Han transcurrido algunos pocos minutos desde que Lyall abandono el lugar, mientras tanto yo tranquilo permanezco en medio de aquella cocina rebuscando en la alacena para ver con que contábamos a disposición para tener más o menos una idea del tiempo que podíamos durar escondidos antes de que el hambre nos jugara en contra.
— Este bastardo como carajos sabía que terminaríamos aquí, parece que ante todo añoraba que viniera hasta este lugar — repuse una vez casi en voz alta hablando conmigo mismo tras eventualmente observar que aquellas estaban completamente repletas hasta su máxima capacidad.
— De que bastardo hablas, espero que no sea de mí, aunque por un lado tendrías completa razón.
Emma apareció de la nada detrás de mi completamente alerta una vez despertó frotándose sus ojos quienes aún yacían algo cansados; tras darme la vuelta allí la vi en plena entrada de pie algo despeinada.
— Si fueras hombre aplicaría, pero en este caso no es así — y ante el semblante de aquella al tiempo que promulgaba tales palabras la verdad no pude evitar reír un poco eventualmente antes de decir — mínimo peleaste con la almohada ¿Qué carajos te ocurrió?
Emma me miro y como si no hubiera captado bien mis palabras aquella fijo sus ojos en mi por un instante antes de sacudirse un poco más con una actitud algo frenética buscando tornarse un poco más alocada del concepto que de por si tengo de ella, haciendo de su pelo algo considerablemente más revuelto.
— Te parece que así estoy mejor.
En tanto que yo al notar su actitud rebelde indique — así te vez fenomenal — ante todo haciendo hincapié en el sarcasmo.
— Hay pero que lindo, sigue insistiendo en algún momento creeré tales palabras — pero como Emma, es pues ella tal chica de nuevo froto sus manos contra su cabeza aliso su pelo delicadamente y volvió a replicar — Y entonces con quien peleabas.
— Bueno con Lyall, hace un momento acaba de irse.
— ¡Eh! Pero ¿Qué hacia el aquí? Y lo que menos aun comprendo ¿Cómo entro?
— Créeme que la misma pregunta me hago yo, aquel se hizo por la entrada prácticamente sin ningún misero esfuerzo y cuando estabas inconsciente apareció ante mí con una actitud totalmente fresca, así que con todo lo que conversamos él y yo de que no me cabe duda de que ha estado muchas veces aquí.
— Y te dijo como se encontraban los demás.
— Si, dijo que todos estaba bien pero que debíamos ocultarnos un tiempo hasta que las cosas en Belcier, bueno... se enfríen un poco ya que las están más delicadas de lo que yo pensaba con el consejero y los alfas.
Emma al escucharme agacho la cabeza ya que la nostalgia rápidamente arremetió contra ella, saber acerca de lo que estaba ocurriendo no era para nada algo fácil de procesar para tal chica y entre dientes la escuche replicar.
— Me pregunto cuando finalmente esta odisea se terminará.
Para aquel momento yo aun le daba algo la espalda por lo que Emma no había notado para nada el caos que de por si yo portaba pues en mi ropa, así que cuando finalmente me di la vuelta aquella lo noto al instante cosa que la hizo actuar con algo de preocupación hacia mí.
— Pero que te ha pasado Dominieck — Emma replico aquello y posteriormente se acercó a mí con sus ojos perdidos casi llorosos, aquella inmediatamente acorto la distancia empezó a toquetearme el cuerpo pensando que quizás yo podría contar con alguna herida.
— No ha sido nada, Lyall y yo solo hemos tenido algunas diferencias.
Aquella insistía en esculcarme y no voy a decir que no, aquello realmente lo estaba disfrutando, mi cara de gozo se podía contemplar a perfección, pero a medida que aquella me observaba yo ocultaba tales expresiones, así que siendo consciente de lo que aquella podría llegar a hacer replique con algo de maldad.
— De ser esto constante no descarto que me acostumbre a tus toqueteos, incluso estoy pensando en herirme más seguido si eso claro significa que te tendré a ti cerca para cuidarme.
Para aquel instante Emma se encontraba justo al frente de mí, con sus manos se sujetaba de mi ropa hacia cada lado de las costillas y con sus ojos me dirigía la mirada más amenazante que jamás habría podido observar en ella, sin dudas puedo asegurar con certeza que si con aquellas pudiera lanzar navajas en contra mía no lo pensaría dos veces.
De su boca se escuchó salir un — ¡Ja, ja, ja! — que salió de ella de una forma bastante burlona y sarcástica y aprovechando ya el sitio donde tenía dispuestas sus manos, aquella clavo sus uñas contra mis costados directo contra las costillas.
— Y ahora te parece gracioso.
— ¡Ouch, ouch, ouch! Duele, suelta, suelta — e infringiendo leves golpecitos contra su mano le hice entender que efectivamente me estaba haciendo daño.
— Eso pensé — aquella chica se alejó de mí y con cual alegría esbozo la contentura que lastimarme había provocado en ella y ya cuando se encontraba distanciada por algunos pocos pasos volvió a indicar tras darse la vuelta — ve a ducharte te hace falta, por lo pronto yo encenderé las lámparas y preparare algo de comer.
— Ahora decídete eres mi enfermera o eres mi nana.
Ante mí se posiciono sobre la mesa coloco su mano izquierda abierta contra la misma mientras que con la otra tras elevarla ante su cara echa un puño indico — y esto no te apetece sentirlo ahora bien te advierto y sin dudas te digo que no te gustara.
— No, mejor me voy antes de que desates tu ira contra mí.
Con cual risa plasmada en mi boca camine en dirección a la puerta posterior con la intención evidente de abandonar la residencia, pero Emma al notar el camino que había tomado indico.
— Dominieck a dónde vas, el baño no queda por ese lado.
— Lo sé no voy hacia allá, voy a ir a buscar nuestras mochilas y a recoger un poco de leña para encender la chimenea pues algo me dice que esta noche hará bastante frio.
— Sabes dónde está el hacha.
— No, pero descuida tampoco me hará falta, cuando estuve en el lago con Lyall vi un montículo listo bastante cercano a la casa por la parte posterior, está bastante seca y algo aparentemente vieja, pero estimo que nos servirá por lo menos por esta noche — y dejándole allí salí en el acto.
Como tenía pensado tome de la leña los pedazos que más me servirían para llevar a cabo mi cometido, los lleve hasta la sala y los apile en medio de la chimenea de forma tal que el fuego pudiera hacerse en ella con propiedad y pasado un segundo ya cuando el fuego ardía con intensidad en medio de aquella, finalmente fui a buscar nuestras mochilas.
Con cuidado me acerque a la puerta, Emma aún no se había dirigido a ella desde que se despertó tal vez por miedo, por respeto o porque no quería verlos en aquellas condiciones por lo que se mantenía lo más aislada posible.
Como si aquellos se encontraran con vida, tomando por el pomo despacio la abrí teniendo la tonta idea, de que podía encontrarlos allí recostados pero vivos, debido a que el recuerdo que anida mi mente para aquel momento es muy parecido a la imagen que aquellos conservan.
''Recuerdo que el día anterior ellos me habían alegrado la vida de muchas maneras, prácticamente me habían malcriado de todas las maneras que pudieron; durante aquellas veinticuatro horas me concedieron todo cuanto quise, incluyendo estar despiertos hasta tarde'' — y eventualmente mientras aquella puerta iba quedando de par en par yo iba contemplando aquella imagen como si hubiera sucedido bueno hoy mismo.
''Eran más o menos las once de noche, ya teníamos un rato recostado en la cama mirando como en el techo gracias a que las ventanas se encontraban abiertas como se movían en ellas las sombras y los destellos que gracias a la luna se podían llegar a contemplar en el techo, movidos por aquellos sentimientos riendo y evidentemente siendo felices, aquella emoción prevaleció conmigo hasta el día siguiente y aun a pesar de los años yo ante esta puerta que con intriga abro que se mueven presurosos aquellos aun dentro de mí.''
Imaginando las sonrisas de aquellos dirijo mi vista hacia la cama, pero ante aquella vista lo único que logro contemplar es la nada misma, la habitación estaba completamente vacía mientras que el viento con diligencia batía con algo de delicadeza las cortinas.
Nada, completamente nada en ella se contemplaba por lo que ante aquello no pude evitar decir — entonces era cierto — y junto a ellas las palabras de Lyall resonaron como cual confirmación como cual eco muy dentro de mi cabeza— (era solo una ilusión).
Ante aquello, por un momento contemple la superficie de aquella recamara con detenimiento, las lágrimas ante aquello no dudaron en salir así que pasado tras que logre nuevamente serenar mi mente, tome las mochilas, salí de allí y cerré la puerta nuevamente detrás de mí.