Chereads / Pseudo-zombie (+18) / Chapter 4 - Capítulo 4: ( ͡° ͜ʖ ͡°) +18

Chapter 4 - Capítulo 4: ( ͡° ͜ʖ ͡°) +18

No había pensado en ello hasta que ese tipo (Pitovergachu) lo dijo en el chat, pero si iba a morir por lo menos debería intentar tener sexo con Larisa antes.

Ella era una chica muy hermosa y nuestra relación hasta hora no había sido mala, pero tampoco buena. A fin de cuentas era un otaku que rara vez salía de casa, por lo que mi relación con cualquiera de mis vecinos era solo la de un conocido de vista.

Aunque, si pienso en ello, tal vez es porque fui amable con ella algunas veces cuando iba en 6to de primaria, que vino a mi casa a buscar ayuda cuando ocurrió la tragedia en su familia.

Aunque fue un poco raro que su primera opción fuera venir conmigo.

Quiero decir, Larisa debería tener muchas amigas en los alrededores, ¿Por qué no simplemente fue con alguna de ellas?... ¿Quizás no tuvo tiempo y le fue más fácil y rápido llegar a la mi casa, ya que está justo al lado de la suya?.

En cuanto al sexo.

Si Larisa no quiere, pues no pasa nada, simplemente pasara lo que iba pasar si no lo intentara, es decir nada. Pero si Larisa accede, entonces podemos coger hasta el último segundo y disfrutar el uno del otro.

Por supuesto, ni siquiera pensé en seguir el consejo de Miku-chan, eso era demasiado loco. Larisa acababa de vivir una tragedia, no había forma de que accediera si actuaba así.

*Toc* *Toc* *Toc*

Me acerqué a la habitación y golpeé la puerta un par de veces.

—Larisa, ¿Estás despierta?. ¿Podemos hablar?.

No hubo respuesta.

*Toc* *Toc* *Toc*

Volví a tocar la puerta.

—Voy a entrar…

Lentamente comencé a abrir la puerta y me asomé por pequeña rendija que quedó entreabierta.

Lo que ví ahí adentro, fue a Larisa estando sentada en suelo al recargada en la cama, con cabeza agachada, su hermoso cabello largo cubriendo su rostro y las piernas extendidas hacia el frente.

Al parecer había estado llorando. Podía ver una pequeña parte de su mejilla mojada por las lágrimas entre los mechones de su cabello.

Caminé hacia Larisa y me senté a su lado en el suelo.

—¿Cómo estás Larisa?.

Pregunté inconscientemente, pero al instante me arrepentí.

Me sentí como un estúpido al preguntarle eso. Era más que obvio que no estaba bien, su familia había muerto y ella estaba llorando. ¿Cómo se me ocurrió preguntarle eso?.

Aún así, no me detuve en mi intento de querer tener sexo con ella.

Me acerqué más a Larisa haciendo que nuestros brazos se tocaran.

Cuando nuestros brazos se tocaron y el calor humano se transmitió entre nosotros, piel contra piel.

Mi corazón latía con fuerza y continué avanzando al no notar incomodidad en ella.

Puse mi mano suavemente sobre su mano que estaba en su regazo y le dije:

—Sabes que yo estoy aquí contigo, ¿Verdad?.

Traté de sonar amable y gentil. No quería que pensará que estaba siendo demasiado agresivo o insistente.

—…

Larisa no dijo nada ni reaccionó a mis palabras, simplemente se mantuvo callada mirando al suelo.

—Tú y yo estamos solos en este mundo apocalíptico, no crees que al menos deberíamos experimentar la alegría del sexo juntos y disfrutar del calor humano entre nosotros.

¡Maldición! -Maldije internamente en el momento en que eso salió de mi boca. Eso había sonado mucho mejor en mi cabeza de lo que era en realidad.

Aún así, no podía detenerme, no después de llegar tan lejos.

Moví mi mano hacia su muslo y acaricié suavemente su parte interna de la pierna.

Larisa no se resistió ni me apartó.

Su piel era tan suave, tersa y firme.

—Dime, ¿Está bien hacerlo?. Me dejas besarte y hacerte el amor.

Siendo un poco más audaz, tomé su mentón con mi mano y giré su cara en mi dirección.

Sus lindos ojos color avellana estaban rojos después de llorar tanto, pero aun así me estaban mirando.

La besé.

Mis labios se unieron a los suyos y saboreé su suavidad, su dulce saliva y cálido aliento.

Moví mi lengua y la enrolle con la suya. Era tan suave y delicada.

Larisa también movió su lengua tratando de saborear mi saliva.

Era un beso húmedo y muy lascivo.

Francamente no tenía experiencia en esto y estaba moviendo mi lengua por instinto, y probablemente era lo mismo para Larisa, ya que sus movimientos también eran muy torpes. Aún así, ambos continuamos besándonos, disfrutando los labios del otro y saboreando la saliva del sexo opuesto.

—Ven, vamos a la cama.

La llevé a la cama y metí mi mano dentro de su falda de inmediato para quitarle las bragas.

Larisa no se resistió y me dejó quitarle las bragas.

Sus bragas eran rojas con pequeños bordados, ropa interior muy sexy. También tenían una gran mancha humeda en medio.

Al parecer Larisa también estaba muy excitada.

Abrí sus piernas y me metí entre ellas para bajarme los pantalones.

Tan pronto como me quite los pantalones, mi pene erecto duro como roca apuntó al cielo en un ángulo de 30 grados.

Me agaché y abrí sus labios vaginales para observar brevemente el interior. Quería confirmar si había un himen ahí.

Viendo interior me encontré con una inconfundible membrana rosa dentro, ese era su himen. El solo hecho de verlo me excitó aún más.

Larisa realmente era una virgen, tal pensamiento bombeo mas sangre a mi parte inferior.

Masajeé su vagina un par de veces antes mojar mi mano con sus jugos femeninos y untarlos en mi pene.

Mi pene se había puesto brilloso y completamente duro con la esencia femenina impregnada en mi.

Sin pensarlo un segundo más, puse mi glande en su entrada vaginal y empujé mi glande dentro de Larisa.

*Rasgar*

Su himen se rompió y mi glande fue tragado lentamente hasta el fondo.

Un placer que funde el cerebro me asaltó en el momento en que mi glande besó su útero y me hizo estremecer.

Me uní por completo con Larisa.

En ese momento, me perdí completo en la sensación desconocida de estar unido por primera vez con un mujer.

Cuando me di cuenta, estaba haciendo una mirada muy estúpida, con la boca abierta debido al placer y los ojos desviados hacia arriba.

—Como se siente Larisa, ¿Mi pene te hace sentir bien?, ¿Te gusta?.

Murmuré mientras disfrutaba la sensación de fundirme en un solo ser con ella.

Debajo de mi, Larisa también estaba haciendo una mirada igualmente perdida y con la boca entreabierta debido al placer.

El placer de estar unida a mi pene era igual de intenso para ella.

—¡Eres tan linda, Larisa!, ¡Realmente linda!. ¡Me encanta estar unido a ti!.

Empuje suavemente mis caderas presionando su parte más profunda.

—¡Hahn!~

Larisa soltó un gemido placentero, al tener su parte mas profunda siendo presionada por mi glande hinchado.

Parecía que perder su virginidad no era doloroso, sino más bien todo lo contrario.

La vagina de Larisa se envolvió con fuerza en mi pene y palpitó como si estuviera ansiosa exprimir el semen.

Retraje mis caderas para empezar el mete y saca tan pronto como fuera posible, pero su vagina se tensó como si tuviera miedo de dejarme ir. Se aferro tan fuerte, que fue como si estuviéramos pegados.

Presioné una mano contra su pubis y la masajeé eróticamente su parte privada para excitarla aún más.

El interior de Larisa se inundo de jugos femeninos y me aceptó con más amor.

Saqué mi pene, que ahora estaba recubierto de jugos femeninos, hasta que solo el glande quedó dentro y luego empujé dentro de ella, una y otra vez.

*guchi guchi guchi guchi guchi*

El sonido húmedo de nuestros genitales frotándose entre si comenzó a resonar dentro de la habitación.

El sonido era muy húmedo y lascivo. Cualquiera que lo escuchara sabría que un hombre y una mujer estaban teniendo relaciones sexuales en la habitación.

—… quitatela.

Levanté su blusa escolar y la hice quitársela junto con su sostén.

El cuerpo perfecto de Larisa a excepción de su falda, quedó expuesto frente a mi.

Con cada uno de mis empujes sus pechos se sacudían con un movimiento erótico.

—Estos pechos son enormes para tu edad, probablemente ya eres copa D, ¿no?.

Envolví mi brazo alrededor de su cintura y levanté su cuerpo, para comenzar a chupar sus pechos mientras la sostenía entre mis brazos.

—¡Aaahhhn! Ahhnm ¡mmmn! ¡Aaahh!.

Larisa gimió seductoramente. Sus labios rosas era especialmente atractivos en este momento.

Succioné sus pezones con fuerza como si fuera un bebé buscando leche materna.

Larisa abrazó mi cabeza contra su pecho, mientras su vagina comenzaba a apretarse y a calentarse más y más.

Lo entendí de inmediato.

Me estaba diciendo que estaba lista para recibir mi semen y convertirse en una verdadera mujer.

—¡Haahn! ¡Amnh! ¡Mmnm!

Sus lindos jadeos resonaron en mis oídos una y otra vez con cada empuje que hacia. Su aliento cálido hacia cosquillas en mis oídos.

Era como si su lujuria estuviera estimulando mi deseo aún más. Podía sentir mi semen subir rápidamente.

—¡Me voy a venir, Larisa!.

Me sumergí lo más profundo que pude y presioné mi glande contra su cérvix, mi uretra contra su entrada uterina.

Larisa se aferró a mi cabeza y envolvió sus piernas alrededor de mi torso, negándose a dejarme ir.

*Splurt Splurt Splurt Splurt Splurt Splurt Splurt*

Mi pene se estremeció con fuerza y mi eyaculación se vertió directamente en su parte más profunda. Chorro tras chorro mi semen tiñó de blanco el interior de Larisa, mientras mi cara estaba pegada a sus pechos e inhalaba su delicado aroma femenino.

Mi cerebro se fundió en el placer de derramar mis semillas. Las sensaciones cálidas que me envolvían y el aroma embriagado que emanaba una mujer, me sumergieron en un estado de ensueño.

Dentro de mi mente surgió el único deseo de que todo mi semen pudiera fluir dentro de su útero y que mis espermatozoides pudieran fertilizar su óvulo.

Si realmente pudiera fertilizar los óvulos de una mujer tan hermosa, sería realmente fantástico.

Eso fue lo que pensé.