Tres días después del combate contra Susaku, Aiden despertó en la cama de Maya. Al darse cuenta de dónde se encontraba, se sorprendió y cayó al suelo asustado. Una vez en el suelo, pudo ver a Maya durmiendo en la mesa de trabajo. Aiden se puso de pie y Maya poco a poco comenzó a despertar. Al darse cuenta de que Aiden había despertado, se emocionó y corrió hacia él para revisar si se encontraba bien.
- Me alegro mucho de que te hayas despertado. Has dormido durante tres días -dijo Maya. Aiden se sorprendió por su reacción, ya que le pareció exagerada.
- Fue difícil volver, pero Aria fue quien te trajo. Aunque bromeaba diciendo que te lanzaría a la lava, pero así es ella. -
Tras varias horas, Aiden se estaba calentando para mantenerse en forma después de tres días de inactividad cuando Maya llegó para avisarle.
- Oye, Aiden, tengo que salir a vender unas pociones por el pueblo. ¿Quieres venir y ayudarme? - preguntó Maya. Aiden aceptó y fueron juntos a las casas más alejadas del pueblo para vender. Aiden estaba extrañado porque solo vendieron en las casas más alejadas.
- ¿Aún te rechazan por lo que ocurrió con Jade? - preguntó Aiden repentinamente. Maya se sorprendió por la pregunta y le pidió que se sentaran cerca del lago de la zona para hablar más tranquilos.
- La verdad es que todavía desconfían de mí, pero en esta zona hay gente mayor que recuerda cuando vendía pociones con Jade. Aunque no confían en mí, sí confían en la utilidad de mis pociones, así que solo me queda aguantar - respondió Maya. Aiden miraba comprensivamente a Maya, a punto de decirle algo, pero en ese momento una voz familiar interrumpió.
- Vaya, no esperaba veros por aquí - dijo Iris junto a su hermano pequeño, Darren. Aiden se dio la vuelta y los vio.
- ¿Iris? ¿Qué hacen por aquí? No me habían avisado de que tuvieran clientes en esta zona - dijo Maya con una sonrisa, disimulando la conversación que había tenido con Aiden.
- La verdad es que por aquí crecen algunas plantas comestibles, y las recogemos para los clientes del almacén - explicó Iris. Los tres continuaron conversando por un tiempo cuando de repente Aria apareció y se dirigió únicamente a Maya.
- Maya, necesito que vengas conmigo, rápido - dijo Aria con prisas. Maya se extrañó levemente por la urgencia de Aria.
- ¿Qué ocurre? ¿Otra misión de la reina? - preguntó Maya. Aria la miró seriamente a los ojos.
- Así es. Te explicaré los detalles por el camino - respondió Aria. Después de unos segundos de duda, Maya accedió y se fue con ella.
Tras varias horas de camino, Aria comenzó a explicar en qué consistía la misión.
- Según la información de la reina, hay un ente que busca el grimorio del adalid, por lo que nos dirigimos a su mansión. Por eso te necesito. La casa está rodeada por un campo de fuerza que solo se abrirá ante un mago - explicó Aria. Maya la miró con dudas, pero aceptó ir con ella de todas formas.
- Una última cosa, puedo entender que hayas querido traer al "rarito", pero... ¿Qué hacen ellos aquí? - dijo Aria algo molesta, mirando hacia atrás y señalando a Iris y Darren, que las seguían a la misma distancia que Aiden.
- Nosotros solo venimos a recoger algunas setas y hierbas medicinales y aromatizantes para vender, y aprovechamos la protección de Aria - respondió Iris. Aiden solo los observaba mientras correteaban de un lado a otro recolectando plantas, sin ponerse delante de Aria y Maya. De repente, un sonido proveniente del interior del bosque hizo que todos se pusieran en alerta.
- ¡Aria, por favor, protégenos! - suplicaron Iris y Darren, abrazados a los pies de Aria.
- Muy bien, pero tened cuidado con mi cola - advirtió Aria. Iris y Darren se aferraron más fuerte a Aria al escuchar otro sonido proveniente del bosque. - ¡He dicho que no os acerquéis a mi colita! - exclamó Aria enfadada. Maya los miraba con una expresión seria.
- La cola de Aria es una zona sensible, es mejor no tocarla - explicó Maya. Aria se sonrojó por las palabras de Maya.
- Maya, no es necesario dar tantos detalles - dijo Aria avergonzada.
De pronto, unas criaturas con aspecto de máscaras se abalanzaron sobre ellos, obligándolos a separarse de un salto.
- Son "tromos" - gritó Aria mientras activaba su escudo de viento con los ojos cerrados. Maya hizo explotar a tres de ellos simultáneamente con sus sellos, también con los ojos cerrados, y Aiden los golpeaba con su puño envuelto en llamas. Al notar el calor de las llamas de Aiden, Maya se dio cuenta de que se había olvidado de algo y corrió hacia él para advertirlo.
Antes de que Maya llegara, Aiden estaba a punto de calcinar al último tromo, pero al mirar a los ojos del ser, imágenes aterradoras y grotescas, acompañadas de un ruido ensordecedor, se repetían en su mente sin cesar. Aiden dio un grito desesperado y doloroso. Maya lanzó volando al tromo con uno de sus sellos y, justo a tiempo, atrapó a Aiden mientras caía, envolviéndolo con delicadeza en sus brazos.
- Lo siento mucho, Aiden. Debí advertirte sobre los tromos. Es peligroso mirarles a los ojos - dijo Maya con pesar. Aria se acercó a ellos sin prisa y con una expresión de rabia y desprecio en su rostro. - Maya, yo me encargo de esto. Aléjate un poco - ordenó Aria. Maya obedeció de inmediato y, acto seguido, Aria golpeó con fuerza a Aiden para hacerlo recobrar el sentido.
- Quiero que te quede muy claro una cosa: ¡Nunca voy a aceptarte! ¡No aceptaré que alguien tan débil como tú sea el deiak de las leyendas! - exclamó Aria con vehemencia. Tras sus palabras, Aria se alejó para liderar nuevamente el camino.
Maya se acercó a Aiden mientras él se levantaba tras caer por el golpe, ofreciéndole ayuda.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Maya. Aiden se levantó rechazando su ayuda.
- Voy a enfrentarme a ella y así le daré una lección - declaró Aiden. Maya se sorprendió por su afirmación y le puso una mano en el hombro para transmitirle comprensión.
- Por favor, no le guardes rencor a Aria. El dolor que yo he experimentado no se compara con la carga que ella lleva sobre sus hombros. Ha entrenado toda su vida para enfrentarse a Madhyé, el último de los tres entes legendarios. Además, en la guardia real hay alguien más fuerte que Aria: el coronel Ezpeleta - Maya iba a seguir explicando la situación de Aria, pero decidió callar y dejar que, llegado el momento, Aria le revele todo sobre su pasado.
Después del encuentro con los tromos, el grupo continuó avanzando hasta llegar a la mansión del adalid. Era una imponente mansión de estilo bizantino que parecía haber sido abandonada durante muchos años. La vegetación parecía huir del lugar, como si estuviera aterrada por lo que contenía. Maya desactivó el muro mágico con facilidad y se prepararon para entrar. Aiden y Aria rodearon la mansión en busca de una entrada. Después de completar el recorrido, regresaron al grupo.
- Aquí no hay ninguna puerta por la que podamos entrar - dijo Aria. Iris dió un paso adelante para hablar.
- Como sabréis, el adalid dejó a mi familia algunos de los regalos que creó y nos pidió que los cuidáramos hasta que aparecieran sus paladines. Además, también nos dejó algo de información. Nos dijo que la estructura de su hogar es solo una fachada para distraer a los intrusos.
Cuando Iris terminó de hablar, Aria se acercó a Aiden.
- Si lo que dice es cierto, deberíamos buscar si hay túneles debajo de la estructura. Y como tú tienes el atributo más destructivo, te toca a ti probarlo.
Mientras discutían cómo entrar en la mansión, una figura en el interior se adentró en una sala oscura y polvorienta. Un destello de luz en forma de puerta llamó su atención.
- Estaba buscando el grimorio de Adar, pero esta puerta parece estar conectada a otro mundo. Tal vez sea el momento adecuado para llevar a cabo el Proyecto Soledad... - murmuró la figura.
En cuanto la figura cruzó la puerta, Aiden lanzó un ataque directo que provocó una explosión y abrió un agujero en el suelo. A través de ese agujero, pudieron ver un túnel por el que podrían avanzar. Todos descendieron por el agujero y comenzaron a avanzar por el túnel, con Maya liderando el camino y sintiendo la energía mágica del grimorio. Después de unos minutos, llegaron a un cruce donde Maya se detuvo, seguida por los demás.
- Esto es extraño... Sigo sintiendo la energía del grimorio, pero a la izquierda hay una energía algo más débil, aunque es más poderosa que cualquier hechizo que poseo - dijo Maya. Todos se miraron entre sí, en busca de alguna idea. Después de unos segundos, Darren habló.
- Según las leyendas, el adalid creó una forma para que el deiak pudiera regresar a su mundo en caso de que rechazara el título - dijo Darren. Su revelación sorprendió a todos, y Aria miró fijamente a Aiden.
- ¿Has escuchado eso? Existe una forma de regresar a tu mundo sin ninguna restricción. Te recomendaría que la utilices - dijo Aria. Todos se miraron entre sí, mientras Aiden permanecía en silencio, pensativo. Finalmente, Aiden caminó hacia adelante y se colocó al frente del grupo.
- Creo que tienes razón, puede que sea lo mejor - dijo Aiden. Maya se sintió afligida, pero decidió no detenerlo. Aiden se detuvo y se giró para mirar a todos, despidiéndose. Maya lo miró fijamente a los ojos, que ahora brillaban con un rojo oscuro, y le sonrió.
- Como te dije antes, no voy a obligarte a quedarte si no es lo que deseas. Has dejado una gran huella en este mundo y ninguno de nosotros te olvidará - dijo Maya. Darren se acercó a Aiden y le ofreció un apretón de manos, que Aiden aceptó.
- No estés triste. Después de todo, lograste matar a un ente, algo de lo que muchos no pueden presumir - dijo Darren.
En cuanto terminaron las despedidas, cada uno siguió su propio camino. Aiden avanzaba en silencio, sumido en sus reflexiones, recordando todo lo que había vivido en ese mundo y todo lo que aún le quedaba por hacer allí. Por su parte, el resto del grupo continuaba avanzando en silencio, con Maya liderando el camino, pero también sumida en sus pensamientos. Aria se acercó a ella para hablar.
- Esperaba que al menos intentaras detenerlo. Me has sorprendido - comentó Aria. Maya tardó un poco en responder, ya que seguía inmersa en sus reflexiones.
- Escuchaste a Susaku. El camino del deiak está lleno de dolor y sufrimiento. No puedo obligar a alguien a tomar un camino tan difícil y alejarlo de su mundo. Creo que sería muy... egoísta - dijo Maya sin siquiera mirar a Aria a los ojos.
Aiden avanzaba con la mirada baja hasta llegar a una habitación donde se encontraba un portal. Frente al portal, había una sombra que desapareció en el mismo instante en que Aiden la miró. Durante un segundo, llegó a pensar que era el ente, pero también era posible que fuera una ilusión óptica, y la duda lo ponía nervioso. A pesar de todo, aún no sabía si debía regresar
El grupo avanzaba en silencio hasta llegar a una enorme sala con un pedestal en el centro. Sin embargo, el pedestal estaba vacío y la sala parecía extraña, demasiado grande y vacía. Maya fue la primera en entrar, seguida de cerca por Aria y los hermanos. Maya miró a su alrededor y luego al grupo.
-Algo no está bien. La energía mágica del grimorio no me permitía percibir que hay otra energía aquí. Tengan mucho cuidado - advirtió Maya. En ese momento, un libro voló hacia la cara de Maya, haciéndola caer al suelo.
-¿Estás bien? - preguntó Aria, preocupada por ella.
-Claro, un libro acaba de volar hacia mi cara y me ha dado de lleno, pero por supuesto que estoy bien - respondió Maya con sarcasmo. Cuando todos miraron más de cerca, se dieron cuenta de que el libro era el grimorio.
-¿Sabes lo que esto significa? El grimorio del Adalid seguramente te ha elegido como su paladina, al igual que los regalos - dijo Iris, impresionada e ilusionada por lo que acababa de suceder. Maya abrazó el libro y sintió como si le hablara.
-Su verdadero nombre es... Picatrix, el libro del oportunio. La sensación de conexión es muy reconfortante. ¿Es similar a la que tienes con Vind Blomst? - Aria la miró a los ojos y habló en un tono de voz más tranquilo.
-Definir la conexión entre un paladín y su regalo es complicado - respondió Aria. Hubo un breve silencio reconfortante que hizo que todos se calmaran y bajaran la guardia, pero de repente una voz conocida los tomó por sorpresa.
-Me alegra que te guste, mi niña, pero debes entregármelo - dijo Jade, apareciendo repentinamente entre las raíces de un árbol que había atravesado el techo de la sala. De ahí salieron las criaturas que Jade creaba con las ekanitas.
-Jade, nunca te entregaré el grimorio, no después de que traicionaste a la reina - respondió Maya. Jade soltó una pequeña risa.
-Así que eso es lo que te dijeron... - Maya se quedó perpleja por lo que Jade acababa de decir.
-¿Qué quieres decir con eso? - preguntó Maya. Jade la miró a los ojos con una sonrisa macabra.
-Eso ya no importa. Es mejor que lo pienses así. A partir de ahora, debes considerarme tu enemiga - respondió Jade. Antes de que Maya pudiera decir algo más, Aria dio un paso al frente y habló con seriedad y sequedad.
-Jade, por orden de la reina, debo acabar contigo sin escuchar nada de lo que digas - dijo Aria mientras desenvainaba su espada. Sin embargo, fue interrumpida por las siguientes palabras de Jade.
-Pobre ingenua, ya conozco tu historia. Debes saber que vamos por el mismo camino. Yo quiero venganza, al igual que tú. Somos muy parecidas - dijo Jade. Aria perdió los nervios levemente por un instante.
-¡Cierra la maldita boca! - exclamó Aria. Pero de repente, su avance agresivo fue detenido por la voz de Jade.
-Yo puedo darte poder, todo el que necesitas - dijo Jade. Ante esa frase, Aria se detuvo sorprendida y, tras cerrar los ojos, solo pronunció una última frase.
-Maya, perdóname - dijo Aria. Acto seguido, se lanzó hacia Jade con la intención de acabar con ella. Jade ordenó a sus criaturas que atacaran a Aria, pero esta logró esquivar sus ataques y llegar hasta Jade para atacarla. Jade vio a Aria detrás de ella, pero en un instante, se dio cuenta de que había sido separada de sus manos y piernas. Un grito desgarrador por parte de Jade llenó la habitación. Aria cerró los ojos para no presenciar cómo sus monstruos se desvanecían. Maya se tapó los ojos con Picatrix para no ver el daño que su madre, según su percepción, estaba recibiendo.
-No tenía intención de atacar a esas pobres criaturas. Una vez que el innkaller es derrotado, los zombies son liberados y sus almas serán libres - dijo Jade, dirigiéndose a Maya.
-Debes saber algo, mi niña. Aria solo te está utilizando. Para ella, no eres más que una herramienta - Jade miró a Maya y le habló. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Maya.
-¡Eso ya lo sé! Ella me lo pidió cuando éramos pequeñas. Desde entonces, he decidido servirla. Vivo para servir a Aria - respondió Maya. Aria posicionó su espada para dar el golpe final.
-Jade, en nombre de la reina, debo acabar con tu existencia - dijo Aria. Jade cerró los ojos, aún con esa espeluznante sonrisa en su rostro.
-Me agrada el camino que estás siguiendo - dijo Jade. Al decir eso, abrió los ojos y fue rodeada por una extraña energía que incomodaba a todos los presentes. Sus ojos ahora eran diferentes, de un amarillo apagado con las pupilas similares a las de un felino. - Permíteme mostrarte el poder que te espera en este camino - continuó Jade. De repente, Jade fue envuelta por esa energía, tomando la forma de una criatura de gran tamaño y sin una forma clara. A los pocos segundos, Jade lanzó varios ataques con esa energía hacia Aria, intentando acabar con ella. Sin embargo, Aria logró esquivar los ataques corriendo alrededor de Jade y lanzó a Vind Blomst hacia el centro de la criatura, generando una poderosa ráfaga de viento que hizo que la energía desapareciera y Jade cayera desde el núcleo de la criatura. Mientras Jade caía, Aria se posicionó en su trayectoria para asestarle un golpe directo.
-¿Cómo te atreves a pensar que podrías comprarme con poder? - exclamó Aria mientras le propinaba un golpe lleno de rabia, enviándola volando y dejándola en un cráter que había creado en una de las paredes. Jade estaba agotada y solo podía pensar. Liberar tanta energía la había agotado y sus ojos habían vuelto a la normalidad.
«Maldición... si tan solo pudiera estar lúcida...» Jade miró a Maya y se sorprendió al ver lágrimas en sus ojos. «¿Por qué lloras, mi niña? Te dije que debes considerarme tu enemiga». En ese momento, los recuerdos de los años que pasaron juntas inundaron su mente. «Mi decisión ya está tomada».
Aria recogió su espada y Maya habló desde la distancia.
-Aria, por favor, acaba con ella rápidamente. No quiero seguir viéndola sufrir - dijo Maya. Aria asintió y se acercó a Jade.
-Jade, por petición de mi subordinada, te perdonaré tu ofensa y te eliminaré rápidamente - anunció Aria. Al escuchar sus palabras, los ojos de Jade volvieron a cambiar a aquellos extraños ojos amarillos, y liberó aún más energía que antes.
-¿Tú? ¿Acabar conmigo? No me hagas reír. No estamos en el mismo nivel, niña - dijo Jade al terminar su frase. Jade cayó al suelo cubierta por esa energía, transformándose en una criatura aún más monstruosa que antes, mucho más grande y esta vez con brazos y una cola gigante. Su sola presencia era molesta e incómoda de contemplar. Su voz era más profunda y grave. Por un momento, Aria quedó atónita ante lo que estaba presenciando.
-¿Qué te sucede, Aria? ¿Tienes miedo? - provocó Jade. Ante esas palabras, Aria se enfureció y activó el escudo de viento de Vind Blomst, lanzándose contra Jade con golpes directos.
-¡Yo no le temo a nada! - gritó llena de convicción. Sin embargo, Jade la atrapó en el aire y, apoyándose en el suelo con su cola, utilizó sus brazos para capturar a Aria. Cuanto más fuerza ejercía, más cedía el escudo hasta que, finalmente, se rompió, dejando a Aria expuesta a los ataques de Jade. Jade la agarró con sus enormes manos y la lanzó contra el suelo, para luego romperle los brazos, llenando el lugar con los gritos de dolor de Aria.
-Maya, rápido, debes ayudar a Aria. Usa tus sellos - exclamó Iris desesperada. Maya intentó utilizar sus sellos de inmovilización, pero Jade logró anularlos.
-¿Olvidas que fui yo quien te enseñó todos tus sellos? - dijo Jade con una risa maligna. Darren habló rápidamente.
-Maya, usa Picatrix. Jade desconoce los sellos que contiene en su interior - instó Darren. Maya asintió y abrió su grimorio, pero al mirar sus manos temblaron de impotencia y su voz se quebró.
-Es inútil... Este libro está vacío... ¡No puedo ayudar a Aria! - Maya cayó de rodillas, con los ojos llenos de lágrimas.
Por su parte, Aiden seguía indeciso sobre cruzar el portal. Recordaba todo lo que dejaba atrás, todo lo que aún le quedaba por hacer. Sin embargo, había algo más, algo que por alguna razón ocupaba la mayor parte de sus pensamientos: Maya. Los recuerdos que tenía con ella y todo lo que quería decirle. Mientras Aiden reflexionaba sobre sus dudas, sintió un fuerte temblor proveniente de otra habitación. Aiden sabía que eso significaba que estaban luchando contra algo o alguien. En ese momento, decidió disipar sus dudas y corrió rápidamente para unirse a ellos y brindar su ayuda.
Mientras Maya seguía lamentándose, Jade lanzó a Aria hacia ellos y preparó un poderoso ataque para acabar con todos juntos.
- Maya, rápido, debes irte. Ahora me es imposible moverme - Maya abrazó a Jade desde atrás.
- No digas tonterías. Estoy lista para morir cuando sea, y será un honor morir a tu lado - Una pequeña lágrima apareció en sus ojos al escuchar sus palabras. Luego, Iris y Darren se unieron a ellas.
- Nosotros pensamos lo mismo. Sería un honor morir a tu lado - Aria lloró con más fuerza y habló a Maya.
- Maya, el Adalid no creaba armas que actúen en la duda. Tus dudas son las que te impiden ver los hechizos de Picatrix, pero esta ya no es la Jade que conocías - Jade lanzó su ataque sabiendo que los derrotaría fácilmente.
- Adiós, mi niña. No tienes lo que se necesita para vivir en este mundo tan podrido - Todos se quedaron quietos, aceptando su destino, pero en ese preciso momento, Aiden apareció y con Dyrnwyn logró bloquear el ataque. Todos quedaron atónitos al ver que Aiden seguía en ese mundo. Con gran esfuerzo, Aiden devolvió el ataque de Jade y la miró a los ojos.
- Tú y yo todavía tenemos cuentas pendientes - Maya se puso de pie y lo miró mientras él le daba la espalda.
- Aiden, ¿por qué has vuelto? - Aiden adoptó una postura desafiante hacia Jade.
- Jade me ha vencido dos veces, es hora de devolvérselo con intereses - Aria lo miró furiosa, con un leve temor al poder de Jade.
- ¡No seas idiota! ¡Si no te vas, también te matará! - Aiden la miró de reojo, con cierta indignación.
- También quiero enfrentarme a ti. No podría irme sin saldar mis deudas. Esa es mi decisión - Maya lo agarró de los hombros y lo miró a los ojos.
- ¿Estás seguro de que eso es lo que realmente quieres? - Aiden asintió y luego Maya hizo una leve reverencia y se volvió a presentar ante él.
- Mi nombre es Maya, Maya Astross. ¿Podrías decirme tu nombre? - Aiden colocó su mano izquierda sobre su pecho.
- Soy Aiden, solo Aiden - Maya se enderezó y lo miró a los ojos.
- Bienvenido al reino de Varah. ¿Te gustaría ayudarme a salvarlo, Deiak? - Al terminar esa frase, Picatrix comenzó a brillar y a pasar sus páginas, revelando un nuevo sello. Maya comenzó a estudiar el sello para ayudar en el combate.
- Este es un sello bastante complejo, Aiden. ¿Crees que puedes darme suficiente tiempo?
- Aiden asintió y luego salió corriendo para atacar a Jade.
- ¡Cómo os atrevéis! ¡Ya habéis agotado mi paciencia! - Jade lanzó varios ataques, pero Aiden logró esquivarlos todos.
- ¡Escúchame bien! No pierdas tu tiempo intentando golpear esa cosa. Debes golpear su núcleo, ahí está la verdadera Jade - Jade se abalanzó sobre Aiden llena de furia, mientras Aiden hizo lo mismo, cubriéndose de fuego, tomando una forma similar a la de un ave. En la colisión de fuerzas, Aiden salió volando y cayó en el cráter que Jade había creado al recibir el golpe de Aria, agrandándolo. Sin dudar ni un segundo más, Aiden volvió a lanzarse al ataque. Maya observaba el combate con esperanzas en Aiden. De pronto, Picatrix volvió a reaccionar, llevándola a un hechizo simple llamado "impulso de atributo".
- Aiden, rápido, usa un ataque de fuego - Aiden, sin dudar ni un segundo, creó una bola de fuego en su mano, pero casi de inmediato notó cómo la bola creció de forma masiva. Sin temor alguno, Aiden lanzó su ataque. Aria observaba el combate impresionada.
«¿Maya, de verdad depositas tu esperanza en él?» era la única duda que rondaba por su mente en ese momento. Jade intentó bloquear su ataque, pero la bola era demasiado grande y golpeó a toda la criatura hasta llegar a su núcleo, haciendo que Jade empezara a caer al suelo. Aiden cayó más rápido, dándole la oportunidad de esquivar el ataque creado por el sello de Maya el cual golpeó de lleno a Jade.
- Jade, muchas gracias por darme otra oportunidad de vivir. Evitaré que sigas haciéndole daño a las personas. Viviré por las dos - Jade ni siquiera intentó esquivar su ataque y lo recibió de lleno con una sonrisa en su rostro. «Sobrevive, mi pequeña niña. Debes ser tú quien viva.» En cuanto el rayo mágico chocó contra la estructura del edificio, todo comenzó a derrumbarse. Aiden cargó a Aria y todos salieron corriendo de la mansión.
Una vez a una distancia segura, pudieron dialogar tranquilamente, siendo Iris la primera en hablar.
-Es una lástima que la única puerta que podía devolverte a tu mundo haya sido cerrada de esa forma - dijo Iris. Maya miró a Aiden con una sonrisa mientras abrazaba a Picatrix.
-No te preocupes, Aiden. Aún tenemos el amuleto de regreso, y mientras lo termino, puedes ocuparte de tus asuntos pendientes - respondió Maya. Darren asintió y miró a Aiden.
-Es cierto. Y si quieres enfrentarte a Aria, tendrás que entrenar mucho - añadió Darren. Todos continuaron conversando de forma tranquila mientras se dirigían a casa.
Mientras todo esto ocurría, la figura que había atravesado la puerta y había examinado las condiciones de ese mundo no pudo evitar reír frente a esta extraña realidad. «Este es un mundo realmente interesante. Creo que aquí llevaré a cabo mi proyecto sobre la soledad.»