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Chapter 32 - El síndrome de los muertos vivientes.

El acontecimiento ahora sí que fue imposible de ocultar a los padres de las pensionadas, que al otro día llegaron para llevarse a sus hijas a un lugar donde las considerarían a salvo, otra pensión, u otra escuela en otra ciudad, tan solo algunas alumnas pudieron resistirse y le explicaron a sus padres con todo detalle lo que sucedía, y daban por hecho que la demoniaca Condesa había sido derrotada y no volvería más; Romaia y Érika lograron convencer a sus padres de dejarlas en la pensión, pero no así Belinda, en total, al final del día tan solo quedaban 7 de las 16 inquilinas originales, las que no pudieron quedarse, se fueron confiando en sus amuletos y las puertas mágicas, y así pasó una semana en la que las sobrevivientes en la pensión Román, trataron de todas las maneras posibles de retomar sus estudios y su vida normal, ya habían regresado 3 de las chicas que lograron convencer a sus padres de regresarlas, así que ahora eran 10 de las inquilinas originales.

- ¡Tengo muchas solicitudes para el siguiente año escolar! Pero no te preocupes porque tú ya tienes tu lugar aquí, para cuando quieras o puedas regresar.

Le dice Adelina a una de las chicas por teléfono, mientras miraba televisión.

-El número de víctimas aún no se puede precisar, pero se presume que haya más de 200 muertos a consecuencia del último ataque de la Condesa, que esperemos en Dios, no regrese en mucho tiempo. –dice Leticia Correa en el noticiero de la XEW.

-La leyenda dice que la única manera de que se vaya, es llevándose a todos los que la invocaron, o que el Conde la asesine, y yo creo que la asesinó; ¿Oh no? –le pregunta la conductora del noticiero.

-Pues técnicamente si, lo que hemos estado viendo en las noticias fue precisamente eso, la derrota de la Condesa a manos del Conde, asestándole una estocada en el pecho, que fue la manera en que le dio muerte cuando aún vivía. –le contesta Leticia. –La manera en que comenzó su maldición.

-Se habla de algunos grupos de muchachos en varias partes de México, que han sido arrestados por estar tocando la música con la que fue invocada por primera vez, provocando un rechazo general de la población hacia tocar esa música, sin embargo, la música disco se ha colocado entre los primeros 10 lugares de ventas a nivel mundial. –le pregunta la conductora. - ¿Crees que de alguna manera la puedan invocar intencionadamente o por accidente?

-Es posible, pero a la vez no ha sucedido, la Condesa ya tenía muchos años que no venía o por lo menos no se había sabido nada de ella, su relación con la música surgió desde aquella tocada macabra cuando apareció por primera vez, en un evento donde era noche de Luna llena y cientos de almas o la estaban alabando, o se estaban burlando de ella, en realidad no se sabe que fue lo que la hizo venir, si las burlas o las alabanzas, lo que si podemos dar por hecho es que durante la noche de Luna llena, y esto va para las autoridades, las familias y todos esos muchachitos irresponsables que estén pensando en volver a invocarla, si la llaman no se irá hasta que se lleve a cada uno de los que la invocaron, así que lo mejor es evitar que se haga un evento de tal magnitud, como el que se dio en la primera tocada macabra, para evitar otra segunda llegada de la condesa de Malibrán.

Dice Leticia mientras comenzaba la transmisión de la barra de comerciales.

Llegó el Lunes 17 de Mayo y Romaia y Érika presionaban a Belinda para que colgara el teléfono, ya que aunque no podían hacer llamadas, si podían recibirlas, y ese fue el problema más común de todos los días, el teléfono ocupado por las inquilinas que no dejaban de recibir llamadas de larga distancia de sus amores por correspondencia, pero lo que llamó la atención de doña Adelina y Soledad, fue la constante presencia de uno de los muchachos de la colonia, que aunque ya era novio prácticamente oficial de Ana Lee Erensweig Terrones, y tenía permitido visitarla en la mansión, por parte de los padres de la chica y de doña Adelina, su tendencia a permanecer con la chica había aumentado, ya que prácticamente lo habían tenido que correr de la casa para que la dejara comer, hacer sus tareas, e incluso irse a dormir, pero el muchacho no se iba; Adelina les tuvo que llamar a sus padres, porque la noche anterior ya pasaban de las 12 de la noche y el joven seguía parado enfrente de la casona, con la mirada fija en la terraza, tal vez con la esperanza de ver a Ana Lee, aunque fuera de lejos.

-Y ahí está otra vez. –dice Adelina por teléfono a los padres del muchacho. –La chamaca ya se fue a la escuela, la tuve que sacar prácticamente escondida en la Combi para que no la viera y al parecer ni a la escuela fue, porque ahí está parado como si estuviera drogado, con el uniforme de su escuela.

- ¡En un momento vamos por él, doña Adelina, no se preocupe!

Le dice el padre colgando el teléfono y efectivamente, a los pocos minutos, los padres del muchacho estaban ahí, el papá regañón y agresivo y la mamá condescendiente, el muchacho sin protestar, ni contestar en lo más mínimo, se subió al auto de sus padres y se lo llevaron.

Y muy lejos de ahí, en Puerto Arturo.

- ¡No sé qué demonios me está pasando!

Les dice Nathan a su madre y a Timothy Verch, su hermano menor, siendo el segundo de la foto aquella que le envió a Romaia.

- ¡Ya lo hablé con Gregory y quedamos de no hablar tanto por teléfono con las muchachas de México! Pero no lo puedo evitar, ya papá nos tuvo que quitar el teléfono y no tengo ni un penique en la bolsa, porque todo mi dinero me lo he gastado en teléfonos públicos, precisamente en llamadas de larga distancia.

- ¡Gregory esta igual! Ya ni siquiera le ayuda a tu padre en la carpintería, y desde el miércoles pasado que no ha querido ir a la escuela, se la ha pasado escribiendo cartas y pidiéndome dinero para los timbres postales. –dice Emma Verch, la madre de los muchachos. –Lo malo es que lo que sea que tengan ustedes dos, se lo han pasado a Mickey, que ya tampoco quiere ir a la escuela por estar pegado con la novia, tendré que hablar con tu padre para ver qué hacemos con ustedes.

-Precisamente ahí viene. –dice Timothy. - ¿Cómo que últimamente viene muy seguido por la casa y por qué trae a Mickey con él?

La señora Emma estuvo hablando con su esposo sobre el asunto de los muchachos, y éste, después de escucharla atentamente, le dijo:

-Algo raro está pasando con nuestros hijos, mujer, precisamente tuve que dejar de trabajar porque el papá de la novia de Mickey me llamó al teléfono de la carpintería, para decirme que ya no lo quería ver tan seguido en su casa, que le quita tiempo a su hija y no la deja ni hacer sus quehaceres, ni hacer tareas, lo raro es que yo lo fui a dejar a la escuela y nunca se había salido.

- ¡Pues lo mismo les sucede a tus otros hijos, Gregory y Nathan! No había querido hablarlo contigo porque pensé que yo podía resolverlo sola. –le dice a su esposo que se le quedó mirando a Nathan.

- ¿Tú también te saliste de la escuela?

-No, él no. –interrumpe la señora Emma. –Pero Gregory sí, me habló la directora para decirme que desde el miércoles pasado que no se presenta, tan solo quiere estar escribiendo cartas, porque ya no tiene dinero para el teléfono público.

El señor William Verch, no dijo nada porque se le había quedado mirando a Mickey que únicamente miraba a la mesa, sin decir nada, mismos síntomas que presentaba Nathan, aunque a él aún se le podía ver un poco de lucidez en la mirada, además reaccionó cuando le pasó la mano por enfrente de los ojos, cosa que el pequeño Mickey no,  y así se fueron a dormir, o al menos lo intentaron.

Porque la señora Emma se la pasó tratando de dormir a Mickey, que únicamente se levantaba de la cama para intentar salir de la casa, para dirigirse a casa de su novia que vivía muy lejos de ahí.

Y en Veracruz, las chicas miraban una película de terror en la televisión, esperando que Adelina no las regañara.

- ¡Mira, igualito al novio de Ana Lee!

Dice Érika, al ver en una escena en la que un muchacho, entre otras personas se movía erráticamente, caminando por el campo como si estuviera afectado de sus facultades mentales o drogado, la película se llamaba: La noche de los muertos vivientes, y sí; Romaia cayó en cuenta que el muchacho por el que habían ido sus padres también a la escuela, se comportaba como un muerto viviente, porque se había parado en la ventana del pasillo a esperar a su novia, sin decirle nada, únicamente mirándola, hasta que la maestra ya enojada porque no le hacía caso a sus palabras que se convirtieron en regaños, lo reportó a la dirección, saliendo regañada también Marbella Ana Lee y tuvo que dar el teléfono de la casa del muchacho para que sus padres fueran por él, terminaron de ver la película y se durmieron, pero Romaia se quedó intrigada.

Adelina ya de plano mantenía el teléfono descolgado, porque ya era muy molesto pasarse todo el día rechazando solicitudes de llamadas por cobrar, siendo esa una más de las señales que indicaban que algo andaba mal.

Entregó a las muchachas que le quedaban en la escuela, que poco a poco intentaban retomar su vida cotidiana, porque ya hasta la guardia del ejército insurgente había empezado a deshacerse, ante la convicción de que esa noche habían derrotado a la condesa de Malibrán, regresándola al infierno de donde se había escapado, tan solo una unidad de la marina permanecía de guardia, como se lo había prometido el presidente municipal, por orden del gobernador del estado.

Soledad se había ausentado temporalmente, pero estaba pendiente de las chicas a través de las puertas mágicas, de hecho casi todos los días comía con ellas o cenaba, se la pasaba todo el tiempo en bibliotecas de todo el estado tratando de recopilar todos los datos disponibles que pudiera, sobre la leyenda de la condesa de Malibrán, cosas sobre su vida, donde había nacido, crecido, en fin, su objetivo era localizar los orígenes del Conde, porque su historia era la única pista que tenía, escuchó los clásicos 3 golpecitos en su puerta mágica y al ver que se trataba de la que daba a la terraza de la mansión, acudió en seguida porque ya sabía que se trataba de Adelina.

En otro lado, también muy lejos de ahí, los caseros de la fraternidad donde vivía René, en Houston, le hablaron muy preocupados porque decían que algo le había pasado a su hijo, que era como si no estuviera en la realidad y tan solo una palabra salía de su boca; Pamela, y que la repetía continuamente, una y otra vez, que habían tenido que ir a recogerlo a una delegación, porque unos policías de caminos lo habían encontrado caminando por una autopista estatal, con su uniforme escolar pero como si estuviera drogado.

-Me hablaron de Houston. –le dice doña Adelina. –Creo que algo le pasó a mi chamaco, está bien, pero me dijeron que era mejor que fuera por él, porque él no podrá llegar por sí mismo, tendré que tomar un avión para ir a verlo, por eso te llamé, para saber si podrías quedarte a cargo de las niñas por unos días.

-¡Claro que si Adelina, faltaba más, faltaba menos! Pero si lo prefieres nada más dame la dirección y yo puedo estar en Houston de inmediato a través de su biblioteca, y si es cierto que no está en condiciones de viajar solo, entonces me lo traigo en el avión y tal vez estaríamos aquí mañana por la tarde. –dice Soledad.

-Me parece lo mejor que podemos hacer y yo acepto encantada, aunque más me gustaría que me llevarás a través de una puerta mágica.

-Te aseguro que eso no te gustaría amiga, todavía eres joven y bonita como para que le des un vistazo al más allá, creo que hay una manera, pero prefiero no arriesgarte, mejor dame la dirección para partir ahora mismo a ver cómo está nuestro querido mata cocodrilos.

Le dice Soledad y Adelina se metió a su cuarto, para darle el dinero suficiente para los boletos de avión.

-Es demasiado Adelina, recuerda que solo pagaré el viaje de vuelta, mejor háblale a los dueños de la pensión donde vive, para que sepan que voy para allá.

- ¿En cuánto tiempo llegarás? Para decirles. –pregunta Adelina.

- ¡No lo sé!, Lo que haga el taxi desde la biblioteca de Houston hasta su casa.

Dice Soledad, desapareciendo por la puerta dibujada en la pared de la terraza.

No habían dado ni las 2 de la tarde de ese mismo día, cuando Soledad llegó a aquella especie de hotel, donde se hospedaban varios muchachos estudiantes de la universidad de Houston, encontrando a René en un estado de inlucidez mental ya muy avanzado, tanto que aunque pareció reconocerla en cuanto la vio entrar a la habitación en donde lo tenían encerrado, pero tan solo mostró un poco de alegría e intentó saludarla, volviendo a su letargo de repetir el nombre de Pamela, pero no era el único muchacho que presentaba los mismos síntomas, con permiso de los responsables de la fraternidad, les echó un vistazo a los demás, la mayoría estaban afectados por el mismo mal.

- ¡Buenas tardes! Mi nombre es Emma Verch y le estoy hablando desde Estados Unidos.

Adelina recibe esa llamada contestada por Hermelindo, que como vivía ahí tenía la confianza necesaria para contestar llamadas.

- ¡Si señora Verch, mucho gusto! ¿Qué se le ofrece desde tan lejos?

-Tengo un problema con un par de muchachos por acá, que son mis hijos, que sé que se escriben y hablan mucho por teléfono con un par de chicas que viven en esa casa, que tengo entendido es una pensión para señoritas. –dice la señora Emma.

- ¡Creo saber cuál es su problema y no se preocupe! Que ya desde hace tres semanas, les he restringido el uso del teléfono a mis pensionadas, porque también me llegó muy alta la cuenta telefónica. –dice Adelina.

- ¡Muchas gracias y comprendo! Pero ese no es mi problema en sí; ¿Podría decirme si entre sus chicas viven la señorita Romaia Montero, y la señorita Érika Cienfuegos?

Y así, se pasaron unos cuantos minutos, hablando del estado de retraso mental de sus hijos y en cuanto colgaron la llamada, entró otra pero esta era de Soledad que ya estaba en el aeropuerto de la ciudad, solicitándole que fuera por ella y por René, ya que no había taxis disponibles y en cuanto entraron con la Combi al garaje de la mansión, se soltó a decir, mientras bajaban maletas; Adelina tuvo que agarrar a su hijo porque en cuanto puso un pie en el suelo, se bajó del vehículo para dirigirse hacia el portón, seguramente hacia la casa de Pamela.

- ¡Por poco y me lo traigo por una puerta mágica! Adelina, al parecer el caos es continental; René no está afectado de sus facultades mentales, ni por ninguna droga, él tan solo quiere estar con Pamela, es en lo único en lo que piensa, es por lo único por lo que vive, y también por allá vi otros chicos con el mismo problema que tenemos aquí, que también lo tienen en Houston.

-Me acaba de hablar la madre de los muchachos que son novios por correspondencia de Romaia y de Érika, ella tiene 4 hijos, pero al parecer tan solo a 3 les ha afectado.

Ya René había sido llevado a su recamara y recostado; Soledad lo tranquilizó usando un hechizo de sueño.

-En las noticias de la televisión ya no se le adjudica este mal a la Condesa, al parecer ya para todos se ha ido y fue derrotada esa misma noche, otra vez se le está echando la culpa a los rusos, se habla de una bomba selectiva o algo así que afecta tan solo a los muchachos jóvenes, porque la mayoría de los afectados por la enfermedad de los muertos vivientes, como se le está empezando a llamar, son muchachos jóvenes en edad estudiantil.

Eran las 12 del día del viernes 21 de mayo y se acomodaron para ver las noticias.

El síndrome de los muertos vivientes se está extendiendo, los comercios se encuentran en crisis debido a la falta de clientes, principalmente los bares y cantinas, porque ya no hay hombres departiendo con otros hombres en ellos, incluso varios partidos de futbol a nivel profesional y de todos los niveles, han tenido que suspenderse y no solo de futbol estamos hablando señoras y señores, el basquetbol y el béisbol también han dejado de jugarse; ¿Qué es lo que está afectando a nuestros hombres? Si claro, ya todos lo sabemos, algunos los llaman en síndrome de los muertos vivientes; ¿Pero que es en realidad, un virus, una maldición, o una bomba selectiva lanzada por los rusos? Yo soy Leticia Correa, para el noticiero de la XEW, radio y televisión.

En lo que televisaban la barra de comerciales; Romaia y Érika llegaron en su Caribe, traían a algunas de las chicas con ellas, y a las demás les dieron un raid los padres de otras estudiantes de la Villa Rica, que no se hospedaban en la mansión.

- ¡Es un completo desorden allá afuera doña Adelina! –le dice Romaia. –Las clases se suspendieron en varias escuelas, nosotras llegamos con apenas el suspiro de mi tanque de gasolina, porque no hay gasolina en ningún lado, al parecer el síndrome de los muertos vivientes les está afectando a todos los chavos que conocemos, porque ya no van a clases, ni tarea nos dejaron porque no fueron los maestros, solo las maestras.

-Nuestro corresponsal en España, nos reporta una situación similar en Europa.

Dice Leticia Correa, dejando que la otra reportera comunicara su nota, donde el desorden no había alcanzado la magnitud que ellos estaban sufriendo en América, pero ya estaban siendo detectados muchos jóvenes afectados con el síndrome de los muertos vivientes.

La situación es muy grave escuinclas, así que ustedes se quedarán aquí esperando, mientras yo me voy con don Hermelindo, aprovechando que aún no le pega el síndrome ese para resurtir la despensa, creo que tendremos que prepararnos para el apocalipsis.

Dice Adelina y salieron rumbo al centro comercial más cercano, el de Plaza Mocambo, también fueron Romaia y Érika para comprar algunos artículos personales, aunque no tuvieron el caos esperado para hacer sus compras, la poca concurrencia de consumidores en todos los locales comerciales era abrumadora, la mayoría cerrados por que los empleados simplemente no acudieron a trabajar, se veían parejas haciendo sus compras donde el hombre se apreciaba lúcido y consiente, grupos de jovencitas y mujeres en solitario también haciendo sus compras, algunas llevando a sus hijos pero definitivamente, no era el flujo acostumbrado de gente que debía de verse en un fin de semana en un centro comercial, en una gran ciudad como lo era el bello puerto de Veracruz.

-Esto es el comienzo del apocalipsis. –dice Romaia.

- ¡No digas sandeces, escuincla! Qué Dios nada tiene que ver en esto.  -dice Adelina mientras presenciaban el inicio del caos.