El padre Yhorgol era quien tomaba la decisión sobre qué hacer con el humano. Sí, en el pasado habían aceptado a unos cuantos, lo sé, pero después que los nuestros se empezaran a desaparecer, todos esos viajes se cancelaron, no hubo rescates, ni averiguaciones de qué les pasó... Sólo escondieron eso bajo el tapete y siguieron con sus vidas. Ya no venían impuros desde hace más de medio siglo, por eso ahora Aarón era el único que había.
Los padres Yhorgol – ahora sí se los explico en verdad - eran los que regían cada aldea, eran los seres más poderosos, leían la mente, podían obligarte a escupir la verdad aunque no quisieras, también eran capaces de manipularte, pero no lo hacían tanto, en su opinión, la gente debía elegir si serían buenos o malos, él solo los juzgaría y discerniría según su criterio. Se les conocía por ser extremadamente justos y viejos - y tener más poderes que años – Tenían habilidades de otros tipos de Yhorgol, controlaban el tiempo, sentían el calor, se teletansortaban (solo por mencionar unos cuantos). Podían vivir más de trescientos años, además tardaban en crecer, a los cincuenta aún parecerían niños pequeños, pero si se enamoraban crecían al ritmo de su amante; enamorarse es algo triste para ellos, siempre vivirían más que su pareja y también que sus padres o hermanos o hijos, en realidad creo que no pueden tener hijos, no recuerdo por qué exactamete. Sus ojos… Daban algo de miedo, completamente negros, nacían con ojos normales, pero cuantos más años tenían, más manchas oscuras los cubrían. Era el tipo de Yhorgol menos común, solo nacían cuando uno estaba cerca de morir. También, nuestros nombres tenían que ver con ellos. Por ejemplo, yo viví y nací en la aldea del Padre Yhorgol A, todos los que nacieran allí debían tener un nombre por la letra "A" o más bien el sonido, todas las aldeas tenían nombres de sonidos de ese tipo, a eso se debían nuestros nombres, todos debían empezar por el sonido o la letra de su aldea. La única circunstancia donde eso no se cumplía, es que uno de los padres fuera de otra aldea, el niño podría tener cualquier nombre de cualquiera de las dos - ¿felices? Ya lo expliqué
Yo no estuve cuando Richard fue juzgado por el padre Yhorgol, pero lo vi. El mentor en la Braca la veía por un pequeño dispositivo, mientras nosotros copiábamos la clase de más líneas y formas. Yo me asomé ligeramente, casi no podía ver, pero si oír tenuemente:
"Entonces... Señor Richard el humano... Tengo entendido que no sabe cómo llegó aquí" - le dijo un anciano (nuestro padre Yhorgol) que no medía más de metro veinte cabe agregar, él sí que era un enano – "Leo la mente, controlo ciertas partes del tiempo, hago muchas cosas" - caminaba alrededor de Richard quién seguro se veía intimidado, no por su tamaño o su forma de hablar, sino por esos ojos completamente negros
"Este sí, no estoy seguro como llegué. Tel vez las rocas que encontré, no sé - se ajustaba las gafas una y otra vez, sin mirar a nadie - Sólo... Sólo quiero volver, ¿sí? ¿Se puede?"
Si el humano quiere volver, puede volver, no detecto malas intenciones en ti. Y tengo entendido que un Firewall te acogió en su casa, él no está aquí, lo sé, pero su esposa si lo está. No tenía que venir, ella quiso - agregó el padre Yhorgol A - Tienes que esperar que el invierno termine, nadie puede abrir un portal con este clima... Pero si te dejo volver Richard, ¿le contarás a alguien sobre lo que viste aquí? ¿Me puedes prometer que no enviarás humanos aquí? - preguntó el padre Yhorgol A, sin voz acusadora o amenazante, sólo con mucha seriedad, cosa que no había tenido antes de empezar a hablarle.
Con esa pregunta, con niños mirándolo, mujeres, hombres y mamá (quien no sé por qué fue, pues ella debía estar descansando). Todas sus ideas sobre exponer ese mundo como él quería, desaparecieron – si es que en realidad las tenía. No éramos un proyecto, ni un experimento, sólo personas al fin y al cabo. Lo entendía perfectamente.
No diré nada, lo juro... - dijo mirando al fin, al enano -. ¿Cuándo podré regresar señor?
¡No soy un señor! Estoy viejo, pero no exageremos - dijo en una débil, pero auténtica risa, ese anciano era gracioso, no lo niego -. Cuando acabe el invierno podrás irte, mientras tanto ¡quédate donde quieras! - decía en una amplia sonrisa, ese viejo casi nunca era serio, a menos que se metieran con su gente, ahí era capaz hasta de matar... - Sé cuándo la gente miente, y tú no lo haces... Tampoco tienes malas intenciones, es más, me agradas.
No pude seguir viendo por la pantallita, Ajax la cerró y dijo que aprenderíamos lenguaje de señas hoy, pero solo lo básico, aún estábamos aprendiendo arduamente a dibujar correctamente. No pasó nada importante después de eso, solo encontré a mamá enseñándole a Richard a leer dibujos, él pensaba que nuestros libros eran cuentos, decía que tenían demasiados dibujos, con demasiado detalle en su mayoría. En mi casa había muchos, papá era hijo de dos imblors, le gustaba leer por eso, además su gemelo también lo era. Podíamos tomar cualquiera, menos por unos cuantos, creo que dos o tres que eran de mamá, según ella, eran el único recuerdo que le quedaba de su propia madre. Nunca hablaba mucho de su familia. Tal vez Richard no era especialmente bueno en eso de dibujar o interpretar, pero mamá se dedicaría a enseñarle, era buena persona.
Con el pasar de los días, Richard se volvió muy conocido en la aldea, todo el mundo sabía quién era, no hablaba mucho, pero les agradaba, contaba historia divertidas. Casi todos parecían ignorar el pasado con los humanos, hace décadas que no se veía uno por ahí, aunque la mayoría no sintiera rechazo hacia él, siempre habría personas hostiles que no compartían la misma idea de tener a un humano cerca de sus hijos, por ello papá siempre sentía el instinto de andar con Richard, no le fascinaba demasiado que anduviera sólo, por alguna razón le simpatizaba bastante, era una buena persona, también a nosotros nos agradaba, todo le daba miedo y eso causaba gracia. Además, ayudaba mucho a mamá en casa, cocinaba casi tan bien como ella, eso no se lo niego. También limpiaba bien, tampoco lo niego.
Un día, papá se sentó en el frente de casa a beber con Armin, nunca bebían hasta embriagarse, no les gustaba tanto el alcohol, sólo lo bebía con unos amigos (y normalmente eran sus compañeros los que bebían, ellos sólo los veían). Esto era muy común para ellos, reunirse a tomar en las noches antes de terminar la semana. Este día fue diferente, pues no sólo estaban en casa de papá sino que Richard estaba también - a él no le gustaba hacer esto en su casa, ya que tenía una mujer embarazada y dos niños pequeños, pero Richard llevaba unas semanas allí, no era justo dejarlo sólo siempre, quería que se llevara un buen recuerdo de este mundo y su gente, es que no le gustaba demasiado salir -, el alcohol era bueno para entrar en calor con aquel frío que los asediaba - eso decían ellos mientras yo espiaba, yo no bebía, tenía cinco años.
Quienes estaban sentados allí - además de Armin y Richard - eran dos Linurs, amigos suyos, no vivían exactamente en esa parte de la aldea, pero no se estaban quedando tan lejos en este momento, por eso se quedaban hasta tarde ahí. Aparte, querían conocer mejor al humano, todo el mundo quería conocer bien al humano.
¿Quieres otro trago humano? - preguntó uno de los Linur acercándole una botella con sus habilidades, dispuesto a servirle, se notaba que controlaba bien lo que hacía, ni siquiera tenía la necesidad de sacar sus manos de los bolsillos, pero aun así sus ojos brillaban.
Este... Este... Sí-si-si cla-claro - tartamudeaba Richard por el nerviosismo de ver una botella levitar frente a su cara.
No hagas eso Agus - se reía Armin tenuemente, (siempre era muy serio hasta para sonreir) tomando la botella - No está acostumbrado a ver botellas flotantes. Toma Richard, sírvete tú mismo, no confíes en ese tipo, tiende a derramar la botella a propósito.
Grebon - respondió el Linur riendo de vuelta - eres un aburrido. Rojo no le iba a decir nada. ¿Verdad, rojo?
Ya lo iba a hacer, pero no puedo negar que es divertido cuando hace eso - también rió un poco.
Oye humano... No hablas mucho ¿verdad? - dijo el otro Linur - deberías beber más, te ves tenso - y le acercó otra botella con sus poderes.
No le hagas mucho caso Richard - empezó a reír Agus nuevamente - Le gustan cosas diferente... - se rascaba la cabeza mientras bebía del vaso que tenía en la mano.
¿Qué cosas? - preguntó Richard bebiendo del vaso que él mismo se había servido.
Digamos las cosas como son, no me gustan las mujeres, eso es todo - dijo el Linur - Mi nombre es Aren, y pues lo siento Richard, no eres mi tipo - dijo al tiempo que tomaba de su vaso, riendo también.
Los Yhorgols hablaron un largo rato sobre temas mundanos como de sus trabajos, familias o simplemente retomaban el tema de mujeres mujeres – el cual recibía algunas burlas por parte de Aren -. Había algo remarcable, cuando hablaban de mujeres y era que discutían por cuál de las suyas era la más hermosa, mientras Aren decía que las mujeres no eran la gran cosa. El humano se dio cuenta de lo unidos que eran y también lo jóvenes, le sorprendía que todos tuviesen trabajos y dos de ellos – papá y Armin – tenían hijos, y según decía uno de los Linur, tendría un hijo pronto.
Se notaba que papá y su hermano tenían una gran resistencia al alcohol, habían bebido tanto como los Linurs, y a pesar de no tener la costumbre de beber tanto, no se encontraban tan ebrios como lo estaban ellos ahora, en cambio Richard no tomó mucho, objetando que estaba muy viejo para eso, pero parecía que le agradaba la charla que mantenía con los demás, se burlaban entre ellos y de ellos mismos, él sólo se reía y asentía. Los Linurs eran chistosos ebrios, sus poderes ya no servían bien, nada levitaba más allá de diez centímetros del suelo. Después que ya esos ebrios no aguantaban más, se fueron, pero no solos... Armin vió a un Carbion volando y le pidió que los ayudara a llegar a donde sea que se quedaran, el pajarraco empezó a seguir a los tambaleantes hombres que se alejaban, más tarde volvería para cobrar y pediría una de esas botellas sobrantes. Armin también se fue, eran más de las tres de la madrugada y dijo que tenía sueño y agradeció no tener que trabajar mañana. Yo también tenía sueño, pero me fascinaba espiar a los adultos cuando hablaban, ya me iba a dormir también, hasta que hablaron de un tema que me interesó.
Oye... Alister, ¿cómo te rompiste el brazo derecho? – le preguntó, yo siempre quise saber, pero la respuesta de todos era "eres muy joven" ¿Cómo sabes que me lo rompí? - preguntó él a su vez.
Te he visto, te duele por el frío, y te tiembla a veces... Eso indica que te lo rompiste hace tiempo y que fue algo feo. Yo soy algo como un médico - musitó tragando un último sorbo de licor.
Es una larga historia, y ya es tarde. Mañana no hay trabajo, pero igual hay que dormir - dijo acariciándose el cuello, que parecía dolerle a veces también.
Supongo que no contarás la historia, no importa... Otra cosa, ¿qué les pasó a los padres de Arty? Sé que no es una historia bonita, pero es algo de lo que ella simplemente no habla nada, ni siquiera los menciona, como si tuviera miedo solo de pensarlo. No es de mi incumbencia lo sé... ¿Sabes qué? Olvídalo, tal vez bebí demasiado - y se dispuso a levantarse - Cuando era niño, mi padre era un bastardo, tampoco me gusta hablar de él. Mi hermana y yo nos criamos prácticamente solos.
Espera... Tal vez si haya tiempo - dijo cambiando de opinión - para ambas historias, casi son la misma...