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Chapter 56 - Lobo de nube I

— Hace muchos años atrás, por allá en los tiempos en que la humanidad aun no pensaba en hacerse notar con la imponente modernidad de este siglo no obviando sus logros y su avanzas para mala suerte nuestra, entre las manadas surgió la historia de los lobos de luna una la cual supera por mucho a las historias de fantasía y que por mucho tiempo se intentó reproducir sin mucho éxito la verdad.

Dominieck comenzó a narrar todo aquello mientras alejaba su mirada de mí y la dejaba perdida en la distancia cada vez más enfocado como si buscara con exigencia recordar.

— Para aquel entonces el mundo para los lobos era mucho más complicado que ahora, puesto que, si se pudiese decir que a diferencia de aquellos tiempos ahora tenemos un lugar en tan dichosa creación por decirlo así, eso no quita el hecho de que tenemos que vivir con restricciones pues ante todo debemos de respetar la mente y el miedo y su misma existencia en el mundo hablando de los humanos claro esta para mantener el equilibrio, aunque se nos permite estar en vueltos en la sociedad misma.

Mis ojos durante todo aquel tiempo permanecían fijos en su persona, clavados como dardos que apuntaban con gran acierto en dirección al centro de la diana preparados para ser lanzados observando cada uno de los movimientos que aquel emitía al hablar.

— Aunque estimo que sabes que eso no siempre fue así, por la razón que ya conoces respecto a la ley de prohibición que gracias a mí se impuso luego de que los lobos se revelaran nuevamente y provocaran un gran caos y miedo en la ciudad por varios años. Ahora bien, durante aquellos años la vida para los nuestros era una odisea sin fin y la muerte nos perseguía sin piedad alguna a diestra y siniestra.

Dominieck estaba sumamente concentrado, narrando aquellos sucesos a todas sus anchas aprovechando que para aquel instante no había interrupción alguna que lo limitase, hasta que yo al notar que de aquel sobrevino una pausa, exclame queriendo también formar parte de aquella conversación buscando de seguido salvaguardar mis dudas.

— Creo saber de qué hablas, los ancianos siempre buscan recalcar con énfasis la era oscura de los lobos por el gran impacto que tuvo para todas las manadas en el mundo, a pesar de que eran mucho más fuertes y agiles que los humanos, luego de que aquellos encontraron como defenderse no tuvieron piedad alguna en contra de los nuestros y con justa razón, pues solo se defendían de aquellos quienes solo los miraban como ganado.

Para aquel momento Dominieck me observo, escucharme recalcar aquello lo había dejado algo sorprendido, pero sin embargo no dijo nada al respecto, en cambio esta vez quiso centrar su atención completamente en mi antes de continuar, por lo que sus ojos se unieron a los míos y así seguimos envueltos en aquella rememoración.

— Exacto, justamente de ello hablo y si, aunque siempre hemos sido más fuertes, agiles y por sobre todo feroces, los humanos a fin de cuentas buscaron la manera de liberarse de nuestro yugo, lucharon y se lo ganaron a punta de balas luego de que el descubrimiento de la pólvora apareciese, varios cientos de los nuestros, cachorros, jóvenes, adultos y ancianos cayeron abatidos marcando el caos en aquella época.

Aunque no era tan amplio es cierto, tenía conocimientos respecto a aquello, pero siendo consciente de la situación presente hasta el momento aun no comprendía que relación guardaba aquello con lo sucedido así que ante aquel recalque.

— Hasta hay es entendible es parte de nuestra historia, pero dime cuando aparecen los dichos lobos de luna, porque si te soy sincera es la primera vez que escucho hablar de ellos y aún peor, que tiene que ver lo sucedido en aquel tiempo con el ahora.

De Dominieck surgió una sonrisa algo sorpresiva tras escucharme replicar aquello pues era notable lo ansiosa que me encontraba por llegar al final de aquel asunto y ante aquello exclamo.

— Veo que estas muy interesada en escucharme — aquel indico tales palabras con algo de evidente sarcasmo mientras que de seguido replico — más sin embargo dame tiempo para encontrar las palabras adecuadas para poder expresarme ya que bastante la verdad tenemos, pues no es mucho lo que podamos hacer aquí, la historia es un poco compleja de explicar, pero sé que al final valdrá la pena que me escuches y con ello la espera.

Ante su mirada finalmente sacudí mi cabeza en confirmación a su pedido y de la misma manera observándome cuidadosamente tras darme un respiro aquel continuo.

— Para aquel entonces la mayoría de los nuestros se habían refugiado en los bosques y cuevas cercanas de las cuales aquellos tenían completo conocimiento, con sus habilidades era sencillo para ellos adentrarse a aquellos lugares pues desde los primeros tiempos la naturaleza y los lobos fueron indivisiblemente parte de un mismo equilibrio, pero a pesar de sus intentos, a pesar de su huida, muchas manadas completas cayeron ante las manos enemigas.

Mientras aquel continuaba yo intentaba mantener la mente lo más abierta posible pues entendía que debía de mirar los sucesos desde una perspectiva más amplia para no caer en errores y cotidianidades de una mente que no piensa más allá de sus propias posibilidades.

— Un día más que otro el aviso de invasión nuevamente llego y los humanos se adentraron a la espesura del bosque con la intención de matar todo lo que se relacionase con nosotros, varios grupos pequeños ante aquello huyeron abandonaron todas las zonas próximas sin mirar atrás con la intensión de salvaguardar sus vidas, pero hubo dos manadas a las que el tiempo nos les alcanzo, eran las dos más pequeñas que había en toda la zona siendo de igual manera que su número era bastante reducido.

Para aquel instante Dominieck volvió a desviar su mirada de mí y en su voz un tono trágico de la nada apareció, por un momento se podía sentir como el dolor de hablar de aquello le producía tremenda impotencia y de paso algo de tristeza.

— Ya no era mucho lo que podían hacer más que orar, esperar y hacer una que otra locura y sin dudas el premio mayor al final se lo llevo una de las mujeres encargadas del cuidado de los miembros de ambas manadas que vendría haciendo el papel de enfermera para estos tiempos.

… Aquella era una mujer muy audaz, inteligente y algo precavida e imagínate era una sacerdotisa extraordinaria dedicada a las curaciones.

… Ante todo, aquella no era de llamar la atención en la manada y prefería mantenerse distanciada envuelta en el silencio y actuar como cual chica pacifica obediente, respetable y honorable por lo que los miembros de ambas manadas le tenían muchísimo aprecio uno el cual ella totalmente se ganó a pulso.

… Varios días antes de que todo sucediese aquella mujer descubrió un libro oculto en la herbolaria, era un libro antiguo que narraba la historia de como nosotros habíamos surgido en el mundo y el cual contenía muchísimos secretos respecto a nosotros, libro el cual aquella tomo en silencio y lo oculto para así estudiarlo cada vez que tenía la oportunidad.

… Cuando todo estallo ella y su amado esposo mirando como los soldados se acercaban decidieron salir en silencio sin que los demás lo notasen y emprendieron camino para intentar desviarlos de los campamentos lo más que pudiesen.

… Antes de marcharse aquella tomo el libro y a escondidas se lo llevo para ocultarlo en una cueva cercana lejos de la vista de todos, libro del cual aún hoy no se sabe nada.

… Y así sin importarle mucho más habiendo cumplido su cometido en caso de fallar aquellos empezaron su lucha contra los soldados, el esposo cayó abatido no mucho tiempo después tras algunas balas finalmente arrancarle la vida.

… Ahora bien la historia de ella tomo un rumbo distinto...

Dominieck guardo silencio pues quería notar si realmente yo estaba prestando atención así que mirándome por un momento contuvo todo rasgo de idea guardándolas para sí, la intriga para aquel momento era demasiada por lo cual necesitaba que se acabara lo antes posible tal historia, así que tras elevar mis manos al aire replique ante aquel.

— Que esperas continua, dime ¿Que le paso a la mujer?

Dominieck al notar tal sentimiento en mí no lo dudo, sonrió y continuo.

— La mujer en su desesperación en vista de que su muerte era algo inevitable lucho hasta mas no poder, como pudo aquella se las arregló para guiar a los soldados a través del bosque sin que estos pudieran llegar a dar con ambos campamentos que estaban relativamente cerca y de paso los llevo hasta la orilla de un acantilado sobre el cual ella se posiciono dejando que el vacío quedara justo en dirección a su espalda.

… Allí todos los soldados se alinearon con la intención de llevar a cabo la ejecución tras ver que ella no decía ni una palabra respecto a donde se encontraban los demás; los soldados prepararon sus armas no muy bien notaron su negación, la mujer cerro sus ojos y junto a su pecho unió sus manos entrelazadas mientras repetía sin cesar una oración.

… Los soldados no entendían ni siquiera la más mínima palabra salir de ella y a medida que sus amenazas aumentaban para finalmente poner fin a su existencia, la voz de la mujer también lo hacía; el eco de sus palabras retumbaba con fuerza entre los confines de aquel lugar más allá que la fuerza de la voz y del bullicio que aquellos más o menos cincuenta soldados podían llegar a hacer y a ella no le importo, ni siquiera se inmuto.

… El grito del almirante de aquel grupo explorador grito con cual voz ronca a sus secuaces — soldados listos, apunten — y luego de unos segundos se escuchó el tan icónico — fuego.

… Aquellos cañones fueron disparados varios cientos de veces contra aquella inocente llenando aquel espacio de un humo negro que salía de las armas algo parecido al hollín nublando la visibilidad de aquellos en ambas direcciones por un momento.

… A pocos segundos de aquella estampida armada surgir se escuchó el grito del almirante nuevamente — alto — haciendo que de seguido los soldados dejasen de disparar pues necesitaban que aquella nube se disipara, a la cual no le llevo demasiado tiempo hacerlo revelando así la imagen en la que la mujer yacía envuelta, queriendo de por medio confirmar la muerte de la misma.

… Para sorpresa de todos la mujer yacía de pie completamente viva y sin un solo rasguño y ante aquello aun tal chica seguía repitiendo la plegaria que hacia un momento había empezado a exclamar, los soldados la miraron perplejos sumergidos en el miedo.

… La mujer pocos segundos después finalmente se detuvo, cerro sus labios y dejo de promulgar las palabras, a los costados dispuso sus brazos y se dejó caer de espaldas aun con sus ojos cerrados ante el vacío que la esperaba como cual roca lanzada al mar completamente en picada.

… Por un momento los soldados victoriosos celebraron su tan afamada proeza, acabar con aquella mujer había significado mucho más para ellos que cualquier cosa en el mundo, por lo que sus gritos de victoria resoplaron con fuerza sobre el acantilado, pero el almirante aun a pesar de a ver visto realizado tal logro no se conformó pues algo le decía que todo no iba como lo esperaba.

… Sintiendo aquella espinita que la duda ante la presencia del miedo y la inconformidad deja detrás, aquel hombre se acercó hasta la orilla y desde lo alto intento contemplar donde el cuerpo de la mujer yacía sin vida, ante todo dirigió su vista hasta el lugar, pero en las rocas no había nada, ni siquiera el más mínimo rastro de ella lo que era ante todo imposible.