Quiero tus sonrisas en un frasco,
Listas para usar cuando
No quede nada más que hacer.
Con algunas preocupaciones en mente, Lincoln terminaba de asearse esa mañana de la misma forma que el día anterior, sentado en la tina del baño, con su cuerpo sumergido en agua templada y usando aquel jabón líquido que despedía un olor tan agradable. Fue Lori quien le preparo aquel agradable baño nuevamente, esta vez incluso Leni le ayudo. Era tan agradable poder usar agua que no estuviera fría o helada para asearse, no debía preocuparse por contener la respiración ni por tratar de aguantar los espasmos. Ojalá pudiera repetir eso de ahora en adelante, eso es lo que quería, pero no lo que pretendía.
Era miércoles, y aunque aun era temprano, en la mente del chico peliblanco estaba una duda que le hacía sentir algo de ansiedad. Con algo de miedo, mucha vergüenza y también cierto nerviosismo, el chico debió pedirle un favor a su gemela, la cual, como era costumbre no le respondió en absoluto usando su voz, pero aun así accedió a ello. A Lincoln aún le cosquilleaba un poco el estomago de recordar como su hermana asintió de manera positiva ante su petición y de hecho le mostro una pequeña pero notable sonrisa. Lo que le pidió no era tan complicado después de todo, era algo más bien simple, solo debía pasar un mensaje a unas compañeras del peliblanco. Él lo habría hecho por sí mismo, pero su teléfono ya no funcionaba, y aun si el aparato siguiera intacto, lo cierto es que Lincoln no pidió el número de contacto a sus compañeras el día que se juntaron y organizaron para acordar su reunión. En su escuela había una regla dictada por el consejo escolar, la cual prohibía a familiares estar en la misma aula, y aunque fue pensada para evitar que algún profesor diera clases a alguno de sus hijos o sobrinos, y con ello propiciara algún tipo de favoritismo, dicha regla al final termino aplicándose de forma absoluta. En consecuencia ninguno de los hermanos Loud podía compartir clase, en específico los dos pares de gemelos, por lo que Lincoln debió pedirle a su hermana que vaya hasta su aula y busque a las tres chicas que son parte de su equipo en aquel trabajo escolar que la profesora nueva organizó. No tenía idea de cuáles eran sus apellidos, por lo que solo dijo sus nombres; Stella, Cookie y Mindy, y la intención era simplemente hacerles saber que estaba en aquel estado indispuesto.
Lincoln no quería ser una carga para aquellas chicas, por lo que su plan era mencionarles que podían sacarlo del equipo para que su falta de participación no afecte sus notas, pero no tuvo el valor de decirle todo eso a su hermana. Le pidió que les diera aviso de su accidente y nada más. Esperaba que eso fuera suficiente. También quería hablar con su hermana menor Lisa, había un par de cosas importantes que debía decirle, la primera sin lugar a dudas era agradecerle por su ayuda, esa mañana, antes de que saliera junto al resto rumbo a clases, se acercó a él y sin decirle mucho al respecto, le entrego unas muletas para que pudiera desplazarse con mayor facilidad por la casa, así como también le dio un pequeño arnés que le ayudaría a mantener su pie elevado cuando estuviera acostado. Aún debía armarlo pero no creía que eso fuera a ser muy difícil, después de todo, su hermana menor le dijo con cierto énfasis que incluso alguien como él podría conseguirlo con poco esfuerzo. Pero aun más importante que eso, quería hablar con ella sobre lo que dijo el día anterior sobre Lily. ¿En verdad podría pasar tiempo con ella? Si ese era el caso, Lincoln podría sentirse feliz sin lugar a dudas, hacia tanto tiempo que no veía a su pequeña hermanita bebé que comenzaba a temer que ella creciera sin poder recordarlo.
Cuando terminó de asearse, salió de la bañera y seco su cuerpo como en su rutina normal solía hacerlo, incluyendo también el secado de su férula plástica, la cual debía manipular con mucho cuidado pues aun temía causarse dolor si movía mucho su pie. Al terminar se puso de pie ayudado de la muleta que metió consigo al baño, era solo una de las dos, pues no quería que ambas le dificultaran pasar por la puerta, por eso dejo la segunda en la entrada al baño, de esa forma podría tomarla al salir y desplazarse con más soltura por el pasillo. Tomo sus cosas las cuales metió en una pequeña bolsa plástica para poder llevarlas con mucha más comodidad y abrió la puerta del baño para poder salir, tratando de no tropezar por culpa de su inexperiencia al usar aquellos lujosos bastones, especialmente cuando usaba ambos. Pero justo cuando estaba recargando su axila sobre la muleta, de la habitación cercana salió Leni ofreciéndose a ayudarlo, con Lori detrás de ella únicamente vigilando. Lincoln apreciaba mucho la ayuda y cariño que su hermana "especial" solía darle, pero lo cierto es que ella solía ser más un estorbo que una ayuda cuando trataba de ser útil, al menos así lo era con el uso de aquellas muletas, desde temprano en la mañana había estado tratando de ayudarlo con todo y la verdad es que era muy poco lo que conseguía. Pero de ninguna manera Lincoln se negaría a recibir ayuda de su hermana mayor, la quería mucho para herir sus sentimientos y también apreciaba aquellos gestos de parte de ella.
Lincoln pretendía simplemente ir a su cuarto y permanecer en ese lugar tratando de encontrar la manera de no aburrirse o abrumarse, como era normal, pero su hermana mayor era alguien que cuando quería algo solía portarse de una forma algo necia, por lo que al final el peliblanco aceptó su propuesta de bajar a ver la televisión con ella. Una vez mas Leni no pensaba mucho en sus acciones, por lo que no pensó en cómo es que su hermano menor bajaría aquella escalera, pero afortunadamente no hubo problemas con ello. El chico simplemente se sentó sobre los peldaños manteniendo su pie lastimado alzado y bajó sentado por cada peldaño. Ya estando abajo fue bastante moralizador para el peliblanco estar sentado frente al televisor, no le interesaba el programa que estaba pasando el aparato ni tampoco lo que se digiera en el, aquello que lo llenaba de una sensación agradable era estar junto a su hermana Leni y que esta tuviera en su regazo a la bebé de la casa. La pequeña Lily no dejaba de verlo, le ponía mucha atención y en ningún momento dejaba de sonreír, era una bebé muy alegre y aunque era obvio que aun tenía cierta duda ante la presencia de Lincoln, el estar cerca de sus hermanas Lori y especialmente Leni, hacían que la pequeña se explayara con mucha facilidad.
—¿Te duele mucho?— pregunto Leni, acercando un poco su rostro al oído de Lincoln, siendo bastante evidente al hacerlo, pero pensando que era bastante discreta.
—Estoy bien Leni— respondió Lincoln, también en voz baja y tratando de mantener la ilusión de su hermana, quien creía que Lori no había notado lo que hacía—. El ojo aun me duele un poco, y el pie me duele también, pero con la medicina que me dio el médico no es para tanto. Lisa dijo que en un par de días voy a poder usar mi pie de nuevo.
—Pobrecito. La próxima vez debes tener más cuidado Linky, no deberías ir al bosque tu solo, es peligroso.
—Lo sé Leni— respondió Lincoln, algo apenado—, lamento mucho haberte preocupado. Pero puedes estar tranquila, dentro de poco todo va a mejorar.
—¿En serio?— pregunto Leni algo confundida— ¿Cómo?
—No importa, solo debes estar tranquila Leni. Voy a estar bien. No volveré a tener un accidente como este. Te lo prometo.
—Esta bien Linky, solo cuídate. Nos hiciste preocupar mucho ¿sabes?
Lincoln se quedo en silencio por un momento tras escuchar aquello, lo tomó por sorpresa, pero también descarto la idea rápidamente, lo que dijo su hermana era algo muy amable, pero no podía creerlo del todo.
—Leni… yo lo voy a intentar. Pero no sé si pueda cumplirlo.
—Promételo Linky— Leni hablo seria—, promete que vas a cuidarte y no iras al bosque de nuevo— Leni entonces levanto a su hermana bebé y la puso justo frente a Lincoln—. Prométeselo a Lily, ella también estaba preocupada por ti.
"Lo dudo mucho." pensó Lincoln "Seguramente Lily no debe saber quién soy, es una bebé y solo me ha visto algunas veces." Pese a eso, ver a su hermana más pequeña frente a él, sonriéndole una vez mas lo puso de buen humor, dejaría lo que pase más adelante para su Yo del futuro, por ahora no haría daño decirle a Leni que nada malo pasaría de nuevo. Mantenerla tranquila era lo mejor, al igual que Lily, ella no albergaba maldad dentro de ella y su ignorancia la hacía vivir en un pequeño mundo de conveniencias, Lincoln no quería ser quien rompa aquella hermosa burbuja en la que su hermana vivía.
***
Para el almuerzo, una vez mas Leni estaba tratando de mantener a Lincoln de buen humor, atendiéndolo en la medida de sus posibilidades, aunque también debía atender a su pequeña hermana menor. Él, tan correctamente como podía, se desplazaba por la casa usando aquellas muletas las cuales sentía eran un poco altas para su estatura, pero que pese a ello le permitían desplazarse con mucha más facilidad y menos riesgo que solo dando saltos mientras se recargaba sobre la pared. Seguido de cerca por su hermana especial, la cual llevaba en brazos a la hermana más pequeña, Lincoln fue hasta el comedor una vez que Lori los llamó para el almuerzo. Era la primera vez en ese día que su hermana mayor le hablaba, o al menos se refería a él de alguna manera, aunque con muchas fallas, era su hermana especial quien se había esforzado por atenderlo, más temprano ese día incluso ayudo a Lori preparando la bañera para él y a pesar de que tenía a su cargo a Lily, no dejaba de atender a Lincoln. Aquello lo hacía sentir un poco culpable debido a la gran cantidad de esfuerzo que hacia Leni por atender a dos de sus hermanos, pero le permitía ayudar pues ella se veía feliz de hacerlo.
Con ayuda de Leni, Lincoln encontró una forma sencilla de sentarse en su asiento frente a la mesa, aquel que siempre usaba para sus cenas acompañado de su gemela, aquel asiento que su hermana siempre le obligaba a tomar en realidad. Una vez acomodado, su hermana especial fue hasta uno de los rincones del comedor para tomar la silla de bebés de su hermanita y acomodarla frente a la mesa, pues ella también almorzaría ya que no parecía tener sueño, dejando a Lily en su puesto para tratar después de ayudar a Lori, quien cocinaba. Calentó uno de los biberones que Lori había preparado más temprano y se lo dio a Lily, también acercando a ella una papilla la cual le daría de comer solo en caso que la leche no le produjera sueño. Cuando Lori al fin sirvió aquel modesto almuerzo, Leni tomó el lugar junto a Lincoln, estaba feliz de pasar tiempo con su hermano menor, mas aún porque Lori no la estaba regañando por eso, incluso pudo platicar con él mientras comían, ella estaba emocionada por contarle al fin tantas cosas que le habían pasado.
Lincoln la miraba detenidamente y ponía toda su atención en cada palabra que salía de su boca, estaba muy feliz de lo que escuchaba. Sabía que Leni era una chica especial y que seguramente nunca tendría una vida normal, pero se sentía feliz de ver que a pesar de todo ella había conseguido cierto grado de independencia. Podía cuidarse a sí misma sin problemas e incluso podía cuidar de Lily teniendo plena confianza de sus padres, por lo que no dudaban de sus habilidades para ello. Sabía que en la escuela ella no tenía mucho futuro pues asistía a clases únicamente en calidad de "oyente" debido a que la preparatoria estaba ya muy por encima de sus habilidades cognitivas, pero estar ahí le permitía seguir creando y manteniendo lazos afectivos con otras personas y ayudándole a mejorar sus habilidades sociales, las cuales estaban muy limitadas fuera de su entorno familiar. También tenía su extraordinario talento artístico el cual aún a la fecha estaba dándole algunos reconocimientos gracias a que sus padres solían compartir el arte de su hija. Y aunque Leni gustaba principalmente de hacer dibujos o pinturas relacionadas a escenarios mundanos y enfocándose mucho en la apariencia y vestimenta de aquellos a quienes pintaba, había conseguido que sus pinturas fueran vistas con buenos ojos por la mayoría de personas. Especialmente por algunas figuras del modelaje quienes de vez en cuando ofrecían comprar sus pinturas con los derechos totales para poder imitar los diseños que Leni plasmaba en ellos.
Al terminar de comer, Leni nuevamente se puso en marcha, quería ser de ayuda, por lo que se tomo la tarea de levantar los trastes sucios y llevarlos a la cocina. Decidió no lavarlos puesto que aún debía atender a Lily, quien parecía estar ya cerca de quedarse dormida, por lo que puso todo en el lavaplatos y regresó al comedor para atender a su hermanita. Con mucho cuidado la tomo en brazos y subió a su cuarto para ponerla a dormir en su cuna, aquello le tomo solo un par de minutos a la rubia, pero fue suficiente para crear un ambiente enrarecido en el comedor. Una vez más Lincoln estaba en su asiento en el comedor, acompañado de una de sus hermanas, en completo silencio mientras ella revisaba su teléfono y sin que hubiera ningún tipo de interacción entre ellos. Claro, esta vez fue algo diferente, no era de noche y aquella con quien compartía ese incomodo momento no era su gemela sino su hermana mayor, aquella que no suele hablar directamente con él y que cuando se refieren lo hace de manera grosera o despectiva. La expectación del peliblanco era mucha y la incomodidad era incluso mayor, pero esta vez huir no era una opción viable, después de todo aquellas muletas eran difíciles de controlar y subir las escaleras con ellas seria lento, incomodo y, si lo hacía solo, seguramente sería también algo peligroso.
Leni regresó pronto al comedor y con mucho ánimo le pidió a Lincoln que pasara el tiempo con ella, quería que vieran televisión o quizá platicar un poco, debía aprovechar esta oportunidad en la que Lori no parecía molesta. Leni amaba a su hermana mayor, pero aún así le molestaba lo fácil que era verla cambiar de humor, especialmente cuando se enojaba. Lincoln fue incapaz de negarse a su hermana especial y junto a ella, volvió al sofá frente al televisor de la sala de estar, donde Leni puso un programa al azar el cual no se molestó siquiera en ver, estaba más concentrada en hablar con Lincoln. Había bajado junto con ella algunos de sus dibujos para mostrárselos a su hermano menor y Lincoln quedo impresionado con ellos. Podía recordar con mucha precisión los antiguos dibujos que Leni hacia cuando eran más pequeños, la mayoría de las veces sin mucho color, únicamente con detalles notables en las vestimentas de las personas que dibujaba en primer plano y con fondos que carecían de nitidez, como si estuvieran vistos a través de un cristal sucio. Pese a ello, los dibujos tenían algo que los hacía ver muy elegantes y también realistas a pesar de lo mal dibujados que eran los cuerpos por Leni, quien parecía no entender bien las proporciones humanas. Pero los dibujos más recientes eran totalmente diferentes, en muy poco tiempo parece que Leni mejoró su técnica de manera impresionante. ¿Acaso sus padres la han estado llevando a clases de arte? No tenía la menor idea, pero Lincoln estaba feliz por ver el progreso que su hermana mayor tenia, ella incluso mencionó como de vez en cuando había gente que le pagaba para tener sus dibujos. Lincoln abrió sus ojos muy sorprendido ante aquello, estuvo tentado a preguntarle a Lori sobre eso, pero prefirió no molestarla, confiaba en que lo que su hermana especial decía era cierto, su pecho se inflo tanto de orgullo como de felicidad. Para Lincoln siempre fue una preocupación y un misterio el futuro que su hermana especial tendría, especialmente porque sabía las dificultades a las que se enfrentaba, pero si en verdad había gente que comenzaba a comprar sus obras de arte, existía una pequeña, muy pequeña, posibilidad de que aquella actividad que Leni usaba para mitigar su estrés terminara por convertirse en una buena forma de conseguir algo de dinero, al menos el necesario para ayudar a quien sea que decida cuidar de ella en el futuro.
Hasta hace no mucho Lincoln fantaseaba con ser el mismo quien cuidara de Leni. Terminar la escuela básica y después ir a la universidad, daba igual que carrera eligiera siempre y cuando le diera un trabajo estable al terminarla, aunque su sueño era ser dibujante o guionista, estando inspirado por aquellos comics y películas que tanto le gustaban. Daría su mayor esfuerzo y conseguiría notas impecables en sus estudios, saliendo con honores de su escuela y con ello consiguiendo un trabajo estable y bien pagado de inmediato. Quizá le tomaría un tiempo, pero en su mente un año bastaría antes de que pudiera conseguir una casa propia, incluso podría ser que en menos tiempo lo lograra, sería entonces que hablaría con sus padres y les diría que ahora Leni estaba a su cargo. La llevaría consigo hasta su nueva casa y comenzarían a vivir juntos para que Leni no estuviera sola nunca y para que el resto de la familia pudiera descansar de la difícil tarea que era cuidar de la segundogénita de la familia. Lori al fin podría hacer todas aquellas cosas que siempre mencionaba se perdía por tener a su hermana menor bajo cuidado y mientras eso ocurría, quizá, Lincoln encontraría también a alguien a quien amar. Una chica amorosa que tenga una vida igual de buena y prometedora que la suya y que sepa entender la situación de Leni y cómo es que Lincoln planeaba tenerla a su lado hasta el último momento.
Por supuesto, aquellas fantasías infantiles llegaron a su fin con relativa rapidez, no había mucho en que sustentarlas, menos aún después de que comenzó a perder el tiempo en la escuela sintiéndose muy abrumado por el constante acoso de Chandler, quien después de que se conocieron no dejo ni una sola vez de molestarlo, aunque si dejándolo en paz por periodos de tiempo arbitrarios debido a quien sabe qué razones. Tampoco podía concentrarse mucho en sus clases debido a la soledad que sentía, aquella sensación comenzó a despertar un poco de paranoia en Lincoln, quien al estar siempre solo levantaba curiosidad en sus compañeros quienes sin mucho reparo comenzaban a hablar de él a su espalda, y haciéndolo pensar que de alguna manera planeaban algo para lastimarlo, de la misma forma en que Chandler y su grupo lo hacían ocasionalmente. Habiendo peleado con todas sus hermanas por algo de lo cual ellas no eran culpables, teniendo una reconciliación lamentable y poco sincera con ellas debido a la vergüenza que le daban sus actos pasados, y después sintiéndose solo y triste por la forma en que su familia lo mantenía cada vez más limitado, era obvio que un futuro brillante no es lo que esperaba por él, quizá ni siquiera sería capaz de hacerse cargo de sí mismo, mucho menos podría cuidar de su hermana especial, no tenía nada que ofrecerle ni tendría tampoco algo en un futuro. Lincoln lo sabía bastante bien, todas sus hermanas tenían algo en lo que eran buenas, y algo por lo que se esforzaban, pero en su caso no había nada, no tenía un talento, tampoco una habilidad, había perdido su optimismo y dejado atrás toda su capacidad de compromiso, no tenia metas claras y tampoco podía imaginarse algo que hacer en su futuro, había perdido todo su interés en el estudio y no hacía nada más que dar el mínimo esfuerzo, también había dejado atrás sus intenciones de conocer personas nuevas, no quería lastimar a nadie más como lo hizo con sus hermanas ni tampoco arrastrar a nadie a sus problemas como sucedió con Clyde. Lo mejor era simplemente estar solo y alejado, evitar a las personas y con ello no exponerse de nuevo a ese tipo de situaciones tan desagradables.
***
Un sonido agudo sacó a Lincoln de sus reflexiones, era el timbre de la casa, alguien llamaba a la puerta usándolo y fue Lori quien atendió a la persona fuera, del otro lado de la puerta, era alguien con una entrega por lo visto. Lincoln no presto mucha atención pues su interés estaba en su hermana especial, pero de un momento a otro tanto él como Leni debieron desviar su mirada un poco en dirección a la entrada, pues aquel hombre comenzó a meter algo en la casa ante la mirada molesta de Lori. Era un colchón nuevo el cual a pesar de estar metido en una bolsa sellada al vacío para comprimirlo un poco, seguía siendo algo voluminoso. Al parecer estaba enrollado, pero durante el trasporte se terminó abriendo, por lo que era mucho más molesto de manejar, sin embargo parecía ser que la persona que hizo la entrega no veía eso como su problema, una vez que Lori firmo como recibido simplemente metió aquel bromoso paquete en la casa y lo dejo cerca de la entrada y en una posición que estorbaba bastante antes de simplemente irse dejando únicamente un resoplido como su despedida.
La hermana mayor no pudo evitar gritarle algunos insultos a aquella persona mientras llamaba a su hermana especial para que le ayudase a tratar de acomodar aquel colchón en un lugar en el que no estorbara demasiado. Leni se acercó a ella con muy buena voluntad, pero decidió preguntar a Lori si es que había tomado sus medicamentos, por lo que la mayor simplemente se enojo más. Lincoln pudo ver como Leni volteaba a verlo con súplica después de haber cometido aquel error, pero lo cierto es que él no sabía cómo es que se debían resolver esos problemas. En el pasado, cuando se trataba de Lori, a Lincoln solían excluirlo de cualquier pelea bajo el acuerdo del protocolo de pelea de hermanas, y podía recordar como en cada uno de esos arruinó las cosas por tratar de ser de ayuda, así que la respuesta a la suplica de Leni fue simplemente encogerse de hombros. Al final aquel objeto solo se movió un poco de lugar, fue recargado en el pasillo, junto a las escaleras, ahí seria el lugar en el que reposaría hasta que sus padres regresaran y explicaran que harían con eso. Era un colchón de tamaño individual, pero aun así resultó ser una verdadera proeza para las hermanas mayores poder moverlo, especialmente para Leni quien debió escuchar los regaños de su hermana mayor quien aún estaba algo alterada por lo dicho. Lincoln simplemente se limitó a ver, aun si lo quisiera, ser de ayuda era algo difícil en su condición.
Tratando de calmar la situación, Leni le propuso a Lori hacer un batido, con ello seguramente se sentiría mejor. Lori aceptó sin mucho problema, a todos en la familia les gustaban los batidos que Leni preparaba, aunque tuvo que acompañarla a la cocina, pese a ser bastante confiable, nadie estaba cómodo dejando a Leni sola en la cocina por mucho tiempo con todos los riesgos que eso implicaba. Lincoln por su parte espero sentado en el sofá, no es que tuviera nada mejor que hacer, nunca lo tenía, hacía tiempo que no. Pero volteo de manera tranquila a ver su pie izquierdo, preguntándose cuando es que sanaría, por lo que Lisa y el médico le dijeron, su herida era mucho menos que mala, y sanaría sin mucha intervención siempre y cuando tuviera el reposo adecuado. Lisa incluso le explicó que en cierto punto, para permitir que el esguince sane correctamente, Lincoln debería aplicar un poco de peso en su pie y dar algunos paseos solo para rehabilitarse y evitarse problemas a largo plazo. Pero no le dieron ningún periodo de tiempo aproximado en el cual el podría volver a caminar sin usar aquellas muletas. Podía acostumbrarse a usarlas, aquello no le suponía un problema, pero si serian un estorbo para sus planes, el aún quería intentar ganar algo de dinero podando los jardines de algunas casas. No era mucho el dinero que necesitaba, si estuviera en perfectas condiciones seguramente juntaría lo necesario en una semana como mucho, a pesar de haber agregado un par de cosas a su lista de viaje.
A pesar de que consideraba una mochila nueva como un gasto innecesario, lo cierto es que la necesitaba pues no podía llevar todo en sus manos cuando diera su paseo, no había forma de que eso fuera cómodo ni tampoco viable. Ahora la primera cosa en la lista era, irónicamente, conseguir una mochila nueva, aunque no tenía que ser una mochila necesariamente, daba igual si era una maleta, un bolso o alguna otra cosa, solo debía tener el espacio necesario para llevar sus cosas. Tampoco era necesario que fuera nueva, de hecho tenía en planes comprar alguna de segunda mano, aunque no tenía idea de donde podría conseguirla, nunca había visto una tienda con ese tipo de productos en el pueblo antes. También necesitaría un abrigo, del tipo que sea, el otoño había ya entrado de lleno y dentro de poco el frio sería ya muy intenso, por lo que un buen abrigo era necesario para no sufrir en la intemperie, incluso contemplo comprar algunas prendas de vestir nuevas. Quizá un par de camisas o un buen pantalón, pero eso daba igual, lo dejaría para el final y si es que se terminaba de convencer, los conseguiría, si no lo hacía, la ropa que ya tenía bastaría. Claro esta era muy importante conseguir artículos de aseo personal, al menos los que ya no tenia, principalmente un buen cepillo de dientes, aunque estando fuera de casa no estaba seguro de sí tendría oportunidad de usarlo. El jabón corporal era otra duda que tenia, sabía que sería engorroso usarlo en su paseo, pero no quería usar eso como excusa para descuidar su aseo, y aunque ya hace tiempo decidió que llevaría uno, aun trataba de encontrar excusas para no hacerlo. Respecto a lo que usaría para tallar su cuerpo, pues recientemente había comprado una esponja, eso bastaría y sobraría sin duda alguna, el viaje seria corto después de todo, pero sin dudas compraría al menos un desodorante nuevo. Miro a su pie derecho y soltó un suspiro, necesitaba calzado nuevo sin lugar a dudas, pero sabía que eso sería costoso, especialmente porque no estaba dispuesto a usar calzado de segunda mano, temía el riesgo de contagiarse con algún hongo y que eso le trajera problemas como piel reseca y propensa a lastimarse o uñas desagradables y deformes. Su teléfono se había descompuesto al fin, así que eso ya no sería una preocupación, en esa situación podía simplemente olvidarse de contemplarlo, tratar de conseguir uno nuevo tomaría demasiado tiempo y aunque ciertamente el tiempo era algo que tenía de sobra, sus planes de viaje pretendían ser más pronto que tarde. Lincoln estaba acostumbrado a vivir en austeridad ahora, por lo que pensó que solo con esas contemplaciones sería suficiente, dejando únicamente como pendiente el tema de su cabello, aquella maraña algo revuelta y a veces enredada que tenia sobre la cabeza. Aun se sentía inseguro al respecto, pero quizá la forma más sencilla de lidiar con ese problema sería simplemente usar un rastrillo y dejar su cabeza expuesta al sol, de alguna manera una cabeza calva le parecía llamaría mucho menos la atención que una cabellera blanca.
Respecto al área material, eso era todo lo que Lincoln contemplaba. Sabía que había muchos detalles y cosas importantes que debía resolver aún, pero prefería ignorarlos, entre más cosas agregue a su lista, mas tardará en poder comenzar su paseo. Pero el peliblanco tenía también en mente hacer algunas cosas que no estaban necesariamente relacionadas a su aspecto físico, pendientes que eran de alguna manera intangibles y que estaba seguro le harían sentir mucho más tranquilo y quizá hasta feliz. La primera de estas cosas era sin duda encontrar una forma de agradecerle a su hermana por todo lo que ella ha hecho por él, por ofrecerle su compañía, por mostrarle compasión, por tratarlo con cierto aprecio, por preocuparse por él, por aún tenerlo tan en cuenta, por interceder por el ante sus hermanas, por no dejarlo solo a pesar de lo incomoda que se veía estando con él, por seguir tolerándolo a pesar del mal hermano que fue, por haberle ayudado cuando Lincoln aun creía que podía desarrollar un talento y por sobre todo, por haber nacido como su hermana gemela. No era tan tonto como para creer que haciendo eso podría, al final, recuperar la antigua relación que tenía con su gemela, pero al menos sabía que con eso podrían estar a mano. Con todas sus fuerzas y desde el fondo de su corazón, el peliblanco le pidió disculpas a su hermana, a todas ellas, por lo que hizo, disculpas que se repitieron hasta el cansancio y que aunque para la mayoría no terminaron por ser aceptadas, habían sido expuestas. Lincoln sabía que volverse a disculpar seria ya algo estúpido, sus hermanas no parecían tener aun la disposición para escucharlo en aquel tema, por lo que lo único que le quedaba por hacer era agradecer. Así como el estuvo para todas sus hermanas tanto como pudo, apoyándolas y dándoles todo su amor, hubo un momento en su vida en que ellas también le ofrecieron lo mismo a cambio, cosa que el peliblanco jamás tuvo la oportunidad de agradecer. Y aunque había hermanas con las que no tuvo siquiera oportunidad de formar un lazo, sentía que era una buena idea agradecerles. Ya les había causado demasiados malestares, era momento de hacer algo positivo por ellas una vez más y no permanecer a sus ojos siempre como el chico odioso que solo las hace sentir mal.
Aun cuando él sentía aquello como una forma descarada de negar a su familia, la siguiente persona que venía a la mente de Lincoln al tratar de pensar en cómo retribuir o al menos como agradecer por todo lo que ha hecho por él, era la linda y algo infantil chica de la que se hizo amigo en aquel alejado parque. Recordarla le hizo darse cuenta de algo, el siempre pensó que era el único chico del pueblo con aquel peculiar tono de cabello, mientras su gemela sería la única chica del pueblo también con aquel tono de cabello, pero en realidad su amiga tenía también esa peculiar y, por lo visto, no tan inusual característica. Al estar con ella, Lincoln suele mantenerse callado mientras escucha a su amiga hablar de su vida o contarle algunas cosas que a ella le gustaría hacer en un futuro, en muy contadas ocasiones es que Lincoln realmente habla de sí mismo. Ella incluso desconocía la situación en la que Lincoln vivía actualmente, pues cada vez que él hablaba de su vida o de su familia, lo hacía hablando exclusivamente de su pasado, aquel en el que aun eran una familia unida y en la que Lincoln tenía un lugar. Pero de la misma forma en que el no hablaba de su pasado, tampoco le preguntaba nada sobre el suyo a su amiga y de ella escuchaba solo lo que estuviera dispuesta a contarle por iniciativa propia. En realidad Lincoln sabía muy poco del pasado de aquella encantadora chica, además, claro está, de su evidente estado de orfandad, su evidente discapacidad, la cual también sabía era de nacimiento, y algunas cosas que compartía sobre crecer en un lugar donde los niños, de una u otra manera, van y vienen, causando que las relaciones sean complicadas. Por supuesto, Lincoln no preguntó jamás a su amiga sobre sus padres, podía entender entre todo lo que su amiga decía, que ella no sabía nada de ellos, pero el recordar la hermosa cabellera de su amiga le hizo pensar en ello.
Ella tiene un cabello increíblemente blanco y hermoso, sin duda tan blanco como el de Lincoln, y aunque a primera vista era difícil de notarlo, también era mas blanco que el cabello de su gemela. Era un tono hermoso que a Lincoln le gustaba mucho, no solo porque le recordaba a su propia apariencia sino porque le hacía sentir mucha empatía por aquella amiga que, aunque muchas veces tendía a tratar como una niña, en realidad no estaba lejos de su edad. El rostro de Lincoln se ruborizó al recordar aquello, especialmente lo sorprendido que estuvo cuando supo la edad que ella tenía, había emitido un juicio bastante desfasado por culpa de la apariencia que ella tenía, pero había sido algo divertido. Es muy probable, puede que incluso sea seguro, que ella no tenía la menor idea de todo lo que representaba para Lincoln a pesar de no haber hecho nada por él. El simple hecho de conocerse, el poder tener aquellas muy ocasionales platicas, el compartir un poco de su vida con él y preguntarle un poco de la suya, permitirle conocer a aquellos niños a los que podía considerar su familia. Lincoln no estaba dispuesto a admitirlo, ni tampoco quería pensar mucho en ello, pero esa niña era sin duda una pequeña luciérnaga que daba destellos hermosos cada vez que podía verla y que le hacían tener un pequeño desvió de sus a veces nocivos pensamientos.
***
Entrada la tarde, Lincoln tuvo que convencer a su hermana especial para que lo dejara subir hasta su cuarto. El resto de sus hermanas estaban por regresar a casa y acompañándolas estarían sus padres, pero Lincoln no estaba listo aun para verlas a todas reunidas, sería demasiada presión y realmente no se sentía tan fuerte como para soportar todas aquellas miradas tan diferentes, pero que no podía evitar sentir llenas de emociones negativas.
Una vez arriba simplemente se encerró en su cuarto, colocando su pie sobre aquel pequeño y también algo gracioso arnés que su hermana menor Lisa le facilitó para poder reposar su herida sin temor a empeorarla. Haciendo su mejor esfuerzo, se recostó una vez más sobre sus sabanas y, tratando de evadir cualquier pensamiento negativo, pensó en el resto de sus hermanas. Esta vez lo hizo en las más pequeñas, no en su hermana inmediata, tampoco en su hermana gótica, su interés estaba en su hermana genio y aquellas que eran gemelas, sabía muy poco de ellas y no tuvo el tiempo de ser parte de sus vidas. Al menos en lo mas mínimo le gustaría saber que han hecho. Entendía perfectamente en que estaban metidas pues a pesar de que no convivía con ellas, eran sus hermanas, y vivían bajo el mismo techo, en una vieja casa con paredes delgadas, por lo que de vez en cuando podía escucharlas hablar, eran sus vecinas de habitación después de todo. En el caso de Lisa era muy común escucharla hablar con sus colegas por las noches, y aunque aquello le parecía extraño para alguien de su edad, sus padres no parecían tener problema con eso, por lo que jamás mencionó nada. Aquellas conversaciones, aunque no muy largas, eran muy interesantes de escuchar. Lo cierto es que Lincoln carecía del intelecto necesario para entender el lenguaje tan técnico y rebuscado que usaban aquellos científicos, pero con solo escuchar algunas palabras, podía tener un poco de material para hacer volar su imaginación. Nombres ominosos para algún archienemigo, eventos catastróficos, habilidades innatas o adquiridas por algún accidente, justificaciones para habilidades absurdas, locaciones para peleas épicas, cualquier cosa de aquellas que escuchaba en esas conversaciones podía terminar siendo usada para que Lincoln la incluyera en sus fantasías de súper héroes. Aunque había abandonado el habito de leer comics y también se había dado por vencido en intentar ser parte de aquella industria como dibujante o guionista, aún era parte importante de sus días el poder imaginar escenarios que continuaran sus aventuras favoritas. Por supuesto, aquello ameritaba un muy pequeño pero presente esfuerzo, pues a pesar de lo delgadas que eran las paredes, no todo lo que se decía en una habitación podía ser escuchado en las otras, a menos que la conversación estuviera en un tono de voz muy alto. Cuando Lincoln estaba de humor, colocaba su oído en la pared que su habitación compartía con la de su hermana menor Lisa y escuchaba un poco de sus conversaciones. Aquello era algo horrible de hacer, pero Lincoln solía mitigar la culpa diciéndose a sí mismo que en parte era su responsabilidad, debía estar atento a que Lisa no estuviese viendo contenido inapropiado para alguien de su edad, o hablando con personas que le fueran una mala influencia. Claro, siendo una justificación, el realmente no sabría que hacer si es que su hermana menor hacia algo indebido. La niña había mostrado en muchas ocasiones el poco interés que tenía en él y la inmensa falta de respeto que le mostraba, por lo que no se sentía en capacidad de ejercer su postura de hermano mayor. Para Lisa, por mucho que a Lincoln le doliera, en casa tenia a dos padres, diez hermanas mayores, una hermana menor y por último, un chico con el que compartía parentesco biológico, pero nada más.
Sobre las gemelas era mucho menos lo que sabía, de ellas conocía únicamente aquello que les gustaba hacer y lo que representaba sus actividades favoritas, siendo de la gemela mayor aquel increíblemente hermoso y admirable amor por los animales y el cuidado hacia ellos, mientras que la gemela menor tenia aquella inquietante fascinación por la victoria en aquellos certámenes de belleza que a Lincoln le resultaban tan enervantes.
El ruido en la entrada de la casa hizo evidente para Lincoln que el resto de su familia había regresado a casa, y con ello, le dio cierta tranquilidad estar solo en su pequeño cuarto y no abajo, en la sala junto a Leni. Aun así pensó en que sería bueno intentar hablar más tarde con su gemela, únicamente para preguntarle si es que pudo hacerle aquel favor que pidió, daba igual si por respuesta solo recibía aquel ademán de asentir por parte de ella. Con eso bastaría. Pero no tenía la menor idea de cómo es que debía acercarse, en la mañana fue fácil ya que fue ella quien entro en su cuarto y en un alarde de valentía, Lincoln habló con ella. Nadie más los vio. Pero ahora seria más difícil, no quería que nadie los viera, especialmente Lori o Lynn. Afortunadamente el no tuvo que hacer aquello, casi de inmediato, tras regresar a casa, sus padres fueron a visitarlo hasta su cuarto, se veían algo felices y de alguna manera eso molestó a Lincoln.
"¿Ya no les molesta lo que sucedió?" pensó el peliblanco, antes de que sus padres tomaran la palabra.
—Se supone que sería algo así como una sorpresa, pero parece que no hicimos las cosas bien, cariño— dijo la madre, mostrando una notable sonrisa en su rostro—. Te compramos una cama nueva, pero parece ser que el colchón llegó mucho antes. No lo esperábamos de un día para otro.
—¿Puedes creer que hicimos la compra ayer en la noche?— pregunto el padre mostrándose sorprendido de una forma algo cómica— Pero cuando Lori nos llamo y nos dijo que había llegado, hablamos con la tienda. Es una lástima, pero la base de la cama tardara en llegar al menos una semana por qué no hay existencia.
—Pero no hay nada de qué preocuparse, la base de la cama llegara de cualquier forma, solo un poco más tarde de los dos días hábiles que nos aseguraron. Mientras tanto podemos comenzar a desalojar esta habitación.
Lincoln pudo sentir como su estomago se desplomó por completo, aquello le comprimió el estomago hasta el punto de lastimarlo, mientras sus oídos comenzaron a zumbar de una forma muy molesta y ruidosa. Incluso podía comenzar a sentir aquel extraño ardor en la boca de su estomago comenzar a hacer acto de presencia. "Tendrás que desalojar esta habitación cariño…" fueron las palabras que resonaron en la mente de Lincoln, aquellas que su madre le dijo cuando, de un momento a otro, y sin darle ninguna explicación clara del porque, sus padres y hermanas decidieron sacarlo de la habitación que compartía con sus hermanas para hacerlo dormir en el pequeño espacio en el que ahora se encontraban. Palabras muy similares, al menos para Lincoln, a las que recién le dijeron. Nuevamente no sabía porque motivo, pero parecía ser que sus padres lo tratarían de sacar de ahí y llevarlo a dormir esta vez a quien sabe dónde, pues a él no podía llegar la idea de otro lugar medianamente habitable en la casa.
"¿Podría ser el sótano?" Pensó Lincoln, haciendo una mueca involuntaria ante la idea, el sótano tenia aquel ambiente extraño y desagradable por culpa de la poca luz y de la humedad que solía acumularse ahí, produciendo un olor que aun cuando no era desagradable, podía resultar muy extraño. "No, ese lugar no puede ser." Concluyo Lincoln, al recordar que el sótano ya no tenía espacio. Cuando sus padres compraron aquel calentador eléctrico, la caldera fue deshabilitada, por lo que no era ningún peligro, pero aún así ocupaba espacio, así como aquel pequeño y algo desorganizado gimnasio que su padre puso ahí con la intención de ponerse en forma y darle más opciones a su hija deportista para poder entrenar. También recordaba haber escuchado como es que su hermana menor, la genio, había movido todos los artilugios peligrosos que tenía en su habitación hacia el sótano. No había forma que con todo eso ahí, hubiera espacio suficiente para que lo mandaran a dormir, menos aun con lo peligroso que sería dormir cerca de objetos grandes con pesas, o de potenciales explosiones o envenenamientos por culpa de las cosas de Lisa. "Ellos no serian capaces… ¿cierto?"
"¿Puede que sea el ático?" Se pregunto el chico, ahora mostrando una mueca más cercana al desconcierto. Aquel lugar no era tampoco muy apto para ser habitado. El lugar tenía buena iluminación natural por las mañanas y un par de focos que permitían ver durante la noche, pero a pesar de ser quizá el lugar más espacioso de la casa, era también el más ocupado. La familia guardaba ahí toda clase de cosas que no querían o necesitaban, pero que tampoco estaban dispuestos a tirar. Muebles, instrumentos, aparatos eléctricos, ese lugar tenía un poco de todo, y encima mal acomodado, por lo que aquel espacio estaba muy lejos de ser acogedor. Lincoln sabía que organizar aquellas cosas sería algo muy complicado ya que todo ahí era pesado y enorme en tamaño. Sin mencionar la pequeña fuga al exterior que aún no eran capaces de encontrar y que permitía tanto al frio como al polvo y algunas alimañas entrar sin muchos problemas. "Tampoco puede ser el ático"
"Aunque…" ahora la mueca de Lincoln se había desmoronado por completo. No le gustaba pensar mal de su familia, o al menos intentaba no hacerlo muy seguido, pero era algo posible. Quizá lo mandarían a dormir a alguno de eso lugares únicamente para alejarlo más, sin importar las condiciones en que duerma o habite aquellos espacios.
>>Lincoln ¿me estas escuchando?— preguntó la madre algo preocupada ante las múltiples expresiones mostradas de su hijo, todas sin un motivo evidente.
—¿Estás bien, campeón?— pregunto el padre, algo intrigado por ver salir a su hijo de aquel extraño estupor.
—Si— respondió Lincoln, con una voz cansada y algo abatida por culpa de pensar en aquellos escenarios—, estoy bien. ¿Qué decías, mamá?
—Te decía que vamos a desalojar este lugar— respondió la madre, aun algo extrañada con la actitud de su hijo, pero recuperando la emoción en sus palabras—, primero debemos quitar esos percheros. La mayoría de esas cosas podemos regresárselas a tus hermanas y que ellas encuentren un lugar donde guardarlas. Deberían tener espacio suficiente en sus closets o en sus roperos.
—Nosotros nos haremos cargo de los vestidos de Lola— agregó el padre, sujetando su barbilla mientras pensaba en cómo es que haría aquello—, aunque son bastantes, tendremos que pensar bien eso.
—Pensé que quizá podríamos poner la cama justo ahí en cuanto llegue— continuo la madre— sin los percheros creo que la cama cabría perfectamente. Lisa nos dijo que las medidas coincidían perfectamente. En ese lado podríamos quitar ese mueble y llevarlo al cuarto de Lily, de todas formas casi todo lo que tiene adentro es para ella. Y en su lugar podemos poner un mueble para ti, cariño, uno en el que puedas guardar tu ropa y tengas espacio para guardar otras cosas.
—Con el tema de las paredes y el piso tendrás que esperar un poco campeón— agrego el padre, mostrando una sonrisa algo incomoda—. Nos gustaría convertir esto en una habitación como te dijimos, pero justo ahora es algo complicado, así que tendremos que hacerlo por partes. Ya sabes, dos adultos y doce hijos. Vamos a tener que cambiar algunos planes de remodelación para la casa, pero al fin tendrás tu habitación como debe ser, campeón.
Con el estomago aun comprimido y adolorido, Lincoln soltó un suspiro ahogado después de escuchar a sus padres.
—También te compramos esto, cariño.
Con emoción, la madre acerco a su único hijo varón, una mochila nueva de un color azul profundo y con un diseño juvenil, acompañada de algunos útiles escolares, los cuales ciertamente necesitaba. Y entre esas cosas, Lincoln se sorprendió al ver también un par de comics, ninguno era de los que él leía con regularidad pues su gusto se limitaba casi exclusivamente a Ace Savvy, mientras que aquellos volúmenes en sus manos pertenecían a personajes que él ni siquiera conocía. Cuando hicieron aquella compra, sus padres trataron de preguntar a sus hijas sobre el tema, pero en realidad ninguna estaba muy enterada, aquel era un gusto muy propio de Lincoln y el cual el resto de la familia no entendía del todo.
—Pensamos en comprarte un teléfono nuevo— comento el padre—, pero el presupuesto no nos lo permite de momento. Tendrás que esperar hasta fin de mes para recuperarlo, campeón. No hay problema ¿verdad?
Lincoln se quedo mudo por unos momentos, aquello lo tomó por sorpresa, en su mente había maquinado la posibilidad de ser mandado a un lugar aun peor de la casa, temiendo incluso que sus padres no estuvieran muy preocupados por su salud o su integridad física. Pero en realidad ellos solo hablaban de acondicionar su pequeño cuarto, hacerlo un verdadero espacio personal en el cual poder tener algo propio y que le pertenezca. Lincoln se sintió muy feliz en ese momento, sus padres al fin estaban cumpliendo con su promesa, después de tanto tiempo de espera, el suficiente para que Lincoln perdiera las esperanzas en ello, al fin consiguió que sus padres comenzaran a arreglar aquel pequeño espacio para convertirlo en una habitación.
Lincoln agradeció a sus padres, tratando de sonar normal mientras trataba de ahogar el quejido que su estomago comprimido le provocaba, y sintiéndose feliz por lo que sucedía. No fue capaz de levantarse para mostrar su gratitud, y de la misma forma sus padres no se acercaron mucho a él para evitar lastimarlo más, pero Lincoln se veía bastante feliz y aquello sus padres lo notaron, haciéndolos sentir también algo alegres. En algún momento habían dejado de prestar atención a su hijo sin notarlo, y era momento de tratar de arreglar eso. El primer paso estaba dado, ahora era un compromiso de ellos mantener aquella convicción y hacer que su pequeño recupere su sonrisa, la cual, al hablar entre ellos, notaron había desaparecido hacia un tiempo.
***
Al igual que sucedió durante la comida, la cena sería llevada hasta el cuarto de Lincoln para que el coma ahí, tratando de evitar que se desplace mucho. Sus padres fueron los que tuvieron aquella idea. Por la tarde, fue su gemela la encargada de llevarle la comida y pasar el rato con él mientras terminaba. Nuevamente el comió solo pues su padre le preparo algo especial a él antes de hacer el resto de la comida. Una vez más Lincoln quería intentar hablar con su hermana menor al tenerla cerca, pero no consiguió una excusa para hacerlo, al momento en que sus padres se retiraron de su cuarto por la tarde, de manera inmediata apareció Lisa, quien al parecer solo estaba interesada en hacerle una pequeña revisión a petición de sus padres. Durante esa breve visita, Lisa también le aviso a Lincoln que su gemela había cumplido con el favor que le pidió, eliminando con ello cualquier razón para interactuar con ella.
Dando bocado tras bocado, Lincoln termino poco a poco aquella pasta húmeda que su padre le preparo, ahogada en su jugo a tal punto que incluso parecía una sopa. La textura que tenían aquellos fideos, el sabor fuerte del platillo, la alta temperatura a la que le fue servido, su reconfortante aroma que había conseguido inundar el pequeño cuarto. De estar solo sería sin dudas algo muy agradable. Una vez más Lincoln no renegaba de la presencia de su hermana menor, tenerla cerca le hacía sentirse apreciado, lo que le terminaba por incomodar era aquella molesta sensación de escopaestesia que para su desgracia era ya parte de su vida diaria. Miro de reojo a su hermana, la cual estaba sentada a su lado, pero mirando directamente en su dirección, su vista parecía estar concentrada en el libro que tenía entre sus manos, pero como siempre lo hacía, sostenía aquella novela muy arriba con sus manos, ocultando con ello la parte inferior de su rostro. A Lincoln le inquietaba la forma en que los ojos claros de su hermana sobresalían un poco por encima de aquel libro, y no era para menos, aquel tipo de postura era la misma que otras personas usaban para verlo de una forma "discreta" y sin lugar a dudas juzgarlo mientras lo hacían. Estaba seguro de haber encontrado su mirada con la de muchos otros en situaciones similares, ocasionando que aquellas personas se sorprendieran ante eso y casi de inmediato comenzaran a reírse. Cuando eran dos o más personas las que hacían eso, Lincoln podía escuchar como susurraban entre ellas y reían ocasionalmente, era muy frustrante y también doloroso cuando eso sucedía. Lincoln sabía perfectamente que las risas las provocaban algún comentario despectivo sobre él o quizá su simple apariencia era suficiente para ello, y aún cuando resolver aquello era tan simple como retirarse del lugar en el que estaba, para Lincoln hacerlo era una verdadera batalla interna. Si se quedaba en el lugar, aquellas personas que lo veían y juzgaban tratando de esconder su mirada detrás de sus teléfonos o libros continuarían con aquella molesta y agobiante actividad hasta que se aburrieran, cosa que no sucedía rápidamente. Pero ponerse de pie y caminar a otro lugar era también algo complicado, cada vez que lo hacía, el nerviosismo que le causaba pensar que esas personas lo miraban, le hacían tensarse mucho, tanto como para caminar de manera incomoda y también tropezarse con la nada en algunas ocasiones, era como si de alguna manera, al ponerse de pie e intentar huir del acoso, Lincoln solo pudiera conseguir dar un espectáculo aun más lamentable de sí mismo.
Pensar en que quizá su hermana también hacia aquello para verlo escondiendo su vista tras el libro lo hacía sentirse incomodo, una vez más se hacía demasiado autoconsciente de sus acciones y con ello llegaban aquellos ruidos extraños que surgían cuando estaban solos. Su respiración fuerte y algo entorpecida por culpa de comenzar a hacer aquello de forma manual, sus sorbidos ruidosos también por culpa de hacer aquello de una forma tan mecánica, las salpicaduras que ocasionaba al momento de regresar su cuchara al plato de manera fuerte y sin ser capaz de medir apropiadamente las distancias, estar tan concentrado en la mirada de su hermana que por momentos la cuchara no llegaba directamente a su boca por su falta de atención, golpeando sus dientes o sus labios con ello.
Hablar con ella no aseguraba que las cosas serian menos incomodas entre ellos, pero Lincoln quería creer que seguramente sería así, al menos el ruido de sus voces mitigaría un poco el ruido que Lincoln hacia al raspar el plato con su cuchara, o al sorber y respirar. No podía ya preguntarle a su hermana si es que le había hecho aquel favor que le pidió en la mañana, pero aun había una forma de tratar de iniciar una conversación con ella. Termino su deliciosa comida y esperando que las cosas vayan bien, habló.
—Gracias.
Fue lo único que dijo, ni siquiera volteo a ver a su hermana. Solo agradeció y después dio una larga inspiración, para después soltar el aire rápidamente en un pesado suspiro. La peliblanca escucho aquello casi como un susurro, así que algo intrigada, levanto la vista de su lectura y miro a su hermano directamente a los ojos.
>>Por decirle a las chicas de mi clase sobre esto— continuó el peliblanco, dando unas suaves palmadas a su pie lastimado, para mostrar de que hablaba—. Espero no haber causado muchos problemas.
Su hermana no respondió, en su lugar lo miró detenidamente por un momento. Después formo una alegre sonrisa en su rostro y le asintió suavemente para aceptar aquella gratitud mostrada. Lincoln incluso estuvo tentado a continuar hablando, pero la peliblanca se levantó y de manera calmada tomó los trastes sucios del cuarto para ponerlos en aquella bandeja en la que los trajo en primer lugar, para después salir del lugar de manera cuidadosa, cargando con su libro bajo su brazo derecho. Antes de cerrar la puerta del lugar, ella volteo una vez mas y le dedico nuevamente una sonrisa, aunque esta vez a Lincoln le pareció una mucho menos prolija a la anterior, parecía más una sonrisa nerviosa que una alegre, pero a pesar de eso, para Lincoln fue reconfortante, prefirió no decir nada más y quedarse con aquellas sonrisas que su hermana le dio.
***
Para la cena, quien le acompañó fue su hermana mayor, la mayor de todas. Al igual que su gemela, Lori no hizo mucho por entablar una conversación con él, se limitó a llevar su comida en aquella bandeja y a sentarse para esperar por los trastes sucios una vez que Lincoln terminara con la comida. Pero él no se sintió tan abatido ante aquella compañía enmudecida, lo que pasó en la tarde con su gemela lo había puesto de muy buen humor, tanto que termino por envalentonarse y tratar de tener al menos un buen resultado, por mínimo que fuera, también con su hermana mayor.
—Gracias.
Lincoln solo dijo eso, la vez pasada le había funcionado y esperaba que esta vez también fuera el caso. Aunque aquella palabra la dijo únicamente porque no sabía que mas podía decir. Realmente eso era lo único que venía a su mente. Tenía la motivación, pero no tenía la menor idea. Esta vez su estomago se contrajo solo un poco, y su respiración se detuvo un par de segundos, pero tenía esperanzas.
Parecía algo estúpido, pero aquella pelea con Chandler, de momento al menos, le había traído mas cosas buenas que malas. Ciertamente aquel encontronazo fue un momento lleno de angustia para el peliblanco, incluso antes de que comenzara. Todo el enojo que sintió ante las horribles cosas que Chandler dijo de sus hermanas, el temor que sintió ante las amenazas que el castaño le dio después de enfrentarse a él, la angustia de pasar el resto de las clases esperando por aquella pelea para la cual no estaba preparado y en la cual tenía miedo de salir herido, su caminata llena de derrota hasta la ubicación del chico, escoltado por aquellos chicos a los cuales les tenía casi tanto miedo como a Chandler, cada golpe que recibió en ese pequeño parque, la sensación de abandono al mirar a todos lados y no encontrar a nadie a quien pedir ayuda, el miedo al ver como a mitad de aquella pelea los acompañantes de Chandler estuvieron tentados a ayudarlo más de una vez, aquella horriblemente dolorosa punzada en su pie cada vez que el castaño lo golpeaba ahí, una vez más el enojo al escuchar las cosas horribles que decía de sus hermanas, la amarga realización de que todo aquello era solo una provocación de parte del castaño, la vergüenza de saber que a pesar de haberlo descubierto cayó directamente en aquellas provocaciones, una vez más los golpes y aquella dolorosa punzada en su pie y después la completa confusión al salir disparado lejos de Chandler ante la intervención de su novia. Sentir como su cuerpo perdía la fuerza y el calor, para dar paso únicamente a ese intenso dolor en su pie, mientras Chandler solo se dedicaba a charlar casualmente con su novia para después irse como si todo lo que hubiera ocurrido hasta ese momento no fuera de gran importancia. Todo el impedimento que tuvo Lincoln para tratar de recuperar la fuerza necesaria para regresar a casa siendo acosado y debilitado por aquel intenso dolor, mientras tenía que soportar las miradas de la gente con la que se topaba en las calles, quienes preferían juzgarlo antes que brindarle algún tipo de ayuda por el malogrado estado en el que se veía. La desgarradora realización de que su familia estaba de vuelta en casa y, al llegar, todos lo verían en aquel lamentable y algo preocupante estado. Su nostálgica y algo desmoralizadora forma de tranquilizarse al evadir el tema de su familia, recordando a su antiguo vecino gritón.
Todo eso fueron cosas malas acumuladas en un único día por culpa de aquella pelea, pero lo cierto es que también había cosas buenas causadas por ese desagradable incidente. Ninguna de esas cosas pasó por relación directa con la pelea, pero si por correlación. Después de todo, al regresar del hospital pudo hablar un poco con sus padres, hacía tiempo que no conversaba por tanto tiempo con ellos, y aunque aquella plática le hizo sentirse incomodo y algo abatido, al final valía la pena solo por el hecho de volver a entablar una conversación medianamente decente con ellos. Más tarde ese día pudo recibir la visita de su hermana gemela en su cuarto gracias a que ella amablemente le llevo la cena y paso el rato con él, a pesar de permanecer en silencio como siempre lo hacía. Durante la noche, y pensando que quizá ya todas sus hermanas estarían en sus habitaciones y con sus puertas cerradas, salió de su cuarto en dirección al baño, topándose en el camino con su pequeña hermana Lola. Lo único que hicieron fue cruzar sus miradas por un breve momento, pues la niña optó por ignorarlo completamente, como siempre lo hacía, pero al menos tuvo la oportunidad de verla después de semanas de no hacerlo, era tan hermosa como recordaba, seguramente Lana seria igual de hermosa ya que eran gemelas. Al día siguiente pasó la mañana completa en compañía de su hermana mayor y también de su hermosa y amable hermana especial, con la cual al fin podía intercambiar algunas palabras después de tanto tiempo sin escuchar su hermosa voz diciendo aquellas bonitas y curiosas ocurrencias suyas. Hace apenas algunas horas sus padres incluso hablaron con él para decirle que al fin harían la remodelación de su habitación, aquella que había esperado por tanto tiempo y que en algún punto perdió toda esperanza por ver. Pero lo más importante de todo, sin lugar a dudas, fue que Lincoln pudo ver e incluso tocar a su hermanita bebé.
En realidad no eran tantas cosas buenas, pero eran las suficientes para que Lincoln considerara aquello como algo bueno, sentía que las cosas podían mejorar ahora. Parecía que con sus padres podría todo mejorar ya que ellos estaban mostrando interés en él nuevamente, su gemela le había sonreído ya un par de veces y no le mostro aquella extraña mueca que era más común como respuesta ante los intentos de Lincoln por entablar conversación. También pudo ver como el increíblemente reconfortante amor que su hermana especial le tenía seguía siendo tan intenso y expresivo como la última vez que pudo sentirlo, Lisa incluso habló más de lo normal con él, aunque aquello era debido a la forma en que lo monitoreaba a pedido de sus padres.
Lori despego un momento la mirada de su teléfono para voltear a ver a Lincoln, pero no dio ninguna respuesta, simplemente resopló mientras volteaba sus ojos con desenfado hasta la pantalla de su teléfono una vez más. Aunque el peliblanco vio aquello, no perdió el ánimo, un intento mas no podría empeorar las cosas ¿cierto?
>>Se que no es gran cosa, pero quería darte las gracias de todas formas— continuó el peliblanco—. Pensé que para la cena, quien me traería la comida sería…
—¿Puedes parar con eso?— pregunto Lori en un tono completamente muerto y sin voltear a ver a su hermano— No hacemos esto por gusto ¿sabes? Todas tenemos cosas que hacer, venir a verte solo nos quita tiempo. Si estoy aquí es porque mamá me obligó a venir.
Lincoln sintió como todo lo que había comido tratara de subir por su garganta tras escuchar aquello. Sin saber que decir o cómo reaccionar, simplemente se quedo pasmado y mirando a su hermana con cierta incredulidad.
>>¿Qué?— pregunto la rubia al percatarse de la expresión de su hermano, después de que él se quedara en silencio algunos segundos— ¿No me crees? Literalmente yo también estoy perdiendo clases por quedarme en casa a cuidarte. Puede que haya declinado mi beca por culpa de Leni, pero aun así planeo entrar a la universidad comunitaria con notas perfectas, y faltando a clases no voy a conseguirlo ¿entiendes? Por estúpido que sea, si acumulo cierta cantidad de inasistencias, estas van a afectar a mi promedio, y quedándome en casa para cuidarte, bobo, eso puede pasar.
—Lo siento— respondió Lincoln ante aquella acusación, sintiéndose abatido por la revelación y solo agachando su mirada en derrota y vergüenza—, no lo sabía.
—Por supuesto que no lo sabías, bobo— continuó Lori, ahora sentándose recta en aquella silla que ella misma llevo hasta el cuarto de su hermano—, literalmente tu nunca sabes nada. Lo único que sabes hacer es pedir disculpas después de arruinar las cosas para todos.
Lincoln desvió la mirada en dirección opuesta a Lori, estaba aún más avergonzado que antes.
>>¿Crees que somos idiotas, Lincoln?— pregunto Lori, cruzando sus brazos sobre su pecho y mostrando una expresión inquisitiva— Nadie en la casa se cree esa estupidez de que te caíste en aquel puente. Es literalmente la excusa más estúpida que pudiste inventar. ¿Acaso creíste que el rumor no llegaría a oídos de Lucy o de Lynn? Es un pueblo pequeño, bobo, nada de lo que hagas o digas permanece mucho tiempo en secreto. Todas sabemos literalmente todo, buscaste pelea con ese pequeño matón de Chandler.
Lincoln cerro sus puños al escuchar aquello, el recuerdo aun le era bastante amargo.
>>No se qué motivos tuviste para pelearte con ese alienado, pero mírate, lo único que conseguiste fue lastimarte, incluso empezaron algunos rumores extraños en la escuela sobre ti. Como si los rumores que ya había no fueran suficientes— esto último Lori lo dijo dando una sonrisa burlona y provocativa—. ¿Qué ganabas con eso, Lincoln? ¿Tuvo algún motivo aquella estúpida pelea?
Lincoln no respondió, seguía evitando mirar en dirección de su hermana.
>>Supongo que no, es solo una cosa más a tu larga lista de derrotas. Una tras otra parece que estas feliz de acumularlas, eso es literalmente patético, Lincoln. Ya eres demasiado grande para seguir con esa actitud, no puedes escapar de tus problemas pretendiendo que no existen, especialmente cuando por culpa de ellos afectas a otras personas.
Lincoln pudo sentir sus puños aflojarse con eso, sus fuerzas se perdieron.
>>Siempre encuentras la manera de que tus errores nos causen problemas a todos, y tratas de hacerte el tonto con tu actitud despreocupada e infantil. Nadie tolera eso, bobo. Con esas heridas no solo me afectas a mí y a mis notas, y estoy segura de que lo sabes. Hace más de un mes que mamá y papá no han podido llevar a Leni con su especialista, por que el dinero no alcanza desde que papá empezó la ampliación del restaurante, así que es importante que ella tenga sus rutinas y mantenga sus progresos. Puede que para ti dos días sin clases no sean nada, literalmente no tienes nada que perder en la escuela de todas formas. Pero estos dos días son importantes para el progreso que Leni ha tenido, sin ayuda de su especialista estos días podrían arruinar todo su progreso hecho en años. Pero como nadie más puede quedarse a cuidarte, tengo que hacerlo yo, y ¿sabes qué significa eso?
Lincoln asintió en silencio ante aquella pregunta.
>>Exacto, si yo me quedo, Leni se queda. Ya es capaz de quedarse un par de clases sin mi compañía en la escuela bajo la promesa de que nos veremos en los recesos, pero no hay forma de que ella sola vaya a clases. Y ya que Luna tiene miedo de quedarse sola contigo y mamá y papá no creen que Luan o Lynn sean suficientemente responsables para cuidar de ti, pues me quedo yo, y entonces Leni también porque no se despega de mi lado.
Lincoln dio un suspiro ante lo dicho. Él sabía sobre eso, pero por alguna razón no había dimensionado las cosas lo suficiente para llegar a ese entendimiento.
>>Hablando de Luna, ella aun no supera lo que pasó ¿sabes? Literalmente en cada reunión de hermanas que tenemos nos recuerda sobre eso. Espero que estés feliz, Lincoln, traumaste a tu hermana mayor.
A Lincoln se le hundió el corazón en el pecho y su respiración se agitó bastante al intentar contenerla.
>>Aunque la verdad es que ninguna de nosotras lo ha olvidado, puede que solo las gemelas y Lisa por ser demasiado pequeñas, pero hasta Lucy recuerda bastante bien como te portaste con nosotras, bobo. Vaya hermanito resultaste ser.
—Lo siento— dijo Lincoln, tratando de ahogar algunos sollozos—, de verdad lo siento mucho. No era mi intención hacer eso…
—Y aun así lo hiciste, nosotras solo queríamos ayudar y tú te portaste como un idiota, aunque de alguna manera siempre lo fuiste. Tienes suerte de tener una gemela, solo ella podría preocuparse por ti después de todo lo que hiciste, pequeño monstruo. Y a pesar de que ella se preocupa por ti, lo único que haces es causarle problemas a ella también.
Lincoln volteo algo sorprendido hacia Lori por lo que dijo, ya no mostrando pena al dejar expuestas aquellas lagrimas que se habían acumulado en sus ojos.
>>Ya te lo había dicho, Lincoln— continuó la mayor, ahora cruzando su pierna derecha sobre la izquierda y mostrando una sonrisa aun mas provocativa y burlona—, todas tenemos cosas que hacer. Todas tenemos nuestras propias vidas, nuestras propias preocupaciones, nuestras tareas. ¿Acaso creíste que todo lo que ella hace por ti es de provecho para ella? ¿Creíste que ella ganaba algo esperando por ti en el sofá? ¿O creíste que ella obtenía algo por acompañarte en la cena? Por supuesto que no, bobo. Literalmente hacia todo eso por lastima, tenia lastima del niño berrinchudo y grosero que se quedó solo por ser un idiota.
Lincoln volvió a apartar su mirada, veía sus manos sobre sus piernas.
>>Y no somos solo nosotras, ahora también quieres arrastrar a mamá y papá a tus problemas. Eres de lo peor, Lincoln.
—¿A qué te refieres?— preguntó Lincoln, algo preocupado por lo que escucho.
—Ese colchón que está abajo, la cama que aun no llega, tus cosas nuevas. Y eso es solo el comienzo.
—No lo entiendo.
—Mamá y papá han estado ahorrando todo este tiempo, bobo. Tienen buenos trabajos, pero con doce hijos el dinero es difícil de manejar para que alcance para todos. Por eso han tenido que encontrar la forma de ahorrar dinero para tratar de remodelar la casa, entre todos los gastos imprevistos. Ya tenían dinero suficiente para las cosas más importantes, planeaban cambiar todo el tendido eléctrico para evitar los apagones cuando usamos muchos electrodomésticos al mismo tiempo. También tenían dinero suficiente para cambiar todas las tuberías dañadas de la casa y para arreglar el hueco en la pared del baño por culpa de la humedad. Incluso planeaban insonorizar las ventanas del cuarto de Lisa para evitar que el ruido y el frio entre y Lily no la pase tan mal en invierno. Pero ahora, gracias a ti, ya no se va a poder hacer.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno, ahora resulta que quieren empezar arreglando este lugar. Creen que es una mejor idea arreglar primero este cuarto antes que arreglar los problemas de la casa.
—¿Por qué creen eso?
—Es obvio, te vieron herido y les diste lastima. Seguro lo hacen para tratar de hacerte sentir mejor. Fuiste tú quien se metió en esa pelea, pero seguro que ellos creen que fue culpa suya que terminaras así de lastimado. Sabes cómo son cuando se trata de nosotros. Lo sabes ¿verdad?
Lincoln se mantuvo en silencio por un momento, mientras su hermana mayor ensanchaba su sonrisa al verlo tan derrotado y abatido. Parecía sentirse victoriosa por aquella apariencia que logro conseguir en su hermano menor, incluso pudo verlo llorar un poco. Una vez mas Lori se había encargado de hacer sentir mal a Lincoln únicamente usando las palabras, no necesitaba usar la fuerza física, jamás lo necesitó, era algo a lo que no estaba dispuesta a llegar con ninguno de sus hermanos, incluso con Lincoln. Golpearlos seria ir en contra de sus principios, a pesar de que en muchas ocasiones estuvo muy tentada a ello, víctima de la frustración, especialmente cuando se trataba de su hermana especial.
Alguien llamó a la puerta del cuarto y, una vez que Lori respondió dando permiso para entrar, en la puerta pudieron ver a su pequeña hermana genio, una vez más usando aquel suéter verde que tanto parecía gustarle y que cuidaba con mucho esmero a pesar de darle uso diario. Tenía su mano sobre su cabeza, rascándola entre su enmarañado cabello castaño y cuando terminó, se ajustó sus lentes antes de hablar. Lo único que dijo fue que la cena estaba lista y que tanto ella como la mayor debían bajar al comedor. Lori se levantó en silencio y con cuidado saco la silla que ella misma llevo hasta el cuarto del chico, después tomo los trastes sucios y los colocó sobre la bandeja. Como pudo, llevo todo hasta la planta baja de la casa sin decir nada y no fue hasta que la mayor desapareció en las escaleras que Lisa, la cual no se había movido de ahí aún, volvió a levantar la voz, esta vez para hablar con Lincoln.
—Trata de no tomar ensherio lash coshash que mi hermana mayor dishe— comento Lisa, mirando directamente hacia Lincoln, pero mostrándose estoica y usando su monótono tono de voz—. Ella eshta algo alterada por culpa de shu problema de shalud mental. Han shido díash muy complicadosh para todosh.
Lincoln no respondió, aun se mantenía con la mirada baja y ocultando su rostro, tratando de que su hermana menor no lo viera llorar, pues estaba seguro de que a pesar de su esfuerzo ella ya lo había conseguido escuchar. La pequeña castaña, sin mucho interés se retiro después de lo dicho y, teniendo la cortesía de cerrar la puerta del cuarto tras de ella, bajo junto al resto de la familia para esperar la cena.
Tan pronto como Lincoln escucho la puerta de su cuarto cerrarse, se propuso a ponerse de pie aprovechando el espacio libre que su hermana dejo al retirarse llevándose con ella aquella silla. Aun tenía algunos problemas con esa tarea, pero Lincoln comenzaba a creer que podría terminar por acostumbrarse a vivir con esas limitaciones. Abrió su puerta muy lentamente y tratando de que no hiciera mucho ruido, esperando también que el ruido que hiciera fuera no muy audible para quienes, estando abajo, cenaban en relativo silencio.
Sus pasos, o mejor dicho, sus pisadas, eran lentas, y tan ligeras como podía hacerlas a lo largo de aquel pasillo, pues sabía que no podría evitar hacer que aquellas viejas tablas rechinaran, pero esperaba que el ruido fuera tenue, aunque lo más seguro es que nadie allá abajo notara aquellos ruidos, la mesa de las pequeñas era lo suficientemente ruidosa para esconder su caminata, o al menos eso creía. Pero no se arriesgaría, iría lento y con seguridad. Al entrar al baño, lo primero que hizo fue acercarse al lavabo y escupir en el aquel amargo y desagradable liquido que no dejaba de subir por su garganta, haciéndole sentir como quemaba todo a su paso. Lo había estado tragando hasta hace poco, pensando que no sería un problema y aguantando el asco que eso le implicaba, pero esta vez no quiso tolerar aquel desagradable sabor y aquella viscosa textura. En ese punto Lincoln ya no sabía si aquello que escupió era jugo gástrico, la comida que recién ingirió, flema, bilis o cualquier otra cosa, pero tampoco le importaba, ahora que saco eso de su boca y su estomago lentamente se relajaba, ya solo le preocupaba el ardor en la boca del estomago.
Si tuviera un cepillo de dientes, ese sería un buen momento para usarlo, lamentablemente solo podía enjuagar su boca con agua y usando aquel liquido abrasivo para el buen aliento. En seguida junto agua en su mano libre y la tiro en su rostro varias veces, tratando de limpiar los restos de lagrimas y algo de flujo nasal que habían quedado en su cara, también esperando que la minúscula hinchazón de sus ojos fuera mitigada. A pesar de que a un lado del lavabo había una pequeña toalla de manos que podía utilizar para secarse, en su lugar uso su vieja camisa, siempre lo hacía así, y procedió a mirar su reflejo. "¿Soy más alto?" se pregunto el peliblanco, al ser lo primero que noto, aunque no estando muy seguro de ello. Giro su cabeza hacia la izquierda levemente, después hacia la derecha, mientras usaba su mano libre para suavemente acariciar sus mejillas, labios y mentón. No parecía tener vello facial aún, ni tampoco parecía que lo fuera a tener pronto. Su ojo aun se veía hinchado, y cuando lo palpó un poco, el dolor seguía bastante presente, por lo que dejó eso de lado. Al menos el resto de las heridas en su rostro no parecían doler, aunque si se veían hinchadas y ciertamente desagradables. Lamentó no haberse visto en un espejo antes, le avergonzaba la apariencia que tenía en ese momento, la odiaba. No solo se veía patético, le recordaba que de hecho lo era, y mucho.
¿Había valido la pena todo lo que hizo hasta ese momento? Por supuesto que no, todo había sido una serie de malas decisiones, no, de decisiones estúpidas por culpa de su infantil forma de pensar en aquel momento. Su familia cenaba felizmente reunida abajo, mientras él estaba ahí, frente al espejo, en el baño, solo, golpeado y con muchos malestares encima. ¿Acaso él se merecía eso? Por supuesto que sí, todo lo que había hecho hasta el momento era tomar malas decisiones, no, decisiones estúpidas por culpa de su infantil forma de pensar en aquel momento.
Podía recordar todo con claridad; aunque sin suficientes detalles, todo era culpa de ese estúpido mueble en el comedor, de no estar ahí todo habría sido diferente. Quitando espacio con lo enorme que era, desentonando en aquella habitación debido a que tanto su diseño como su color no eran apropiados para estar ahí, juntando polvo en su enorme superficie, dedicado únicamente a exhibir cosas. Aunque esas cosas que exhibía eran, de hecho, importantes para todos en la familia. ¿Cuántos trofeos habrá exhibido ya ese mueble a lo largo del tiempo? Lincoln no tenía idea de que numero sería correcto para especular, la cantidad de trofeos, premios o certificados que conseguían algunas de sus hermanas eran verdaderamente absurdos. En primer lugar estaba sin duda Lynn, quien cada quince días o fin de mes conseguía al menos uno nuevo debido a los torneos inter escolares y a ser parte de varios equipos escolares. Por cantidad sin lugar a dudas era Luna la que quedaba en segundo lugar, a pesar de haber bajado su ritmo de participación en la escuela, para ella era más conveniente ir a bares, festivales y recitales, donde de hecho recibía dinero en efectivo por sus presentaciones. Y aunque no eran muchos en cantidad, los reconocimientos de Lisa eran también muy relevantes, eran, por mucho, los más valiosos de todos los trofeos exhibidos en ese mueble viejo.
En esa familia eran solo Lincoln y Lily quienes no tenían un espacio en aquel mueble para exhibir nada, pues ninguno de los dos había logrado nada hasta entonces. Lily era una bebé, indefensa y torpe, sin entendimiento del mundo y sin conocimiento de nada, era natural que no tuviese ningún trofeo, reconocimiento, certificado ni nada parecido. En cambio Lincoln, aún era joven pero a su edad varias de sus hermanas ya habían conseguido algo, el tenía conocimiento, gracias a sus hermanas llego a tener también practica y entendimiento de muchas cosas, tenía también el tiempo para intentarlo, pero no tenía nada de lo que enorgullecerse. Si Lily no tenía un trofeo en exhibición, era por ser un bebé, pero si Lincoln no tenía aún un trofeo, era simplemente por ser un fracasado. El tipo de fracasado que aun sin quererlo se las arregla para arrastrar a otros a sus problemas y hundirlos. Tenía muchos ejemplos de eso. La mayoría de sus hermanas y, en su momento, también Clyde, a quien sin duda le causó problemas desagradables.
Levantó una vez más su mirada y vio su reflejo en aquel espejo, esta vez sonrió un poco, lo que estaba frente a él seguía siendo una imagen patética y lamentable, también algo desagradable por culpa de sus heridas, pero esta vez Lincoln cambió un poco su enfoque ante lo que veía. Era un poco gracioso ver como ahora su exterior, más que nunca, representaba con tanto detalle su interior, o al menos como es que él lo sentía. Cuidadosamente se encaminó a la entrada del baño, con la intención de al fin salir de ahí, mostraba un semblante serio, pues tenía algunas cosas que mantenían, al menos de momento, su pensamiento muy centrado. Era verdad, completamente, sin lugar a dudas, aquello era verdad, él no tenía talento alguno, ni habilidades tampoco, era un chico que incluso podría considerarse por debajo del promedio, pero si ese era el caso, no había nada que pudiera hacer para cambiar las cosas.
Abrió la puerta del baño y con cuidado salió de ahí, tomando su segunda muleta estando fuera.
Suspiró pensando en cómo apenas el domingo pasado había llegado a la conclusión de que intentar arreglar las cosas una vez más valía la pena. Aun sentía que no era lo ideal ser solo él quien estuviera preocupado por eso y realmente esperaba que su familia pusiera el mínimo esfuerzo de su parte, pero no parecía que eso fuera a ser así.
Lincoln detuvo su lenta marcha de camino a su cuarto, justo antes de quedar frente a las escaleras, teniendo ahora de fondo aquellas voces que provenían del comedor, las cuales parecían hablar bastante mientras comían.
De no ser por Lori, Lincoln seguramente habría creído que al menos sus padres estaban tratando de cambiar las cosas y comenzar a arreglar aquella desafortunada situación en la que vivía. A pesar de que Lincoln aun les guardaba mucho rencor y hablar con ellos o solamente voltearlos a ver le hacían sentirse muy molesto y también atemorizado, el par de veces que hablaron por culpa de sus heridas hicieron creer a Lincoln que sus padres de hecho aún se preocupaban por él. Toda esa atención y preocupación en sus rostros al verlo tan malogrado, la mortificación que podía percibir en ellos ante aquel diagnóstico en el hospital, a pesar de que fue de lo más simple y poco relevante para la salud del peliblanco; el interés que tuvieron al ver la precaria y bastante incómoda situación en la que habitaba ese pequeño cuarto de blancos; incluso la alegre expresión en sus rostros cuando le dijeron todo aquello sobre su nueva cama y sus intenciones por al fin remodelar su cuarto para convertirlo en una verdadera habitación. Todo eso le revolvía el estomago a Lincoln, no porque le molestara sino porque sentía sus emociones muy agitadas y confusas ante aquello. Primero estaban aquellos malos pensamientos que tenia por sus padres, los cuales hacían que su estomago se comprimiera y doliera cuando estaba con ellos, después estaba aquella extraña, pero de cierta forma agradable sensación de cosquilleo en su estomago la cual venía del bienestar que le causaba verlos preocupados por él. Todo eso junto causaba que su estomago terminara revuelto ante tanto movimiento involuntario.
Pero ahora sabía que solo estaba confundido, Lori ya lo había dicho, sus padres se sentían culpables por lo que le pasó, estaban tratando de sentirse mejor compensando el daño que recibió Lincoln, el cual ellos de alguna manera llegaron a la conclusión que fue causado por su culpa. En pocas palabras, ellos simplemente estaban sintiendo lastima por él. Lincoln dio mil vueltas al asunto mientras permanecía de pie en aquel lugar, pero lo cierto es que todo le parecía tan creíble. Hacia un par de años que ellos no se molestaban en preguntarle siquiera como estaba, y ahora, de pronto, estaban tan consternados por su estado. No tenía sentido en la mente de Lincoln. En realidad el chico entendía la preocupación de sus padres, era obvia y justificada, a pesar de todo Lincoln seguía siendo hijo de ellos, y por muy descuidados y lejanos que estos se portaron con él, lo cierto es que nunca le mostraron ninguna emoción negativa, ellos lo amaban al igual que al resto de sus hijas y el podía verlo, solo eran padres muy irresponsables que no podían lidiar bien con la gran cantidad de estirpe que procrearon. Pero Lincoln, de manera consiente se negaba a aceptarlo. Él se odiaba a sí mismo, era más fácil para el pensar que el resto de personas también lo hacían.
***
Algo molesto ante toda la lluvia de ideas en la que el mismo decidió empaparse, Lincoln retomó su marcha hasta su cuarto, dejando atrás aquel ameno e incluso algo gratificante barullo causado por sus hermanas y padres en el comedor. En su camino se topaba las habitaciones de sus hermanas, las cuales, como siempre, estaban abiertas, pero Lincoln no tenía interés en ellas, no había nada ahí que él quisiera ver ni tampoco tenían nada que a él le pudiera interesar. Al menos no hasta que estuvo ya muy cerca de su cuarto.
Frente a frente estaban las puertas de las habitaciones que pertenecían a las gemelas y a las dos hermanas más pequeñas de la familia. A su izquierda, aquella habitación estaba oscura, pues las pequeñas rubias no habían encendido la luz, aunque podía verse con bastante claridad el desorden que ahí había. A su derecha, con la luz encendida y mostrándose muy organizada, con excepción de un par de juguetes en el suelo, estaba la habitación de Lisa. Fue solo un pequeño sonido el que lo distrajo, llamando su atención y haciéndolo voltear a su derecha, alcanzando a ver la fuente de aquello a través de la puerta, aunque muy vagamente debido al ángulo en que estaba.
Su pequeña cara sorprendida, asomándose por encima de la baranda en su cuna, y manteniéndose de pie a pesar de no estar sujetándose de nada. Era la bebé de la casa quien había hecho ese pequeño ruido el cual fue un simple balbuceo. Lincoln medito un momento en sobre si sería una buena idea entrar a la habitación de sus hermanas menores una vez más, pues ya lo había hecho antes y aunque Lisa no pareció molesta con eso, aun creía que era algo invasivo. La pequeña estaba distraída mirando algo dentro de la habitación, por lo que no pudo notar a Lincoln mientras este aun se debatía entre ir o no hacia ella.
No se sentía realmente con el derecho de hacerlo, pero aun así recargo una de sus muletas en la entrada de la habitación, para así facilitar su entrada. Aunque ya no hacía nada por ellas, aun sentía ese instinto protector propio de un hermano mayor, especialmente con Lily ahora que había podido tenerla cerca los últimos dos días. Aunque también podría ser solamente su sentido común diciéndole que estaba mal dejar a un bebé solo. Cual fuera el caso, Lincoln caminó torpemente hasta la cuna, aun tratando de ser silencioso, no por Lily sino por el resto de su familia.
Ante las pisadas, Lily volteo emocionada en dirección a Lincoln, ella esperaba ver a su hermana Lisa en esos momentos, pero a quien vio en su lugar fue a ese chico que últimamente estaba mucho tiempo en casa. Miro a su alrededor en busca de sus padres o de Lisa, pero ninguno de ellos estaba en la habitación, lo que la hacía sentir incomoda, aun no había sido capaz de memorizar el rostro de ese chico, y aun si lo hubiera hecho, no sabía que rol tenía en esa casa, por lo que no era agradable verlo frente a ella en la cuna. Pero, al tenerlo aun más cerca, pudo ver su cabellera una vez más, la cual tenía aquel curioso color que le llamaba tanto la atención, por lo que haciendo caso a su curiosidad infantil, la pequeña estiro sus brazos en suplica. Quería que Lincoln la cargara en brazos para así poder estar más cerca de él y poder tocar su cabello, pero ella no lo consiguió.
Con mucho cuidado, y haciendo lo posible por mantener el equilibrio sin ponerse en riesgo, Lincoln extendió sus manos en dirección a las de la pequeña frente a él, la cual estaba sonriendo y parecía tener también algunas dificultades para permanecer de pie. Tomó delicadamente ambas manos de su hermana menor, y con mucho cuidado las sostuvo, eran tan suaves y tan, en apariencia, delicadas, que Lincoln temió lastimarla si es que hacia algún movimiento brusco. Recordó a su hermana menor Lisa y en cómo ella le causaba algo de ternura a pesar de ser tan atemorizante como llegaba a ser debido a sus conductas, pero era tan pequeña que a simple vista era enternecedor y algo gratificante verla, actuando como una adulta siendo tan pequeña. Pero una vez sus manos sostuvieron las de Lily, Lincoln no pudo más que maravillarse ante lo realmente pequeñas que eran y lo linda que se veía la pequeña con su rostro algo sorprendido ante las acciones del peliblanco.
—Hola Lily— dijo el chico, mirando a la pequeña que con cuidado usaba el barandal de la cuna para sostenerse en pie, ahora que Lincoln debió soltarla para evitar caer por no estar sujeto a nada y aún ser incapaz de dominar aquellos artilugios que le ayudaban a caminar— ¿Sabes quién soy yo?— la pequeña aunque atenta a Lincoln, no mostraba muchas reacciones ante sus palabras— Soy Lincoln ¿puedes decir mi nombre? Lin-coln. Supongo que no, es algo difícil para un bebé. ¿Qué hay de ti, puedes decir tu nombre?— Lincoln apuntó con su dedo a su hermana menor— ¿Puedes decir Lily?
La pequeña, entre balbuceos y sonrisas, consiguió musitar un a penas entendible "Ili", que al ser escuchado por Lincoln, le causo una enorme sonrisa en el rostro.
>>¡Muy bien Lily!— felicitó el chico— Eres muy lista, bien hecho. Tal vez tú también seas una genio. Ahora intenta decir mi nombre. Lin-coln— la pequeña no hizo siquiera el intento de pronunciar aquello, solo miro fijamente a Lincoln mientras sonreía— ¿Qué tal Linky? ¿Puedes decir Linky?— pregunto el peliblanco, sin conseguir más reacción de Lily que unas pequeñas risillas— Si, lo entiendo, no es que escuches mucho ese nombre, y tampoco creo que lo vayas a escuchar muy seguido en el futuro— Lincoln rio de manera discreta y algo forzada ante eso último— Eres tan pequeña, Lily. Me pregunto cómo será el mundo para ti, debe ser muy feliz, aunque también debe ser algo aterrador. Yo soy tu hermano mayor ¿sabes? Sé que no nos hemos visto mucho y que tampoco paso mucho tiempo contigo, pero te juro que no es porque yo no quiera, es solo que a veces las cosas son complicadas— Lincoln acarició el rostro de su pequeña hermana quien aun mostraba esa hermosa sonrisa en su rostro—. Lamento mucho no estar para ti, aunque no es que eso importe mucho. Yo se que mamá y papá te cuidan bien, y aun si ellos no tienen el tiempo, Leni sin dudas podrá hacerse cargo de ti. También se que Lisa se esfuerza por tenerte bien cuidada, así que no te preocupes Lily, aunque yo no esté para cuidarte, aun hay muchas personas que estarán aquí para hacerlo. Tienes a dos padres amorosos y a diez hermanas talentosas, estar o no aquí no es una verdadera diferencia, así que está bien si no sabes quién soy— Lincoln se incorporó ahora por completo, tomando con firmeza su muleta y encaminándose a la entrada de la habitación, tenía pensado avisar a su familia que Lily estaba despierta y sola en su habitación—, tampoco pasa nada si no me recuerdas, de cualquier forma vas a estar bien Lily.
Con mucha intriga y una extraña sensación, Lisa vio a su hermano salir de la habitación. Había subido cuando su reloj inteligente le dio un aviso sobre Lily despierta, por lo que con permiso de su madre, interrumpió momentáneamente su cena para cuidar de aquella que era su pequeña responsabilidad. Como solía pasar, su pequeño cuerpo era tan ligero que podía pasar desapercibida al caminar, especialmente en las escaleras, donde debía pisar con mucho cuidado. Y aunque había visto al peliblanco desde el momento en que comenzó a subir, cuando estuvo finalmente arriba, se sintió intrigada al ver a aquel chico una vez más frente a su habitación. No dijo nada y decidió ver que es lo que haría.
Una vez dentro el chico, ella solo se acercó lo suficiente para poder escuchar lo que sucedía adentro, todo fue silencio hasta que él dijo aquellas palabras. Entonces salió y al verla, él se disculpó por entrar y trato de dar excusas al respecto. Lo cierto es que a Lisa no le interesaba si Lincoln entraba a su habitación, siempre y cuando fuera para cuidar de Lily, como suponía que había sido esta vez. Le dio el indulto que parecía querer y después el chico fue directo a su habitación. Aunque no sabía con exactitud la razón, las palabras del chico la hicieron sentir muy incómoda con lo que parecían expresar, las cuales le parecían inquietantes de una forma en que no entendía muy bien.
Esa noche, tratando de ser discreta para no ser descubierta por sus padres o hermanas, Lisa se propuso a revisar las grabaciones que tenia de la casa, estaba especialmente interesada en ver aquellas del fin de semana pasado, momento en que la familia salió de casa. No creía que fuera a toparse con algo fuera de lo común, pero escuchar a Lincoln hablar de forma tan desganada, le recordó que hacía tiempo no hacia seguimiento a lo que él hacía en casa, el pasaba tanto tiempo fuera que los registros eran en su mayoría inútiles, solo lo veía despertar y después irse a dormir, pero algo estaba una vez más distinto en el chico. Podría no ser nada importante, pero aquellas palabras eran inquietantes y Lisa quería encontrar la forma de interpretarlas para saber porque le provocaban aquella sensación.