- ¿Así que otra como tú fue la que calmó a las fieras? –pregunta Adelina. –Tenías razón cuando dijiste que había algo raro detrás de la aparente tregua.
-Tregua que nos dará un respiro en lo que encontramos la solución a todo esto; ¡Animo muchachas, no se me caigan! Verán que pronto encontraremos la solución y nuestras vidas volverán a ser normales. –dice Soledad.
-Al parecer tus hermanos ya calmaron a otras fieras.
Dice Romaia al ver a Orlando y Rolando Cienfuegos platicar en la terraza con Belinda y Carolina.
-Aunque no sean novios, el sentir que se es perteneciente a alguien también calma a las fieras. –dice Soledad. –Aunque sea como amigos.
-Pues quien sabe si sea posible la amistad entre un hombre y una mujer en estos tiempos de cólera. –dice Érika. –Pero desde que llegaron aquí, por lo menos a ellas 2 ya no han tenido que mantenerlas dormidas.
-Solo esperemos que la amistad no esté prohibida. –dice Romaia. –Ahora volvamos a lo nuestro.
-No creo que la esperanza esté prohibida Romaita. –interrumpe Soledad. – ¿Ya ves? Cuando todo parecía perdido, una guardiana de la humanidad que tenía cientos de años que no veía, intervino para arreglar las cosas.
-Pues no creo que pueda controlar a las fieras por mucho tiempo, al menos que las mantenga dormidas como nosotros; ¿Esa guardiana de la humanidad puede mantener a 37 mujeres dormidas como tú? ¡Y eso contando tan solo a las de este cuartel!
Dice Pamela, que ya parecía toda una guerrera apocalíptica, vestida de mezclilla, cuero, y un cinturón canana haciéndole una cruz en el pecho, repleta de balas, que una estudiante de preparatoria, al igual que las demás.
-En realidad no sé qué procedimiento este utilizando para calmar a las mujeres asesinas, pero le está funcionando, a estas alturas ya hubiéramos tenido que enfrentarnos al matriarcado varias veces. –dice Soledad.
- ¡Ya hasta hubiéramos acabado con ellas! –dice Romaia. –Atacaban sin estrategia y sin organización, así como barbaros medievales contra francotiradores atrincherados, aunque siempre nos superaron en número, no tenían ninguna oportunidad.
-Y qué bueno que apareció una guardiana de la humanidad de aquel lado, porque era triste tanta matazón de mujeres inocentes. –dice Érika.
-Ya extendimos el perímetro hasta Plaza Mocambo.
Dice Nathan Verch, que llegaba acompañado de sus hermanos y otros muchachos, comandados por Hermelindo, que se había convertido en el general indiscutible de sus fuerzas, claro, siempre y cuando Adelina estuviera de acuerdo con sus órdenes.
Pasó otro mes y ya era un jueves 26 de Agosto de 1982, aunque ya a pocos les importaba el día, el problema con los ejércitos del matriarcado y los fortificados, seguía siendo el síndrome de las mujeres asesinas que solamente atacaba a las que estaban solteras, al principio de la tregua pactada por Tenpecutli con Soledad, la mayoría pudieron controlar sus síntomas, pero al paso de los días tuvieron que encerrarlas poco a poco, los de los fortificados las mantenían dormidas con las ayuda de Soledad y sus pócimas del sueño, y con las del matriarcado, ya los complejos habitacionales donde vivían las parejas, mientras las guerreras solteras se dedicaban a secuestrar hombres para agregarlos a su gremio, y así poder ocupar un lugar ellas mismas en ese complejo habitacional, ya no existían, campamentos y fuertes de ambos bandos habían caído ante la furia de las mujeres asesinas de su mismo bando, ahora cada mujer mantenía encerrado a su hombre en una casa, donde ella le proporcionaba todo mientras salía a conseguirlo, ya fuera saqueando centros comerciales que ya estaban muy saqueados.
Y organizándose en cuadrillas para salir de cacería, por lo menos no batallaban mucho para conseguir reses y ovejas, porque con el colapso de la sociedad, pastaban libres y eran abundantes por todos los campos y bosques de cualquiera de los territorios, ya no atacaban a los del bando contrario, porque como su objetivo era capturar hombres solteros y sin compromiso, pues dejó de ser su botín de guerra, ahora ambos bandos se defendían independientemente de una nueva fuerza enemiga surgida de sus mismos ejércitos, que ambos bandos llamaban: "La legión de las mujeres asesinas", Porque eso eran precisamente, una legión de hembras sin macho que aunque mantenían el raciocinio de la especie, los efectos del síndrome de las mujeres asesinas las mantenían al filo de la ambición, desde que descubrieron el aspecto del: "Hasta que la muerte los separe", Que regía a las parejas que conformaban a los bandos enemigos, siendo que aunque a veces capturaban machos que en algún lugar tenían un compromiso con alguna hembra, pues no les servían y tenían que dejarlos ir, dándose cuenta por el rechazo y aversión que sentían contra ese macho, hasta que descubrieron que matando a su hembra, la aversión se terminaba y solo así ese macho podía escoger a otra hembra del matriarcado, por eso ahora las matriarcas y las fortificadas mantenían encerrados a sus hombres, y se mantenían encuarteladas ellas mismas, porque ahora el objetivo de la legión eran precisamente ellas, que tenían que ser asesinadas para poder disponer de sus machos.
Y así, la sociedad se dividió en 3 grupos, 3 ejércitos que luchaban por su supervivencia, los fortificados, que era como llamaban a los del credo de Soledad, el matriarcado, que era como llamaban a los de credo de Tenpecutli, y la legión de las mujeres asesinas, que era como se le había empezado a llamar a ese tercer credo, enemigo de los otros dos, compuesto en su mayoría por esa diferencia de genero sexual que aún quedaba entre los humanos, una diferencia que seguía rigiendo la diferencia de 6 hembras para cada macho de la especie humana.
- ¡Ya la situación se nos salió de control; Soledad! Las legionarias se están organizando para atacar a mis comunidades.
-Ya algunas han tenido que ser rescatadas por miembros de la tuya.
Le dice Tenpecutli a Soledad, en otra reunión donde la había citado en las instalaciones del Fuerte Barranca.
-Lo mismo nos ha estado pasando en Veracruz, el principal problema es que las legionarias surgen del interior de nuestros mismos fuertes, porque en todos tenemos hembras sin pareja, aunque yo comencé a mantenerlas dormidas para controlar su furia, ahora las tenemos que mantener encerradas en las cárceles de la ciudad, porque ya era imposible mantenerlas dormidas a todas, y ahora que se ha comenzado a correr la voz de la aparición de la Legión, esas mujeres que tenemos encarceladas como animales piden ser liberadas para unirse a ese gremio que es donde creen que deben de estar.
-Tenemos que llamar a la Condesa y suplicarle si es necesario para acabar con esta situación. –dice Tenpecutli.
-De nada servirá llamarla si no conseguimos que el Conde la perdone, tiene cientos de años pidiéndole perdón y el sigue persiguiéndola para asesinarla. –dice Soledad. –Si hubieras visto cómo se reía de nosotras la última vez que el Conde la asesinó, entenderías el por qué será inútil que la llamemos para que nos ayude.
-Pues entonces bienvenida al fin del mundo. –dice Tenpecutli. –fracasamos en nuestra misión de salvaguardar a la humanidad.
-De un demonio que tú creaste. –dice Soledad.