—Creo que no hay más nada que decir, por lo que se pueden retirar. Recomiendo a todos que se resguarden en los apartamentos desocupados mientras dure la noche.
Todo el grupo comenzó a moverse mientras hablaban en voz baja. Carlos, sonriente, se acercó a Adam.
—Bueno, pudo haber sido peor. Pero te digo una cosa, creo que lo de no exigir nada a aquellos que no quieran pelear se saldrá de control cuando el refugio crezca. Creo que deberías pensar en algo a futuro, si no te encontrarás en una situación en donde unos pocos tendrán que proteger y alimentar a muchos.
Adam analizó las palabras de Carlos y se dio cuenta de que tenía razón. Él, principalmente, no deseaba problemas con los supervivientes en estas fases iniciales, pero más adelante no podía dejar que esa situación continuara. Además, era vital encontrar a más y más personas que estuvieran dispuestas a luchar.
Una vez todos estuvieron distribuidos en los apartamentos desocupados, los que iban a combatir se reunieron para saber qué debían de hacer.
—Todos estamos agotados después de tantas peleas. Así que lo primero es dormir —dijo Miriam, que estaba dispuesta a arrastrar a su hermana a descansar aunque fuera lo último que tuviera que hacer. Ella sabía que Marlen estaba agotada después de recibir numerosas heridas graves, pero parecía querer continuar luchando.
—Me parece una buena idea —dijo Adam. ¿Alguno de ustedes sabe a qué hora inició el ataque ayer? La verdad es que me desperté de manera tan abrupta, que no tuve tiempo ni de mirar la hora
—Creo que eran como las 10:00 de la noche, así que estoy seguro de que a esa hora volverán. —respondió Marlen.
—Son casi las 7:00. No esperaba que fuera tan tarde; el tiempo vuela cuando descansas —dijo Noah.
—Entonces todos debemos dormir, al menos, hasta las 9:00. Pongan una alarma o algo por el estilo —dijo Adam.
Todos asintieron y la reunión terminó. Adam se dirigió a su apartamento, cuando, al pasar al lado de la ventana de su cuarto, Adam la abrió en un impulso.
La noche ganaba terreno y Adam se sorprendió al observar más luces de las que esperaba en la ciudad. El hospital, por desgracia, estaba a oscuras, pero logró ver, aquí y allá, edificios con las luces encendidas. Adam esperaba que fueran sobrevivientes. La visión desde su cuarto le animó, a pesar del anormal silencio que reinaba en todas partes. En donde antes podía escuchar el ruido de los carros, ahora todo estaba en silencio.
A su izquierda, podía observar parte de la calle que pasaba por detrás de su edificio, tapada parcialmente por un gran árbol de mango. Allí observó un par de coches detenidos y lo que parecían algunos zombies devorando algo en tétrico silencio. El patio trasero del edificio estaba en mal estado comparado al delantero, donde había tenido la reunión. En él, crecían una multitud de plantas que se habían abierto paso a través del cemento. Además, podía observar un par de zombies que caminaban torpemente por el patio.
Desde su ventana, también podía divisar el campo de béisbol, por donde también deambulaban algunos zombies.
Adam cerró la ventana y se dirigió a la cocina, desde allí observó otra vista diferente. El descuidado edificio del colegio universitario ocupaba gran parte de la vista. Incluso, antes de todo el desastre, el edificio estaba en un estado lamentable. Ahora permanecía tranquilo, pero Adam suprimió un escalofrío al pensar en lo que encontraría dentro de sus cientos de salas. Con un poco de suerte, no habría nada peligroso, ya que no debería de haber mucha gente allí cuando todo comenzó.
A la izquierda del colegio universitario había una central eléctrica, la cual, anteriormente, suministraba el servicio de electricidad que llegaba a su casa. Ahora, pensando en el Sistema, Adam no estaba muy seguro de ello. Por suerte, también detectó algunas casas con las luces prendidas.
De repente, cayó en cuenta de que quizá las luces eran,en parte, lo que atraía a los zombies durante la noche. Ayer todos estaban tan agotados que nadie apagó las luces del edificio. Cerró la ventana de la cocina y esta vez decidió que era mejor irse a dormir. Tal y como esperaba, justo antes de caer dormido, escuchó el mensaje del sistema que le anunciaba que había subido de nivel, aunque le sorprendió no haber ganado ninguna habilidad nueva. Antes de que pudiera pensar mucho en ello, Adam por fin se durmió.
[Ingeniero ha subido a nivel 8].
La alarma le despertó unos 20 minutos antes de las 10:00 de la noche. Adam se levantó de un salto y salió de su apartamento. Tarin le esperaba en la puerta del suyo, observando con cuidado la noche.
—Será mejor que apaguemos la mayor cantidad de luces, creo que los zombies son atraídos por ellas.
Tarin asintió, pero luego vio hacia el superbloque.
—¿No deberíamos apagar las luces del superbloque también?
—Sí, pero me temo que es muy tarde para ello. No creo que nadie quiera arriesgarse a salir al estacionamiento a esta hora. Tendremos que prepararnos para la defensa.
Juntos descendieron las escaleras hasta que se encontraron con Miriam y Marlen. Ambas habían decidido abandonar su apartamento debido a que faltaba la reja que habían cortado para bajar al jardín.
Todos se reunieron con Noah y luego se propusieron a esperar la embestida.
Mientras tanto, en el bloque 2 de la urbanización, cerca del superbloque, Miguel y su grupo se preparaban para pasar la noche. El ataque del día anterior los había agarrado desprevenidos, por lo que esta vez se movieron al último piso y se prepararon para aguantar allí.
El grupo estaba compuesto por personas que habían sobrevivido en el edificio y algunas otras que habían logrado llegar a salvo hasta allí, 10 en total. Por desgracia, el número de personas dispuestas a luchar eran solo 3. Al principio, se habían ofrecido más, pero luego de varias muertes la noche anterior, y una desesperada lucha contra el único zombie evolucionado en el edificio, solo estos estaban dispuestos a continuar combatiendo.
Una de esas personas era Miguel, que con su pistola y su entrenamiento militar podía combatir efectivamente. Otra era una muchacha llamada Ivy. Ella había elegido la Clase de [Mago] y su elemento era Oscuridad. El último era Leonard, un adolescente que tenía la Clase de [Futbolista] y su arma era una extraña pelota de fútbol fabricada con un material desconocido que parecía metal, pero se comportaba como una pelota de fútbol normal.
Los tres estaban reunidos, tensos y cada vez más nerviosos a medida que se acercaba la hora del ataque nocturno. Cuando el reloj de Miguel marcó las 10:00 pm, nada pareció cambiar, pero los tres sintieron una gran tensión.
Miguel se acercó a la baranda y observó el estacionamiento. Desde allí vio que numerosos Stalkers salían de los edificios cercanos y se dirigían hacia donde hacia el edificio de enfrente y hacia ellos, en donde Miguel había visto a la terrorífica criatura alada atacar al grupo de supervivientes.
Miguel siguió con la vista al grupo de zombies que se acercaron a su edificio, hasta perderlos de vista cuando entraron a la planta baja. El viejo militar había contado unos 20, pero considerando que él y los demás ya eran nivel 5, el combate no debería de ser muy difícil. Sin embargo, la noche apenas comenzaba y todavía había zombies que se acercaban desde otros lugares.
—¿Cuántos hay allí afuera? —preguntó Ivy en voz baja cuando Miguel se apartó de la baranda y volvió con ellos.
—Cerca de una veintena, pero se aproximan más.
Ivy tragó profundo y sostuvo, con fuerza, el valioso bastón que habían recibido al matar al zombie más poderoso en el edificio.
Leonard movía la pelota de un lado a otro, mientras intentaba no pensar en el combate que se avecinaba. En parte, estaba enojado con los demás supervivientes. Nadie quería luchar, pero todos esperaban ser protegidos. Si no fuera por la criatura que había visto Miguel en el estacionamiento, él ya se hubiera largado al bloque cuatro, donde supuestamente había un grupo que estaba limpiando varios edificios.
Mientras él pensaba, los Stalkers comenzaron a subir los pisos. Buscaban el potente olor que desprendían los humanos y que por las noche los volvía completamente locos.
Cuando alcanzaron las escaleras del último piso, Miguel miró en dirección a los otros y asintió. Leonard salió de sus pensamientos e Ivy preparó un hechizo.
Así como Tarin había obtenido el hechizo de [Carámbano], Ivy había obtenido el hechizo llamado [Esfera oscura]. Desde su bastón se desprendió una bola de oscuridad pura que impactó al primer zombie que subía por las escaleras.
La esfera se reventó al impactar y cubrió al zombie, y a varios que le seguían de cerca, de una sustancia completamente negra y pegajosa.
Unos segundos después, los zombies gritaban de dolor mientras la oscuridad mágica consumía parcialmente sus cuerpos, como si fuera ácido.
Los zombies que venían detrás empujaron a los de adelante, mientras que otros, incluso, escalaron las rejas intentando llegar al piso de arriba. Miguel estaba preparado para ello, por lo que les golpeó en la cabeza con el arma apenas ascendían.
Tal y como esperaba Miguel, los Stalker se habían vuelto demasiado débiles, por lo que el viejo militar no tuvo problemas para controlar a los pocos zombies que intentaban alcanzarle.