Cuando finalmente regresé hasta donde ellas se encontraban respiré aliviado tras revisar sus cuerpos y no encontrar ninguna herida en ellos; así que finalmente me relajé.
Emma al igual que Lina se había quedado inconsciente producto de la sobre estimulación producida en el momento; ambas como cuales cuerpos ajenos de vida en ese instante parecían encontrarse.
Eh de admitir y soy sincero en esto que diré pues la idea de salvar a una humana no era del todo de mi agrado cosa que exprese hace machismo tiempo ante Lyall y que recalque de forma directa a Emma una vez que despertó.
Ahora bien, soy consciente de que sí no hubiese intervenido estoy casi seguro de que Lyall pondría precio a mi cabeza por no proteger a su amada Lina tras tener la oportunidad.
Las escenas que continuaron parecían más que nada sacadas de alguna película romántica donde el fiel caballero salva a su princesa, aunque solo son simples patrañas o al menos eso es lo que figura para mí, pues no soy para nada partidario del romanticismo.
Lyall tras resolver todo lo respecto a la custodia de Gurel luego de que nuestros hombres a fin de cuentas lograran subyugarle antes de que aquel despertarse y tras ponerse algo de ropa una vez que Bazili se acercó con el auto, se dirigió hasta donde aquellas dos se encontraban sin tardar ignorándome a pesar de encontrarme próximo a él.
— Están heridas — pregunta aquel tomado por el miedo y la preocupación por lo que antes de que yo pudiera dar alguna respuesta se agacho guiando sus manos con gran insistencia contra ellas hurgando intentando confirmar su respuesta.
— Solo están inconscientes — musité mientras permanecía completamente quieto observándole.
Lyall respiró aliviado saber aquello le proporciono calma, una que había perdido desde que Gurel empezó a gruñir, aunque no era visible en su persona pues aún en el peor de los casos Lyall era capaz de mantener un completo sosiego.
Aquel por nada en el mundo apartaba sus ojos de Lina fijos los mantenía sumamente clavados sobre ella y su amiga, lo que lo hacía incapaz de prestar atención a lo que su alrededor sucediera y sin pensarlo, ni mucho menos analizarlo tomado por los sentimientos de cual corazón enamorado solo queriendo resguardar a su amada la tomo en sus brazos uniéndola a su ser.
Cuando ya finalmente se encontraba erguido empezó a caminar en dirección al auto firme y confiando, por alguna razón tras haber dado ya algunos cuantos pasos aquel sintió la necesidad de detenerse y tras girar su cabeza hacia su costado izquierdo dirigiendo su vista hasta mí y replico.
— Te vas a quedar hay azonzado, levántala y tráela debemos de sacarlas de aquí lo antes posible.
— Entiendo perfectamente tu insistencia respecto a Lina valla Romeo, pero y esta, acaso la conoces Lyall.
Con voz sería y sin emitir ninguna expresión promulgo.
— No, no la conozco solo se su nombre … ″Emma″ así la llamo Lina ante mí tras presentarnos.
— ¡Emma!
Curioso nombre la verdad pienso y tras ello recapitulo, analizo y razono respecto a lo sucedió durante todo aquel tiempo, aunque sobre todo mi interés se posa meramente en ella al verla allí tirada, por un momento sin querer me olvido por completo de Lyall y me pierdo al contemplarla así tan sumisa y tan calmada.
Al poco tiempo luego de escucharme decir aquello tras ver mi insistencia en admirarla Lyall me cuestionó.
— Acaso, tú la conoces Dominieck.
Sin prestarle atención a aquel hombre le escucho y sin siquiera girar mi cabeza en dirección suya respondo a su duda.
— No, no la conozco, pero ya nos habíamos cruzado, tuvimos un pequeño altercado hace poco tiempo.
Con evidente curiosidad Lyall cuestiona — donde, si acaso puedo preguntar.
— En ningún lado en especial ¿Por qué la duda?
— Por nada en especial, solo mera curiosidad.
Lyall durante un tiempo más se quedó observándome tras algunas dudas probablemente surgir en él, pues era evidente que algo quería hacer de conocimiento para mi respecto a ella, pero no se decidía; sin dudas yo sentía el peso de su mirada sobre mí piel y aún más sobre mi alma y tras dirigir mis ojos hasta él exclame.
— Lo que quieras decir, dilo de una vez.
— No es nada la verdad solo tengo curiosidad de algo, sabias que ella es una omega y no una cualquiera, aquí en Belcier yo no había percibido nada igual a ella.
— Lo crees, para mí no tiene mucha relevancia la verdad ni como loba, ni como nada, en caso de que lo sea.
— Y aún eres capaz de ponerlo en duda, vuelvo y lo repito es una omega la sangre de lobo recorre sus venas.
Lyall por primera vez en todo este tiempo dejó mostrar una sonrisa en sus labios, sin duda alguna él se había percatado de algo que yo desconocía y dejando salir un — ella tendrá más importancia en tu vida de la que tú crees, tengo curiosidad por saber que les deparará el futuro a ambos.
Y Sin más aquel reanudo su marcha dejándome allí casi a mi suerte plagado de dudas junto a ella.
— Espera Lyall, si tienes razón lo mejor es no dejarles solas, puedo encárgate su cuidado.
— Aunque tu no me lo pidieses lo haría — y así se alejó.
Yo, sin tener otra opción en vista de que aquel a sabiendas de que no me ayudaría en todo caso, a fin de cuentas, la tomé en mis brazos y no muy bien la alce aquel singular aroma nuevamente se hizo sentir en mi olfato aún con mayor fuerza y más sublime todavía.
En medio del agarre que había realizado para ella la vislumbre, contemple su rostro tan delicado como la blanca porcelana y sus labios vividos en un suave color rojo que me llamaban a acercarme de manera inconsciente y sin permiso de su dueña, mi propia consciencia ante ella intentaba traicionarme queriendo descubrirla.
Todo en ella era tan extraño, todo en su persona hasta ese momento carecía de lógica y explicación, incluso lo más simple como lo es su aparición en la ciudad era una cuestión completamente desconocida.
— ¿Quién eres Emma? — preguntaba al aire buscando una respuesta queriendo saciar de alguna manera la evidente duda que en mi se alojaba.
Finalmente me dispuse a caminar mientras aquellos sentimientos entrecruzados que experimentaba no dejaban de dar vueltas por mi cabeza sin tregua, ni descanso.
Cada paso que daba lo infligía actuando como desconectado del mundo pues, aunque quería llevarla hasta el auto sentía la inusual necesidad de no querer apartarla de mi ser.
Poco tiempo había transcurrido desde que yo había empezado a marchar en aquella dirección.
En la distancia se hizo completamente visible para mí el hecho de que Lyall ya había arribado al auto y por ende ya se encontraba acomodado en el asiento trasero aguardando probablemente por mí, cuando Emma por fin despertó.
Aquella me miró fijamente a los ojos pudiendo llegar incluso a robar mi aliento sin ni siquiera promulgar ni una sola palabra.
Tras verle despierta no pude evitar entretenerme al molestarle por lo que me dispuse a realizar un sencillo juego con ella sin dar muchas vueltas a tal asunto por lo que contesté a las preguntas que aquella me hacía con un toque de picardía bastante visible detrás, aunque para aquella no era evidente.
Su forma singular de expresarse era completamente una locura ya que hacía poco tiempo con cual actitud de guerrera de temple se mostraba, pero ahora finalmente envuelta en mis brazos sus palabras eran liberadas con un leve toque de inocencia el cual reflejaba presumiblemente de forma inconsciente así que no pude evitar provocarla.
Tal inocencia de nuevo se reflejó una vez que ya nos encontrábamos cercanos al auto, tras guiar yo su cuerpo en dirección al suelo donde tras conducirla con cuidado la guie hasta que sus pies finalmente tocasen el asfalto.
En una primera instancia por un momento la lujuria se apodero de ella podía verla brotar en sus ojos con entereza cosa que curiosamente cambió por cual sorpresa a darse cuenta de mi completa desnudez.
Deshacerme de ella fue más que una hazaña pues aquella no dejaba de parlotear pensando que algo malo le había pasado a su amiga Lina tras no verla cerca, por lo que, tras perder la paciencia, aunque me mostraba apacible la obligue a subir al auto dándole órdenes directas a Bazili de dejarlas en casa.
Sin despedirme cerré la puerta, me aparte del auto y camine de regreso a donde se encontraba Gurel.
… … …
Ya ha transcurrido algún tiempo desde que Lyall, Lina, Emma y Bazili, se fueron y Gurel apenas había empezado a volver en sí tras el ataque que recibió de mi persona.
Ahora, a fin de cuentas, reacciona encontrándose con la sorpresa de que finalmente había sido capturado todo lo que menos él quería.
Yo por mi parte me encuentro ya vestido, de pie frente a él con las manos escondidas en mis bolsillos con cual actitud despreocupada.
Gurel al verme insistió de mala gana eh dirigir su vista a todos lados y a ninguno a la vez, estaba nervioso y algo tensó porque es consciente de que si traicionas a un lobo tus horas de vida están ya más que contadas.
— Espero que por lo menos esto sea rápido y que afrontes tu destino con dignidad — tomo en primera instancia la palabra mostrando mi autoridad.
— Crees que me asustas, te confieso que tu solo eres un simple niño jugando a ser líder.
— No estoy jugando... Yo, soy un líder, así que no estoy para rodeos habla de una buena vez porque es evidente que detrás de ti hay alguien de mayor rango.
De Gurel broto cual risa burlona mis palabras fueron meramente tomadas a juego por él y evadiendo tal pregunta dirigió su atención a mis primeras palabras.
— Eso te ha hecho creer tu nana no es así, pero seamos sinceros tu como líder no sirves de nada, por cierto, donde esta ¿Dónde está el viejo Lyall?
El picor de sus palabras junto a su burla empezó a provocar una pequeña tensión en mí, la cual le percibo recorrer a lo largo de mi cuerpo y ante su respuesta infrinjo un movimiento un tanto violento.
Un movimiento sencillo quizás con algo de tenacidad evidente pues retirando mi pie derecho un tanto hacia atrás para tener algo de estabilidad zampo un primer golpe contra aquel a puño cerrado.
De Gurel una nueva risa surgió a pesar de recibir tal golpe mientras dice ahogándose con su propia saliva — eso es lo único que sabes hacer.
Le escucho decir aquello con tanta confianza a pesar de lo evidente y el sentimiento de tensión de a poco empezó a aumentar cada vez más.
— Dime porque lo has hecho, porque nos has traicionado Gurel.
— Eso amigo mío es un buen secreto.
— Déjate de juegos habla de una buena vez.
— Hay Dominieck — Gurel se río despreocupadamente ante mi cara, era evidente de que aquel no le temía a nada ni a nadie, mucho menos a lo que yo pudiera hacer en su contra y de nuevo aquel tomo la palabra.
— No sabes que es lo que te espera, ni a ti, ni a esta ciudad.
El calor del momento aumenta, el nerviosismo de igual forma contra el aire se percibía, los betas alrededor de Gurel a mi mando comenzaron a vacilar, aunque me mantengo firme también temo que esto ira de mal en peor en todo caso lo que me resta es doblegarlo, si no quiere hablar lo obligare a hacerlo.
Así que tras hacer un simple movimiento de mi mano los betas saben qué hacer, por lo que rápidamente le amordazaron, lo amarraron de pies y manos y lo subieron a un vehículo que lo llevaría próximamente a su nuevo destino el sótano de la mansión Bastrii donde será mi prisionero hasta su última hora.