(Desde la perspectiva de Dominieck)
Como cual gata arisca, asustadiza y miedosa aquella chica se alejó de mi rápidamente, luego de haber realizado tal evidente travesura mientras la misma guiaba su ser con algo de insistencia hasta la horilla.
Allí una vez abandono aquellas aguas mientras dirigí mi mirada hacia ella la vi como con gran interés ella se dirigió hasta un arbusto seco que no se encontraba demasiado lejos de la orilla sobre los bordes de la pequeña colina sobre la cual la casa se mantiene asentada lugar desde donde yo podía contemplarla a la perfección.
Al llegar aquella no lo dudo y sin importarle poco por no decir nada el daño que podría aquello ocasionar en su piel, Emma zambullo sus manos dentro de aquello y arranco de tal superficie algunas cuantas ramas totalmente deshojadas.
Ya con ellas en las manos mientras las apretaba con el antebrazo hacia el pecho, Emma busco acercarse hasta otro arbusto continuo del cual extrajo unas cuantas ramas, pero esta vez con sus hojas intactas y completamente verdes.
Al ver el interés tan extraño que había aquella tomado de golpe y tan de repente dije queriendo llamar su atención con algo de evidente sarcasmo.
— Pequeño monstruo, acaso no me vas a decir que es lo que pretendes hacer.
Emma al escuchar como le había llamado, con cual cara de disgusto dirigió sus ojos en mi dirección frunciendo por sobre todo el ceño en su rostro, y desde allí ella me observando mientras el disgusto se hacía visible en su ser.
Al verme como yacía quieto aun dentro de tales aguas tras eventualmente aquella acercarse hasta la horilla pidió con insistencia que hiciera presencia ante ella con algo de pasividad en su voz.
— Necesito tu ayuda así que sal de ahí y hazlo ya, que no tenemos mucho tiempo.
Ante tales expresiones sentí que lo más conveniente sería no oponerme a su pedido y en santa paz decidí obedecer a aquel mandato, cosa que hice más aun al notar que mientras más se movía de aquí para allá su rostro se tornaba cada vez más serio, más sombrío y más triste.
Como ella lo ordeno abandone las aguas y al acercarme a ella entre mis manos deposito todo lo que había tomado de la naturaleza, mientras me indicaba de seguido.
— Ve, acercándote al porche, debo tomar algunas cosas más que me hacen falta — y así allí la deje lleno ante todo de intriga y curiosidad acerca de lo que aquella intentaba realizar, por lo que una vez me acerque al porche como ella me indico tras sentarme me dispuse a contemplarla en la distancia.
Pocos segundos después Emma finalmente se acercó con la cabeza agachada llevando entre sus manos algunas cuantas hojas rojas que caen en el estrecho proveniente de las acacias que se encuentran justo en la entrada que son más que nada llevadas por el viento hacía el interior, de igual forma también entre sus dedos pude llegar a notar algunos cuantos ramilletes de flores blancas y amarillas que crecen en algunas zonas dentro de aquel lugar junto con la hierba y otras tantas tomadas de los arbustos las pequeñas florecillas blancas que de por sí ya conocíamos.
Ya con todo aquello en mano, una vez se aquella sentó a mi lado Emma guardo ante todo silencio y pasividad por lo que era algo entendible para mí en aquel momento que no había nada que yo pudiese llegar a hacer en aquel instante que la alejara de la gran concentración que había tomado, así que observándola contemple todo aquel laborioso trabajo mientras ella lo llevaba a cabo.
Ante mis ojos las manos de Emma empezaron a moverse con gran agilidad y habilidad, tanto que aquello parecía ser algo que en más de una ocasión le toco realizar, dando la impresión de que en algún momento de su vida aquello fue una actividad bastante llevada a cabo por su persona.
De aquí para allá aquella tejió partiendo de tales elementos que aparentaban por si solos no tener nada bueno para ofrecer, pero que una vez eran combinados daban vida a algo bastante inesperado, dos especies de coronillas bastante respetables, poco elegantes, pero sutilmente delicadas dio vida aquella en pocos minutos.
Al terminar Emma, admiro las obras que sus manos habían realizado con algo de evidente satisfacción y algo de alegría relativamente notable en su rostro, por lo que partiendo de allí sobre cada mano aquella chica acomodo aquellos objetos y por primera vez luego de que se había consumido dentro de su propia mente ella me miro.
Dirigiendo sus azules y electrificantes ojos en mi dirección aquella me observo con una mirada incapaz de ser descifrada mientras que la intriga me carcomía por dentro aún más, por un momento a pesar de encontrarse fija en mi Emma siguió guardando silencio, ella solo me observaba quieta en el mismo lugar como si quisiese ver algo en mí que evidentemente ni con palabras, ni con acciones podía llegar a ser descubierto, hasta que finalmente tras extender su mano derecha en mi dirección aquella replico.
— Sabes, se perfectamente que lidiar con esto no será nada fácil ni para ti y mucho menos para mí, soy consciente de que no nos podremos liberar del dolor tan rápido pues es entendible, la herida está completamente abierta en nuestras almas por lo que aún se encuentra demasiado fresca y latente como para ambos tener la capacidad de finalmente aprender a sobre llevarlas y vivir pues de la mano con ella.
Emma ante mis ojos había tomado una actitud un tanto más madura, la que hacía por un momento que ante mi aquella se diera a notar como alguien más sublime y honorable, por tanto, queriendo comprender a que directamente se refería indique.
— A donde quieres llegar con todo esto, tengo curiosidad con saber a qué directamente te refieres y que pretendes lograr.
Emma aparentaba encontrarse un poco ida pues podría decirse que en su mente ella lideraba una batalla consigo misma queriendo poner en orden sus pensamientos y emociones las cuales no le dejaban tener algo de paz hasta que finalmente de nuevo replico.
— Dominieck la verdad solo no soporto verte tan triste, sorprendentemente tu parte rebelde, coqueta e inaguantablemente molesta ha conquistado mi alma de alguna manera; verte totalmente sumergido en el dolor, me hace sentir bastante deprimida y algo culpable por haberte traído hasta aquí, porque de no ser por mi tal vez y digo tal vez, vivirías más tranquilo con la idea de que ellos aún viven en cualquier lado y no que yacen sus almas ya perdidas lejos de este mundo.
Y como si ya no pudiera ser lo suficientemente enaltecida en mis pensamientos Emma me dio otro motivo por el cual admirarla aún más.
Yo era consciente de lo mucho que al igual que a mí el estar en esta casa le ha afectado, yo conozco el gran dolor que ella atraviesa y los conflictos con los que su alma pelea día con día para mantenerse firme e intentar no llorar, yo se lo cansada que se encuentra pues varias veces eh visto como se aleja para desmoronarse y en cual prisión liberar su llanto y sin embargo en vez de pensar completamente en ella, pues se encuentra afectada por lo que yo me encuentro sintiendo y por ende padeciendo en.
Emma, volvió a indicar al ver que yo guardaba silencio — no te puedes seguir conteniendo, te estás haciendo demasiado daño y a la larga tu dolor en vez de disminuir aumentara, eso no es bueno ni para ti ni, ni para nadie y sé que a los abuelos no creo que les guste ver como a su único hijo a quien amaron tanto se atormenta de esa manera.
Ver como la preocupación se mostraba a través de sus ojos hizo que en mi garganta se instalara un gran nudo que me impedía emitir palabra alguna, ya que lo debo de admitir su actuar me tomo de sorpresa y de alguna forma me hizo entender que a pesar de todo necesitaba tal vez doblegarme por un momento a mis emociones y no mostrarme tan frio como solía hacerlo, pues una cosa es reflejar la actitud que Lyall me enseño y otra muy diferente es poder enfrentarme a las que verdaderamente chocan con mi forma de actuar y de pensar, aquellas las que verdaderamente siento.
Al contemplar sus ojos fue inevitable que yo no chocara conmigo mismo y era algo que con ella desde el primer día que la conocí me ha sucedido, sus ojos me obligan cada que me observan a cuestionarme acerca de la vida que hasta ahora había llevado donde a las mujeres no precisamente les eh guardado el suficiente respeto.
Sus ojos me hacen debatir en contra de la propia esencia que su ser emana y me hace sin dudas reafirmar que ella nos es precisamente una persona con la que deba de jugar; sus sentimientos, su pensar, su libertad y su forma de amar sin dudas son cosas que se han de cuidar porque dudo que entre los lobos pudiera llegar a hallar algún ser con tanta nobleza como la que posee ella a pesar del fuerte temperamento que aquella carga a cuesta.
Por lo que dejándome guiar por las emociones que para aquel momento me dominaban tras tomar con mi mano derecha lo que hacía un instante Emma me extendía con espera y quietud, lleve mi mano derecha hasta su mejilla y desde allí acaricie su rostro con una delicadeza tal que para aquella chica se le hacía casi imposible no entre cerrar sus ojos.
Al verla como tomada por la sensación que a su rostro envolvía dejaba ir de a poco su cabeza precisamente hacia aquel lado aprovechando tal evidente cercanía, acerque mi cabeza hacia ella y propine sobre su frente un beso que parecía habernos detenido por un momento en el tiempo y en el espacio.
Finalmente, tras apartar mis labios de allí la ayudé a enderezarse en tanto de seguido uní mi frente con la suya al tiempo que cerraba por un momento mis ojos — gracias por todo lo que intentas hacer por mí, realmente no imaginas lo mucho que lo aprecio.
— Que dices, no eh echo nada y eso es lo que me tiene aún más molesta, porque hasta ahora no eh sabido que hacer para aliviar un poco tu pena.
— Durante estos días has hecho mucho más de lo que te imaginas, has dado un paso para doblegar a este seco corazón que por primera vez se está arriesgando a sentir y de paso, me has dado la oportunidad de reconciliarme no solo conmigo mismo sino también de alguna manera con mis padres; así que créeme, tus hazañas han sido enormes tanto que debes de ser consciente de que siempre las llevare plasmada en mi alma, te debo demasiado en esta vida pequeña por lo que tendrás mi agradecimiento eternamente.
— Entonces si es así puedo pedirte un favor.
Aquellas palabras resonaron en mi odio con algo de sintonía, así que alejándome d ella replique tras repetir sus últimas palabras — ¡Un favor! Cual si podría saber o que tengo que hacer.
— No tienes que hacer mucho, por ahora espérame aquí un momento, iré a la cocina necesito tomar algo de allá — y tras ponerse de pie entrego a mis manos la otra coronilla, pocos segundos después aquella regreso llevando entre sus manos una vela partida a la mitad junto a una pequeña caja de cerillos mientras de seguido indico.
— Estoy lista.