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Chapter 7 - Doce Colores - Parte 2

Aunque algo mareado por el medicamento que aquel señor le administro, Lincoln fue capaz de mantenerse despierto por el resto de la tarde. Sus padres llegaron juntos apenas unos minutos después de que el médico terminara de hacer su trabajo y mientras el platicaba de manera amena con Lisa y Lori en el comedor. Su padre parecía estar molesto, mientras que su madre claramente lo estaba, ella le dio un fuerte regaño después de que Lincoln decidió mantener su ridícula excusa de la caída, pues claramente no creyó en sus palabras, pero no fue tan malo. Con la preocupación que Rita tenia por el estado aparente de Lincoln, fue más el tiempo invertido en hablar con el médico que el que invirtió en molestarse con su hijo. Un rápido viaje al hospital para hacer una revisión más apropiada al tobillo de Lincoln dejo claro que el esguince era de grado tres y su fractura era una fisura mediana que no necesitaría intervención invasiva, por lo que para la hora de la cena la familia estaba ya en casa.

 Estaba recostado sobre sus sabanas, en el suelo de su cuarto mientras miraba con cierta seriedad a su pie izquierdo, lo tenía envuelto en una férula y alejado del suelo siendo sostenido sobre algunas almohadas prestadas. Al parecer lo único que necesitaría Lincoln para mejorar era mantener su tobillo inmóvil por algunos días y después, hacer una terapia que ayudaría únicamente a recuperar una buena postura al caminar en caso de que el miedo a pisar permaneciera en Lincoln. Se sentía bastante tonto estando ahí, el piso no era para nada cómodo al momento de dormir, y lo seria aun menos ahora que debería pasar mucho más tiempo en el tratando de mantener su pie quieto. Sus padres le sugirieron que tomara la cama de alguna de sus hermanas, incluso el sofá de la sala, pero Lincoln rechazo ambas opciones, sabía perfectamente que al quedarse en la sala solo sería un estorbo, mientras que quitarle la cama a alguna de sus hermanas sería una mala idea en muchos niveles. Ante aquello la única otra opción fue su viejo y ruidoso catre, pero hacía mucho tiempo que dejo de usarlo y realmente no pretendía de ninguna manera volver a estar sobre él y colmar la paciencia de todos con aquellos molestos chillidos de metal rozando contra metal.

 Desafortunadamente, aquello que Lincoln no quería termino pasando, se volvió una molestia para su familia. En ese momento ellos estaban abajo esperando la cena, la cual se retraso por culpa de Lincoln y su visita al médico. No solo eso, a pesar de que solo fue una radiografía, el traumatólogo término cobrando bastante por aquella consulta apresurada en el hospital. Mucho peor que eso era el hecho de que debía pasar tres días en reposo total para mejorar su lastimado tobillo, y para ello debería quedarse en casa todo ese tiempo, lamentablemente sus padres insistieron en no dejarlo solo, por lo que algunas de sus hermanas deberían turnarse para cuidarlo a lo largo de las siguientes setenta y dos horas. Lori fue la primera en quejarse por aquello, y Lincoln incluso podía defenderla por ello, después de todo la mayor de las hermanas ya tenía bastante trabajo y preocupaciones pasando su día cuidando de Leni, tener que cuidar de el seria ya un verdadero colmo. Luna no se quejo ante aquello, pero la pobre chica se veía tan contrariada ante la idea de cuidarlo que Lincoln no supo interpretar aquella actitud, era lo normal en su hermana amante de la música aquella forma de comportarse cuando se trataba de lidiar con él, pero jamás termino de entenderla. El resto de hermanas no pareció importarles mucho el asunto, las menores incluso lo ignoraron sabiendo que al ser pequeñas no les pedirían que cuidaran de él, pero sin lugar a dudas para todas las mayores, aquella situación era inconveniente como mínimo.

 

 

Gris Indefinido

 

Cuando la cena estuvo lista, fue el turno de la primera visita de Lincoln. La primer hermana en hacerle una visita y tratar de cuidarlo sería aquella que ya lo hacía incluso antes de lastimarse, su hermana menor inmediata. A pesar de aun sentirse algo preocupada por el susto que tuvo al ver llegar a su hermano a casa mostrando su rostro golpeado y su pie lastimado, no pudo evitar emocionarse con la cena de ese día, no solo porque con aquel ajetreo al final no comieron nada sino también porque su padre cumplió su promesa y gracias a la despensa comprada por Lincoln el día anterior, preparo una deliciosa pizza de tres quesos. Debía de agradecerle a Lola por haber convencido a su padre de cocinar una pizza, después de todo Lynn Sr. Es alguien vanidoso cuando se trata de la cocina, y preparar una pizza es, en su mente, algo insignificante y poco retador. Sin lugar a duda el ego de su padre en cuanto a sus habilidades culinarias había crecido bastante desde que abrió aquel restaurante, aunque no podía culparlo, todo mundo se dedicaba a alagar sus platillos en todo momento y casi siempre de manera exagerada. Tenía sentido que su ego creciera con ello.

 Tomo dos platos y puso dos rebanadas en cada uno, mostrando una gran sonrisa en su rostro producto del cosquilleo que sentía en su boca, señal clara de su antojo por aquella comida. Después se dirigió a la cocina en busca de dos vasos y sirvió algo del agua de guayaba que su padre preparo para acompañar la cena. No era su sabor favorito, pero la guayaba le gustaba, además era dulce, así que tomaría gustosa de aquel vaso. Por último saco una bandeja de la alacena y coloco ambos platos y vasos sobre ella para poder transportarlos hasta el cuarto de su hermano.

 

 —¿A dónde vas?— pregunto Lynn, mostrando su seño fruncido al ver que su hermana salía del comedor con aquella bandeja.

 —Voy a comer, obvio— respondió la peliblanca en un tono burlón y rodando los ojos de manera vistosa.

 —Puedes comer aquí— dijo la castaña.

 —Lo sé, pero creo que hoy comeré arriba.

 —Se supone que debemos comer aquí, puedes llevarle su comida después de terminar.

 —No creo— dijo la peliblanca, retomando su camino hacia las escaleras—, si espero hasta que termine de comer, la pizza se enfriara y no sabrá igual. Mamá iré a comer al cuarto de Lincoln, mas tarde bajare los trastes sucios y los lavare, así que no se preocupen.

 —Ok cariño— respondió su madre—, cuida bien de tu hermano, recuerda que debe mantener su pie inmóvil tanto como se pueda, díselo a él también, ya sabes cómo es de descuidado.

 

"Yo siempre cuido bien de él" pensó la peliblanca, mientras respondía a su madre únicamente asintiendo suavemente con su cabeza al tiempo que seguía de camino a las escaleras. Iba a paso lento y midiendo bien sus movimientos, aunque era atlética, lo cierto es que no tenía lo necesario para cargar aquella bandeja, y no era el peso lo que le costaba mantener al caminar con ella en manos, era el equilibrio. Sujetaba la bandeja con ambas manos y de manera solida, pero aun así sentía que se meneaba demasiado, tanto que veía a los vasos tambalearse a cada paso, dándole la impresión de que podían caer en cualquier momento. Tal vez si debería quedarse a comer abajo y llevar la comida a su hermano después. Pero ya estaba en camino, solo quedaba terminar de subir las escaleras. Frente a la habitación de su hermano coloco aquella bandeja en el suelo y antes de abrir la puerta dio un profundo suspiro y se preparo. Ver a su símil siempre resultaba una experiencia llena de emociones, así que tenia por norma tratar de calmarse antes de pasar la cena junto a él.

 Al abrir la puerta lo pudo ver de nuevo, durante la tarde, cuando Lori le pidió llamar a sus padres, ella subió a su habitación en busca de su teléfono, olvidando por completo la existencia del teléfono fijo en el comedor, y llamo a sus padres, pero la impresión que las heridas de su hermano le dieron la hicieron incapaz de bajar nuevamente, mas aun su cara de dolor mientras se sujetaba la pierna. No recordaba ver a nadie de su familia tan lastimado nunca, y a pesar de que sabía que no eran heridas graves, no podía evitar estremecerse ante aquello. Y una vez más paso al entrar en aquel pequeño cuarto de blancos en el que estaba Lincoln, él levanto su torso para sentarse al mismo tiempo que ella abría la puerta, se suponía que el ya estaba mucho mejor, pero no lo parecía, incluso parecía estar mucho peor. Su ojo ahora estaba casi completamente cerrado debido a la hinchazón y de un color oscuro que casi parecía ser café, además de que ahora en su nariz tenía una gaza puesta y ambos antebrazos vendados. Eso sin mencionar la más evidente de sus heridas, la que tenía en su tobillo y se hacía visible gracias a la férula que tenia puesta, la cual a pesar de ser negra, un color que en general es bastante discreto, en el se notaba bastante. El no se quejo de ningún dolor, pero seguramente era por los medicamentos que le dieron, era imposible que aquel ojo morado o su pie no dolieran, debía estar sedado para soportarlo. Al menos eso es lo que ella creía.

Tomo la bandeja y entro con ella, usando su pie para empujar la puerta y cerrarla de nuevo. Se acomodo como pudo en aquel pequeño espacio junto a su hermano y después le entrego su porción de pizza para después volver a poner la bandeja en el suelo, esta vez alejándola para dejar suficiente espacio en el cual colocar los vasos con agua. "De nada" pensó ella cuando su hermano le dio las gracias con su tierna vocecilla y débil tono. Entonces ambos comenzaron a comer en silencio, como era costumbre para ellos, la única diferencia es que esta vez ambos comerían al mismo tiempo. Pasaron muchas cosas por su mente mientras aquellas rebanadas de pizza eran devoradas, entre ellas el cómo Lynn estaría seguramente molesta con ella por haber decidido comer con Lincoln y no con ellas en el comedor, eso le producía una sonrisa al recordar el ceño fruncido de Lynn. Todos en la escuela estaban acostumbrados a verla con esa expresión, mientras sudaba su característica vestimenta deportiva de color rojo con blanco y con un número uno en su camisa, sujetando su cabello en una alta coleta para dejar que su nuca y espalda se ventilen bien y su cabello no le estorbe durante la práctica. Pero en casa toda la familia estaba acostumbrada a verla con el cabello suelto y vistiendo ropa mucho más bonita y femenina, con una expresión mucho más afable gracias a que no tenía activada aquella competitividad que mostraba en sus equipos deportivos. Lo que era raro al verla, era usar su vestido, con su cabello bien peinado y aquella expresión dura en su cara. Esa vista estaba reservada para los miembros de la familia que conseguían molestarla, de hecho pensando en ello, quizá el único chico que había visto así a su hermana era Lincoln, era aquello lo que la hacia sonreír de manera divertida, bastante cerca de soltar una risilla.

 Coloco los trastes sucios sobre la bandeja nuevamente y la mantuvo alejada, para así tener espacio y poder recostarse sobre el suelo, junto a su hermano. Lo miro por un momento directo a los ojos, no esperaba nada al hacer aquello, pero lo hizo, consiguiendo que Lincoln desviara la mirada y terminara visiblemente incomodado. La peliblanca cerró suavemente sus ojos después de ver la reacción de su hermano, mientras daba un largo suspiro mental, lamentando ver que el chico aun parecía ser incapaz de tomar iniciativa en nada. Dejo caer suavemente su cabeza sobre el suelo y entonces tomo su teléfono del bolsillo de su falda y lo desbloqueo. Una vez más no estaría enteramente atenta a lo que la pantalla del teléfono le mostraba ya que estaba en alguna de sus redes sociales, las cuales no le interesaban mucho, en su lugar se acomodaría sobre su lado izquierdo con su brazo ligeramente extendido, el cual tenía sujeto al teléfono. Haciéndolo de esa manera los hermanos quedarían frente a frente y ella podría fingir que ve la pantalla del teléfono cuando lo que en realidad hacia era simplemente ver a su hermano ya fuera de manera fugas mientras el no pone atención o de reojo mientras centra su mirada en el teléfono para no ser descubierta. Siempre hacia eso, aunque en el comedor era mucho más sencillo ya que podía sentarse frente a él directamente.

 Para la peliblanca, su hermano siempre fue alguien que captaba su atención de una u otra forma y que también le hacia estremecerse por diversas razones. Cuando eran aun muy pequeños recordaba como su madre les explicó que ellos eran gemelos y que esa era la razón de porque eran idénticos el uno al otro. De niña eso la estremecía bastante, ciertamente de pequeños eran idénticos en toda regla, la única diferencia evidente además de la ropa era el hecho de que ella llevaba el cabello largo. Le parecía tan extraño ver a alguien idéntico a ella en otro lugar que no fuera su reflejo en el espejo o en una fotografía, como todos los niños pequeños, ella también solía ser muy estúpida, así que sorprendida por el parecido y dado que nacieron al mismo tiempo, llego a creer que quizá ellos dos eran la misma persona, pero que habían sido partidos a la mitad y entonces cada mitad se volvió una persona diferente. Efectivamente aquello era una estupidez, y en retrospectiva podía darse cuenta de que aquella idea seguramente estaba muy influenciada por las caricaturas tan extrañas que Lincoln veía de pequeño, pero no podía sacarse de la cabeza que ella y su hermano debían ser especiales, sin lugar a dudas debían serlo. Ambos eran iguales, pero uno era niño y la otra era niña, además ambos tenían el cabello de color blanco, y aunque el cabello de Lincoln parecía ser un poco más claro, lo cierto es que era difícil de notarlo a simple vista. Cuando salían a jugar al parque con sus padres, todos los adultos se acercaban a ellos y les decían muchas cosas bonitas y en la zona de juegos todas las niñas querían invitarlos a jugar. Siempre era por su bonito y poco común; quizá más correcto decir muy extraño de ver, color de cabello, el cual no era realmente tan extraño. Al menos no dentro de la familia. Otros dos miembros de la familia tenían también aquel característico color de cabello, pero uno era ya muy mayor y en realidad no le resaltaba tanto, mientras que la otra era muy delicada ante aquello, por lo que siempre lo ocultaba.

 Interesada en aquel rasgo característico que parecía ser relativamente común en su familia, ella busco mucha información al respecto, topándose con las condiciones que causaban aquella apariencia. Para ella, su gemelo y el abuelo de la familia por parte de su madre, era Leucismo, una particularidad genética causada por un gen recesivo que les hacia tener una menor presencia de melanina en sus cuerpos, lo cual causaba aquel hermoso color blanco en sus cabellos y una ligeramente blanquecina piel, pero que no tenía ningún tipo de repercusión en su salud ni tampoco en su calidad de vida; según leyó, aquello incluso les daba una ligeramente superior resistencia al calor. Ella incluso solía pensar en sí misma y en su hermano como personas Shiny ya que solo eran diferentes por su color; dejando de lado el tema de sus estadísticas, claro está. Pero en el caso de su hermana menor fue algo un poco peor, ella tenía algo llamado Albinismo, que en pocas palabras era igual, pero con mucha menor presencia de melanina, tan poca que llegaba a ser un problema que acarreaba una salud delicada.

Tomando en cuenta aquello, los únicos con una cabellera "especial" en casa serian ella y su gemelo, tanto que incluso dentro de todo el pueblo eran los únicos con aquella particularidad. Eso era lo que la hacía pensar que ambos eran especiales y debían estar juntos por siempre hasta volver a ser una sola persona. Al menos así fue hasta que descubrió que ellos no eran tan especiales después de todo. Sus padres les dijeron con mucha claridad que ellos eran gemelos, por lo que eventualmente ella decidió también investigar sobre el tema poco después de aprender en clases sobre la reproducción sexual y el embarazo. "¿Si mamá solo se embarazo una vez de nosotros por qué somos dos?" se pregunto la niña, antes de indagar en el tema. El resultado era corto y fácil de entender, durante la división celular el cigoto daba origen a dos embriones, ella conocía todas aquellas palabras gracias a las clases, por lo que no fue difícil entenderlo, aunque si fue extraño descubrir que nadie sabía aun porque pasaba aquello, solo había hipótesis al respecto y mucha incertidumbre. Pero eso significaba que en el pasado, muy en el pasado, ellos eran realmente solo una persona, eran un solo cigoto que después se convirtió en dos diferentes, Lincoln si era parte de ella y ella parte de él después de todo. Eran almas gemelas y seguramente pasarían el resto de sus vidas el uno con el otro como a veces lo soñaba o incluso fantaseaba. Ellos dos creciendo juntos, apoyándose siempre y compartiendo todas sus experiencias, buenas y malas. Después ellos se casarían, él con una hermosa chica de carácter fuerte y ella con un lindo chico de actitud muy dulce, vivirían en casas cercanas y serian vecinos, por lo que sus hijos serian muy cercanos también. Sobrepasarían cualquier adversidad que se les presentara siempre estando el uno al lado del otro y eventualmente envejecerían juntos, siendo lo mejores hermanos hasta el final de sus días.

 Pero había algo que la molestaba, mientras su madre siempre les dijo gemelos, su padre usaba otra palabra, aquella palabra solo la habían escuchado de la boca de su padre, pues en el pueblo todos también les decían gemelos. Fue con él y pregunto al respecto, pero su respuesta no le gusto en absoluto, ella y Lincoln si eran gemelos, pero era más sencillo entender su situación como mellizos. Volvió a investigar al respecto y descubrió que existían los gemelos idénticos, aquellos de los que leyó por primera vez, los cuales venían de un mismo cigoto, y después estaban los gemelos fraternos, aquellos que provenían de cigotos diferentes. En pocas palabras, su madre se embarazo al mismo tiempo de ellos dos, eran cigotos diferentes, es decir, hubo dos concepciones al mismo tiempo dentro de Rita. Eso le rompió el corazón, ella amaba la idea de que su hermano fuera su otra mitad y ambos estuvieran destinados a estar juntos por siempre, pero lo cierto es que no era diferente del resto de sus hermanas, dos óvulos distintos los cuales fueron fecundados al mismo tiempo, solo eso. Quizá lo que más la lastimaba de toda aquella situación es que ellos tenían a dos hermanas que realmente eran gemelas, gemelas idénticas, y ahora eran el único par verdadero de gemelos en casa, pues Lincoln y ella ya no lo eran más. Aquello se hacía más evidente con el paso del tiempo ya que poco a poco las apariencias de Lincoln y ella se separaban entre sí, no solo por la distinción de sexo, sino por no haber nacido en las mismas condiciones que las gemelas rubias.

 Recordar aquello molesto un poco a la peliblanca, causando en ella una mueca de disgusto, la cual lamento haber hecho de inmediato, pues al mismo tiempo que ella fruncía su ceño, Lincoln había decidido voltear a verla, causando en él un pequeño espasmo ante el susto. Ella no pretendía dedicarle aquella expresión a su hermano, pero por su respuesta nerviosa justo después del susto, parece que el sintió que así era. Una vez más parecía que arruinaba las cosas al estar con él, aunque eso no era nuevo, y para variar, una vez más parecía que no tendría oportunidad de aclarar aquello. Pensó muy seriamente en que es lo que le diría para aclarar el malentendido, pero no dijo nada al final, nunca lo hacía. Siempre terminaba presa de un pequeño pánico al intentar hablar con él y terminaba solo huyendo, esta vez no fue muy diferente, aunque se tomo las cosas con calma, fue lo suficientemente lista para evitar huir, solo se dio la vuelta para darle la espalda a Lincoln. Dejarlo solo en su cuarto después de hacerle aquella desagradable mueca seguramente lo haría sentir mal, y ella no quería eso, pero permaneció incapaz de saber que decirle o de tener el valor para hablar. No terminaba de entender cómo es que resulto que su relación se rompiera tanto y al final se convirtiera en esas incomodas interacciones que tenían. Sabía que no estaba enojada con el debido al comportamiento que Lincoln tuvo cuando eran más pequeños porque cuando él se disculpo por eso a ella no le importo mas el tema, lo perdono sin mucho esfuerzo y feliz de ver que su hermano favorito regresaba a la normalidad. Entonces debía ser la forma en que Lincoln comenzó a comportarse después de eso, como las evitaba a todas sin explicar porque lo hacía, ciertamente eso era algo que incluso en el presente la molestaba, era como si Lincoln de un momento a otro decidiera que ya no las quiere más, que ya no es su hermana favorita como muchas veces antes lo dijo. Un poco cegada por aquellas emociones desagradables, fue que acepto la propuesta de Lori por darle un pequeño escarmiento, tanto como una venganza por lo mal que las trato, como por haber roto un par de veces el protocolo de hermanas y por comenzar a ignorarlas. Fue una lástima ver que en algún momento aquel castigo se les fue de las manos y las cosas terminaron mal para el chico, a quien por más que quería recuperar, se veía ya bastante lejano, ajeno a la familia. Aquello que en su momento les pareció un pequeño juego sin consecuencias había terminado por aislar al único hermano varón que tenían, y no solo eso, lo habían hecho sentir culpable de todo.

 De un momento a otro alguien toco a la puerta del cuarto y notando como Lincoln parecía prepararse para levantarse, ella volteo a verlo con una expresión algo molesta "Se supone que no debes moverte" pensó la peliblanca, regañando a su hermano en su mente "Deberías de ser más cuidadoso, pareces un niño pequeño" la chica sonrió un poco ante eso ultimo que pensó, le pareció gracioso, aunque Lincoln fue incapaz de ver la sonrisa de su hermana ya que ella le daba la espalda mientras abría la puerta. Del otro lado estaba una chica de cabello castaño la cual usaba un vestido discreto de un color que estaba a medio camino entre el color rojo y el rosa.

 

 —Oye, dice mamá que bajes los trastes sucios— comento la castaña.

 —Dile que no se preocupe— respondió la peliblanca—, yo los voy a lavar mas tarde. Creo que debería quedarme un poco mas aquí cuidando de Lincoln— esto último lo dijo acercando su rostro al de su hermana y bajando un poco su tono de voz.

 —Sal de ahí— dijo la castaña, mostrándose algo molesta—, mamá dijo que quería hablar de algo contigo también. Tienes que ir a verla.

 

Sin muchas ganas la peliblanca se resigno a salir del cuarto de su hermano llevando consigo los trastes sucios sobre aquella bandeja. Al llegar a la cocina no encontró a su madre, por lo que primero se dispuso a lavar los platos y vasos, para enseguida ir al cuarto de sus padres y preguntar a su madre que era lo que quería hablar con ella.

 

 —Yo no te mande llamar cariño— respondió su madre—, Lynn debió equivocarse. Pero dime como sigue tu hermano ¿está bien?

 —Si, pero su ojo se ve muy mal, ¿segura que está bien?

 —Bueno cariño, a mí también me parece que se ve mal, pero el novio de Lisa fue muy claro, dijo que no había problemas.

 —Pero mamá, está muy hinchado y se puso negro, además la parte blanca del ojo tiene un derrame. Eso no puede ser bueno, deberíamos decirle a Lisa que llame a su novio, podría ser algo malo.

 —Cariño, tranquila— dijo Rita, acercando a su hija con un pequeño abrazo y mostrándole una sonrisa afable y muy tranquilizadora—, el Doctor Roy dijo que eso era normal debido al golpe que recibió. El ya tiene su medicamento y en un par de días todo eso va a comenzar a desaparecer. Lincoln incluso dijo que puede ver bien a pesar de la hinchazón.

 —Pero mamá ¿y si pierde la vista? ¿O si pierde el ojo?

 —¡No digas eso cariño! No seas así, es horrible que digas eso. El novio de Lisa fue muy claro, nada malo le va a pasar en el ojo, es normal que las heridas en el rostro se vean muy mal porque es una zona sensible o algo así. Incluso la herida en su pie estará bien, aunque debemos hacer lo posible porque no se mueva. ¿Recordaste decírselo?

 

"Demonios" pensó la peliblanca ante aquella pregunta que su madre le hacía, pues nuevamente paso su tiempo junto a Lincoln en silencio.

 

>>De cualquier forma el estará bien, le pedí a Lori que cuide de el mañana. Lincoln dijo que podría cuidarse solo, pero creo que al menos los primeros días debería estar acompañado para evitar complicaciones. Así que mañana él, Lori y Leni estarán en casa, quizá deje a Lily también, seguro Leni estará feliz de cuidarla.

 —¿Puedo quedarme yo también?

 —Ni lo intentes jovencita, tu iras a clase como el resto de tus hermanas. Solo tranquilízate, el va a estar bien.

 —Pero nunca antes había visto a Lincoln así. Ni siquiera Lynn se ha lastimado así en sus partidos.

 —Lo sé cariño, pero no hay nada de qué preocuparse, Lincoln estará bien, ahora ve a prepararte para dormir. Dientes limpios, ahora.

 —Ok mamá. Hasta mañana. Y dile a Lori que cuide bien de Lincoln.

 —No hace falta decírselo cariño, ella lo hará.

 —Bueno, supongo que sí, Leni estará con ellos después de todo.

 

 

Rosa Relajante

 

Lola estaba muy satisfecha con la deliciosa cena de aquel día, había valido la pena convencer a su papá de preparar una pizza, sin lugar a dudas el es el mejor cocinero del mundo, todo lo que prepara es delicioso, es bueno que haya nacido como su hija. Pero después de comer se sentía muy cansada, había sido un día algo pesado. El viaje de regreso a casa se retraso por culpa de la llanta pinchada y lo mucho que tardo su papá en poder cambiarla, también estuvo el susto de la tarde cuando Lincoln regreso, por su culpa no fueron capaces de comer, ambos padres fueron con él al hospital y aunque no tardaron mucho tiempo ahí, al final terminaron por brincarse la hora de la comida.

 Ella solo quería ir directo a su habitación compartida y recostarse sobre su cama para dormir plácidamente junto a su hermana favorita. Pero a pesar del cansancio que sentía, antes de dormir debía hacer su rutina de belleza para poder mantener su hermoso cutis intacto, libre de marcas y de manchas, así como mantener su cabello brillante y sedoso. No había ningún certamen próximo, pero no podía bajar la guardia solo por ser una temporada baja de pasarelas, después de todo ella aspiraba a ser una súper modelo o una miss universo. Tomo sus productos de belleza y fue directo al baño, donde se paro frente al espejo y dio uso al banco que estaba debajo del mueble para poder elevarse más y verse bien reflejada. Aun era una niña pequeña y le faltaba mucho por crecer, ella lo sabía perfectamente, pero no le molestaría crecer unos cuantos centímetros durante la noche, seria genial ser más alta, seguro la haría resaltar más en las pasarelas. Primero enjuago su rostro con abundante agua justo después de recoger su cabello y enseguida uso aquel limpiador hidratante que su dermatóloga le recomendó después de la última visita que hizo junto a su madre. Al parecer Lola tenía una piel que tendía a ser seca con mucha facilidad, por lo que hidratarla era importante. Además aquel limpiador generaba una espuma que se sentía muy agradable al momento de masajear su rosto. Después toco el serum, el cual no le gustaba mucho por su textura, pero aun así no podía evitar usarlo, después de todo, la belleza cuesta. La última parte era simplemente una crema muy ligera que se absorbía rápidamente por la piel, solo eran tres pasos para aquella rutina y Lola agradecía mucho eso. Siendo ella aun una niña y teniendo una buena alimentación, su piel y cabello estaban siempre bellos, las rutinas de belleza que tenía eran solo para acentuar su tersa piel y brilloso cabello. Sabía perfectamente que el verdadero problema llegaría con la pubertad y los cambios hormonales, aunque aún faltaba algo de tiempo para eso, por lo que aquellos tres pasos sencillos para cuidar el cutis de su rostro bastaban. Mientras que para su cabello lo único que debía hacer era aplicar una pequeña ampolleta de keratina y cepillar por unos quince minutos de manera delicada. Eran las ventajas de ser una niña pequeña aun, la belleza era mucha y los cuidados eran pocos.

Tomo sus cosas y se dispuso a salir del baño, pero al momento que abrió la puerta, frente a ella a lo lejos, pudo ver otra puerta abrirse al mismo tiempo. Era la puerta al fondo del pasillo, el cuarto de blancos. El chico peliblanco salió de aquel lugar de manera dificultada, no podía caminar debido a la férula que llevaba puesta, por lo que daba pequeños saltos sobre su pie derecho, era obvio que trataba de pasar desapercibido, aunque estaba haciendo un buen trabajo en ello. De un momento a otro, el chico levanto por fin su mirada y sus ojos se cruzaron con los de Lola. Para la pequeña rubia era siempre algo difícil cruzarse con él, sabía que eran hermanos y podía recordar perfectamente las muchas veces que pasaron tiempo juntos a pesar de lo pequeña que era ella, pero habían pasado tantas cosas que ahora no podía verlo como su hermano. Él se había distanciado tanto que ya no sabía cómo hablar con él o si es que él seguía siendo el mismo hermano amable y amoroso que solía ser. Lori solía recordarles en cada junta de hermanas que él había cambiado, pero ella no sabía de qué forma, hacia tanto tiempo que no hablaban que simplemente ya no sabía nada de él. Por eso encontrárselo en casa era incomodo para ella, estaba acostumbrada a no verlo ahí ya que siempre salía temprano en las mañanas, antes que cualquier otro miembro de la familia, y volvía tarde, cuando ella estaba ya en su cuarto con su gemela.

 Desvió un poco su mirada y sin darse cuenta comenzó a peinar su cabello con sus dedos mientras lo acomodaba sobre su hombro izquierdo. Dio unos pasos y cerró la puerta del baño tras de ella. Podía ver a Lincoln reanudar su paso y eso la hizo ponerse a pensar. El pasillo era lo suficientemente ancho como para permitir que ambos pasen por el, uno al lado del otro sin estorbarse, pero verlo cojear de aquella manera le hacía pensar que quizá debería hacerse a un lado para evitar que se lastime. Tal vez si ella caminara rápido hasta las escaleras y bajara un par de peldaños para esperar ahí hasta que Lincoln haya pasado evitaría ser un estorbo, pero tenía puestas unas pantuflas que si bien eran muy cómodas, ya sabía por experiencia propia que al intentar apurar su paso con ellas era peligroso, daba igual lo rugoso que parecía estar el piso pues sus bonitas y muy cómodas pantuflas blancas con forma de conejito siempre encontraban la forma de resbalar. Eran tan inseguras que muchas veces pensó en dejar de usarlas, pero también eran muy bonitas, por lo que termino por no abandonarlas.

 Miro a Lincoln dar aquellos pequeños saltos sobre su pie derecho y no pudo evitar sentirse algo apenada por él, no solo por la torpe forma en la que se desplazaba o por la fea herida que tenía en su rostro sino por haber dejado de ser el hermano que ella recordaba. Aunque con poca precisión, los recuerdos de Lola sobre Lincoln eran casi todos felices, jugando con él y Lana, siempre sonriente y lleno de energía. Él y sus antiguas compañeras de cuarto siempre metiéndose en problemas por culpa de Lynn, pero siempre consiguiendo tiempo para jugar con las menores, especialmente con Lucy y las gemelas, pues Lisa aun era muy bebé. Lincoln pasó a su lado, pero Lola no volteo a verlo, no quería tener un primer plano de aquella hinchada cara tan desagradable a la vista, pero si pudo escuchar la agitada respiración de su hermano. "Pobre chico" pensó ella, sintiendo algo de lastima por el al mostrarse agitado con solo dar algunos saltos desde su cuarto hasta el baño. Aunque pensándolo bien, ni siquiera él podría agotarse con eso, seguramente el pie aun le dolía, era eso lo que mantenía agitada su respiración. Volteo hacia atrás a verlo nuevamente y así se mantuvo hasta que el finalmente alcanzo la puerta del baño. A pesar de ser gemelos, ellos son muy diferentes a Lola y Lana, es verdad que se parecen muchísimo, hasta tienen ese bonito color de cabello, pero se puede ver que no son completamente iguales. Lola y Lana solían jactarse justamente de que ellas eran idénticas en todo sentido y la única diferencia real entre ellas era su peinado; además de la vestimenta, pero no era así para los gemelos de mayor edad en la casa. ¿Sera porque uno es niño y la otra es niña? Los niños son diferentes de las niñas después de todo, por eso se podía ver la diferencia entre esos dos, mientras que Lola y su gemela eran ambas niñas, por eso era más difícil notar la diferencia en ellas. Al menos eso es lo que Lola pensó mientras retomaba su camino a su habitación.

 Al entrar lo primero que noto fue aquel particular olor que había en la habitación, el cual era causado por las mascotas exóticas que su hermana mayor tenia con ella. En un día escolar normal, a esa hora ella jamás se habría topado con Lincoln en el pasillo de la casa, mientras que Lana estaría aun despierta, alimentando a sus mascotas y quizá limpiando alguno de los terrarios para mantener la higiene de aquellos animales. Pero esta vez Lana estaba en su lado de la cama profundamente dormida y en una posición que era fácil de notar como incomoda, no solo era incomoda en apariencia, Lola sabia que lo era porque Lana estaba roncando suavemente, cosa que era extraña en la gemela mayor a menos que estuviera en teniendo problemas para respirar mientras duerme. La gemela amante del color rosa se acerco a los terrarios en el lado de la habitación que pertenecía a Lana y reviso si ella realmente alimento a sus mascotas, pero al notar que ese no fue el caso, ella se dispuso a darles algo del contenido que los frascos que Lana compraba en la veterinaria tenían. No eran sus mascotas, así que no conocía bien los cuidados que requerían, por lo que solo les dio un par de aquellos pequeños churros cafés que estaban dentro del frasco a cada mascota. Excepto a la serpiente, sabía muy bien por lo que su gemela le había dicho, que la serpiente debía comer únicamente una vez a la semana y en su caso debía ser algo más especial que aquellos churros pequeños compuestos de vitaminas.

 Después de aquello Lola movió suavemente el cuerpo de su gemela con la intención de acomodarla sobre la cama en una postura correcta, pero tratando de ser tan delicada como para no despertarla. Agradecía que Lana de hecho hubiera cambiado su ropa y se había puesto su pijama. Con cuidado la cobijo de manera cariñosa y le dio un beso de buenas noches en la comisura de los labios. Al igual que todas las hermanas de la casa, ellas debían compartir su habitación para economizar el espacio reducido de la casa, y también como el resto, ellas tenían una cama individual para así tener un pequeño grado de privacidad al menos a la hora de dormir. El resto de sus hermanas en general tenían sus cosas repartidas en toda la habitación compartiendo el espacio mientras sus camas eran las que permanecían separadas. Pero para las gemelas era lo opuesto, la habitación estaba perfectamente dividida en dos para que pusieran sus cosas en sus respectivos lados, pero ambas desde que consiguieron sus propias camas, las habían juntado para hacer una más grande y dormir juntas. Ajustando su pijama se recostó sobre la cama y se cobijo tratando de escapar del creciente frio que se notaba en esa temporada, fue hasta la parte en la que su gemela estaba acostada y se acurruco junto a ella pasando su brazo sobre ella para abrazarla. Ellas dormían con la luz encendida pues a Lola no le gustaba la oscuridad, por lo que cuando estuvo cómoda pudo ver con claridad el rostro de su gemela, era simplemente genial que ambas fueran iguales, era como en aquellas películas infantiles que veían. Sonrió contenta por ver a su gemela dormir tan placida y pesadamente y después de darle otro beso y darle las buenas noches, se dispuso a conciliar el sueño.