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Chapter 26 - Amor en Xera.

Mork cargó a Seras inconsciente hasta de vuelta a Zurvarat. Red luchó para seguirlos, sin pronunciar palabra alguna, caminaron en silencio.

El anciano Zarat se preocupó de las heridas de Seradriel. Eran para el alivio de todos, superficiales, solo estaba dormida. Zarat insistió en que la Elfa se quedara con él, y Mork asintió, pero también pidió que Redhand se quedará también allí, a lo que el medio orco gruño enfadado, pero terminó por retirarse a su cabaña.

-Hay un punto de no retorno, Redhand- le dijo el anciano;- ahora Gar'Dal sabe que estas acá, seguro también sabe lo peligroso que eres, enviará a Fenrar a por ti, y se llevará a Zurvarat contigo-.

-vencí a ese Zaharzim, haré lo mismo con Fenrar, además el demonio dijo que ya no sirve a Gar'Dal, no le irá con el chisme-.

-él tiene poder completo sobre saber lo que hacen o no hacen sus esbirros, créeme, yo luche contra Gar'Dal cuando era joven, no estás preparado, aún-.

-para serte sincero, Zarat, estoy muy herido para luchar-.

El anciano acercó su mano sobré el hombro de Redhand.

-reconocer tus limitaciones también es propio de un buen luchador, y tú lo eres Redhand Dark Dreams-.

Red se aterró, cómo sabía que era un Soñador Oscuro, lo había ocultado bien, o eso creía.

-Se muchas cosas Dark Dreams, como que te llamas Gar'Dal al igual que el Rey Demonio, como que tu llegada aquí era inevitable-.

-Qué pretendes viejo maldito- reclamó Redhand quitando la mano de Zarat de encima, preparado para hacer pulpa la carne del anciano.

-Solo que cumplas tu destino, y para ello necesitas toda la ayuda que pueda darte. Cuando Seradriel despierte, irás junto a ella y Mork a matar a Fenrar, libraras a Zurvarat de las garras de Gar'Dal, e irás a por él, tu viaje será largo, pero te harás fuerte rápidamente, eres más fuerte que el Rey Demonio, no te tomara 6000 años equipararte con él-.

-¿solo somos instrumentos de tu venganza? -.

-es la venganza de toda Xera, mía, de Mork y de Seradriel, no les falles esta vez-.

***

Cuando Seradriel abrió los ojos lo primero que vio fue a Redhand, pero su amado humano tenía los ojos tapados detrás de unas gafas de cristal oscuro, una de las creaciones propias de la misma Elfa.

-¿te tapas los ojos?, ¿qué sentimiento ocultas Red?- le preguntó aún decaída, tratando de sentarse sobre la cama.

-no estoy del todo estable, Seras, tengo muchas cosas que pensar, pero, linda, lo siento mucho;- varias lagrimas rodaron por sus mejillas hasta caer abundantemente de su rostro;-yo te amo a ti, Seradriel, solo a ti, como nunca ame a nadie-.

-¿es lo que sientes?- la elfa acercó su mano al rostro de Redhand, y lo atrajo a ella, le besó;- quiero creerte-.

-nunca había estado tan seguro de algo, mi cabeza ahora no está bien, pero te hablo con el corazón, te amo Seras -.

-quítate eso, Red, quiero ver tus ojos, yo a ti no te temo-.

Redhand le hizo caso y se quitó las gafas, revelando unos ojos que apenas iluminaban con fulgor escarlata, se veían, casi, como ojos normales.

Redhand se le acercó y la beso, largamente, acaricio su mejilla con los dedos y la siguió besando.

El beso se tornó apasionado, Seradriel no pudo evitar deslizar su mano hasta el torso de Red, acariciar ese cuerpo tan herido y tan fuerte a la vez.

El humano hizo lo mismo, descendió con sus labios por el cuello de la elfa y beso su cuerpo con pasión.

Esa noche se amaron sin parar, desnudos, con sus almas prístinas y cristalinas, como el agua más pura, como el sol mismo alzándose sobre todos los problemas de Xera.