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Chapter 10 - Capítulo 10: El Mundo de Afuera (-18)

Larisa comenzó a temblar y a llorar con su cabeza en mi regazo.

—¿Estás bien?.

Le pregunté un poco desconcertado al ver su cambio repentino.

—S-sí, estoy bien.

Respondió entre sollozos.

Claramente no estaba bien, sin importar lo que dijera.

Puse mi mano derecha en su cabeza y revolví suavemente su hermoso cabello castaño claro, mientras seguía conduciendo.

Ella no se sorprendió y en su lugar se acurrucó aún más junto a mi.

—Yo estoy aquí, contigo.

Le dije eso, intentando transmitir que todo estaría bien y que la protegería.

Después de unos minutos de silencio Larisa movió sus labios.

—… oye.

Larisa habló con una voz muy pequeña.

—¿Sí?

—¿Crees que los muertos estén en un mejor lugar?, ¿Qué pueden vivir tranquilos y felices en otra parte?.

Suspiré ante su pregunta.

Si fuera posible, deseaba que fuera así.

Por otro lado, la forma en lo que lo dijo, me hizo sospechar que tal vez no solo se refería a los muertos que vimos en la calle sino también a sus propios padres.

No sabía como responder exactamente. No tenía idea que era lo que quería escuchar. Solo podía decir lo que pensaba.

—Si y no. Yo creo que solo las personas que fueron buenas merecen tal recompensa, mientras que aquellos que hicieron el mal merecen un castigo.

—… incluso si no cometieron ningún crimen.

Esta vez, sentí que realmente se refería a sus padres. No sabía clase de cosas o crianza le dieron sus padres, pero al menos pudo crecer sana y saludable por lo que habían cubierto sus necesidades básicas.

—Bueno… eso no lo sé… pero si en fondo eran buenas personas y se preocupaban por su familia, entonces tal vez si están en un mejor lugar.

—… Eso es bueno.

Larisa sonrió levemente y cerró los ojos.

—... Oye, ¿Qué tal si me la chupas, aprovechando que ya estás en esa posición?.

Larisa abrió los ojos con ceño fruncido y me miró.

—Tú… pervertido.

Se quejó, pero aún así comenzó a bajarme los pantalones.

Mi pene erecto quedó al descubierto y Larisa esbozo una pequeña sonrisa coqueta.

Ella abrió sus lindos labios y chupó mi glande dentro de su boca.

—¡Unh!

Un escalofrío placentero me sacudió.

Su boca era caliente y mojada. Al sentir mi reacción, Larisa movió su lengua dentro de su boca de un lado a otro, como si mi glande fuera un caramelo.

Sus jadeos y respiración irregular me excitaron aún más.

Mi cuerpo se sacudió por el placer, mientras Larisa comenzaba a mover la cabeza hacia arriba y abajo suavemente.

Disminuí velocidad sin apartar la vista del camino y puse mi mano derecha en su hermoso cabello castaño, mientras seguía conduciendo con la otra.

Larisa sacó mi glande de su boca y con lengua lamió la parte de atrás de mi glande.

—¡Mnh!

Inconscientemente me estremecí.

Su lengua era tan cálida, que provocó un cosquilleo indescriptible en mi, mientras se movía. Larisa comenzó a mover su lengua de abajo hacia arriba como una paleta.

—Se siente rico, Larisa. Chúpalo otra vez.

Empuje levemente su cabeza hacia mi entrepierna y Larisa se trago mi glande nuevamente.

No pude soportarlo más, detuve el auto a media carretera, mientras Larisa me seguía chupando. Mi atención ahora estaba completamente enfocada en ella.

Era imposible ver como me estaba chupando, pero el solo hecho de ver su cabeza sacudirse de arriba a abajo, era muy excitante. La forma en que su cabello ondeaba era de lo más erótico.

¡Una chica sexy de 12 años me estaba chupando la verga a mitad de carretera!. Si esto fuera antes y la policía me hubiera visto, iría a la cárcel por disfrutar de un placer prohibido para los adultos. Pero ahora, no solo no iría a la cárcel, sino que incluso podía hacerla degustar el sabor de mi semilla.

—Aahh ¡Larisa! ¡Aquí viene! ¡Mi semen!

*Splurt Splurt Splurt Splurt Splur Splurt*

Larisa detuvo sus movimientos en el momento que mi semen comenzó a verterse dentro de su boca.

Ella apretó sus labios alrededor de mi pene, mientras mi eyaculación seguía. Cuando finalmente se detuvo, Larisa retrajo lentamente su cabeza mientras seguía manteniendo sus labios apretados, hasta separarse de mi glande cerrando sus labios sobre mi uretra.

Estaba completamente intoxicado en el placer residual, viendo sus mejillas hinchadas con mi semen. Cuando de repente, Larisa se tragó mi semen de un bocado. Su expresión hizo un gesto raro por instante, antes de abrir su boca para mostrarme que estaba vacía.

Ella sonrío, se pasó un dedo por los labios y lo chupó.

—Tu semen estaba delicioso, gracias Cariño.

Su cara estaba un poco roja de vergüenza, pero aún estaba siendo coqueta.

Fue una sensación misteriosa verla tragar mi semen. Me hacía sentir una sensación de culpa, pero al mismo tiempo una sensación de dominio y ser aceptado.

—No, gracias a ti, Larisa. Eres maravillosa.

Dije desde el fondo de corazón, acariciando su mejilla.

Larisa sonrió feliz por mi halago.

—Vámonos. Tenemos que continuar.

Encendí de el motor del auto y seguimos avanzando mientras el cielo se oscurecía.

Mientras más al centro íbamos más muertos habían en las calles, el hedor de la muerte estaba por todas partes, era imposible escapar.

En el camino tuvimos que esquivar algunos pseudo-zombies que estaba deambulando en medio de las carreteras, pero gracias mi conducción atenta pudimos evitarlos sin problemas.

También tuve que mantener a Larisa oculta, ya que si ella fuera vista se armaría el acabose. No podría hacer nada para salvarla si eso ocurriera, no podría matar a los miles de pseudo-zombies que la atacaran, no podría detenerlos, solo podría atacarlos mientras ellos me ignoran.

Finalmente cuando ya estaba completamente oscurecido, llegamos frente a una supermercado Walmart. El ruido de la llantas deteniéndose en el asfalto fue particularmente ruidoso en la noche silenciosa.

Me detuve en la carretera al lado del Walmart.

—¿Qué pasó, Cariño?, ¿Ya llegamos?.

—Shhh, no hables muy fuerte. Estoy pensando que hacer a continuación.

Actualmente no había problemas de alumbrado público, aún. Todavía no habían sido ni 48 horas del inicio del apocalipsis, por lo que todavía no había preocupaciones por la electricidad. Sin embargo, se necesitaban muchas cosas para sobrevivir. Pero lo más importante eran las fuentes de energía. No importaba cuanta gasolina recolectáramos, incluso si vaciábamos todas las gasolineras, mientras hubiera electricidad en sus bombas o si recolectábamos cientos de pipas llenas de combustible. La gasolina tarde o temprano se echaría a perder y ya no podría ser usada. En ese caso ya sean automóviles o generadores eléctricos, se volverían inútiles. En esas circunstancias lo mejor sería pasar a las energías renovables, más específicamente a los panales solares, ya que eran los más fáciles de transportar y además también teníamos que conseguir autos eléctricos. Eso tenía que ser solucionado lo antes posible.

Hasta ahí, todo bien, pero el problema actual era la comida y el refugio, mi plan original era ir al Walmart más cercano y establecernos ahí. Dormir cómodamente en las camas, prepáranos una cena con alimentos frescos o comer algunos panes de la sección de panadería. Por supuesto, sabia que tenía que lidiar con algunos pseudo-zombies y sacarlos del supermercado antes de entrar con Larisa.

Pero la realidad era diferente, todo, TODO el estacionamiento del Walmart estaba tapizado de cadáveres. Había tres vehículos militares blindados con torretas en la cima. Al parecer los militares querían conseguir muchas provisiones, pero al final o murieron a manos de los pseudo-zombies o ellos mismos se infectaron por respirar el mismo aire que ellos. Incluso ahora todavía había unos 30 o 50 pseudo-zombies caminando o parados alrededor.

Las ventanas y puertas del Walmart estaban rotas, había vidrios por todas partes y sangre manchando los pisos blancos de la entrada.

Fue horrible. No se podía vivir en un lugar así, sin mencionar a los muertos y pseudo-zombies en el interior, solamente los cientos de cadáveres afuera eran malo para salud, aunque Larisa y yo tuviéramos condiciones especiales eso no nos exentaba de enfermarnos y morir por cualquier otra enfermedad o lesión.

Entonces, miré hacia el lado opuesto del Walmart, ahí había un Oxxo. El Oxxo tenía un estacionamiento limpio y parecía intachable, como si realmente no hubiera un apocalipsis.

La decisión fue sencilla, decidí que nos quedaríamos en el Oxxo, el único problema eran sus grandes ventanas y puerta de vidrio, pero entonces recordé que los Oxxo tenían cortinas de metal para protegerse durante la noche debido al crimen organizado. Ahora con cortinas de metal, el Oxxo se había convertido en la mejor opción.

Moví el auto y me estacioné en el estacionamiento del Oxxo.

—Larisa, escúchame. Voy bajar.

—¿Qué?, ¡no!

Larisa me sujetó la mano preocupada, no quería dejarme ir.

—Todo va estar bien, se como evitar los ataques de los pseudo-zombies, no tienes que preocuparte. Además, no quiero que salgas del auto sin permiso, tampoco hagas ruidos. Quédate agachada y en silencio, vuelvo pronto.

Salí del auto y cerré la puerta.

Miré a los alrededores en busca de algún infectado, pero no vi a ningún, probablemente todos estaban en el estacionamiento del Walmart. Era normal que si llegaban militares disparando a una zona, atraerían a todos los pseudo-zombies hacia ellos.