Ha pasado una semana desde que Jade huyó del enfrentamiento con Aiden, Maya y Aria, y desde entonces Jade no ha dado señales de vida. Aiden y Maya han estado viviendo tranquilos durante este tiempo, pero una mañana Aria entró en la casa de Maya para hablar con ella. Maya se dirigió al salón y le preguntó:
- Hola Aria, ¿qué sucede? ¿Necesitas algo? - Aria la miró con una expresión más seria de lo habitual.
- Necesito que vengas conmigo al volcán del sur, da igual si traes al inútil contigo. - Sin decir nada más, Aria salió por la puerta. Maya se sorprendió un poco, pero decidió subir al segundo piso para avisar a Aiden.
- Aria ha venido a pedirnos algo. ¿Quieres venir? - Al principio, Aiden pensó en decir que no, pero la curiosidad empezó a invadir su mente y acabó aceptando ir. Después de todo, una zona volcánica podría ser diferente en este mundo.
Al poco tiempo, todos se encontraban en los límites del área volcánica, una zona con un aspecto poco natural. Un acantilado demasiado recto como para ser obra del desgaste natural rodeaba un volcán cuyos ríos de lava eran aún más incandescentes de lo que se podría considerar natural. Maya dio un paso al frente hacia Aria y rompió el silencio.
- ¿Para qué nos has traído aquí, Aria? - Aria los miró a ambos con seriedad, la misma seriedad que parecía utilizar cuando hablaba de las misiones que le encomendaba la reina.
- Necesito que uses tu hechizo de protección en mí para atravesar el volcán y encontrarme con Susaku. - Maya se asustó por lo que acababa de decir, y Aiden se quedó inmóvil sin entender nada.
- ¿Para qué querrías ver a uno de los entes sagrados? - Aria la miró seriamente y dijo.
- Mi misión es asesinar a Susaku. - Maya se aterrorizó ante sus palabras, su mano empezó a temblar levemente.
- Lo siento, Aria, pero en esto no puedo ni debo ayudarte. - Aria la miró comprensivamente.
- En ese caso, debo ir por mi cuenta. - Tras decir esto, Aria saltó por el acantilado dispuesta a cumplir su misión. Maya, en cuanto se percató de lo que había hecho, se preocupó y dijo con inquietud.
- ¡Rápido, Aiden, debemos detenerla! Te explicaré más en el camino - Aiden asintió y saltó junto a Maya por el acantilado para buscar a Aria.
- Verás, Susaku es uno de los entes sagrados, criaturas que habitan en cada punto cardinal del mundo y son responsables de las estaciones. Todos ellos son necesarios para el bienestar de este mundo - Aiden comprendió la situación y avanzó junto a Maya para intentar detenerla. Después de unos minutos corriendo, lograron alcanzar a Aria, quien se veía detenida por varias cascadas de lava que caían del río de lava en la superficie.
- Deberíais ser conscientes de que no podréis detenerme solos - Maya se detuvo a una distancia prudente de Aria.
- Aria, ¿por qué querrías hacerle daño a Susaku? - Aria los miró a ambos y respondió, con su mano en vind blomst.
- Este volcán ha estado inactivo durante un año y se ha activado justo el día en que se supone que es el despertar de Susaku. La reina cree que esta vez podría ser un evento muy destructivo. Además, nadie conoce el efecto de su habilidad, solo sabemos que se llama "unión". Debido al peligro que Susaku puede representar, es mejor eliminarlo. Esas son las órdenes de la reina. - Maya miró a Aiden en busca de una idea para resolver este problema, y Aiden hizo lo mismo antes de mirar a Aria con determinación.
- Te acompañaremos, pero si te ves en problemas, no te ayudaremos - Aria le devolvió una sonrisa burlona y luego asintió. Poco a poco, la cascada cesó su flujo hasta detenerse por completo. Todos continuaron avanzando durante unos minutos.
De repente, el grupo escuchó el grito de un ave.
- Susaku sabe que estamos aquí - Aiden, Aria y Maya se alertaron y se prepararon por si Susaku aparecía desde cualquier dirección. De repente, se vieron sorprendidos por un temblor que luego provocó el derrumbamiento del suelo justo debajo de sus pies. Cayeron sobre una roca rodeada de ríos de lava. Aria y Aiden sufrieron algunas heridas en las rodillas, mientras que Maya había creado un hechizo para caer lentamente.
Al mirar al frente, una figura roja y dorada comenzó a elevarse: un ave colosal que era una mezcla entre un águila y un pavo real, combinando perfectamente la belleza y la ferocidad. Era capaz de cautivar y a la vez aterrar a cualquiera que lo mirara de frente. Era obvio que esa figura era Susaku. De repente, Susaku extendió sus alas y voló por encima de los tres intrusos, amenazándolos con su sola presencia. Sin dudarlo y llena de rabia, Aria desenvainó su espada y se lanzó a atacar a Susaku, pero instantáneamente, Susaku se envolvió en un tornado de llamas, obligando a Aria a retroceder. Aiden se acercaba a Susaku cuando, de repente, se detuvo y también se envolvió en un tornado de llamas, al igual que Susaku. Maya había creado un sello a modo de escudo frente a Aria, quien la miró sorprendida.
- ¿Sabes qué están haciendo? - Maya se acercó a Aria para cubrirse junto a ella con el mismo hechizo.
- Parece que están comunicándose. - Después de unos minutos, los tornados de llamas que envolvían a Aiden y Susaku se disiparon, y Aiden se lanzó a atacar a Susaku con Dyrnwyn. Sin embargo, Susaku se elevó aún más en el aire y extendió sus alas, lo que provocó la aparición de una enorme llama detrás de él, que iba creciendo gradualmente. Era evidente que estaba preparando un ataque muy poderoso. Aria puso su mano en Vind Blomst y se preparó para correr y luchar junto a él, pero Aiden la detuvo.
- ¡No lo hagas! - el grito de Aiden retumbó en la sala, haciendo que Aria detuviera su avance. - Tu viento sólo avivará sus llamas, no te involucres en esto. - Con una expresión de furia en su rostro, Aria se quedó inmóvil en su lugar, observando el combate con recelo. Aiden se lanzó a atacar a Susaku con todas sus fuerzas, pero en ese momento, Susaku había terminado de preparar su ataque y se abalanzó rodeado de llamas. Sin embargo, Aiden envolvió su espada en llamas para contrarrestar el golpe con igual fuerza. En el choque de fuerzas, una brillante luz cegó a Maya y Aria. Después de unos segundos, Maya y Aria pudieron abrir los ojos nuevamente, pero lo único que vieron fue a Aiden herido y desmayado en el suelo, con Susaku a poca distancia elevándose en el aire. Maya corrió para socorrer a Aiden, mientras que Aria se colocó frente a ellos dispuesta a enfrentarse a Susaku. Sin embargo, una voz grave y profunda resonó en la sala.
- Aún no está listo para llevar ese título. El camino del deiak está lleno de pruebas y dificultades. - Maya y Aria quedaron absortas al escuchar la voz de Susaku, el ente sagrado que rara vez hablaba, incluso en los festivales en su honor.
- Deben vigilarlo de cerca, ya que como deiak tendrá el poder para salvar este mundo, pero también tendrá el poder para destruirlo. - Tras decir eso, Susaku se lanzó hacia Aiden de manera similar a su último ataque, pero no se percibía hostilidad en él. Aria y Maya se cubrieron por precaución, pero cuando abrieron los ojos nuevamente, Susaku había desaparecido y Aiden seguía en el suelo junto a ellas.
Con dificultad, Maya y Aria lograron sacar a Aiden del área volcánica y llevar a Aiden a casa para que pudiera recuperarse. Maya seguía inquieta por las palabras de Susaku, pero no tenía intención de abandonar sus responsabilidades como guía del deiak. Sin embargo, a partir de ese momento, sería más cautelosa en su trato con él.