Ya habían pasado varias semanas desde el enfrentamiento contra Jade. Maya continuaba trabajando en el amuleto de regreso de Aiden mientras él dormía, sin darse cuenta de que ya lo había terminado. Por un momento, se sintió contenta, pero luego las dudas invadieron su mente:
«Si te entregara el dije en este momento, ¿te irías? Conozco a Aria, sé que seguramente no aceptará tu desafío, por lo que no tendrías motivos para quedarte». Maya acarició el dije mientras seguía dudando si debería entregárselo. «Ya han pasado dos meses desde que llegaste aquí, pero me he acostumbrado a tenerte cerca. Sé que eres la esperanza de Varah y que solo necesitas crecer, pero tampoco puedo arrebatarte la vida que tenías en tu mundo.» Maya guardó el amuleto en un cajón, se sentó en su mesa de trabajo y poco tiempo después se quedó dormida sobre ella.
A la mañana siguiente, Aiden se despertó tarde y al abrir los ojos, vio a Maya aún durmiendo en su mesa. Aiden se sentó en la cama y en ese momento, Maya también despertó y bostezó ligeramente.
- Buenos días, Aiden. - «Es el momento de darle el dije» pensó Maya casi de inmediato. - Aiden, tengo que decirte algo. - Aiden prestó toda su atención de inmediato.
- Dime, ¿qué sucede? - preguntó Aiden, sorprendido por sus palabras. Hubo un breve silencio debido a las dudas de Maya.
- Tengo que salir. Es posible que llegue un poco tarde, pero recuerda que estás en tu casa. - Aiden ofreció acompañarla. Maya negó con la cabeza.
- Me encantaría que me acompañaras, pero voy a ver a Aria después de comprar algunas cosas. - Aiden entendió lo que quería decir y decidió quedarse en casa esperando.
Maya salió y lo primero que hizo fue ir a visitar a Aria. Tardó unas horas en llegar y una vez allí, le hizo una petición.
- Ya te lo dije antes, no pienso hacerlo. - Maya se puso de rodillas y suplicó.
- Por favor, te lo pido, Aria. Nunca te he pedido nada, solo quiero que lo adiestres un poco, enséñale lo básico. - Aria continuó con su entrenamiento.
- Mi respuesta sigue siendo no. - Maya seguía de rodillas en el suelo y comenzó a buscar algo en su bolso.
- Pienso pagarte con esto. - Maya sacó una bola de lana. - Mi bola de lana mágica. - Aria no parecía interesada. - Lo siento, las ventas últimamente no han ido muy bien. Los actos de Jade me han ocasionado problemas con los clientes. - Al escuchar esas palabras, Aria parecía afligida. Pensó un poco y envainó a Vind Blomst.
- ¿Sabes qué? Ahora que lo pienso, el coronel Ezpeleta vendrá pronto y no me vendría mal tener un compañero de entrenamiento. Tráelo mañana para que pueda practicar un poco. - Maya saltó de alegría y abrazó a Aria.
- ¡Muchísimas gracias, Aria! - Aria la separó un poco, ya que no esperaba ese abrazo.
- No lo hago por ti ni por él, solo quiero tener un compañero. - Maya soltó una pequeña risa.
- Como digas. - Después de terminar la conversación, Maya se fue de nuevo.
Varias horas más tarde, Maya llegó a casa con un ramo de rosas en sus manos. En lugar de dirigirse directamente a la puerta, se detuvo en el patio donde había una lápida rota, cuyo nombre no se podía leer debido a los daños. Alguien debió haberla destrozado por disgusto hacia esa persona, o tal vez intentando ser un héroe.
- Buenas noches, Jade. Te he traído unas rosas, sé cuánto te gustan - dijo Maya mientras dejaba las rosas en la lápida. - ¿Sabes algo? Hoy he logrado que Aria entrene a Aiden. Aunque no se soportan, sé que lo harán bien. Aria todavía está muy herida por lo que la guerra le arrebató. Sé que ella sufre por eso, pero es muy fuerte. Ojalá yo fuera tan fuerte como ella - Maya se tumbó en la hierba junto a la lápida, mirando la luna. - Hoy hay luna azul, igual que la noche en que conocí a Aiden. Tengo mucha fe en él, confío en que pueda devolverle a Varah la paz que alguna vez tuvo.
Hubo un momento de silencio y luego Maya miró la lápida. - Recuerdo que solía cantarte mientras me arrullabas - mencionó, y comenzó a tararear una canción llena de nostalgia. Aiden estaba escuchando todo desde la puerta, pero cuando se disponía a abrir para invitarla a entrar, escuchó a Maya empezar a llorar. Aiden comprendió que era mejor no molestarla.
A la mañana siguiente, muy temprano, Aiden, Maya, Iris y Darren se encontraban frente a la puerta de la casa de Aria para comenzar el primer día de entrenamiento de Aiden.
- Sé que vosotros dos no os lleváis muy bien, pero esta es una buena oportunidad para que comenceis a ser amigos y también puede ayudarte a mejorar - dijo Maya. Iris también estaba muy emocionada, ya que esto era algo muy novedoso.
- ¡Qué emoción! Aria nunca había aceptado tener un aprendiz - exclamó Iris con alegría.
- Se nota que se está ablandando. Quizás sea mi oportunidad para conquistarla - comentó el pequeño Darren. En ese momento, Aria salió por la puerta y había escuchado todo.
- Primero que nada, no me he ablandado - dijo Aria furiosa. - Segundo, nunca dije que fueras mi aprendiz, solo me hace falta un compañero de entrenamiento y él no lo hace nada mal - añadió un poco más calmada. - Y tercero, necesito pedirte ayuda - señaló a Aiden. Todos se quedaron atónitos por lo que acababa de decir.
- ¿Qué necesitas? - preguntó Aiden con curiosidad.
- Tal vez no sea nada, pero hace poco recibí un mensaje de la princesa Kaira. Ella dijo que tuvo un sueño sobre un soldado traído de la muerte y un mundo en ruinas - explicó Aria. Maya se asustó ante sus palabras.
- La princesa Kaira siempre acierta en sus predicciones - dijo Maya con cierta preocupación.
- La única Innkaller que conozco es Jade. Es posible que ella haya dejado algunos de sus zombis antes de morir - mencionó Aria, lo cual irritó un poco a Maya.
- Si lo que la princesa dijo es cierto, debe haber un portal en aquella montaña - señaló Aria hacia una montaña que se veía a lo lejos, al este de donde se encontraban.
Tras un viaje sin complicaciones, llegaron al pie de la montaña donde encontraron un extraño muro cubierto de símbolos desconocidos.
- Maya, ¿qué son esas runas? - preguntó Iris con curiosidad y un poco de miedo.
- Son las mismas runas que utilicé en el dije de regreso de Aiden, pero si son tan grandes, es posible que el portal sea mucho más grande, tal vez a una escala colosal - explicó Maya mientras analizaba las runas. Aria buscó un poco más y encontró un acantilado donde, en el fondo, se encontraba el portal.
- ¡Chicos, aquí está el portal! - exclamó Aria emocionada. Maya se acercó y lo analizó detenidamente.
- Es más bien un agujero de gusano - dijo, desconcertando un poco a Darren e Iris.
- Entonces, ¿si saltamos allí podremos volver? - preguntó Darren.
- Si logramos detenerlo antes de que se conecte con otra dimensión, será suficiente con salirnos de su flujo para poder regresar - explicó Maya. Aria, decidida, dió un paso hacia adelante, lista para saltar.
- Está bien, todo está claro. Vamos - dijo Aria, Maya estaba un poco alarmada por la audacia de Aria.
- Esperad, lo más probable es que terminemos en lugares diferentes. Aiden, en cuanto entremos, quiero que me busques - indicó Maya. Aiden asintió y, justo después, todos saltaron al portal, listos para la acción.
Al llegar, Maya se dio cuenta de que dentro del flujo había una enorme cantidad de rocas de un tamaño descomunal. Maya buscó a Aiden, pero en su lugar, otro hombre captó su atención debido a algo que llevaba puesto.
- Botas militares... ¿Por qué las tienes? - preguntó Maya. El hombre llevaba las mismas botas que Aria, una gabardina de color azul grisáceo, no tenía ojos, su cabello era negro oscuro y su brazo izquierdo era grotesco, de un color gris con algunas manchas rojas, era el doble de largo que su otro brazo y tenía garras afiladas.
- En vida fui miembro de la guardia real - respondió el hombre. Al escuchar sus palabras, Maya quedó atónita.
- ¿En vida? Entonces tú eres... - Maya no pudo terminar su frase, ya que el caballero la interrumpió.
- Sí, fui invocado por una Innkaller - dijo el hombre. Maya comprendió al instante lo que estaba sucediendo.
- Ya veo, en ese caso te detendré ahora mismo - afirmó Maya. El zombi se agachó, dejando claro que iba a saltar.
- Por favor, hazlo - dijo el zombi. Acto seguido, se lanzó para atacar a Maya, sin que ella tuviera tiempo para prepararse.
Aria seguía investigando la zona en la que apareció cuando notó una ligera variación en el aire. Rápidamente, puso su mano en Vind Blomst y desenvainó su espada para bloquear el ataque del zombi que se lanzó hacia ella.
- Supongo que eres el soldado traído de la muerte, ¿verdad? - dijo Aria, mientras miraba al zombi como si lo conociera de alguna manera.
- Tu rostro me resulta familiar... ¿Acaso eres...? - Antes de que pudiera terminar su pregunta, Aria lo interrumpió.
- Sí, lo soy, pero no me gusta que me llamen así. Si puedes hablar, entonces dime quién te controla y cuál es tu misión. - El zombi asintió.
- Me controla una Innkaller llamada Jade - respondió. Justo cuando Aria se preparaba para hacerle otra pregunta, el zombi se agachó nuevamente, esta vez con la intención de saltar.
- ¡Cuidado! - le advirtió el zombi justo antes de que saltara para atacar.
Iris estaba a casi un kilómetro de distancia de la pelea entre Aria y el zombi, buscando al resto del grupo. De repente, vio una explosión en la dirección hacia la cual se dirigía. Algunas pequeñas rocas cayeron sobre ella, dejándola inmovilizada por un tiempo y causándole mucho daño en las piernas.
Aiden, desde la distancia, pudo ver la explosión y corrió lo más rápido que pudo sin vacilar, con una sola cosa en mente: «Maya...» Poco a poco, aumentó la velocidad para llegar lo antes posible.
Darren pudo ver a lo lejos una explosión a pocos metros de donde se encontraba.
-Parece que ya hay alguien peleando por allí -dijo Darren mientras observaba la escena. Justo detrás de él, vio una figura que le advirtió:
-¡Corre, niño! -Pero antes de que pudiera reaccionar, el zombi le cortó los pies. El zombi miró hacia arriba mientras lloraba y le preguntó: -¿No puedes moverte? - Darren intentó moverse, pero sintió un dolor agudo.
-Me duele mucho, no puedo - respondió con dificultad. El zombi continuó apuñalandolo entre lágrimas.
-¡Por favor, que alguien me detenga! -gritó el zombi. Tras un rato el zombi lo agarró y lo llevabó hacia donde había estado luchando antes.
Aiden llegó corriendo a la zona de la explosión donde encontró a Aria herida y rápidamente fue a socorrerla.
-Aria, ¿qué ha pasado? -preguntó Aiden mientras ayudaba a Aria a ponerse de pie. Aria miró a su alrededor en busca de su oponente.
-Pero... ¿dónde está? -Aiden frunció el ceño confundido.
-¿De qué estás hablando? -Maya e Iris llegaron en ese momento, agitadas por la carrera.
-Habla del soldado traído de la muerte -dijo Maya mientras recuperaba el aliento-. Parece que está consciente, pero no puede controlar sus acciones -añadió Iris. Aria se apoyó en Aiden para ponerse de pie.
-Ese sujeto murió en la guerra de los entes, y no me equivoqué, Jade es quien lo ha invocado -explicó Aria. De repente, una voz resonó cerca del grupo.
-Jade dejó instrucciones tras su muerte. Está muy interesada en destruir el mundo deiak. Ha elaborado un plan llamado "Proyecto Ragnarok" que busca destruir tanto el reino de Varah como el otro mundo -todos miraron hacia la dirección de la voz y vieron al zombi-. Jade va muy en serio con esto. Todas estas rocas se dirigen al otro mundo y, si caen allí, provocarán una destrucción masiva.
El zombi mostró una expresión afligida y levantó su monstruoso brazo, revelando a Darren y dejando al grupo horrorizado.
-Yo he causado esto, es el motivo por el cual no se puede revivir a los muertos. Va en contra de las leyes establecidas por Las Sacerdotisas -dijo el zombi. Aiden apretó los puños lleno de ira, sus ojos brillaban con un leve destello verde esmeralda, y Dyrnwyn emitió un suave destello rojo. Darren comenzó a hablar con dolor pero también con calma.
-Hermana, muchas gracias por haber cuidado de mí. Te quiero mucho. Maya, gracias por enseñarme a ver el mundo con otros ojos y a amar lo que uno tiene. Aria... aunque nunca tuve una oportunidad contigo, quiero que sepas que me gustas y espero que tu corazón sane y sea capaz de amar. Aiden, creo en ti. Nunca te rindas. Solo mira hacia arriba, solo mira hacia abajo cuando debas ayudar a alguien. Tuve una buena vida, sin arrepentimientos. Gracias a todos. -Al terminar de hablar, Darren comenzó a brillar de un tono amarillo.
-Bomba suicida, buena idea, niño -dijo el zombi, abrazándolo con fuerza.
-No guardo ningún rencor -respondió Darren antes de explotar con una fuerza descomunal. Aria logró proteger al grupo con su escudo de viento.
-Buen trabajo, Darren. Lograste desviar el curso -dijo Maya, asintiendo con dolor y tristeza.
-El mundo de Aiden está a salvo, pero no sabemos a dónde pueda llegar a parar todo esto. Es nuestra obligación detener el Ragnarok -dijo Maya, mirándose a sí misma mientras temblaba de miedo.
«Ni un solo rasguño... Jade, ¿en qué estabas pensando?» -El grupo perdió el equilibrio levemente por unos instantes debido a una energía que resonaba en todo el agujero de gusano. Al darse la vuelta, se dieron cuenta de que la energía provenía de Aiden.
-Quiero que todos se vayan de aquí, dejadme esto a mí -dijo Aiden claramente furioso.
-De ninguna manera voy a dejarte solo -dijo Maya, muy preocupada.
-No quiero que vean lo que voy a hacer, por favor, idos -contestó Aiden.
-Está bien, puedo ver que hablas en serio -dijo Aria, dando la orden a las otras chicas de irse de allí.
-Aiden, por favor, regresa pronto -dijo Maya, saltando del agujero de gusano junto a Aria e Iris.
-Estoy a punto de perder lo que me convierte en una persona, así que te pido que me destruyas. Esa es mi única petición -dijo el zombi, lleno de desesperación. Luego, Aiden comenzó a cambiar. El zombi ladeó la cabeza sin entender lo que estaba pasando.
La musculatura de Aiden comenzó a aumentar junto con su altura. Su cabello se volvió más largo y cambió a un color rojo con dos mechones blancos que iban desde su frente hasta las puntas. Su piel adquirió un tono grisáceo, sus colmillos se volvieron más afilados y sus manos crecieron ligeramente, acompañadas de garras que empezaron a crecer. Los ojos de Aiden se transformaron en un verde esmeralda y el cristalino de sus ojos cambió a color negro. Aiden se encontraba rodeado de una energía roja y se abalanzó sobre el zombi, chocando sus golpes. En un instante, Aiden propinó una patada tan fuerte que hizo volar al zombi, atravesando varias rocas. Sin darle respiro, Aiden le asestó un puñetazo que lo hizo atravesar otra roca. Mientras el zombi estaba en el aire, Aiden le dio otro puñetazo envuelto en llamas, destruyendo tres rocas cercanas solo con el impacto.
Las chicas lograron salir del agujero de gusano y ponerse a salvo en Varah.
-Ahora solo tenemos que esperar a que regrese. Como fui yo quien le pidió ayuda, asumiré la responsabilidad de lo que suceda -dijo Aria con una frialdad y sequedad poco apropiadas. Maya la miró furiosa.
-¿Cómo puedes hablar tan ligeramente de eso? Después de perder a Darren, ¿insinúas que Aiden también podría morir? -dijo Maya enfadada. Aria adoptó una postura relajada y despreocupada.
-Yo no le pedí a Darren que viniera, eso no es responsabilidad mía -respondió Aria. En un arrebato de furia, Maya le dio una cachetada a Aria.
-¡Muestra algo de compasión! -le dijo furiosa. Aria se enfadó y agarró a Maya de los hombros, empujándola contra la pared.
-¡Sin su sacrificio, quién sabe cuántas vidas se habrían perdido! He visto a muchos morir, morir como héroes, y lo último que quiere un héroe es que sientas lástima por él. Lo que siento es respeto. Él tomó esa decisión, así que respétala honrándolo, no llorando.
El combate dentro del agujero de gusano era extremadamente violento. La superioridad de Aiden era evidente, su agresividad y fuerza eran abrumadoras, tanto que el zombi apenas podía mantenerse en pie. Sin embargo, cada vez que el zombi tenía la oportunidad de tomar un breve descanso, Aiden hacía todo lo posible para acortarlo aún más. Cuando estuvo a punto de acabar con el zombie, este último utilizó la Bomba suicida en contra de su propia voluntad.
Aiden, después de un tiempo, se despertó desorientado frente a Maya una vez más en Varah. No tenía heridas y su cuerpo había vuelto a la normalidad.
-Maya... - dijo Aiden, pero antes de poder continuar hablando, ella lo interrumpió.
-¡Por fin despiertas! No sabes lo preocupada que estaba por ti - dijo Maya, llena de alegría y con una sonrisa.
-Maya... - volvió a decir Aiden, pero una vez más fue interrumpido.
-Aria e Iris han ido a buscar ayuda - dijo Maya, llena de energía.
-Maya... - Aiden intentó terminar su frase, pero Maya lo interrumpió por tercera vez.
-Claro, si puedes caminar o necesitas que te apoye - dijo ella, algo preocupada por su salud.
-Maya... - dijo Aiden nuevamente, buscando terminar su frase, pero una vez más fue interrumpido.
-¿Te duele algo? ¿Qué puedo hacer por ti? - preguntó Maya inocentemente.
-Me gustas.