Quisiera contar buenos momento en los que lo recordaba.
Tengo un vago recuerdo de la familia, mi madre y mis dos hermanos en un parque compuesto de 3 secciones.
Es un lugar llamado el CHAMIZAL, aquí en Cd. Juárez.
Donde el pasto me llagaba hasta las rodillas.
Recuerdo que, estaba muy espeso, en ocasiones, nosotros jugábamos a escondernos acostándonos entre las hierbas.
No sé si íbamos con frecuencia.
Pero, son pocos los recuerdos de esa índole.
Hay uno en particular.
Debido a que mi padre era muy duro para gastar en nosotros, fue muy importante el recuerdo de una pelota inflable.
Era enorme.
De colores, en algunas áreas transparente, como si de un rehilete se tratara.
En ese tiempo mi padre se había comprado una van enorme.
Soy mala para saber marcas de autos, pero, era cómoda.
Hasta le compró un refrigerador miniatura.
Era reconfortante poder comer lonches de pan de caja en ese parque.
Había árboles que podíamos trepar, y muchas cosas que, para una pelota inflable, muy delgada, eran un punto de alerta.
Pero, siendo niños, esto nunca lo pensamos.
Jugamos por mucho rato, no sé en qué momento nos acercamos a un auto, y la antena del auto trajo la tragedia.
La hermosa pelota gigante se trampó en la antena y se ponchó.
Lejos de sentir tristeza.
Nos dio miedo.
Eso era una tragedia para nosotros.
No pudimos ni siquiera tener el valor de hablar.
No queríamos acercarnos a la van, donde estaba la familia.
Pero, el tiempo siempre se acaba.
Ese día no recuerdo si nos pegó, no voy a mentir. Pero, a partir de ahí, nunca nos compró nada.
Aunque, solo recuerdo que alguna vez nos compró una pelota de basket ball.
O no sé si la heredamos.
Pero recuerdo haber tenido una.
También una de volley ball.
Pero, esa fue mucho después.
Mis recuerdos sobre esas pelotas, hablan de que, teníamos un grupo de amigos.
Siendo pobres, también tenemos alguna clase que nos separa de los más pobres.
Como un sub-sociedad.
Recuerdo que había unos niños en una vecindad, en la que vivían las familias de los trabajadores de una lechería muy famosa en mi ciudad.
La cuál se encontraba a una cuadra de distancia.
Tengo buenos recuerdos.
En ese tiempo, mi abuelo paterno trabajaba en la lechería.
Cuentan que una vez, por ser brusco con una de las vacas, esta le dio una patada tan fuerte que, hizo que cojeara por mucho tiempo.
Cuando nos juntábamos todos los amigos, de todas las edades.
Los mayores tendían unos 10 años, los más pequeños como 3 o 4.
Alguno de nosotros se turnaba para jugar con los chiquitos con una pelota blanda y los mayores, usábamos la de basket para jugar volley ball.
Recuerdo lo que es dar un pase o un saque con aquella pelota.
El ardor en la piel, te hacía querer rendirte, pero, te aguantabas y seguías jugando.
Nunca fui buena para este juego.
Pero, se, que me divertía un montón.