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Chapter 33 - Prologo 1: Una Historia perdida en el Tiempo.

Van Der Gir estaba inusualmente nervioso, sus maestros lo habían llamado a la cúspide del mundo, el palacio negro construido por los dioses en una roca solida tan oscura que parecía un agujero negro que engullía hambrientamente toda la luz circundante. A 20.000 mts de altura faltaba el aire, incluso para él que había nacido en ese mismo lugar y había sido coronado como rey del primer plano, Diablo, quien gobernaría sobre todo lo vivo; aun así él no se veía tan fuerte, Nefar, el primer hijo de los dioses, era mucho más fuerte y sabio que él, incluso había sido dotado con alas, como el resto de los dragones. Dependía de él cada vez que debía subir a la casa alta de sus padres. Siempre le había parecido extraño que él, un simple bípedo diferente a todo lo que conocía, fuera el favorito de los dioses.

Caminó tambaleando por los majestuosos pasillos del palacio, le costaba trabajo no perderse en aquel lugar donde las paredes y el suelo parecían ser lo mismo, sus agudos ojos le permitían ver en la oscuridad, pero esta le parecía tan atractivamente absorbente que su pensamiento se nublaba a cada paso. La respiración del gigantesco dragón a sus espaldas le incitaba seguir avanzando.

-tengo miedo- escupió Van Der Gir ansioso;- no sé qué pueden estar planeado-.

-¿acaso temes tu posición?-

-no Nefar, sabes que eso nunca me ha importado, sería un alivio...-.

-entonces temes por tu vida-.

-¿crees que ellos pudieran quitármela?-.

-eres su favorito, no veo la razón para ello-.

-ellos siguen añorando Skyland, nunca me han ordenado asediarla...pero...-.

-¿crees que nuestro padres nos crearon para darles Skyland?, te equivocas hermano, si has de temer de algo, teme a uno nuevo, que en el fondo somos los únicos que nos enterramos los colmillos los unos a los otros-.

-¿uno nuevo?-.

-las únicas veces que me llamaron aquí fueron las veces que los vi nacer, también tuve aquella sensación de temor, pero, a decir verdad cuando vi que no estaría solo nunca más, me alivie-.

-si es así espero que no sea otro dragón-.

La sonora risa de ambos se cortó abruptamente una vez que las majestuosas puertas del trono se abrieron ante ellos y la abundante luz cegó sus ojos unos instantes. Quedaron atónitos ante lo que vieron aparecer borrosamente, como un espejismo, un gran tubo lleno de burbujas rodeado de un sinnúmeros de artefactos extraños, el líquido que contenía era de un color verde toxico tan fuerte que no dejaba ver que había verdaderamente dentro de él. La sonrisa del triunvirato de dioses desvió rápidamente sus vistas del millar de experimentos que adornaban la sala.

Sus retorcidas formas haciendo sombra a un mapa tridimensional del mundo de Xera los hacía ver más aterradores que de costumbre, eran la máxima figura de poder, nada se podía ganar al frente de ellos sin temblar, aun cuando sus cuerpos maltrechos cubiertos de vendas negras y rostros encapuchados asemejaban a unos lastimeros vagabundos.

-me alegra ver la velocidad con la que siempre acudes a nuestro llamado- balbuceo Er, el más pequeño de los tres hermanos;- me parece una muestra de devoción admirable... o temor-.

-siempre será devoción hacia mis padres- escupió Van Der Gir al instante que se arrodillaba ante ellos, su mandíbula no dejaba de temblar;- aunque no habría podido llegar sin la ayuda de Nefar-.

-debes aprender a valerte por ti mismo- castigó Ra levantándolo de un jalón a su serpenteante cabello;- te dimos buenos músculos para que no dependieras de nadie, ¡mírate!, temblando ante unos ancianos, ¡¿Qué podría hacerte yo a ti?!-.

-usted es mi padre...-.

-¡no!, tú eres Diablo, rey del mundo bajo las nubes-.

-¡déjalo Ra!- era Xa, su tenebrosa voz hizo eco en la cámara real helando la sangre de todos los presentes, de los tres dioses era el único que tenía poder más allá de sus insanas mentes;- está bien que el muchacho nos respete, si no lo hiciera... todos ya habríamos muerto, si yo tuviera su fuerza... eres afortunado Van, muy afortunado-.

-lo se mi señor-.

-no llamamos al Dragon, pero lo dejaremos quedarse, será interesante- en la cabeza de Er no había espacios para nombres, siempre estaba planeando algo, nunca miraba a los ojos y cabeza gacha se movía cojeando en cualquier dirección, sus perversos pensamientos lo hacían retorcerse constantemente,- te tenemos un regalo... ojinegro, espero te agrade-.

Diablo sintió una horrible premonición cuando el líquido dentro del estanque comenzó a ebullir y vaciarse lentamente, rápidamente, su corazón empezó a sacudirse, su mirada a tambalear, y la respiración nerviosa del dragón a sus espaldas le parecía un rugido. Las sonrisas de los dioses parecieron amparadas por una tormenta siniestra, la sorpresa que le tenían preparada se estaba develando, cabello por cabello, segundo a segundo, hasta que dos ojos durmientes hipnotizaron a todos los presentes...Van Der Gir desapareció, ante la incrédula mirada de Nefar él demonio se movió a una velocidad vertiginosa, nadie diviso bien que había sucedido primero, el estanque estallando o las paredes siendo destrozadas por el hijo prodigo de los dioses, y en sus brazos, celosamente protegió su regalo, tratando de alejarla lo más posible de toda la maldad que inundaba tóxicamente el castillo maldito.

-Krasny Bel...- susurró Xa mientras el líquido espumoso caía estruendosamente al suelo acompañado por el roquerio que se perdía en el abismo; - ve Nefar, ve hijo mío y dile a tu Rey el nombre de su Reina, la Dos veces Bella, la Doblemente Preciosa-.