Violeta Intoxicado
Cancelar sus ensayos o llegar tarde a los mismos era algo que no le gustaba hacer a la castaña de cabello corto, le avergonzaba mucho ya que sentía que con eso hacia a las demás personas perder el tiempo, por eso cuando ella era la que debía esperar, solía ponerse de mal humor y tener una actitud defensiva y algo densa. Podía entender si el retraso era causado por algún incidente inesperado o por un accidente, pero si ese no era el caso, lo mínimo que una persona debía hacer era anunciar con cierta anticipación que su presencia estaría más tarde a la hora acordada. Al menos de esa forma no sería tan frustrante la espera pensando en lo tarde que una persona llegara dándole como razón el poco valor que tiene dicha persona al tiempo de los demás.
Por esa razón, cuando Luna supo que su familia planeaba hacer aquel campamento de fin de semana en la cabaña que tenia la tía Ruth, lo primero que hizo fue anunciar su posible ausencia a sus compañeros de banda y también a los clubes musicales a los que pertenecía en la escuela. En total eran tres las actividades que Luna realizaba en su tiempo libre y sin escuela, el Club de Cuerdas, el Club de Vientos y la banda que tenia con sus amigos, así que tener una agenda bien organizada era importante para ella, de la misma forma en que le gustaba respetar la agenda de los demás, por ello anuncio con anticipación su ausencia a las actividades. Ella realmente no estaba muy emocionada con el campamento, aquella actividad no era de sus favoritas, pero pasar tiempo con su familia si la ponía de muy buen humor, especialmente porque ella no debía organizar nada. Como alfa, era Lori la que solía decidir todo lo importante ayudada por la pequeña Lisa con algunos temas específicos, mientras el resto podía dedicarse solo a recibir órdenes y después pasarla bien gracias a esa jerarquía. Y aquella no fue la excepción. El campamento, aunque muy sencillo y, a pesar del tiempo que hubo entre el aviso y la ejecución, muy escueto, fue sin lugar a dudas divertido, especialmente porque sus padres se dieron el tiempo de asistir. Ellos a pesar de no tener problemas económicos importantes, debían de atender las necesidades de doce hijos, por lo que el tiempo era algo que no les sobraba, tanto porque debían cumplir con sus trabajos al máximo de su potencial, como por ser incapaces de dividirse para pasar más tiempo con cada una de sus hijas… pero ese fin de semana se dieron la oportunidad. Más genial aun era el hecho de que el abuelo también asistió a la reunión, aun así, algo no dejaba que Luna se sintiera plenamente feliz en aquella situación. Era cierto que no siempre podía pasar tiempo con todas sus hermanas, en general tampoco con sus padres, al abuelo lo debían visitar no más de cuatro veces al mes en el asilo debido a las reglas que tenían después de lo revoltosas que resultaron ser en cada visita que daban y a la tía Ruth casi nunca la veían pues vivía en una ciudad diferente.
La primera noche fue genial sin lugar a dudas, comieron fuera de la casa, cerca de una fogata, y después incluso quemaron algunos bombones para después comerlos. Al menos a la mitad de la familia así le gustaban sus bombones, quemados, mientras que la otra mitad los comía directos del envoltorio. Luna tomo aquella oportunidad para pedirle a su madre que le permitiera cargar a Lily, lamentablemente pasaba muy poco tiempo con ella y quería compensarla un poco cuidándola y cantándole algunas canciones mientras la tenía en brazos y la mecía suavemente para que las risas escandalosas de sus hermanas no la alteraran demasiado. Incluso pudo hablar un poco con Lisa y pasar tiempo con ella, tampoco era fácil encontrar la forma de acercarse a la segunda hermana más pequeña, no solo por lo difícil que le resultaba entenderla al hablar, por culpa de aquel gracioso siseo que la menor tenia, sino porque los tópicos que ella solía compartir eran algo complicados de entender y, al menos a Luna, eso le complicaba las cosas. Pero esa noche Luna tenía en brazos a su hermana bebé, y tal como lo pensó, la muy protectora hermana menor Lisa, se acerco para cuidar también de la bebé. Aquella actitud de parte de Lisa era adorable a sus ojos, la niña genio, siempre estoica, siempre seria, siempre impasiva, con aquella jerga al hablar tan complicada de entender y también siempre tratando de probar lo madura que era negando sus emociones, como si eso estuviera relacionado con la adultez, hacía tiempo también que había comenzado a abrirse un poco a la familia, pero en especial a Lily. Era fácil imaginar que tuvo algo que ver con los cambios de habitación, después de todo cuando movieron la cuna de Lily al cuarto de Lisa, mamá de dijo con mucha seriedad que ahora sería su turno de ser una hermana mayor, y que las hermanas mayores debían proteger a sus hermanitas. Desde entonces la pequeña Lisa se ha tomado muy enserio aquella tarea con respecto a Lily, no solo la cuida y la vigila, ha sido capaz incluso de priorizarla sobre sus extraños experimentos, después de todo hace tiempo que Lisa retiro la mayoría de los equipos que consideraba peligrosos de la habitación, limitándose únicamente a usarla como dormitorio y zona de trabajo administrativo. Claro, Lisa también consiguió aquel gusto por pasar tiempo con Lily, jugando con ella a solas, creyendo infantilmente que le resto de sus hermanas no saben de eso, aunque ninguna le diría nada, Lisa lo dirá por si misma cuando este lista.
Aquella primer anoche también pudo hablar con Lori mucho más de lo que normalmente lo hacía en casa y, muy a su pesar, pudo notar lo mayores que se veían ahora las gemelas en comparación a como las recordaba. Tener una familia tan grande sin lugar a dudas generaba esa sensación de que el tiempo va más rápido de lo que debería y hace que los buenos momentos parezcan perderse. Pero aun cuando Luan, con todo su cariño y presunción, se dedico a amenizar la noche para la familia, Luna aun sentía una molestia en su pecho, o quizá era en su estomago, daba igual, ella entendía que no era algo físico realmente, era algo emocional que estaba causándole esos problemas. Al momento de estar recostada junto a todas sus hermanas en el suelo del recibidor, en aquella bonita cabaña la cual su tía Ruth les ofrecía cada cierto tiempo para reuniones como esa, Luna se sintió bastante agobiada. Ya era bastante tarde, seguramente era de madrugada, pero Luna no podía dormir, a su derecha estaba su hermanita especial, su copito de nieve como a veces le gustaba decirle, verla la ponía feliz ciertamente pues quería bastante a esa pequeña, razón por la cual no podía apartar la mirada de ella mientras dormía, pero mantener aquella mirada fija también la afligía, después de todo esa noche solo estaba uno de sus copitos de nieve. Lincoln, el único varón resultante del amor entre sus padres, no estaba en esa cabaña, el se había quedado atrás, en casa, solo. Aquello estrujaba mucho el corazón de Luna, quien realmente no sabía si su hermano estaría bien, aun era un niño después de todo, dejarlo solo le parecía una mala idea. Pero tampoco podría hacer algo al respecto, por lo que Lori y el resto dijeron, parece ser que él decidió quedarse solo en casa, seguramente estaba tratando de alejarse de ellas nuevamente. No podía culparlo si ese era el caso.
Con un nudo en el estomago y una fuerte sensación de culpa y algo de miedo por lo que estaría pensando su hermano menor, estando solo en casa, Luna tomo la sudadera que había llevado y salió de la cabaña tan sigilosamente como pudo. El Lago estaba a unas decenas de metros de la cabaña, por lo que confiada de no perderse en la oscuridad de la noche, y sabiendo que en la zona no había animales más peligrosos que quizá algún mapache, fue hasta la orilla de aquel cristalino lugar. No podía apreciarse demasiado ya que debido a la época del año, unas grandes nubes estaban ocultando el brillo de aquel cuerpo celeste que era su homónimo. El frio golpeaba con fuerza sus descubiertos pies y quemaba un poco su nariz al respirar, además que la cercanía al cuerpo de agua hacia que las ocasionales ráfagas de viento se sintieran algo húmedas e incomodas, pero al menos la vista era encantadora. Luna podría decir que aquella hermosa vista era incluso romántica y una buena inspiración para escribir alguna canción de amor, quizá alguna de desamor, pero lo cierto es que ella no podía concentrarse en hacer algo así en ese momento. Dejo la cabaña no por su incapacidad para conciliar el sueño, después de todo estaba más cómoda compartiendo calor con sus hermanas, lo hizo porque sabía que en cualquier momento podría comenzar a llorar. Ella estaba en esa cabaña, muy cercana a un hermoso lago, con unas vistas excepcionales, había disfrutado de una deliciosa cena llena de proteínas y de un postre dulce y bastante amargo también, conviviendo con sus padres y pasando tiempo con sus hermanas, especialmente con las menores a quienes menos frecuentaba. Y era solo la primera noche, aun faltaba una noche más y dos mañanas, sería un fin de semana hermoso. Al menos para los que estaban presentes.
Lincoln estaría solo en casa, lejos de ellos y sin la supervisión de nadie. Y todo era su culpa. Ella aun podía recordar con mucho cariño y nostalgia el día que sus padres llevaron a casa a sus dos hermanitos gemelos. Un niño y una niña. Para Luna fue amor a primera vista, era el primer hermanito que tenían, al final fue también el único, y Luna siempre pensó que él era especial, no solo por lo peculiar de su lindo cabello sino porque era el único niño de la casa. Tan pequeño y frágil, igual a su hermanita, ambos unos pequeños copos de nieve que no podían evitar lucir increíblemente lindos. Su madre estaba, al igual que Luna, completamente enamorada de su bebé varón, para ella sería su pequeño caballerito, el cual cuidaría de sus hermanas cuando creciera, tanto de las mayores, como de las que eventualmente llegarían. Luna amaba esa idea, desde que la escucho de boca de su madre no fue capaz de sacarla de su cabeza, el pequeño Lincoln algún día seria un pequeño caballerito que se encargaría de cuidarla y quererla. Aquello fue así, de hecho fue incluso más lindo y hermoso de lo que esperaba, desde muy pequeño Lincoln se dedico tanto como pudo para ayudarla, tanto a ella como a sus hermanas, se desvivía por ellas y de alguna manera que para Luna era inconcebible, el lograba repartir su tiempo entre todas en contra de toda lógica y entendimiento del tiempo. Era por eso que Luna trataba de consentir a su caballerito cada vez que tenía oportunidad, pasar tiempo con él, lo usaba como su musa, le demostraba cuanto lo quería en cada oportunidad.
Pero Lincoln cambio, muy rápidamente y sin aviso de lo que sucedía. Luna trato de ser un apoyo para él, pero nada funciono, su pequeño caballerito se había convertido en un niño abusivo y que no hacía otra cosa que estar enojado y molestando a todas sus hermanas diciéndoles cosas horribles. Para cuando Luna entendió a plenitud aquello que afligía a Lincoln y lo hacía actuar de esa manera, era ya demasiado tarde, el lindo caballerito que tanto quería había vuelto a cambiar, ya no era el amable niño con una hermosa y afable sonrisa que estaba dispuesto a ayudarla tanto a ella como a todas sus hermanas, tampoco era más aquel niño serio y respondón, que estando siempre enojado, solo se limitaba a decir cosas horribles de todos y de todo. Ahora era un niño tímido, callado, susceptible a cualquier cosa y temeroso de todos. Su lindo copito de nieve no solo había desaparecido una vez, lo hizo dos veces, y en su lugar quedo un despojo de lo que alguna vez fue ese hermoso hermanito. Aun así Luna lo amaba, podía entender que Lincoln se sintiera tan mal después de todo lo que paso, estaba dispuesta a ayudarlo y quererlo a pesar de todo, aun si el lentamente trataba de alejarse de todos, lamentablemente termino siendo presa de sus hermanas. Cuando las cosas ya iban mal para el pobre Lincoln ocurrió el incidente en su habitación compartida y Lori simplemente pensó que la solución era sacarlo de ahí, tendría que tener una habitación propia, alejado de las niñas. Luna pensó realmente que aquello era algo bueno, por eso apoyo a su hermana mayor, pues era ya momento de que el durmiera solo, tomando en cuenta aquel incidente. Pero estando ya lejos de todas por su sentimiento de culpa y por su nueva actitud que tendía a escapar de los enfrentamientos, aquel cambio simplemente término por marginarlo más de la familia, y el colmo fue cuando Lori decidió darle aquel escarmiento por alejarse de ellas cada vez más. Al final todas las hermanas cayeron en aquella tonta conducta dirigida a Lincoln, y sin darse cuenta, Luna había traicionado a su pobre hermano menor, aquel que ella aseguro que protegería mientras era pequeño, para que al crecer, sea él quien cuide de ella.
La distancia hacia la cabaña era notable, pero el silencio en aquel lugar la hacía dudar. Quería llorar a todo pulmón al recordar aquello, pero si lo hacía podría ser que alguien la escuchara hacerlo. Aquella poderosa voz que todos amaban de ella, con ese hermoso timbre y color tan cálido, en ese momento se descompuso por completo, no había ritmo, tono, cadencia ni resonancia, solo un chillido ahogado que demostraba lo mal que se sentía en ese momento, y lo mucho que se arrepentía por no ser capaz de cuidar la hermosa sonrisa que alguna vez tuvo su hermano menor.
Verde Inexpugnable
Después de despedir a su colega y agradecer por su pronta visita y su acertado diagnostico, la pequeña niña de cabello castaño y muy desarreglado entro nuevamente a casa. En verdad apreciaba que aquel hombre no solo asistiera a su llamado de manera tan rápida sino que de hecho mostrara preocupación por ella e incluso utilizara aquella ambulancia para ofrecer el traslado, tanto de ida, como de regreso del hospital para su aquel que era su hermano mayor, claro, acompañado de ambos padres, Lori y ella misma. Como siempre, aquella que era su familia, mostraba no ser capaz de hacer las cosas de manera tranquila, viajando todos en aquella ambulancia reaccionando de manera algo exagerada ante los pocos preocupantes golpes que presentaba el espécimen masculino.
Se mantuvo cerca de la entrada de la casa hasta que vio aquel vehículo desaparecer en la distancia, aunque ella no era capaz de verlo y tampoco de sentirlo, una suave sonrisa se mantenía en su rostro. Volvió a entrar a casa y para su poca paciencia, quienes la recibieron eran sus hermanas mayores gemelas quienes, como siempre, parecían estar juntas en todo momento. Podía entender perfectamente porque es que ellas discutían tanto, después de todo estar siempre con alguien debe colmar la paciencia de manera exorbitante. Ambas la veían sonrientes y la primera en hablar fue la gemela menor.
—Así que ese es tu novio— comento la rubia vestida de color rosa, con un tono pedante en su voz—, es muy… de tu tipo. ¿Piensas presentarlo a la familia pronto?
—El doctor Roy no esh mi novio— respondió Lisa, rodando los ojos de manera vistosa, tratando de expresar su molestia no solo de manera audible a través de su voz, sino también de manera visual al usar aquel gesto—, esh mi colega, pueden ahorrarshe shush bromash al reshpecto— continuo la niña, caminando hacia las escaleras.
—Deberías hacerlo pronto— continuo la niña del vestido rosa, con una sonrisa aun mayor en su rostro—, aquel hombre parece tener poco tiempo restante, mamá y papá deberían conocerlo cuanto antes. Podría irse en cualquier momento.
—Ambash unidadesh parentalesh conossen muy bien al doctor Roy— respondió Lisa, deteniéndose en medio de las escaleras para voltear a ver directamente a las gemelas—, shaben que esh mi colega y, por mucho que me incomode admitirlo, shigo shiendo una unidad infantil aun muy pequeña, ellosh eshtán al tanto de todash y cada una de mish interacssionesh. Shin essepción.
—Como sea, solo procura no darnos sobrinos tan pronto.
Las gemelas salieron corriendo después de eso, tomadas de la mano y riendo entre ellas de manera descarada. Lisa no dijo nada, tampoco expreso alguna emoción, simplemente continuo su camino a la planta alta, en dirección a su habitación, aunque tomando en cuenta que estaba de paso, quizá podría intentar ver el estado del peliblanco, aunque no es que aquello la preocupara mucho, sabía perfectamente que su estado lucia mucho peor de lo que realmente era. Además, aunque no lo admitiría en voz alta, aquellas heridas la intimidaban un poco. Aunque aquello no pudo ser, al acercarse a su habitación, del fondo del pasillo, a través de la puerta, sus padres aparecieron, ambos se veían algo compungidos, especialmente su madre, pero decidió no preguntar al respecto, solo asintió a su padre cuando le dijo que más tarde haría la cena, por lo que debía esperar un poco más para alimentarse.
Entro en su habitación y su hermanita bebé estaba ya ahí, esperando por ella en su cuna. Tenía sentido, seguramente fue su madre quien la puso ahí cuando subió, por lo que se acerco a la cuna, y usando aquel banquillo infantil que le pertenecía, se asomo por arriba de la baranda para saludar a Lily. Cuando la bebé al fin consiguió ponerse de pie, entre mucho esfuerzo debido a sus claras carencias de coordinación, Lisa le pregunto de manera discreta si es que podía compartir con ella una de sus papillas. Después de todo Lisa era aun muy pequeña y brincarse una comida era más de lo que podía soportar. La bebé asintió ante aquello y en la mente de Lisa volvió la idea de que quizá Lily si la entendía después de todo. Sabía perfectamente que aquello era imposible debido a la amnesia infantil propia de los bebés, pero las conductas que a veces mostraba aquella bebé la hacían dudar. Antes de bajar de aquel banquillo, Lisa se asomo nuevamente por encima de la barandilla y le pregunto a Lily si ella quería uno también, pero la bebé solo se limito a verla fijamente, aquello sin duda era una respuesta negativa, al menos en las observaciones que había hecho Lisa de su hermanita, eso era lo que significaba esa conducta. Camino hasta la cómoda junto a la cuna de Lily y de uno de los cajones, saco una de las numerosas papillas envasadas que ahí guardaban sus padres en caso de que Lisa las necesitara. Claro está, aquellos envases estaban destinados a Lily, pero ocasionalmente Lisa le pedía uno o dos a su hermanita para reponer algo de azúcar en sangre después de periodos largos de estudio.
Cuando termino camino discretamente hasta la puerta de la habitación y se asomo al pasillo, ya que Lily dormía ahí, no le permitían cerrar su habitación a menos que fuera a dormir, para que la familia estuviera atenta a cualquier percance que tanto la bebé como ella pudieran tener. Claro, también estaba el hecho de que la familia aun dudaba de Lisa y sus experimentos, por lo que mantener la puerta abierta les aseguraba que no haría nada, aunque hacía tiempo que Lisa movió su laboratorio al sótano de la casa, no había forma de que mantuviera aquellos objetos y sustancias peligrosas en el mismo lugar que dormía Lily, debía cuidarla y protegerla, no exponerla al peligro. Cuando vio el pasillo despejado, silenciosamente cerró la puerta de la habitación y después fue una vez más hasta la cómoda de su hermana bebé, de donde saco algunos juguetes que le pertenecían. Los coloco en el suelo y con mucho cuidado quito los seguros a la barandilla de la cuna, para permitir que su hermana bebé pudiera salir sin problemas.
—Hermana menor, Lily— dijo Lisa, parándose firme y colocando sus manos detrás de ella, mientras con su mirada guiaba a la pequeña a mirar hacia el suelo— ¿te gushtaria jugar un poco conmigo mientrash eshperamosh la ssena?
La pequeña bebé no dijo nada, como era natural, pero bajo apresuradamente de su cuna con la intención de tomar algunos de sus juguetes. A Lisa no le gustaba admitir que disfrutaba de aquellos momentos con su hermanita, no porque le avergonzara que la vieran con la bebé sino porque había pasado mucho tiempo tratando de que la vean como un adulto, así que mostrar esa faceta suya podría arruinar todo. Aunque pasar aquellos momentos con Lily cada día la convencía más de que no estaba mal ser vista como una niña pequeña, de hecho ella lo era, nadie debería tener problemas con verla jugar, dormir siestas, tener ocasionales accidentes por la falta de control en su esfínter o simplemente llorar tanto de frustración como de alegría. Pero el entorno en que solía desempeñarse era tan dispar que en general le costaba mucho asentarse, especialmente porque los adultos que conocía, todos sin excepción alguna, esperaban mucho de ella, sabían tanto como ella que su intelecto estaba en un nivel sin precedentes y por lo tanto ahora la pequeña niña tenía la responsabilidad moral de atender a las expectativas de todos. Al menos de eso termino convencida Lisa, quien para su infortunio tenia colegas con mentalidades poco ortodoxas y algo toxicas.
Como cada noche, al terminar la cena, la familia Loud se proponía a comenzar la sobremesa, guiada por los padres de la familia, quienes hacia un tiempo tomaron la decisión de hacer aquello algo habitual. Eran una familia muy grande y pasar tiempo con todos los integrantes era algo mas allá de las posibilidades de cualquiera de los miembros, o al menos de la mayoría, por lo que Rita propuso que al terminar la cena, algunas veces incluso durante la misma, preguntarían a sus hijas sobre su día y tratarían de hacerse sentir presentes en la vida de ellas. Era algo sencillo, alguien tomaba la palabra para hablar sobre su día o sobre algo que planee hacer en el futuro y de manera natural el resto de hermanas tomaban el relevo. No había ningún tipo de intención formal en aquello, solo motivar la convivencia y brindar algo de confianza en las hijas haciéndoles saber que sus padres están interesados en ellas. Algunas veces todas tenían algo que decir, en otras ocasiones había algunas que simplemente no querían decir nada, pero lo importante era únicamente pasar un buen rato como familia.
Lisa, como era su costumbre, al terminar de comer aviso a su madre que iría a ver a Lily, la pequeña bebé no asistía a la cena pues era su hora de la siesta. Rita sabía que Lily no despertaría y tenía confianza en que si lo hacía sería incapaz de bajar de su cuna y ponerse en peligro, pero la pequeña genio era mucho más aprensiva con aquel tema. En algunos aspectos, Lisa se había vuelto algo sobre protectora con su hermanita, pero Rita no le daba mucha importancia, era algo lindo de parte de la niña que fingía no tener emociones humanas, y la valoración del psicólogo le dejo claro que a pesar de ser un apego que la pequeña tenia, era uno sano y propio de su edad, por lo que nuevamente asintió a lo que su segunda hija menor dijo, sin detenerla, pero prestando mucha atención a como subía las escaleras. Lisa aun era pequeña y debía preocuparse por ella después de todo.
Dando sus pequeños pasos, Lisa subió la escalera de manera cuidadosa, aquellos peldaños eran aun un poco altos para ella y debía evitar accidentes, pero aquel cuidado no solo hacía que sus pasos fueran lentos y firmes, sino también silenciosos, lo suficiente como para que no fuera fácil escucharla subir por lo visto. Cuando estuvo arriba del todo y miro en dirección a su habitación, a solo un par de metros estaba Lincoln, pero él no fue capaz de notarla. El chico tenia medio cuerpo asomado por la puerta del cuarto de las dos menores de la casa, sujetándose de la pared, manteniendo su lastimado pie en el aire tratando de no recargarlo y balanceándose de una forma algo precaria para mantener su equilibrio mientras daba la espalda a la pequeña castaña. Lisa no lo pensó mucho, estaba dispuesta a reclamarle al chico aquella invasión de privacidad en su lugar de reposo, pero antes de poder emitir palabra alguna, el chico comenzó a dar algunos saltos pequeños y algo suaves con la intención de entrar en la habitación, aun sin percatarse de la presencia de la niña tras él. Lisa sabía perfectamente que Lincoln no representaba ninguna amenaza para Lily, o para nadie más de la familia, pero aquel comportamiento era poco común, quizá atípico, o para ser más preciso extraño y sin precedentes. Jamás lo había visto actuar de aquella manera, tratando de ser sigiloso para invadir la habitación de sus hermanas, al menos no tenia registro de ello en las grabaciones que sus cámaras colocadas dentro de la casa habían generado. Algo sucedía y su curiosidad le decía que debía verlo antes que interrumpirlo. De manera discreta se acerco hasta la entrada de su habitación y miro a través de ella, sin tener idea de que es lo que se toparía, pero con mucha expectativa por ello.
La imagen frente a ella le era extraña, pero de una forma agradable. Aun levantando su lastimado pie y conservando el equilibrio, Lincoln estaba recargado sobre la cuna de la bebé, tenia uno de sus brazos extendido para poder acariciar la cabeza de la infante mientras la veía fijamente con una gran sonrisa en su rostro, aunque sus ojos estaban llenos de lagrimas, a punto de comenzar a llorar. La pequeña se sintió muy contrariada con lo que veía, pero por un momento no hizo nada, solo observo al chico que parecía mantener la calma mientras las lagrimas se apelmazaban en sus ojos amenazando con caer en cualquier momento.
—Unidad fraterna mashculina— dijo Lisa, después de aclarar su garganta y mostrándose firme en la entrada de la habitación, con su rostro serio y sus manos detrás de ella.
La impresión que recibió hizo a Lincoln dar un pequeño grito al mismo tiempo que perdía el equilibrio y caía de lleno sobre su trasero consiguiendo con mucho esfuerzo evitar que su pie se lastimara de nuevo y también soltando de golpe todas aquellas lagrimas que hasta el momento había contenido en sus parpados.
—¡Ah!— exclamo Lincoln al aterrizar en el suelo— ¿Lisa? ¿Qué haces aquí?
—Eshta esh mi habitassión— respondió la castaña—, no veo cual esh la shorpresha en que me veash aquí. Por otra parte, tu preshenssia aquí shi esh algo que cueshtionar, unidad fraternal mashculina.
—Yo solo— Lincoln trato de articular palabras, pero el susto y la situación lo habían dejado algo desprendido de sí mismo—, pues, yo no, es solo…
—Shilenssio— dijo la castaña, acercándose hasta la cuna de la mas pequeña—, esh bashtante moleshto escucharte de esha forma. Tranquilishate primero y deshpuesh podrash explicarme que esh lo que shussedia aquí.
Lincoln se tranquilizo dando algunos suspiros lentos y pesados, consiguiendo con ello normalizar su pulso y recuperando la calma.
—Yo solo quería ver a Lily. Hace mucho tiempo que no podía estar cerca de ella.
—¿Shabesh lo que haría mi hermana mayor shi she entera de que eshtuvishte aquí, con Lily?— pregunto Lisa, mientras acomodaba su banquillo para subir y ver a su hermanita sobre la barandilla.
—Claro que lo se— respondió Lincoln, buscando una forma de ponerse de pie sin lastimarse—, por favor no le digas que estuve aquí.
—No planeo hasserlo, no gano ni pierdo nada con esho. Sholo trataba de advertirte que debesh sher mucho mash cuidadosho. A diferenssia del reshto, yo she perfectamente que no sheriash capash de lashtimar a mi hermana menor.
Lincoln se puso de pie con mucho esfuerzo usando como apoyo la cómoda que estaba junto a la cuna, en seguida se limpio el rostro, tratando de ocultar sus lágrimas derramadas y se encamino a su cuarto, tratando de no causarle más problemas a su hermana menor.
>>No tengo ningún problema o queja shi lo que quieresh esh ver a Lily, ya he aprendido el valor que tiene la familia y creo que no esh mala idea que puedash verla. Podría sher benefishiosho inclusho para ella. Pero si planeash hasserlo de nuevo, te pido encarecidamente que lo hagash con mi conshentimiento. Odio que lash pershonash entren en mi habitassión shin mi permisho. Aun shi esh mi propia familia.
Lincoln sonrió un poco ante aquello, su hermana menor le había dejado abierta la posibilidad de ver a Lily una vez más de cerca, y no solo eso, la bebé parecía haber despertado en algún momento y desde la cuna, le dedicaba una hermosa sonrisa infantil y algo llena de saliva. Lisa, por otra parte, al ver aquella reacción en el chico no atino más que levantar su ceja de manera inquisitiva.