Teníamos amigos en la vecindad, lo que más recuerdo, son un par de hermanos, WYLLY Y WALTER, cuando nos reuníamos en mi casa.
Traían la guitarra de su papá y si mal recuerdo, había un acordeón.
Ellos cantaban la canción de la camioneta gris.
También, teníamos un vestido folklórico, con el que nos turnábamos para bailar la canción del son de la negra.
Era mágico.
Desde pequeña, mi padre, fue cuidadoso con el dinero.
No era de los que daba dinero para gastar a sus hijos.
Ahora entiendo que esto pudo deberse a que para él.
Su niñez, estuvo plagado de carencias.
No recuerdo desde cuándo, pero, nos daba 50 centavos por día si a su ver, nos portábamos bien.
En ese tiempo, era suficiente para comprar varios dulces.
Como no era una persona que nos comprara juguetes.
A veces, no gastábamos nada para completar un juego de muñecas que usaban pelucas.
De esas que, el día de hoy pueden ser de un dólar.
Esto me ayudó a entender el valor del dinero.
Era muy difícil de conseguir.
Cuando venía molesto o quizá cansado, nos decía que no nos daría nada, porque no habíamos sido buenas niñas.
Como era muy común, no éramos codiciosas.
Recuerdo que, mi hermana y yo, nos poníamos de acuerdo, cuando juntábamos para un paquete de galletas cada una, comprábamos canelitas y trikitrakes.
Nos repartíamos la mitad.
En ese tiempo, me llevaba bien con mi hermana.
Mi padre era un hombre de media ausencia.
A veces, me preguntaba si lo quería ver.
Era poco común estar en buenos términos con el.
Uno de los buenos momentos fue cuando compro un atari.
Recuerdo que, cuando compraba un disco (de esos cuadrados), lo veíamos jugar, por horas. Nos invitaba a verlo.
Siempre nos decía que, hasta que el aprendiera a jugar ese juego y nos enseñara, entonces podíamos usarlo.
Lo mismo pasó cuando se compró un Nintendo.
En esos momentos, jugaba con nosotras.
En esos momentos había cierta paz.
Ahora que soy mayor, comprendo que, el, mi padre, nos mostraba su niño interior.
Ese es un recuerdo que aprecio.
En el tiempo en que mi madre fue hospitalizada, en ese tiempo, creo que le sacaron la matriz por principios de cáncer, mi hermana tendría unos 10 años.
Recuerdo haber comido huevo con papas, papas con huevo y papas a huevo, jajaja, eso decía mi padre.
Y era obligatorio comer.
No es que solo supiera cocinar eso, de hecho, fue el quien enseñó a mi madre a cocinar cuando se casaron.
No era malo del todo, pero, era un hombre duro.
Aunque, en ese tiempo, no le tuve cariño, no creo haberlo sentido así.
El hecho de estar siempre a la defensiva, no es fácil para un niño.
Era muy agobiante adivinar su estado de ánimo.
El sentimiento que reinaba en mi hogar, era el miedo.
Es curioso, cuando eres pequeño, es fácil bloquear recuerdos u olvidar lo que no quieres recordar.