El destino de las llamas carmesí

LAgui
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Synopsis

Chapter 1 - I.

El mundo... Se ve tan grande a los ojos de cualquiera, y quien viva en él, será un exiguo y casi insignificante hilo dentro de un gran telar colmado de especies diferentes e individuos de todas razas y culturas; pero ese sólo es un mundo, el conocido, en el que unos viven. ¿Y... si hubiera otro mundo? – U otros, todo depende - ¿Uno parecido al ya conocido, pero lleno de cosas increíbles? Ambos mundos pueden existir, la verdad, lo hacen, pero es complicado.

Se trata de otra dimensión, o mejor dicho, la otra mitad, la cual es completamente omitida para los conocidos "humanos" (o lo era). Ya les explico, existen infinidades de mundos ramificados – o sea, como varios mundos que son parte del mismo, pero que hasta cierto punto no están juntos – algunos lo saben y otros no, mi gente sí que lo sabe, inclusive algunos pueden abrir portales a otros mundos, pero bueno, esas son historias para después, vamos por partes.

Este mundo – mi mundo – se llama: mundo Yhorgol (conocido así por sus habitantes, o sea nosotros). Físicamente los Yhorgol y los humanos somos prácticamente idénticos, pues nuestros órganos, cuerpos y bueno fisonomía en sí, son semejantes, menos por un minúsculo detalle. Los Yhorgol tenemos habilidades que nos hacen más que especiales - llámese poderes, también - nacemos con ellos, crecemos con ellos y morimos con ellos.

La verdad, es que no sabemos el origen de tales dones, siempre han sido algo normal para todo el mundo, sólo sabemos que no lo debemos usar contra otros Yhorgol o de lo contrario seremos castigados. Supongo que es necesario que explique un poco o ligeramente más a fondo esto de los "poderes", son habilidades digamos… ¿únicas? Sí, creo que eso es una manera de describirlos, nos permite hacer cosas que probablemente muchos solo hayan escuchado en cuentos y fábulas, ya saben cosas normales, como: controlar el agua, el fuego, las corrientes eléctricas, ser fuertes, cambiar de forma, etcétera, etcétera, etcé-

tera, son muy variados.

Como ya lo notaron, yo también lo soy... Un Yhorgol netamente puro, un niño Firewall - de los que controlan el fuego para ser más precisos -. Ahh... mi ida siempre fue buena, hasta que dejó de serlo poco después que cumplí mi luna azul oscuro. Así contamos las edades por cierto, todos tenemos un tatuaje con forma de luna llena que nos estampan desde bebés, de esta forma se indica el día que nacimos, cualquiera que vea el color de tu luna sabe cuántos

años tienes. Así por ejemplo, si hablo de luna azul oscuro, son 10 años, ¿ven?

Simple. En fin, antes de contarles cómo todo se fue al caño, creo que es necesario explicar un poco el comienzo de todo, al menos de lo que yo creo que es el comienzo.

Nací el mismo día que mi hermano. No somos gemelos ni nada de eso, - aunque yo tendría uno, sólo que falleció al nacer -. La mamá de Aaron, (mi hermano) murió también ese día, mamá lo sintió, bueno creo que me estoy saltando cosas importantes, comencemos de nuevo.

El día que yo nacería, llegaron inesperadamente unos Yhorgol perdidos. Se desconocía su paradero desde que algo pasó en el mundo humano, bueno, en

realidad creo que nada pasó, sólo les gustaba ir allá y buscar impuros, eso era

todo, los impuros también merecían estar aquí – aunque hace mucho tiempo que no encontraban a ninguno, nunca entendí para que buscarlos cuando ya hace tiempo que los Yhorgol no se quedan allí, era como buscar algo que ya no existía –. Por si no lo sabían, así se les decía a los mezclados, es decir, hijos de un humano con un Yhorgol – no es un concepto muy complicado -. El punto es que con el tiempo, muchos se perdieron, nadie los volvió a ver, enviaron a otros a buscarlos y tampoco volvieron, ni los cambiaformas regresaron - y eso que su poder les permite mezclarse mejor que a cualquiera - pero en fin, eso fue antes de que yo siquiera pensara en nacer, es más, creo que antes de que mis padres

pensarán nacer o tal vez cuando eran niños pequeños. Papá decía que hasta

cierto punto a los Yhorgols les gustaba ir, solo porque era entretenido conocer un mundo nuevo, sólo debían ocultar sus dones y sus ojos, pero supongo que que alguien no lo hizo, y los demás pagaron el precio. Debí prestar más atención a las historias de los ancianos.

*

Como decía, la mamá de Aaron llegó sin poderes y muriendo, con los ojos tan oscuros que según papá, casi asustaba. Supongo que tampoco lo saben y yo tampoco lo he dicho, pero todos tenemos los ojos claros por aquí ¿ojos marrones? Eso sí que daba miedo. Estaba con cinco Yhorgols más y todos estaban muriendo lentamente, sus ojos estaban demasiado oscuros, era obvio que les acababan de quitar sus poderes; una vez que a un adulto le ocurre eso, su muerte es más que segura, sin poderes es imposible vivir.

De esta forma, intentando aferrarse a la vida, cayeron rendidos ante nuestro líder el padre Yhorgol A, en busca de ayuda. Él se disponía a brindárselas, intentaría salvarlos, pero la madre de mi hermano, estaba embarazada, casi a punto de dar a luz. El anciano – o sea el Padre Yhorgol, porque todos son viejos – le advirtió que si su hijo era mezclado tal vez moriría "¿Sabes lo que les pasa a los mezclados?... Ellos, mueren" esas últimas dos palabras las dijo después de un largo suspiro y una mirada extremadamente severa.

Es necesario explicarlo, el "Padre Yhorgol", como todos lo llamamos – a menos que se lleve tan bien contigo, que te diga que lo llames por su nombre -, es el ser más poderoso de nuestro mundo, es nuestro líder, habiendo uno por aldea y siendo el que sabe resolverlo todo. Incluso es capaz de anular poderes y quitarlos, por eso lo respetan, también tiene un poco de cada poder. Además, hay quienes dicen que todos los años que tienen viviendo, los hace hasta más listos que un Imblor – como 500 o 600 años, yo que sé -. Según papá, si lo miras por mucho tiempo te lee la mente, además es imposible mentirle, de cualquier forma, el de nuestra aldea era simpático, un enano simpático y gracioso al que a veces encontrabas en la plaza contando historias de cómo era todo cuando él era un infante. Ah sí, y las aldeas tienen el nombre del sonido por que empieza el nombre del viejo, luego lo explico, lo prometo.

Me fui un poco de mi historia, pero continuemos, eso que el anciano dijo antes, eso de que los impuros morían, era una realidad. La mayoría de las veces, ese era el destino de los que no eran Yhorgol completos, no se conocía la razón a ciencia cierta. Los Imblors – unos seres listos que sabían de todo y más – habían investigado esto en muchas ocasiones, concluyendo que por alguna razón, los que nacen con ojos oscuros, casi siempre mueren, en cambio, los que nacen con ojos claros, podrían salvarse y hasta habilidades desarrollar, pero hacía más de cincuenta o treinta años que no nacía un impuro en esta aldea o en ninguna... Hasta ahora... Tal vez más años, soy malo con las fechas.

El padre Yhorgol vio a mi papá, un pelirrojo de dos metros, con ojos casi tan rojos como un rubí, y le ordenó que se llevara a la embarazada. Papá, era la única persona que estaba pasando por esa plaza esa noche, ni siquiera había un pajarraco (un carbion), cerca, solo ellos dos:

- Alister! – le dijo al verlo pasar, sí, también conocía los nombres de todos – Debo encargarme de ellos, lleva a esta mujer a la Yara, asegúrate que esté bien. Llegaron de repente

- ¿Qué le pasó? – preguntó algo sorprendido.

- Lo descubriremos si vive, pero no puedo encargarme de ella ahora, dásela a los Imblor, ellos sabrán que hacer. Debo encargarme de los otros.

Él, sin más remedio la llevó cargada, mientras ella le repetía algo un poco raro, "no dejes que se lo lleven, no permitas que lo tengan", él supuso que se refería al bebé. Se la dio a los Imblors, lo cual hasta cierto punto fue un problema, porque ella no quería que él se marchara, no le soltaba la mano.

- No… me… dejes sola… - musitaba la desconocida con voz quebrada y lágrimas escurriendo de sus ojos marrones – por favor.

- Está bien – contestó tras un suspiro.

Los Yhorgol, también podemos hablar por señas, y como le parecía lógico que ella iba a morir, le preguntó con una sola mano uno de los genios de ojos amarillos, cuanto tiempo le quedaba. Él la analizó un momento y le contestó en la misma lengua muda "una hora, siendo optimistas". No tuvo más remedio quedarse al menos una media hora con ella.

- Estarás bien, no te preocupes - le dijo él con total calma.

- Tienen que protegerlo, ellos le harán daño a mi bebé.

- "Ellos", ¿quién?

No pudo responder, ella solo se desmayó y papá se fue, no podía llegar tarde a su "compromiso", ese compromiso era yo, yo iba a nacer y en nuestro mundo nacer "tarde" es de vida o muerte. Cuando al fin pudo reunirse con mamá, el tiempo de dar a luz, digamos que se le había pasado y estaba teniendo contracciones. No se confundan, ya les hablo de eso.

Es raro que las Yhorgol tengan a sus bebés de manera, digamos "natural", también es muy peligroso, se desangran y en muchos de los casos si nadie está preparado mueren, una cesárea o como se llame eso donde les abren la panza, no se les suele practicar tampoco, puede asustar a los recién nacidos y matarlos, son delicados, tienen que salir pocos momentos antes de que sus mamás empiecen a sentir dolor. El conteo para que un niño nazca es aterradoramente exacto, por ello casi nunca ocurren deslices o errores. Para el nacimiento, se utiliza "la ruca" Es una piedra roja atada a un mecanismo que seguro sólo los sabelotodo de los Imblors entienden. Saca a los niños sin dolor, cicatrices o riesgos. Eso es lo que sé, no nací así, pero eso he oído.

Los Imblors, son parte esencial para regir nuestro mundo, son absurdamente inteligentes, y siempre se concentran en diferentes campos, ya fuera, medicina, infraestructura, energía, cosechas, hasta tecnología. Así como organizar a los Yhorgol en tareas donde sus poderes fuesen útiles, y ayudaran a los demás. Aunque el líder de cada aldea siempre sería el padre Yhorgol, sin ellos, el mundo sería un caos, creo que todos lo reconocemos.

Por ejemplo, habían inventado especie de unos generadores eléctricos que no necesitaban de recursos naturales para funcionar, decían que habían muchos animales que los necesitaban, en cambio funcionaban a través de otros Yhorgols, los Elecfalls, los cuales generaban electricidad con sus cuerpos, y dichos generadores la almacenaban por un largo tiempo hasta que tuvieran que recargarse otra vez, – no era una tarea ardua la de recargarlos, con sólo decir que por lo general lo hacían los niños se pueden imaginar lo simple que era, es que se descubrió que era una buena manera de enseñarles a usar sus poderes.

Mamá y papá siempre me contaban la historia de cuando nací, seríamos gemelos – como ya dije –. Yo fui el primero en nacer. Lloré y lloré y según mamá abrí los ojos, y se veían rojos, más rojos que los de cualquier Firewall. El siguiente bebé, el que sería mi hermano, murió (ya lo dije antes). No fue culpa de nadie, parece que mientras yo nacía él se volteó y no salió a tiempo, una Dumbi y una Linur que estaban en la habitación intentaron ayudar, una para mostrar la posición actual del bebé y la otra para acomodar su posición con un pequeño movimiento de muñeca, pero nació muerto, no hubo forma de revivirlo. Mamá lloró mucho, la tuvieron que sedar para que se calmara. Durmió casi un día entero y cuando despertó, simplemente me abrazó con mucho cariño y preguntó por el otro bebé. Papá no sabía que decirle, sabía que estaba muerto, y cómo había reaccionado ella. Además, hasta cierto punto sentía que fue su culpa:

- Murió, pero estaremos bien Arty - le dijo intentando sonreír – Y te juro que venía a tiempo Arty, te lo juro

- Tranquilo Rojo, te creo – contestó mamá con voz débil y tristeza en la faz -. Ella me contó. Y ese niño no, ya lo sabía, hablaba del otro niño.

Papá no entendía de qué niño estaba hablando, ni quien era "ella"

- Trajiste a una mujer dando a luz, ¿no? Una que tendría un Impuro. Sé lo que hiciste por ella – repuso mamá

- Sí, ¿soñaste con ella? ¿Qué te dijo? - preguntó confundido

- 'Protege a Aarón', no la conozco, pero cuando murió... Lo sentí, creo que tenemos la misma habilidad, por eso se comunicó conmigo – decía ella seriamente, aún conmigo en brazos y tomando de su pecho – Tráelo.

Las habilidad de mamá, más que todo consistía en tener sueños proféticos, algunos se hacían realidad otros no, y a veces hasta se proyectaban mientras dormía. A este tipo de Yhorgol se le conoce como "Jerk", son poco comunes y muy reconocidas, pues son únicas y muy escazas. En sus sueños no sólo veían el futuro y ya, también se comunicaban por medio de éstos, ya que mientras dormían, a veces se comunicaban con otros de su mismo tipo y cuando morían, su conciencia viaja al Yhorgol más cercano para decir sus últimos pensamientos. Además, las Jerck solo eran mujeres. Por lo visto la mamá de Aaron lo era o era algo parecido.

- No lo puedo buscar Ar...

- Búscalo – sentenció ella – por favor.

- Acabas de sufrir una pérdida, no creo que sea bueno. Él podría morir.

- Eso no lo sabes, sólo tráelo o lo haré yo misma, él no morirá - concluyó ella mirándolo de manera tan desafiante, que en este momento el hecho de que él midiese dos metros no le ayudaba, inclusive me confesó que se asustó. Esta Jerck no solía mostrarse enojada nunca, pero cuando lo hacía, era enserio. Lo digo por experiencia propia.

Mamá era decidida, no importaba que estuviera tan adolorida que no podía ni sentarse erguida, buscaría a Aaron. Por suerte, papá la amaba tanto que prefería no contradecirla, fue y buscó en el único sitio donde parecía haber un bebé llorando. Casualmente lo vigilaba su hermano. Ellos eran exactamente iguales, un par de gemelos idénticos, la única diferencia visible, era el color de ojos, papá los tenía rojos, el tío Armin amarillos. Habló un rato con él, sobre la petición de mamá:

- Qué haces aquí, no deberías estar con Arty? - preguntó Armin sin prestarle atención a papá, mientras analizaba al recién nacido que no paraba de llorar y sacudirse inquieto, – ¿Por qué llegaste tarde? Por cierto

- La embarazada que llegó no quería que la dejara sola, solo lloraba porque no me fuera – dijo algo abatido – Pero Arty ya despertó, perdimos a uno de los gemelos, pero el otro bebé está bien, se llama Alister Junior.

- Lamento tu perdida, en serio – le dijo mi tío dándole unas palmadas, aún sin verlo directamente - Buen nombre, por cierto. ¿Entonces? ¿Qué quieres? Estoy ocupado vigilando que el bebé no muera, si lo hace no debería estar desamparado. Todavía no se le aclaran los ojos – musitó el tío Armin, mirando a mi padre por fin. A veces era poco afectivo, pero así eran los Imblors casi siempre, de todas formas, al final del día era una buena persona que en ocasiones tenía un particular sentido de humor

- Verás, creo que llora porque tiene hambre y ya sabes, mi mujer tuvo un bebé y...

- Ya adivino: te dijo que le trajeras al Impuro, porque soñó algo relacionado con él. Asumo que si no la obedeces, ella vendrá, ¿o me equivoco? - dijo sonriendo por un momento fugaz.

- Eres bueno hermano. ¿Crees que haya problema? Será solo un momento, si alguien lo reclama nos avisas.

- Tú siempre haciendo todo por Arty. Al menos yo no me he enamorado, no sufriré de eso - dijo mecánicamente intentando no reír. Se los dije, particular sentido de humor, se ríe cuando miente, no lo había notado hasta que papá me lo mencionó un día

- Si como no – le respondió papá sarcásticamente - los Imblor también se enamoran, sino no existiríamos tú y yo. Ya te veré, sé que hay una mujer de la que no me hablas. Lo descubriré y verás que nadie escapa de eso - concluyó papá riendo con él.

Como sea, él lo pensó y luego le concedió llevarse al niño, de todas maneras parecía no tener familia excepto por su mamá, quien sucumbió poco después que naciera. Papá lo llevó, ella lo miró y dijo que era perfecto. A penas lo tuvo en sus brazos, él dejó de llorar y según ella, por un momento la miró:

- También es nuestro hijo - le dijo ella a papá - Sólo míralo, conmigo está tranquilo. Tienes hambre, ¿quieres comer? - ella lo colocó en su pecho y él comenzó a comer, apretando uno de sus dedos - Hola Aaron, ahora eres parte de nuestra familia. Prometo cuidarte.

- Hey no te ecariñes todavía de él. Esa Jerck podría tener familia en alguna aldea y ellos podrían querer reclamarlo. Además, los Imblor de aquí deben aprobarlo.

- Siempre todo esos sabelotodos - bramó disgustada - No me importa Ali, su mamá quería que nosotros lo tuviéramos y si es necesario iré a hablar yo misma con el Padre Yhorgol Ahora.

Al final pudieron quedarse con Aaron, no hubo gran discusión por eso, pues tal como predecían, él no tenía familia. Estaba completamente solo, sacaron muchas fotos de la extraña y a nadie en ninguna aldea se le hizo ni un poco conocida. Creo que la única discusión que tuvieron para quedarse a Aaron fue con el anciano, quien sostenía que hace mucho tiempo que no había ni un Impuro en la aldea y que este debería ser mejor vigilado por si hubiese alguna razón desconocida tras este desafortunado evento de la muerte de seis Yhorgol por falta de su esencia de poder – ah sí, de ahí vienen, lo había olvidado.

- Sé razonable Arty – le decía el anciano, cuando aún estaba en la Yara – Sé que tuviste una perdida y lo lamento, por mi culpa Alister llegó tarde. Sé lo que has pasado, pero este niño no reemplazará al pequeño que perdiste. Es mejor que venga conmigo.

- ¿Quién dijo que es un reemplazo? – Rugió ella – Su mamá, me dijo antes de morir que me quedara con él, y no dejara que nadie le hiciera daño, y pienso sostener mi promesa señor.

- Yo le creo – intervino Armin, observando la escena desde el marco de la puerta – Como Imblor trabajador de este lugar, pienso que sería mejor para el niño que una familia lo crie. El hecho de ser impuro, no significa que no pertenezca aquí o que vaya a ser un problema

- Además señor, es apenas un bebé, ¿usted alguna vez ha criado a un bebé? – aventuró a preguntar papá

- No saques mi inexperiencia cambiando pañales a la luz pelirrojo – dijo el enano anciano – Los padres Yhorgol normalmente no tienen hijos. Bueno, no veo malicia en nadie en esta habitación, concederé que ustedes lo críen y… - miró a mi tío con algo de asombro – Que mujer en la que estás pensando chico listo, tienes mis respetos si lograste que se enamorara de tí.

- ¿Qué? ¿Qué significa eso? – preguntó con esa risa nerviosa que tenía mi tío de vez en cuando, cuando no sabía ocultar la verdad.

- Lo sabía – dijo papá sonriendo – Después no enteraremos quien es su nueva tía niños.

Bueno según las fotos y evidencias de mis ojos mientras crecimos juntos, yo era mucho, mucho más grande que Aaron, no diría gordo, pero mamá probablemente diga que sí, así que no importa. Él estaba muy flaco y pálido, a pesar de eso ya mamá lo amaba tanto como a mí y se esforzaría en darle el mejor hogar que pudiese. Siempre fue la mejor mamá.

Algo que destaca en mi gente, es que todos son muy pacíficos y amables. Sólo supe que era un huérfano o un orfanato cuando terminé con los humanos - fue horrible, es horrible, pero es muy pronto para hablar de ello -. Absolutamente nadie abandonaba a sus hijos, nadie era pobre ni vivía en la calle. Menos por los Carbion, esos duermen en cualquier parte y no tiene nada que ver con su situación económica, simplemente les gusta el aire libre entre sus plumas o pelaje o yo que sé, depende de si están convertidos en persona, en animal o en híbrido, igual son agradables.

También los Yhorgol hacen algo que para los humanos probablemente es imposible: amar a una sola persona. Mis padres se amaban desde su luna azul, o sea desde niños y jamás amaron a nadie más. Así funciona, no hay más amantes a parte de su pareja, se les hace casi imposible querer de la misma forma a alguien que no fuese la persona con quien escogieron estar. Tanto así, que solo tienen hijos con quién en verdad aman, debe ser mutuo, sino no funciona, nunca habrá bebé. Supongo que por eso los "niños no deseados" no existen, ningún niño era no deseado para sus padres, siempre los querrían y por ende, siempre cuidarían de ellos. Además, si algo le pasaba a los padres y por alguna razón no podían cuidarlos, y tampoco tenían algún pariente que se hiciera cargo, cualquiera lo podría criar o acoger. En una situación de esas, habría alguien dispuesto a eso. Así pasó con mi otro tío, el tío Arden, no nació de mi abuela o fue engendrado por mi abuelo, tuvo dos padres y cómo cinco hermanos, todos Tidler como él, pero ninguno vivo a su lado ahora.

Cuando él llegó a sus vidas, papá y el tío Armin eran casi bebés, apenas se les estaba tornando color lila su luna, al principio le tuvieron miedo a sus ojos, cada vez que los veían empezaban a llorar, pero se acostumbraron rápido y mientras fueron creciendo, sólo querían hacer todo lo que hacía él, en pocas palabras, esos dos niños eran su sombra – eso decía el tío Arden cuando recordaba su infancia en casa de la abuela, pero papá y Armin lo niegan - . El punto es que terminó en su casa después que sus padres y todos sus hermanos murieran de una extraña enfermedad que, por esa época estuvo acechando fuertemente por todas las aldeas. Aunque fue de muy corta duración, mató a muchos, y por alguna razón los Tindler eran más sensibles a la misma, y por desgracia, su familia entera lo era.

Afortunadamente, los Imblors encontraron una cura en tiempo récord, era inyectable – lo cual por alguna razón no era común en ninguna medicina, puesto que las inyectadoras eran algo diferentes aquí, pues carecían de aguja, ¿raro? ¿No? Sólo debe Picarte una pantalla brillante la piel y sin dolor recibes medicina, sólo en algunos casos necesitan la aguja –. En fin, nadie les entendió por completo a los Imblor encargados de explicar, pero lo que se razonó de la cura, fue que era la misma enfermedad, pero a la inversa. Dado que los Imblors tenían unos grandes laboratorios no les costó tanto, ni siquiera su distribución fue tan complicada, pues esos listillos tenían memoria fotográfica, así que iban con la cura en sus mentes a los otros sitios afectados. La enfermedad se disipó rápido, pero algo que no lo hacía igual, eran los huérfanos que iban quedando – en su mayoría Tindler –.

La mamá de papá decidió quedarse con Arden luego que su familia entera se enfermara, ellos mismos se lo pidieron, confiaban plenamente en la mujer que había vivido por muchos años junto a su casa - aunque al enterarse de que ellos estaban muertos o enfermos, lo hubiera hecho de todas formas, era buena persona –. La abuela siempre contaba que cuando ese niño llegó a su casa, solía llorar mucho porque extrañaba a su familia, – ni siquiera los habían enterrado, los habían quemado junto al resto de cuerpos sin vida -. Ella y el abuelo igual intentaban consolarlo, sin embargo, para él, ellos nunca fueron sus padres solo eran unos "sustitutos", a pesar que se quedó años y años con ellos, jamás reconoció por compleo a papá y mi tío como sus hermanos, ni a mis abuelos como sus padres, y no lo culpo, yo tampoco querría una familia nueva. Igual no importaba cuanto se los quitara de encima o los apartara, papá y Armin siempre querían estar junto a él cuando eran, muy, muy pequeños, pues ¿cómo no hacerlo? Los ojos de los Tindler eran lo máximo, eran espeluznantes, completamente negros, menos por el centro violeta; y su poder, uno de mis favoritos, veneno. Su saliva era muy tóxica, tanto así que escupían y salía un ácido negro que lo derretía todo, pero solo sí querían; ¡ah! Y también podían producir un gas altamente nocivo, de nuevo, sólo si querían y si ya habían comido. Ese gas era capaz de desprenderte la piel si te tocaba por más de noventa segundos, bueno al menos eso escuché.

En fin, divago mucho. Mamá se llevó a Aaron a casa junto conmigo y eso fue todo. Siempre lo quise bastante, teníamos la misma edad, pero él era un enano y yo un gigante como mi papá. No teníamos ni un solo parentesco, él era rubio, yo pelirrojo; él tenía un ojo azul y el otro gris (así se le pusieron con los días, después de haber nacido), mientras yo los tenía color carmesí, justo como mi cabello; también yo era el guapo, (era una copia en miniatura de papá, eso decía todo el mundo). Por eso me decían "Rojo", justo como a él, menos por Ana que me decía "Rojito" a veces. Ella casi vivía en mi casa, todo el tiempo estaba allí, y era - y sigue siendo - mi mejor amiga en todo el mundo. Si alguien se quería meter con Aaron por no tener poderes, se teletransportaba y les daba una paliza, Aaron también daba palizas a otros niños, pero yo siempre intentaba detenerlo, ya saben cuidarlo y así – les advierto que en este lugar creemos mucho en la paz -. También a Ana, ella era una salvaje cuando se molestaba, y era tan mal hablada como agresiva, lo peor era que a ninguno le importaba meterse con niños más grandes, pero en fin, al menos Alison me apoyaba en no ocasionar líos. Ella era prácticamente mi prima, mi tío estaba casado con su mamá, la conoció cuando ya estaba embarazada y no pudo evitar enamorarse de sus ojos azules de Wargua y su sonrisa. Por alguna razón la niña que esperaba no tenía padre, nunca dijo quien lo era, porque en realidad no había, ella es casi considerada un milagro, porque hasta el mismísimo Padre Yhorgol se sorprendió al ver en la mente de su madre y descubrir que nunca había estado con un hombre. Milagro o no, mi tío Armin cuidó a esa niña desde que era un bebé, ¿qué importa si no era su hija? Después si tuvieron un hijo juntos: Mi primito Armin, somos realmente parecidos, pues él se parece a su papá y yo al mío, y bueno, es la misma cara, no hay mucho que decir al respecto, sólo que él tiene el cabello muy negro y los ojos muy azules como cualquier Wargua, creo que esa es nuestra diferencia más marcada, de resto no hay muchas. Bueno, esas Fueron las presentaciones importantes: Aaron, Alison, Ana, Armin y yo, por cierto, me llamo Alister, Alister Jr. Garta

*

Creo que nuestra historia continúa con el principio de la Braca. La Braca es algo así como una escuela, ahí aprendemos a usar nuestras habilidades, a leer, a escribir, historia... No sé si leer o escribir es la manera correcta de decirlo, nosotros no escribimos con letras, sólo con dibujos. Somos muy adelantados en cuanto a cultura, ingenio y tecnología, por ello una de las primeras cosas que te enseñan en la Braca es lenguaje de señas y a dibujar. Los dibujos se leen dependiendo el grosor de la línea, las curvas, lo marcadas que estén, incluso un ciego puede leerla y escribirla, depende de muchos factores diferentes escribir con buena digamos… ¿ortografía? ¿Caligrafía?, en fin, no importa, el punto es que por eso, todos los Yhorgol amamos las artes, sí, yo también amo dibujar para escribir, es muy fácil de aprender, creo que cualquiera que empiece en su luna roja puede hacerlo. Si había algo a los que se le prestara especial atención era que todos los niños supieran usar sus poderes rápido, para que así no fuesen un peligro para nadie - al menos es el caso de los que tenían facultades más peligrosas -. Dado que los poderes se desarrollan casi al nacer, era necesario "contenerlos un poco", pero sólo un poco, por ejemplo, a los Firewall casi después de nacer nos colocan unos guantes para que no quememos todo lo que toquemos, pero si somos pequeños todavía, solo calentamos mucho las manos de vez en cuando. No obstante, esos guantes se usaban hasta que tu mentor en la Braca, autorizaba que estabas listo. Si un niño crecía sin aprender a usar sus poderes correctamente, sería algo muy malo, pues estos poderes crecen con la edad, por lo que siempre se intentaba que el control progresase con ellos.

Otro ejemplo muy marcado es con los Tindler, su poder consistía en convertir en gas venenoso su aliento, ya les hablé un poco de ellos, pero igual hay cosas importantes que destacar, como que por su saliva ácida, si su mamá no era del mismo tipo que él, no lo podría amamantar, tendría que darle un biberón con una punta muy resistente, podían disolver cosas en minutos si lo deseaban, pero siendo bebés no sabían cómo controlar correctamente esta habilidad.

Entonces sigo… llegó el momento de que Aaron y yo tuviéramos la edad necesaria para cursar la Braca, estábamos muy emocionados, creo que cualquier niño que cumple la luna roja, lo entusiasma eso.

Nos levantamos muy temprano esa mañana – nosotros compartíamos cuarto, así que técnicamente yo levanté a Aaron, ese rubio enano y flacucho era perezoso a veces –, con ánimo de recordarle a nuestros padres que hoy era el gran día de inicio de Braca. Aaron era tan pequeño y delgado, para tener cinco años existiendo, que a veces parecía que se lo llevaría el viento, sin embargo, eso no le afectaba en nada. Mamá decía que estaba sano, simplemente estaba algo débil cuando nació, aunque para ser un pigmeo, siempre pareció un gran terremoto. El asunto fue que despertamos a mamá y papá, tratando a mamá lo más delicadamente posible, pues estaba embarazada otra vez, de unas gemelas además.

- ¡Papá! ¡Despierta! ¡Hoy empezamos en la Braca!- le grité para despertarlo.

- Ni siquiera ha salido el Sol hijo- respondía mi padre, sobándose la cara y bostezando.

- ¿Y eso qué? ¡Hay que estar despiertos temprano! - intervenía Aarón - este año nuestras lunas se volvieron rojas, entonces ¡ya nos toca! ¿Verdad mami?

- Sí hijo, están muy grandes...- respondía nuestra mamá, estrechándolo entre sus brazos.

- Yo estoy grande, Aarón no crece - siempre me jactaba de eso y me daba risa - Me llegas a los hombros.

- ¡El tío Armin dijo que estoy en el promedio! ¡Ese eres tú qué eres grande como papá! – vociferó Aarón visiblemente irritado.

- Ya, ya, ya, no peleen por eso - musitaba papá levantándose de la cama y empujándonos a ambos fuera de la habitación, junto con él-. Ya me levantaron, vayan a bañarse y a vestirse.

Arty, mi mamá, se veía muy embarazada. Tenía casi cinco meses y ya era enorme, a pesar de eso, se le notaba feliz por las niñas que tendría probablemente en invierno. Ambos se veían felices por eso en realidad, no importaba que ambos fueran jóvenes, se amaban fuertemente y a nosotros también. En números normales, tenían veinticinco años, en Lunas era Luna marrón rojizo, casi siempre esa era la edad para pensar en formar familias, aunque eso dependía de cada quien supongo. Mientras nuestros padres conversaban sobre quien sabe que, Aaron y yo nos bañábamos. A él le gustaba que yo fuera capaz de calentar el agua muy rápido con mis poderes, eso lo relajaba

- Cambiemos de poder Ali – musitaba Aaron casi bajo el agua tibia de la tina.

- Está bien, si pudiera te lo regalara – a Aaron por alguna razón no le gustó esa respuesta, era la verdad, a mí no me gustaba ser un Firewall, si hubiera tenido opción, habría preferido no tener poderes como Aaron (así él no sería el único).

- ¡No tengo nada que cambiarte Ali! Debes decir algo como "jamás", ahora que estaremos en la Braca habrán muchos Firewall con los que vas a practicar y cometir. Debes ser orgulloso, no un Globner.

- Lo siento – respondí encogiéndome de hombros – es que creo que no seré tan bueno como los demás.

- Hermano, tu papá es un Firewall, y ya casi controlas tu fuego como alguien grande. Te exiges demasiado, de seguro el resto de Firewall te tendrá envidia. No te preocupes, si eso pasa les daré una golpiza que hará que no puedan ni entibiar el agua por un año.

Eso me hizo reír bastante, aunque él tenía un punto, y no me refiero a lo último por si acaso. La cosa es que, yo era muy bueno para mi edad y tal vez se debía a eso, a tener el mismo poder de papá. Aquí en el mundo Yhorgol, muy pocas veces los niños tienen los poderes de sus padres, pues por raro que parezca, no se heredan, son pocas las familias que se han mantenido digamos… lo más puras posibles, solo teniendo descendencia con su mismo tipo de Yhorgol. Sin embargo, nadie elige a su pareja por su poder, pero si ambos tienen el mismo, es más probable que tu hijo lo tenga, aunque no es seguro, pues muchas veces los poderes son salteados, ya que los Yhorgol estaban ya muy mezclados unos con otros, por ello, los Tindler eran los más "puros", ya que casi siempre se emparejaban con otros Tindler, era raro ver a uno que no tuviera un hijo con el mismo poder.

Algo destacable, era que las generaciones solo iban fortaleciéndose, se sabía que cada vez que alguien nacía, su poder es más intenso que el de la generación anterior. En conclusión, los niños, daban al relucir que serían mejor que las de los adultos – por eso siempre nos decían que éramos el futuro y bla, bla, bla –. De esta forma se reportaban Firewall más ardientes, Fortines más fuertes, Imblors más inteligentes, etc. Todo el mundo sabía que nuestras facultades evolucionaban continuamente, por ello, el controlarlas adecuadamente era prioridad, pues mientras somos niños son algo débiles, sin embargo, cuando somos adultos, son algo increíble. Por esa razón, empezamos lo antes posible, así no seremos peligrosos ni nada parecido.

Olvidé mencionarlo, pero existen tres niveles para clasificar tu habilidad: uno muy básico, donde sabes lo suficiente como para no ser un problema, ese por lo general es de los niños, sin importar que de vez en cuando se les escape un poco de las manos; el siguiente es el intermedio, ese ya puede ser de adultos y de adolescentes, no son los mejores usando sus poderes, pero tampoco los peores, pueden aprender a usar muy bien una destreza de su don; los avanzados, siempre son adultos, generalmente son elegidos para formar parte de la comitiva del Padre Yhorgol (a veces aunque no quieran) o para dar clases en la Braca. Existe un cuarto nivel que se empieza a desarrollar a penas cuando son niños, este nivel, se hace llamar el "despertar", no es nada concreto, siempre es algo diferente y generalmente, solo lo alcanzan los niños que controlan extraordinariamente bien sus poderes, es muy raro, además necesitan entrenamiento especial, quieran o no, sino se va a desaprovechar su potencial.

Al tiempo que papá, Aaron y yo comíamos, mamá intentaba buscar algo que le quedara, producto del embarazo nada le cerraba, necesitaba ropa nueva. A pesar de todo, encontró algo, un vestido que le quedaba por las rodillas. Ella casi nunca usaba vestidos, después descubrí la razón, pero se las cuento más adelante. Yo ya había terminado el desayuno, al igual que papá, incluso mamá y Aaron como siempre terminaba de último, siempre comía muy lento. De repente entró una Carbion, mamá y papá la conocían desde que era pequeña, era la casi novia de Arlet, el hijo de mi tío el Tindler. Se conocieron de niños, aún lo eran, solo que supongo que un poco más grandes que nosotros.

Ella entró volando grácilmente con esas grandes alas moteadas, que probablemente pertenecían a algún pájaro de rapiña, inclusive sus garras eran afiladas, mi madre por alguna razón que desconocía la adoraba, y tal vez mi hermano y yo también, es que era hermosa, nos llevaba nueve lunas, pero ¿que importaba? No era como si nos fuera a prestar atención. Luego se convirtió en una muchacha (bella como siempre), y sacó de un bolso una carta. Provenía de casa del tío Armin, solo que no la escribió él, fue alguno de sus hijos, papá se dio cuenta de eso al instante, pues a Aaron y Alison les gustaba enviarse cartas usando a los eternos mensajeros Carbion.

- Que se supone que le dices a Alison, ¿si ninguno sabe dibujar? – preguntaba papá riendo – Toma una moneda Anya, la casa de mi hermano queda enfrente, no pienso darte más.

- Tacaño, deja de esconderme el chocolate – dijo con una ruda mirada como si olisqueara algo.

- No sé de qué hablas – contestó mirándola igual – Y deberías dejar de entrar por la ventana y tocar como lo hace cualquiera.

- Jamás, la próxima vez espero mi chocolate Rojo. Por cierto, te ves preciosa Arty, seguro van a ser las niñas más lindas de toda la aldea, pero no gracias a él – bromeó ella, en un susurro – y ustedes están enormes, hoy empiezan la Braca, ¿no? – ambos asentimos, era mágico cuando nos hablaba.

- Yo estoy enorme, él no crece - me reí y ella también.

- Sí crezco, ¡es solo que eres muy alto! ¡Es trampa! - manifestaba Aarón enfadado - Mamá, que le das a Alister para que crezca tanto, yo también quiero.

- No peleen por eso – decía pacíficamente mamá – gracias Anya, eres un encanto. Y Alister come exactamente lo mismo que tú, hijo – esta respuesta nunca terminaba de convencer a ese rubio testarudo.

La niña asintió, y se volvió a transformar en el elegante pájaro. Se fue de nuevo por la ventana por la que entró. Mientras tanto, Aaron se disponía a ver la carta de Alison

Alison, se podría decir que era hija de Armin, ya lo dije, pero nuca esta demás mencionarlo. Cuando él llego a la vida de su mamá, ella sólo era un bebé, y como no tenía un padre, Armin terminó tomando ese puesto y bla, bla, bla. La mamá de Alison, era aquella mujer de la que Armin le había platicado a mi padre, el día que Aaron y yo nacimos, no le platicó en realidad, solo adivinó porque mi tío no sabe esconder sus emociones y no tuvo más remedio que mostrarle. Puede ser que ella ya tuviese una hija, pero eso no le impidió cautivar a aquel Imblor.

Ella era una Wargua, a diferencia de su hija, quien en cambio era una Yatra, teniendo los ojos de un verde agua, y siendo capaz de hacer sanar ciertas heridas, bajo ciertas circunstancias, solo que todavía no era demasiado buena, era muy pequeña, su luna apenas era roja como la mía. Además, esa Wargua y Armin, también tenían un hijo fruto de su amor, ya les dije, mi primito. Él era mucho menor que Alison, apenas y había empezado a caminar hace una semana, y no hace mucho que su luna ya era lila (1 año), no era pelirrojo como su padre, pero sí sé parecía bastante en el rostro. Tenía el mismo poder de su mamá, hecho que la ponía a ella muy feliz, por alguna razón los Wargua eran muy comunes en su familia (eran de ese tipo de familia, los que son muy puros).

Bueno… Volviendo al desayuno y la carta de mi prima…

- ¿No sé qué es esto?- musitó Aarón volteando la hoja en todos los ángulos posibles - lo voy a guardar aquí - y se introdujo el pedazo de papel en un bolsillo del pantalón.

Entre tanto, mi mejor amiga Ana, una niña de ojos color ámbar y pelo muy corto y rizado, apareció en el centro de la habitación con un gran bolso al costado. Esta niña, era la hija de Asia, la mejor amiga de mamá o más bien su casi hermana. Ella siempre estaba radiante y, la verdad, no se parecía para nada a su mamá o a su papá, pues era realmente... Digamos preciosa, - no le digan que le dije eso -. El marido de Asia, siempre decía que esa niña era la copia de su madre, ya que sus facciones eran tan perfiladas y delicadas como las de ella, además tenía la misma habilidad... Era una Tudy, se transportaba de un lugar a otro, se hacía invisible y si tenía suerte tal vez fuese de esos Tudy que atraviesan paredes, pero esa habilidad - si es que la tenía - aparecería cuando fuese un poco mayor. Cada vez se hablaba más sobre las nuevas generaciones, se sabía que serían más poderosas que las anteriores, ya se estaban observando habilidades más poderosas que las de los ancianos que eran de su mismo tipo.

- ¡Les dije que vendría temprano! ¡No están listos! - Vociferó Ana observando que Aaron aún tenía comida en su plato, pero solo un poco, es que ella tenía mal carácter.

- Ya estamos listos, yo ya comí – respondí con mucha calma, eso era característico en mí - solo falta él, ya casi termina.

- Bueno... ¡Hola tíos! Mira tía Arty, te traje estas cosas, mamá dice que ya no te queda nada – decía la niña volviéndose a papá y luego hacia mamá, sacando unas prendas de su bolso con una extensa sonrisa.

Hablemos de Asia, era una vieja amiga de mamá, a la cual era muy unida, por el tiempo que vivió con su familia, luego que sus padres murieran - nunca habla de eso -. Ella era una "Wargua", lo que la hacía capaz de controlar el agua a su disposición en los tres estados. También era robusta, con unos ojos azul rey, con unos rizos que le caían finamente por su redonda cara, hasta llegarle al cuello, dónde las puntas de su cabellera se tornaban tan azules como sus ojos, ese era un rasgo muy marcado en ese tipo de Yhorgol, del cuello en adelante se tornaba azul su cabello. La personalidad de Asia, siempre había sido muy exagerada, un comportamiento que a mamá y a nosotros siempre nos hizo gracia. Asia o bueno, la tía Asia siempre sabía cuándo mamá necesitaba algo, no importaba que fuese, si era para mamá era importante para ella y por lo visto, la ropa de embarazo era una de esas cosas. Mamá la echó toda a la basura luego que Ann murió - así se llamaría mi hermano gemelo - y no consiguió nueva cuando se enteró de que estaba embarazada de gemelas. Su poder era ver el futuro a través de sus sueños, como ya comenté, era una Jerck. Seguro ni fue sorpresa para ninguno, pues los Firewall tenemos una particular habilidad que nos permite sentir el calor de las personas y de cualquier ser vivo, inclusive un feto dentro del vientre de su madre se podía sentir sin importar que solo tuviera un día de gestación.

Mamá tenía sueños que indicaban cosas que ocurrirían, así leía el futuro de los demás, era fácil cuando alguien le preguntaba algo, sólo tenía que cerrar los ojos y hablar dormida. De esa forma empezarían a proyectarse imágenes como una máquina, provenientes de una gema que tenía en la frente – la cual solo se colocaba cuando alguien quería ver una proyección del sueño -. Aunque estuviera dormida, seguía consiente – podía escucharte, pero no responderte – sólo cuando era para mostrarle a alguien su futuro dormía de esa forma.

En ocasiones habían cosas que no se cumplían, pero por lo general casi siempre lo hacían, hasta en algunas ocasiones los sueños se hacían realidad con una precisión que te estremecía. No obstante, los sueños que tenía en la noche, esos donde dormía profundamente, a veces le costaba recordarlos a detalle, ella decía que era difícil recordar esos. No recordó que en uno moría uno de sus hijos, ojalá le hubiera puesto más atención a ese sueño. Es que cuando cae en ese estado de inconsciencia total, cuando realmente descansa, casi nunca recuerda nada. Además no podía usar el método que usaba siempre con los demás con ella misma.

Debía ser frustrante saber el destino de casi todos, menos el suyo. Aunque realmente hubiera visto la muerte de mi hermano en uno de sus sueños, seguro no pensó que en realidad se cumpliera, pues un sueño que recordaba muy bien, era el de ella saliendo con dos bebés, pero se dió cuenta más tarde que quizá ese bebé era Aarón, no la ponía triste criarlo, al contrario, era lo que tenía que pasar, era el destino. Esa palabra "destino" era algo en lo que Yhorgol creían fielmente, asegurando que todo lo que sucedía, ya estaba escrito. Para las Jerk a veces era fácil asimilar eso, pero sus visiones o sueños no siempre decían a ciencia cierta el futuro o el destino, más bien mostraba un futuro que podía ocurrir. A veces, si muchas Jerk tienen el mismo sueño, significa que ese suceso ocurrirá y que había que aguardar lo inevitable, raras veces una predicción múltiple se equivoca. Siempre había muchos que visitaban a mamá para saber su destino, futuro o fortuna, después de todo no era un poder muy común.

- ¡Gracias Ana! Eres un Sol, nunca te apagues – dijo mamá visiblemente contenta, viendo las nuevas prendas.

- ¿Cuándo nacen?- preguntaba la niña muy emocionada.

- En unos meses - respondió ella - aún son muy pequeñas.

- Me gusta tu vestido – le dije en ese tono calmado que siempre parecía tener- así pareces una niña buena.

- ¡¿Qué quieres decir?! - refunfuñaba Ana.

- Nada, olvídalo – respondí arrepintiéndome de haber dicho eso, ¿ven? Por eso nunca le digo que es bonita aunque sea la más linda de la aldea A… mejor olviden que dije eso

- Ajá... Como sea, ¿ya nos vamos? - dijo muy campante brincando de alegría.

- Yo los acompaño – mascullaba mamá al tiempo que se levantaba de la silla del comedor.

- ¿Estás segura? – Preguntaba papá con preocupación – las gemelas

- Ellas están bien – le interrumpió mamá con una sonrisa – de aquí no van salir, anda a la herrería, hoy te espera un buen día si llegas temprano.

La Braca quedaba cerca de casa, mamá nos llevó junto con Ana, en tanto papá se iba a la herrería a trabajar, a eso se dedicaba, moldear metal con su fuego era su cosa favorita. Creo que le gustaba casi tanto como estar con mamá, así que imagínense. Aquella Jerck que me dio la vida era necia a veces, a pesar de que papá le ofreció que se quedara y él nos llevaba, ella insistió en ir de todas formas. Después de todo no estaba tan lejos de nuestro hogar y , pues los mejores trabajos llegaban temprano en la mañana (y ella dijo que hoy él debería llegar temprano, era bueno obedecer a alguien que normalmente ve el futuro), debía trabajar si quería ganar monedas de oro. Esa era nuestra unidad monetaria, según yo, no eran la gran cosa, pero supongo que eran útiles para comprar ropa y comida, igual nada era tan costoso, supongo que por eso todo el mundo tenía muchos hijos.

Afortunadamente, para mamá y las gemelas en su interior, solo tardamos cinco minutos. Era una fortuna, pues la aldea "A"- ven a esto me refería con sonidos, de allí vienen los nombres, pero no es momento de hablar de ello - era muy grande, y el resto de futuros estudiantes que no vivían tan cerca tendrían que usar los medios de transporte accesibles, como: Enels, bisbals o algún amigo que fuera un Tudy o tal vez un Gar. Eso permitía a todo el mundo moverse fácilmente por la Aldea. Por si acaso, los Enels son como unos autos voladores que no necesitan combustible para funcionar, ya se me olvidó exactamente qué usan para ello, pero sé que tiene que ver con la energía solar y el almacenamiento de la misma – por cierto, solo los conducen quien tiene un permiso, es su trabajo conducirlo, hay que pagarles por ello, pero es un buen sistema - y los Bisbals eran especie de unas patineta voladora muy veloz, que nadie me quiere obsequiar.

*

Mamá nos despidió a los tres, mientras entrábamos juntos al gran edificio, donde muchos otros chiquillos ingresaban con diferentes edades, y colores en sus ojos, y también donde varios Enels se estacionaban, aterrizando delicadamente frente al imponente edificio para dejar más niños que salían de su interior. Sólo había una Braca por aldea, por eso eran tan grandes, por alguna razón les agradaba que todo el mundo se conociera. Hasta un gran lobo blanco se detuvo para dejar a dos niños que estaban sobre su lomo para irse también. Ese animal, era más que una mascota, no hablaba, pero siempre entendía todo lo que le decían, y por su lealtad y gran compromiso con su amo, casi siempre se encargaba de cuidar de sus hijos, y parte de ello era llevarlos sanos y salvos a la Braca.

- Quiero uno – decía Aarón mirando al animal marcharse rápidamente después de haber cumplido su tarea.

- Tendrían que elegirte a ti primero, globner - respondió Ana

- ¡No me digas así! Bruja- respondía Aarón mirándola con ligero enfadado, mientras está no hacía más que reírse.

- No le digas así a Ana, la vas a hacer enojar - intervino Alison quien se acercaba corriendo hasta nosotros.

- ¡Alison!- gritó Ana yendo a abrazar a su amiga.

Aaron y yo también nos acercamos a saludar a la Yatra - aunque la veíamos absolutamente todos los días, me extraño no verla en la mañana en realidad -. Aarón sacó la hoja garabateada para preguntarle qué significaba eso. Ella la vio extrañada y luego, los ojos se le iluminaron y empezó a reír.

- Esto no lo hice yo, lo hizo mi hermanito - continuaba riendo - mamá la metió en el sobre para que papá se la entregara al Carbion, pero ella se confundió.

A Aarón también le dio risa la situación. Nosotros charlábamos y reíamos, los cuatro éramos inseparables. Mientras observábamos con detenimiento cada espacio de la entrada, un adulto empezó a llamar a todos los niños que estaban iniciando y a los que ya cursaban. Al escuchar la voz de aquel hombre, todos los niños – incluyéndonos - desde los más grandes hasta los más pequeños se pusieron en fila india, entrando al sitio de dónde provenía la voz...

Al entrar al salón, solo pude describirlo con una palabra… era INMENSO, tenía un montón de sillas plegadas, que se desplegaban solas cuando sentían que alguien iba a sentarse, pues funcionaban con especie de algún sensor. Aarón jugó por un momento con el mecanismo y después se sentó... Era impresionante como esas sillas se desplegaban solas, era como si saliesen mágicamente por la pared, simplemente asombroso... Cuando todos los niños se hubieron sentado en sus respectivos asientos, el hombre comenzó a hablar; él se encontraba en una gran tarima, donde era visible para todos los presentes. Detrás de él, había una hilera de personas adultas, alrededor de quince o tal vez un poco más.

- ¡Buen día niños! Yo soy el Sr. Frad, sé que la mayoría ya me conoce, pero también sé que hay nuevas caras, por eso me presento - decía mirando cordialmente a las tres filas de niños que se notaba que tenían luna roja - Me parece imperativo que todos estén aquí, para recibir este nuevo año de Braca.

Después siguió hablando de cosas que parecían aburrir a los más pequeños, como que el dominio completo de sus aptitudes, era una pieza clave para el desarrollo, tanto estructural como social... Bla, bla, bla, bla. Los niños sólo querían poner a prueba sus habilidades, les aburría escuchas a ese anciano hablar. Habló por casi una hora, hasta que por fin terminó su largo discurso.

- Sin más que decir... Los estudiantes regulares pueden irse... Mientras los nuevos, les mostraremos las instalaciones y luego los asignaremos y dividiremos según su tipo de habilidad.

- Oye... ¿Y en dónde estaré yo?- me preguntó Aaron en un susurro.

- No sé... Tal vez si preguntamos te puedas quedar conmigo cuando estemos practicando como usar nuestras habilidades - respondí encogiéndome de hombros, yo podía quitarme mis guantas de Firewall sin quemar nada (casi nada), creo que podía quedarse conmigo.

- ¿Por fin terminó de hablar? - preguntó Ana, estirándose para despertarse, después de haber dormido casi todo el discurso.

- Así parece... Ahora nos mostrarán el resto de este sitio – le respondí, volviéndome hacia ella, estaba a mi derecha y durmió sobre mi hombro - Le diré a Asia que dormiste todo el discurso del anciano.

- Dile, ella también lo hubiese hecho, si hubiera visto lo blarda que es - musitaba ella en un tono sarcástico.

Ana siempre era irreverente, respondona y casi siempre grosera, la misma personalidad de la tía Asia, en eso eran iguales, no importaba si era o no bonita, su boca podía arruinar su buena presencia. A pesar de eso, Ana era de fiar, creo que confiaba más en ella que en Aaron o mamá o papá, siempre nos cuidábamos mutuamente o más bien yo la cuidaba. Le gustaba buscar peleas continuamente.

Una de las mujeres que estaba sentada tras del Sr. Flag se levantó... Ella tenía la piel oscura y los ojos azul celeste, también era algo robusta y no era muy alta, mediría 1.50 más o menos. Se acercó amigablemente a nosotros los niños - de los cuales ninguno se había levantado de su asiento todavía-, dirigió unas cuantas palabras, y después dijo que se llevaría a la primera fila de nuevos. Levantó ambas manos, y los niños empezaron a flotar en el aire, los veinte niños que flotaban empezaron a reír, y acto seguido ella los colocó delicadamente en el suelo e hizo un ademán para que la siguieran. Gustosos la obedecieron... Aquella mujer era una Linur, era capaz de mover cosas con su mente y aunque era difícil cargar con varias a la vez, dijo que solía hacerle ese truco siempre a los recién llegados.

Los cuatro, vimos aquella muestra de poder como algo impresionante, hasta nos arrepentimos de no sentarnos en la fila del frente, estábamos en la segunda, deseábamos que llegara otro Linur, pues en la parte de la aldea donde vivíamos no habían muchos de esos, los que conocíamos solo estaban en la Yura, y no se veían muy emocionados de andar jugando con niños pequeños, eran muy serios. Aunque el padre de Ana era un Linur, solo que a ella no le gustaba que levitara a otra persona que no fuese a ella, una de las pocas cosas que Ana amaba más que romper las reglas era a su padre, compartirlo con su mamá ya le parecía suficiente.

- ¿Quién crees que nos haga el recorrido Alison?- musitaba Ana, quien parecía ya haber salido de su estado de somnolencia.

- ¡Ojalá sea otro Linur! - respondía ella - Deberías dejar que tu papá nos levite un día.

- Tal vez lo piense... - respondió sobándose el mentón.

Para nuestra desgracia, no era un Linur el siguiente mentor... Era un hombre de mediana edad, tenía los ojos rojos, así que eso indicaba que era un Firewall, no parecía tener ningún truco para sorprendernos, pero sí que lo tenía, no era tan extraordinario como que te hiciesen flotar, pero igual era interesante.

- ¡Hola niños! Yo soy Ajax... Ajax Dron, me pueden llamar Sr. Dron o simplemente Ajax. No tengo tan buenos trucos como mi amiga, pero no me quedo atrás - reía sin mucha gracia - no me sigan si no quieren, pero a él sí - y dicho eso, empezó a girar una gran flama que tomó forma de un lobo gigante, cuyo pelaje flameaba de forma despampanante, era asombroso, lo más sorprendente era que las llamas estaban frías, no quemarían a nadie.

- ¡Un Elgro!- dijo uno de los niños sentados, levantándose para seguir a la incandescente criatura.

Todos se levantaron a seguir impresionados al Elgro e intentar acariciarlo, en nuestro mundo era casi algo sagrado, si uno de ellos te elegía, se quedaría contigo de por vida, y seguiría pasando de generación en generación, pues ellos eran capaces de vivir hasta 100 años... Muchos le confiaban hasta la vida de sus propios hijos a esos perrotes, eran extremadamente leales, y también resistentes. Aunque el que estaba allí parado era falso y eran sólo unas llamas controladas por un hombre, no por eso resultaba menos sorprendente, era gigante.

Todos los de la segunda fila lo seguimos gustosos, nos mostró donde quedaban los baños, los salones, y que carteles teníamos que ver si nos perdíamos. El sitio era muy pintoresco, lleno de colores lindos, también tenía mosaicos de flamas, océanos, rayos, nubes, parecía algo alusivo a algunos poderes. Así se veían los pasillos donde estudiábamos los más pequeños, cuando cumpliéramos nuestra luna verde, pasaríamos a la otra ala, que era mucho más monótona, y menos colorida. De todas formas nunca pude estudiar en ella, solo verla cuando era pequeño. El hombre nos mostró donde empezaríamos a desarrollar nuestras habilidades, había salones para cada habilidad, estaban muy bien equipados. También explicó que solo dos veces por semana se practicaría en esos sitios, y durante esos dos días nos separarían y tendríamos que estar con los de nuestro mismo tipo, de resto estaríamos con las personas que se encontraban junto a nosotros.

A Aarón lo preocupó – o tal vez yo lo hice por él - escuchar estar "dos días" con ‹‹los tuyos›› ¿Qué significaba eso? Si no había más impuros, además ¿Qué habilidad aprendería a usar? Ana se transportaba y se hacía invisible, yo me prendía fuego, Alison curaba heridas y él... Nada... Aunque había desarrollado un oído y un olfato excepcional, no sentía que eso fuese un poder, los Carbion tenían mejores sentidos que él. A mí también me inquietaba eso, pues era una regla que todos los niños debían ir a la Braca, mientras estuvieran en las condiciones adecuadas.

- ¿En qué piensas? – Le preguntó Alison interesada - te ves muy serio

- Nada... Supongo. Sólo veo que no tener un poder será un fastidio, no hay nadie como yo - respondía con antipatía.

- Sólo son dos malditos días, no seas un llorón - le espetó Ana - Seguro si hablas con el anciano, te dejará estar con Alister o... No sé... Algo

¿Ven lo que digo? Ana era tan bella como grosera... Yo siempre lo decía, - ignoren lo de bella mejor - "cara de Ángel, boca de salvaje" - y también lo de "Angel"-. Era impresionante como alguien tan pequeño podía decir tantas palabrotas sin remordimientos, pero en ese aspecto (de nuevo) se parecía bastante a su mamá, no tenía pena o vergüenza de nada, era una grosera cuando quería serlo... No importaba cuántas veces su padre le dijera que las niñas lindas no hablaban así, ella parecía no asimilarlo, por eso quiso cortarse bastante el pelo, tal vez así no sería tan linda, pero con ese rostro, era imposible. – para que conste, todo el mundo le decía a Ana que era muy linda, excepto por mí, solo narro así para que se hagan una idea –. Como tenía el pelo rizado y corto, sus bucles no caían completamente, sino que simplemente se quedaban formando una especie de afro con grandes y brillantes rizos.

El hombre sin más que decir, ni que mostrar, nos dirigió a un salón con varias sillas y mesas, y dijo que ese era el sitio donde veríamos clase diariamente, y que él sería nuestro mentor. Entonces mandó a cada niño a escoger un lugar y a presentarse, diciendo su nombre, algo que les gustara y su tipo de Yhorhol. Cada niño se levantó e hizo lo que se le indicaba. No conocía a varios de los niños, pero resultaba agradable ver nuevas caras.

- Mi nombre es Alister, soy un firewall y me encanta el chocolate – dije intentando sonreír ampliamente

- Ya tenemos algo en común niño - río entre dientes el mentor.

- Yo soy Alison, soy una Yatra y me gusta jugar con mi hermanito - decía ella, meneando la cadera de un lado a otro, antes de volver a sentarse.

- Yo soy Aarón... Me gusta jugar a la pelota y... Bueno, no tengo poderes, aún. Soy impuro...- lo último lo dijo casi susurrando, pero fue audible de todas maneras para los presentes. Él nunca se acomplejaba por eso, pero ese día se estaba sintiendo vulnerable y yo no sabía qué hacer

Los niños y niñas presentes, ponían caras de sorpresa y murmuraban cosas, las cuales Aarón intentaba no escuchar con su sensible oído, aunque esto sólo era en el caso de los que no lo conocían, los que sí lo hacían no lucían muy sorprendidos, pero igual comentaban. No me agradaba, pero creo que a Ana le agradó mucho menos. Se levantó de su asiento, impartiendo un fuerte manotazo en la mesa que silenció los murmullos.

- Mi nombre es Ana... Soy una Tudy... Y ese impuro es mi segundo mejor amigo, así que espero no escucharlos hablando bobadas de él!- Clamaba ella, intentando defenderlo, aunque probablemente no lo necesitaba, él nunca le huiría a una pelea, sólo sabía meterse en líos y eso era algo que compartían- Si los escucho hablando de él de nuevo, se las verán con su hermano el Firewall y si él no se quiere meterse con ustedes porque odia la violencia, bola de globners chismosos, se las tendrán que ver conmigo – yo giré la cabeza hacia ella intentando agradecerle con la mirada, ella entendió y me devolvió la sonrisa, incluso Aaron se sintió agradecido con Ana. Se los dije, es grosera a morir, pero también una gran amiga.

- Está bien, como sea... – dijo con cierto nerviosismo el mentor, supongo que no esperaba un comentario así de una niña tan pequeña. - Este... tienes agallas niña- dijo con cierta sorpresa en la voz - No hay nada interesante que comentar niños - prosiguió el hombre - si sigue vivo es porque tarde o temprano tendrá poderes, y créanme, antes los impuros eran más comunes, pero los humanos se volvieron un problema, y así... No hay mucho que decir al respecto, no es una historia bonita - intentando cambiar rápido de tema, empezó a hablar de otra cosa - Saquen sus libretas, ya deberíamos estar aprendiendo a escribir.

Los niños sacaron las libretas, mientras el hombre en el escritorio sacaba una especie de dispositivo que parecía una tableta con un lápiz plástico, y empezaba a trazar líneas onduladas muy bien hechas, que se hacían visibles en la pared que estaba frente a los asombrados pequeños. El hombre empezó a hablar de las diferencias de las líneas curvas, rectas, semi curvas, diagonales, en zic zac, etc; así como la manera adecuada de hacer figuras para entender su significado. De eso y otras cosas, trató la clase, fue interesante y aburrida, pero todos prestaron atención, hasta Ana admitía que los colores que usaba para hacer las figuras y de forma tan precisa, era algo a lo que valía la pena ver y escuchar.

*

- Bueno, esto ha sido todo por hoy - hizo una pequeña pausa y continuó - Mañana, empezarán a aprender a usar sus habilidades debidamente. Estarán con los otros niños que ingresaron con ustedes, y se dividirán según sus habilidades.

- Perdón, pero yo donde estaré mañana - preguntaba Aarón al tiempo que ya casi todos habían salido.

- ¿Dónde quieres estar?- preguntó éste de vuelta.

- Mi hermano, el Firewall

-Mmm, no lo sé Aarón, cuando no se sabe usar una habilidad tan compleja como está - decía encendiendo una llama en la palma de la mano - puede ser peligroso para el resto.

- Yo no soy peligroso, yo lo cuido - intervine con decisión

- No sé - decía después de un leve suspiro - te diré una cosa, intentaré hablar con los demás mentores de esto y mañana te aviso. ¿Te parece?

- Lo único que le parece es que quiere estar con su hermano, pedazo de...- esa era Ana interviniendo con una de sus educadas y expresivas opiniones, frenada afortunadamente por mi mano

- ¡De buen mentor! Eso era lo que ella iba a decir - respondí colocándome más rojo que mi cabello, sin quitarle la mano de la boca a mi amiga - suele ser muy "expresiva", adiós, lo siento - dije intentando arrastrarla fuera del salón para que no se metiera en más líos de los necesarios.

- Esa niña es una cosa de otro mundo, si no deja de ser tan grosera, llamaré a sus padres.

Eso fue lo último que logré oír de su conversación, qué bueno que yo era fuerte, sino, Ana habría vuelto a espetarle de todo a aquel pobre e inocente hombre que solo quería enseñar en un salón. No vi necesidad de regañarla, no es como si me fuese a hacer caso, simplemente la tomé de la mano para que caminara junto a mí mientras esperábamos a Aaron, eso por alguna razón eso la tranquilizaba. Aaron salió en compañía de Alison, me dijo que Ajax le daría respuesta mañana, pues a pesar de no haber nacido con un poder como el resto, era obligatorio asistir.

*

Después del recorrido, ya era más fácil ubicarse, por ello - y el flujo constante de niños y adolescentes saliendo - encontramos rápidamente la salida. Donde nuestros padres nos esperaban enfrente. Papá estaba allí, junto con el tío Armin que aguardaba por Alison con su pequeño hijo sobre los hombros. También estaba Asia con su marido, esperando a su niña rebelde. Los cuatro estábamos contentos de ver a nuestros padres por fin, fue demasiado tiempo sin verlos - y teníamos hambre también.

- ¡Mamiii! ¡¡¡Papi!!!- gritó Ana abrazando a su madre y después a su padre. En cuanto vió a su papá, se abalanzó sobre él para que la llevara en brazos. No importaba que la casa quedara cerca, ella prefería que su padre la cargara. Eso hizo él, la levitó hasta poder estrecharla.

Alison le dio un fuerte apretón a Armin y a su hermanito, tomándole la mano para caminar a su lado. Aarón y yo íbamos con ellos, tomados de la mano de papá. No sólo ellos habían ido a recoger a sus hijos, había más personas abrazando a sus pequeños. Para cualquier padre, era difícil ver a su hijo crecer e ir a la Braca, por eso siempre todo el mundo decidía irlos a buscar cuando iniciaban, estaban allí desde las 7 AM, hasta la 1 PM. Y lo único que querían esos niños al salir, era a sus padres y comer, algunos lloraban los primeros días de Braca, pues añoraban mucho a sus casas, pero con los días se le iría pasando, otros lloraban siempre a la salida, se sentían irritados de estar ahí todo el día.

- ¡Mamá! ¡Nuestro mentor es un maldito globner! – espetaba Ana, aún cargada por su padre.

- Siempre son así hija, siempre, son un fastidio, lo sé - el marido de Asia le dió un ligero codazo y una mirada para que corrigiera el lenguaje de su hija - pero no por eso los debes llamar así... E intenta no portarte mal, si te expulsan no sabré donde inscribirte.

- Lo intento, pero es un blarda. ¡Te lo juro!- respondía dejando caer la cabeza hacia atrás con la mano en la frente.

- Eres una dramática Ana - me reía

- Si Ana no es dramática, no es Ana - afirmó Alison.

- Eso y "expresiva" - afirmó también Aarón.

Nuestros padres seguían caminando, conversando con nosotros, y entre ellos, hasta que Asia y su marido cruzaron para irse a su casa. Quedaba muy cerca de la nuestra, como a tres casas más o menos. Cuando llegamos a la nuestra, tanto papá como nosotros despedimos a Armin, a Alison y a Armin pequeño.

En cuanto entramos, lo primero que hicimos fue buscar a mamá, al tiempo que ésta salía del cuarto de baño, limpiándose la boca con la mano, mientras volvía a entrar, cubriéndola de nuevo para no vomitar en el suelo. Había estado todo el día entrando y saliendo del baño, las náuseas del embarazo eran fatales, la última vez que estuvo embarazada no fue así, - según decía ella misma - pero ahora... Era simplemente terrible. Si no se sintiera tan mal, hubiera ido a buscarnos con papá, pero parecía que las gemelas en su interior no querían que ella saliera de la casa, y mucho menos de ese baño... Por fin, pasados unos minutos salió... Se veía terrible.

- ¿Te sientes bien mami?- pregunté, acercándome a ella.

- Sí, sólo son náuseas, creo que me iré recostar un rato. Cuando vuelva, me hablan de su día en la Braca.

Dicho esto, se fue a su habitación sobándose la gran panza que le producía el embarazo. Ella en serio quería ir a buscarnos, pero se sentía espantoso, casi todo parecía provocarle vomito ahora. Estaba así desde el desayuno, y la única cosa que parecía no afectarle a la hora de comer, era la fruta, pero no podía vivir sólo de eso... Se sentía peor desde que había almorzado, evidentemente lo que había comido no le gustaba a las gemelas - y tal vez no les gustara casi nada, pero poco a poco se iba acostumbrando.

- Mamá no se ve muy bien - comentó Aarón antes de meterse un gran bocado de comida en la boca

- Estará mejor más tarde, no te preocupes - respondía nuestro padre, sin ningún signo de tensión en la voz - ¿Vieron algo interesante en la Braca?

- Es un sitio muy bonito. ¡Y es gigante! - Vociferé - ¡tiene un montón de salones! ¡¡Y nuestro mentor es un Firewall!! - dije genuinamente emocionado. Enserio me entusiasmó ese sitio.

- Parece que te gustó – me sonreía papá - eso es bueno. ¿Y a ti Aarón? ¿Te gustó?

- Supongo, es bonita... Pero, no sé - suspiró y luego continuó - no hay nadie como yo, y cuando dije que era impuro, todos voltearon a verme - su semblante se entristecía - mañana hay clases con las habilidades, y ni siquiera saben dónde ponerme - se le veía la tristeza en el rostro y la frustración en la voz.

- Por eso yo intenté convencer al mentor de que se quede conmigo, con los firewall. Yo controlo bien mis poderes, no le haré daño. Él dijo que se lo pensaría...

- Dudo que te dejen hijo... La mayoría de los nuestros no lo tiene fácil a la hora de controlar sus poderes, el agua y el fuego son difíciles, alguno de los otros niños lo puede lastimar – respondía papá acariciándome la cabeza – pero tal vez consigan la forma, quién sabe... He visto hermanos que se acompañan, a veces Armin lo hacía, y el mentor siempre consigue protegerlo si es de otro tipo, pero no sé, ya veremos. Aunque creo que es más probable que lo pongan con los Carbion. Y ahora que lo pienso... Armin es a prueba de fuego – dijo para sí mismo. Ese era su poder de gemelos, los gemelos o trillizos o cualquier tipo de parto múltiple eran así, desarrollaban una habilidad que todos compartieran, además de ser inmunes al poder físico de sus hermanos.

Aaron y yo continuamos comiendo presas del hambre, no era nada del otro mundo el almuerzo, era sólo arroz con carne de juar, nos encantaba la carne de ese animal, era tan jugosa y suave. Era como un mono aterciopelado, había muchos a las afueras de la aldea, escondidos entre el espeso bosque. No eran tan difíciles de cazar, papá vio a uno muy cerca y lo siguió para dárselo de comer a su familia; tal vez resultaba esa comida ser la responsable de las náuseas de mamá, ella sabía que tal vez le haría daño, pero le encantaba la textura exquisita de aquél animal, así como el tiempo que duraba este tipo de carne refrigerada. Como papá detestaba comprar carne - pues decía que los vendedores siempre se quedaban con la mejor parte - siempre la cazaba y duraba mucho tiempo, rindiendo así para varios días o semanas. Los cazaba con su arma favorita, parecía una simple empuñadura desprovista por completo de una hoja para cortar, pero cuando él lo deseara, saldría una hoja de fuego que cortaría lo que se le atravesara. La verdad es que su dueño tenía mucha precisión para usarla, su arma tenía la interesante habilidad de soltar la flameante hoja y lanzarla al objetivo sin perder la empuñadura, era una cosa increíblemente útil. Sólo para fabricar esas armas se volvió herrero, las adoraba, en realidad le encantaba hacer armas para cualquier tipo de habilidad, lo que éstas podían hacer con su dueño era sublime.

Finalmente terminamos de comer, ambos satisfechos y tomando un vaso de agua. Volví a llenar el vaso después de haber bebido su contenido, y me apresuré a llevarlo al cuarto en el que mamá reposaba. Ella se veía visiblemente cómoda durmiendo, pero de todas maneras me le acerqué silencioso, coloqué el vaso que tenía en la mano en una mesita de noche que estaba junto a ella, y me recosté a su lado. Ella hablaba dormida casi siempre, papá nos había explicado que son visiones de cosas que podrían pasar, pero que generalmente cuando dormía profundamente no las recordaría bien.

- ¡Por qué se los llevaron! - susurraba ella aún dormida- ¡no! - ahora tomaba un tono de voz algo más elevado y expresivo. Casi era como si estuviera en su sueño, hasta que se despertó de golpe.

- ¿Qué soñabas mami? - pregunté algo preocupado acostado junto a ella.

Ella al verme, no sólo me abrazó, sino que lo hizo más fuerte que nunca, parecía que las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos. Se sentó en la cama y comenzó a acunarme en sus brazos.

- Fue sólo un sueño, gracias a Dios, estás aquí... ¿Y tú hermano?

- Aquí estoy mami- decía Aarón quién también se montaba en la cama con ella - tengo el oído sensible, así que te escuché... ¿Tenías un sueño feo?

- No me acuerdo bien, pero creo que sí, soñé que los perdía - nos abrazó a ambos.

Mientras ella nos abrazaba, su vientre se sacudió un poco, asustándonos a ambos. Pero no era nada, sólo las bebés moviéndose en su interior, ella se rió ligeramente de nosotros y después puso la mano de Aarón y luego la mía donde sentía que se agitaba. Ambos quedamos impactados por aquel movimiento generado por las gemelas. Inclusive pude sentir su calor, dos pequeñas muestras de vida que estaban dentro de mamá, ya las amaba bastante y no habían nacido. Lo que más me gustaba de ser Firewall, era sentir el calor de todo, podía reconocer a una persona sin necesidad de verla y también ver la estela de calor que dejaba cuando caminaban. Nadie tiene los ojos de un Firewall.

- ¿Son ellas?- preguntamos al unísono.

- Así es, sólo querían saludar a sus hermanos mayores. Se mueven demasiado, ¿verdad?- los dos asentimos con una amplia sonrisa.

- Te traje agua. ¿Quieres que te busque fruta mami? – musité, a mis hermanitas alguien las tenía que cuidar y ese alguien debía ser yo, siempre quería cuidarlos a todos, más adelante me daría cuenta que eso no se podía

- Gracias hijo, no vayas muy lejos, ve con tu hermano - dijo tomando el vaso de agua para sorber un poco.

Caminamos hasta la puerta y nos despedimos de papá con un abrazo para ir en busca de fruta para mamá y las gemelas. Ambos adorábamos a mamá, era un amor dulce y puro el que ella demostraba siempre; nos abrazaba cada que podía, a la vez que decía que nos amaba - tal vez porque fueron cosas que su padre nunca le dijo a ella, larga historia -. Por eso era imperativo conseguir la fruta que seguramente, no iba a provocar que se sintiera mal.

Mi papá nos dejó ir solos, pues porque número uno: esos arbustos frutales no estaban tan lejos de la casa; y número dos: la aldea era extremadamente segura, siempre estaba custodiada por los que se sumaran a querer protegerla de las bestias salvajes que podían entrar. Siempre se le encargaba a la comitiva del padre Yhorgol velar por la seguridad de todos, pues siempre han existido animales feroces que frecuentemente intentaban entrar a las aldeas, por ende los Yhorgol se dedicaban a la misión de que éstos no entraran por ningún motivo. Dejen que hable un poco de esos animales, no eran malos o intimidantes, - aunque sí parecían invención de una hiperactiva imaginación -, algunos se veían comunes, pero otros eran únicos y diferente, como los "Rafieles", eran sumamente territoriales y poderosos, para describirlos mejor tendría que tomar a un reptil hacerlo del doble de mi tamaño, darle seis patas, dos hileras de afilados colmillos en su boca, un par de cuernos y unas inmensas alas, de todas formas, sino los molestas, ellos tampoco a tí - no quiero averiguar si le gusta la carne de niño Yhorgol, ojalá no -, También existían los "Jesgon", eran sumamente tiernos, si tuviera que describirlos sería como una rana azul y peluda con manchas negras, que siempre sonríe y nunca abre los ojos, es pacífica, pero igual es peligrosa, escupe un ácido vinotinto, casi tan potente como el de los Tindler, de todas maneras, es difícil hacerlo enojar, son como del tamaño de un niño muy pequeño y se comportan como perro, de vez en cuando los encuentras en la Aldea A, boca abajo para que alguien les acaricie la panza, pero nadie lo hace, solo las sacan de la aldea sin perturbarlas. La lista de otros animales fuera de serie seguía, "Noraás", "Leifoj", "Ynne" – esos tres son unos zorros elementales, los primeros son fuego, los segundos agua y los últimos tierra -, esos casi tan simpáticos como un Elgro, pero son mucho más pequeños y unos dones ligeramente parecidos a un Yhorgol, sí como sea, son muchos.

En fin, iba a hablar de los Carbion que cuidan la aldea, ellos se encuentran entre sitios estratégicos de la misma, siempre vigilando los puntos donde había mayor flujo de personas, como plazas o avenidas, de resto, los que permanecían cerca de las casas, sólo eran para entregar mensajes y paquetes, muchas veces niños Carbion que estaban practicando para ser tan buenos como los adultos. Generalmente son pajarracos, pero últimamente también nacen algunos que se transforman a alguno de esos animales que mencioné.

Cambiando de tema o mejor dicho, volviendo a los arbustos hacia los que íbamos, quedaban cerca de la casa de Asia, o más bien detrás, en un camino de tierra que era fácil de seguir. Cuando llegabas, encontrabas un montón de flores y arbustos con bayas de diferentes tamaños y colores, algunas eran tan grandes como una toronja y otras tan pequeñas como un frijol, pero todas eran deliciosas.

- A mamá le gustan las rojas – dije metiendo unas bayas rojas del tamaño de un puño en la cesta que cargaba.

- Y las amarillas... ¡¡Necesitamos amarillas!!- Vociferaba Aarón metiendo bayas amarillas en la cesta.

- ¿Qué hacen?- preguntaba Ana que venía caminando por el camino de tierra.

- Le llevamos fruta a mamá - respondí sin prestarle demasiada atención a su presencia, pensar en bayas requería de toda.

- Oye... ¡Yo no necesitaba que me defendieras hoy! - le espetaba Aarón, se sentía mal de no haber podido defenderse solo, pero estaba agradecido

- Te ibas a poner a llorar, ¡maldito llorón! - espetaba ella de vuelta.

- Ay ya, este sitio es muy tranquilo como para que peleen aquí - musitaba yo sin prestarle atención a ninguno de los dos, ya casi terminaba de poner fruta en el cesto, y su pequeña discusión arruinaba la paz de todo.

De repente pasó algo muy extraño, escuchamos un estruendo que nos sobresaltó a los tres. Cuando volteamos, no esperábamos encontrar a un hombre inconsciente tirado en el centro de unos arbustos. Se veía de más cincuenta años, no tenía mucho pelo en su cabeza, y tampoco era muy alto o muy gordo.

- ¿Señor? ¿Señor? ¿Está bien?- pregunté sin acercarme al hombre, y retrocediendo un poco más. No hablaría con un con un completo extraño que venía de quién sabe dónde.

- ¡He! ¡He! ¡Despierta anciano!- gritaba Ana, que se había teletransportado y ahora estaba parada sobre la espalda del inconsciente hombre. Obviamente no compartía mi cautela

- ¡No te le pares encima Ana! ¡Se puede enojar! – Le dije acercándome para halarla, con la intención de alejarla de ese desconocido - Creo que lo mejor será buscar a un adulto.

Ana y Aaron concordaron conmigo (milagrosamente). Cuando nos disponíamos a irnos en busca de alguien mayor, escuchamos la voz del tío Armin y Alison que venían por el camino de tierra. Armin adoraba las frutas de esos arbustos, siempre que se acababan en su casa iba él mismo a buscarlas, y en esta ocasión estaba en compañía de Alison, quien insistió en acompañarlo para que no fuese sólo.

- Globners...- dijo Armin ligeramente sorprendido - ¿de dónde salió este hombre, niños?

- Esa es una mala palabra papi- decía Alison mirándolo severamente.

- Ni tanto - intervenía Ana encogiéndose de hombros.

Los tres intentamos explicar lo sucedido, aunque no muy claramente hablábamos al mismo tiempo, sin embargo, Armin pareció entender lo que le decíamos. Se acercó al hombre, le buscó el pulso, le revisó el cuello, el pecho y el rostro con sumo cuidado, mientras nosotros lo mirábamos con expectativa y curiosidad.

Armin se llevó al tipo en el hombro, buscando algún Carbion que avisara a los Tudys encargados de transportar a los enfermos o heridos más fácilmente a la Yara, - eso es como un hospital, luego lo explico - Encontrar a esos pajarracos era extremadamente fácil, esperaban por todas partes a que alguien los necesitara. Cuando encontró uno, le silbó en señal de que se acercara, donde éste al hacerlo y tocar el suelo, se transformó en un hombre con ojos naranja y cabello negro.

- ¿Y ese hombre "Rojo"? - preguntó el Carbion

- "Rojo" es mi hermano - reía Armin débilmente, pero sin el mismo entusiasmo que cuando mentía - No puedo creer que aún nos confundas - decía en un tono sarcástico y acusador.

- Perdón - respondió el hombre riendo - si no fuera por el color de los ojos serían idénticos, además los dos son pelirrojos.

- Otra vez con eso - suspiró profundamente y siguió hablando - avisa a la Yara, encontré a este tipo, no está herido, pero si dormido y no me da buena espina. – luego nos miró – ustedes, váyanse a sus casas. Le dices a mamá que fui a la Yara Alison

El hombre volvió a convertirse en un pájaro, volando grácil y veloz. Mientras se quedaba esperando a alguien que se llevara a ese tipo. Lo empezó a revisar más de cerca... Sus ojos no eran claros y no estaba muriendo… por lo que sólo había una opción: era un humano. La historia de los Yhorgols y los humanos, no era muy agradable, hace muchos siglos, fueron un solo mundo. Creo que ha llegado la hora de hacerles un resumen.