a preguntarle algo. Ahora papá había salido a comprar unas cosas, no tardaría mucho en volver, eso esperaba, las niñas rogaban por salir. Así fuese frente a la casa.
- ¡Por favor! - Rogaba Anni - ¡Sólo queremos buscar flores para decorar la casa! ¡Afuera hay muchas!
- No – dije con decisión
- Las podemos sacar hasta el frente de la casa, si están con nosotros no les pasará nada. – insistía Aaron
- Siiiii - vociferaban ambas niñas al unísono
- Yo dije que no - dije de nuevo, sin entusiasmo.
- Vamos hermano. Será un momento. Mamá está cansada, creo que está embarazada otra vez, estuvo toda la mañana vomitando...
- No está embarazada, tú le hiciste el desayuno - dije riendo. Pobre mamá, solo ella comió de ese desayuno
Antes de todo aquello, siempre los Yhorgol más pequeños estaban fuera de sus casas durante largo rato, por eso supongo que fue simple al principio llevarse tantos, y también por lo mismo todos los niños se fastidiaban tan rápido de estar dentro.
Al final salimos, entre los tres me insistieron y me convencieron. Tal como Aaron prometió, a penas y estaban en el frente de la casa, allí recogían las benditas flores que querían. Todo estaba bien, hasta que una de las gemelas dijo que esas eran feas, y que había que encontrar otras más bonitas.
- En la casa del tío Armin son más bonitas - dijo Anni señalando hacia la casa de enfrente.
- Más lindas son en casa de la tía Asia. Las que están detrás. Necesito flores lindas para hacerlas crecer - dijo la pequeña Arty a su vez.
- Mamá se puede despertar niñas – les dije empujándolas hacia dentro – No debemos ir tan lejos. Nosotros buscamos las flores, creo que podemos ir y volver - les musité en tono amable convenciéndolas por fin de volver dentro.
Las niñas no querían, pero el viejo truco de la muñeca, nunca fallaba, esas niñas adoraban a la misma muñeca, antes eran dos, pero una se había perdido, ya ni me acuerdo como.
- ¿Vamos a buscar las flores? - preguntó Aaron después que las gemelas entraran. Yo siempre era el aburrido entre ambos, pero amaba a mis hermanitas, pensé que nada nos pasaría.
- No quiero que lloren, y ya no me duele casi la pierna. La casa de Asia no está tan lejos, sólo hay que caminar un poco y volver rápido – Aaron concordó conmigo, nunca desperdiciaba una oportunidad para desobedecer a nuestros padres.
- Hay que regresar antes que papá, o nos meteremos todos en problemas"- dijo Armin pequeño, quien había salido de su casa sin que sus padres se enteraran por lo visto.
- Armin, hace tiempo que no te veía - dije abrazándolo – tú papá se va a enojar si ve que te escapaste - dije riendo. Por alguna razón los niños no nos tomamos nada enserio, cientos de niños se habían perdido y allí estábamos, riendo como si nada
- ¿Desde cuando estás ahí parado? - preguntó Aaron a Armin, después de ver que las puntas de su largo cabello se estaban tornando azules.
- El suficiente. Mi papá salió con el tuyo. Y mamá... Mamá está triste desde que Alison se perdió, quería ver si tenían algo para hacerla feliz, ¡seguro las flores de nuestro sitio la harán feliz! - tenía una extensa sonrisa, que iba desapareciendo poco a poco, dejando a su paso un lago de lágrimas -. Ella está muy triste porque extraña mucho a Alison, y seguro nunca la volveremos a ver.
Nos sentimos mal por Armin, también nosotros la extrañábamos, pero ella era su hermana al final, lo cuidaba y jugaba con él. No tenerla cerca le dolía, se le veía, pues sus imponentes ojos azules estaban estampados en tristeza mientras caminábamos a nuestro sitio favorito. Aquí es cuando todo empieza a salir mal, ojalá hubiera desistido en cumplir las peticiones de las gemelas, ojalá se me hubiera ocurrido la idea de no arrastrar a Armin y Aaron conmigo, en fin, soy hijo de una Jerck, no soy una Jerck, no podía saber mi destino.
*
- ¡Muy bien Armin! – le dije sonriendo, no lo hacía muy a menudo por eso él se sintió más contento.
Armin nos mostraba como sus habilidades habían mejorado abismalmente, era muy bueno. Hacía una pequeña serpiente de agua que nos pasaba por al lado. Incluso la hacía hablar, se concentraba en que moviera sus bífidos labios e intentaba hacerle una voz, probablemente Andy le había enseñado, ella era una de las mejores Wargua de toda la aldea, y tal vez de todas las demás. Los ojos de Armin brillaban mucho, supongo que por eso era ingenioso el nombre que nos habían designado los humanos "Iluminados".
- ¡Eres grande niño! - vociferaba Aaron aplaudiendo alegremente – Creo que eres... - entonces dejó de hablar y arrugó la nariz como olfateando algo – Hay alguien aquí... Es el 'aroma'. ¿No sientes a alguien cerca hermano?
Yo cerré los ojos, para concentrarme mejor y sentir algún tipo de calor, se sentía extraño, como si no tuviera forma, no sabía qué era, casi no se percibía bien
- Mmm, hay algo cerca, hay un rastro de calor hacia esa dirección, mejor vámonos. No sé qué es, no tiene forma.
Justo cundo nos dispusimos a irnos algo pasó… Armin se desplomó en la maleza. Aaron también se desplomó, justo cuando yo iba a encender una llama en mí mano para lanzarla hacia donde venía la fuente de calor rara, también caí, luchando por no dormirme, no obstante, aunque no lo hiciera, estaba atontado y ninguna de mis extremidades me obedecía. Cada vez la oscuridad nublaba más mi vista, los rayos de sol y el cielo azul con sus nubes de algodón, desaparecían lentamente. A pesar de ello, me dio tiempo de ver al responsable.
Era invisible, y repentinamente se volvió no solo visible sino que su calor se sentía claramente ahora, usaba una extraña armadura blanca con negro, mis ojos casi se cerraban por completo cuando él colocó un pequeño disco metálico en mi pecho. Solo hablaba por un auricular con alguien más, lo único que recuerdo que dijo fue algo tipo: "-Tengo tres, llévenme de regreso por favor" luego nos miró y dijo que lo sentía. El extraño hombre con bigote – cabe resaltar - sabía perfectamente a donde nos llevaba, se disculpaba justo por eso. No sé qué tenía esa armadura que le hizo esconder tan fácil su calor y de seguro su olor. Sólo sé que me dormí y no supe más de mí.