Dos semanas después
El aire en los túneles subterráneos estaba cargado de tensión. Aunque el crecimiento de la organización había sido explosivo, una amenaza persistente se cernía sobre ellos: Blue Ice , una droga letalmente adictiva, estaba ganando terreno entre los vagabundos.
La sustancia, conocida por aumentar temporalmente la fuerza y la resistencia física, también destruiría la mente y el cuerpo de quienes la consumían con regularidad. Para muchos de los vagabundos, era la única forma de escapar de su realidad miserable, aunque fuera a costa de su salud. Sin embargo, para Alqatil, representaba una piedra en el zapato.
Desde su escondite, revisaba los informes traídos por Lyra y Orión. La droga estaba infiltrándose incluso en los rangos de la organización, debilitando a aquellos que deberían estar fortaleciendo su causa.
—Sistema, dame un análisis de la situación con Blue Ice.
[Anfitrión, la presencia de Blue Ice en la organización es alarmante. El 35% de los miembros consumen esta droga de manera habitual. Aunque su rendimiento inicial aumenta debido a sus efectos, la dependencia a largo plazo está reduciendo su eficiencia en un 20%. Además, el mercado negro controlado por terceros está desviando recursos económicos que podrían ser utilizados para la expansión de su organización.]
Alqatil frunció el ceño. "¿Quién controla ese mercado? ¿Una banda? ¿O algo más estructurado?"
[Actualmente, la distribución de Blue Ice está en manos de una red de traficantes conocida como Las Garras Azules. Su líder, un hombre llamado Razek por lo que escuchó de sus líderes, tiene influencia considerable en los bajos fondos de la ciudad. Si la situación no se controla, podría representar una amenaza directa para su autoridad, ya que su organización comienza a superponer territorios.]
¿Soluciones?
[Recomendaciones:]
Erradicación: Localizar y eliminar a Las Garras Azules. Esto ejecutará operaciones encubiertas y fuerza táctica.
Control: Infiltrarse en la red, apoderarse de su suministro y convertir Blue Ice en un recurso controlado por su organización.
Sustitución: Desarrollar una sustancia alternativa que mantenga los efectos positivos de Blue Ice pero sin sus consecuencias negativas. Esto podría generar lealtad absoluta entre sus seguidores.
El sistema se detuvo, como si estuviera considerando un comentario.
[Por supuesto, estas opciones dependen de si el anfitrión desea manejar el problema con sutileza... o simplemente arrasar con todo, como es su costumbre.]
Alqatil ignoró el sarcasmo. Su mente ya estaba trabajando.
"Lyra, envía un mensaje a Orión. Quiero que identifique las rutas de distribución de Blue Ice en los distritos bajos. Asegúrese también de que Sirius investigue sobre Razek y sus operaciones. Necesito información precisa antes de decidir el siguiente paso".
Lyra ascendió, ajustándose la chaqueta que había recibido de los sastres de la organización.
— ¿Deberíamos aumentar las patrullas en las zonas afectadas? —preguntó, siempre práctica.
—No aún. Si mostramos movimiento, podríamos alertar a Las Garras Azules. Por ahora, mantenga un perfil bajo.
"Sistema, muéstrame mi estado."
[Estado actualizado:]
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Nombre: Alqatil Zolenos
Edad: 8 años
Nivel: 4 (XP = 200/400)
Atributos:
Hp: 150/400 ??: 1
Inteligencia: 40 Durabilidad: 30
Vitalidad: 50 Resistencia: 45
Fuerza: 30 Encanto: 22
Suerte: 20 Destino: 1000
Dinero:
Oro: 200 Plata: 6000 Cobre: 63006
Habilidades:
Estado (nivel 2) {máximo 3}
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Alqatil revisó los números. Aunque los avances eran claros, el progreso no significaba nada si las bases de su organización comenzaban a tambalearse.
"Sistema, genera una misión relacionada con esta situación."
[Misión secundaria generada:]
Nombre: Purga del Hielo.
Explicación: Blue Ice está debilitando la organización. El anfitrión debe abordar el problema eliminando a Las Garras Azules o controlando el mercado.
Objetivo: Erradicar la influencia de Razek y tomar el control del suministro.
Recompensas:
Aumento del respeto y lealtad de la organización.
Acceso a nuevas rutas de recursos económicos.
Castigo: Disminución de la moral y riesgo de colapso organizacional.
Tiempo: 6 semanas.
[Recuerde que la información es poder. Proceda con cuidado. Aunque, siendo honesto, probablemente hará lo contrario.]
Alqatil se levantó, sus ojos brillando con determinación.
"Es hora de purgar el hielo."
En un amplio salón subterráneo iluminado por antorchas, Sirius y Orión se encontraban al frente de un grupo de combatientes. Los veinte mejores rangos de la organización estaban presentes, junto a otros reclutas que habían demostrado un progreso destacado en las últimas semanas.
—Hoy no es un día cualquiera —comenzó Sirius, su voz grave resonando en el lugar—. Muchos de ustedes se han ganado su lugar aquí gracias a su esfuerzo y lealtad. Pero lo que viene ahora pondrá a prueba algo más que su fuerza: pondrá a prueba su temple, su capacidad de trabajar en equipo, y su disposición a arriesgarlo todo por un propósito mayor.
Los murmullos entre los presentes cesaron al instante. La atención estaba completamente sobre los dos líderes.
—No podemos darles todos los detalles de la misión —continuó Orión, siempre más diplomático—, pero sí podemos prometerles una cosa: aquellos que participen y se destaquen tendrán recompensas que cambiarán sus vidas. ¡Dinero, armas, reconocimiento! Este es el momento de demostrar que somos algo más que una banda. ¡Somos una fuerza con la que nadie podrá competir!
Los combatientes gritaron en aprobación, algunos golpeando sus armas contra el suelo en un ritmo que parecía un preludio a la batalla.
Sirius levantó una mano, y el sonido cesó.
—Nos moveremos en grupos estratégicos. Cada equipo tendrá un líder experimentado y un objetivo claro. Si alguien fracasa, el resto deberá adaptarse para cubrirlo. Esto no es solo una prueba para ustedes; es una prueba para todos nosotros como organización.
Orión tomó la palabra una vez más, señalando un mapa rudimentario colocado en una pared cercana.
—Estudien esto. Memorícenlo. Cada grupo tendrá asignada una ruta y un punto de encuentro. No habrá margen para errores.
El ambiente estaba cargado de tensión y expectativa. Los líderes dieron instrucciones detalladas mientras los combatientes se dividían en equipos, cada uno liderado por un rango superior.
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Mientras tanto, en uno de los laboratorios más resguardados, Alqatil se encontraba con Nova. El científico, con su bata siempre impecable, observaba un frasco con un líquido de color púrpura oscuro.
—¿Qué necesitas esta vez? —preguntó Nova sin siquiera levantar la vista del frasco.
Alqatil sonrió levemente.
—Un veneno. Algo letal, discreto, y que pueda aplicarse en la punta de un arco. Debe ser rápido y eficaz.
Nova finalmente apartó la vista de su trabajo y lo miró, su expresión mezcla de interés y escepticismo.
—¿Por qué un arco? Hay métodos mucho más efectivos para acabar con alguien.
—Porque quiero que sea silencioso —respondió Alqatil, su tono firme—. Además, esto no es solo para un objetivo específico. Si resulta efectivo, podríamos usarlo a mayor escala.
Nova frunció el ceño, reflexionando.
—Tendré que trabajar con algunos compuestos experimentales. No puedo prometerte que sea inmediato, pero si me das tiempo, puedo darte algo que cumpla tus expectativas.
—Lo necesito en menos de una semana.
El científico suspiró.
—Siempre tan exigente... Está bien. Lo haré. Pero necesitaré acceso a más recursos químicos.
Alqatil asintió.
—Tendrás todo lo que necesites. Solo asegúrate de no fallar.
Nova regresó a su trabajo, murmurando algo para sí mismo sobre "límites del tiempo razonable". Alqatil lo observó por un momento antes de marcharse.
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Durante los días siguientes, Alqatil dedicó su tiempo a espiar cuidadosamente las operaciones de Las Garras Azules. Desde lo alto de un edificio abandonado, observó cómo los traficantes manejaban sus negocios. Los puntos de distribución estaban bien organizados, con guardias en posiciones estratégicas y mensajeros que iban y venían constantemente.
"Tienen experiencia, pero también puntos débiles."
El sistema interrumpió sus pensamientos con su usual tono sarcástico.
[¿Disfrutando del espectáculo, anfitrión? Podría ofrecerle un mapa táctico, pero probablemente ya lo ha notado: tienen demasiados mensajeros en movimiento. Uno de ellos podría ser usado para infiltrarse.]
Alqatil sonrió ligeramente. "Lo estaba pensando."
[No se confíe. Estos no son vagabundos sin experiencia. Las Garras Azules tienen métodos brutales para eliminar a los infiltrados. Por supuesto, si eso no le preocupa, adelante.]
—Asegúrate de que los equipos estén listos —le dijo a Sirius.
—Estarán listos. ¿Estás seguro de que esto funcionará?
Alqatil lo miró con calma, pero con una determinación que no admitía dudas.
—Funcionará.
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La atmósfera dentro del refugio de la Legión Aurora era tensa pero cargada de determinación. Un informante había logrado infiltrarse en las filas de la Garra Azul. Tras días de arriesgadas maniobras, la información recopilada llegó a Sirius, quien la transmitió rápidamente a Alqatil, escoltada por Lyra.
En una pequeña habitación iluminada solo por una vela temblorosa, Alqatil repasaba un mapa mientras Sirius hablaba.
—Los guardias rotan cada cuatro horas —informó Sirius, señalando varias posiciones en el mapa—. Sus rondas son predecibles. Los accesos principales están protegidos por dos guardias en todo momento, pero los pasajes laterales suelen quedar desprotegidos entre cambios de turno.
—¿Y sus debilidades? —preguntó Alqatil sin levantar la vista del mapa.
—La mayoría son mercenarios mal pagados —intervino Lyra, su tono serio—. No tienen lealtad real, pero son efectivos en números. Si eliminamos a los líderes rápidamente, los demás caerán en el caos.
Alqatil asintió, sus ojos brillando bajo la tenue luz.
—Perfecto. Sirius, liderarás la ofensiva frontal. No necesitamos sutileza al final; quiero que todo termine rápido. Yo me ocuparé del líder desde la distancia. Asegúrate de que el caos sea absoluto.
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Horas más tarde, la noche se cernía sobre la ciudad, oscura y pesada. Un grupo de figuras se deslizaba entre las sombras, moviéndose con precisión. El sonido de sus pasos era imperceptible, pero sus corazones palpitaban como tambores en sus pechos.
Sirius lideraba el ataque inicial. El primer guardia ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando una hoja delgada se deslizó por su cuello, cortando la carótida con precisión quirúrgica. Un segundo guardia intentó gritar, pero su voz fue sofocada por una mano enguantada mientras un cuchillo hundía su filo en el espacio entre sus costillas, atravesando el corazón.
Uno a uno, los guardias caían, sus cuerpos desplomándose silenciosamente. Las sombras se convertían en su peor enemigo, y el miedo comenzaba a extenderse como un veneno invisible.
Finalmente, el grupo llegó a la base principal de la Garra Azul. Dentro, el líder de la organización disfrutaba de su noche, rodeado de mujeres y risas, ajeno al destino que se avecinaba.
—Ataquen. —La orden de Sirius resonó en un susurro.
Los miembros de la Legión Aurora irrumpieron en el lugar. Lo que comenzó como un ataque sigiloso se transformó en una tormenta de destrucción. Las dagas atravesaban carne, y las flechas silbaban en el aire, encontrando sus objetivos con mortífera precisión.
Desde un tejado cercano, Alqatil observaba la escena con una calma aterradora. Su arco estaba tenso, una flecha envenenada preparada para volar.
El veneno era una obra maestra de Nova: un líquido negro y denso que hervía ligeramente al contacto con el aire. Compuesto por una mezcla de toxinas paralizantes, ácidos corrosivos y agentes hemotóxicos, garantizaba una muerte lenta y agonizante.
Alqatil apuntó con precisión al líder de la Garra Azul, exhaló lentamente y la energia y fuerza de su 70% de cultivo junto con un esfuerzo sobre humano y tecnica de su vida pasada soltó la cuerda.
La flecha salio con un sonido atronador parecia tener vida propia atravesó la ventana como si fuera mantequilla y se hundió en el estómago del hombre casi atravezandolo. Al principio, pareció un simple ataque, pero en segundos, el veneno mostró su verdadero rostro.
El líder soltó un alarido de dolor mientras su piel comenzaba a derretirse. Sus ojos se volvieron hacia arriba, y su cuerpo sufrió espasmos incontrolables. La carne se desprendía de sus huesos, y un hedor nauseabundo llenó el aire. Sus órganos comenzaron a descomponerse, cayendo al suelo en un charco viscoso.
Alqatil sonrió desde las sombras antes de desaparecer, dejando tras de sí solo la promesa de su próxima jugada.
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Horas después, en una oficina bien iluminada, Alqatil estaba sentado tranquilamente, disfrutando de un jugo de frutas. Sirius entró, un dossier bajo el brazo.
—Estos son los principales compradores, vendedores y distribuidores del Blue Ice —informó, colocando los documentos sobre la mesa.
Alqatil los repasó con calma, sus dedos tamborileando sobre la mesa.
—Encárgate de que Orion maneje este tema. Quiero que contacte a todos y les haga saber que, desde ahora, trabajan para nosotros. Si alguien se niega, lo tomaremos como una declaración de guerra.
Sirius asintió, una sonrisa fría curvándose en sus labios.
—Como desees.
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En el laboratorio clandestino, el aire estaba cargado de un olor químico acre. Nova, vestido con un delantal blanco salpicado de manchas oscuras, estudiaba un vial de Blue Ice bajo la luz de una lámpara. Alqatil observaba desde un rincón, con los brazos cruzados y una mirada calculadora.
—¿Qué opinas? —preguntó Alqatil finalmente.
Nova levantó el vial y lo hizo girar entre sus dedos, observando cómo el líquido azul reflejaba la luz en destellos hipnóticos.
—Es un compuesto interesante. No hay duda de que los cientificos que lo diseñaron sabían lo que hacían. Pero su potencial está... mal dirigido. —Dejó el vial sobre la mesa y miró a Alqatil—. ¿Qué exactamente necesitas que haga con esto?
Alqatil se inclinó hacia adelante, su tono tranquilo pero cargado de intención.
—Quiero que aumentes su capacidad adictiva. No me interesa que otorgue beneficios ni desventajas, solo que cree una dependencia absoluta. Hazlo tan irresistible que sea imposible de dejar, pero sin efectos físicos visibles. Un simple placebo que actúe en la mente, no en el cuerpo.
Nova arqueó una ceja, una chispa de interés cruzando por sus ojos.
—Intrigante. ¿Y qué propósito tiene este pequeño experimento?
—Quiero usarlo como herramienta de control —respondió Alqatil sin rodeos—. Lo distribuiremos entre los "desviados", los más problemáticos, los codiciosos, los violentos. Les prometeremos que el Blue Ice es un medio para alcanzar el poder, pero solo podrán obtenerlo cumpliendo misiones. Los buenos elementos recibirán terapia y un entorno adecuado para superar su dependencia. Quiero que la droga sea un cebo, nada más.
Nova sonrió de lado, su expresión fría pero fascinada.
—Puedo hacerlo. Me tomará unos días ajustar la fórmula, pero lograré que sea exactamente lo que buscas.
—Bien. —Alqatil se giró hacia la puerta—. No te preocupes por los detalles, Nova. Haz lo tuyo, y me encargaré de que todo funcione según lo planeado.
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En una sala de reuniones improvisada, Sirius revisaba un nuevo lote de Blue Ice modificado que Nova había entregado. Alqatil estaba sentado frente a él, con una mirada calmada y autoritaria.
—Aquí está la nueva versión del Blue Ice —dijo Alqatil, señalando los viales alineados sobre la mesa—. A partir de ahora, será entregado como recompensa exclusiva para aquellos que cumplan con nuestras misiones más... "complicadas".
Sirius tomó uno de los viales y lo sostuvo contra la luz, examinándolo con curiosidad.
—¿Qué tiene de especial?
—No se los diremos, pero les haremos creer que aumenta su fuerza, resistencia o incluso su inteligencia. En realidad, no hace nada más que crear una adicción mental. Lo que obtendrán será una ilusión de poder, y esa ilusión será suficiente para que trabajen más duro.
Sirius dejó escapar una risa seca.
—Ingenioso. ¿Y los demás? Los que no están interesados en este tipo de "recompensas".
—Esos son los buenos elementos, los que realmente valen la pena. Ellos recibirán atención especial. Terapia, entrenamiento y oportunidades para superar cualquier debilidad. No permitiremos que esta droga sea un arma contra quienes aún tienen un camino recto que seguir.
Sirius asintió lentamente, comprendiendo el alcance del plan.
—Entonces, ¿quién será el primero en recibir este "premio"?
Alqatil levantó uno de los viales, la sustancia azul reflejando un leve brillo bajo la tenue luz de la sala.
—Desde hoy, ya no se llama Blue Ice. Este elixir lleva un nuevo nombre, uno que simbolice la falsa promesa de un poder inalcanzable. Lo llamaremos 'Crepúsculo'. Una dulce ironía: el último destello de luz antes de que la oscuridad lo consuma todo.
Sirius sonrió de lado, claramente complacido con la elección del nombre y la intención tras el plan.
—'Crepúsculo', ¿eh? Muy acorde, mi señor.
—Haz que corra la voz entre los codiciosos. Diles que el Crepúsculo promete poder para los más dignos, pero que solo aquellos que demuestren su valía en nuestras misiones podrán obtenerlo. —La voz de Alqatil se volvió más fría, con una determinación implacable—. Vamos a ver hasta dónde llega su desesperación.