Le miré, pero como temía aquel movimiento provoco nada en su persona, ni la más mínima reacción, ni el más mínimo gesto, allí aquel se quedó completamente quietó mientras aun su pata yacía justo sobre mi destrozada ropa y cercano a mi pecho expuesto.
Ante nada aquel parecía encontrase tomado por la sorpresa temo que no esperaba recibir aquella reacción de mí, pero como siempre su rostro no daba señal alguna para interpretar, salvo su eventual silencio.
— Admito que tienes agallas.
— Eso agradécelo a mis mentores, supieron prepararme para reaccionar ante cualquier posible idiota como tú y valla que eres ejemplo vivo de ello Dominieck.
Clave mis ojos aun con más fuerza en él, retándolo abiertamente y tomando un trozo de valentía de mi alma quebrantada, le replique casi de seguido tras dar un suspiró.
— Dime... no te cansas, porque mejor no hablas de una vez y dices de que va este tonto juego Dominieck, ya deja de darle a la larga y haz preguntas que de verdad tengan sentido.
— Me sorprende que tengas tales disposiciones, pero imagino que mentiras saldrán de tu boca.
— Ya me tienes harta, me has juzgado de la manera que has querido sin siquiera darme la oportunidad de defenderme, de verdad quieres saber de mí, quien en verdad soy, pues te lo diré, aunque no me quieras escuchar.
Dije aquello mientras la rabia ardía con intensidad dentro de mí porque ya no aguantaba ni un minuto más estar cerca de aquél ser.
— Mi nombre es Emma Robinson así me conocen los humanos ese es mi nombre ante ellos.
Dije intentando recapitular las partes más importantes de mi historia dentro de mi cabeza sin dejar de lado claro está el mantener oculto quienes eran en verdad mis abuelos y partes cruciales de mi vida.
La razón de porque debía de guardar en gran medida aquel secreto se debe a un pedido que se me fue echo de parte de los abuelos pues tras vivir con ellos se me prohibió rotundamente el revelar sus verdaderos nombres a pesar de conocerlos así que a toda costa los debía de mantenerle en confidencialidad.
Aquel tira y afloja continuaba, parecía que realmente aquella pelea no tendría término hasta que...
Mientras aun me mantenía presionada contra la pared, el aroma de los abuelos vino a mí con tanta fuerza como no se tendría idea, incluso se podía llegar a suponer que ellos realmente se encontraban allí a nuestro lado observándonos con paciencia, con gran velocidad aquel aroma inundo mi olfato y todo a su alrededor con desesperación.
Inmediatamente percibí aquello busqué con la vista aquel collar el cual suponía que aun en mi cuello se mantenía, pero para mala suerte mía ya no se encontraba, aquel lobo lo había arrancado de mí, sin siquiera habernos dado cuenta ninguno de los dos.
Con la vista tomada por la desesperación empecé a buscarlo por lo que desvié mi atención de aquel, necesitaba con urgencia encontrarlo pues no me iba a dar el lujo de perderle, ni ahora, ni nunca.
Así que, empujándolo, aunque poca fuerza ejercí en contra de Dominieck la verdad logré apartarle de mí, para asombro mío aquel no hizo ningún intento por detenerme simplemente de pie permaneció, se había quedado pasmado haciendo a un más rara toda aquella situación.
En aquel momento me percaté de que efectivamente se encontraba con la guardia baja, se encontraba como ido como si su mente se hubiera esfumado a otro lugar, aunque su cuerpo se encontraba justo frente a mí.
Así pues, con cautela empecé a caminar en dirección suya acercándome a aquel quien de forma instintiva empezó a retroceder simplemente inicio a alejarse de la nada dando sigilosamente algunos cuantos pasos hacia atrás y continúe.
— Sabes nací en las tierras límites entre Belcier y Venecia, soy uno de los tantos monstruos que nacieron de la relación entre un lobo y una humana, así que el peso de mi calidad como omega es extenuante.
Dije mientras le miraba fija a los ojos atenta, ante todo mientras continuaba diciendo.
— La carga sobre mis hombres es doblemente pesada ya que pertenezco a ambos mundos por igual, por lo que soy tanto humana como lobo, por lo mismo fui rechazada por mi propia manada, al igual que fui hostigada y maltratada.
Decir aquello, aunque me ponía en la cuerda floja al dar una pista de donde procedía me daba también una ventaja pues se sabía que algunos lobos que se escondía entre las manadas en el bosque disfrutaban hacer jugarretas en contra de las humanas desde antaño y producto de eso, tales mestizos a la larga nacían.
Por lo que, aunque aquello me colocaba en la lista de los tantos y múltiples omegas que probablemente han nacido, aun así, no daba pista alguna de mi vinculación con mi verdadera familia.
Yo hasta el momento era completamente consciente de lo que estaba diciendo y por lo mismo sabía que debía mantener algunos detalles al margen tanto como son mi verdadero nombre y de donde procedo ósea la manada en la cual nací, así que en mi desesperación agregué algunas mentiras más a mi narrativa.
— Fui criada por mis abuelos tras haberme quedado huérfana, así que tiempo después de ellos haberme acogido nos mudamos a Venecia, allí viví hasta que me independice luego de que se marcharan y semanas después llegue aquí, así que solo vine a disfrutar la vida.
Una risa burlona salió de su boca.
— De verdad crees que te voy a creer, solo es una historia rebuscada nada más, sabes siento lastima por ti porque has tenido que recurrir a ello para intentar ver si te llego a creer.
— Piensa lo que quieras, pero a mí ya déjame en paz, llegue aquí con desconocimiento nulo de tu persona no me interesa para nada estar cerca de un alfa prepotente además así que no me interesas tú por lo mismo a mi déjame al margen de tu vida.
— Valla que eres insolente, hablas y hablas, pero no tienes como demostrar nada.
Lo peor de todo era que aquel tenía razón, no tenía forma alguna de demostrar mis palabras por lo que estuve a punto de rendirme y entregarme a las circunstancias, por ende, de dejarle que hiciese lo que quisiera conmigo, cuando de la nada paso lo impensado por mí.
Como cual huella de salvación la puerta por la que hace un momento intentaba huir se abrió con especial violencia detrás de Dominieck, aquel sonido sin tardar nos sobre exalto pues para nada esperábamos que aquello sucediese.
Así pues, ambos nos dispusimos a observar e intentamos entender que era lo que sucedía, a lo que el fondo del lugar nos dio respuesta pues desde dentro de la cocina una figura especialmente familiar apareció quien ante todo buscaba hacerse presente velozmente, por lo que en el acto la pasividad llego a mi vida de alguna manera a pesar de no haber acabado aun todo este embrollo.
— Dominieck, que rayos te sucede te dije que ella no era un peligro para ti, que es lo que haces, deja a Emma de una buena vez.
Lyall apareció como un fiel salvador y detrás de él venía también para sorpresa nuestra el tío Martín y Lina de modo que ambos se unieron a nosotros en aquel singular momento.
— O valla esto va de mal en peor — recalco Lina tras toparse con la sorpresa de ver a Dominieck convertido en lobo y a mí con la ropa rasgada.
— Dije eso mismo desde que vi a este idiota acercarse — comenté tras escuchar a Lina.
— ¿Qué hacen ustedes aquí?
Dominieck gruño sin tardar, aunque para Martín y Lina aquello no significaba nada ya que no podían entender lo que quería decir, aquellos aun así si sabían que en aquella forma aquel solo buscaría cumplir un objetivo, amenazarlos de la forma que fuese.
Por ende, sin tardar aquel lobo se dio la vuelta dándome por tanto la espalda y se colocó en posición de ataque a la vez que dejaba caer de su boca hilos de baba.
— Lyall acaso te volviste loco porque los trajiste hasta aquí, Lina, tío Martín salgan ahora mismo.
— Eso no, sin ti no nos moveremos de aquí.
Decidido el tío recalco aquello, era sublime el observar como aquel hinchaba su pecho de aire simulando ser imponente y tras ver a aquel lobo directo a los ojos se acercó con paso firme hasta donde nosotros nos encontrábamos, una vez mirando aquel hombre clavo con fervor sus ojos contra Dominieck .
— Intenta hacer algo, aunque sea lo más mínimo en contra de ella y lo lamentaras el resto de tu vida.
Una amenaza evidente lanzo aquel al aire mientras el rostro de Dominieck se quedaba completamente absorto, las cosas que no comprendía Bastrii se hicieron aún mayores, pues valla que se ha de entender que no bromeo nunca cuando digo que mi vida es un completo embrollo y ver que un humano lo retaba era completamente ilógico, pero curiosamente su mente solo se enfocó en un solo asunto el cual sin tardar recalco.
— ¡Tío!
Aquel me miró a los ojos tras habérsele suavizado un poco la rabia que se había dibujado en él y llenándome de completa seguridad replique ante aquel lobo aprovechando la presencia de aquel hombre allí.
— Dijiste que no tenía forma alguna de como demostrar que lo que yo decía era cierto, pero valla que sí tengo, imagino que ya se conocen, pero aun así los presentare Dominieck, el señor Lombardi o el tío Martin como suelo llamarlo es un viejo amigo de mis abuelos en el puedes confirmar lo que te acabo de decir.
A fin de cuentas, fue así que con la ayuda de aquellos tres que se logró cambiar la perspectiva de aquel lobo, casi a regañadientes tuvo que disminuir su exabrupta conducta con la que buscaba literalmente herirme.
Lina y el tío Martín cercanos a mí se mantuvieron en todo momento, me apoyaron y creyeron en mí, pero de Lyall eso nunca lo iba a pensar mucho menos a imaginar, de él no solo recibí ayuda, sino que también comprensión y empatía.
Ya cuando todo se encontraba calmado, la tensión había disminuido y la tranquilidad nos había tomado mientras que aún nos encontrábamos en aquel callejón intentando analizar la situación e intentando mantener a Dominieck calmado una vez que aquel nuevamente se convirtió en humano, me aparte de él y me acerque a Lyall.
— Gracias por ayudarme, lamento que por mi culpa todo haya terminado así, lo siento mucho de verdad, lo siento.
Era justo que por lo menos las gracias le diese pues el sacrificio que hizo al enfrentarse en contra de su alfa era de admirar.
— No tienes por qué disculparte, tu no has hecho nada.
— Ahora dudo si realmente es así, supongo que solo soy un imán perfecto para atraer los problemas.
— Emma vuelvo y te lo repito no has hecho nada, Dominieck es quien ha cometido este garrafal error, la verdad no quiero ni pensar lo que hubiera sucedido de nosotros no llegar a tiempo.
Agache la cabeza, la tristeza en mi era capaz de reflejar lo quebrantando que mi ser se encontraba en aquel momento.
Ante Lyall quería llorar, necesitaba hacerlo, pero no lo hice no me podía dar el lujo de mostrarme débil ante ellos por lo que fue así que termine por respirar profundamente, tranquilice mis emociones y me serene, antes de seguir aquella conversación con Lyall.
— Por cierto, como ustedes están aquí como si nada, no se supone que la cocina estaba llena de empleados y la puerta se encontraba resguardada por los betas de Dominieck.
— Se supone, bueno la verdad Martín y yo los sacamos a todos del restaurante, no podíamos permitirnos que alguien le viese en esa forma, ya suficiente tenemos que lidiar con Lina y ahora con Lombardi como para agregar a alguien más a la lista.
— Es un hecho demasiados problemas ya tenemos a la mano, así que de nuevo gracias.
— No fue nada, ahora bien, pequeña, espero que siempre tengas esa misma valentía para enfrentarte al mundo, te aseguro que siempre alguien estará de tu lado como Linsey y Eliot lo hicieron aquella vez.
Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras que yo desconcertada me encontraba al escucharle.
— Como conoces esos nombres, yo nunca los he mencionado.
— Eso pequeña lo entenderás con el tiempo.
Aquel mirándome con completa ternura elevo su mano izquierda en el aire ante mí la cual mantenía oculta desde hacía un buen rato ya, y dejando caer el relicario mientras lo sujetaba por la cadena lo mostro como cual trofeo ante mis ojos.
— Solo te diré una cosa, aunque creas que estás sola no es así, ellos te estarán cuidando a donde quiera que vallas.