Ya era el lunes 24 de mayo y aunque las chicas estaban listas para ir a la escuela, una llamada telefónica confirmó que las clases estaban suspendidas.
En puerto Arturo la situación con los hermanos Verch era crítica, el síndrome de los muertos vivientes estaba afectando a los 3 hermanos gravemente, al grado de que al igual que Manuel del Villar, el novio de Marbella, ya tan solo pensaban en sus novias.
-Su hijo Timothy, el que no presenta los síntomas; ¿No tiene novia verdad?
Le pregunta Soledad a Emma Verch en llamada telefónica de larga distancia.
-No lo creo, de hecho, solo Mickey tenia novia, hasta que Nathan y Gregory conocieron a las mexicanas.
-Lo suponía. –dice pensativa Soledad. –Nosotras tuvimos un par de casos igual de muchachos que no querían ni comer, y se solucionó hasta que los dejamos estar un par de horas cerca de su novia, ahora los controlamos dejándolos verse unas cuantas horas al día, lo que tiene que hacer ahora es hablar con los padres de la novia de Mickey, y para eso espero que tengan una muy buena relación como para que los dejen estar juntos un par de horas, le aseguro que su hijo se recuperará.
-De hecho, sí, su mamá en mi amiga desde hace muchos años. -dice la señora Emma. –La muchacha habla constantemente por teléfono para preguntar por su salud y está furiosa con sus padres porque no lo han dejado verlo, pero como por acá ya se ven varios muchachos así, y no solo muchachos afectados por ese síndrome del que hablan en las noticias, los padres de familia temen que sus hijas sean contagiadas y no las dejan salir, ya las escuelas empezaron a suspender las clases porque temen que la enfermedad, síndrome o lo que sea, se extienda.
-Servicios sociales está enviando médicos a las casas a revisar a las familias, en las que han encontrado tan solo a muchachos afectados, sin encontrar una explicación a lo que les sucede.
-Me imagino que usted es casada; ¿Verdad? –pregunta Soledad.
-Si claro, con el padre de mis 4 hijos.
- ¿Ha notado algún cambio en su esposo?
-Pues pensándolo bien si, aunque siempre ha sido un excelente esposo, me he dado cuenta que ahora procura estar más tiempo conmigo y es más atento.
-Bien, entonces debe hablar con los padres de la novia de su hijo y arreglar una cita, con que los dejen estar juntos un par de horas al día, el pequeño Mickey se recuperará, se lo aseguro, y con respecto a sus otros hijos ya veremos la manera de que se encuentren con las chicas de por acá. –dice Soledad, dando por terminada la llamada.
Romaia; Érika y las demás muchachas que tenían novios por correspondencia, aunque ya habían intentado hacerles una llamada telefónica, los muchachos no tenían la capacidad mental para contestar el teléfono, y no reaccionaban ni al escuchar la voz de la chica, aunque la mayoría ya habían hablado antes por teléfono con ellas.
-Esperaremos a que su suegra nos regrese la llamada, y si los resultados son positivos allá también, entonces tendremos que tomar un avión para que por fin las conozcan y se recuperen. –dice Soledad.
- ¿Y luego qué? –pregunta Érika. - ¿Nos tendremos que quedar a vivir allá? Tendría que irme sin permiso de mis papás que cuando sepan dónde estoy es seguro que irán por mí.
- ¡De ninguna manera! –dice Adelina. - ¡Ninguna de ustedes se va a ir a vivir a ningún lado a vivir con ningún muchacho, si no van como Dios manda!
-Tal vez si vamos por ellos para que se recuperen, y convencemos a sus padres para que sigan estudiando aquí en Veracruz, podrían vivir con nosotras aquí en la mansión; ¡Hay suficiente espacio! –dice Romaia.
- ¡De ninguna manera! Esta es una pensión para señoritas y como está llena de mosquetebrias, si las dejo vivir aquí con sus novios muy pronto se convertirá en una maternidad.