Borgol había sido un cazador prehistórico, de la especie Neanderthal, esa fue la conclusión de Kalair cuando lo presentó a Redhand.
-Seguro un gran cazador tubo una muerte gloriosa- le preguntó el asesino, empinando un odre con vino. "El culto del dragón al menos produce buen licor" pensó.
-No fue tanto así, Redhand- el Neanderthal agarro un trozo de carne y lo desgarro con fuerza del hueso;- morí traicionado por mi familia, envenenado, pero fue justo, mis actos solo me llevaron a eso-.
-No escarbaré en el asunto- dijo Red, pensando en quien aguantaría más alcohol, debería hacer una competencia con el cavernícola como lo hizo con Mork y Seradriel, al pensar en sus queridos amigos y los buenos momentos que compartieron los tres juntos se sintió miserable, había culpado a Zarat por todo, en última instancia a Fenrar, pero quien condeno aquel destino fue él mismo al enamorarse de la mujer de su amigo, y de haberse herido persiguiendo el fantasma de Kalair. Ahora la tenía frente a él, pero solo le podía profesar una noble amistad, su corazón estaba aún en la mujer que yacía envuelta a pocos metros.
-cada uno tiene sus propios diablos- dijo Borgol haciéndose un espacio para dormir.
Kalair se levantó del tronco dónde se había sentado y caminó hasta Red, pasó su mano en la cabeza de él y jugueteo con sus cabellos.
-Nuestras vidas estaban mal hasta que llegamos a Xera;- le dijo Kali abrazando esta vez al asesino;- sea lo que sea que te provocó esa mujer, guárdalo en tu corazón, porque es el sentimiento más puro que nunca tuviste, te veo ahora cómo un héroe, cuando antes nunca lo fuimos, ni tú, ni yo-.
-Entonces quizá sea preciso agradecer a Zaharzim también, prometo no intentar matarlo la próxima vez que nos crucemos-.
-Eres un héroe sin par Redhand, recuerda eso ahora, ya sea ese Culto del Dragón o a ese Rey Demonio, lo vencerás, siempre lo haces, toma esta oportunidad para hacer el bien, controla tus ojos y tus manos, no las tiñas de rojo sin razón, demuéstrame que Redhand es mejor que Orion Boras-.
-Hace mucho que no escuchaba ese nombre, tomaré tu consejo, eres una buena amiga cuando intentas serlo, Kalair Zad. Pero permíteme esta vez al menos intentar aferrarme a mi Seras, si hay un poder capaz de revivirla, debo forzar el destino-.
Los tres se echaron a dormir. Misteriosamente incluso Redhand durmió, sin pesadillas.
Cuando Red despertó, Borgol ya estaba en pie, desollando un conejo para hacer el desayuno.
-eres hábil, he visto a esas libres ser muy escurridizas-.
-Cuando llegar a Xera, aprender a cazar con arco, ser fácil-.
-Dime Borgol, ustedes han pasado mucho más tiempo en Xera que yo, necesito saber si hay algún mago, algún ser poderoso que me pueda ayudar-.
-¿te desespera revivir a tu mujer?-.
-La verdad es que si- Red miró el cuerpo de Seras, para ser realista nunca llegaría a tiempo donde Gar'Dal, debía actuar rápido antes que el cuerpo de su amada se corrompiera.
-con Kalair perseguir un tiempo a un mago negro, Kharas Nothar, escuchar que él revivir muertos, él está en Zul'Moran, servir en corte del Rey Duende Zul'Kai-.
Redhand llevó sus manos a la cabeza y sacudió su pelo, la nigromancia era una opción desesperada, no quería cometer el error de Zarkov y convertir a Seradriel en zombi.
-Necesitaré tu ayuda, Borgol, no quiero que Kalair me recriminé por esto, he visto a Dios a la cara y no creo que sea un paraíso el reino de la muerte, sé qué Seras está mejor acá, en Xera… a mi lado-.
-tendrás mi ayuda, yo entiendo lo que sientes, por culpa de Zaharzim, Kalair a punto de morir-.
-Así que como temía, ese Zaha no es un príncipe azul-.
-no entender, qué ser príncipe-.
-es mejor que no lo sepas amigo, te debo un trago-.
-cobrar palabra- rio Borgol con fuerza, Red no pudo evitar reír con él.
***
-Iremos a Zul'Moran tan rápido cómo podamos- les avisó Red cuando ya estaban preparados para caminar nuevamente.
-¿ni siquiera has preguntado a dónde vamos? - alegó Kalair, intuyendo las razones de Red para apurar el paso y trazar la dirección.
-Bueno, ¿a dónde van? -.
-Karazkan- respondió Kali buscando un mapa entre las abundantes cosas que tenía en su bolso;- ahí vive un hombre notable en la historia más antigua de Xera, Zul'Kyl, si vamos a por Gar'Dal necesitaremos alguien que pueda si quiera pararse frente a él-.
-No es necesario, me volveré más fuerte y ese Rey Demonio no va a ser obstáculo-.
-Karazkan queda al sur, Zul'Moran al norte, sé que quieres ir a Zul'Moran por el nigromante, ten cuidado Red, recuerda Moscú-.
- ¿por qué quieres ver a Gar'Dal?¿tiene él algo que quieras, de casualidad un demonio? -.
-Si vas a Zul'Moran iras solo, tu locura no es mi prioridad-.
-Pero sí lo es el desquiciado de Zaharzim-.
-Zaharzim está vivo, le puedo salvar-.
-está vivo solo porque es inmortal- le gritó Red enfurecido.
-entonces esto es una despedida Red, hubiera esperado que fueras más sensato-.
Kalair jaló a Borgol del brazo, y este a regañadientes le siguió.
-No puedo dejarla sola- le dijo el cavernícola.
Redhand tomo a Seras, la cargo a su espalda y recogió sus cosas, incluida la el hacha de la Elfa.
Se separaron un par de metros y Red dio media vuelta y le gritó a Zad.
-¡Si Borgol fuera alto y guapo estarías loca por él!, él vale la pena más que un demonio desquiciado y homicida.
Kalair se detuvo junto con Borgol. En el fondo tenía razón, Borgol la amaba incondicionalmente, pero era feo y aquello era una barrera infranqueable en los gustos de Kalair. Pero, que le refregaran eso hirió su moralidad.
-Seguro ha matado menos que tú, ¡Orion!, y con mejores razones-.
Redhand sabía que aquello era cierto, le enrostraba entonces a él lo que hizo con Alonzo y tantos más. Pero su orgullo era tan grande como el de ella. Se dio vuelta y le levantó el dedo groseramente, continuo su camino mientras hacía oídos sordos a un recital de insultos que le profirió su ex novia.