Los días se convirtieron en semanas y las semanas a su vez en meses, el invierno aún no sentía ganas de menguar. Mi hermano y yo estábamos un poco más grandes y él ya no se enfermaba - tanto - nuestros padres lo atribuían a que ahora era más grande y tenía más resistencia al clima. Aunque no le gustaba tanto la nieve, ahora disfrutaba de jugar con ella, junto conmigo pues ahora me parecía divertido derretirla, cada vez le tomaba un poco más de cariño a mis habilidades, papá sabía exactamente qué hacer y decirme para que me entusiasmara por aprender, menos por ser un despertar, le dije que no quería y dijo que cuando llegara el momento tendría que aprender y bla, bla, bla. Por otro lado, mamá estaba enorme, ya casi concluía su embarazo, faltaba muy poco, por ello papá estaba más en casa, no quería que ella hiciera muchas cosas que le indujeran el parto, tenía que esperar una semana más para llevarla a la Yura y así usaran la Ruca en ella, sólo una semana, ese era el conteo de los Imblors, casi nunca fallaba.
- ¿Estás bien? ¿Quieres algo? - preguntó papá, después de llevar únicamente a Aaron a la Braca
- Estoy bien, sólo me duele la espalda... Y tal vez tengo hambre otra vez, ¿me consigues fruta?
- Eso haré, los Fioners la venden en el mercado - luego volteó para ver a Richard – Cuídala Richie - ese era el nuevo apodo que le habíamos colocado – Y tú también Rojito, cuida a mamá – yo me limité a asentir y sonreír. Me gustaba quedarme en casa.
- S-s-sí - respondió nervioso el humano, tenía miedo que mamá diera a luz – ve, no te preocupes... Sólo no tardes mucho.
- Tranquilo, no lo haré - dicho eso, le dio un beso a mamá y se fue.
Yo estaba suspendido dos días de la Braca por meterme en líos. En realidad no hice nada y eso fue lo que me terminó poniendo en esta situación. Mientras practicábamos con las habilidades, otro Firewall a modo de alguna especie de broma – nada graciosa por cierto - me lanzó unas flamas sin que ningún mentor viera, no ataqué de vuelta sólo me acerqué a espetarle al niño que hacer eso era irresponsable y tonto, yo tenía mal carácter y el niño se aprovechó de eso.
Mi persona era ligeramente más alta y fuete que los de mi edad, y al Firewall evidentemente no le gustó el tono con el que le dije lo que le dije. Se tiró al suelo y dijo que lo empujé y lo ofendí, además empezó a llorar y también dijo que usó sus flamas porque yo había empezado. No conseguí ningún argumento para defenderme y terminé suspendido injustamente. Mi padre decía que aquel chiquillo probablemente me tendría envidia por ser un Firewall con buen dominio en sus poderes, sé que le molestaba que hubieran castigado a su hijo por eso, pero le satisfacía que al menos el otro niño también fuese suspendido. Eso había ocurrido el día anterior, al principio estaba enojado, pero después se me pasó. Yo no era rencoroso, además me gustaba más estar en casa que en cualquier otro sitio.
Mamá se veía tan cansada, aún era hermosa sólo que tener dos bebés en su interior podía resultar agotador a veces. Siempre tenía hambre de fruta, y en invierno los árboles no florecían, por eso los Fioners siempre ganaban buen dinero haciendo aflorar árboles y arbustos para proveer frutas y verduras a su aldea. También ahora siempre se le movía el vientre, las niñas se estiraban todo el tiempo, por eso ella ya no se sentía cómoda de ninguna forma, especialmente si estaba acostada. Aunque faltaba más o menos una semana para que usaran la ruca, el Imblor que la atendía le había recomendado adelantarlo un poco para evitar a toda costa un parto natural. No era sano tener otro, pero tampoco que fuesen muy pequeñas, ya les dije que los bebes Yhorgol son delicados.
- Alister Jr no era así... No se movía tanto - dijo ella sobándose el vientre en el que al subirse la camiseta se marcaba una manita diminuta.
- Nunca están quietas... - dijo Richie, pero después puso una mueca de sorpresa al ver la manita en el vientre de mamá – ¿Viste la manita? Estaba saludándote.
- Creo que te saluda a ti - rio ella.
- No, me saluda a mí - intervine muy contento, dándole un beso en la panza de mamá. Estaba emocionado por ser hermano mayor, quizás las bebés me harían caso, pues Aaron nunca lo hacía.
- Mientras Alister no está ¿quieres seguir aprendiendo a leer? - él asintió sentándome en sus piernas, ya no tenía miedo de que lo quemara. Ella se levantó y se fué a buscar el cuaderno donde le estaba explicando unas cosas a Richi, no estaba segura donde había quedado, probablemente Aaron lo había tomado y no lo regresó a su sitio, aquello era típico en ese niño.
Mientras esperábamos, escuchamos un golpe, seguido de un grito desgarrador, era Mamá... Richard rogaba que no estuviera dando a luz, pero evidentemente no teníamos suerte, ella estaba en el suelo rodeada por un charco de líquido y sangre e intentaba no llorar. Richard se aproximó hacia ella y la intentó ayudar a levantarse, colocó el brazo de mamá alrededor de su cuello, no la podía cargar no era lo suficientemente fuerte ni tampoco alto. Yo veía aterrado la escena, no sabía qué hacer, ya iba a empezar a llorar. Richard dijo que a veces servía como médico en su mundo, podía traer un bebé, pero no estaba seguro si con una Yhorgol sería lo mismo, supongo que hasta cierto punto es la misma mecánica. Además, tampoco sabía qué hacer conmigo, estaba llorando a todo pulmón en una esquina, antes dije que yo no lloraba muy a menudo, pero la posibilidad de perder a tu mamá puede causar ese efecto. La llevó a su cuarto y la dejó en la cama, entonces me empezó a cargar para que me calmara.
- Richard... Llama a un pajarraco y dile que mande un mensaje a la Yura - ella jadeaba, resistiendo las ganas de llorar por el dolor que probablemente estaba sintiendo - No llores Ali, mami está bien - intentaba tranquilizarme hablándome suavemente, solo quería hacerme creer que todo estaba en orden, yo sabía que no era así, pero dejé de llorar un poco para que no se preocupara por mí.
- ¡Ok! ¡No te asustes! ¡Vuelvo rápido! - ella asintió soltando gritos ahogados.
Encontrar un Carbion era tan fácil, siempre estaban como pajaritos por todas partes. Me extrañaba que uno de ellos no se hubiera acercado cuando mamá gritó. Encontró dos, uno para que avisara a la Yura - aunque él no estaba del todo seguro si esos tipos sabrían llegar a mi casa, sólo obedecía lo que le dijo mamá - y el otro para que le avisara a papá la situación. Ambos pájaros asintieron y se fueron volando a una velocidad realmente improbable para un ave común. Los Carbion eran veloces, eso era una fortuna.
- Ya lo hice... Vienen en un momento, tal vez debería esperarlos fuera - decía bajándome al fin. Yo lloraba lo más silencioso posible.
- No te vuelvas a ir, está naciendo! No me dejes sola - y empezó a gritar.
- Alister ya tienes cin... Digo tu luna roja, eres un niño grande. Busca agua y hierve un poco y búscame toallas y mantas - Dejé de llorar de golpe y salí disparado para cumplir la orden.
Él dijo que aún recordaba como recibir a un niño, se dispuso a asistir el parto, ya veía la cabeza de una de las niñas. Dijo que fue rápido, ella sólo llevaba como cinco minutos pujando, es que los niños Yhorgol nacían así, rápidamente, por eso la posibilidad de que la mamá muera desangrada siempre es alta. Yo volví con lo que él me pidió, intentando ignorar el hecho de que cuando me acerqué un poco, estaba parado sobre un charco, un charco de la sangre de mamá
- ¡Ya casi sale! - ella pujó un poco más y se detuvo cuando escuchó un bebé llorar – ¡Mírala! Es hermosa - la limpió lo mejor que pudo con las mantas y el agua que había traído velozmente. Y se la entregó a mamá, pero casi sentía que se le iba a caer
- No llores bebé... Ya viene tu hermana - la niña se agitaba inquieta en los brazos de mamá, quién parecía que iba a desmayarse.
Richard no quería que yo viera a mi mamá en ese estado me dijo que esperara a fuera a los Tudy, de esa manera no vería toda la sangre que brotaba de ella. Aunque ya era un poco tarde para eso.
La otra niña empezó a salir sin aviso, mamá sangraba mucho, él tenía que hacer esto veloz... Se sintió aliviado en el momento que volví con unos Tudy, eran de la Yara o de la Yura, no importaba, el punto era que venían a ayudar... "Gracias a Dios" seguro pensó Richard. Yo estaba con las manos cubriéndome los ojos, ya no quería ver más sangre, no quería que nadie me viera llorar y por encima de todo no quería ver a mamá morir.
- Ya casi sale la segunda niña - dijo Richard quitándose el sudor de la frente - su pulso es débil y ha perdido mucha sangre.
Después de un esfuerzo más de mamá, la otra recién nacida nació con el mismo lloriqueo de su hermana. Ahora ella se estaba empezando a quedar dormida. No respondía cuando yo la llamaba
- Lo hiciste bien humano, ¿quieres venir? - preguntó un Tudy que medía el pulso de mamá y se aseguraba que siguiera respirando. Richard asintió, me cargó y yo me aferré a su cuello con mucha fuerza. En menos de un segundo estábamos en la Yura. El hombre que le sujetó la mano a mamá ahora la tenía recostada en una camilla que parecía estarla esperando, la llevó rápidamente a un sitio para que la revisaran, usando su habilidad de Tudy y el que cargaba a las niñas a otro, poniendo en uso sus facultades también, resultando en que ambos hombres desaparecieran de nuestros ojos.
- ¿Mi mami va a estar bien Richi? - le pregunté con los ojos muy llorosos, intentando no llorar otra vez
- Sí tranquilo, duerme un rato – Era obvio que no sabía si iba a estar bien, me lo dijo solo porque parecía la única forma para que me sintiera tranquilo. Esas son cosas que a veces hacen los adultos supongo.
Justo cuando solo estábamos él y yo, uno de los Tudy apareció con un Firewall mayor con un suéter azul – ah sí, ese era el uniforme de quienes trabajaban allí, un simple suéter azul oscuro de una interesante tela que lo hacía fresco e impermeable o algo así.
¡Hola humano! – saludó cordialmente el Firewall – ¿crees que podrías soltar solo por un momento a este pequeño?
¿Para qué? – inquirió sin hacer caso aún.
Supongo que no lo sabes, pero a su edad no son buenas las emociones tan fuertes – dijo – podría prenderte fuego en cualquier momento por accidente. Solo quiero asegurarme de que está bien.
Richard obedeció, no muy feliz de hacerlo. Caminé hacia el Firewall, no lo conocía, pero era amable y por tal motivo me agradaba.
¿Cómo te llamas? ¿Eh, Amiguito?
Alister – contesté.
"Alister", yo soy Arni, un placer, ¿crees que podrías darme ambas manos? Solo un momento, no me las llevaré – rio ligeramente, como si su chiste hubiese sido gracioso. Le di mis manos y se puso serio.
¿Ocurre algo con Ali? – preguntó Richard simplemente preocupado.
Absolutamente nada – concluyó soltándome - es raro, pero este niño tiene un gran dominio de su temperatura, bien hecho pequeño – dicho eso, se fue de nuevo con el Tudy
¿Entendiste que pasó? – Yo asentí.
No es nada, sólo querían saber si estaba reteniendo calor o si lo liberaría repentinamente.
¿Te ha pasado?
No mucho – concluí siendo cargado nuevamente por Richard, esta vez para dormir una siesta.
Papá llegó después, no tardó mucho, sólo como media hora, tal vez mucho menos, no sé, es difícil medir el tiempo. En cuanto vió a Richard, se aproximó a su encuentro, no se le veía tan nervioso como al humano, quién absorto en sus pensamientos ni siquiera se dio cuenta de su llegada. Por mi parte, yo estaba durmiendo sobre él, tanto lloriqueo me terminó agotando. Solo sé que papá lo saludó, me desperté mínimamente por un momento, cuando él me cargo para que Richard descansara al menos un rato. Yo era un niño grande y pesado y él casi un anciano
- Ella está bien, pregunté a un Imblor cuando llegué. Detuvieron el sangrado con los Warguas, cuando esté por despertar nos buscarán - repuso papá – Agradezco que no haya estado sola, en serio. Pobre Alister Jr, ¿estás bien hijo? – me preguntó, yo asentí y volví a cerrar los ojos para conciliar el sueño nuevamente.
- Que alivio que ella esté bien - respondió al fin Richard colocándose una de las manos en su creciente calva -. Fue tan repentino... ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?
- No sé. Cuando llegué no lo estaba, pero me dijeron que por el momento ellas se encuentran bien. Las tres. Sólo estoy aliviado - dijo reclinando el cuello hacia atrás un momento, en un signo de serenidad.
No sé de qué hablaron después de eso o si siguieron hablando, solo sé que papá me despertó diciéndome que podíamos ver a mamá. Un parto natural era peligroso para la mayoría de aquellas mujeres, pues podían morir desangradas o los bebés podían morir por comenzar a respirar demasiado pronto. No eran tan comunes, sólo pasaban por accidente y ya, era impresionante que mamá hubiese dado a luz dos veces gemelos por parto natural y no haya muerto. La primera vez tuvo suerte, no empezó a desangrarse y en caso que sucediera había un Wargua preparado, pero desafortunadamente uno de sus hijos murió; la segunda en cambio fue mucho peor, fue bueno que no se hallara sola, sino tal vez si habría muerto y quién sabe si las niñas también. Creo que dormí como dos horas antes de que nos llamaran, solo sé que todavía tenía sueño y que nos dijeron que tal vez estaría sedada, pero apunto de despertar. Papá me felicitó por ser un niño valiente y de mucha ayuda, dijo que hervir agua y buscar mantas, le sirvió a Richard.
Cuando entramos, vimos a las gemelas llorando a un lado de mamá en dos pequeñas cunas, envuelta cada una en una manta. Ella se veía hermosa como siempre, sólo estaba dormida. Tenía una trenza para amarrar su largo cabello. Poco después que nos pusimos junto a ella, empezaba a despertar, sus ojos color rosa se abrieron lentamente y nos sonrieron, fue un alivio.
- ¿Trajiste la fruta? - preguntó con una débil sonrisa.
- Lo siento, se me perdió en el camino - respondió papá acercándose más a ella.
- Mami, ¿estás bien? Yo estaba muy preocupado - admití sentándome en la cama para acercarme lo más posible a ella y abrazarla.
- Estoy bien mi lindo Rojito, lamento haberte preocupado, te juro que no soñé que esto ocurriría - musitó abrazándome de vuelta, sin moverse demasiado. Luego miró hacia las niñas que lloraban – Quiero verlas... Sólo vi a una un momento antes de desmayarme - y después señaló de dónde venían los lloriqueos – Tráemelas, quieren estar conmigo, por eso lloran.
Papá obedeció sin titubear, y casi instantáneamente cuando ella las tuvo en sus brazos, cesaron los berridos. Las tenía sobre su pecho, no quería separase de ellas, estaba algo débil y cansada, se le veía muy pálida, pero eso no le impedía tener a sus diminutas bebés entre sus brazos, sobre ella. Eran tan pequeñas y rosadas, y sorprendentemente tenían algo de cabello, rojizo por supuesto. Me sentí emocionado de qué todos fuésemos pelirrojos, menos por Aaron y mamá por supuesto
- Son muy lindas – mascullé sin dejar de mirarlas. Mamá me dejaba acariciarlas, en mi opinión les gustaba, ni siquiera me había dado cuenta que no tenía mis guantes, me los quité para hervir el agua y olvidé ponérmelos otra vez, igual dijeron que me los quitarían tal vez cuando acabara el invierno.
- Son las niñas más lindas del mundo - aseguraba papá, agachándose a la altura de la cama – Son pelirrojas, pero se parecen más a ti – le dijo a mamá.
- Puede ser - dijo ella mirando detalladamente a las pequeñas que tenía sobre ella, las cuales empezaban a llorar de nuevo – ¿Tienes hambre bebé? - entonces comenzó a amamantarlas, a ambas, yo era su hijo, ya le había visto los pechos más de una vez, en ocasiones nos bañábamos juntos – ¿Dónde está Richard? ¿Y qué hora es? La casa no puede estar vacía si Aaron llega.
Aún faltaba un rato para que Aaron llegara a casa. Mamá se había vuelto a dormir, con las bebés aún sobre ella y conmigo casi haciendo lo mismo a su lado, pero aún no me dormía. Papá tomó en sus brazos a una de las pequeñas y la colocó en la cuna que había en la habitación, intentó hacer lo mismo con la otra niña, pero ésta no parecía tener ganas de dormir, tenía unos pequeños ojos verde oscuro que intentaba abrir sin mucho éxito. La llevó para mostrársela a Richard, a lo que yo me levanté y lo seguí. Nuestro amigo humano seguía justo donde lo habíamos dejado. Al ver a la niña se le iluminó el rostro, era preciosa... Simplemente eso.
- Es hermosa...- la puso entre sus brazos e hizo una pausa – ¿Arty despertó? ¿Y Junior? ¿Cómo estás amiguito? Estaba muy asustado, no dejaba de llorar – le dijo a papá
- Arty despertó un rato y amamantó a las bebés, pero está muy cansada aún, así que se volvió a dormir, mañana estará mejor - afirmó él - Y Alister Jr... Está bien, ¿verdad? – Yo asentí mirando sonriente a mi hermanita – No te preocupes por él, está feliz por ser hermano mayor.
- Me alegra, es un buen niño. – dicho eso, me acarició la cabeza alborotándome el cabello - Seguro serás un gigante cuando crezcas, justo como tu papá.
- Seguro, todos los niños se ven más pequeños junto a él - rio ligeramente.
El viejo Firewall, que me habló antes se aproximaba, con la intención supongo de hablar con mi papá. Lo saludó cordialmente, como antes conmigo y Richard.
Usted debe ser el padre de Alister, el parecido es innegable, también debe ser el gemelo del Imblor.
Sí, ese es mi hermano. Entonces, ¿Ali no quemó nada por el susto? El humano dice que no.
Tengo que admitir que su hijo es un prodigio, un Firewall tan diestro debe nacer cada 100 años o algo así, ¿cuándo comenzará su entrenamiento como despertar? – papá me miró un momento y luego al hombre.
Es muy pequeño aún para eso, tal vez después.
No se tarden mucho, un niño con ese potencial debe ser bien guiado, de seguro El Padre Yhorgol de la aldea Yi, sería el más indicado.
Yo me voltee bruscamente a ver a papá, la Aldea Yi, quedaba del otro lado de nuestro mundo y hablaban otro idioma. Esperaba que esto no significara un "hasta nunca Ali". El tipo se fue y yo lo seguía mirando de manera acusadora, que ni pensara en mandarme lejos, así fuese por un día.
Quita esa cara hijo – dijo con una sonrisa papá – Nadie te va abandonar. Tenemos hasta que cumplas tu luna verde para enviarte con ese viejo raro.
¿Y no puedo ir y volver con un Tudy o un Gar todos los días?
No funciona así – suspiró - te quedarás con ellos un tiempo, pero no pienses en eso ahora, tal vez no seas un despertar y no te vayas a ningún lugar. A veces hay charlatanes – masculló cargándome y sacudiéndome un poco para que riera, era cierto, aún quedaba tiempo para ello.
Cuando regresé al cuarto de mamá, dormí acurrucado junto a ella, era la persona que yo más quería, debía estar a su lado cuidándola, incluso en sus sueños si era necesario. Más tarde, llegó el tío Armin con Andy, Alison, Aaron y Armin pequeño, también llegaron mis abuelos, (los papás de papá) y la tía Asia con Bred y Ana. También vendría el tío Arden, con su esposa y sus dos hijos, pero tal vez en unos días, pues ellos no estaban siempre en la aldea, siempre viajaban.
Mis abuelos eran una pareja de Imblors muy simpáticos, pero algo abnegados de vez en cuando, estaban enojados con el Imblor que le hizo el conteo a mamá, diciendo algo de que eso era muy delicado y se debía revisar cada semana, porque por condiciones fisiológicas o químicas y otras cosas cuyo nombre no recuerdo, podían cambiar o variar.
En la Yura me tienen mucho respeto Arty – agregaba mi abuelo Asta - solo dime quien fue y no volverá a pisar este edificio.
Tranquilo Asta – contestó mamá calmada, acunando a una de las gemelas – no fue su culpa, me tropecé y rompí fuente, pero ellas están bien.
Es cierto, son unas linduras – concordó mi abuela, cargando a la otra gemela – Ali, así te veías tú, cuando naciste, solo tenías un poco más de cabello – me dijo.
Ya me toca entrar a mí, ¿no? – vociferó Asia desde el marco de la puerta. Es que no podían estar todos juntos, no era bueno para mamá o las niñas, entonces se turnaban, primero los abuelos.
Asia – decía Bred, su marido, mientras cargaba a Ana – estamos en una Yura, no grites, después Ana te imitará.
No estoy gritando, yo hablo así – contradijo mi tía, modulando su tono de voz.
Los únicos que no salían de ese cuarto éramos papá y yo, por supuesto, Aaron entraba y salía… no sé para qué, creo que para informar el estado actual de la situación, hasta que el tío Armin se lo echó al hombro y le dijo que no lo soltaría hasta que fuese hora de irse. A mí me dio risa y al resto de invitados también, dudo que Aaron estuviese muy contento con esa decisión, pero la aceptó, incluso Armin pequeño era más tranquilo que Aaron y eso que era mucho menor. También muy obediente para su corta edad, es que era hijo de un Imblor, era listo. Su papá le buscó una silla y le dijo "siéntate ahí" y eso hizo, hasta que lo llevaron a conocer a sus primas un rato. Alison era igual y creo que la obediencia de ambos era por su mamá, una mujer amable, pero con mal carácter sino se hacía lo que ella decía.
Se siguieron turnando un rato para ver a mamá y a las gemelas. No se quedaron mucho tiempo, preferían dejar a mamá descansar – menos por Aaron y los abuelos, siempre estaban muy presentes en nuestra vida, vivían cerca y a pesar de ser Imblors resultaban muy cariñosos (serios, pero cariñosos), para ellos hasta Ana era su nieta –. En fin, lo único que hacíamos mi hermano y yo, era ver a las gemelas dormir, aún no tenían nombre, pero como por el color de los ojos parecía ser que una de ellas era una Fioner, Aaron y yo le decíamos Florecilla, la otra era una Tudy, no tenía apodo – aún-. Todavía me costaba creer que ellas salieron de mamá, que ella las tuvo dentro por meses, y durante todo ese tiempo las pude sentir, su calor era el mismo dentro de mamá que ahora que ya estaban fuera.