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Chapter 3 - Capítulo 3: Recuerdos del pasado

Un mes después de la llegada de Aiden a Varah, Maya se disponía a salir justo cuando llamaron a su puerta. Al abrirla, vio que era Iris, quien traía una bolsa. Aiden acababa de despertar y se unió a ellos en el salón en ese mismo momento.

-Vaya, no esperaba que vinieras, Iris. Justo iba a comprar algunos platos -dijo Maya. Iris se puso algo tensa y a Maya le sorprendió su reacción.

-Será mejor que no vayas al pueblo por ahora. La gente ya se ha enterado de que Jade ha escapado de prisión -advirtió Iris. Maya parecía triste por lo que dijo, aunque no mostró sorpresa.

-Supongo que gracias por avisarme. Perdona si ahora mismo te molesto —respondió Maya. Iris le entregó la bolsa y se acercó un poco a la puerta.

-No es una molestia. Ahora mismo voy a traerte unos platos —dijo Iris. Aiden estaba extrañado por lo sucedido, pero prefirió no preguntar en ese momento. Maya se dio la vuelta y vio a Aiden en la puerta de su habitación.

-¡Oh, Aiden! No te había visto. ¿Qué tal es dormir en otro mundo? —Maya parecía nerviosa y emocionada al mismo tiempo, seguramente debido a lo que acababa de ocurrir

-La diferencia no es mucha, pero siento como una extraña diferencia horaria

-respondió Aiden con indiferencia, aunque se notaba que estaba cansado. Maya pensó un poco y tuvo una idea.

- Oye, Aiden, ¿qué te parece si te muestro los alrededores? Así podrías conocer más de este mundo - propuso Maya. Aiden asintió y, después de eso, Maya tomó su mano y lo llevó fuera de la casa, dirigiéndose hacia una colina. En la cima de la colina, se podían contemplar unas vistas hermosas: una gran explanada repleta de árboles cubiertos de flores rosas.

Maya se sentó en la hierba y miró hacia el horizonte.

- Uthird es una tierra hermosa y llena de vida, pero debido a todo lo sucedido, cada vez menos personas desean reencarnarse - dijo Maya. Aiden la miró con confusión, sin entender lo que acababa de decir.

- ¿Reencarnarse? - Maya se dio cuenta de que no le había explicado bien la noción de muerte en ese mundo.

- En este mundo, cuando alguien muere, su cuerpo se convierte en energía y su alma va a unas minas especiales. En esas minas, las almas se cristalizan y se convierten en gemas preciosas. Ahí, las almas pueden purificarse y renacer como un nuevo individuo. Además... - Aiden la interrumpió y cruzó los brazos.

- ¿Por qué la gente del pueblo no quiere verte? - Maya se sorprendió por su directa pregunta, pero cerró los ojos y decidió que era mejor contarle la verdad.

- Cuando era pequeña, se desató una guerra conocida como la guerra de los entes. Nosotros nunca los atacamos, pero ellos empezaron a exterminarnos. Un día, un grupo de entes se dirigía hacia una ciudad, pero para llegar tenían que pasar por mi pueblo. Nos preparamos para la guerra, pero ellos arrasaron con todo en menos de diez minutos... No pudimos resistir ni diez minutos... Mi familia murió en ese ataque, me quedé sola. Pero Jade me encontró, me acogió y me crió como su hija. Ella fue quien me enseñó a usar la magia de la mano derecha. Sin embargo, un día la detuvieron y la acusaron de intentar acabar con la vida de la reina. Al principio, pude visitarla, pero tanto tiempo encerrada la destrozó por dentro y me pidió que dejara de visitarla. En el pueblo, todos me criticaron y difamaron, me acusaron de usar magia de la mano izquierda. Estaba sola hasta que Aria me encontró. Ella me ayudó, al igual que Jade lo hizo en su momento - explicó Maya. Aiden se sentó a su lado y habló con un tono calmado y comprensivo en su voz.

- Deberías considerar vivir en otro lugar - dijo Aiden. Maya soltó una pequeña risa.

- Tal vez debería, pero este lugar tiene un gran valor sentimental para mí. Es donde vivía con Jade. - Aiden miró hacia el horizonte junto a Maya sin decir una sola palabra. El silencio era reconfortante y dejaba claro que ambos se entendían a la perfección.

De pronto, una voz rompió ese silencio. Para Aiden, era una voz desconocida, calmada pero enmascarando un profundo dolor.

- Me alegra que aún me quieras así, mi pequeña niña - dijo la voz. Maya y Aiden se giraron alerta, pero Maya quedó inmóvil unos instantes, paralizada por el terror que sentía.

- J... Jade... - Jade era una mujer de unos treinta o treinta y cinco años, vestida con un mono verde claro con una cola en tono rosa claro. A pesar de los colores vibrantes, emanaba una profunda sensación de tristeza y dolor.

- He esperado mucho para poder volver a verte, mi pequeña. Me alegra ver lo mucho que has crecido - dijo Jade. Maya tembló de miedo al escuchar sus palabras. Sabía que Jade no era alguien en quien pudiera confiar, al menos no ya. Maya se escondió aterrada detrás de Aiden.

- Jade, por favor, solo vete. Estás enferma y necesitas ayuda - suplicó Maya. Jade se rió, una risa inquietante y aterradora al mismo tiempo.

- Si ese es el caso, supongo que tendré que obligarte a venir - respondió Jade. Levantó la mano y una horda de criaturas extrañas apareció. Parecían árboles con caras formadas por agujeros en sus troncos. Esas criaturas se abalanzaron sobre Maya, pero Aiden envolvió sus puños en llamas gracias al poder del anillo y calcinó a los árboles sin muchas dificultades.

- No esperaba un atributo de fuego, pero eso no es un obstáculo para mis planes - comentó Jade. Aiden se lanzó directamente hacia Jade, pero en ese momento, Jade juntó sus manos y un potente chorro de agua salió disparado, dejando a Aiden inconsciente al instante.

- Y ahora, tú vendrás conmigo, mi pequeña - dijo Jade. Otro de los siervos de Jade apareció y atrapó a Maya con una de sus ramas.

Pasaron unos minutos y Aiden se levantó. Al mirar a su alrededor, vio a Iris y su hermano acercándose a él con Dyrnwyn en sus manos.

- ¡Aiden! ¡Debes darte prisa, Jade se ha llevado a Maya! - exclamó Iris. Aiden se levantó rápidamente y arrebató Dyrnwyn de las manos de Iris, casi como si se lo estuviera robando.

- Lo más probable es que Jade haya llevado a Maya a la cueva helada. Está en línea recta hacia el noreste. Ella creó esa cueva y es la única que sabe cómo entrar - explicó Iris. Sin dudarlo ni un segundo, Aiden se dirigió hacia donde Iris le indicó.

Al mismo tiempo, Jade y Maya se encontraban en la cueva helada. Maya tenía las manos y los pies atados al suelo con grandes trozos de hielo.

- ¿Por qué estás haciendo esto, Jade? - preguntó Maya, su rostro reflejando miedo y tristeza al ver cómo la persona que la había criado como madre se había convertido en un monstruo a quien temer.

- ¿Por qué? Lo único que quiero es que estemos juntas como antes, pero primero debemos derrocar a la reina - respondió Jade. Las palabras de Jade aterrorizaron a Maya.

- Nunca atentaría contra Varah y su gente - afirmó Maya con determinación. Jade rió y se inclinó para mirar a Maya a los ojos.

- Mi pequeña, ¿aún crees que este mundo es tan puro como antaño? Sigues siendo una ingenua - dijo Jade. Luego, Jade se puso de pie y sacó unas extrañas gemas de color verde amarillento de sus bolsillos. Maya se aterrorizó al verlas.

- Jade, esas son ekanitas, entonces... - empezó a decir Maya, pero Jade la interrumpió con una maléfica sonrisa en su rostro.

- Así es, mi pequeña. Utilizo magia de la mano izquierda - reveló Jade. Maya se preocupó y, al mismo tiempo, se llenó de terror.

- Pero, Jade, cada vez que las uses, tu vida se reducirá a la mitad - advirtió Maya. Sin embargo, Jade no perdió su maléfica sonrisa y respondió sin temor.

- No te preocupes, mi pequeña. Solo les doy un cuerpo a sus almas para que puedan servirme - dijo Jade. Luego, Jade lanzó las ekanitas contra las paredes de hielo, y un enorme golem hecho completamente de hielo surgió. Maya quedó perpleja y casi sin poder hablar.

- ¿Sus almas...? Jade, ¿qué has hecho? Ahora no podrán reencarnar... - balbuceó Maya, aturdida por la revelación.

Mientras tanto, Aiden continuaba calcinando a los siervos de Jade para avanzar y llegar a la cueva. Una vez allí, Aiden intentó derretir la entrada, pero parecía resistente. Sin embargo, Aiden se negó a rendirse y siguió utilizando su fuego. Después de un tiempo, el hielo cedió finalmente y pudo entrar. Jade estaba encima del golem que acababa de crear, junto a Maya.

- Parece que crear al golem ha debilitado el hielo mágico... Pero no importa - dijo Jade. Aiden lanzó una llamarada hacia Jade, pero ella la contrarrestó con un potente chorro de agua.

- No importa lo que intentes, eres inútil contra mi atributo agua - desafió Jade. Aiden aprovechó un instante para idear un plan. Envainó su espada en llamas y cortó una de las piernas del golem para liberar a Maya. Luego, golpeó el hielo que sujetaba las manos y los pies de Maya con su puño envuelto en llamas, y saltó al suelo con Maya en brazos. Tras la caída del golem, se levantó una gran nube de polvo. Aiden y Maya observaban con atención, esperando para ver qué le había ocurrido a Jade. A medida que el polvo comenzaba a disiparse, pudieron ver el resplandor de unos ojos amarillos, seguido de un disparo de energía mágica que dejó a Aiden en el suelo. Jade miraba a Maya y a Aiden desde un desnivel, situada por encima de ellos.

- Entiendo, así que aún creen que este mundo es puro y libre de maldad. No te preocupes, mis pequeña, los mataré a ambos y no verán cómo este mundo podrido llega a su fin - dijo Jade mientras preparaba un sello mágico. Sin embargo, justo antes de atacar, retrocedió. Aria apareció por el agujero que Aiden había hecho y miró a Aiden con desprecio.

- Cada vez que te encuentro, me decepcionas más - dijo Aria, sin cambiar su expresión seria. Luego, miró a Maya y se disculpó con ella.

- Lo siento, Maya. Pensé que podría encontrarla antes que ella te encontrara a ti - dijo Aria. Jade notó las botas de Aria y se aterrorizó.

- ¿Qué hace aquí un miembro de la Guardia Real? - preguntó Jade, aterrada por si acaso lograban capturarla de nuevo. Sin pensarlo, Jade utilizó el sello que iba a usar para matar a Maya y comenzó a destruir la cueva, provocando un derrumbe. Aria no se inmutó y se colocó frente a Maya y Aiden. Aiden estaba a punto de levantarse, pero Maya lo detuvo.

- Espera, el regalo de Aria es "Vind Blomst", la espada protectora. Su efecto consiste en crear un escudo de viento alrededor de su portador - dijo Maya. En ese momento, una avalancha de rocas comenzó a caer sobre ellos, pero un escudo de viento apareció, cubriéndolos y pulverizando las rocas que caían sobre ellos.

Al regresar, todo parecía desesperanzador: Jade había escapado, Aiden estaba herido y Maya debía aceptar que la persona que consideraba su madre ahora era más peligrosa de lo esperado. Una vez en el pueblo, Aria golpeó con fuerza a Aiden.

- No dejas de demostrarme que no eres más que un inútil - dijo Aria sin decir ni escuchar nada más, para luego marcharse. Maya ayudó a Aiden a levantarse.

- A pesar de lo que Aria diga, tienes el potencial para ser el deiak - le dijo Maya. Luego le dio un beso en la mejilla y se fue a casa. Aiden se sonrojó un poco y la siguió hasta la casa de Maya.