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Chapter 4 - Minutos de Aire - Parte 1

No estoy seguro de cambiar de oficio

Mi tiempo voy a imaginar.

Noches en blanco, me subo y arranco

La práctica no hace tan mal.

 Química, presupuesto, minutos de aire, velocidad.

***

Aquella mañana fue una muy agradable y tranquila para Lincoln, era su tercer amanecer solo en casa y a pesar de lo agotador que fue el día anterior debido a todas las labores que debió realizar por sí mismo, estaba bastante descansado gracias a las horas de sueño extra que tuvo. También había perdido la preocupación que su familia le causaba debido a su ausencia, y aunque seguía sin saber cuándo es que volverían y también se sentía algo confundido de que no estuvieran aun en casa siendo lunes, como mínimo sabía que estaban bien y todos juntos. Menos él, claro.

 Pero no había necesidad de preocuparse ya, estaba solo en casa por lo que no necesitaba cuidar sus pasos al caminar para evitar hacer ruido y tampoco tenía que preocuparse por ser rápido al bañarse, aunque lo cierto es que igual hizo esas cosas con prisa y cuidadosamente, la costumbre en ello no desaparecería con un par de días solo. Pero estaba bien, no sentía aquel pesado sentimiento de incomodidad ante la idea de encontrarse con alguna de sus hermanas, si quisiera incluso podría ver un rato la televisión antes de irse a la escuela, podría también salir más tarde de casa para no tener que ser el primero en su escuela y esperar sentado en aquellas butacas que aunque no eran incomodas, si cansaban tras algunas horas sobre ellas. Pero lo más importante es que el día de ayer, a pesar de los inconvenientes que eso causo, Lincoln fue hasta el supermercado y compro víveres por lo que esta mañana tendría un desayuno digno y que en verdad saciara su apetito, su madre dijo que lo único que no debía usar era la pasta, la harina y las verduras y queso ya que su padre los usaría para hacer la cena cuando regresen. Y aun cuando en realidad compro muy pocas cosas además de las mencionadas, aun así tenía cierta soltura al momento de elegir que debía prepararse para el desayuno por lo que no perdió el ánimo. Ciertamente era más desalentador pensar en aquellos ingredientes no por tener prohibido usarlos sino por imaginarse el destino de los mismos. Conociendo a su padre, aquellos ingredientes serian usados para cocinar una pasta, pero de alguna manera Lincoln podía imaginar que en realidad seria una pizza, lo cual era extraño, hacia mucho que su padre no preparaba una pizza casera debido a que no le gustaba aquel platillo, le parecía muy simple para sus habilidades en la cocina, pero seguramente Lola o incluso Lori lo convencieron. Todos en la familia aman el sabor de la pizza, y más aun cuando es su padre quien la prepara, y por lo visto seria una pizza de queso ya que compro tres tipos diferentes de este lácteo, pero ningún tipo de carne. Pensar en ello le producía un enorme antojo, pero sabía más o menos como terminarían las cosas con aquella pizza casera, por lo que no tenía expectativas muy altas.

 Habiéndolo pensado un rato, sintiéndose abrumado por al fin tener más de una opción para su desayuno, Lincoln opto por algo sencillo y hasta algo humilde, la única comida que todos en la familia amaban a pesar de todos comerla de formas distintas. Tomo un par de huevos del refrigerador, donde los había puesto el día anterior, y se preparo un desayuno sencillo, solo el par de huevos, un no muy agradable sándwich de cajeta y un vaso de jugo de naranja. En realidad era solo medio vaso de jugo de naranja, el día anterior algo emocionado por la oportunidad que su madre le dio para comprar algunos víveres para él personalmente, termino por consumirlos en demasía en un arranque de gula, pero ese medio vaso de jugo sería suficiente para el desayuno. Lo primero que comió fue aquel sándwich de cajeta que tan poco apetito le provocaba, pero cometió el error de abrir aquel frasco el sábado debido a su necesidad de comer algo, por lo que ahora sería su responsabilidad terminar con él, así que hacerlo poco a poco, con un sándwich diario seria la forma más rápida, por mucho que la cajeta no le gustase. Cuando se comió el huevo revuelto, Lincoln se sintió bastante satisfecho, a pesar de no acompañarlo con nada ya que no quería tocar ningún aderezo o salsa en la casa de la misma forma que no quería gastar pan u otro acompañamiento para la comida, y es que no podía recordar la última vez que había desayunado tanto y sobre todo unos deliciosos huevos revueltos.

 Bastante satisfecho y habiéndose encargado de los trastes sucios, se dirigió a la sala con la intención de ver algo de televisión antes de ir a la escuela, aprovechando el enorme tiempo libre que tenía hasta que comenzaran las clases, pero poco fue lo que consiguió con eso. Mientras cambiaba de canales no podía evitar mirar el reloj colgado en la pared de reojo, algo le preocupaba al respecto, incluso podía escuchar el ruido que el segundero hacia al avanzar con una nitidez y fuerza tal que lo desconcentraban. Al ver el reloj de reojo era incapaz de leer la hora en él y eso le molestaba un poco, además del sonido constante del segundero avanzando, le era difícil prestar atención al programa de televisión que decidió ver y al cual no le tomo la menor importancia. Unos cinco minutos después Lincoln no lo pudo tolerar más y se acerco al reloj para ver la hora, aun había tiempo, si salía de inmediato y caminaba a su paso normal, aun podría llegar a la escuela a la hora de siempre. Subió a su cuarto de manera apurada, casi corriendo, tomo su teléfono y bajo con su vieja mochila, tratando de no zarandearla demasiado, incluso tropezó en el último peldaño de la escalera tratando de bajar apuradamente. El sabía perfectamente que no iba tarde, entendía que ir en ese momento a la escuela solo lo haría ver el mismo escenario de siempre, con aquel hombre haciendo su labor en la escuela para luego abrirle la entrada y dejarlo pasar. Sabía bien que ir tan temprano a la escuela era simplemente para evitar toparse con sus hermanas, le era muy incomodo y hasta desagradable la forma en que lo trataban y como la mayor parte del tiempo solo se limitaban a ignorarlo, por lo que era mucho más fácil solo salir de casa temprano por la mañana, soportando solo un poco de frio y esperando un rato sentado en aquellas butacas escolares. Pero esta vez no había necesidad de hacerlo así, estaba solo en casa, no se toparía con ninguna de sus hermanas ya que no estaban ahí y lo cierto es que tampoco podía imaginarse que llegaran dentro de poco a la misma. Tenía la casa para él solo, para no sentirse presionado, pero no podía evitar sentir que debía salir, debía apresurarse para llegar a la escuela como siempre lo hacía, siempre lo hacía de esa manera así que no hacerlo esta vez le generaba esa extraña ansiedad. Era una estupidez pensar en ello, pero Lincoln no pudo evitarlo, si el llegaba mas tarde a la escuela todo sería peor, ser el primero en llegar le permitía evitar pasar por los pasillos llenos de alumnos y también evitar algunos profesores, no podía perder eso. Al llegar más tarde las cosas solo se harían más incomodas.

 Ya sentado en su asiento, Lincoln aprovecho para recuperar un poco el aliento. Preocupado por salir más tarde de lo normal de casa termino por hacerlo apresurar el paso hasta el punto de ir casi corriendo, agitándose por ello. Pero daba igual, lo había conseguido, realmente parecía que nadie había llegado aún a la escuela además de él y aquel conserje. Además tenía energía de sobra aun, buenas horas de sueño y un desayuno decente lo respaldaban ese día, además gracias al clima cada día más frio evito comenzar a sudar con aquella actividad física. También aquella caminata apresurada le hizo volver a notar cómo es que su condición física era bastante lamentable, no sabía cómo, pero estaba seguro que debería comenzar a hacer algún ejercicio y evitarse problemas de salud debido a su sedentarismo. Su única actividad era caminar, cosa que hacía mucho, pero no parecía ser de mucha ayuda. Aprovecharía la tarde para pensar en ello, el día anterior había decidido conseguir algo de dinero volviendo a podar jardines de vecinos usando las herramientas de casa, pero sin saber si Lynn aun hacia eso pensó que lo mejor era hacerlo en zonas alejadas de su casa. Pero a pesar de que Royal Wood es un pueblo, era uno grande, por lo que había pensado en visitar la sala de computo de la escuela para pedir acceso a una maquina, su intención era ver un mapa del pueblo y tratar de encontrar un lugar que pueda ser buena opción para aquello. Pero ahora podía aprovechar también el acceso a internet que la escuela le ofrecía para indagar en cómo mantenerse en forma.

Podría simplemente entrar en algún equipo deportivo escolar, pero Lincoln le tenía miedo a esa opción, no solo debía de ser parte de un equipo, lo que implicaba casi de manera obligatoria convivir con otras personas las cuales seguramente lo conocían y sabían de su pobre reputación, también estaba el problema de que Lynn participaba en todos los equipos de la escuela. Ella no pertenecía a todos los equipos, hasta donde el sabia Lynn solo era miembro de tres equipos y era en los tres que era titular, pero su inagotable energía y su espíritu competitivo la llevaba a visitar el resto de equipos de vez en cuando solo para pasar el rato practicando algo además de sus deportes principales. Con esto en mente era fácil saber que aun cuando Lincoln entrara a un equipo en el que Lynn no era permanente, seguramente ella lo toparía en algún momento mientras hacia sus visitas. Otra opción era simplemente ir a un gimnasio o apuntarse en algún equipo deportivo ajeno a la escuela, de estos últimos había algunos en la zona de canchas del pueblo, pero ambas opciones costaban dinero y esto es algo que Lincoln no tenía a disposición y tampoco creía que sus padres le dieran mucha importancia a sus palabras si es que decidía pedirles ayuda. Así que la tercera y última opción en la que pudo pensar en ese momento fue la de hacer rutinas de ejercicio en casa, obviamente el no las haría en su casa, pero podría hacerlas en sus visitas al viejo parque, lo único que necesitaba era buscar algún video en internet que le explique cuáles ejercicios debía hacer y cómo es que debía de hacerlos para conseguir algún resultado. Algo así seguramente era la opción menos efectiva, pero a Lincoln le pareció suficiente, después de todo el no buscaba aumentar su musculatura ni tampoco quería tener un rendimiento físico propio de un deportista, solo quería tener un poco mas de condición física para no fatigarse de inmediato a la mas mínima actividad.

 Las clases comenzaron y como tenía por costumbre, Lincoln miro al frente prestando atención en la profesora, tratando de pensar en ella y en lo que decía para así evitar distraerse, sabía que al menor descuido comenzaría a pensar en que los compañeros de tras de el seguro lo estarían mirando y juzgando y eso lo haría escapar a sus pensamientos los cuales evitarían que prestara atención a clases, bajando mas sus notas. Lamentablemente eso también era costumbre. Pero hoy era un buen día, se sentía más relajado y gracias a que no tenía ese constante cansancio sobre sí mismo, pudo prestar atención más fácilmente a su profesora, consiguiendo entender incluso con más facilidad aquello que ella explicaba. La primera clase había sido Ciencias Naturales y en general esa era una asignatura muy sencilla ya que pertenecía a la primaria, mientras que Lincoln era ya de secundaria, eso a causa de un cambio en la retícula escolar del cual Lincoln no se entero mucho, pero sabía que era un error de la escuela. No es que le interesara mucho de todas formas, aun con aquella sencilla materia la cual subía su promedio, lo cierto es que su nota al final del año este a penas cerca de la mínima aprobatoria y no le sorprendería que incluso perdiera el año completo. Ya no tenía ningún interés por la escuela y hacia solo lo mínimo para seguir en ella pero lo cierto es que Lincoln no creía necesitarla, seguramente terminaría consiguiendo un trabajo mal pagado de medio tiempo en algún momento y para cuando llegue a su mayoría de edad podría conseguir un trabajo de tiempo completo, también mal pagado debido a la falta de un título profesional. Viviría de manera muy austera seguramente rentando el cuarto de un motel por la incapacidad de comprar una casa o rentar un departamento decente, viviría así un par de años hasta que su capacidad para soportar se terminara desvaneciendo y entonces terminaría cayendo en la estupidez de consumir drogas, para terminar sus días como un drogadicto mas del montón, el cual seguramente moriría por sobredosis en algún callejón o debajo de un puente, en alguna ciudad alejada de Royal Woods. Era una visión un poco pesimista, pero para Lincoln sonaba como un buen final para un fracasado.

 A pesar de todo, la siguiente clase fue bastante amena para Lincoln. Aunque ya no era común que en su escuela se dieran ese tipo de dinámicas escolares, la profesora organizo a los alumnos en pequeños equipos con la finalidad de preparar una exposición sobre un tema específico relacionado a lo que verían en clase ese día. No era algo difícil, la clase era sobre tecnología y solo debían hacer una exposición corta y muy superficial ya que la intención era solo servir como apertura de los siguientes temas, los cuales sería la profesora quien profundizaría para terminar la clase con una ronda de preguntas y respuestas. Esto fue organizado por la profesora nueva, una joven mujer que parecía amar su trabajo y querer involucrar más a los alumnos dentro de sus clases. En realidad no era una mala idea, hacer que los alumnos estudien la base del tema y sean ellos mismos quienes lo presenten ayudaría a que todos en clase tengan el mismo nivel ya que aquellos que estén frente a la clase al momento de presentarse podrían explicar las cosas en un nivel muy parecido al de sus compañeros, y seria la profesora la encargada de tomar esa base para ampliar el tema. Además estaba fomentando la cooperación y la socialización al ser ella quien realizaba de manera azarosa la formación de aquellos pequeños equipos, siendo que evitaba que los grupos de siempre se juntaran a reforzar sus lazos, y por el contrario vería como compañeros que normalmente no conviven los unos con los otros, debido al compromiso de el trabajo escolar, terminan conociéndose más. Ese tipo de estrategias eran buenas sin lugar a dudas, alentaban a los alumnos en muchas maneras, lamentablemente se concentraban en la socialización vista a través de los ojos de una persona extrovertida, dispuesta a experimentar cosas nuevas y conocer personas diferentes, dejaban de lado a personas introvertidas las cuales no se sentían cómodas con cambios de entorno y los sometía a cierto grado de ansiedad. Aun peor eran casos como los de Lincoln, un paria dentro de la escuela, que aunque la mayoría de la gente prefería ignorarlo, ciertamente toda la escuela lo reconocía con facilidad.

 Nadie dentro de la escuela podía decir que Lincoln fuera alguien malo o desagradable porque nadie lo había visto ser de esa forma jamás y tampoco era alguien que molestara a otras personas, era simplemente un niño del montón que podría pasar desapercibido de no ser por sus hermanas. Lamentablemente él vivía a la sombra de ellas y eso era algo que todos podían criticar de él, aun cuando no tenían derecho de hacerlo, ya que aquella familia poseía a talentosas hijas, pero el único hijo varón parecía ser la excepción no solo por su sexo. En la escuela podían recordad a Lori y lo relevante que fue su meteórica carrera escolar en el club de Golf, consiguiendo campeonatos escolares y estatales que le permitieron a la escuela gozar de una mayor reputación y de un mayor presupuesto cuando aquel olvidado club deportivo comenzó a ser relevante. Luan haciendo lo mismo pero con el poco popular y muy desatendido club de teatro de la escuela, el cual la llevo al estrellato infantil, a pesar de que ella no quiso aprovechar esa fama para llegar a los grandes escenarios. Luna y sus insaciables ganas de hacer y compartir música, atrayendo a muchos alumnos a ser parte de aquella actividad con su carisma y consiguiendo que las tres ramas del club de música fueran reconocidas a nivel estatal, siendo el club de vientos, el club de cuerdas y el club de música ligera, llegando incluso a proponer aquel club de música rock el cual a pesar de no prosperar por temas de presupuesto igual consiguió llamar la atención de muchas personas. Y por encima de todas estaba Lynn, la hermana que más éxitos ha cosechado en aquella escuela, siendo parte de varios equipos escolares y llevándolos a nuevos niveles de resultados gracias a su increíble habilidad atlética, pero sobre todo a su impresionante habilidad de liderazgo en cada equipo en el que estuvo como capitana. Incluso Leni podía presumir de algunos logros ya que durante la primaria recibió varios reconocimientos de parte del gobierno local a través de programas que pretendían acercar a la juventud con el arte.

Incluso sus hermanas menores habían conseguido también logros extracurriculares en la escuela y los alumnos ya las podían ubicar con cierta facilidad. Primero estaba Lisa, la extraña y excéntrica niña genio de la familia, de la cual nadie sabía nada importante además de que era un genio, pero sabían que había logrado algunas cosas por su peculiaridad. A Lucy la reconocían gracias al club de redacción de la escuela, donde ella era la encargada de escribir la mayoría de los guiones para el noticiero escolar, el cual los alumnos disfrutaban ver debido al lenguaje que se utilizaba en él, y también siendo Lucy una niña que con ayuda de su madre había conseguido publicar algunos poemas, los cuales Rita colaba de manera descarada entre las páginas de sus novelas. Las gemelas también eran bastante notables, la mayor era conocida no tanto por su habilidad sino por su desorden, ya que en su afán por conocer el funcionamiento de todo lo que toca, termina destruyendo la mayoría de lo que llega a sus manos, aunque también es conocida por ser capaz de reparar la mayoría de esas cosas, siendo ella una especie de estuche mágico que es capaz de arreglar la mayoría de las descomposturas que uno se topa en la vida cotidiana, incluso algunos se sorprenden de que siendo una niña pequeña sea capaz de arreglar aparatos electrónicos, eléctricos y mecánicos de complejidades altas, como lo sería el motor de un auto, la torre de una computadora o incluso algunos brazos robóticos del laboratorio de ciencias los cuales estaban almacenados por ser ya inútiles a criterio de los profesores. La gemela princesa por otro lado, era conocida por su habilidad de coaccionar a las personas y por ser capaz de convencer a quien sea de lo que sea, su talento era sin duda especial y algo atemorizante, pero para su lastima no le permitía destacar en el ámbito académico realmente, aun así nadie quería meterse con la Amenaza Rosa y tentar su suerte ante lo que ella pudiera hacer con su reputación. Incluso la melliza de Lincoln era bastante popular, para todos en la escuela ella era una Lola, pero buena y sin animosidad, era la chica ideal de todos los de su curso y se llevaba bien con cualquier persona, además de ser también muy buena en el dibujo y la pintura.

 Mientras tanto Lincoln era solo un chico callado, que siempre estaba solo, no tenía ningún amigo o conocido en la escuela, se vestía con ropa desgastada y cuidaba muy poco su apariencia, para algunos era descuidado incluso con su aseo personal, tenía un desempeño académico mediocre y un desempeño físico lamentable y que aun cuando ya habían pasado tantos años, no parecía mostrar ser bueno en nada a diferencia de sus hermanas. Un chico que al igual que sus hermanas no podía ser visto como alguien más del montón, pero mientras que a sus hermanas debían verlas como especiales, a él solo podían verlo como un paria cuya presencia a lo sumo podía generar lastima o indiferencia.

Con esto en mente, y creyendo fervientemente que las cosas realmente eran así, Lincoln escuchaba como al azar la profesora tomaba nombres de su lista de asistencia para así formar los equipos. Eran conformados por cuatro personas y debían juntarse al ser llamados ya que el resto de la clase lo ocuparían para organizarse y quizá incluso comenzar con su investigación del tema asignado. Lincoln había comenzado a respirar de manera agitada ante todo esto, y podía sentir levemente como el sudor comenzaba a acumularse en su frente poco a poco, alistándose para caer sobre su rostro en cualquier momento. Había muchas cosas en su cabeza, no solo debería de ir a juntarse con gente a la que siempre evita, seria mas incomodo ya que él no sabía siquiera los nombres de sus compañeros, al menos de la mayoría. Tampoco era bueno con las presentaciones y no podía recordad la última vez que el fue parte de una conversación con otra persona, todo aquello de lo que hablaba lo hacía en su mente consigo mismo, soltando solo algunas palabras en voz baja cuando estaba a solas para tratar de evitar sentirse demasiado solo. Podía admitir que le provocaba cierta emoción tener la oportunidad de hablar con alguien y sentía que de hecho lo necesitaba, pero no quería que fuera algo tan repentino. No tuvo tiempo de digerir la noticia y de prepararse mentalmente para ello, y la preparación era algo que de verdad necesitaba, incluso hablar con sus hermanas se había vuelto muy difícil para él, lo seria aun más con aquellos chicos de su clase los cuales en su mayoría no podía ni reconocerlos de vista. Pero eso no era todo, aquellos equipos estaban siendo conformados por los alumnos de esa clase, de manera aleatoria, y sabiendo que ese día no hubo inasistencias. No solo era un hecho que formaría equipo con personas que no conoce y que seguramente tienen una mala imagen de él, existía también la posibilidad de que formara parte del mismo equipo que el chico de piel negra al fondo del aula, aquel que seguramente nadie en el aula quiere tampoco como compañero: Clyde.

 Para la buena, o mala suerte de Lincoln, su equipo fue conformado por tres compañeras de clase además de él. No conocía a ninguna más allá de haberlas visto en clase e incluso desconocía el nombre de dos de ellas. La primera era una chica alta y con el cabello oscuro y medianamente largo, con una piel de un suave color moreno y algo pecosa, de nombre Stella, la cual Lincoln podía reconocerla fácilmente ya que hace no mucho cautivo la atención de la clase debido a su estatus de alumna nueva, y ya que la mayoría de los niños del pueblo se conocen, siendo ella de otro país, causo cierto revuelo entre todos, aunque la emoción por el tema había disminuido casi por completo para ese momento. Era únicamente por ese estatus de alumna nueva que Lincoln fue capaz de escuchar su nombre las veces suficientes para recordarlo así como ver su rostro. La segunda fue una chica de apariencia tímida, con una larga cabellera castaña adornada por un curioso broche en su pelo de color rosa y con forma de corazón, con una piel muy blanca y cuyo rostro estaba también algo espolvoreado con pecas, pero la cual tenía el nombre más peculiar y menos ortodoxo que Lincoln haya escuchado jamás: Cookie. La tercera era una chica que ya solo por su apariencia podías saber que venía de una familia muy adinerada, con un hermoso, sedoso y muy brillante cabello rubio que llegaba hasta la mitad de su espalda y el cual adornaba con una diadema de color rosa, cuya piel clara estaba perfectamente cuidada y que a pesar de recordarle un poco a Lola, tenía una actitud bastante amena y relajada, su nombre era Mindy. Esta ultima chica a pesar de tener aquella apariencia tan conspicua e incluso algo imponente fue una sorpresa para Lincoln, no solo porque su actitud era completamente opuesta a la que su apariencia hacía pensar que tenia, sino porque Lincoln podría jurar que jamás antes la había visto en clase o en la escuela.

Y como cuarto miembro del equipo estaba Lincoln, bendito entre las mujeres, con su piel blanca aunque algo manchada quizá por la mala alimentación o por daños causados por el sol, vistiendo su polo descolorido y aquel pantalón tan desgastado, con aquella cabellera de un bonito color blanco, pero que palidecía ante lo maltratada que estaba. Todo esto hacía sentir a Lincoln cohibido, no quería estar ahí y no quería ser parte de eso, estaba bien si hacia el trabajo por sí mismo, aunque pensándolo bien, si era ese el caso, también debería pasar al frente y hacer su exposición él solo, eso era mucho peor.

 Podía sentir la mirada de sus compañeras, la cual a pesar de no ver directamente ya que prefería desviar su mirada hacia abajo, podía notar cómo se volvía incomoda. No le sorprendía en absoluto que ellas lo vieran de esa forma, pero al menos le gustaría que lo hicieran de una manera menos descarada y con una menor intensidad de la que usaban en ese momento. Afortunadamente el incomodo momento duro poco; aun cuando a los ojos de Lincoln aquello fue eterno, Stella fue la primera en hablar después de aclarar su voz tosiendo suavemente para también con ello llamar la atención de sus compañeros. Ella había notado el estado de Lincoln, así que decidió ir de lleno a lo importante, tratando de no incomodar más al pobre chico. Comenzó por hablar un poco del tema el cual se les asigno y en seguida comenzó a organizar las tareas que cada uno de ellos haría para aportar a su presentación y como si de la jefa se tratara, el resto simplemente siguió sus palabras como si de órdenes se tratara. Esto ayudaba mucho a Lincoln, el carecía de cualquier iniciativa, así que para funcionar bien necesitaba de ordenes directas, cosa que el agradecía de aquella chica. Lo primero fue simplemente indagar un poco en lo que ese tema era, por lo que las tres chicas se apresuraron a sacar sus teléfonos y hacer una búsqueda rápida por Internet, lo cual fue algo incomodo para Lincoln, quien debió explicar cómo su teléfono era incapaz de hacer aquella tarea, dejándolo a la deriva mientras sus compañeras hacían algunas anotaciones en su teléfono. De aquellos apuntes fueron Stella y Mindy quienes pensaron en cómo debía de organizarse la información para la presentación y sin entrar mucho en detalle ya que tenían aun cinco días antes de su presentación ya que su turno seria hasta el siguiente lunes, ambas estaban convencidas que mientras más rápido terminen todo sería mejor y les daría más tiempo de hacer correcciones en caso de ser necesarias. La idea de reunirse en casa de alguno se presento ya que de esa manera podrían tomarse más tiempo para hacer la presentación, organizar la información y quizá hasta practicar un poco la misma. Lincoln en verdad esperaba que a ninguna le pareciese buena idea hacer aquello en su casa ya que aun cuando la fama de su familia era mucha, eso no quitaba que después de haber dicho todas sus direcciones, era obvio que Lincoln era el que vivía más cerca de la escuela y también más cerca del centro del pueblo. Pero de manera muy amable fue Mindy quien ofreció su hogar así como el trasporte tanto de ida como de regreso, por lo que la discusión fue bastante sencilla en ese aspecto. A la clase le faltaba poco tiempo para terminar debido al tiempo consumido en la formación de los equipos, por lo que Stella decidió terminar aquella pequeña reunión acordando que todos harían la primera visita a casa de Mindy para comenzar a trabajar el día miércoles ya que fue el primer día en que todos disponían de tiempo libre, dejándoles como encargo a todos estudiar el tema que les había tocado para no empezar desde cero en aquella visita.

 Después de aquella clase Lincoln se sintió mucho más relajado y de alguna forma también se sintió de muy buen humor. Aquellas chicas a pesar de todo fueron muy amables con él y no parecieron prestar demasiada atención a su peculiar apariencia una vez que Stella tomo control de la situación, así que esperaba que eso se repitiera una vez se reuniera con ellas en casa de la chica rubia, algo que lo ponía bastante nervioso. Lincoln no sabía si era algo de lo que sentirse avergonzado, pero lo cierto era que sería apenas la segunda vez que visita la casa de algún compañero de clase, así que no sabía muy bien como debía de actuar en aquel tipo de situaciones. Tenía sentido común y le habían inculcado buenos valores, por lo que no le era difícil saber que lo mínimo que debía hacer era mantener el respeto por sus anfitriones, evitar ser remilgoso y aceptar cualquier cortesía que le ofrezcan sin lucir siempre y cuando no atente contra su salud o principios y lo más importante, no iniciar ningún tipo de problemas. Todo mundo sabía eso, lo que Lincoln no sabía era como debía actuar frente a aquellas chicas, no solo porque no sabía que tan serio o risueño debería de ser con ellas sino porque la ansiedad lo invadía solo de pensar en tener que estar con ellas a solas. A pesar de lo amables que parecían, Lincoln no quería llevarse sorpresas desagradables más adelante, especialmente siendo que si estarían en la privacidad de ser solo cuatro personas, y la confianza de ser la casa de una de ellas, todo podría escalar muy rápidamente. Después de todo, cosas así ya habían pasado dentro de la escuela a pesar de ser un lugar público y que en teoría tiene adultos responsables que cuidan de los alumnos.

***

Cuando la hora del almuerzo llego, Lincoln espero nuevamente a que el aula se vaciara antes de salir, incluso rechazo tan amablemente como pudo una invitación de sus compañeras de equipo para comer con ellas. Ninguno de ellos hablaba normalmente con los otros, por lo que Stella propuso pasar el almuerzo juntos para tratar de conocerse aprovechando que de todas formas tenían que hacer aquel trabajo juntos. La negativa no pareció desairar a ninguna de las chicas, las cuales se retiraron tranquilamente de ahí después de escuchar la tan lamentable excusa que Lincoln les dio, seguramente sabiendo que ese sería el resultado incluso antes de ir a preguntar. Lincoln lamentaba un poco aquello, aceptar aquella invitación era una buena oportunidad de platicar con alguien y convivir, pero estaba seguro que el riesgo era mucho mayor a la recompensa, por muy amigable que llegase a ponerse con esas chicas, estando en el comedor de la escuela era un hecho que se toparía con los bravucones de la escuela, por lo que prefería esperar por otra oportunidad.

 Cuando salió del aula, sujetando su mochila en brazos, Lincoln camino por los pasillos en dirección opuesta al comedor, en dirección al gimnasio escolar, con pasos tranquilos debido a que con la mayoría de alumnos en el comedor, aquel lugar era en ese momento muy tranquilo y solitario. A Lincoln no le gustaba la soledad, pero podía disfrutar de los lugares solitarios, especialmente en la escuela ya que esta era un espacio cerrado y todos debían caminar muy cerca unos de otros, eso lo intimidaba bastante y le disgustaba. Dio vuelta en una esquina, viendo frente a él aquel pasillo que lo llevaba directamente al acceso del gimnasio, mientras se acercaba a aquella puerta que al abrirla mostraría aquel edificio del cual utilizaba su parte trasera para esconderse, sintiendo algo extraño el escuchar pasos detrás de él ya que a esa hora esa área de la escuela estaba siempre desierta, pero no prestándole demasiada atención tampoco, existía la posibilidad de que fuera algún alumno que consiguiera permiso para usar el gimnasio y practicar. Sin embargo ese no fue el caso.

Lincoln estiro su mano para poder empujar la puerta estando ya bastante cerca de la misma, planeando únicamente salir, pero en su lugar pudo sentir como al caminar, su pie derecho se desvió un poco hacia la izquierda mientras se levantaba del suelo, lo que provoco que chocara contra su pie izquierdo y ocasionando que el tropiezo lo mandara directo al suelo de forma pesada y consiguiendo que soltara un quejido que dejaba claro como se lastimo por aquello. Al momento de tropezar además de ir hacia adelante en su caída, también termino desviándose un poco hacia su derecha, lo suficiente para que mientras caía su rostro terminara golpeando contra la manija de la puerta, dando directamente contra su ojo, mientras ambas rodillas recibían de golpe el peso de su cuerpo al impactar contra el suelo. Lincoln incluso pudo sentir como su mochila salía despedida hacia adelante debido a que la soltó tratando de detener su caída. El golpe en su rostro lo desoriento un poco a pesar de no ser fuerte, pero el impacto al ser en su ojo consiguió que Lincoln perdiera por un instante la visión en él y enseguida lo sintiera descontrolado e incapaz de enfocar con él, incluso le dio la sensación de que se movía sin control por un momento al mismo tiempo que podía ver las cosas de la misma forma en que lo hacía cuando alguien decide juntar sus ojos al tratar de ver la punta de su nariz.

 —Camina bien Larry, ya estas grande para tropezarte de esa manera tan estúpida, aunque siendo tú no me sorprende.

 Después de aquello Lincoln pudo escuchar con mucha claridad como esa voz se reía de él de una manera algo exagerada y que podía recordar bastante bien. De inmediato volteo su mirada sabiendo a quien se toparía ahí, detrás de él, aunque esperando también que no fuera él.

 >>¿También me extrañaste Logan?— pregunto aquella voz, la cual pertenecía a un chico más alto que Lincoln, de cabello castaño algo desarreglado con un pantalón oscuro y una camisa verde de manga corta y con un estampado estúpido en el centro que parecía ser la silueta de un virus SARS — Vamos, respóndeme, espero que si me hayas extrañado, me pondría muy triste si me dices que no, incluso me olvide de la última vez que nos vimos.

El chico castaño volvió a reír de forma algo exagerada mientras Lincoln lo veía sin responder, preocupado de lo que podría pasar ahora, sabiendo que aquel chico lo busco con la única intención de causar problemas y quizá también malestares.

 >>Levántate de una vez idiota, te vez ridículo en esa pose y haciendo esa cara de pocos amigos, hasta parece que están a punto de metértela por el culo en contra de tu voluntad— aquella risa molesta regreso, consiguiendo que Lincoln se levantara tratando de evitar que la humillación continúe—. ¿Dónde demonios te habías metido Luke? De no ser porque tú y Clyde están en la misma clase habría pensado que dejaste la escuela. Aunque esa no es mala idea, a nadie aquí le importaría si dejas de venir, y por lo que se tus notas son igual de lamentables que tu apariencia.

 —¿Qué es lo que quieres Chandler?— pregunto Lincoln algo molesto, aunque disminuyendo su intensidad al notar como los secuaces de Chandler se acercaban por detrás de él, incluido el mismo Clyde.

 —Maldita sea Lester, no seas tan antipático, solo vine a saludarte y preguntar como estabas. Somos amigos después de todo ¿no?

 —No lo somos— aquella respuesta fue más un susurro de parte de Lincoln, quien ya se había intimidado ante la presencia de aquel grupo.

 —Ya es bastante lamentable que no puedas siquiera caminar bien y termines por tropezar como un idiota— se burlo Chandler, sabiendo que fue él quien hizo tropezar a Lincoln—. Hasta conseguiste lastimarte dos veces antes de caer, vaya que eres alguien estúpido. Pero sería el colmo si resulta que tu idiotez no te deja hablar bien, así que espero que comiences a hablar fuerte y claro si no quieres tener que recibir un castigo. ¿Entendido?

 Lincoln respondió con un tenue "Si" ante aquella pregunta, la cual enojo mucho a Chandler, quien rápidamente soltó un puñetazo en su mejilla izquierda, con tanta fuerza que Lincoln se desplomo hacia atrás, cayendo sobre su trasero de forma dura y perdiendo un poco el aliento con ello.

 

>>¡Te dije que hables fuerte y claro idiota! ¿Qué parte no entendiste? Maldición, por eso nadie quiere estar contigo, no eres más que un idiota. Apuesto a que la rubia estúpida de tu hermana entiende las cosas más rápido que tu aunque sea una retrasada.

Lincoln se puso de pie rápidamente, dejo de tocar su mejilla y empuño ambas manos, su mirada se veía muy molesta y su respiración comenzaba a agitarse. Ha Chandler eso le causo una sonrisa, pero para sus secuaces no fue así, ellos se pusieron en guardia en cuanto vieron a Lincoln con aquella expresión. El único que no se ofusco fue Clyde, quien únicamente estaba sorprendido por lo que veía, pero no intimidado.

 —¡Retira lo que dijiste!— el reclamo de Lincoln fue en voz alta, casi gritando, consiguiendo que los amigos de Chandler dieran algunos pasos al frente, preparándose para intercambiar golpes con el chico de cabello blanco.

 —¿Qué harás si me niego idiota?— pregunto Chandler, aun tranquilo y dando una señal a sus amigos para retroceder­— ¿Vas a pelear? ¿Al fin lo harás? Lo dudo mucho, te he dado palizas y nunca te has defendido, también te he dicho cosas peores y jamás ha parecido importante. Eras mucho más divertido antes Luca, pero ahora eres solo un pusilánime, por mucho que te quieras ver intimidante no eres más que un llorón.

 —No me importa lo que pienses, retira lo que dijiste de Leni— Lincoln dio un paso al frente, tratando de ser un poco mas intimidante, pero sin conseguirlo.

 —Oh, así que era eso lo que te molesto— Chandler rio un poco, esta vez sonó como una risa sincera­—. Tu en verdad eres un idiota ¿Cómo puedes defender a tus hermanas? ¿Acaso eres también un retrasado?

Lincoln camino rápidamente hasta Chandler cuando escucho aquello, sujetándolo del cuello de su camisa y acercando su rostro hasta estar frente a frente con él, mostrando de nuevo aquella mueca que pretendía ser intimidante. Chandler se limito a ver directamente a los ojos de Lincoln, haciendo ademanes con las manos para evitar que sus secuaces se acerquen más.

>>Si, ahora que lo recuerdo la primera vez que peleamos fue también por culpa de una de tus hermanas, la machorra esa de Lynn. Vaya paliza me diste aquella vez, fue impresionante sin lugar a dudas. ¿Tú lo recuerdas Levi? En aquella época Lynn aun era una llorona y debilucha que siempre estaba escondida detrás de ti. Ha cambiado tanto, ahora es mucho mas masculina que en esa época— Chandler rio de forma burlona para tratar de provocar a Lincoln.

 —¡Retráctate! Retira lo que dijiste de Leni y también lo que dijiste de Lynn.

 —No pienso hacerlo idiota, haz lo que tengas que hacer para convencerme, veamos que tan valiente eres anciano.

Chandler salió volando hacia atrás, Lincoln lo lanzo con fuerza haciéndolo caer sobre su trasero y alejándolo bastante, consiguiendo que uno de sus amigos se apurase a levantarlo mientras otros dos iban hacia Lincoln con la intención de golpearlo. Sabiendo lo que venía, Lincoln dio un par de pasos hacia atrás, algo atemorizado y habiendo perdido todo el valor que tenia. Pero los dos gorilas que se acercaban no llegaron a golpearlo, se detuvieron a medio camino después de escuchar a Chandler.

 —¡Deténganse!— grito el castaño, terminando de incorporarse— No se atrevan a ponerle un dedo encima, lo necesito completo. ¿Y bien, vas a pelear conmigo para hacerme tragar mis palabras? ¿O te irás con el rabo entre las patas después de recibir tu clásica paliza idiota? Te recomiendo que pienses bien en tu respuesta porque no me gusto nada que me hayas lanzado de esa forma y quiero desquitarme lo antes posible.

 —Yo... solo quiero que— Lincoln dudaba y le costaba hablar debido al miedo, sabía que se había metido en problemas serios por aquel arranque de enojo tan estúpido—, no, lo que dijiste…

 

Lincoln cayó al suelo nuevamente debido a otro puñetazo de Chandler.

 —Maldita sea Leo, te dije que hables fuerte y claro, no es tan difícil. Piensa bien las malditas cosas y luego dilas en voz alta para que todos podamos escuchar, no seas un maldito marica y ten huevos para variar. Ahora levántate y dame tu maldita respuesta.

 —Me da igual lo que me digas a mí— afirmo Lincoln, ya de pie nuevamente y con una mirada lastimera en su rostro, encogido de hombros y con mucho dolor en su mejilla izquierda—, solo no insultes a mis hermanas. Retira lo que dijiste de ellas.

 —¿Es en serio Leroy? ¿Haces esto por tus hermanas? Pase estos años molestándote y golpeándote sin ninguna respuesta tuya y lo que necesitaba era solo hablar de tus hermanas. Vaya estupidez, muy propio de ti. Pero tienes que ser sincero y aceptar la realidad Lewis, tu hermana Leni es una retrasada y Lynn es una machorra. También admite que Lynn era una llorona.

Lincoln se quedo callado, sabía que por mucho que le disgustara, todo eso era real, es solo que la forma tan despectiva y grosera que usaba Chandler para decirlo hacia hervir su sangre y le provocaba aquel enojo desmedido. Puede que sus hermanas y el no se lleven del todo bien últimamente, pero eso no significaba que dejaría que alguien les faltara el respeto o les hiciera algo.

>>No pienso retractarme Luciano, así que más te vale ponerte los pantalones y hacer algo al respecto, porque de lo contrario no pienso disculparme— Chandler vio como Lincoln había perdido toda seña de enojo, lo que lo molesto—. Pero pensándolo bien da igual que decidas hacer, comienzo a aburrirme de ti y de lo patético que eres, quizá sea una mejor idea buscar un objetivo nuevo, quizá alguien que me divierta en verdad. Quizá darle una paliza a Lynn entre todos sería fácil, y ver llorar a esa perra me pondría de buen humor­— Chandler sonrió al ver la expresión de Lincoln, había conseguido lo que quería—. Y aunque está un poco lejos, podríamos visitar a tu hermana la estúpida, siempre me he preguntado como de suaves serán sus pechos, deben ser como dos malvaviscos enormes, quizá hasta decidamos ir más lejos— Lincoln volvió a tomarlo por el cuello de su camisa, con aquella mirada iracunda que Chandler tanto disfrutaba—, o podría solo apuntar a tu hermanita la rara, esa que viste de negro, seguro ya empezaron a crecerle las tetas, ya está en esa edad ¿cierto?

Chandler cayó al suelo con un fuerte grito mientras sujetaba su cara y se retorcía en el suelo, en seguida Lincoln fue sometido por los chicos grandes del grupo de Chandler, quienes lo tiraron al suelo y comenzaron a golpearlo ahí, obligándolo a tomar aquella pose fetal tratando de cubrirse tanto como pueda. Pero la paliza duro muy poco, de inmediato Chandler se levanto aun quejándose y sujetando su rostro por el cabezazo que recibió.

>>¡Deténganse idiotas! Les dije que lo necesito entero, maldita sea. Ustedes dos están en la cuerda floja, si los atrapan peleando de nuevo los van a expulsar así que más vale que no hagan nada si no se los pido par de estúpidos. En cuanto a ti Lawrence, ponte de pie ahora mismo. Ambos sabemos lo que va a pasar si descubren que peleamos en la escuela, así que por el momento esto se va a quedar así, pero no cantes victoria. Al terminar las clases iremos al parque y ahí podremos continuar con eso, mas te vale que estés listo. ¡Maldición! Mi nariz duele como el demonio, espero que no esté rota. Tienes suerte de que no me este sangrando. Debí saber antes que solo usando a tus hermanas podría conseguir esto. Más te vale no escapar Lawson, tenemos a Clyde vigilándote. Pero eres libre de prepararte de la forma que quieras, hace tiempo que buscaba esto y no pienso desaprovecharlo. Ahora vámonos todos, quiero que la maldita enfermera vea esto, más le vale estar de guardia en la enfermería. ¡Clyde! No permitas que huya, necesito que nos acompañe al parque si o si.

 —¿Qué se supone que haga? 

 —¿Es que acaso son todos ustedes estúpidos? Solo vigílalo Clyde, así de fácil, no dejes que huya, da igual cuanto intente correr tu eres mucho más rápido que el así que lo alcanzarías fácilmente. Pero no se te ocurra golpearlo, ya bastante es que este par de idiotas lo golpearan. Demonios, todo esto escalo tan rápido, quien diría que el talón de Aquiles de este tipo seria sus hermanas. Que estupidez, debe ser masoquista o algo así.

Chandler se alejo de ahí mientras reía nuevamente de forma exagerada, al menos hasta que la molestia en su cara lo hizo quejarse de nuevo y bajar la voz, dejando atrás a Lincoln, bastante adolorido y con sus ojos completamente cristalinos, listos para comenzar a soltar lagrimas mientras sollozaba. Pero no fue capaz de hacerlo, aun había peligro presente y debía tratar de mantener la compostura en caso de tener que huir de ahí. Trato de mirarlo, pero una ola de recuerdos comenzaron a ahogarlo, congelándolo en aquel sitio donde muy a su pesar y sin poder soportar más aquello, comenzó a llorar. Todo el dolor que sentía por los golpes, el miedo que tuvo ante aquellas amenazas, la frustración de no poder hacer nada ante lo dicho sobre sus hermanas y aquellos recuerdos que para estas alturas eran ya desagradables.

 —Deberías ir a almorzar­— fue todo lo que dijo Clyde, mientras se recargaba en la pared, junto a la puerta, dándole a entender a Lincoln que ahí lo esperaría. Y seguramente también tratando de darle a entender que mas valía que regresara por esa misma puerta cuando terminara la hora del almuerzo.

Dando pasos lentos y muy pesados, con aquella mirada perdida y también mostrando aquella postura encorvada, Lincoln camino hasta donde había caído su mochila, producto del tropiezo que tuvo. La tomo entre sus brazos sin revisarla, aunque a primera vista no parecía haberse dañado con el golpe, y atendiendo a las palabras que le dedico el chico de piel negra, salió por la puerta con la intención de almorzar. Aquello parecía una marcha fúnebre dada por un preso en el corredor de la muerte, con pasos lentos y pesados, tal y como si unos grilletes pesaran en sus tobillos, impidiéndole apresurar su paso, con sus manos al frente, colgando con ambas muñecas estando muy cerca la una de la otra, cargando aquella vieja y maltrecha mochila, dando la impresión de tener sus manos aprisionadas por esposas. Su cabeza colgaba sobre su pecho, con aquella mirada llena de temor y al mismo tiempo con una resignación casi absoluta. Sus pasos lentamente lo llevaron hasta aquel lugar que siempre usaba para sentarse y comer sus precarios y poco nutritivos almuerzos, al momento de posarse sobre el concreto para él fue como tomar asiento en la silla eléctrica. Al menos así era como Lincoln se veía a sí mismo en ese momento. Abrió su mochila y de forma calmada reviso su interior en busca de su almuerzo, el día anterior había comprado unas pequeñas donas empaquetadas para comerlas, lamentablemente habían quedado arruinadas por culpa del impacto, aunque no era importante, seguían siendo comestibles ya que el empaque no llego a dañarse. Tomándolas con su mano derecha, Lincoln pensó que era bastante lamentable que aquella fuera su última comida antes de ir al paredón de fusilamiento.

***

De regreso al aula Lincoln sintió aquel miedo e incomodidad de nuevo, esas emociones que causaban el ser visto por todas las personas a tu alrededor, algo que lamentablemente volvía a pasar ahora, aunque esta vez no era por culpa de su lamentable reputación, era culpa de alguien más. Sabía que quizá su apariencia se veía más desalineada debido al par de golpes que recibió de Chandler y sus secuaces pero no creía que eso fuera lo que llamara la atención del resto de chicos con los que se topaba a lo largo del pasillo, la verdadera causa estaba detrás de él, caminaba a un par de cuerpos de distancia y no le quitaba la mirada de encima. Clyde no era precisamente el chico mas intimidante, a pesar de ejercitar su cuerpo después de que Chandler lo convenciera, lo cierto es que aquella actividad poco rastro dejaba en su cuerpo, por lo que aun se veía algo flacucho y débil, ni siquiera su altura le ayudaba para intimidar. Tampoco era alguien violento, la mayoría de los alumnos que lo conocían eran incapaces de recordar alguna vez en la que él fuera agresivo, mucho menos violento, pero aun así Clyde se juntaba con el par de bravucones más odiosos e intimidantes de la escuela: Chandler y su novia. Tener aquellas amistades ya le daba por defecto aquel estatus de bravucón a Clyde también y en cierta forma lo era, tomando en cuenta que el jamás había metido sus manos para defender a nadie de los abusos de Chandler, por lo que era una parte del problema. Justo ahora hacia algo parecido, seguir a Lincoln de cerca tratando de ser intimidante, cosa que lograba mas por las personas con las que se relacionaba que por su apariencia. En el aula incluso cambio de asiento, tomo su mochila de la parte posterior y sin decir nada fue hasta el asiento junto a Lincoln, retirando la mochila de quien sea que estuviera ahí sentado y quedándose con el puesto. Aunque esos movimientos en Clyde eran realmente simples, el hecho de que los hiciera en silencio y de una forma calmada lo hacían ver como algo intimidante, era algo que Chandler le enseño, si no podía conseguir intimidar por su apariencia, había otras formas para hacerlo. Todos vieron aquella acción y supieron que algo no estaba bien, no entendían como o porque, pero era evidente que Clyde tenía planeado hacerle algo a Lincoln. Stella incluso estuvo tentada a hablar con Lincoln para preguntarle si todo estaba bien, pero el ambiente del aula era denso y termino por acobardarse, de cualquier forma seria algo hipócrita, nunca antes se molesto en prestar atención a Lincoln, así que lo mejor era volver a pretender que no sucede nada antes que meterse en problemas. Si acaso, cuando se reunieran de nuevo para aquel trabajo en equipo se lo preguntaría.

Lincoln no pudo prestar atención a las clases restantes, simplemente se preguntaba cómo fue que termino en aquella situación. La respuesta era sencilla, llego a eso tratando de defender a sus hermanas. Chandler le había convertido en su objetivo hace mucho tiempo, algunos años de hecho, y siempre lo trato de la misma forma que ese día, pero esta vez Lincoln no pudo tolerarlo más. No fue porque colmara su paciencia después de años de abuso físico y verbal, fue porque esta vez dijo cosas horribles de su hermana Leni, aquella chica rubia y hermosa que lo único que tenia para ofrecer era su desmedido amor, una chica que repleta de inocencia y una enorme falta de sentido común es incapaz de pensar en que las personas puedan desearle algún mal, y aun con ello Chandler dijo cosas horribles de ella. Podía sentir su sangre hervir solo de recordar aquello.

También recordó que Chandler dijo algo sobre Lynn, aunque eso no lo podía recordar, quizá no fue algo malo, en realidad a esas alturas ya no importaba, debería ir al parque y enfrentarlo de todas formas. Pero podía recordar otra cosa que Chandler dijo, algo sobre Lynn siendo una llorona. Eso era verdad. Lincoln no era capaz de recordad con exactitud, pero su primer encuentro con Chandler fue gracias a Lynn, en aquella época el debería de tener ocho años, aunque al ser incapaz de recordar con certeza también pudo haber sido más joven o más viejo. Lynn aun era alguien tranquila, aunque ya había comenzado a superar sus problemas de timidez y poca experiencia para convivir. Al ser su parto prematuro ella tuvo una salud muy delicada los primeros años de vida, por lo que al entrar en la primaria sus padres pensaron que sería una buena idea incentivarla a practicar algún deporte, pero eso probo ser algo muy difícil. A pesar de estar ya estable, el cuerpo de Lynn seguía siendo bastante débil y torpe, su coordinación motriz gruesa podría decirse que estaba al nivel de un niño de preescolar, pero nadie podía reclamarle por eso a sus padres, ella debió pasar en casa y en reposo mucho tiempo, tanto que aquel sedentarismo se había encargado de atrofiar muchos de sus músculos con el paso del tiempo. Nada que una rápida rehabilitación y una buena actividad física no pudiera solucionar, pero suficiente para causarle algunas inseguridades debido a su torpeza. Cuando fue parte del equipo de futbol ella sufrió mucho y tardo bastante en adaptarse, y aunque la mayoría de sus compañeros solo bromeaban un poco sobre su torpeza, algunos comentarios eran suficientes para hacerla sentir una inútil, en especial los comentarios de Chandler, los cuales eran hechos con el claro objetivo de ser ofensivos e hirientes y siendo Lynn tan susceptible a ellos, la convirtió en un blanco fácil de aquel niño tan sobresaliente en aquel deporte.

 Lynn pensó en muchas ocasiones sobre abandonar el equipo de futbol esperando con ello alejarse de las burlas de Chandler, pero nunca tuvo el valor de decirles a sus padres sobre ello, por lo que se refugió en Lincoln. Aunque él era su hermano menor, el era alguien confiable y valiente, no tenía muchos amigos, pero aun así era alguien que siempre estaba feliz y aunque llevaba un tiempo portándose muy mal con ella y con el resto de sus hermanas, el siempre las ayudaba cuando se lo pedían, por lo que sentirse acompañada por el tanto de ida como de regreso de sus practicas la hacía sentirse más tranquila. También evitaba que Chandler se le acercase, al menos cuando estaba junto al peliblanco. La situación no fue tan buena como esperaba a pesar de eso, aunque la presencia de Lincoln mantenía a raya a Chandler por alguna razón, lo cierto es que Lynn no podía estar tranquila del todo, su hermano menor era ahora el problema, llevaba algunas semanas siendo demasiado agresivo al momento de convivir con ellas y siendo grosero de una forma que Lynn no entendía, pero todo eso comenzó a empeorar poco después de que le pidió su compañía para ir a sus prácticas. Su aun lindo hermano menor ya no era tan amigable, había perdido su agradable mirada y su carismática sonrisa para tener en su rostro siempre una mueca seria y algo enfadada, se había vuelto muy callado e iniciaba discusiones con cualquiera de sus hermanas e incluso con sus padres por pequeñeces. Pasaría algún tiempo antes de que sus padres descubrieran porque Lincoln se portaba así y trataran de explicarle tanto a ella como a sus hermanas la razón de que Lincoln se sintiera tan molesto y triste.

Pero en el apogeo de aquellos sentimientos negativos en Lincoln, fue que Chandler se presento, como solía hacerlo, se acerco a Lynn y comenzó a molestarla. A pesar de todo Lincoln era alguien que no recurría a la violencia por lo que ver aquella interacción solo consiguió confundirlo un poco, pero en cuanto el rostro de su hermana comenzó a lucir triste, sus emociones se apoderaron de él. Una discusión acalorada comenzó entre Lincoln y Chandler, el primero exigiendo una disculpa del segundo, pero incluso antes de que Chandler comenzara a pensar en si daría o no aquella disculpa, Lincoln se abalanzó sobre él sin aviso. Un golpe directo en la cara lo hizo trastabillar y al caer Lincoln se le subió encima para seguir golpeándolo sin piedad, llorando de manera profusa mientras lo hacía. Lynn no pudo hacer nada en ese momento, estaba paralizada, jamás había visto a su hermano actuar de aquella manera y sabia que algo malo pasaba con él para terminar de esa forma, el pobre peliblanco gritaba desconsolado mientras golpeaba al otro niño, parecía reclamarle algo, aunque Lynn fue incapaz de escuchar lo que su hermano decía, estaba demasiado asustada para prestar atención. Al final aquello termino con Chandler completamente golpeado y su nariz rota, mientras que Lincoln debió ser atendido debido a una crisis nerviosa, la cual fue la causa de aquella paliza tan desorbitada.

 Aunque no era capaz de recordar la paliza en sí misma, Lincoln podía recordar cómo se sentía mientras aquello ocurría, fue algo catártico para él, cada golpe que daba lo hacía sentirse mejor, era como liberar sus emociones y despedirse de ellas. Pero esa no fue la única ocasión, Lincoln termino por darle dos palizas mas a Chandler bajo las mismas circunstancias antes de que sus padres decidieran llevarlo a visitar un psicólogo para tratar de entender que eran aquellos arrebatos de ira. Ciertamente aquellas fueron palizas que seguramente Chandler recordaba con mucho odio, podía entender porque a partir de ahí el castaño pareció olvidarse por completo de que Lynn existía y comenzó a enfocar todo su acoso en Lincoln, aunque no todo había sido tan malo. Lincoln no pidió ser un sacrificio ni lo quería tampoco, pero gracias a que Chandler ahora estaba concentrado en el, Lynn fue capaz de recuperar su confianza en sí misma de la mano de su mejoría en el equipo de futbol, terminando por convertirse en aquella deportista multitalentosa y popular en la escuela.