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Chapter 12 - Doce Colores - Parte 7

Celeste Renovador

 

A paso firme y esperando lo que vería arriba del todo, una rubia de cabello corto, shorts y una tank-top de color celeste subía las escaleras de la casa al fin notando el sonido que momentos antes su hermana menor inmediata le había comentado. Justo a dos peldaños de llegar al final de la escalera, la rubia cruzo miradas con el causante de aquel ruido pausado y algo sordo. Era un chico peliblanco, con una apariencia desarreglada y algunas partes de su rostro hinchadas y oscurecidas por golpes. El chico desvió la mirada de manera casi inmediata y una vez mas Lori se molesto al ver aquello, estaba cansada de que su hermano menor tuviera esa reacción cada vez que se topaban, era tan hiriente que el siguiera haciéndolo.

 Apresuro su paso sobre las escaleras y también trato de ser más ruidosa dando pisadas fuertes en cada peldaño para enfatizar su molestia, la cual era más que evidente en su rostro y en su postura tan tensa al caminar. Pero su hermano no se movió mas, se mantuvo quieto en la misma posición hasta que Lori lo alcanzo y estuvo a solo unos centímetros de él. De alguna manera eso si era sorpresivo para la rubia, quien estaba acostumbrada a ver como su hermano se alejaba rápidamente de ella cuando se topaban, a paso veloz y solo murmurando algún saludo o despedida. Pero esta vez el se mantuvo ahí, no de manera firme, ni tampoco resignada, simplemente se mantuvo ahí, claramente incapaz de alejarse. Miro un poco hacia abajo y pudo ver con claridad el impedimento que tenía su hermano menor, aquella férula en su pie izquierdo la cual indicaba que esa parte de su cuerpo estaba lastimada y que seguramente aun le dolía, por mucho que lo intentara, en esas condiciones le sería muy complicado huir del lugar como solía hacerlo.

 

 —¿Qué haces de pie?— pregunto la rubia, con una gran molestia aun presente en su voz— Se supone que estés recostado descansando, no deberías mover tu pie para nada.

 

Lincoln se mantuvo en silencio, sin dar la cara a su hermana y manteniendo el equilibrio a duras penas debido a que mantenía su pie izquierdo alzado en todo momento, evitando apoyarse en el. 

 

>>Vamos a tu habitación— dijo la rubia, sujetando con su mano el brazo del peliblanco y haciéndolo tambalearse con la fuerza que uso para ello—, lo siento— la rubia ahora algo asustada tras ver como su hermano estuvo a punto de caer, se disculpo y se mostro algo consternada por lo que hizo—, solo quería llevarte a descansar. Mamá y papá dijeron que no debías moverte por al menos tres días, así que no deberías estar caminando por la casa, podrías caerte y lesionarte aun mas.

 

 —Solo quería ir al baño— respondió el peliblanco, con una voz tenue y algo agitada por el susto mientras conseguía mantener el equilibrio gracias tanto a la ayuda de su hermana como a mantenerse recargado en la pared.

 —Eres literalmente un tonto ¿sabías?— pregunto Lori rodeando con su brazo al joven lastimado, sirviendo para él como un apoyo para ayudarlo a caminar— Podrías simplemente avisarnos que necesitas ayuda, literalmente para eso nos quedamos en casa, si te vuelves a lastimar mamá me va a culpar a mí.

 —Lo siento— balbuceo Lincoln, dejando que su hermana lo ayude a llegar hasta el baño y entrando de manera dificultada en el lugar debido a las pocas cosas donde apoyarse que aquel lugar tenia.

 —No olvides lavarte las manos— remarco la rubia—, estaré aquí esperándote.

 —Puede que tarde más de lo que esperas— comento Lincoln, levantando su mano derecha, haciendo notar aquello que llevaba en ella y de lo cual la rubia no se había percatado hasta ese momento—, planeo darme un baño, es solo que olvide traer mi esponja y debí regresar al cuarto por ella.

 —¿Qué?— pregunto la rubia, genuinamente confundida— ¿Planeas bañarte, en ese estado? Literalmente estas pidiendo a gritos que te ocurra otro accidente. ¿Cómo se supone que vas a bañarte si solo puedes usar uno de tus pies? Solo conseguirás caerte en algún momento.

 —Pues, pensé que estaría bien si me siento en la orilla de la bañera, así no debería haber problema. El doctor dijo que mi férula es de plástico, así que no debería haber problema si la mojo.

 —Por supuesto que hay problemas tonto— reclamo Lori, frunciendo el ceño—, la bañera estará húmeda, el piso también cuando termines, el tapete podría moverse, incluso podrías tropezar con algo. Estas, literalmente, incapacitado ahora mismo, caerte sería algo más común. Deja de decir tonterías y volvamos a tu habitación.

 

Lori se veía molesta, por eso Lincoln no quiso decir nada mas, no estaba dispuesto a molestarla hasta llevarla a algún extremo, por lo que con cuidado camino en dirección al excusado.

 

>>¿A dónde vas?— pregunto Lori, ahora algo incrédula— Si vas a usar el baño al menos cierra la puerta, enfermo.

 —No es eso— respondió Lincoln algo decaído y con un pequeño sonrojo en sus mejillas debido a la vergüenza que el comentario de su hermana le provocaron—, voy a tomar mis cosas para regresar.

 

Lori miro dentro del cuarto de baño, ciertamente sobre el tanque del excusado estaba la ropa de Lincoln, seguramente el planeaba bañarse sin ayuda de ella o de alguien más, después de todo lo encontró a medio camino de cumplir con ello. Aquello la molesto de nuevo, no entendía por qué su hermano se comportaba de aquella manera con la familia, era tan molesto y tan doloroso. ¿Por qué no podía volver a ser aquel dulce niño que jugaba y quería a todas? Ahora era solo un chico antipático y escurridizo que no quería verlas a la cara, para colmo fue él quien dejo de hablarles después de todo lo que les hizo. Si existía el derecho a estar molesto y no querer hablar, le debía pertenecer sin dudas a ellas, no a Lincoln, pero aun así era él quien parecía estar indignado con todo lo ocurrido y tratando de evitarlas.

 Pero había cosas que hacer y en ese momento estar molesta y reclamando no era una de ellas, su madre le pidió encarecidamente que cuidara de Lincoln ya que necesitaba descansar la herida en su pie, por lo que para evitarse problemas eso es lo que haría. Entro al baño junto a Lincoln y lo sentó sobre el excusado, exigiéndole que se mantenga ahí esperando por ella. Salió del baño y bajo las escaleras para poder encender el calentador de agua. A los ojos de Lori era increíble hasta donde podía llegar su hermano menor por evitarlas pues estaba por bañarse con agua fría solo para evitar bajar a encender el calentador y toparse con ellas. Al igual que todas las mañanas en las que se escurría por la casa para arreglarse y salir mucho antes que ellas. Volvió al baño y sin decirle mucho a Lincoln, comenzó a llenar la bañera con agua templada.

 

 —No puedo dejarte solo porque podrías caerte en cualquier momento— aclaro la rubia de manera repentina—, así que voy a acompañarte mientras te bañas. Dime donde está tu traje de baño para traértelo. Y no pienses que te voy a ayudar a ponértelo.

 —Yo no tengo uno— respondió Lincoln muy abochornado por lo que su hermana le dijo.

 —¿Qué? ¿Cómo que no tienes? Literalmente vamos a la playa al menos una vez al año, no puedes no tener un traje de baño.

 

Un pequeño pero incomodo silencio se creó en aquel lugar, causado por la extraña expresión que Lincoln puso ante lo que su hermana dijo y causando que Lori entendiera a que se refería el chico. Hacia al menos dos años que él no los acompañaba a ningún viaje familiar, sin importar si era dentro del pueblo o de visita en alguna otra ciudad. Tenía sentido que no tuviera un traje de baño, después de todo no lo había necesitado en mucho tiempo. Estaba segura de que si iba a su habitación y hurgaba lo suficiente, encontraría algún traje de baño viejo de su hermano, pero también era probable que la prenda no le quedara ya debido a la diferencia de talla. Dio un suspiro y después de resoplar tomo la palabra una vez más.

 

>>Bien, báñate solo, da igual. Voy a mi cuarto, solo avísame cuando termines para llevarte de nuevo a tu habitación. Y procura salir vestido de aquí, no quiero ver tus miserias ¿entendido?— Lincoln asintió ante aquello— La bañera ya esta lista, solo recuerda vaciarla cuando termines y no me hago responsable por la cosa que tienes en el pie, fuiste tú el que dijo que no se dañara con el agua.

 

Lori salió del baño cerrando la puerta detrás de ella y dirigiéndose a su habitación, antes de entrar se quito los zapatos para evitar que Leni la regañara y entonces fue hasta su cama donde se acostó boca abajo un momento para esperar por Lincoln. Su intención era distraerse con su teléfono mientras veía sus redes sociales o quizá hablando con sus amigas quienes estaban en clase, mandándoles mensajes solo para molestarlas, pero antes de siquiera sacar su teléfono del bolsillo de su short, ella se quedo dormida sobre su cama. No estaba cansada ni tampoco podía decir que se durmió por culpa del estrés, era simplemente que al estar en su cama se relajo tanto como para quedarse dormida. Afortunadamente Lori era el tipo de persona que por muy cómoda o cansada que este, si duerme por las mañanas o tardes, le es imposible hacerlo por mucho tiempo, de manera natural despertó pasados unos cuarenta minutos, aunque lo hizo de forma algo abrupta y pesada. Recordó de pronto que Lincoln estaba en el baño y que también estaba lastimado, por lo que trato de incorporarse rápidamente, camino hasta la entrada de la habitación y dirigió su mirada hacia la izquierda en dirección al baño. La luz estaba apagada y la puerta estaba solo parcialmente cerrada, en casa eran muchos los miembros de la familia que ocupaban ese lugar, por lo que la privacidad era valiosa dadas las diferentes edades que todos tenían y la presencia de hombres entre tantas mujeres, por lo que un acuerdo de la familia era dejar la puerta del baño parcialmente abierta para que el resto de familia sepa que está desocupado, de la misma manera que al ver la puerta del baño completamente cerrada indicara de inmediato que aquel lugar estaba ocupado.

 Volvió a ponerse sus zapatos de manera descuidada y fue hasta el final del pasillo, al otro lado de las escaleras, el lugar opuesto al baño, el cuarto de su hermano menor. Mientras lo hacía tomo su teléfono y reviso la hora, era aun temprano, pero decidió escribir un mensaje a sus amigas solo para molestarlas mientras estaban en clases, aunque antes de poder hacerlo noto que tenía un par de mensajes no leídos de parte de ellas. Lori pasa mucho tiempo usando su teléfono y registrando la mayoría de las cosas que hace, pero justo ese día olvido avisar a sus amigas que se quedaría en casa a cuidar de su hermano menor, por lo que ellas se preocuparon. Sonrió ampliamente ante la preocupación de sus amigas y pensó que era gracioso como eran tan cercanas que a veces parecía que ellas la preferían a ella sobre sus novios, en seguida perdió su sonrisa y después de un suspiro pensó en que a ella también le gustaría tener un novio.

 Como siempre lo hacía, Lori abrió la puerta de aquel lugar sin anunciarse antes, sin importarle mucho que su hermano viera su privacidad violentada. El estaba ya en el suelo nuevamente, recostado sobre sus sabanas y manteniendo su pie izquierdo algo levantado con la ayuda de algunas almohadas, en silencio y aparentemente tranquilo. Cuando regresaron del hospital, el fue bastante necio con la idea de recostarse en el suelo y no en su catre, pero Lori no pensó mucho al respecto, su hermano menor siempre tuvo conductas peculiares, por lo que dormir en el suelo no era tan extraño realmente.

 

 —Oye, me quede dormida— comento la rubia—, disculpa por no ayudarte a regresar a tu habitación— Lincoln solo volteo a verla, pero no dijo nada—. Como sea, se supone que debo cuidarte estos días, así que no vuelvas a hacer algo estúpido, andar por la casa tu solo es peligroso, podrías caerte, especialmente cerca de las escaleras. Cuando necesites algo solo grita, Leni y yo estamos aquí. No, olvida eso, Lily también está en casa, no quiero que la despiertes o la asustes por error, mejor solo manda un mensaje a mi teléfono y vendré a ayudarte o lo que sea.

 —Lori— pronuncio el peliblanco, algo inseguro de si era correcto hacerlo, y deteniendo a su hermana quien ya estaba por cerrar la puerta del cuarto tras de ella posterior a salir—, no puedo hacer eso.

 

Lincoln saco su mano de aquella vieja mochila y le mostro a su hermana lo que había tomado de ella, un teléfono completamente destrozado. Con una pantalla estrellada, la cubierta trasera rota, cubriendo solo la mitad del teléfono, sin los botones laterales y luciendo completamente desgastado.

 

 —Literalmente estas en problemas— afirmo la rubia, con un tono algo severo en su voz—, ¿sabes lo que te harán mamá y papá cuando se enteren de lo que le hiciste a tu teléfono? ¿Cómo rayos lo dejaste tan deshecho?

 —Fue por el accidente— mintió Lincoln, pensando que aquella era una buena excusa para reducir o incluso evitar represarías por su ya inservible teléfono.

 —Oh… bien, entonces estaré en mi habitación, si necesitas algo solo abre la puerta y avísame, tendré mi puerta abierta también para escucharte.

 

Lori regreso a su habitación mientras iniciaba una conversación con sus amigas a través de mensajes, dejando atrás a su hermano menor. Se recostó sobre su cama y tratando de mantener una postura correcta, continuo atenta a su teléfono por mucho rato mas. Era su única distracción después de todo, cuidar de la segundogénita de la familia le quitaba más tiempo del que le gustaba, tanto como para no poder salir con sus amigas de manera regular o como para tener un novio. Leni era una responsabilidad tan grande para Lori que incluso había tenido que dejar a tras algunas cosas importantes para ella, o al menos posponerlas de manera indefinida, tal como lo hizo con su admisión a la universidad en la que tanto lucho por conseguir una beca, la cual al final tuvo que rescindir. No se arrepentía de ello, pues hacía mucho tiempo que Lori tomo de manera consiente la decisión de estar ahí para apoyar a su hermana menor inmediata, no quería dejarla sola y estaba dispuesta a retrasar sus sueños con tal de ver que Leni tendría oportunidad de salir adelante o en su defecto, y también en un caso más probable, hasta que Lori tenga los recursos para llevarla consigo y seguir cuidando de ella mientras trata de cumplir sus sueños. Por eso abandono aquella beca, pues debía ir a Pensilvania para asistir, dejando atrás a Leni, quien podría lidiar con aquello con ayuda de sus padres, pero que seguramente tendría problemas en la escuela para poder mantener el progreso que había logrado con los años para socializar. Pensar en ella hizo que Lori quisiera bajar a verla, pero no lo hizo, prefería no interrumpir, después de todo Leni estaba cuidando de Lily en ese momento. Aunque la familia tenía muchas preocupaciones por el futuro de Leni, de entre las cosas que ella hacía, cuidar de sus hermanos era de las pocas que podía hacer bien, sin inconvenientes y prestando su total atención, quizá era su instinto materno, pero Lori sabía que dejar a Lily al cuidado de Leni era completamente seguro, era mejor dejarla sola con la bebé, para que como su medico había dicho ya en varias ocasiones, Leni siga mejorando y puliendo su independencia a través de tareas que le hagan sentir útil y suficiente.

 Al cabo de un rato mas, Lori pudo escuchar pasos subiendo las escaleras, era obvio a quien pertenecían esos sonidos, por lo que pensó que quizá Leni le pediría el almuerzo, pero cuando noto que los pasos llegaron a la planta alta, continuaron en dirección opuesta a su habitación. Lo primero que pensó Lori es que seguramente Leni intentaba ir al cuarto de Lincoln para hablar con él, por lo que se puso de pie y camino hasta el pasillo, alcanzo a ver como su hermana entraba en la habitación de las más pequeñas de la casa con Lily en brazos, tal parece que la pequeña se quedo dormida y solo quería llevarla a su cuna. Permaneció de pie un momento, esperando a que Leni saliera de la habitación para decirle que era hora de preparar el almuerzo, pero en su lugar Leni solo se asomo un poco desde la habitación de Lisa y Lily. Estaba viendo en dirección al cuarto de Lincoln, aquello no sorprendió a la chica de short, sabía que su hermana menor seguramente estaba preocupada, por lo que pensó que no sería tan mala idea dejarla ver al peliblanco, a pesar de lo desagradable que eran las heridas en su rostro, después de todo Leni era muy inocente y muy ajena a todo lo que sucedía entre Lincoln y sus hermanas. Cerró la puerta de su habitación con cuidado, pero sin poder evitar que la misma rechinara un poco debido a lo vieja que era y con ello alertando a Leni. Con total tranquilidad Lori se acerco a su hermana menor especial y pregunto por la bebe, tratando de entablar una conversación con ella, y tratando de hacerla despegar su atención de aquel cuarto al fondo del pasillo.

 

 

Blanco Oscuro

 

Después de su visita al hospital, Lincoln se sintió mucho más tranquilo, estaba mucho más cómodo viajando en vanzilla, con sus padres y dos de sus hermanas, que en ocasiones anteriores y aunque muy poco, la opresión en su pecho se sentía disminuida ahora que iban de regreso a casa. Quizá era el medicamento que el médico le administro, pues también había dejado de sentir la mayor parte del dolor que lo aquejaba en su pie y las punzadas y piquetes que sentía ahí se habían desvanecido, por lo que seguramente ese medicamento le habrá hecho perder no solo algo de su sensibilidad sino también un poco de lucidez. También podría ser el paisaje que veía por la ventana de la van mientras iban de regreso a casa, pues aquello lo relajaba mucho. Desde que tenía memoria, para Lincoln era una de sus actividades favoritas, lo hacía sentir relajado y también melancólico, pero valía la pena distraerse mientras veía el paso del paisaje frente a él. Aquellos momentos lo distraían lo suficiente como para no pensar en el recorrido y olvidar el alboroto que sus hermanas hacían dentro del vehículo, pero no tanto como para evitar que se concentrara en sus pensamientos, era para Lincoln su momento de reflexión, tanto por las mañanas de camino a la escuela, como por las tardes de regreso a casa. Pero fue algo que dejo de hacer debido a su distanciamiento con su familia, y ahora que volvía a hacerlo se podía dar cuenta que era muy agradable, algo que lo despejaba y lo ponía de buen humor.

 Una vez en casa, tanto sus padres como Lori lo ayudaron a subir hasta su cuarto y también le intentaron ayudar a estar cómodo para evitar que moviera su lesión y eso ocasionara más problemas. Eso no le gusto en absoluto a Lincoln y se esforzó mucho por convencerlos de que estaría bien y que quería estar solo, no quería que nadie estuviera con él en ese pequeño espacio el cual lo avergonzaba mucho. Ese sentimiento era común en Lincoln, ya que desde los primeros días que fue mandado al cuarto de blancos se avergonzó de tener que habitar ese lugar, especialmente por las burlas que recibía de sus antiguas compañeras de habitación. Nunca tuvo privacidad ahí y en más de una ocasión recibió visitas muy inesperadas e inconvenientes causadas por la costumbre de sus hermanas a entrar ahí sin permiso en busca de toallas limpias o de sabanas nuevas. Tampoco había mucho espacio, por lo que aun si lo hubiera intentado, seguramente jamás habría conseguido personalizar aquel lugar como en parte lo estaba su antigua habitación, las paredes eran inaccesibles debido a los estantes y la ropa colgando, nada de ese lugar daba la sensación de que fuera habitable, incluso el único mueble que ahí estaba el cual Lincoln podría disponer era una cajonera que siempre estaba llena de cosas para Lily o de algunos productos de limpieza, por lo que no había espacio para poner ahí su ropa, la cual de por si no era mucha.

 En los percheros estaban colgados todos los vestidos que Lola usaba para presentarse en sus certámenes de belleza, los abrigos de la mayoría de la familia también e incluso algunos retazos de tela que Leni llegaba a usar ocasionalmente, y entre todo aquello estaba algo que resaltaba un poco, justo al frente y ocupando un único espacio, era un gancho del cual colgaban las camisas de Lincoln, separadas con una gran bolsa plástica del resto de la ropa, todas juntas, una sobre la otra con la intención de no usar más espacio. Vestía su pantalón la mayor parte del día, así que al dormir únicamente se lo quitaba para doblarlo y ponerlo sobre el catre junto a aquella vieja camisa que usaba para dormir. Su despojo de mochila recostada a un lado del catre, sobre el suelo y cerca de un pequeño cajón de madera en el cual Lincoln guardaba su ropa interior, sus calcetines arriba, tratando de esconder sus bóxers, pues sabía que cuando no estaba en casa, la familia entraba muchas veces ahí por diversos motivos. Y después estaba el, en el piso, sobre sus sabanas y cubriéndose con su vieja pero en excelente estado cobija, usando aquella almohada la cual ya no tenía forma debido al uso. Nada de eso podía hacer sentir a Lincoln cómodo con las visitas pues sabía que lo juzgarían por las condiciones en que vivía, incluso podía ver con claridad aquello en el rostro de Lori cuando entro con él para ayudarlo. A sus padres no supo cómo interpretarlos, sus caras mostraban algo que Lincoln no pudo interpretar pero que podía decir con seguridad que no era bueno.

 La primera en entrar con él fue Lori, quien le ayudo a colocar su sabana sobre el suelo y lo ayudo a recostarse también, no sin dejar de quejarse del poco espacio que había en aquel lugar. Lincoln no podía culparla, también llego a quejarse en varias ocasiones de que ese lugar no tenía el espacio suficiente, pero sus padres no le dieron mucha importancia, después de asegurarle que sacarían todo de ese cuarto para que Lincoln tuviera espacio para sus propias cosas, no se hizo nada en realidad. Por el contrario el espacio se reducía más cada vez que sus hermanas debían guardar más y más ropa ahí dentro. Cuando al fin pudo recostarse sobre el suelo de la forma más cuidadosa que pudo, Lincoln vio a Lori salir por la falta de espacio y quizá también por el poco interés que tenía en seguir ahí, pero al hacerlo dejo la puerta abierta. Lincoln estuvo tentado a alzar la voz y pedirle a su hermana mayor que tuviera la cortesía de cerrarla, pero al final no tuvo el valor de hacerlo, no quería incomodarla, además en ese punto el ya no sabía si debía dirigirse a sus hermanas usando sus nombres completos o solo sus apodos. "¿Se molestaría si la llamo Lori? ¿Debería llamarla Lorelai?" Era complicado entender hasta que punto debería de volver a ser formal o casual al hablar con ella y con el resto de sus hermanas. Tratando de evitar pensar más en ello, se preparo para levantarse y poder cerrar la puerta por sí mismo, pero en el pasillo consiguió ver a sus padres en camino, iban hacia él, por lo que permaneció sentado y se recorrió lo suficiente para que su espalda tope con la pared.

 De inmediato ambos padres se vieron el uno al otro y después inspeccionaron con cierto detenimiento el cuarto en el que Lincoln pasaba sus noches. Su padre se veía sorprendido, aunque no de una forma grata, miraba aquel lugar de un lado al otro y de arriba hacia abajo, lentamente y mostrándose algo confundido por momentos con las cosas que entraban en su campo visual. El hombre de mayor edad en la casa mantenía una expresión de asombro y desagrado casi en la misma cantidad, dejando su boca abierta ante lo que veía y tragando saliva de forma pesada, especialmente cuando su mirada se cruzo con la de su hijo. Aquel pobre chico de cabello blanco recostado sobre la pared, descansando su lastimado pie en el suelo ya que en aquel lugar no había otro sitio para hacerlo, el espacio era insuficiente y la distribución en el lugar era simplemente impráctica para que se usara como habitación.

 Su madre cubría su boca, también se veía algo sorprendida, pero en su rostro era más correcto decir que se reflejaba el desconcierto, nada de lo que veía le era del agrado y de hecho la hacían sentirse bastante mal. Su único hijo varón dormía en aquel lugar desde hace ya un par de años como mínimo, pero el lugar seguía viéndose como un cuarto de blancos. Los estantes con ropa limpia y sabanas listas para ser usadas, las perchas con ropa colgada, en su mayoría perteneciente a la princesa de la casa, la cajonera en la que solían guardar pañales y algunas otras cosas para Lily, así como algunos productos de limpieza para la ropa. Incluso aquella desagradable corriente de aire que se podía sentir y la cual era obvia se colaba desde los espacios entre las maderas viejas del suelo. El ambiente oscuro y algo deprimente causado por la única bombilla del cuarto, la cual era muy tenue y de luz amarilla debido a lo antiguo que era aquel utensilio. Arrinconado debajo de las perchas estaba aquel viejo catre el cual recordaba era bastante escandaloso, pero que ahora incluso tenia evidentes manchas de oxido comenzando a crecer en su cuerpo metálico y junto a este un pedazo de tela desgastada que claramente era la mochila de su hijo, compartiendo espacio con un cajón de madera bastante viejo en el cual podían verse con claridad los calcetines del chico. Podía reconocer el cajón, seguramente lo tomo de uno de los muebles que están en el ático, es igual de viejo y con aquel color barnizado tan oscuro y malogrado. Colgando de la percha las pocas camisas que su hijo tenía, todas ya en un evidente desgaste y viéndose incluso descoloridas. Y casi en el centro de aquel poco espacio restante en el suelo, su hijo, sobre una sabana, completamente lastimado del rostro y con una dolorosa herida en su pie. La mujer tapaba su boca ante todo lo que veía usando su mano izquierda, pues su mano derecha la tenía sobre su vientre, ya que sentía que su estomago se había encogido y le causaba un poco de dolor. Sentía incluso que en cualquier momento podría terminar por devolver todo aquello que estuviera dentro de su estomago debido a la falta de espacio.

 Ningún padre supo que decir, estaban completamente ofuscados con la sorpresa de lo que veían. Había sido bastante el susto al ver a su hijo en la condición en la que estaba, pero sin dudas fue mucho peor verlo en la condición en la que habitaba aquel lugar.

 

 —Lincoln— fue la madre la primera en hablar— ¿Dónde están tus cosas?

 

Sintiéndose ya algo agotado y con sus parpados pesándole bastante y haciendo difícil mantenerlos abiertos, el peliblanco respondió simplemente señalando con su mano al pequeño rincón que albergaba a su cajón y su mochila, en seguida apunto a su único gancho en el perchero. La mujer pareció sentirse mal ante lo que vio y siendo el padre quien mejor pudo mantener la compostura, continúo la conversación.

 

 —Ya veo— dijo el hombre de grandes entradas en su cabellera—, debemos hablar sobre eso entonces— continuo, algo preocupado de sus propias palabras—. Por ahora solo toma esto hijo, te vez algo apagado y el novio de Lisa dijo que cuando eso pasara te diéramos esta suspensión oral. Te hará sentir mejor y te va a quitar el sueño, aunque también dijo que el dolor podría volver, pero solo un poco.

 

Lincoln atendió a las palabras de su padre y tomo aquel jarabe que el hombre le acerco, usando el dosificador que tenia para poder beberlo. El sabor era muy amargo y la textura del mismo era muy desagradable, casi viscosa, a pesar de que en realidad el medicamento lucia bastante suave. El cambio fue casi inmediato en cuanto probo aquel desagradable medicamento, Lincoln se sintió espabilado de inmediato, casi como si hubiese tomado un gran sorbo de café negro muy amargo, y aunque no tenia sueño, el pesar de sus ojos se mitigo al instante con aquello. Se sintió un poco mejor por haber probado el medicamento, pero antes de que pudiera ver el nombre del mismo, su padre se acerco a él nuevamente y le pidió se lo devolviera.

 

 —¿Son estas todas tus camisas hijo?— pregunto Rita, habiéndose acercado al perchero y tomado el gancho de Lincoln, retirando las prendas del mismo para revisarlas y también contarlas, el solo respondió asintiendo con la cabeza— Pero son solo seis ¿Qué se supone que haces cuando lavas tu ropa?

 

Lincoln no quiso responder a eso, era vergonzoso decirle a su madre que los domingos, al momento de lavar su ropa, debía permanecer en el sótano junto a la lavadora hasta que terminara ya que al no tener más prendas debía quedarse únicamente en ropa interior.

 

>>¿Y el resto de tus pantalones?— continuo Rita, después de arrojar las camisas de Lincoln al catre y entonces notar que no había visto aquella prenda de él— ¿Dónde pones tu ropa sucia?

 —Solo tengo este pantalón— respondió Lincoln, sujetándose una de sus piernas para enfatizar lo que decía.

 —¿Sueles acostarte en el piso hijo?— pregunto el padre, tratando de esclarecer aquella duda que le surgió desde el momento en que entro al cuarto.

 —El catre es muy ruidoso y cuando lo usaba molestaba a las chicas en la noche.

 —¿Por qué no tienes más ropa Lincoln?— pregunto Rita, usando un tono de voz algo enrarecido— ¿Por qué tu mochila esta en este estado y por qué no tienes útiles escolares?

 

Lincoln lamento eso, su madre había abierto su mochila, o lo poco que quedaba de la misma, consiguiendo dañarla en su desesperación por hacerlo. Uno de aquellos botones que Lincoln cosió en la mochila había caído al suelo, era normal, el no tenia habilidades con las manualidades, por lo que eso podría haber pasado en cualquier momento ante el pésimo trabajo que hizo, razón por la cual trataba de cuidar mucho el trato de aquella vieja mochila.

 

>>¿Qué es todo esto?— pregunto Rita, ahora revisando el cajón en el que el chico guardaba su ropa interior y los pocos artículos de limpieza que tenia para uso personal— ¿en esto gastas tu mesada? Deberías usar las cosas que están en el baño, son para todos. Deberías gastar tu dinero en otras cosas. Y explícame porque no nos dijiste que tenías tan poca ropa, estas camisas están ya descoloridas y la tela esta estirada. Y ese pantalón— Rita pauso un momento—… ¿esos son los tenis que usas? ¡Por dios Lincoln! Ten algo de vergüenza, se ven horribles, parecen sacados del tiradero de la ciudad. Deberías usar tu mesada para comprar ese tipo de cosas, no les damos ese dinero para que lo gasten en tonterías, se supone que lo usen para este tipo de cosas.

 —Yo no tengo una mesada— respondió Lincoln, usando una voz tenue ante la impresión que le dio escuchar a su madre alzar la voz mas y mas a cada palabra—, aun no me la han devuelto.

 

Tanto Rita como su esposo recordaron inmediatamente eso al escuchar a su hijo, le habían retenido la mesada con la intención de usarla para conseguir más rápidamente una cama para él, pero de alguna manera su hijo seguía teniendo disponible únicamente un catre viejo y algo oxidado el cual ni siquiera usaba para evitarle molestias a sus hermanas. Algo extrañados preguntaron a su hijo sobre sus comics, el solía tener muchos de esos, los coleccionaba, comenzó a hacerlo hace mucho tiempo y también sabía que tenía algunos que eran valiosos. Aunque no eran capaces de entender aquella afición de su hijo, en su momento decidieron respetarla y darle la oportunidad de mantenerla por lo importante que había resultado ser para el de la mano de aquella afición por las películas que tenia. Miraron a su diestra y vieron muchas cosas, en su mayoría ropa, después miraron a su siniestra y la vista fue muy similar, el poco espacio de aquel lugar estaba ocupado por pertenencias de todos. Entonces su hijo respondió, el ya no tenía aquellos comics, los había vendido hace tiempo. ¿Con que motivo? Conseguir algo de dinero después de que sus hermanas no le permitieron trabajar con ese fin.

 Los padres dirigieron algunas palabras a su hijo de manera torpe y enseguida salieron de aquel lugar algo apresurados. Debían hablar cuanto antes y ambos lo sabían, pero debían hacerlo en privado, no querían que ninguna de sus hijas lo supiera, eso sería lamentable. Dentro de su habitación, la pareja se acomodo antes de comenzar, la esposa fue directo a la cama y se sentó en la orilla, colocando sus codos sobre sus rodillas y recargando su rostro sobre sus manos, mientras el hombre tomo asiento frente al espejo que ella usaba para maquillarse por las mañanas. El silencio estuvo presente por un momento antes de que alguno de ellos se decidiera a emitir alguna palabra. Sin importar el que, ambos sabían que seguramente lo que saliera de sus bocas a partir de ese momento serian únicamente excusas o reclamos por la forma en que habían hecho vivir a su hijo todo este tiempo.

 

 —¿Lo sabías?— pregunto Rita, con una voz pesada y soltando sus palabras en medio de un suspiro.

 —¿El qué?— pregunto Lynn, sin haber prestado atención a lo que su mujer dijo y diciendo aquello mas como un acto reflejo.

 —¿Sabias que nuestro hijo, nuestro único hijo, vivía de esa forma?

 —¿A qué te refieres?— pregunto Lynn, aun sin ser capaz de prestar atención a su esposa.

 —¡Lynn! ¿Acaso no lo escuchaste? Desde que lo mandamos a dormir a ese lugar el no tiene dinero para sí mismo. Le quitamos la mesada y nuca se la devolvimos. ¿Por qué nunca volviste a darle mesada?

 —No tenía idea— respondió Lynn, ahora más atento a lo que su esposa decía, pues a pesar de saber lo delgadas y endebles que eran las paredes, decidió alzar su voz—, nunca les he repartido el dinero. Cuando terminan sus deberes le doy a Lori el dinero y es ella quien lo reparte. ¿Por qué no le daba su parte a Lincoln?

 —¿A caso le dijiste en algún momento que le diera su mesada de nuevo?

 —La verdad— Lynn se quedo un momento en silencio, tratando de recordar si es que hizo aquello—… no lo recuerdo. Probablemente no.

 —Lo dejamos sin mesada Lynn… y sin dinero para él. ¿Cuándo fue la última vez que le compramos ropa o zapatos?

 —No tengo idea querida. Normalmente es Lori quien lleva a los chicos al centro comercial para comprar la ropa y otras cosas. Nosotros nos ocupamos solo de las más pequeñas. Últimamente incluso Lucy va con Lori, ya no le gusta que le sugiramos vestidos ni cosas así. Y ya sabes, se llevan la tarjeta y solo la traen de vuelta con sus compras y los tickets.

 —Entonces ¿Por qué Lincoln no las acompaño y pidió ropa para él, o útiles escolares, o una mochila que si sirva?— a pesar de que ya se había calmado, Rita comenzaba una vez más a levantar la voz.

 —No lo sé amor, ahora que lo pienso ¿hace cuanto fue la última vez que hablamos con él? ¿Tú has pasado algo de tiempo con el últimamente?

 —No— respondió Rita, después de pensarlo por un rato sin poder llegar a un recuerdo cercano con su hijo varón—… últimamente solo pasamos tiempo con Lily, las gemelas y Lisa. Las demás ya están en esa etapa de independencia en la que no quieren nuestra ayuda ¿recuerdas? Por eso empezamos a hacer aquellas charlas después de la cena, para tratar de seguir en contacto con las mayores.

 —Ahora que lo pienso ¿recuerdas a Lincoln ser parte de alguna de esas?— pregunto Lynn, bastante intrigado y quizá algo confundido también.

 —¿Qué? No, ahora que lo mencionas, no recuerdo que lo haya estado. El llega a casa después de la cena siempre.

 —Cierto. El ya no pasa mucho tiempo en casa. ¿El te ha dicho a donde es que va hasta tan tarde? Tampoco llega a casa para la comida. También se va muy temprano en las mañanas, incluso los fines de semana. ¿A dónde se supone que va a esas horas los domingos?

 —Yo, no tengo idea. Cuando abriste tu restaurante el tiempo con los niños se volvió complicado de administrar ¿recuerdas? Se volvió imposible estar al tanto de todos con mi trabajo y el tuyo.

 —Bueno, con Lori en casa eso tampoco era un problema, siempre mantenía todo bajo control y a sus hermanos sanos y salvos. Solo debíamos preocuparnos por las más pequeñas. A pesar de ser nuevo, tenía suficiente tiempo en el restaurante para cuidar de ellas en varias ocasiones ¿recuerdas?

 —Lo sé, aun así no fue nada fácil. Con Leni en casa, cuidar de sus hermanas menores fue difícil para Lori. Especialmente con junior y los gemelos.

 —Si, recuerdo eso. Junior era una verdadera estampida humana, nada quedaba en pie a su paso. Bueno, eso sigue siendo igual, la única diferencia es que antes ella daba las órdenes y eran los gemelos los que terminaban destruyendo todo, ahora es ella misma quien arrasa lo que tenga en frente. Hubiera sido bueno que ella fuera un niño, así pude haberla llamado Lynn realmente y no solo decirle así como apodo.

 —Por dios Lynn, ya deja ese tema. Se llama Lenna, no te puedes quejar, fuiste tú quien eligió ese nombre. Y ambos sabemos que lo hiciste así porque sabias que Lenna y Lynn son prácticamente el mismo nombre, incluso significan lo mismo. De hecho podríamos decir que eres tu quien se llama igual que ella y no al revés. Fuiste tú quien me dio todo ese sermón de "si es un varón se llamara Lynn como su padre y si es una niña se llamara Lenna porque es el origen de Lynn".

 —Si, tienes razón, no me puedo quejar.

 —Por supuesto que no, has elegido el nombre de todos nuestros hijos, y vaya que te has puesto algo exagerado con ese tema. El único nombre normal que has elegido es el de Lily.

 —No mientas, Elisa es también un nombre normal y bonito. Ya sabes, como el de la niña de esa película de bajo presupuesto, la que quiere robar el banco.

 —Exacto, a eso me refiero con que has sido exagerado al momento de elegir sus nombres. ¿No pudiste decir que elegiste su nombre por la bonita pieza para piano?

 —Bueno, esa es también en parte la razón por la que Lisa se llama así.

 —Eso da igual ahora, a pesar de todo amo cada uno de los nombres que elegiste para nuestros hijos, sin excepción. Pero ahora estamos hablando de Lincoln.

 —Tienes razón, pero ¿Cuándo fue que dejamos de prestarle atención? Puedo recordar algunos momentos con junior, con Leni e incluso hablar de vez en cuando con Lori o Lucy además de la cena. ¿En qué momento Lincoln desapareció?

 —¿A qué te refieres con eso?

 —Bueno, como ya te dije, Lincoln se va temprano en las mañanas todos los días, antes de que nosotros nos despertemos, o justo después de que lo hacemos. Por la tarde no regresa a comer a la casa y ambos sabemos que no es por asistir a un club o equipo escolar. Incluso Lynn o Luna pueden volver a casa a tiempo para comer a pesar de ser parte de uno, o varios, en realidad. Y por la noche tampoco podemos verlo, llega después de la cena. A veces me doy cuenta de cuando llega porque puedo oler la comida recalentada, pero de no ser por eso no tendría idea de a qué hora regresa a casa. No, eso da igual ¿Dónde demonios se mete ese niño todo el día?

 —¿Crees que este metido en algo peligroso?

 —No lo creo, Lori nos habría dicho si algo raro ocurría con él, pero no ha sido el caso. ¿O tú recuerdas que Lori mencionara algo?

 —Pues no, en realidad no recuerdo que mencionara nada malo de sus hermanos además de alguna travesura ocasional. Los únicos problemáticos de la casa son Leni y Lola. Por suerte Lori decidió quedarse en el pueblo, así que por Leni no hay demasiado de que preocuparse, y en cuanto a Lola, ya la conoces, es ella misma quien viene a decirnos siempre en que problemas se ha metido.

 —Entonces deberíamos recordar lo último que supimos de Lincoln. ¿Alguna idea?

 —Pues nada importante después de su problema de ira. Ya sabes, las golpizas que le dio al niño del equipo de futbol, el que solía intimidar a junior. Pero después de eso todo mejoro con las terapias, no recuerdo nada más.

 —Espera ¿recuerdas esa vez que Lori estaba muy molesta?

 —Se mas especifico Lynn, sabes que la neurosis de Lori la hace tener muchos enojos, no por nada debemos comprar esos medicamentos tan caros.

 —Si, lo siento, me refería a aquella vez que Lori vino a hablar muy molesta sobre que Lincoln la ignoraba o algo así.

 —No puedo recordarlo. ¿Crees que eso tenga algo que ver?

 —No tengo la menor idea, pero quizá sería una buena idea preguntarle al respecto. Si alguien sabe algo sobre nuestros hijos, incluso más que nosotros mismos, es sin lugar a dudas Lori.

 —Bien, hagamos eso, no lo había notado, pero es extraño que Lincoln este tan alejado de la familia. También debemos hablar con él.

 —¿No deberíamos hablar primero con Lori? Ya sabes, para tener una mejor idea de cómo abordarlo, no queremos empeorar las cosas.

 —No me refiero a eso, hablo de que debemos devolverle su mesada y cumplir con lo que le prometimos. No puede seguir durmiendo en el suelo ni habitando ese pequeño cuarto sin espacio. Debemos remodelar ese lugar para que el este cómodo ahí.

 —Creo que podemos comprar la cama sin muchos problemas, pero remodelar el cuarto sería algo complicado, querida. Tenemos buenos trabajos ahora, pero recuerda que tenemos doce hijos, el dinero nos da casi siempre para lo justo y un poco más. Especialmente ahora que estamos tratando de remodelar la casa o cotizar una nueva.

 —Lynn, le prometimos eso hace más de dos años y el pobre prefiere dormir en el suelo antes que molestar a sus hermanas usando aquel catre viejo. Aunque pensándolo bien seguramente esa chatarra no sea muy cómoda. En fin, el es un chico responsable y no se merece lo que le hicimos, debemos recompensarlo.

 —Hare lo que pueda, hablare con Lisa para saber si podemos hacer ajustes al presupuesto de la casa. No creo que podamos hacer la remodelación del cuarto completamente, pero quizá podamos comenzarla y terminarla en algunos meses.

 —Por lo pronto debemos al menos comprarle una cama decente en la cual pueda dormir.

 —Sin lugar a dudas querida. Eso haremos.

 

 

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