James comenzó a caminar por los callejones, admirando su entorno, típico del mundo medieval. Sin embargo, de vez en cuando notaba elementos que le hacían darse cuenta de que no había viajado simplemente al pasado. Algunas tiendas tenían marionetas humanoides realizando trabajos rutinarios de carga y descarga, parecidas a robots, pero con símbolos de diferentes colores en sus cuerpos y una apariencia más rudimentaria que los robots de la Tierra.
Algunas otras tiendas parecían tener una fuente de energía misteriosa, que James asumió era "magia". Si existían leones gigantescos y malhumorados, un poco de magia no hacía daño a nadie.
Otra diferencia aún más evidente era la presencia de seres de todo tipo. Aunque los humanos eran predominantes, había otros humanoides con diferentes formas. Los que más destacaban a los ojos de James eran aquellos con forma de reptil, ya que lucían bastante intimidantes. También había otros que se parecían mucho a los humanos, pero en general eran más altos y delgados, a los que simplemente llamaba elfos.
Una considerable cantidad de personas iba equipada con armas y armaduras de todo tipo. Algunos parecían auténticos tanques, llevando armaduras pesadas y armas enormes. Otros optaban por armaduras más ligeras y arcos. Había incluso personas con ropa normal y elegantes bastones con gemas. James incluso vio a un humano caminando semidesnudo en compañía de un oso y un lobo.
"Correcto, también debo encontrar armas y armadura. El ser oscuro me recomendó explorar Elysium para descubrir mi propósito, lo cual sería simplemente suicida sin suficiente poder", pensó James para sí mismo, tratando de infundirse determinación. Sea cual sea el camino que eligiera para desarrollarse, habría peligros.
Pronto, James recordó un punto crucial. Se suponía que existía un sistema de clases y niveles en este mundo, pero aún no sabía cómo funcionaba todo eso. El león supuestamente debía explicárselo, pero simplemente se marchó de allí.
No tenía ni idea de qué debía hacer. Sin embargo, había algo que hasta el momento nunca le había decepcionado. James se centró en el anillo y se concentró en el concepto de "Estado".
El anillo, fiel a su dueño, no le decepcionó y proyectó en su mente información básica en forma de un panel. Se parecía a la hoja de un personaje de rol, pero mucho más interactiva, similar a algunos videojuegos que había visto. Evidentemente, el mundo trataba de adaptar la información de la manera más fácil de entender para James.
Después de superar la sorpresa inicial, finalmente comenzó a explorar las diferentes ventanas. Lo que más le impactó fueron sus clases. Según la explicación del gran guardián, uno adquiría clases a medida que cumplía ciertos requisitos. Dada esta explicación, James pensó que era muy posible que un guerrero estereotípico pudiera clasificarse según su arma principal o la cantidad de armas que utilizara, y así adquirir una clase de espadachín, lancero, arquero u otra arma de su elección, y luego especializarse en ese aspecto.
Eso es lo que esperaba que sucediera. Sin embargo, su árbol de clases estaba completamente bloqueado, y en su lugar había tres clases que parecían estar preseleccionadas para él. En primer lugar, su clase de armas era "Supremo", y su clase civil era "Constructor de mundos". Había una tercera clase que resultaba ilegible para él y parecía estar desactivada, ya que aparecía en gris.
Ahora tenía un gran problema. Los nombres de sus clases sonaban realmente impresionantes, pero eso daba la posibilidad de que, al ser un mundo de héroes, todos tuvieran nombres pomposos.
Al examinar más de cerca, logró abrir una descripción adicional. Sin embargo, para su desmayo, no encontraría nada realmente útil. La descripción de su clase "Supremo" era tan simple como "Supremo". James casi se cae de espaldas. Era una información basura. No pudo evitar quejarse ante los dioses representados en su mente por un gato obeso y sobredimensionado. Además, sentía cierta aprensión al revisar su otra clase. Si la respuesta era igual de decepcionante, probablemente escupiría sangre.
Después de mirar de reojo la descripción de su clase, esperando que cambiara y ofreciera alguna explicación decente, y siendo decepcionado, decidió leer la descripción de su clase civil. Esta vez no sería golpeado tan brutalmente. La definición de "Constructor de mundos" decía: "Aquel que conoce los ladrillos que componen la realidad y puede alterar los aspectos fundamentales de esta".
No revelaba mucho sobre qué debía o podía hacer para mejorar en esta ruta, pero al menos tenía un concepto que había logrado descifrar, los fundamentos que componen la realidad, algo similar a comprender las leyes físicas de este mundo, "en otras palabras, la magia", pensó James.
Finalmente, exploró la última parte que le quedaba por ver, la ventana de habilidades. Aquí se llevó otra sorpresa, ya que había mucha información ilegible.
Lo que pudo distinguir es que había una sección que representaba armas, y la gran mayoría era legible para él. Podía identificar armas como espada, lanza, arco, hacha, maza, bastón, así como una pequeña sección ilegible.
Por otro lado, había una sección de habilidades civiles que presumiblemente pertenecía a su clase de Constructor de Mundos, y tenía habilidades como herrería, artesanía, albañilería, pero también muchas que no podía leer.
Finalmente, había una tercera sección que James asumió eran habilidades mágicas, y la gran mayoría eran ilegibles, solo podía ver una relacionada con elementos.
Concluyó que, dado que la interfaz se adaptaba a cosas que él conocía, probablemente no había información lo suficientemente similar en su mente, lo que explicaba por qué aparecían en gris.
De esta forma, se puso una meta personal: familiarizarse lo más rápido posible con todo lo relacionado con el sistema y los conceptos, para poder comenzar a explorar y comprender de qué se trataba todo esto.
Dejando atrás el callejón, se adentró en una calle empedrada de la ciudad medieval de fantasía. A medida que caminaba, pasaba por varios lugares destacados que llamaban su atención.
Su primera parada fue en una plaza bulliciosa donde se encontraba el barrio de los mercaderes. Allí, James pudo ver una variedad de puestos comerciales, desde coloridos tejidos y exquisitas joyas hasta especias exóticas y artefactos mágicos. Los mercaderes intentaban llamar su atención ofreciendo sus productos y promocionando las maravillas que vendían. Aunque James no tenía dinero para comprar nada en ese momento, admiró la diversidad y el ambiente vibrante de la plaza.
Continuando su camino, llegó a una calle donde estaban ubicados los talleres de los artesanos. El sonido de martillos golpeando el metal y el aroma a madera fresca impregnaban el aire. James observó cómo hábiles artesanos trabajaban en la creación de armaduras relucientes, armas afiladas y objetos de decoración detallados. Quedó impresionado por la habilidad y dedicación de estos expertos en sus oficios, y se preguntó si algún día podría adquirir las habilidades necesarias para convertirse en uno de ellos.
Finalmente, James llegó al imponente edificio de la administración de la ciudad. La estructura estaba decorada con escudos y estandartes que representaban la autoridad y el poder. Mientras pasaba, notó a funcionarios ocupados y ciudadanos entregando documentos y discutiendo asuntos burocráticos. Aunque no tenía ningún asunto oficial que atender, se dio cuenta de que la administración de la ciudad parecía ser bastante autocrática, lo cual tenía sentido considerando que en los reinos medievales no todas las personas eran iguales y aquellos con títulos tenían una gran autoridad, tal como se veía en la deferencia con la que trataban a aquellos con escudos de armas en sus pechos.
Después de su recorrido por la ciudad, James encontró el área de entrenamiento del gremio de mercenarios. Era un extenso terreno donde guerreros y combatientes se preparaban para enfrentar desafíos y misiones peligrosas. Observó a espadachines afilando sus hojas, arqueros perfeccionando su puntería y guerreros practicando técnicas de combate. La energía y la determinación en el lugar eran palpables, y James se sintió emocionado por la posibilidad de entrenar y mejorar sus habilidades en ese entorno.
Se dirigió hacia el interior del gremio y, para su agrado, encontró una recepción. En su camino, vio un gran tablón con una gran cantidad de papeles. Una rápida mirada le indicó que eran misiones, la mayoría de ellas relacionadas con la exterminación de criaturas. Estaban clasificadas en hierro, plata, oro y probablemente había rangos superiores, pero no se publicaban en ese tablón. James notó que parecía haber un área reservada en el segundo piso.
Después de revisar rápidamente las misiones, se dirigió al mostrador y dijo: "Buenas tardes, señorita. Me gustaría saber cuáles son los requisitos para unirme al gremio".
La mujer del mostrador, llamada Jenny según su tarjeta, sonrió amablemente. Desde su perspectiva, a veces aparecía algún campesino valiente que venía a inscribirse después de presenciar las habilidades de un mercenario en su pueblo. "Los requisitos para ingresar al gremio de mercenarios son simples. Debe tener al menos una clase básica de combate y poseer un conjunto de equipo en buen estado. Además, debe completar una de las misiones de exterminio repetibles del tablón".
"Oh, muchas gracias por la información", dijo James en tono de disculpa y comenzó a retirarse. Sin embargo, las burlas empezaron de inmediato.
"Oye, mira al campesino. Cree que puede simplemente inscribirse porque quiere".
"Tsk, no tiene ni siquiera un nivel básico y quiere entrar. ¿Qué se cree que somos, el gremio de los inútiles?"
Había varias burlas dirigidas hacia él, principalmente humillándolo por ser un "campesino".
Aunque quería ponerlos en su lugar, sabía que saldría perdiendo en cualquier batalla que iniciara. Después de todo, ellos estaban por delante de él en todos los aspectos. Por lo tanto, salió del gremio lo más rápido que pudo entre las burlas de los mercenarios en el salón.
De todas formas, el objetivo ya estaba definido: necesitaba un set de armas y armadura, y comenzar a entrenar. Pero eso era más fácil decirlo que hacerlo. Además, James comenzaba a sentir mucha hambre y sueño. Sentía que toda la emoción le había dado un gran impulso de energía, pero ahora estaba pasando factura. Lo peor sería irse a dormir sin comer algo, así que decidió pasear por el distrito de mercaderes para aprender un poco sobre las costumbres locales.
No le resultó muy difícil encontrar trabajo. Había un mercader con una gran carga que necesitaba jornaleros, así que James simplemente se apuntó. A pesar de su lamentable condición física, pasó el resto del día moviendo cajas para recibir unas miserables monedas de cobre.
La primera lección de James fue devastadora. Había trabajado durísimo y apenas pudo pagarse una comida. Finalmente, tuvo que dormir en las calles. Afortunadamente, no parecía ser temporada de invierno, así que al menos tenía eso a su favor.
Así pasó los siguientes días realizando varios trabajos y ganando unos pocos cobres de forma monótona. Pero luego sucedió algo que lo desmotivó. En uno de los múltiples trabajos, tuvo la oportunidad de probar unas espadas y se dio cuenta, para su desfortuna, de que sus estadísticas disminuyeron.
Al revisar su página de estadísticas, notó un debuff llamado "No digno de un Supremo" que reducía todas sus estadísticas en un 50%.
"¿Qué demonios es esto?", exclamó James sin poder evitarlo. Había trabajado duro para recaudar suficiente dinero y comprar equipamiento para comenzar su carrera como mercenario, pero si tenía ese debuff, ser uno no era más que una mala broma. Por un lado, todavía no había gastado su dinero, pero por otro, un breve pensamiento le causó un dolor de estómago. En el almacén también había un set de armadura en mal estado, y para su infortunio, cada pieza de armadura aplicaba un debuff. Y cuando estaba completamente equipado, el debuff cambiaba y aplicaba un hermoso menos 90% a todas sus estadísticas.
"Esto se está volviendo absurdamente complicado, no tiene ningún sentido. ¿Qué tipo de armas serían dignas de esta maldita clase?", mientras más lo pensaba, más complicado se volvía todo. Finalmente, recordó sus otras clases. Presumiblemente, tenía una clase mágica, aunque ahora estaba desactivada. Por lo tanto, su única opción restante era su clase artesana.
Durante uno de sus trabajos, decidió hacer un truco poderoso que su abuelo le había enseñado: simplemente preguntar.
"Señor Riverdale, ¿conoce alguna forma de aprender algún oficio, preferiblemente algo mágico que pueda generar mucho dinero?", preguntó James con una expresión honesta.
El viejo lo miró perplejo por unos momentos y luego se rió brevemente antes de responder: "Muchacho, no existen atajos hacia la riqueza, y aprender un oficio relacionado con la magia o sus derivados es extremadamente difícil. No solo debes tener el talento innato para operar en esa área, sino que también debes encontrar a un maestro dispuesto a enseñarte".
"Pero ¿no existe algún conocimiento más sencillo, algo que se pueda encontrar en una biblioteca?", preguntó James un poco más ansioso.
"Solo encontrarás historia de la magia en una biblioteca. El conocimiento específico es guardado celosamente por los miembros de sus gremios. Realmente no hay un atajo. Además, a las dificultades debes añadirle la gran cantidad de dinero que cuesta iniciar el entrenamiento en esas áreas", el anciano observó el rostro de James, que, aunque desanimado, aún no parecía querer rendirse.
"Bueno, muchacho, estoy dispuesto a hacer una pequeña inversión en ti. Conozco a un viejo herrero rúnico. El anciano cobra realmente caro por sus lecciones, pero es un secreto a voces que está dispuesto a enseñar gratis si tienes un gran talento con el que puedas superar sus logros. El viejo lleva atascado en el nivel intermedio y se rindió en poder abrirse paso. Puedo darte una carta de recomendación y el viejo puede evaluar tu potencial. Si calificas, no olvides al viejo Riverdale".
James estaba realmente impactado por la buena voluntad que había encontrado en el viejo comerciante. Sabía que este era un viejo astuto, y aunque la posibilidad de que James fuera aceptado era casi inexistente, el hecho de que aun así decidiera invertir en él le calentaba el corazón.
"Muchas gracias, señor Riverdale. No tenga dudas de que recordaré este favor. Algún día repagare su bondad, ya sea que me acepten o no", respondió James sinceramente.
"Bien, muchacho, no me pongas esa cara de perrito y terminemos el trabajo de hoy para poder llevarte ante el viejo gruñón. A decir verdad, hace tiempo que no nos reunimos y podría ser una buena oportunidad. ¡A trabajar!", le dijo el señor Riverdale mientras aplaudía para que James comenzara a trabajar.
Al final del día laboral, cuando todo estaba listo, Riverdale cumplió su palabra y llevó a James hacia el viejo herrero rúnico. Las casas de los alrededores eran todas grandes y magníficas, bastante amplias y con talleres igual de grandes adyacentes. Sin embargo, para desmayo de James, la casa frente a la que se detuvieron era bastante diferente. Aunque al lado también tenía un gran taller, mucho más grande que los demás, la casa en sí misma era bastante pequeña y estaba bastante ruinosa. Pero lo peor vendría cuando finalmente conociera a su futuro maestro.