El trayecto hasta el primer poblado no fue extremadamente largo, pero si cansador para una chica que no estaba acostumbrada a viajar, y menos en una montura tan peculiar, a veces el silencio entre ambos aventureros se extendió por lagos momentos, pero aprendieron algunas cosas del uno del otro.
Ambos se sorprendieron de las edades de su contrario, Kuro al enterarse que Am era aún una adolescente y esta de que él era mucho mayor, de apariencia joven por razones que horas más tarde le explicaría. Kuro era un Corazón de Dragón, una antigua casta que gobernó por siglos Imperial, Arzelen había leído sobre Nerfa, el último Rey de esta casa antes del golpe de estado del poderoso Gar'Dal Dark Dreams. Al principio no creyó la historia, aquella familia había sido exterminada por el Rey Demonio, y él era solo un mercenario, pero al transcurso del viaje fue creyéndole por la causalidad de los hechos y la convicción de su acompañante. Todos aquellos conocimientos, por ellos habría entregado fácilmente la ubicación de Axaz, por lo que estaba agradecida del destino de poder cumplir ambos sueños, salir de Imperial y conocer parte de la historia oculta del mundo antiguo.
Hace 6000 años Gar'Dal apareció de la nada, se convirtió en un mago del consejo, del cual aún forma parte en el asiento siempre vacío, el número seis. Pasados muchos años este desapareció y cuando volvió ostentaba poderes sin aparentes limites, asesinó a más de un centenar de magos del consejo y nobles, y al mismísimo Nerfa, poniendo a otra casa de baja alcurnia en su puesto como soberanos de la nación más grande del mundo de Xera. Eso es lo que ella sabía. Kuro le reveló la magia que los Corazón de Dragón utilizaban, injertos de cabello de dragón que fueron traspasados de generación en generación hasta llegar al mercenario, el último de su estirpe. Con aquellos injertos Kuro podía llamar el poder de los dragones, aunque como efecto colateral cambiaba su personalidad por el momento que asumía su aspecto.
El mago le prometió contarle más de la historia cuando llegara la noche, en un hostal del poblado. "quién sabe" se dijo Am "tal vez algún día yo sea reina" rio para sí, cada cosa que sabía del príncipe perdido le acercaba más a la conclusión que era el hombre ideal al que entregarle su joven corazón.