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Chapter 63 - La despedida de la cabaña - VI

Emma una vez frente a mí, extendió su mano en mi dirección y con la forma más dulce y amable que podía llegar a salir de ella, pidió de manera clara a mi persona que tras entregar a ella una coronilla, me pusiera de pie, tomara su mano y la siguiese.

Sin mediar palabra obedecí y nos dejamos envolver en el silencio que nos rodeó mientras caminábamos hasta llegar a la orilla nuevamente de aquel lago, allí, una vez frente a las aguas Emma indico tras guiar sus ojos hacia mí y yo la verdad no pude evitar no también hacerlo lo mismo y de seguido contemplarla.

— Como dije en un principio, esto no será nada fácil, pero sin dudas sé que es algo necesario. Aunque han pasado ya los años desde que sus almas expiraron eso no significa que tú y yo no podamos darle una despedida honorable, por ellos y por nosotros debemos hacerlo, como ellos se lo merecen.

— Por eso has hecho las coronillas.

— Si, has acertado — Emma aparto sus ojos de los míos y los fijo en la vista que se alzaba de frente pues desde donde nos encontrábamos podíamos llegar a contemplar la superficie de aquel cuerpo de agua, perdiéndose en la sensación que aquella imagen transmitía Emma respiro profundamente y volvió a tomar la palabra, mientras yo la observaba y nuestras manos aun yacían unidas.

— Aunque no me gusta hablar de ello te contare algo Dominieck, en la manada en la que vivía de niña antes de llegar a los brazos de los abuelos era tratada más como un peón que como un miembro, constantemente aun a pesar de ser una pequeña niña las humillaciones me rodeaban y terminaba siendo obligada a realizar tareas no muy agradables.

Emma por un momento guardo silencio, alejo su mano de la mía y acomodo todo sobre su lado derecho dejando su mano izquierda completamente libre, mano que mostro ante mis ojos tras elevarla lo suficientemente alto como para que yo la observase a la perfección y así continúo hablando mientras la seriedad arremetió en su rostro y nuevamente me observo.

— Entre aquellas dichosas tareas precisamente se encontraba tejer coronillas de este estilo, pero no con hojas, ramas y flores como lo hice hace un momento, sino con espinas bastante puntiagudas de naranjos que constantemente solían perforar mis dedos cada que me equivocaba al dar alguna puntada al entrelazarlas y créeme cuando te digo que si por casualidad llegaba a manchar alguna de ellas con mi sangre y no la descartaba más me valía morir antes de que alguien la notara porque con una misma espina dentro de la herida ya echa la tortura no se hacía esperar.

Y efectivamente las yemas de sus dedos tanto índice como medio yacían marcadas como si algo punzante había sido presionada contra ellas varios cientos de veces.

— Aquellas coronillas solía llevarlas a cabo cada que había un suceso importante, el funeral de algún miembro de dicha manada o incluso alguna celebración en la cual siempre las incluían solo para que yo terminara herida...

Para aquel instante la voz de Emma se sentía algo triste y apagada al mencionar aquella parte de su vida, cuestión que cambio en un segundo al continuar finalmente sonriendo.

— Al llegar con los abuelos aquellos me enseñaron una manera más practica de poder hacerlas para que yo no las viese como objeto de tortura y a fin de cuentas disfrutara poder crearlas, recuerdo que luego que me mostraron aquel nuevo patrón demore algunos meses en aprenderlo pues no me acostumbraba a no sentir el dolor que recordaba que aquello propiciaba y tener que aprender a lidiar con aquella nueva sensación que desencadenaba calma y sosiego en mí no fue nada sencillo.

La capacidad de Emma de pasar de la tristeza a la alegría, de la calma a la algarabía o del miedo a la rabia era sorprendente y allí en aquella nueva ocasión nuevamente la hizo notar ante mis ojos, así que aprovechando aquel nuevo cambio de emoción decidí hacer una pregunta un tanto arriesgada.

— Algún día me contaras todo.

— Probablemente algún día lo haga Dominieck, por lo pronto te pido paciencia.

— Sabes que espero con ansias ese momento porque realmente quiero entender porque te ha tocado sufrir tanto en esta vida.

— Créeme que yo también quiero entender por qué todo ha tenido que resultar ser así — Emma miro al cielo y presumiendo la hora que podría ser indico — se hace tarde.

Así que ella y yo, llegado aquel momento preparamos las coronillas colocando cada mitad de aquella vela en el centro de las mismas sujetadas por una base especial que tal chica con las ramas en el centro había creado y allí tras yo tomar un puñado de arena aprovechando que aún nos encontrábamos en la horilla mirando que ya todo estaba listo decidimos finalmente entrar.

Al ingresar al agua el ambiente cambio drásticamente, el viento dejo de soplar como si estuviese esperando a aquel momento desde hacía bastante tiempo e inundo todo de una inusual quietud, en tanto con cuidado ambos nos fuimos adentrando a las aguas hasta que nos encontramos en la zona en la que relativamente yo anteriormente me encontraba y ya estando allí Emma encendió las velas.

Una vez la luz de aquellas había empezado a brillar Emma me pidió que acomodara la coronilla que yo tenía en mis manos de primero sobre el agua al ser el miembro más cercano consanguíneamente hablando de los miembros que ya no están, indicando.

— Colócala con cuidado de manera que la vela no llegue a mojarse o sino luego será un tanto complicado encender la mecha — por lo que asintiendo me agache y teniendo algo de precaución fui acomodando a aquella sobre el agua.

— Segura que flotara — cuestione ante toda duda pues realmente no sentía confianza alguna de que aquello pudiera realmente suceder.

Con confianza ante mi duda aquella replico — segura, solo sostenla por debajo una vez toque el agua y acomódala de forma de que no se balancee de un lado a otro y se mantenga lo más quieta posible, desde allí una vez la sueltes la coronilla hará el resto.

Como lo dijo lo hice y ante todo pronóstico aquella floto aun sin importar la pesadez de la vela que en su interior yacía.

Aquella para mi sorpresa se quedó en pie encendida y ardiendo con intensidad, la sonrisa al notarlo se dibujó instantáneamente en mi rostro al ver como aquella se dedicaba a flotar pues entendía que lo había logrado aun a pesar de que entendía que por esencia de la misma gravedad aquella sin dudas no debía flotar, pero sin embargo lo hacía.

De modo que mientras yo la contemplaba con tanta emoción, Emma aprovechando mi distracción también hizo lo mismo y sobre las aguas deposito la coronilla que ella tenía en sus manos.

Ambos elementos flotaban y lo hacían de una manera tal que no se apartaban de nuestro frente, gracias a que el viento no circulaba aquellos elementos tampoco se veían perturbados y mucho menos movidos de allí.

Una vez listo ya firmes Emma empezó a decir un pequeño rezo en señal de respeto por los caídos que acompañaba aquel momento.

'' Lobo sangre mía y destino mío, fiel hijo de la naturaleza y hermano de todo lo viviente, les digo a ustedes elementos que comparten la vida al mundo que escuchen mi pedido.

Por el agua, que surca nuestros pies y que sacia con entereza nuestra sed dales a aquellos hijos tuyos la oportunidad de coexistir.

Por el fuego, fiel amante de la luz quien nos recuerda con su calor la calidez de la vida, dales a aquellos hijos tuyos la oportunidad de existir.

Por la tierra, que nos da la oportunidad de nacer en este mundo dales a aquellos hijos tuyos la oportunidad de crecer.

Por el viento, que surca nuestra piel y nos provee de aliento, dales a aquellos hijos tuyos la oportunidad de que sus almas no se pierda de este mundo al cruzar al lado oscuro donde los lobos esperan con hacias el renacer una vez mas.

Que como se ha proclamado se haga, que como se ha dictado suceda y que la naturaleza sea su más fiel testigo.''

Haciéndome una señal una vez aquella guardo silencio pidió a mi persona que esparciera sobre las velas el puñado de arena, para que la pequeña ceremonia llegara a su fin, así que acercando mi mano mientras aun me encontraba erguido solté aquello sobre las mismas.

Yo tenía conocimiento de ante mano que de hacer aquello las velas se apagarían era lo esperado por ambos, pero no, las dos velas continuaron encendidas por más que aquella arena callo sobre la misma mecha.

— ¿Que sucede? — pregunté una vez que dirigí mis ojos hacia ella quien aún miraba atenta hacia el frente.

— No lo sé, pero sin dudas algo me dice que la loba del fondo sabe algo al respecto.

— ¡Loba del fondo! Emma de que hablas — cuestione algo confundido por sus palabras.

Aquella chica indico aquello y me hizo girar la cabeza en dirección a la otra orilla en la que estuvimos hace ya un tiempo atrás, para sorpresa de los dos una vez dirigí mis ojos en aquella dirección pude notar como Sëlwer se encontraba casualmente sentada mirándonos fijamente.

Aquella loba estaba bastante tranquila, recostada, totalmente despreocupada sobre una roca, pero nosotros al verla allí sin emitir movimiento alguno sin dudas nos hizo sentir a ambos algo evidentemente inquietos.

Por unos segundos las miradas de los tres iban y venían en ambas direcciones manteniendo en el ambiente un evidente aire de tensión, hasta que pasado algunos segundos Sëlwer se acomodó sobre sus cuatro patas y de nuevo al igual que hizo en la habitación elevo la cabeza y cerró los ojos.

Como habíamos visto su desaparición anterior pensábamos que se trataba precisamente de eso que ella intentaba finalmente marcharse de allí, pero no, pues eso fue precisamente lo que menos ocurrió.

Al Sëlwer elevar su cabeza de aquella manera un halo de oscuridad empezó a rodear toda la propiedad, un halo de oscuridad que incluso desde el interior del agua nos impedía con fuerza ejercer movimiento alguno que nos ayudase a salir de allí, así que sin tener otra alternativa nos tuvimos que quedar completamente quietos en aquel lugar.

Tanto la casa, los árboles e incluso las rocas por la falta de luz desaparecieron de nuestra vista y a expensa de lo serenamente visible meramente nos encontrábamos Emma y yo alumbrados por el brillo de las velas que yacían en nuestro frente y claro que evidentemente también Sëlwer por el brillo que su cuerpo emanaba permanecía visible.

A la merced de aquello Emma y yo nos encontrábamos, así que siendo conscientes de que no podíamos hacer nada ante ella pues nos quedamos quietos esperando a los nuevos acontecimientos.

Sëlwer por primera vez aulló, aun con sus ojos cerrados y aquel sonido retumbo dentro de aquel lugar como si nos encontrásemos en medio de una habitación rodeados por cuatro enormes paredes que amplificaban sin medida y de manera natural el sonido proveniente de aquella y de seguido guardo silencio.

Sëlwer pasado unos segundos volvió aullar por segunda vez y el viento que permanecía quieto para aquel momento empezó a moverse y a azotar con una leve fuerza, la suficiente como para influir molestia en nuestros ojos y de nuevo por algunos segundos otra vez guardo silencio.