Había transcurrido todo un año pacífico en la vida de Aiden. Había renovado sus votos con Maya y finalmente estaban oficialmente casados. Aria los visitaba con frecuencia cuando regresaba de las misiones de búsqueda encomendadas por la reina. Aiden continuaba entrenando y mejorando cada vez más para ayudar a quienes lo necesitaran cuando llegara el momento. Por su parte, Iris seguía trabajando en el almacén de su familia, a pesar de que su propósito original de encontrar a los paladines de ciertos regalos ya había concluido. Sin embargo, trabajar en ese viejo almacén le traía buenos recuerdos con su hermano pequeño.
Maya acaba de llegar a casa después de pasar toda la mañana en afetiria vendiendo pociones. Estaban comenzando a aceptarla de nuevo debido a su relación con Aiden, quien había ganado una gran popularidad en esa región del reino gracias a toda la ayuda prestada en batallas anteriores.
- Amor, ya estoy de vuelta - dijo Maya al llegar a casa y colocar su cesta con las pociones no vendidas en la mesa. - Me fue muy bien, incluso los niños hacían fila para abrazarme - comentó emocionada mientras se dirigía a la habitación de Aiden. - Parece que tu lucha en Ciudad Cielo impresionó incluso a los más pequeños.
Maya abrió la puerta de la habitación y encontró a Aiden durmiendo en la cama. Soltó una leve risa y se acercó para tumbarse junto a él. Al recostarse, Aiden abrió ligeramente los ojos y sonrió al ver a Maya a su lado.
- Lo siento si te he despertado, mi amor. Solo quería descansar un poco a tu lado - dijo Maya intentando ocultar una pequeña sonrisa juguetona. Ambos se abrazaron, llenos de felicidad.
- ¿Dormiste bien? ¿Qué te gustaría hacer? - preguntó Maya.
- Lo mismo que ayer - respondió Aiden, medio adormilado.
Media hora más tarde, Aria e Iris entraron en la casa de Maya, ya que ella nunca cerraba la puerta con llave.
- Oye Aria, ¿no crees que deberíamos haber llamado antes de entrar? - preguntó Iris, algo nerviosa por si Maya se enfadaba con ellas por entrar de esa manera en su casa.
- Maya aún no ha olvidado aquella vez en la que le tiré la puerta, y se pondría muy nerviosa. Además, no puedo esperar para darles la noticia - dijo Aria emocionada. Avanzaron hasta llegar a la habitación de Maya, y Aria abrió la puerta repentinamente.
- Maya, estaba abierta, bueno, en realidad no, pero ya entramos - dijo Aria. Ambas quedaron perplejas al ver a la pareja realizando una especie de ritual, sentados uno frente al otro, con las manos extendidas y una esfera de energía mágica entre ellos.
- ¿Pero qué estáis haciendo? - preguntó Iris, sorprendida.
- Aria, Iris, ¿qué sucede? No deberíais interrumpir nuestra sesión de magia. Estoy enseñando a Aiden a crear un espacio útil donde guardar los objetos que no pueda llevar consigo - dijo Maya, algo molesta.
- Podéis dejar eso para otro momento, tengo algo que deciros - dijo Aria emocionada -. La reina se ha enterado de la existencia de Aiden y de su guía. El secreto se mantendrá para protegeros a ambos, pero es el momento de aumentar vuestros rangos.
Aria casi dio un salto de emoción. Todos regresaron al salón, donde Maya y Aiden se arrodillaron y bajaron la cabeza para recibir sus nuevos rangos. Aria desenvainó a Vind blomst y la apoyó sobre el hombro de Aiden.
- Por toda tu ayuda prestada y por el poder que me concede la reina, Aiden, te concedo el título de caballero. Tú y tu espada os convertiréis en los protectores de Varah. Espero mucho de ti, así que sigue adelante - Aiden asintió y aceptó el título.
Aria colocó su espada sobre el hombro de Maya.
- Maya Astross, por el poder que me otorga la reina, elevo tu rango de maga a hechicera. Tú y tu magia seréis utilizados para sostener el reino de Varah. Sé de primera mano que no nos fallarás - Maya asintió y sonrió felizmente.
- Muchas gracias, princesa Aria. Para mí es todo un honor - dijo Maya. De repente, su mente se oscureció y unas enormes esferas luminosas de color azul aparecieron frente a ella. Le hablaron con una voz femenina pero profunda.
- Debéis buscar los anillos elementales. Han hecho un buen trabajo hasta ahora, pero es el momento de dar el siguiente paso. No olvidéis recordarlo - tras esto, los espíritus desaparecieron y Maya volvió en sí. Todos la miraban preocupados por su inmovilidad inquietante.
- Ha llegado el momento de partir y buscar los anillos elementales - dijo Maya, mirando a Aiden. Iris y Aria la miraron impresionadas. - Las hespérides me lo dijeron. Es hora de que Aiden dé el siguiente paso - Aria soltó una leve risa.
- Los anillos elementales, ¿eh? Están en lugares muy alejados de aquí - dijo, fingiendo un tono de pereza.
- Podremos ayudar a las demás princesas de las otras ciudades durante nuestra búsqueda - dijo Maya con tono solemne.
- ¿De verdad crees que dejaremos que vayáis solos? Ya te lo dije antes, somos un equipo - respondió Aria, dibujando una sonrisa en el rostro de Maya.
- Uniremos el reino nuevamente, visitaremos a todas las princesas - dijo Maya emocionada.
- Terminaremos con esta guerra - dijo Iris, motivada por la emoción de Maya. Aiden sonrió y asintió.
- Entonces está decidido, buscaremos los anillos elementales - dijo Aria al ver que todos estaban de acuerdo.
En su castillo, la princesa Kaira se encontraba contemplando el horizonte mientras recordaba la visión que había tenido sobre el futuro de Aiden.
- Ya no puedo ver tu futuro... - suspiró la princesa, levantando la mirada al cielo, lo cual la relajaba -. Eres el tercer deiak, el adalid no podrá sobrevivir por mucho más tiempo. Es crucial que te encuentres con él.
Aria y Aiden habían salido a entrenar mientras Maya e Iris se ocupaban de preparar el viaje. Antes de comenzar su entrenamiento, decidieron sentarse y conversar un poco.
- Dime, Aiden, ¿te has dado cuenta de dónde estamos? - preguntó Aria con tono juguetón.
- Por supuesto, aquí es donde me venciste por primera vez - respondió Aiden con una sonrisa y una mirada desafiante -. ¿Crees que podrías golpearme como lo hiciste entonces? - desafió.
- No eres el único que se ha vuelto mucho más fuerte - replicó Aria con el mismo tono desafiante.
En ese momento, Aiden sacó de una pequeña mochila a Trasa, el arma del coronel Ezpeleta, y dijo:
- Por cierto, Aria... Nunca me disculpé por haber matado a tu maestro - mirando el arma. Aria lo miró con una expresión de comprensión.
- Tomé a Trasa como muestra de respeto y quería que tú la tuvieras - explicó Aiden. Sin embargo, Aria negó y devolvió el arma.
- No, ahora es tuya. Es la prueba de que pudiste vencer al coronel Ezpeleta. No debes sentir pena por su muerte, él murió defendiendo sus ideales. Aquí existen muchas ideologías y cada uno debe defender las suyas, incluso si no son aceptadas por los demás - el tono de Aria reflejaba su experiencia, dejando a Aiden sorprendido.
- Yo seguía una ideología de venganza y autodestrucción. Nada era más importante para mí. Pisoteé a muchas personas solo por mis ideales. Fuiste tú quien me abrió los ojos - dijo Aria con una gran sonrisa de felicidad en su rostro.
- Bueno, basta de charla. Mañana partiremos, así que un pequeño combate amistoso nos vendrá bien - propuso Aria. Aiden asintió y ambos se prepararon para la pelea.
- ¿Sabes? Tengo curiosidad por ver cómo será la cuarta era que traerás - comentó Aria con un tono ilusionado.
Tras varias horas, Aiden regresó a casa y Maya lo llevó a su habitación, sacando una caja de debajo de la cama. Aiden la miró con curiosidad mientras Maya la sostenía emocionada.
- Amor, he estado trabajando en este obsequio durante mucho tiempo y creo que es hora de entregártelo. Por favor, acéptalo desde lo más profundo de mi corazón - dijo Maya emocionada. Aiden tomó la caja, pero justo cuando se disponía a abrirla, Aria e Iris entraron repentinamente por la puerta de la habitación.
- Aiden, Maya, tengo noticias - dijo Aria entrando de golpe.
- Chicas, no podéis entrar así de repente en mi casa - dijo Maya bastante molesta.
- De acuerdo, pero no por ahora - respondió Aria con tono burlón.
- Muy bien, ¿qué necesitas? - preguntó Maya, dejando la caja sobre la mesa.
- Le pedí a la reina un tiempo indefinido, pero me pidió que antes de eso nos dirigiéramos a una última ubicación y me pidió que vosotros dos vinierais conmigo. Será nuestra primera misión en equipo - dijo Aria emocionada, colocando sus manos en su cintura.
- ¿Entonces está bien si voy con ustedes? - preguntó Iris emocionada.
- Claro, iremos todos y luego iremos en busca de los anillos - respondió Aria con una sonrisa cálida y agradable.
- Amor, ¿te importa que te entregue tu regalo cuando regresemos? - preguntó Maya, dándole la mano a Aiden.
- Chicos, veinte minutos, no más - dijo Aria con tono burlón. Maya y Aiden se sonrojaron al escuchar sus palabras, mientras Aria simplemente se echó a reír descontroladamente al ver su reacción.
Raiden estaba sentado debajo de un árbol, reflexionando. Calibur decidió romper el silencio, sintiendo que era culpa del resentimiento que aún le guardaba.
- Han pasado ya seis meses desde que esas almas se sacrificaron para ayudarnos. Desde entonces, te has esforzado mucho en tu entrenamiento - dijo Calibur. Raiden seguía en silencio, mirando al cielo.
- Permíteme contarte sobre un arma terrible que posee nuestro enemigo. Se llama los Ojos del Infinito, unos ojos que muestran todas las opciones posibles. Si están bien entrenados, pueden eliminar el margen de error - continuó Calibur. Raiden suspiró, preocupado por el terrible desafío que representaría ese combate en el futuro.
El grupo llegó a la ubicación, en la zona volcánica donde habitaba Susaku, aunque se encontraba mucho más alejada, casi al final de ese mundo, en el punto más al sur posible. El lugar era una esfera negra flotante sobre una enorme fisura del volcán. Todos se adentraron con seguridad, sin miedo a lo que podrían encontrar en su interior. Quedaron asombrados al presenciar lo que estaba dentro de la esfera de oscuridad: una enorme edificación con aspecto de palacio.
- Tengo la sensación de que este era el lugar que la reina estaba buscando - dijo Aria, extrañada por la extraña construcción que nunca había visto antes.
- Este lugar parece haberse detenido en el tiempo - comentó Maya, impresionada por el edificio. Emitía un aura extraña, y aunque estaba derruido, parecía en perfecto estado. No había polvo, arena, humedad ni quemaduras del volcán, solo destrucción.
- Parece que aquí hubo una feroz batalla - dijo Iris, algo asustada y con voz temblorosa. Luego preguntó a Aria: - ¿Qué hacemos ahora?
- Las órdenes de la reina son entrar e investigar - respondió Aria.
- Supongo que una vez dentro sabremos si hay algún ser allí dentro - añadió Maya, algo preocupada.
- No importa lo que haya dentro, tenemos a Aiden con nosotros - dijo Aria con una sonrisa de confianza en su rostro.
- Tienes razón, sin importar lo que suceda, Aiden encontrará una forma de salir de los problemas - afirmó Maya emocionada.
- Entonces no perdamos más tiempo. Después de esto, nos espera "Ciudad Lusin" - dijo Aria y corrió hacia el edificio.
- ¡Qué emoción! Siempre quise conocer a la princesa Halia - dijo Maya, corriendo justo detrás de Aria. Aiden se preparó para seguirles, pero Iris lo detuvo antes.
- Aiden, espera un momento - dijo mientras buscaba en su bolsillo y sacaba una cadena metálica. - Quiero darte este pequeño regalo. Cuando las Hespérides te declaren deiak, te entregarán un objeto muy valioso. Significaría mucho para mí si lo llevaras en esta cadena. Aiden sonrió, tomó la cadena y la guardó en su bolsillo. Ambos sonrieron y corrieron tras Aria y Maya.
Después de dividirse para investigar la edificación, el grupo se reunió en lo que parecía ser el pasillo central.
- Chicos, por mi parte no he encontrado nada - dijo Aria encogiéndose de hombros, extrañada.
- ¿Qué les parece si nos vamos de aquí? - preguntó Iris, incómoda por el tétrico lugar.
- Estoy de acuerdo. Quiero ver el sello que estaba afuera. No lo comprendo, pero se nota que era un poderoso sello de contención - dijo Maya, curiosa.
Mientras se giraban para salir de la habitación, algo empujó a Aiden con una extraña energía utilizada por los seres con un poder abrumador. Maya y Aria corrieron hacia Aiden para ver cómo estaba, mientras
Iris se giraba para enfrentar al atacante y quedaba inmovilizada al ver a la criatura deforme que se acercaba lentamente riendo. Aiden reconoció al instante esa risa, era la misma que había escuchado en el sueño que tuvo al llegar a Varah.
Aiden abrió los ojos y vio a la criatura. Su cabeza era desproporcionadamente pequeña en relación con su tamaño, y su boca estaba llena de afilados colmillos. En su rostro no había ojos visibles, ya que desde la mitad superior de la mandíbula sobresalía una protuberancia rosa amorfa que no permitía determinar si era parte de su rostro o si lo cubría con otra parte de su cuerpo. Desde la nuca caía una melena grisácea de gran tamaño. Sus brazos tenían una apariencia musculosa similar a los de una persona, pero sus antebrazos estaban cubiertos por una gruesa capa de pelo negro que los hacía parecer mucho más grandes. Sus manos eran completamente negras y tenían afiladas garras que parecían ser una extensión de sus dedos. En los hombros, tenía mechones de pelo blanco que se erguían como púas desde el pelo negro que los cubría. Sus pies recordaban a los de una bestia, y sus piernas estaban completamente cubiertas de pelo negro. Desde la cintura caía una densa capa de pelo que parecía formar un taparrabos. En su tronco solo se podía ver su columna vertebral cubierta por una fina capa de piel de tono negro, similar al de sus manos, que llegaba hasta su pecho. En esa área del pecho, había una segunda cara mucho más grande que la superior, con colmillos aún más afilados y seis cuencas oculares donde se encontraban seis ojos rojos con un infinito dorado grabado en ellos.
Todos lo miraron aterrados, frente a ellos se encontraba la criatura más temida de todo Varah, el ente más poderoso, Efialtes.
- ¡Aiden, por favor, respóndeme! - exclamó Maya, preocupada por la falta de respuesta de Aiden debido al dolor.
- Esto es imposible, ha vencido a Aiden sin siquiera esforzarse... - Aria intentaba analizar lo que estaba sucediendo. En la mano de Efialtes apareció una gran esfera transparente que parecía contener energía en constante movimiento. Sin vacilar ni un solo momento, saltó en dirección a Aiden con la esfera en la mano, mostrando intenciones asesinas. Iris, sin titubear, corrió para interponerse en la trayectoria de Efialtes.
«Hermanito, protegeré la esperanza de Varah», pensó mientras observaba cómo la esfera se acercaba lentamente a su pecho.
Todos se giraron aterrorizados al ver las gotas de sangre de Iris caer y presenciar cómo su cuerpo se desvanecía en el aire. Lágrimas comenzaron a caer de los ojos de los tres cuando de pronto, Efialtes generó una onda expansiva que los arrojó contra diferentes paredes del edificio. Efialtes se acercó a Aiden con una intención asesina. Aiden, incapacitado por el dolor, no pudo levantarse del suelo. Cuando Efialtes llegó a él, lo lanzó de un patada en la mandíbula para volver a dirigirse hacia él. Aria y Maya, impotentes, solo podían observar mientras lloraban la muerte de su amiga y cómo a Aiden no se le daba la oportunidad ni de defenderse.
-Perdóname, Iris, no sabía nada de esto... - dijo Aria, sintiéndose culpable por lo que estaba ocurriendo. - ¿Cómo podríamos vencer a un usuario de los "Seis Ojos del Infinito" que además posee la habilidad de omnisciencia...?
Efialtes continuó golpeando repetidamente a Aiden, quien ya no podía moverse en absoluto. Aria se desplomó en el suelo, buscando respuestas a esa situación.
- ¡Esto no tiene sentido! ¿Por qué la reina nos enviaría a una trampa? Ella conoce la importancia que tenemos todos nosotros - las lágrimas de Maya habían dejado manchas en la polvorienta alfombra. Levantó la mirada y vio a Aiden intentando levantarse con todas sus fuerzas.
-Me has quitado a mi amiga... No permitiré que me quites a nadie más - dijo Maya para sí misma. Efialtes apuntó a Aiden con un dedo y lanzó un ataque de energía. Maya corrió y logró empujar a Aiden fuera de la trayectoria del ataque, recibiendo el impacto ella misma. Aiden, aterrado, vio a Maya ser envuelta por la extraña energía de Efialtes. Cuando el poderoso ente cesó su ataque, Maya cayó. Aiden la atrapó para evitar que tocase el suelo, con lágrimas cayendo sobre ella. Maya, con apenas fuerzas para respirar. Aiden suplicó:
- Por favor... No me dejes... - Aiden la abrazó con fuerza, con la esperanza de evitarlo, pero su esperanza se desvaneció casi al instante cuando el cuerpo de Maya desapareció de entre sus brazos, desvaneciéndose en el aire.
Aiden miró al cielo a través de los agujeros del techo, con lágrimas cayendo por su rostro. Dyrnwyn brilló con mayor intensidad que nunca, emitiendo destellos rojizos, y Aiden gritó furiosamente mientras se veía envuelto por una luz roja, transformándose en una forma imbuida en ira. Aria observaba a Aiden mientras continuaba llorando la muerte de Maya.
- Normalmente, los regalos no se pueden utilizar en momentos de duda, pero esto es diferente... Dyrnwyn está protegiendo a su paladín - Aiden clavó sus garras en el suelo, adoptando una postura similar a la de una bestia, con una expresión de odio profundo. Aiden saltó hacia Efialtes para intentar golpearlo, pero de repente alguien más apareció y le propinó un rodillazo en la mandíbula, apartándolo de Efialtes. Aiden observó a la persona que lo golpeó.
- ¿Por qué siguen llegando? Estos entes no están en la historia de Efialtes, no sé qué está pasando - Aria observaba el combate confundida, mientras lágrimas seguían cayendo por su rostro. Habían aparecido cuatro entes completamente desconocidos. Uno de ellos era una figura antropomórfica parecida a un cocodrilo de color rojo oscuro, musculoso y sin duda el más grande de los cuatro. Otro tenía un plumaje de color morado, una cabeza pequeña y un pico similar al de las aves frugívoras especialistas. Sus brazos parecían estar preparados para estirarse, sus manos eran completamente negras y terminaban en afiladas garras, mientras que sus piernas se asemejaban a las de un ave, con dedos palmeados. Otro parecía ser una mujer hermosa y común, aunque su cola de ratón, casi del doble de su cuerpo, la delataba como un ente. El último de ellos se asemejaba a un hombre en buena forma física, con una cola similar a la de el ente con aspecto de mujer, pero también emanaba un aura aterradora. Además, todos ellos tenían ojos de un amarillo apagado con pupilas felinas.
- Eres un pobre ingenuo, ni siquiera con el aura de la ira podrías haberlo tocado - dijo el ente con aspecto de mujer, adoptando una postura burlona y seductora. El ente morado comenzó a reír al ver las lágrimas que caían de los ojos de Aiden.
- Fijaros, este pobre idiota está llorando - el ente similar a un cocodrilo crujió sus dedos mientras miraba a Aiden con claras intenciones asesinas.
- Aplastaré su cráneo de un solo golpe - dijo, deseando que Aiden se levantara para poder golpearlo. Su voz era profunda y denotaba una posible inestabilidad mental.
- No parece ser un candidato para los Ojos del Infinito - dijo el ente similar a un hombre, no parecía disfrutar de la tortura como los demás, sino que seguía un objetivo.
Aiden se encontraba apoyado contra la pared, exhausto y con sangre brotando de su boca debido a la herida que le habían causado.
- Maya... - murmuró Aiden, cuando de repente la imagen de Maya sonriendo llegó a su mente. Aiden se levantó furioso para lanzarse nuevamente contra ellos, pero el ente con aspecto de mujer lo golpeó de nuevo, haciéndolo retroceder. El ente similar a un cocodrilo aprovechó la oportunidad para atraparlo en el aire, agarrándolo por los costados, y le propinó un rodillazo en la espalda con la intención de rompérsela.
Aria tomó a Picatrix y lo acarició mientras recordaba a Maya.
- Nuestro único deseo era devolver la paz a Varah. ¿Tan malo era eso? - preguntó Aria en voz alta sin esperar una respuesta. -Chicos, gracias por salvarme de tomar un camino equivocado. Ahora voy a exponer a Aiden a ese mismo camino - Aria se volvió hacia el combate con una mirada determinada. - Pero estoy segura de que Aiden podrá superar su odio y resentimiento y elegir el camino correcto.
Los entes seguían golpeando y torturando a Aiden mientras Aria se acercaba a ellos. Aiden ya no podía soportar más y había perdido su transformación.
- Si no tienes los ojos del infinito, no vales para nada - dijo el ente con aspecto femenino mientras lo golpeaba repetidamente en la cara, disfrutando de cada golpe.
- Alina, lo siento. Supongo que quedamos en empate - dijo Aria cada vez más cerca de los entes.
- Es una lástima que no tuvieras los ojos del infinito. Con gusto me habría quedado con los tuyos - dijo el ente con aspecto de mujer. En ese momento, otro de los entes llamó su atención.
- Este pobre infeliz no nos sirve para nada y parece que no aguanta más - el ente con aspecto de mujer se giró para mirarlos, sintiéndose confiada.
- Ya lo sé. Solo quería alargar su mis... - Aria interrumpió su conversación lanzándola por los aires con una patada potenciada por su energía de color rosa. Todos los entes tomaron una postura nerviosa en ese momento.
- Ese es el aura del amor - dijo el ente similar a un cocodrilo.
- Debemos matarla pronto o se convertirá en una amenaza - dijo el ente con aspecto de hombre.
- Aiden, escapa de aquí. Tu vida es muy importante - dijo Aria poniéndose frente a Aiden, quien seguía intentando levantarse y golpeando el suelo furioso.
- ¡Desgraciada! ¿Cómo te atreves a usar un golpe aural en mí? ¡Y más con tu asquerosa aura! - dijo el ente con aspecto de mujer, rodeándose de lo que llamaban "aura", pero de color morado. El ente se lanzó hacia Aria, pero Aiden volvió a transformarse y protegió a Aria, intercambiando golpes con el ente.
«A pesar de estar muriendo por dentro, tu voluntad sigue siendo inquebrantable», pensó Aria impresionada. El intercambio de golpes continuó hasta que el ente golpeó a Aiden en el estómago, dejándolo inmovilizado el tiempo suficiente como para mandarlo volando de un solo golpe. El ente similar a un cocodrilo y el ente morado se abalanzaron también para atacar a Aiden.
- ¿Qué opina usted, padre? ¿Deberíamos dejar que se diviertan? - dijo el ente con aspecto de hombre, que se quedó junto a Efialtes. El ente con aspecto de cocodrilo sujetó a Aiden mientras el ente morado usaba sus brazos a modo de látigos para golpearlo repetidamente. Después de un rato, lo dejaron en el suelo y Aria se acercó para abrazarlo mientras Aiden lloraba y se lamentaba, aún transformado.
- Ya es suficiente. No puedes vencerlos, al menos por ahora - dijo Aria, intentando apelar al lado racional de Aiden.
- Maya... - era lo único que Aiden podía decir. Su voz en esta forma era más grave y distorsionada, como la de una bestia.
- Efialtes no es un muro que debas atravesar, es una montaña que te llevará mucho tiempo escalar - prosiguió Aria, quien conocía el dolor de Aiden.
- Maya... - volvió a decir Aiden, llorando e incapaz de decir algo más.
- Por favor, Aiden, tienes que escapar de aquí. Eso es lo que Maya hubiera querido. Siempre has mirado hacia el infinito, con o sin los ojos. Eres el deiak, pero ahora no puedes ver una solución a esto - el ente con forma de hombre lanzó un ataque aural desde la distancia, por orden de Efialtes, para intentar acabar con ellos.
- Si no puedo ver todas las opciones, confiaré en mi única opción - dijo Aiden, poniéndose de pie y frenando el ataque con un puñetazo, pero casi al instante otros dos entes le golpearon en el estómago, derribándolo al suelo y forzándolo a destransformarse.
- ¿Qué pretendías, idiota? Ni siquiera sabes usar el aura - dijo el ente morado.
- Estás acabado, basura - dijo el ente similar a un cocodrilo. En ese momento, todos los entes se impresionaron al ver que Aiden, a pesar de estar casi sin fuerzas, soltó una sonrisa burlona.
- ¡Ese desgraciado se está burlando de nosotros! - dijo el ente con aspecto de mujer.
- ¡Tu insolencia te costará muy caro! - dijo el ente con aspecto de hombre. Todos los entes se abalanzaron sobre él furiosos, pero Aria los apartó usando su aura, cargó a Aiden sobre su espalda y corrió para huir del lugar. Sin embargo, rápidamente muros blancos con aspecto metálico los rodearon, tomando la forma de una caja. En ese momento, Aria recordó lo ocurrido con el ente que atacó a Afetiria y la explicación de Maya.
- Está creando un espacio vacío donde luchar, este espacio no desaparecerá hasta que lo matemos o nos mate…-
Aria golpeó furiosamente el suelo.
- Estos desgraciados nos están obligando a luchar... -dijo Aria, pero de pronto la voz de Aiden llamó su atención mientras él se ponía de pie con las pocas fuerzas que le quedaban.
- Aria... Quédate detrás de mí... Yo te protegeré... -dijo Aiden, casi sin aliento.
«Y pensar que te has convertido en todo un caballero, Aiden. Sé que ya no puedes más, pero ¿Aún así sigues poniéndote de pie?» Aria soltó una sonrisa llena de valor y confianza, retiró la pluma que estaba pegada en el sello del dorso de su mano y esta creció y apareció en su espalda. Aiden se giró al entender lo que estaba sucediendo.
- Aiden, ve por los anillos elementales -dijo Aria. Madhyé, el ente colosal, apareció detrás de Aria mientras Aiden se acercaba con dificultad para detenerla-. Es una lástima que no podamos acompañarte en tu viaje, pero debes convertirte en el deiak. Aiden seguía haciendo su mayor esfuerzo por frenarla, pero no llegó a tiempo.
- Madhyé, llévate a Aiden de aquí.
- ¡La decisión es tuya! -gritó Madhyé y, posteriormente, atravesó con su cuerno y atrapó a Aiden con su mano.
- Aiden, por favor, prométeme que salvarás Varah -Aiden no quería escuchar sus palabras, no quería verla morir frente a él, no otra vez-. Trae contigo la cuarta era, la era de paz. Te confiamos nuestro sueño, lucha y no te rindas. Nuestros sueños y esperanzas ahora te pertenecen.
Aiden seguía esforzándose por liberarse de la enorme mano de Madhyé, pero este lo arrastró hacia el portal para sacarlo de ese lugar.
- Tenía tantas ganas de que juntos pudiéramos vivir más aventuras. Me duele tener que encomendarte esta tarea tan difícil -Aria se giró hacia Madhyé para hablarle directamente-. Gracias, Madhyé, por hacerme este favor. Espero que no haya resentimiento entre nosotros.
Aria estaba lista para desvanecerse cuando de pronto Aiden volvió a entrar corriendo por el portal aún abierto, pero Madhyé lo frenó antes de que llegara a Aria. En ese momento, Aria recordó todas las veces que había rechazado a Aiden y se rió, ya que ahora lo trataba como a un igual. Aiden miraba al suelo, esforzándose todo lo posible para llegar hasta Aria, mientras recordaba todos los ánimos y la confianza de todos los que había conocido en su estadía en Afetiria: Darren, Iris, Aria y Maya. Grabaría a fuego todos sus sueños en su corazón para cumplirlos por ellos.
- Lo siento mucho, pero no puedo ir contigo -dijo Aria en el momento en que Aiden logró llegar hasta ella. Sin embargo, su tristeza cambió por sorpresa combinada con emoción al mirar a Aiden a los ojos, mientras este le ofrecía su puño para sellar una promesa. En ese momento, Aria comprendió las palabras de Susaku.
- Deberá pasar por duras penas, pero el deberá regresar de sus cenizas.-
Los ojos de Aiden volvieron a brillar en un intenso rojo, como cuando llegó a Varah, y ahora tenían un infinito dorado grabado en ellos.
- ¡Cumpliré lo prometido, te lo juro! -dijo Aiden, lleno de determinación. Aria sonrió y chocó su puño con el de Aiden, sellando la promesa.
- No me cabe la menor duda, Aiden -respondió Aria. Madhyé volvió a llevarse a Aiden, pero esta vez no opuso resistencia. -Por cierto, Madhyé, gracias por llevarte a Vind Blomst y Picatrix. No podrá usar sus efectos, pero al menos tendrá algo para recordarnos.
Había pasado una semana desde que Aiden despertó los ojos del infinito, había estado hasta entonces recibiendo atención médica, pero por fin le dieron el alta y corrió a casa de Maya para ver que había en la caja que Maya le había dejado. Aiden llegó a la habitación de Maya y al abrir la caja vió un objeto metálico con varios sellos mágicos en él, una nota y una prenda de ropa hecha a mano de muy buena calidad. Aiden tomó la nota y empezó a leerla
"Amor, como te prometí hace mucho tiempo, te entrego el amuleto. Con su ayuda, tienes la opción de regresar a tu mundo si así lo deseas. No te lo entregué antes porque, accidentalmente, nos fuimos enamorando mutuamente y temía que te fueras. Sin embargo, tampoco quería romper mi promesa. Por favor, haz lo que te haga más feliz con él. Mi amor, te ruego que aceptes este obsequio. No estoy seguro si te gustará, pero le dediqué mucho esfuerzo. Sé que no siempre podré estar cerca para protegerte, por lo tanto, he activado algunos círculos mágicos que se activarán cuando los necesites. Haré todo lo posible para protegerte pase lo que pase.
Firmado: Maya"
Aiden se puso la gabardina, de color morado grisáceo. En el final de las mangas y de la cola de la prenda, había formas de llamas de un tono morado más oscuro. Aiden se colocó Dyrnwyn en la espalda y miró por última vez en mucho tiempo la casa de Maya. El silencio era desolador, casi ensordecedor, pero a la vez estaba lleno de recuerdos. Aiden visitó por última vez la tumba de Maya, que se encontraba junto a las de Aria, Iris y Darren, y emprendió un viaje en busca de convertirse en el deiak que había jurado ser.