Un sonido pausado comenzó a sonar mientras Lincoln aun estaba atento mirando aquella vitrina, ya no veía a los trofeos dentro de ella, ahora miraba su reflejo en aquellos cristales que tenían las puertas. El sonido se mantuvo sonando por varios segundos antes de detenerse sin que Lincoln se preocupara en absoluto por el mismo, de hecho lo estaba ignorando, hacia caso omiso tratando de evitar pensar en el. Pero después de unos segundos de silencio, aquel sonido volvió a presentarse en la habitación, consiguiendo que Lincoln volteara muy molesto hacia la derecha de la vitrina, mirando el teléfono del cual aquel sonido provenía, pero sin la menor de las intenciones por responder a quien estuviera del otro lado de la línea. Era fácil deducir quien estaría llamando después de todo, tomando en cuenta que recibir llamadas al teléfono fijo era algo poco común, y siendo Lincoln el único que a pesar de tener un teléfono propio no tenia línea telefónica, era obvio entender que era a él a quien llamaban. Por su puesto nadie además de su familia lo llamaría, y recordando la situación actual y lo que hizo ayer, también era fácil adivinar a quien hacia la llamada, no podía ser nadie más que su madre o su padre. Pero estaba bastante molesto aun, mucho más ahora que aquella lamentable nota solo demostró lo inútil que fue su intensa preocupación, no quería hablar con ellos en ese momento, de cualquier forma estaba seguro que solo le dirían tonterías para justificar como lo dejaron atrás. Fue hasta las escaleras y a mitad de camino en ellas se detuvo, preguntándose a sí mismo que es lo que haría ese día. Su rutina en un sábado normal era, al igual que en días de clase, salir temprano de casa para evitar el desayuno, visitar el viejo parque en donde permanecería hasta aburrirse, después iría a dar una vuelta por la ciudad o si estaba de humor por el bosque, perdería el tiempo antes de volver al viejo parque esperando encontrarse con los niños del orfanato y pasar la tarde con ellos, y si no estaban ellos entonces estaría ahí hasta que fuera una buena hora para regresar a casa, sabiendo que la cena ya había terminado y el no se toparía a nadie en casa; solo a una persona. Pero esa rutina se daba por la necesidad de Lincoln por mantenerse alejado de su familia, sin embargo ese sábado el estaría completamente solo en casa y desde muy temprano, además aun le preocupaba un poco aquel extraño desmayo que tuvo al despertarse. Quizá para asegurarse de no pasar por eso de nuevo, ese sábado en particular, la mejor opción sería quedarse en casa, sería el único presente, así que incluso si encendía la televisión seguramente no habría nadie que lo regañase por ello y tampoco haría que la factura subiera mucho. Si, ese era un buen plan, quedarse en casa todo el día viendo televisión a solas, nada podía arruinar un día así de no ser porque tenía bastante hambre y no había nada para comer en casa.
El teléfono volvió a sonar en varias ocasiones mientras Lincoln estaba en la cocina, tratando de dilucidar su predicamento. No podría siquiera hervir algunas verduras de las que normalmente estaban en el refrigerador ya que esta vez el refrigerador estaba completa y verdaderamente vacio con la excepción de aquel cartón de leche y envase de jugo. Esta vez en la alacena no había siquiera pan rebanado, por lo que pensar en hacer un sándwich de mermelada tampoco era una opción, y aunque Lincoln tenía ya cierta tolerancia al hambre, sabía que pasar un día completo sin ingerir nada no podía ser algo bueno. Mirando la alacena con detenimiento, no hubo más opción, tomo el frasco de cajeta y reviso la fecha de caducidad, estaba seguro que eso estaba ahí desde hace tiempo, pero no había nada de qué preocuparse, la caducidad estaba aun a meses de ocurrir. Abrió el frasco mientras se dirigía al lugar donde se guardaban los cubiertos y tomo tres cucharas de ahí, ese sería su desayuno, tres cucharadas de cajeta. Uso tres cucharas diferentes pues, aun cuando sabia que quizá nadie en casa probaría la cajeta además de él, le daba asco pensar en meter la cuchara sucia al frasco para obtener la segunda cucharada. A pesar de que como al resto de su familia aquel sabor no le agradaba debido a lo empalagoso que resultaba, Lincoln paladeo muy lentamente cada cucharada de cajeta esperando que eso engañara a su cerebro y le hiciera sentir satisfecho a pesar de no estar comiendo nada solido. Al terminar de hacerlo lo único que vino a su mente fue que en verdad necesitaba conseguir un cepillo de dientes nuevo, aun usando el enjuague bucal estaba seguro que algo tan dulce como la cajeta dejaría residuos en sus dientes y por la cantidad de azúcar podría terminar dañando su esmalte dental.
Sin conseguir su objetivo de sentirse satisfecho, Lincoln camino a la sala y perdió su día viendo la televisión, aunque fue completamente incapaz de encontrar algo que lo entretuviera, simplemente vio aquellos programas que considero menos aburridos mientras trataba de usarlos como distracción, consiguiendo únicamente quedarse dormido por algunas horas, siendo interrumpido de vez en cuando por el suave timbrado que provenía del comedor, el cual no era muy fuerte, pero si conseguía ponerlo nervioso. Evitar responder aquella llamada había sido un acto de enojo en Lincoln, pero ahora, después de tantas llamadas ignoradas, Lincoln se sentía intimidado, el regaño que seguramente recibiría una vez que contestara sería grave sin lugar a dudas. Pensó incluso en desconectar el teléfono, pero no quería meterse en más problemas al hacerlo.
Simplemente espero a que llegara la tarde y con algo de esperanza fue hasta el viejo parque esperando encontrar ahí a los niños del orfanato. Hablar con ellos y pasar el rato sería una buena distracción para él. Incitado por una nueva llamada entrante en el teléfono de la casa, Lincoln salió apresurado tratando de evitar aquel sonido y sintiéndose algo nervioso, camino a paso mucho más veloz de lo que normalmente hacia. No es que eso importara ya que las visitas de aquellos niños al viejo parque siempre eran a partir de las dos de la tarde, quizá más tarde, dependía de sus cuidadores, pero Lincoln salió de casa casi media hora antes de que diera la una de la tarde, por lo que aun si hubiera caminado lentamente habría conseguido llegar a tiempo. Pero en su rápida caminata el solo consiguió agitarse un poco.
Como era común los sábados, aquel parque tenía un poco mas de movimiento, nada importante, solo un par de niños más en comparación a los días de clase. Tomo asiento frente a la mesa dañada como siempre y recargando sus codos sobre la misma y su barbilla sobre sus manos, espero pacientemente a que el tiempo pasara y con suerte eso trajera consigo aquellas personas que quería ver en ese momento. Sabía que hablar con ellos aun si solo de cosas triviales se trataba, lo calmarían ya que le harían distraerse de sus problemas, pero no sabía que tanto podía decirles sobre lo que le molestaba. Desde el principio Lincoln puso un muro con ellos, impidiéndoles intimar mucho ya que no quería llevarse una sorpresa desagradable en caso de no poder verlos nuevamente, pero esos niños eran muy apreciados por Lincoln, por mucho que le costara admitirlo. Y es por eso que creía que hablar un poco mas de el mismo con ellos podría ser algo bueno a partir de ahora, pero saber como aquellos niños a pesar de sus problemas seguían jugando y sonriéndole a la vida, le hacían sentirse algo lamentable. Lincoln solo intento arreglar las cosas un par de veces con su familia antes de darse por vencido y después se dedico a tomar todo lo malo que le llegaba, pensando que eso era lo justo, pero esos niños a pesar de sus carencias no se dejaban abatir, siempre tenían en mente que las cosas podían ser mejor para ellos, no se habían dado por vencidos y creían que la felicidad estaba cerca. A Lincoln le gustaría tener ese tipo de fortaleza, ser capaz de enfrentarse a lo que viene y no perder la esperanza cuando cosas malas pasaban, por muy desalentadoras que fueran. Después de todo, si lo ponía en perspectiva, a Lincoln le parecía que su vida no era tan desafortunada ya que el aun tenia a sus padres, y aunque estaba molesto con ellos, sabía que en caso de una emergencia ellos seguramente responderían a su llamado. Cosa que esos niños no tenían a su favor.
Y era eso lo que también hacía dudar a Lincoln, pedirle a un grupo de niños huérfanos que escuchen los problemas que tienes con tus padres suena a una forma sínica y descarada de burlarte de ellos. Por muy descuidados que hayan sido, los padres de Lincoln le dejaron aquella nota y tal parece que lo han estado llamando toda la mañana…
No, eso no cambia las cosas, sus padres fueron muy negligentes con él, lo dejaron solo en casa y aunque muchas personas ya no lo considerarían como un niño debido a su edad, también era cierto que dejarlo solo por dos días era irresponsable. No avisaron cuando volverían y tampoco le dejaron dinero, ellos sabían que sin su mesada y, con lo estrictos que eran con el tema de conseguir un trabajo, Lincoln rara vez tenía dinero disponible para sí mismo y aun así no contemplaron ese hecho en absoluto. También estaba el hecho de que planearon ese paseo sin decirle nada a Lincoln, como si quisieran evitar que el fuera parte de ello, aprovechando su ausencia para irse y no darle opción de llegar a ellos.
Muy molesto, Lincoln se puso de pie y camino hacia el bosque, tratando de que con ello su enfado disminuyera, mientras aun tenía en mente lo que había sucedido. Incluso comenzó a vociferar en voz baja, caminando entre los árboles y soltando algunos suspiros pesados.
"No es justo, yo jamás les haría algo así. No importa que tan enojado estuve jamás pensé en hacerles nada malo. Fui un idiota y cometí muchos errores, también las lastime con todo el odio que tenía en esa época, pero nunca fue mi intención, todo eso pasaba porque ellas no podían dejarme en paz. Yo solo quería estar solo y tratar de pensar, pero ellas no me dejaban hacer eso, y aun así siempre terminaba siendo culpa mía todo lo que pasaba. Ellas sabían porque estaba molesto y nunca me dieron espacio para poder calmarme, pero a pesar de eso yo jamás tuve la intención de lastimarlas, eran ellas colmando mi paciencia.
Les dije lo importante que era para mí ese proyecto, sabían lo mucho que quería hacer algo por mí mismo y demostrarles que yo también podía ser parte de ellas, pero lo único que hicieron fue atosigarme y reírse de mí. Y para colmo pusieron a nuestros padres en mi contra. Con todo eso, nunca pensé en hacerles daño, soporte todo lo que vino a partir de ahí, pero ni siquiera eso fue suficiente para ellas…
Me pregunto qué harían si fuera yo el que decidiera salir de paseo sin avisarles, dejándoles solo una estúpida nota…"
Lincoln sonrió al pensar eso ultimo, por poco una risa salía de sus labios al imaginarse hacer eso, ya lo había planteado en muchas ocasiones y cada vez que lo hacia la idea se volvía mas y mas estúpida. Si por alguna razón el decidía no regresar una noche a casa, era un caso hipotético para el cual tenía una respuesta que le parecía bastante atinada: su familia no se daría cuenta de nada y simplemente seguirían con sus vidas. Conociéndolos y por mucho que le doliera admitirlo, era seguro que les tomaría un par de días, quizá más tiempo, poder notar su ausencia. Aunque Lincoln debía admitir que eso era en parte su culpa, debido a su necesidad de salir de casa antes que nadie de la familia y regresar cuando ya todos están refugiados en sus habitaciones, para así evitar verlos y convivir con ellos. Algo que sus hermanas comenzaron hace tiempo termino por volverse irreparable debido a las acciones de Lincoln, debilitando y destruyendo la relación que tenia con sus hermanas mayores hasta convertirse en aquella extraña ley del hielo en la que vivía. Incluso peor era la situación con sus hermanas menores, siendo que algunas de ellas a esas alturas no debían ya de considerarlo un hermano. Al menos el sabia que Lisa estaba en esa situación, el jamás convivió con ella y la situación familiar era ya tensa para cuando ella comenzó a ser consciente, por lo que seguramente lo vea como un extraño en casa.
De entre todas, solo su primer hermana menor le parecía que podía notar su ausencia, pero eso era debido a que cada día esperaba por él, pero si ella estuviera ocupada en alguna otra actividad seguramente tampoco notaria su ausencia hasta pasados algunos días. Aquello no le causaba demasiado conflicto a Lincoln, por el contrario le parecía extrañamente gracioso, pero sabía que era algo que podía aprovechar en su debido momento. Si en verdad a su familia le tomaba al menos un par de días notar su ausencia, era tiempo más que suficiente para hacer un pequeño viaje, aquel que espera hacer en algún momento.
***
—¡Lincoln Albert Loud!— grito Rita, quien al estar dentro de aquella enorme cabaña a solas, no consiguió llamar la atención de nadie. Estaba claramente molesta y seguramente también algo preocupada, pero también aliviada de que al fin su único hijo varón atendiera a sus llamadas— ¡Dime ahora mismo porque rayos no respondías el teléfono! ¡Hazlo de inmediato!
—Yo… salí— eso fue lo único que el chico respondió, de manera pausada y con una voz baja, la cual a pesar de sonar firme, también mostraba algo de temor.
—¿A dónde se supone que saliste?— pregunto algo indignada Rita, desquitando un poco la frustración y temor que sentía en la forma que hablaba con su hijo— Te he estado llamando todo el día jovencito, no solo yo, tu padre también ha estado intentándolo. Lo hemos estado haciendo desde las siete de la mañana. ¿Me vas a decir que saliste desde esa hora de casa?
—Yo… yo siempre lo hago.
—Cierto— replico Rita, algo ofuscada y sin saber que mas decir, siendo que las palabras de su hijo eran verdad, su hijo salía de casa muy temprano en la mañana todos los días, no importaba si eran días festivos o fines de semana—. Pero debiste estar atento al teléfono, después de las llamadas que hiciste anoche era obvio que estaríamos preocupados. Además había algo que necesitábamos decirte temprano en la mañana, pero viendo la hora ya no tiene caso.
—Lo siento.
—Ya no importa, mañana será, es lo de menos. ¿Viste el mensaje que te dejamos en casa sobre donde estaríamos?
—¿La pequeña nota? Claro, tarde, pero la vi.
—¿Paso algo malo hijo? Te escuchas… diferente.
—No, estoy bien.
—¿Estás seguro?
—Sí.
—Bien, si tú lo dices— Rita no se sentía muy convencida con la respuesta de su hijo, su voz sonaba bastante decaída y algo molesta, pero no quería atosigarlo por lo que simplemente continúo—. Estuvimos llamándote todo el día porque necesitábamos que fueras a hacer las compras, no hay comida en casa. ¿Cómo te fue con eso? ¿Cenaste ayer? ¿Qué fue lo que desayunaste hoy? Espero que no hayas solo comprado comida chatarra, sabes que no me gusta que coman eso. Creo que a la hora en que llegas normalmente aun tendrías tiempo de salir a comprar algo para la cena ayer ¿cierto?
—No.
—¿Ah? ¿No que hijo?
—No cene nada.
—¿Qué? ¿Por qué no? Les dije a tus hermanas que te dejaran una nota para avisarte que no había nada en el refrigerador y te deje veinte dólares para que compraras la cena.
—La nota solo decía que irían de campamento. No había ningún dinero con ella.
—¿Solo decía eso? Pero al menos el dinero debería estar ahí ¿revisaste que no estuviera en el suelo?
—No hay nada— contesto Lincoln, después de un corto silencio que Rita asumió fue lo que le tomo a su hijo ir hasta la mesa del comedor y buscar aquellos billetes.
—Vaya, supongo que pedirle a Lola que me hiciera ese favor fue una mala idea después de todo. Tendré que preguntarle por el dinero. Debí pedírselo a Lucy. Pero si no había comida en casa ¿Qué es lo que comiste hoy hijo?
—Descuida, pude solucionar eso.
—Bien, tu padre y yo sabíamos que podías cuidarte solo. La idea era que esta mañana fueras a comprar víveres para cuando regresemos, pero ya es algo tarde, así que no quisiera que fueras al cajero a esta hora, menos aun si vas a regresar con todo el dinero. Después de todo a esta hora el supermercado ya no te venderá algunas de las cosas que queríamos pedirte. Por eso necesito que mañana no salgas de casa hasta que recibas mi llamada ¿entiendes? Le diré a Lori que haga una de esas cosas que hace con su teléfono para sacar dinero del cajero sin usar la tarjeta y con ese dinero compraras todo. Es una lista pequeña, pero lo mejor será que la anotes, no se te puede olvidar nada.
—Bien.
—¿Estás seguro de que todo está bien hijo? Suenas algo cansado. ¿Te resfriaste?
—No. Estoy bien.
—Esta bien, si tú lo dices. Aunque hubiera sido mejor que vinieras también a visitar a tu tía Ruth. Ella esperaba verte sabes, también tu abuelo. Ahora que lo pienso, tus hermanas dijeron que estarías ocupado, pero no me dijeron con que, así que dime ¿Qué es tan importante para evitar que nos acompañes?
Lincoln se mantuvo en silencio, evitando responderle a Rita, lo cual la preocupo un poco. En el teléfono solo podía escucharse suavemente la respiración de su hijo, la cual se podía notar pesada y algo lenta. Sin lugar a dudas algo no estaba bien con su hijo, pero no sabía cómo abordar el tema, el había comenzado a distanciarse hace tiempo. Ella pensó al principio que sería algo relacionado con la pubertad, pero el tiempo seguía avanzando y su hijo parecía no querer volver a como era antes.
>>Lincoln… ¿está todo bien? Sabes que si algo te molesta o si tienes algún problema puedes hablar conmigo, así que dime porque estas actuando tan raro. Sea lo que sea seguro se puede solucionar.
—No es nada… estoy cansado.
—Bien… entonces descansa…
Los nervios de Rita se crisparon mucho en ese momento, a penas término de decir aquello su hijo colgó el teléfono de inmediato. Entendía que la pubertad era una etapa difícil para los niños y tenía experiencia con seis hijas que ya habían pasado por eso antes, pero Lincoln era un varón, así que seguramente habría cosas nuevas por aprender. Miro molesta a su teléfono, aun sabiendo que Lincoln no podía verla, pero entendiendo que seguramente sea por los cambios hormonales que esté sufriendo, decidió darle su espacio y dejar pasar aquella grosera forma en que le colgó la llamada. En seguida salió de la cabaña para dirigirse a donde estaba el resto de su familia, aun tenía ese extraño sabor de boca provocado por la actitud de su hijo y por algunas preocupaciones que este le provocaba, pero al estar con sus hijas y esposo seguramente podría animarse un poco. Incluso se daría el tiempo de hablar con su esposo para dejar las cosas claras con él, ya que a su parecer era momento de que su único hijo varón tenga una plática muy seria con ellos y después una plática muy personal con su padre a solas.
Por su parte, al colgar aquella llamada, Lincoln subió a su cuarto algo malhumorado. Para su mala suerte (…) este fin de semana tampoco pudo ver a los niños del orfanato ni pasar el tiempo con ellos, además de que al llegar a casa tuvo que responder a la llamada de su madre, la cual no fue tan mala como había pensado que seria. Tal parece que ella apenas le dio importancia al hecho de no estar en casa todo el día, cosa que lo decepcionaba un poco. Pero lo peor es que ese sábado se quedo sin comer y ahora sin cenar por culpa de su necedad, al no querer atender el teléfono, era algo irónico en cierto punto, pero también muy molesto y frustrante. Podría simplemente cenar algo de lo poco que hay en casa, pero prefirió no hacerlo, aunque con mucha hambre, también estaba algo malhumorado y quería despejarse un poco por lo que subió a su cuarto para recostarse, daba igual si en aquel lugar no tenía nada para distraerse, a pesar de todo ese era su espacio, aun si en el carecía de verdadera privacidad o de alguna comodidad, Lincoln había generado un vinculo con ese espacio y aunque era poco, el resguardo que le brindaba era suficiente para hacerlo sentir al menos un poco más tranquilo.
***
Ese domingo Lincoln despertó por sí mismo, no hubo necesidad de esperar a que su teléfono lo alertara de la hora, se sentía bastante relajado y su cuerpo estaba mucho menos rígido que de costumbre. El frio aun así era bastante notorio al quitarse la cobija de encima, pero también era tolerable. Sintiéndose bastante espabilado, pero viendo como afuera se notaba una oscuridad aun profunda, se preguntaba qué hora seria, lamentablemente su teléfono no le daría la respuesta, estaba muerto, había olvidado ponerlo a cargar el día anterior. Pero eso no le molesto, sintiéndose de tan buen humor, no le pareció molesto ponerse de pie y caminar, yendo a la planta baja de la casa para ver el reloj de pared que estaba en la sala. Aun faltaban unos veinte minutos para que fuera la hora en la que normalmente se despertaba, pero tratando de recordar un poco el día anterior entendió que debió quedarse dormido cerca de las siete de la noche, por lo que en total durmió casi diez horas, mucho más que su promedio de seis a siete horas, seguramente por eso despertó tan relajado y de manera natural, sin la necesidad de escuchar a su teléfono.
Regreso a su cuarto para comenzar su día y tratar de aprovechar el buen humor que tenia. Dejo su teléfono conectado y se dio un baño de agua fría como siempre, debido a la hora en que salía de casa normalmente, a Lincoln se le había hecho una costumbre desayunar bastante temprano, pero pensó que quizá esta vez no sería mala idea esperar un poco antes de ingerir algo, después de todo debería ir al supermercado para comprar la despensa de la casa, por lo que quizá podría comprarse algo con el dinero que sobrase, incluso algún chocolate o algo parecido. Sabía que no le darían mucho dinero para aquellas compras, pero después de la noche anterior sentía correcto tener una actitud más positiva. Después de la llamada de su madre Lincoln reflexiono mucho sobre sí mismo y sobre la situación en la que estaba, llegando a la conclusión de que molestarse no valía la pena, le gustara o no su familia seguía avanzando y dejándolo cada vez más atrás, por lo que debía hacer algo al respecto. No es que fuera una realización nueva para él, ya antes había llegado a la misma conclusión y había pensado también en formas de solucionar ese problema, algunas mejores que otras. Pero en general Lincoln tenía la esperanza de que las cosas cambiaran por iniciativa conjunta, el no quería ser el único que se esforzara y sacrificara algo, pero tampoco quería que fuera su familia la que lo haga motivada seguramente por sentir lástima por él. Pero a sus ojos estaba ya en un punto muerto, daba igual si lo intentaba, como ya lo había hecho antes, o si dejaba de intentarlo, como también lo había hecho antes, no sentía que los resultados fueran a ser positivos para él y quizá tampoco para su familia. Tal vez debería de alejarse un poco y volver a pensar las cosas, aun sentía que amaba a su familia y muy dentro de él quería que ese sentimiento volviera a ser reciproco, por lo que valía la pena hacer un intento más.
Pensando en eso recibió la llamada de su madre quien le dejo las instrucciones claras a su hijo, primero fue aquel número de referencia que Lincoln usaría para sacar dinero del cajero a pesar de no tener la tarjeta del banco. Después compraría todo lo que en una lista que se le dicto estaba. No era nada difícil, pero el problema es que iría solo. Sin decir mucho colgó la llamada y se dispuso a realizar aquel encargo, sintiéndose algo decepcionado por la cantidad de dinero que le facilitaron. Hacía mucho tiempo que Lincoln no hacia las compras, pero podía saber que con esa cantidad era poco lo que le sobraría después de conseguir todo lo de la lista. Eso lo molesto un poco, no porque al final quizá no sería capaz de comprarse algo para él, sino porque él esperaba regresar a casa en un taxi, sabiendo que ir a pie con la cantidad de bolsas que iría cargando sería absolutamente ridículo. Pero ya daba igual, vería la forma de solucionarlo. En realidad fue bastante sencillo, después de que el chico que empaco sus cosas volvió a ponerlas en el carrito de compras, Lincoln simplemente vio lo fácil que era. Llevaría las compras en el carrito hasta su casa, de esa forma no debería ir cargando con ellas a riesgo de soltarlas por el cansancio del recorrido. No sabía si eso era realmente permitido, por lo que al salir del estacionamiento del supermercado aun con el carrito, se sintió algo agitado, temiendo que alguien le regañara por ello, pero eso no paso. Pudo ir a paso firme hasta su casa, llevando sus compras en aquel carrito que debido a la textura rugosa de las banquetas hacia un pequeño escándalo mientras transitaba, consiguiendo que algunas miradas curiosas sean dirigidas a él, pero tratando de no intimidarse por estas, simplemente no aflojo su paso en ningún momento.
Aunque estaba acostumbrado a caminar largas distancias, a Lincoln le molestaba un poco tener que ir caminando hasta el banco, después debía hacer las compras en el supermercado y regresar caminando de nuevo, no es que hacer aquello lo agotara ya que la caminata era promedio para él, pero si le parecía molesto tener que gastar energías. Los domingos eran los días de aseo en casa y aunque a Lincoln solo le tocaban dos tareas muy específicas y hasta sencillas debido a que siendo tantos hermanos todo se volvía un poco más fácil. Pero ese domingo estaría él solo, y sabia que si no hacia el aseo sus hermanas encontrarían la forma de hacer que sus padres lo regañen por eso. Al menos eso es lo que pensaba mientras empujaba el carrito de compras de camino a casa.
Pero algo llamo su atención estando de vuelta, parado aun en la acera, mirando en dirección a su casa, o más específicamente, al jardín de la casa. El pasto estaba algo crecido y comenzaba a verse desarreglado, especialmente cerca de los arbustos que decoraban la casa. Hace tiempo él solía tomar las cosas de jardinería de la casa y visitaba a los vecinos ofreciéndoles el servicio correspondiente, y consiguiendo con ello unos pocos dólares después de haber perdido su trabajo con Flips. Hacer aquello en realidad era bastante cansado y aburrido, pero era una buena forma de conseguir algo de dinero, por eso fue una lástima cuando Lynn comenzó a quitarle sus clientes. Pero Lincoln no pudo hacer nada al respecto, su hermana seguramente necesitaba el dinero para comprar sus equipamientos deportivos, así que lo mejor era dejarla hacer aquello, pero hace tanto tiempo que no habla con ella, que no sabe si siga haciendo aquel trabajo. Cuando él lo hacía, antes de salir a ofrecerlo a los vecinos, Lincoln siempre podaba el césped del jardín de su casa, pero no pedía recompensa por ello, a cambio solo pedía el permiso de usar las herramientas para ayudar a los vecinos, después fue Lynn quien hacia eso. Ahora que la economía familiar era mucho más estable, sabía que pagaban a alguien para que lo hiciera en casa, pero pensar en esto le dio una idea. Volvería a aquel negocio infantil y mal pagado, lo que sea por algunos dólares, especialmente ahora que los necesitaba tanto. No conseguiría suficiente dinero para comprarse una cama o para cambiar la chapa de su cuarto por una que si pueda ser asegurada, pero al menos podría comprase un cepillo de dientes nuevo, quizá algo de ropa y unos comics. Sabía que quitarle el trabajo a su hermana Lynn tenia cierto peligro, pero solo debía dejar en paz a sus clientes, podría simplemente ir a zonas más lejanas en el pueblo y hacer de jardinero en aquellos lugares.
Suspiró pesadamente, sabía que si quería hacer algo así, debía conseguir el permiso para usar las herramientas, y al igual que hace tiempo, seguramente la forma más sencilla seria podando el césped y arreglando los arbustos de la casa, algo que no se sentiría cómodo haciendo con su familia en casa. Ese domingo Lincoln debería de hacer la jardinería de la casa, y también el aseo de la misma, después de haber tenido que hacer la despensa, sin disponer de un vehículo para desplazarse, y todo eso él solo. Sería un día pesado, pero entre más rápido comenzara con todo eso, mas rápido terminaría también.