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Chapter 5 - CAPITULO 5: MI PRIMERA DESCALABRADA

Por fortuna, mi tía siempre tuvo un lugar para recibirnos.

Su esposo, mi tío, era algo intimidante.

Era muy guapo, hacía pesas y tomaba licuados de soda con huevos, a veces nos daba.

Dormíamos en cama de nuestras primas.

Entre todos, nos llevamos uno o dos años con cada uno de sus hijos.

Como una pandilla, jeje.

Mi tío era intimidante porque, tenía una voz de trueno, muy fuerte.

Pero, se te olvidaba cuando lo veías bailar y reir con su vocesota.

Tiempo después volvíamos al hogar.

Era nuestro propio ciclo.

En algún punto, llegamos a vivir en casa de mis abuelos más de una vez.

Ahí, en un fraccionamiento, en el vivieron luego de separarse de su vecindad, la cual conservó en propiedad.

Viví algunas cosas interesantes.

De hecho, mi abuelo era una persona muy interesante.

Él podía ver cosas que los demás no.

Decía que siempre fue así.

Hay personas que solo pueden hacerlo de niños, al crecer, pierden ese don de percepción.

Todos, tenemos alguna historia en la familia de acontecimientos, de espíritus o aparecidos.

Pues, mi abuelo era uno de ellos.

Tenía buen sentido del humor.

Era consentidor, mi abuela era la que nos tenía a raya.

En ese entonces era pequeña, mi madre dice que tenía 4 años.

Era un invierno muy helado, como era en ese entonces.

De aquellos inviernos que te calaban los huesos.

Que, aunque te taparas con cobijas en el sillón, seguías temblando.

En los tiempos en que, cuando nevaba, era como de medio metro de altura.

Mi abuelo era enorme.

Era demasiado alto y demasiado gordo.

Tenía una silla metálica en la que se sentaba.

Al fin, pequeña y desentendida para algunas cosas.

Mi abuela me dijo que no jugara alrededor de la silla, me podría caer.

Mi abuelo se encontraba sentado, y bajo su aprobación, seguí jugando.

Hasta que caí.

Justo de cabeza atrás en una pata de la silla.

Que, aunque sus puntas eran lisas, finalmente eran de metal.

Se acercaron a verme, mi madre, hermana y abuela con la sentencia: te lo dije.

Mi abuelo me levantó al ver que yo no me levantaba.

Cuando vieron la sangre, vieron la forma de llevarme al hospital.

Me había descalabrado.

En este punto, mi abuelo era pensionado y por alguna razón no teníamos un auto disponible.

Como su hermano vivía cerca, fue el quien nos llevó.

Me acuerdo que llegamos al hospital.

Dice mi mamá que investigaban y preguntaban tanto a mí como a ella, sobre lo que pasó, dado la violencia contra los niños.

Como tenía sueño y estaba cansada, por el golpe quizá.

Me enoje con ellos, para que me dejaran ir a dormir.

Como no aparentaba haber sido golpeada, me tomaron radiografías y me cosieron. Recuerdo haber sentido dolor.

Aunque fui anestesiada.

De grande comprendí que no hace el mismo efecto en todos los pacientes.