Chapter 2 - II.

Era una historia complicada, parte de ella la aprendí mientras crecía, otra parte la aprendí en la Braca y así por el estilo. Se los contaré como creo que fue, igual el principio no es nada del otro mundo, todos lo conocíamos. La historia en sí, no es demasiado larga o tal vez un poco. En fin, se decía que hace mucho, muuuucho tiempo, los Yhorgols eran humanos comunes y corrientes, solo que algo pasó, algo cambió... Ellos simplemente evolucionaron - eso decían - y empezaron a desarrollar poderes sin ningún aviso, supongo que más técnicamente hablando, fue alguna especie de ¿mutación? ¿gen desconocido? Los humanos sólo querían controlarlos, usarlos, ni siquiera los veían como personas, sólo fenómenos, hasta que se dice que - nadie sabe cómo -, el mundo o dimensión o lo que fuese, se partió en dos, y los que estaban consagrados con poderes, simplemente desaparecieron de la vista de todos, pero aparecieron en este mundo, nuestro mundo (o nuestra mitad, técnicamente los humanos son nuestros vecinos). Este supuesto hecho, se mencionaba que había ocurrido hace más de 10 mil años, pero era más como un cuento fantasioso. Nadie lo creía completamente, incluyéndome. O sea ni siquiera el Padre Yhorgol de mi aldea o su antecesor, estaba vivo para esa fecha como para constatar eso, también había otra teoría un poco más lógica, donde decía que el responsable de esto fue el primer padre Yhorgol, que dividió el mundo y protegió a su gente, así como les enseñó a usar sus poderes - si me lo preguntan ambas historias son un poco fantasiosas.

Eso también se relaciona un poco a nuestros Dioses, sólo hablaré un momento de ellos y sólo nombraré dos de manera general, Crofel (el todo poderoso) y Rafé, (digamos que el Diablo), donde el primero tenía un montón de ojos de colores que le daban todos los poderes ya conocidos. Crofel junto con Rafé, creó este mundo y todos los demás… todo fue bueno, sin embargo, Rafé lo traicionó un día, la envidia hacia su hermano y sus ansia de poder lo cegaron y corrompió todo el trabajo realizado junto a él, pues aunque tuviese poder divino para crear y destruir, al igual que su hermano Crofel, carecía por completo de los cientos de habilidades que poseía éste.

Rafé, oscurecido por sus ideales y sus propósitos egoístas quería ser el único dueño y señor de todo, por lo que jugó con la mente de cada Juriel (ángeles), y lo puso en contra de Crofel. Él no sabía qué hacer, estaba acorralado, así que repartió sus ojos, con la esperanza que su hermano nunca los poseyera ¿y dónde creen que acabaron? Pues claro, con los Yhorgol, ellos lo ayudaron a encerrar a Rafé en un infierno del que nunca podría escapar… una pesadilla de la que no despetaría, donde repetiría día y noche la humillación de su derrota. A pesar de todo, no perdería su poder sobre las vidas que creó o los sitios que depravó, sólo sé qué hacia allá van quienes fueron malos en vida, a sufrir con Rafé. El Dios Crofel, en reconocimiento a los que se unieron a su batalla, los dotó con poderes, por eso nuestra devoción iba con él. La manera como el mundo se partió en dos supongo que no es tan importante, quien sabe si fue una trampa de Rafé o un plan de Crofel, esta batalla podría ser ficción, pero nunca verías a ningún Yhorgol atentando en contra de la religión. Sólo es de manera general esto, es mucho más larga esa historia.

Lo que si fue real, es lo que ocurrió luego; los Yhorgol eran visiblemente más evolucionados que los humanos, más pacíficos - en su mayoría -, tenían máquinas con las que los humanos sólo soñaban, su modo de vida era realmente tranquilo, y, por sobre todo, cada uno de ellos tenía una habilidad que lo hacía fuerte de alguna manera. La verdad, les interesaban los humanos, físicamente se parecían a ellos, aunque muy atrasados en cuanto a modo de vida respecta, por eso decidieron darles una pizca de su media dimensión, no demasiado para que no fuera forzado. De esta forma, en muchas partes de ese mundo hicieron edificaciones perfectas que pasarían siglos en pie, perdurando como un recuerdo para ellos. Sin embargo, un día quisieron ayudarlos en serio, ahí fue cuando todo lo malo empezó...

*

Todo surgió con esas bestias que acechaban en el mundo de los humanos, eran gigantes ¡Podían llegar a medir hasta 30 metros!, no hablaban, no pensaban, y lo peor... Jamás dejaban de tener hambre, podían comer lo que fuese, desde personas, plantas y animales; hasta concreto y metal. A pesar de ser algo lentos, su gruesa piel y sus afiliados colmillos eran inevitables para los humanos, no había un lugar hacia donde huir o esconderse... Hasta que los Yhorgols no soportaron ver a sus homónimos muriendo poco a poco e intervinieron. Creo que allí empezó verdaderamente nuestra relación con los humanos.

Varios Yhorgol se unieron de manera organizada a la causa, empezando por los Imblos, quienes hallaron la mejor manera de hacer todo más fácil, en específico se encargaron de, número uno: enviar a las mejores habilidades de combate, para al menos contener a esas desconocidas bestias salvajes sedientas de sangre; dos: hacer las medidas exactas para el plan que tenían en marcha y tres: encontrar a quienes eran parte de ese plan. ¿Su plan? Levantar 58 muros de más de 60 metros de altura, impenetrables e imposibles de escalar o entrar excavando. Muchas habilidades fueron requeridas para esta proeza, principalmente los Tophis, cuyo poder consistía en controlar la tierra y algunos de sus minerales (no todos podían hacer lo último, pero no es muy raro o tal vez un poco sí, depende del material); Firewall – cuyo poder ya saben que hace, así que no lo explicaré de nuevo -, unos Tindler, para que hiciesen algo interesante con su veneno; también unos Fioner, para que evaluaran la tierra fértil e hiciesen crecer plantas comestibles, (como frutas o verduras) en un tiempo sorprendentemente corto y etc, etc, etc. Todos hicieron algo, pero fueron los Elecfall y los Wargua la cereza del pastel, pues necesitaban cambiar las propiedades químicas de la roca para que esto funcionara, necesitaban endurecerla y compactarla más y ¿cómo lo hicieron? Un Wargua con un particular "Despertar" que controlaba el clima, hizo caer una torrencial lluvia sobre los muros en formación, para que los Elecfall pudiesen usar la corriente de los rayos y cambiar algunas propiedades electroquímicas en los iones de esas rocas.

Luego de eso, fue que los Firewall actuaron, aunque algunos mantenían a las bestias a raya y otros estaban usando su capacidad de herreros para compactar lo más posible el nuevo y resistente material rocoso que habían creado, para así obtener algo aún más duro que el hierro. Aquí viene la parte de los Tindler, no fue la gran cosa, pero igual fue genial; usaron una variación de su propio veneno para que en el caso de que uno de esos monstros se pinchara con unas enredaderas espinosas, (que los Fioner habían creado justo para ello) se paralizara y muriera, no duraría para siempre, pero en su momento fue útil. Asimismo, todos seguían cooperando con los humanos, Linurs habían venido con el objeto de mover grandes destrozos que habían provocado esas cosas, así era más fácil encontrar heridos, para que después los Yatras y los Dombies viesen que se podía hacer por ellos, otros Firewalls - que no se veían muy entusiastas de matar criaturas que parecían mandadas del mismísimo infierno o de compactar roca -, ayudaban buscando algún sobreviviente, usando su habilidad de sentir el calor de otros, aunque no funcionaba para nada si alguien ya estaba muerto. No solo teníamos habilidades que nos hacía especiales, también la de ayudar a otros estaba en cada uno de nosotros. Casi lo olvido, los Fortine, conocidos por su gran fuerza física, probaron la resistencia de los muros, si ellos usando toda su fuerza no los podían derrumbar, mucho menos lo haría una de esas bestias Jorobadas, así se llamaban por si no lo dije, "Jorobados".

Finalmente su trabajo estaba concluido, los Imblors crearon unas puertas que se abrían fácilmente pulsando un gran botón que daría inicio a un sistema de cadenas que hacían que la puerta bajase de tal forma que aquellos mounstros no pudieran alcanzarlos, como estaba hecha por lo Tophis - y compañía – con ese material novedoso, también era irrompible e impenetrable, justo como las nuevas murallas. Los Imblor también hicieron conjuntamente, especie de un canal subterráneo con ayuda por supuesto de los Tophis, permitiendo que los humanos pudieran viajar a otros muros bajo tierra, sin necesidad de abrir las puertas; también los Wargua contribuyeron a asegurar que hubiesen suficiente agua subterránea, así como lagos y lagunas por muro, inclusive crearon algunos que existen hasta hoy. Sin embargo, aún con todo lo que forjaron, los Yhorgols admitieron que los monstruos no se acabarían pronto, no los habían exterminado, sólo habían disminuido su población. De cualquier manera, mientras permanecieran dentro de los muros nada pasaría. Ni siquiera tendrían necesidad de salir.

- ¡Esperen! ¿¡Eso es todo!? ¿¡Ya se van!? – Gritaba desconsolada una mujer que tenía un bebé llorando en sus brazos – ¿Volverán "Iluminados"?

- ¿Iluminados?- dijo extrañadamente un Tophi que hacía crecer ligeramente la tierra en un cubo perfecto, para sentarse sobre él- Ese no es nuestro nombre señorita, pero si la hace sentir cómoda, por mí no hay problema.

- ¡Ese es el nombre que les hemos dado! ¡Le dieron luz nueva a nuestra vida! Y sus ojos, alumbran más que cualquier lámpara que haya visto jamás… - continuaba la mujer, cuyo bebé empezaba a llorar más fuerte - Si no fuera por ustedes, ¡mi hijo, ya no tendría padre!"

- Tenemos que irnos, lo siento, también tenemos familia - respondía una joven Firewall, sin mucho sentimiento en la voz."

- ¡Pues traigan a sus familias! ¡Ustedes nos salvaron el pellejo! - gritaba un hombre que se acercaba cojeando a la mujer con el bebé – Quédense, Iluminados.

Ese fue el nombre que nos dieron los humanos. Nadie se vio en la necesidad de explicarles que el verdadero nombre de su raza era "Yhorgol", prefirieron llamarnos así y por todos estuvo bien. Fue por los ojos, cualquier Yhorgol que use sus habilidades sean físicas o no, le brillan como, como, como… no sabría con qué compararlo, dependiendo del esfuerzo que ejerzas tus ojos brillaban más, podían ir desde una tenue luminiscencia, hasta una luz muy potente.

Lo cierto fue que algunos Yhorgol se quedaron, otros se fueron y juraron regresar y otros muy pocos se llevaron unos cuantos humanos a su mundo, dando como resultado, algunos impuros que morirían si no tenían los ojos claros...

Aunque al principio todo fue muy agradable, con el tiempo cambió... Los Yhorgols que habían decidido traer a sus familias (o empezar a formarla) , ya no estaban siendo tan bien tratados como al inicio, pues como los niños que engendraban portaban poderes desde muy temprana edad, a los humanos les aterrorizaba que un infante tuviese semejantes destrezas, pensaban que inclusive un niño podría destruir un pueblo. Pese a que sus padres sabían controlar bien sus habilidades, así como contener las de sus chiquillos, a los humanos no les convencía del todo, no querían que "esas cosas" lastimaran a sus hijos. Los "Iluminados" como eran verdaderamente pacíficos, sólo empezaron a hacer una pequeña sociedad alejada y oculta de los humanos para que así sus niños no hicieran nada de lo que se arrepintieran después; pero la curiosidad de los humanos podía más que la razón. Supongo que ya por ahí pueden ver por donde va este asunto.

*

Un día un grupo de humanos se acercó - niños principalmente - querían ver a esas criaturas fantásticas, a los "Iluminados", ya habían pasado 150 años desde que se habían fundado los muros, y ningún humano se metía con ellos, los dejaban vivir tranquilos, tal vez por respeto, pero yo creo que era miedo.

- ¡¿Ese es tu poder?! - exclamaba un niño de unos nueve años, viendo con sus propios ojos a uno de los iluminados levitar agua sobre su cabeza por puro hobbie.

- Supongo - respondía él niño extrañado por la pregunta, dejando caer el agua de golpe- No es nada del otro mundo, sólo practico.

- ¿Puedes hacerlo otra vez? - preguntó otro de los niños, con gran entusiasmo en el semblante.

- No - respondió el niño secamente, alejándose del grupo que lo rodeaban.

- ¡No seas así! ¡Nos costó llegar aquí, queremos ver un truco!- vociferó una niña mucho más grande que él, halándolo por la camisa arrojándolo de nuevo al centro.

El grupo de jóvenes que se habían acercado al pequeño Wargua, no habían encontrado la aldea dónde se encontraban en resto de Yhorgol, sólo habían encontrado a ese niño de ojos azul rey jugando con el agua de un río. Él solo practicaba, si hubo un culpable con lo que ocurrió después, fueron esos malcriados. El niño se quedó viéndolos algo asustado, pero no lo suficiente como para obedecerlos, no quería, no lo controlaba bien, estaba aprendiendo a congelar cosas y ya le habían dicho que no les mostrara trucos a los humanos.

- No puedo, no sé mucho. Me tengo que ir, mi mamá me espera.

- ¡Queremos ver un truco!- decía de nuevo la estridente y malcriada niña. Lo agarró del brazo para que volviera a controlar el agua, como lo había hecho antes.

- ¡No! ¡Espera! ¡No hagas eso!- gritaba el niño con desesperación en la voz.

- ¡Ahhh! - aulló de dolor cuando por accidente el pequeño Yhorgol le congeló el brazo entero – ¡Monstruo! ¡Duele!- dijo rompiendo en llanto.

- ¡Les dije que no! ¡No lo controlo bien! - puso las manos sobre el brazo de la chica, descongelándolo, tomando así el brazo, un tono entre morado, rojo y vinotinto. Y acto seguido salió corriendo y llorando.

Ese fue el primer incidente donde un Yhorgol lastimó a un humano, pero no sería el último... Fue esa la prueba que necesitaban los habitantes de ese mundo para decidir que esos fenómenos sí eran peligrosos. Algo que supongo no sabían era que si estresas mucho a un Yhorgol con un poder digamos "peligroso", estos se descontrolaban, creo que por eso casi siempre había paz por donde vieras.

- Uno de sus "niños" atacó a mi hija, aún no saben si perderá el brazo - reclamaba un hombre después de casi dos días del incidente – Me costó un mundo encontrar donde viven, salvajes de mierda. ¡Ese niño debe pagar! Lo quiero muerto, deberían ponerle una cadena al cuello para que se quede quieto.

- Nadie va a pagar nada - se acercó una mujer caminando hacia él con un largo y hermoso vestido púrpura – Fue mi hijo, lo asustaron y por eso atacó, está muy arrepentido, fue un accidente- decía civilizada y tranquilamente la mujer.

- ¡Me importa una mierda! ¡Mi hija tiene diez años, y tal vez no vuelva a usar ese brazo! – espetó el hombre como un animal enfurecido.

En efecto, esa gente no entendía que esos accidentes también nos ocurrían a nosotros, eran poco comunes, pero a fin de cuentas sucedían cada tanto.

- ¡Yo no quería! ¡Ella me haló! Me apretó fuerte y... ¡Y me asusté! - dijo el niño llorando. Había escuchado la conversación escondido detrás de un árbol- ¡Fue sin querer mami! - musitó el niño abrazando a su mamá por la espalda, intentando esconderse de la mirada de aquel hombre.

La madre se veía decidida a no dejar que aquel hombre tocara a su único hijo, su luna era morada (8 años), y no tenía demasiado talento controlando su poder, por ello le dijo que fuera un rato al río a intentar levitar agua o tal vez congelar un pedazo, en esto si no era bueno, era lo más difícil de aprender para los Warguas.

La mujer convenció al tipo de que podrían curar a su hija con un Yatra si es que para ese brazo aún existía vida. Entonces, eso fue lo que se hizo; mandaron a dos Yatras con el hombre, pero éstos no regresaron... Pasó un rato largo y no volvían, hasta que llegó otro humano conduciendo una especie de carruaje con caballos, trayendo noticias nuevas.

- Los Iluminados que enviaron no serán devueltos hasta nuevo aviso, orden directa del rey del muro - dijo el hombre leyendo un amarillento papel.

- ¿Rey? ¿Tan rápido? Los humanos son raros - se burló un Yhorgol de ojos rojos – ¿dónde están nuestros compañeros?" - preguntó después sin ninguna gracia en la voz.

- Son objeto de estudio... Eso dijeron nuestros nuevos hombres de ciencia.

- Eso no importa, ayudó o no a la niña - reclamaba otro Yhorgol.

- Sí lo hizo, tienen unos conocimientos muy vastos en medicina y sus habilidades son innegables, pero algunos de nuestros hombres de ciencia sienten intriga y quisieron ver más a fondo... Pronto volverán...

- Usted dijo 'objeto de estudio' entonces están recluidos, ¿en dónde? ¿Ya olvidaron lo que hace mucho tiempo hicimos por ustedes? - espetaba un Imblor que parecía entender todo sin importar lo poco que hablara el hombre – Bet, ve al centro del pueblo y dime si los encuentras - dijo mirando a una joven de ojos color ámbar y piel oscura.

La chica desapareció de la vista del hombre, que admiraba con gran sorpresa lo bien hecho que estaba todo aquí. Casas con formas perfectas hechas por Thopis, sistemas de cañería y de agua corriente que no fallaban, hasta niños con juguetes que vencían a la imaginación. Incluso los caminos que tenían para transitar estaba tan bien hecho que parecían que tenían asfalto encima – aunque en esa época no existía el asfalto en el mundo humano, pero los Yhorgol tenían sus trucos para todo -. Después de admirar un poco la belleza del sitio, el hombre se despidió y se fue.

- Necesitamos abrir un portal y volver, hemos estado aquí demasiado, ya hicimos suficiente por los humanos, hay que irnos antes de que nos veamos involucrados en una guerra o algo peor - dijo una mujer después de ver que el hombre se alejaba rápidamente – Ya no es seguro seguir aquí, piensen en los niños… tuve una visión donde nos cazaban como animales, no podemos continuar aquí. Tenemos un mundo al cual volver. No importa si nuestros antepasados querían vivir aquí, ya no nos quieren. Sabemos cómo llegar al mundo Yhorgol, solo vámonos.

La mayoría parecía de acuerdo, pero no era un buen momento para abrir un portal, parecía que llovería y ya estaba anocheciendo. Tendrían que esperar a que el clima fuese perfecto, con un radiante Sol sobre el cielo, así los Hiugas abrirían un portal que los llevaría al mundo Yhorgol - a los que quisieran regresar.

Muchos Yhorgols daban vueltas y vueltas entre ambos mundos durante esa época. Además, después que los que regresaron lo hiciesen, nunca dejaron de volver al mundo humano, les encantaba. Sólo tenían que esconder sus ojos, y se mezclaban como cualquier otro humano. Sin embargo, nunca dejaron de buscar a los que desaparecieron, a esos dos Yatras y a la Tudy que mandaron después a por ellos. Además, se sabía que había impuros regados por todas partes, cuyos poderes despertarían - si es que lo hacían - en algún momento. Se decía que los impuros los desarrollan a cualquier edad, antes o después de la luna Roja, aunque a veces era más rápido despertarlos cuando se exponían a una situación que pudiese poner sus vidas en riesgo, pero nadie sometería a un niño pequeño a eso, obviamente no era seguro ¿Y si simplemente no tiene poderes?

*

El día que los Yhorgols decidieron irse, los humanos vinieron con montones de armas, dispuestos a matarlos o capturarlos, lo que pasara primero, pero cuando llegó el momento... No encontraron ni una sola alma, aunque no todos habían vuelto a su mundo predilecto, ninguno se quedó allí. Eso sería tonto, en vista de la visión que había tenido la Jerck días antes. Los que se quedaron allí en el mundo humano, simplemente salieron de los muros, podían sobrevivir fuera, ellos no le temían a las bestias, y conocían lo suficiente como para saber entrar y salir de los muros, tenían atajos secretos por todas partes que solo podían encontrar ellos... Esos atajos eran algo fuera de serie, dudo que "útil" sea suficiente para describirlos.

Fueron esos Yhorgols que se quedaron los que crearon la estirpe de impuros, que tal vez tendrían poderes nuevos, y los desarrollarían en algún momento de sus vidas o simplemente no tendrían poderes, pero portarían el gen en sus familias...

Al final la historia no acabó nada bien, pues los Yhorgol de mi mundo que sí procedían de su lugar de origen, venían en ocasiones a conocer el mundo de los humanos, a veces llevándose impuros que tenían posibilidades de desarrollar poderes o que ya los habían desarrollado. Además, los humanos poco a poco, habían empezado a olvidar que los Iluminados existieron, por lo que no eran más que un cuento que le lees a los niños antes de dormir. Por ello, los Yhorgols pasaban más y más desapercibidos, siempre y cuando ocultaran sus ojos - si tenían colores que se salían de la realidad en la que vivían las personas normales - todo marcharía bien. Pasaron otros quinientos años, los Iluminados sólo eran mitos, y los humanos habían avanzado mucho solos, métodos toscos a ojos de algunos Imblors, un vehículo que no volara y no fuese autosuficiente, era aburrido; y crear guerras sin razón con otros muros era aún peor, pero de todas formas también tenía cosas hermosas y agradables: paisajes, música, arte (y vaya que cualquier Yhorgol era conocedor de esto), algunas personas buenas y otras más que merecían confianza. Un asunto que disminuyó bastante con el pasar de las décadas, fue el de la búsqueda de impuros, hace tiempo que no se conseguía ninguno y ya no era común tampoco que alguien se llevara a un humano a vivir a su mundo o se quedará a vivir por allí, hace añacatales que no nacía un impuro.

Aunque todo marchaba bien, nada es lo que parece... Los humanos sí que sabían de la existencia de los "Iluminados", sólo no conocían a ciencia cierta de dónde venían, o qué eran exactamente, pensaban que su origen se derivaba de algún lugar en las afueras de los muros. Enviaron varios grupos de búsqueda de muros selectos y nada, consiguieron una que otra de sus edificaciones que siempre se mantenían sin importar el tiempo, sin embargo, más allá de eso, nada... Hasta que un día encontraron uno... Pues los gobiernos de los muros estaban tan obsesionados con encontrar aunque fuese a uno. Ellos sabían que seres tan poderosos eran lo que necesitaban para regir el orden, y tal vez acabar con la plaga de monstruos que los asediaba fuera, la población crecía y cada vez los muros parecían más pequeños... Sabían que esas cosas, esos Jorobados se habían fortalecido y ya no morían tan fácilmente. Nunca alcanzaban acercarse para poder matarlos ellos mismos, sólo podían atacar de lejos y ya no era suficiente. Además, si criaturas tan poderosas como los Yhorgol o Iluminados existían, tarde o temprano podrían querer acabar con los débiles y ¿quiénes eran los más débiles entre ambos? Simple, los que no habían nacido con poderes. Algunos jefes de muros – quienes eran los líderes de las murallas – anhelaban una prueba de su existencia y… la hallaron.

Explicaré un poco los detalles - juro que no es inventado -. Había un chico Linur, que tenía una hermanita pequeña que era una Carbion, ella tendría creo que su luna azul oscuro, pero aún era un poco inexperta usando sus poderes. En menor medida, ambos eran impuros, pero sólo por parte de papá, pues su mamá era Linur y su papá no recuerdo que era, pero fue criado con los humanos, sabía mezclarse a la perfección, pero cometió el error de creer que sus hijos serían iguales. Es que sus niños no habían sido criados junto a los humanos como él, sino en el mundo de su mamá, esto, ya que nacieron con poderes y ojos claros, ella lo prefirió así porque era más seguro, pero ya eran mayores, podían al menos visitar el mundo de su padre. Ya recordé, el padre era hijo de una fortine y un humano, creo - en fin eso no es importante -, pero fue el último impuro de verdad en pisar las aldeas. - Esto si lo es:- Su mamá no fue con ellos, los dejó con su papá para que finalmente les mostrara su mundo y a los parientes humanos que de seguro tenían. El problema aquí, fue que no consideró lo poco acostumbrados que estaban sus hijos a este mundo, en especial la pequeña. Creo que ya dije que era una Cambiaforma, pero una que no estaba acostumbrada a ruidos fuertes, ni ciudades vistosas y con la condición de Impura era más difícil controlar su poder.

- No me gusta aquí papá, quiero volver a casa con mamá - decía ella una y otra vez.

- Lind, tu viejo se crió aquí. Hay cosas increíbles - comentó su papá tomándole la mano.

- No hay nada increíble en estar atrapado dentro de una muralla - comentó ella.

- Sí le gusta, sólo es muy ruda como para admitirlo - dijo su hermano mayor sobándole la cabeza.

Su papá había conseguido que a su hijo mayor le gustara un poco su mundo, pero claro, no tanto como a él mismo. Admitía que nada era tan impresionante como lo que había en el mundo Yhorgol, tal vez la música, porque las canciones de los humanos eran geniales y tal vez uno que otro paisaje, pero tal vez no había suficiente como para entretener a dos niños que estaban acostumbrados a cosas más sorprendentes.

- Hay un desfile Lind – dijo el padre al ver un cartel - ¿Quieres ir? Eso te gusta, ¿no?

- Sí, pero no sé de qué es. Yo casi no sé leer esto – claro, ella leía en dibujos y no era muy entusiasta de aprender de las "letras".

- Bueno, yo sí y es una celebración que hacen cada año! Es como el cumpleaños del muro.

- ¿Y después me llevas a casa?

- Esto es importante para papá, pórtate bien - le dijo su hermano poniendo los ojos en blanco.

- Lo intento - resopló ella.

El desfile si era algo muy vistoso, lleno de gente disfrazada y otras cosas que se debían de ver geniales. Bueno, aquí vino el problema, ella se asustó cuando escuchó un ruido muy fuerte o más bien muchos ruidos juntos. Su padre no consideró los sentidos desarrollados de su propia hija, o sea, autos con claxon, gente gritando, niños llorando, trompetas y tambores sonando y resonando. Eso la comenzó a inquietar, ahora mezcla eso con la gama de olores nuevos que de seguro percibía. Su padre temió que cambiara de forma por accidente, así que decidió sacarla de entre tanta gente, debía aceptar que no estaba acostumbrada y que ya nadie se enamoraba de humanos o se encontraban muchos impuros con poderes o capaces de desarrollarlos.

Ahora sí, lo que disparó que activara su poder... Un arma de fuego que alguien en medio del desfile sacó, - no sé porque lo hicieron, si fue casualidad o no - el sonido del disparo aunado al olor de la sangre que percibió después, fue la gota que derramó el vaso. Casi convierte su brazo en un ala y causó el brillo en sus ojos pese a un artefacto que servía justamente para eso. Sólo pudo salir corriendo para levantar el vuelo más adelante, perdiéndose de la vista de su padre y su hermano.

- Tenemos que buscarla - dijo su padre sumamente preocupado - Tú por allá, yo por acá. Estas calles son seguras, intenta encontrar a tu hermana!

- ¡Lind! ¡Lind! ¡Ven pajarita! – la llamaba repetidas veces su hermano.

Ya llevaba más de 10 min en eso de llamarla y nada. Entonces notó que ya estaba algo perdido, pero tenía confianza que su padre lo ubicaría si esperaba. Así que esperó en un callejón a que eso ocurriera y bueno, vio un gorro de lana tirado en el suelo y lo levantó con la mente, para darse cuenta que era el de su hermana, debía de desaparecer cuando ella se transformara en ave, era especial, igual que su ropa.

En fin, nos acercamos a lo malo. Unos agentes que tenían designados para vigilancia de irregularidades, vió al adolescente levitando algo del suelo – a según con un brillo anormal - estupefactos de que sus superiores tuviesen razón todo el tiempo (sobre los Iluminados), decidieron hacer "la llamada" y distraer lo suficiente al joven como para poder llevárselo... Nadie vería nada, estaban en un callejón, el chico ni siquiera se percató de ellos. (Ni siquiera me pregunten como conozco esta historia). En fin, unos agentes lo vieron:

- ¡Oye niño! ¿Qué haces aquí sólo? - dijo uno de los agentes intentando disimular su miedo y sorpresa.

- ¿Yo? Nada, sólo camino, ya me iba. Me perdí y ahora no encuentro a mi papá - respondía el chico frotándose el cabello con la mano, no quería decir que buscaba a su hermana pájaro.

- Podemos ayudarte - dijo el otro hombre en tono malicioso – sólo dinos tú nombre.

- Con todo respeto señor, no me inspira confianza, creo que mejor me voy por el otro lado, tal vez encuentre a mi viejo.

Sin embargo, su intención no era hablar con él, era atraparlo. Del otro lado del callejón, estaba bloqueado por una gran camioneta negra, de la que salía un hombre vestido como los otros dos que ya lo estaban incomodando. Ni siquiera le dio tiempo de reaccionar cuando del otro lado llegó otra camioneta del mismo color y forma, de donde alguien salió con una pistola lanzándole un dardo que le atravesó un brazo. El chico dio un gemido de dolor, y luego cayó inconsciente al suelo... Los hombres lo agarraron delicadamente y lo introdujeron amarrado y con los ojos vendados en una de las camionetas. Y acto seguido llamaron de nuevo.

- Lo tenemos, va en camino.

Ese incidente, tal vez no fue el principio para revelar que los iluminados si existían y que no fueron sólo un cuento inventado para niños, pero lo fue para ese muro, para el 23, eso se siguió repitiendo. Los más descuidados siempre serían jóvenes entre doce y quince años, no había ninguna pista clave en su fisionomía o en su comportamiento, sólo en los descuidos que podrían cometer en zonas vigiladas como estas, supongo que por eso nadie debería traer a sus hijos. Pero no obtuvieron demasiado, sólo encontraron a tres - al adolescente y a dos niñas un poco más pequeñas - que se negaban a decir de dónde venían o a demostrar que tuvieran poderes, diciendo muy tranquilamente que eran como cualquier chico, casi parecía cierto.

- Mis hombres dicen que te vieron levantar esto con la mente - le plantó un hombre al joven, apuntándole con un arma de fuego, y también una lámpara muy potente, mientras ponía el gorro sobre la mesa.

- Pues sus hombre deben dejar el alcohol - dijo el chico sarcásticamente, sobándose el brazo por dónde hace unos días lo había atravesado una aguja con un fuerte anestésico – si me deja ir ahora, no le contaré a nadie, ni siquiera sé dónde estoy.

- Te diré algo niño... Espera aquí - y se fué caminando por un pasillo volviendo con una niña que halaba del cabello, ya se imaginarán quien era la niña – ¿la conoces? Se parece a tí y mira sus ojos, son naranjas, ¿piensas decirme por qué? - y comenzó a apuntarle a la niña con el arma de fuego.

- Es mi hermanita, ¿qué hace ella aquí?" - su semblante relajado, se volvió tenso, y miraba con sus ojos celestes abiertos de par en par.

- No me ha dicho nada... Pero si tú me demuestras tu poder, la dejo ir a ella. Nosotros la vimos volar en el desfile, pero ya no quiere hacerlo, dice que no puede hacer eso - y colocó un vaso vacío sobre la mesa, sin dejar de apuntar a la niña que apenas parecía que estaba a punto de entrar en la adolescencia – tienes 10 segundos.

- ¡Él no puede hacer eso! ¡Eso es imposible! ¡Déjanos ir! – gritaba su hermanita diciéndole en señas que no lo hiciera.

El chico analizó al hombre un momento, pensando si con su habilidad de Linur sería capaz de quitarle aquella pistola, sabía que no debía usar sus poderes así, pero no podía permitir que lastimaran a su única hermana. No tenía demasiado tiempo para maquinar un plan, ya el tipo iba por 6. De un momento a otro se decidió, y de un fuerte tirón que el tipo no esperó, el chico le quitó el arma, golpeándolo con la misma, pero su victoria duró poco, al ver qué venían un montón de hombres armados apuntándole.

- Lo sabía... - dijo el hombre, quitándose un pequeño chorro de sangre de la nariz, riendo a carcajadas - ¡Siempre supe que no estaba loco! ¡Sólo tenía que ser quien gobernara un maldito muro!

Estos niños, a pesar de las circunstancias, jamás delatarían la existencia de su mundo, era la primera regla que les habían impuestos sus padres antes de dejarlos venir a conocer una parte de sus raíces... Pero tal vez, fue mala idea... Un descuido de uno y cayeron ambos, quizás aún eran muy jóvenes para esta clase de viajes.

Al chico le había regresado la serenidad inicial, al tener a su hermanita detrás suyo, protegiéndola con su cuerpo, no podrían hacerles nada ahora, ella estaría segura, sólo tenían que encontrar la manera de salir... El Linur estiró ambos brazos hacia delante, y los movió a los lados con un movimiento casi mecánico, provocando que todos los hombres armados quedaran contra la pared, dejando caer sus armas al suelo por la contracción dolorosa que tenían sus cuerpos contra la misma, hasta el jefe del muro se encontraba en tan incómoda posición, mostrando una cara de pocos amigos.

- Lind... ¿Sabes cómo salir de aquí? Dime qué memorizaste la ruta con la que te trajeron - musitaba el muchacho, concentrado en el control de sus poderes.

- Algo... Creo que sé lo suficiente. El tranquilizante que me dieron no funcionó al instante, sólo fingí estar dormida porque me asusté, así que estuve despierta la mayor parte del tiempo, ¡resistí al sueño! Saca lo que te dieron de cumpleaños, así podremos irnos.

- Sácalo de mi bolsillo, son demasiados, si aparto un brazo perderé el control - ella sacó un pequeño dispositivo dorado, presionó un botón, y su hermano bajó los brazos fatigado - Ahora sí, vámonos. Dime que hueles a papá.

La tomó de la mano y corrieron hacia la puerta por la que entraron los soldados, mientras el montón de hombres seguían inmóviles contra la pared. Ni siquiera podían hablar, sólo mirar pasmados al frente o donde apuntasen sus ojos y sentirse inútiles por ser vencidos con gran facilidad por dos niños.

Nunca volvieron a ver a aquellos niños, pero se quedaron convencidos de que los iluminados existían y que sólo estaban escondidos en alguna parte desconocida – más bien un mundo desconocido -. Aunque esos niños escaparan, les dio tiempo de hacerles una que otra prueba que no resultó en nada concluyente, bueno "nada" es mucho decir… Si bien su sangre tal vez no tenía nada fuera de lo normal o su corazón o siquiera su cerebro, descubrieron algo… como un gen, como una mutación desconocida, pero eso es otra historia, les costó un poco bastante descubrir esa variación en su sangre, no se notaba con un simple examen de sangre, lo mismo con su cerebro, pues ciertos impulsos nerviosos o regiones del cerebro creo, también podían ser un indicador de sus poderes. No obstante, en su cuerpo hallaron los tatuajes (las lunas), ambos, con el suyo en el hombro y con una coloración diferente en cada uno.

A pesar que ellos escaparan, les quedaban las muestras y alguien más. Una niña que habían localizado, parecía ser una de los nuestros... Solo que sus ojos no eran tan claros como los de aquel muchacho, ni de un color tan escandaloso como el de la niña. La verdad, ella decía que no tenía ningún poder y que esto era un error. Pasaron tres horas para que el efecto del poder del chico aunado al artefacto, finalizara. Todos tenían el cuerpo dolorido, pero igual se les ordenó traer a la niña.

- ¡Habla! ¡Qué poder tienes!

- ¡Ninguno! ¡Lo juro! ¡Por qué piensa que yo tengo algo así! - lloraba desesperada.

- Todo lo que dices se hace realidad... ¿Cómo explicas eso? En el orfanato te tenían miedo"

- ¡Son sólo sueños! ¡Nada más! ¡Ni siquiera tengo los ojos claros!

- Llevas aquí unos días... Hablas dormida con cosas que pasan después... Por lo visto no puedes escapar como los otros niños que se fueron, tendrás que quedarte aquí - dijo mientras ponía una sonrisa maliciosa.

Ella tenía los poderes de una Jerck, pero por alguna razón no los tenía color rosa, sino marrones. Se decía que los que nacían así, probablemente eran hijos de dos impuros, eso o tal vez estaba enferma. Su historia completa no la conozco, sólo sé, que aquella aterrada niña que esa gente malvada halló, era la mamá de Aaron. De nuevo, no pregunten como lo sé. Ella, oficialmente fue el inicio de todo.